lunes, 20 de noviembre de 2006

Ciudadanos del mundo, uníos

Un misterio debería atormentar a los estrategas electorales de los dos grandes partidos de ámbito estatal: ¿de dónde proceden los electores que dieron su apoyo el 1 de noviembre al Partido de la Ciudadanía? La respuesta a esta pregunta va más allá de los comicios catalanes. Un partido que se proclama de centroizquierda pero cuyos postulados territoriales e identitarios están próximos a los del PP constituye el instrumento ideal para fragmentar el voto de izquierda en beneficio del centroderecha. Y esa fragmentación, por limitada que sea, resulta letal en un sistema electoral mayoritario como el español.

Ahora bien, para el centroderecha la utilidad de este producto pasa porque realmente arañe votos al Partido Socialista. Sólo en ese caso, la rentabilidad indirecta para el PP explicaría el abierto apoyo que ha recibido la marca Ciutadans (C´s) en medios afines al centroderecha como la Cope o El Mundo. El problema es que ni siquiera las encuestas son concluyentes. Por ejemplo, la realizada por Noxa para La Vanguardia poco antes de los comicios cifraba en un 4% los electores que habían votado al PSC en el 2003 y que ahora votarían a Ciutadans, y en un 13% aquellos que habían respaldado al PP hace tres años y que en el 2006 apoyarían al nuevo partido. Traducido en valores absolutos, suponía más de 41.000 antiguos votantes socialistas y más de 51.000 antiguos votantes populares, y un cómputo global - 92.000 sufragios- similar al que obtuvo Ciutadans en los comicios: cerca de 90.000 votos.

Ahora bien, la rentabilidad de la operación empieza a evidenciarse ruinosa para el centroderecha si se comparan las magnitudes. Por ejemplo, y pese a que la dimensión electoral del PP (316.000 papeletas) supone apenas una tercera parte de la del PSC (796.000), los populares habrían aportado más de la mitad de los electores del nuevo partido. Sin olvidar que el recuerdo de voto al PSC en los sondeos estaba sobredimensionado, por lo que muchos de los presuntos votantes socialistas que aseguraban que ahora apoyarían a C´s en realidad nunca votaron al PSC en las catalanas.

Sin embargo, hay otros datos que apuntalan la hipótesis de que la nueva formación anticatalanista habría atrapado a más votantes del centroderecha que del centroizquierda. Al menos así se desprende de una comparación con elecciones en las que el PP ha sumado una cifra de votos similar si al resultado del centroderecha se agregan los votos de Ciutadans. Se trata de los comicios de 1995, 2003 y 2006.

Pues bien, sobre un panel de 26 localidades representativas, los resultados apuntan en la misma dirección. Para empezar, en once de estas localidades PP y Ciutadans sumaron el pasado 1 de noviembre menos votos que el furibundo antinacionalista Alejo Vidal-Quadras en 1995. Y en este paquete figuran poblaciones tan significativas como l´Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià de Besòs o Barcelona. De hecho, en muchas de estas localidades - incluida la Ciudad Condal- la suma de papeletas del PP y de C´s es prácticamente la misma que logró Piqué en los comicios autonómicos del 2003.

En otras ocho poblaciones, los votos del PP hace once años ofrecen cifras muy similares a las que han congregado los populares y Ciutadans en el 2006, con pequeñas diferencias por arriba o por abajo. Y se trata también de localidades con fuerte contingente de inmigración procedente del resto de España:

Santa Coloma de Gramenet, El Prat de Llobregat o Badalona.

Finalmente, en seis de las 26 localidades analizadas, PP y Ciutadans reunieron el 1 de noviembre una cifra de votos muy por encima de la de los que recolectó Vidal-Quadras en 1995. Se trata de Cerdanyola, Gavà, Granollers, Mollet, Terrassa y Vilanova i la Geltrú.

Sin embargo, los márgenes se reducen sensiblemente si la comparación se establece con los resultados de los populares en el 2003. Por ejemplo, el PP obtuvo en Vilanova más votos en el 2003 que los que acumularon el propio Partido Popular y Ciutadans este 2006.

Aun así, es lógico preguntarse de dónde han salido los electores de C´s que desbordan el cómputo habitual del centroderecha españolista en las elecciones catalanas. Y las hipótesis pueden resumirse en dos. La primera residiría en la abstención autonómica, pero sin abandonar el espacio de centroderecha. No hay que olvidar que los votos conjuntos de populares y Ciutadans suponen en todas esas poblaciones entre el 63% y el 76% de las papeletas que suma el propio PP en las elecciones generales (y menos del 50% en el caso de los sufragios de Piqué). Por tanto, ahí existe una amplia cantera de votantes reactivos a las cuestiones territoriales e identitarias, susceptibles de ser movilizados.

La otra hipótesis considera el trasvase desde el PSC. Claro que en Cerdanyola, Mollet o Vilanova, los socialistas han mejorado sensiblemente su voto absoluto de hace once años. Por ello, y sin descartar el apoyo de algunos antiguos votantes socialistas a C´s, los datos apuntan a que el mayor contribuyente al crecimiento del nuevo partido ha sido el espacio de centroderecha. En definitiva: desvestir un santo para vestir otro, una conducta a la que invitaba la propia imagen electoral de Ciutadans.

Carles Castro, La Vanguardia, 20-11-2006.



Un chiste gracioso en el diario ADN de hoy.

Hereje, gracias amigo!

La fórmula Ciutadans: cómo triunfar en unas elecciones con 300.000 euros desde Internet

Una información de Eleconomista.es
Sencillamente!!!. Incluye videos de la campaña.

Ciudadanos al desnudo

En la revista Tiempo, hoy se ha hecho un reportaje sobre Ciudadanos
Podeis visitarlo en el siguiente enlace Ciudadanos al Desnudo (formato .pdf)

Entrevista a Albert Rivera en El País (19/XI/2006)

"Queremos dejar a Cataluña en pelotas"

Albert Rivera demostrando, el pasado martes en La Garriga, que va como una moto desde su elección al Parlamento catalán.

Pregunta. Más tripartito. ¿Está hasta el moño?

Respuesta. Estoy hasta el moño, pero voy a intentar quitármelo.

P. ¿A quién prefiere de los tres?

R. Difícil pregunta. Hombre, el menos malo quizá es Saura.

P. Enseñó su cuerpo serrano en el cartel electoral. ¿Le han votado porque Mas o Montilla no resistían comparación?

R. Creo que me ha votado la gente por ilusión de cambio.

P. Pues no se confíe, porque Duran Lleida se mata en el gimnasio.

R. Me consta que cuida mucho su belleza. Pero nuestro cartel era más esencial de lo que parece.

P. ¿Se siente Adán sin hoja de parra?

R. Me siento desnudo políticamente, sin ningún tipo de máscara. Es como vamos a ir al Parlament.

P. ¿Por la calle le reconocen vestido?

R. La gente no me reconocía hasta la distancia corta porque recordaban la foto desnudo. Incluso había gente que se ruborizaba.

P. ¿Y usted cómo anduvo de rubor?

R. La verdad es que soy una persona tímida, pero la sesión de fotos fue muy cómoda.

P. ¿Nadie le dijo: "Arriba las manos"?

R. De hecho, hice algunas fotos con las manos arriba. Pero las guardo para la intimidad.

P. Demasiado fuertes para el electorado.

R. No. La verdad es que se hicieron pensando en cortarme.

P. Huy...

R. En cortarme por la cintura [ríe].

P. ¿Se imagina a Zapatero o a Rajoy tan desabrigados?

R. Vaya a saber. Igual se atreven. Viendo el éxito electoral, creerán que cualquier cosa vale.

P. ¿Es duro ser español?

R. Para mí no es duro. En Cataluña es duro manifestarlo. Ser español es una evidencia.

P. ¿Cree que le aceptarían mejor si fuera subsahariano?

R. Hombre, algunos lo preferirían. Preferirían escuchar que alguien se manifieste subsahariano que catalán y español a la vez.

P. ¿En cuántos taxis caben sus militantes?

R. Pues mire, son 3.400. Ya tenemos más que Iniciativa per Catalunya. Por tanto, no sé cuántos taxis serían, pero como mínimo dos teatros Tívoli llenos.

P. ¿Van ustedes como dice el chotis: con la crema de la intelectualidad?

R. Hombre, vamos un poco untados por esa crema, desde luego, porque ésos han sido los cimientos de Ciutadans. Creemos en una política racional más que en una política de sentimientos o de identidad.

P. Cuando dicen que son de centro izquierda, ¿no temen que FAES les cierre el grifo?

R. Sí. FAES y CiU también, y grupos empresariales submarinos. Se han dicho muchas barbaridades. Pero a quien vea las personas que forman parte de Ciutadans, y que defendemos el laicismo o el matrimonio homosexual, se le disipará cualquier duda.

P. Si dice que no están financiados ni por el PP ni por nadie, habrán tenido que romper el cerdito.

R. Pues sí. Hemos tenido que financiar cuotas de los afiliados cuatro meses, porque no podíamos pagar muchas cosas. Esta mesa en la que estamos sentados nos la ha prestado un militante.

P. Está contra "el enfoque étnico, patriotero y ramplón". ¿O sea que ni Barça, ni Moreneta ni castellers?

R. Soy muy del Barça, pero no me gusta mezclar el deporte con la política. Y si uno quiere ser devoto o no de la Virgen de Montserrat o de la del Rocío es libre de hacerlo. Pero eso no tiene que formar parte de la vida pública.

P. ¿Está con Boadella en que los políticos catalanes son "capullos" y "mangantes"?

R. Hombre, lo de mangantes es algo que dice la justicia. Hemos visto hace poco otra vez el caso Turismo, o los del 3%. Son evidencias. En cuanto a lo de capullos, con el sarcasmo y la ironía de Boadella esas palabras en su boca suenan mejor que si las digo yo. Creo que, más que capullos, lo que hay es hipocresía en la clase política, cuyo discurso en el Parlamento no tiene que ver con lo que habla en los pasillos.

P. Y ustedes pretenden dejar a Cataluña como su cartel: en pelotas.

R. Sí. Queremos dejar a Cataluña en pelotas desde el punto de vista laico, de neutralidad; que los poderes públicos no tengan trampa ni cartón; que quepan todos: los que son nacionalistas, los que no lo son, los religiosos y los que no son religiosos.

PERFIL

Con 27 años, deja la asesoría jurídica de La Caixa para entrar en el Parlamento catalán, sorprendido aún por el éxito de su neonato partido. Practica el waterpolo, va en moto y le gusta el cine. De música, el "mestizaje catalano-español" de Manolo García o Estopa. En casa, con su novia, pone discos y los cantan. "Muy mal", por cierto.



Última, El País
19 noviembre 2006

El indiscreto encanto de la taifa

El problema es que la actual revisión del sistema autonómico se está haciendo deliberadamente en el sentido de una creciente disgregación del Estado, de una creciente insolidaridad entre las regiones, de una creciente fragilización de la unidad nacional. Quienes aún conocen algo de la Historia de España saben que esto nos pasa con alguna frecuencia: de repente todo se resquebraja, la unidad empieza a romperse, el particularismo se impone sobre el interés general. Da la impresión de que hoy estamos viviendo, una vez más, un proceso de este género: la revisión de los estatutos de autonomía –una revisión que la sociedad no necesitaba, que los ciudadanos no pedían, que es simple consecuencia de los pactos de poder del PSOE– va configurando una forma de Estado más frágil, una España más dispersa. La unidad nacional se afloja y, en su lugar, los poderes regionales reclaman más poder. Para legitimar tal reclamación se recurre a un concepto tan etéreo como peligroso: el de "realidad nacional".

Publicado por: Fundación para la Defensa de la Nación Española

Tribuna de El Defensor de el Lector de EL PAIS (José Miguel Larraya): El Caso Ciutadans.

Las recientes elecciones catalanas han generado un notable volumen de correspondencia que ha tenido su reflejo en la sección cartas al director. El Defensor del Lector ha recibido, también, cartas y llamadas de lectores entre las que destacaban las formuladas por votantes de Ciutadans, la nueva formación política que con apenas unos meses de rodaje ha conseguido el apoyo de cerca de 90.000 ciudadanos y ha obtenido tres escaños en el parlamento catalán. Un éxito innegable que permite, a la luz de los resultados, valorar el escaso eco mediático que tuvo esta candidatura. Las críticas al periódico las resumía José Luis Martínez, de Barcelona, en una frase. "Si alguien hubiera seguido la campaña electoral catalana sólo por su diario, Ciutadans parecerían unos marcianos que han aparecido de la nada el día de difuntos para hacerse con tres escaños".

La creación de un partido político, apadrinado por destacados intelectuales, y con unos puntos de vista ideológicos muy críticos con la clase política catalana era, obviamente, una noticia. Su eventual fracaso relativizaría su importancia y justificaría la escasa atención prestada; pero su éxito pondría de manifiesto el error en la misma proporción.

Una valoración de los resultados electorales firmada por Xavier Vidal-Folch, director adjunto de EL PAÍS en Cataluña, ha suscitado nuevas críticas. Vidal, al pasar revista en su artículo Paradojas catalanas (EL PAÍS, 3 de noviembre) reconocía el fenómeno a Ciutadans como "la gran novedad" de las elecciones y lo definía como "ese nacionalismo neoespañolista". Y se preguntaba: "¿Nuevo, el nacionalismo español? ¿O el más rancio y cutre de los nacionalismos hispánicos"?

Javier Arazola Gaudichon ha escrito al diario para "anunciar que por el momento dejaba de comprar el diario". "Después de 30 años de fidelidad, constato con perplejidad y tristeza que incluso un diario tan prestigioso como EL PAÍS puede cometer torpezas imperdonables con una ligereza inconsciente, casi suicida. Gracias a firmantes como Xavier Vidal-Folch, Joan B. Culla y Pilar Rahola (por citar sólo a tres) he descubierto lo que son la demagogia, el insulto y el abuso en el que se puede caer cuando tiene uno el privilegio de dirigirse al resto del mundo desde tribuna tan prestigiosa". Según este lector suponer que "por haber votado a Ciutadans en las últimas elecciones catalanas (como es mi caso, puesto que lo considero un partido de izquierdas) uno es poco menos que un neonazi adicto a la Cope, El Mundo y otros ilustres miembros de la Brunete mediática. Puesto que jamás he leído una sola línea del periódico de Pedro J., ni he oído nunca las diatribas radiofónicas de Jiménez Losantos, no he tenido más remedio que aprender lo que es la demagogia de la que tanto se acusa a esos personajes leyendo EL PAÍS, el periódico al que he sido fiel desde su nacimiento".

"Algo va necesariamente mal en un país", concluye el lector, "en el que por ejercer el libre y sagrado derecho de votar a la opción política en la que confías, el más pluralista de nuestros diarios te niega hasta el pan. Y para corroborarlo, les recuerdo que el 4 de noviembre pasado, se le prestó en sus páginas el mismo espacio a la agresión que sufrió un estudiante de una Universidad catalana, culpable, por lo visto, de llevar cierta camiseta, que el que le dedican a informar de los resultados de la lotería primitiva".

Respuesta

A petición del Defensor, Xavier Vidal-Folch ha respondido a las críticas. "José Luis Martínez y Javier Arazola coinciden, con distintas expresiones, en la apreciación según la cual este diario no ha prestado atención a Ciutadans. Algo que no resiste el contraste objetivo con la realidad. Desde la fundación del partido Ciutadans / Partido de la Ciudadanía (PC), el pasado julio, y hasta la jornada electoral del 1-N, EL PAÍS ha publicado en su edición catalana, según recuento del Servicio de Documentación (a disposición de los lectores que lo deseen) 34 textos relativos a dicho partido: en su inmensa mayoría exclusivamente dedicados a informar sobre el mismo y su campaña electoral; amén de entrevistas a su presidente, Albert Rivera, y otros partidarios; y artículos de opinión, varios de ellos debidos a la pluma de sus patrocinadores, incluido su secretario general, Antonio Robles. No parece que de este balance pueda deducirse que el periódico haya 'negado el pan' a un partido, al que sí se lo negaban las encuestas. Naturalmente, todos los partidos, sin excepción, aspiran a más.

En cuanto a los comentarios sobre mi artículo Paradojas catalanas, me temo que el amable interlocutor Arazola, así como Diego Esteban (cartas al director del día 7) y mi amigo, que siempre lo será, Félix de Azúa (en su artículo Quién teme al ciudadano feroz, del jueves pasado), deforman lo que yo he escrito, al citarlo sólo en parte, de forma que inducen a una interpretación sesgada. Primero: ¿acaso es un insulto, un abuso o un menosprecio, afirmar, como yo hacía, que la aparición de Ciutadans revela la 'riqueza vitalista de la sociedad y la política catalanas', pues 'en pocos meses' han pasado 'del cero al tres' (escaños), un 'salto infinito'? Segundo: no he escrito que el PC sea de extrema derecha, ni neonazi, ni nada parecido. He planteado, entre interrogantes, una doble opción sobre su futuro. La reitero: '¿Será un intento enriquecedor del conjunto polifónico... o alumbrará caos y tensiones' de corte lerrouxista? Será esto último, sostenía, si acaban imponiéndose 'los recelos y resentimientos de los ciudadanos afectos a, y protegidos por la ultraderecha mediática, por encima de los bienintencionados profesores e intelectuales bilingüistas'. Ese futuro no está escrito. Al propio Francesc de Carreras, principal ideólogo, candidato del PC en las últimas elecciones y su voz más moderada, le angustian (La Vanguardia, 9 de noviembre) 'peligros y tentaciones' como los de 'caer en el otro nacionalismo, en el nacionalismo español' o en 'el populismo y la demagogia'. El futuro no está escrito, pero el pasado inmediato, sí: constituye un dato, y no una opinión, que dos de los más conspicuos portavoces de la ultraderecha mediática, en cuyos medios por cierto colaboran destacados patrocinadores del partido, han llamado a votar al PC. Si eso molesta a algunos de sus votantes, estamos de enhorabuena, eso demuestra que los 'bienintencionados' pueden ganar la partida. Finalmente, sobre el nacionalismo español y sus especulares, los periféricos, ¡qué interesante tema para un amplio debate sin insultos!".

Los lectores pueden escribir por carta o correo electrónico

ARTICULO PUBLICADO EN "EL PAIS"
12 de Noviembre de 2006