miércoles, 3 de enero de 2007

Tristeza y alegrías

Una prueba de la mala fe del actual gobierno y sus afines, prueba de que no han cambiado en absoluto, son sus acusaciones a la derecha por “condenar al gobierno más que a la ETA” (¡lo dicen los sujetos que llamaban “asesino” a Aznar y no a los terroristas del 11-M, que asediaban y asaltaban las sedes del PP y premiaron a los supuestos autores islámicos!); o por “alegrarse” del atentado. Desde luego, ningún demócrata dejará de alegrarse del serio golpe recibido por el “proceso de guerra” a la Constitución y al estado de derecho, como le entristecerá el destino de las víctimas, causadas por aquellos a quienes tanto había favorecido el gobierno, corresponsable, por tanto. Cuando las turbas pro socialistas, instrumentadas desde la SER y otros medios, llamaban “asesino” a Aznar, mentían radicalmente, porque Aznar no había favorecido ni premiado a los terroristas, fueran islámicos, etarras u otros; justo al contrario que Zapo. El gobierno no se ha rendido ante la ETA, es a la sociedad a la que quiere rendir. Lo suyo se llama colaboración política.

Ya lo indiqué otras veces, y perdonen la insistencia: con la irrisoria oposición actual, sólo una firme respuesta ciudadana o las peleas entre los socios del proceso gangsteril pueden echar abajo el siniestro apaño. Pero muy difícilmente se hundirá éste por una rectificación del gobierno. Para él, el proceso no es un error, sino el eje de una estrategia con muchos ingredientes, desde los acuerdos con los separatistas hasta la “memoria histórica”. No puede dar marcha atrás. Intentará algún rodeo, salvar la cara con medidas aparentes; quizá aumente o finja aumentar la presión sobre Batasuna, siempre con el horizonte de una no lejana liberación de los detenidos; maniobrará de cara a la galería para seguir en lo mismo. Pedirle que vuelva al Pacto Antiterrorista y por las Libertades no es una ingenuidad, sino una sandez descalificadora. Es ignorar voluntariamente la lógica de la situación, olvidar que el pacto ya fue traicionado a poco de firmado; es “mirar al futuro” y cerrar los ojos a la continua mentira e insidia que ha caracterizado el gobierno de estos personajes. Mentira nacida, no necesariamente de algún defecto personal, sino de la naturaleza misma de su estrategia política.

Otros ingenuos piden elecciones anticipadas. ¡Grave riesgo!

Pío Moa, Presente y pasado
Libertad Digital, 03-01-2007

Última hora: Hallan el cadáver de Carlos Alonso Palate, una de las víctimas de ETA en el atentado de la T-4

Los equipos de rescate han encontrado uno de los cadáveres de los dos personas desaparecidas en el atentado de ETA en la T-4 de Barajas el día 30 de diciembre. Se trata de Carlos Alonso Palate, de 35 años, cuyo vehículo era el más alejado de la furgoneta bomba. Carlos Palate ha sido localizado dentro de su automóvil, que se encuentra sepultado bajo gran cantidad de escombros que deben de ser previamente retirados para acceder al coche. Los bomberos del Ayuntamiento de Madrid y la Policía Científica lograron localizar el vehículo tras realizar un pequeño orificio entre los escombros, a través del cual pudieron observar que también se encontraba el cadáver. Cuatro días después del atentado, Zapatero adelantó a este mismo miércoles la visita a los familiares de las víctimas prevista para este jueves tras el hallazgo del cadáver.

Europa Press, 03-01-2007, 20h00

Un gobierno desorientado que debe rectificar con la ayuda del PP

El ministro del Interior aseguró ayer que ningún informe policial le advirtió de que ETA iba a romper la tregua. Rubalcaba desviaba así la atención hacia los cuerpos de seguridad, a pesar de que sólo diez días antes del atentado de la T-4, él mismo -sin confirmar ni desmentir una reunión del Ejecutivo con ETA- había afirmado que «la obligación del Gobierno es saber cómo va el proceso y tiene muchos medios y vías para saberlo». Estas vías llevaron a La Moncloa y a Interior a transmitir una sensación de optimismo que no se correspondía con la realidad.

Es más. Probablemente si alguien hubiera advertido al Gobierno de que los terroristas planeaban romper la tregua, habría sido tachado de agorero y pesimista. Ahí queda el dato de la dimisión del número tres del CNI y cabe recordar las declaraciones del ex abogado de Herri Batasuna, Txema Montero, quien pronosticó que ETA volvería a matar pronto, lo cual le valió una reprimenda del PNV y del Gobierno, que le reprocharon que hablara «sin datos».
La actitud del Ejecutivo permite pensar que sólo quería escuchar y ver lo que le convenía, razón por la cual no dio la importancia debida al robo de las pistolas en Francia y el propio Rubalcaba minusvaloró el hallazgo del último zulo. Queda en pie la pregunta de quiénes eran los interlocutores del Gobierno en sus contactos con ETA, por que es evidente que la dirección de la banda ya había decidido romper la tregua cuando Rubalcaba confiaba en que «el proceso» pasara «a fases sustantivas».

El rasero de Rubalcaba

Han pasado cuatro días desde el atentado y el ministro del Interior no tiene pistas sobre la identidad de los autores, ni sobre el tipo ni la cantidad de explosivos utilizados por ETA. Tampoco han podido hallarse aún los cuerpos de los dos desaparecidos. Es pertinente recordar aquí qué sucedería si aplicáramos al Gobierno socialista el mismo rasero que se aplicó al Ejecutivo del PP en los días siguientes al 11-M. Nos parecería un error que el PP administrara al PSOE la misma medicina. Pero el ministro Rubalcaba tendría que darse cuenta de la injusticia que él mismo cometió con los que eran responsables de Interior en aquel momento. También resulta útil para el análisis recordar que una de las conclusiones de la comisión del 11-M fue la falta de previsión del Gobierno de Aznar sobre el terrorismo islamista.

Lo cierto es que la reacción ante el brutal atentado de ETA está poniendo en evidencia a un Gobierno desorientado, que parece no darse cuenta de la dimensión de lo que está en juego. Cabe preguntarse por qué el presidente Zapatero aún no ha acudido al lugar de los hechos. El cuñado de uno de los desaparecidos se queja hoy en una entrevista que publicamos de que Zapatero no haya aparecido por allí ni siquiera haya enviado una nota a las familias. Asimismo, cada día que pasa se acentúa su error de las primeras horas. Su ministro del Interior tuvo que utilizar ayer las palabras que el presidente no se atrevió a pronunciar el sábado: «El proceso está roto, liquidado, acabado y es insalvable».

Sin embargo, Rubalcaba no dio aún el paso imprescindible hacia el único camino razonable que ahora tiene el Gobierno: la vuelta al consenso con el PP. El ministro no quiso comprometerse a una convocatoria del Pacto Antiterrorista, aunque anunció una ronda de contactos la semana que viene con todos los grupos parlamentarios, argumentando que el Gobierno quiere recuperar la unidad de las fuerzas políticas contra ETA. Lo cual no es más que un eufemismo, puesto que el Gobierno nunca perdió el respaldo de ERC, IU, CiU y PNV. El portavoz de ERC en el Parlamento catalán tuvo ayer la desfachatez de decir que ETA «ha puesto más de su parte» en el proceso que el Gobierno. Con socios así... La única quiebra ha sido la producida con el PP y con los millones de votantes a los que este partido representa.

Los dirigentes populares pueden haber hecho críticas exageradas -como la de acusar a Zapatero de rendirse ante ETA-, pero es indudable que Rajoy tenía toda la razón al advertir que no había ni un solo elemento para pensar que la banda estaba decidida a abandonar la violencia.

Cuestión de confianza

Al presidente del Gobierno no le deben doler prendas en reconocer que se equivocó, puesto que seguramente lo hizo de buena fe, y cuanto antes dé ese paso, mejor para todos. Por lo que se refiere al PP, lo lógico sería que su ejecutiva, que hoy se reúne de forma extraordinaria, hiciera un ofrecimiento al Gobierno para volver al Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, comprometiéndose a cambio a no utilizar la lucha antiterrorista como elemento de confrontación política. En el seno de dicho pacto deberían tomarse iniciativas policiales, diplomáticas y judiciales, a través de la Fiscalía. Cuando los técnicos calculan que la reconstrucción de los destrozos de la T-4 costarán entre 30 y 40 millones de euros, hay que preguntarse si el fiscal seguirá poniendo pegas al embargo de los bienes de las herriko tabernas.

La convocatoria del Pacto Antiterrorista no debería aplazarse más de una o dos semanas, por lo cual si el Gobierno responde negativamente al emplazamiento del PP, Rajoy tendría que dar el paso de pedir al presidente del Gobierno que se someta de inmediato a una cuestión de confianza ante el Congreso para saber con qué respaldo cuenta para gobernar. Si Zapatero no accediera a esa petición, estaría justificada la exigencia de elecciones anticipadas. Sólo si el presidente del Gobierno se negara a pactar o someter su política al debate y a las urnas, estarían justificadas otro tipo de iniciativas, ya que un amplio sector de la sociedad española podría llegar a la conclusión de que para hacer frente a ETA sería preciso desembarazarse de Zapatero. No obstante, esperamos que el presidente esté a la altura de las circunstancias y se comporte como un hombre de Estado, dejando al margen los intereses partidistas.

Editorial de El Mundo, 03-01-2007

ERC afirma que la banda «puso más de su parte» en el proceso y reprocha a Zapatero su «frivolidad»


El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, afirmó ayer que ETA ha sido quien «ha puesto más de su parte» para salvar el proceso de paz y acusó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de haber actuado con «demasiada frivolidad».

El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, afirmó ayer que ETA ha sido quien «ha puesto más de su parte» para salvar el proceso de paz y acusó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de haber actuado con «demasiada frivolidad».

En declaraciones a Ona Catalana recogidas por Efe, el portavoz de ERC -socio del PSOE en el tripartito catalán- reprochó al Gobierno que no haya hecho «ningún gesto», mientras que ETA, según dijo, «ha aparcado debates» sobre territorialidad y autodeterminación «para poner sobre la mesa el acercamiento de presos y la legalización de Batasuna para que pueda concurrir a las próximas elecciones municipales».

En un posterior comunicado de ERC referido a las declaraciones hechas a esta emisora, Ridao emplazó al Gobierno de Rodríguez Zapatero a «continuar el proceso de paz» en el País Vasco, «a pesar de la irracionalidad de ETA».

Según Ridao, el Gobierno «debe valorar los gestos y renuncias que durante meses ha hecho la organización armada, aparcando cuestiones hasta hace poco innegociables como la territorialidad o la autodeterminación, mientras que por parte del Estado no se han llegado a concretar gestos como el acercamiento de presos».

También ayer, el vicepresidente de la Generalitat catalana, Josep Lluís Carod-Rovira, afirmó que «en estos momentos cabe condenar el terrorismo más allá del pensamiento crítico sobre lo que se ha podido hacer o dejado de hacer» y destacó que «la obligación del Gobierno democrático de Cataluña» es apoyar «sin complejos de ningún tipo» al Ejecutivo de Zapatero.

Carod abogó por que haya un proceso de paz que «haga irreversible la violencia». En su opinión, lo peor que podría pasar es que el proceso de paz «se dé por terminado».

Para Carod, «la causa de la paz está por encima de cualquier otra consideración y de cualquier discrepancia que pueda haber» y remarcó que el PP «aprovechará» las «dificultades del momento» para utilizarlo en contra del Gobierno.

El Mundo, 03-01-2007

"Zapatero no ha asomado por aquí ni las orejas"

Amarga queja de los familiares de los dos ecuatorianos desaparecidos: «Ni ha enviado una nota de pesar»

«Zapatero no ha asomado por aquí ni las orejas». Víctor, el cuñado de Diego Armando Estacio, uno de los ecuatorianos desaparecidos tras el atentado de ETA contra la T-4, está indignado. Le duele que el presidente del Gobierno todavía no les haya «ni llamado». «Ni ha enviado una nota de pesar», se queja desde el hotel madrileño donde los familiares aguardan conocer la suerte de sus parientes. La familia de Diego se siente abandonada por el Ejecutivo y dice que en cuatro días no ha recibido noticia de las investigaciones. «No queremos comodidad ni comida. Sólo información», se lamenta otra allegada.


El lamento de Víctor resuena como una letanía en el vestíbulo del hotel Auditorium, cercano al aeropuerto madrileño de Barajas. Una queja que, sumada a la incertidumbre y a la desgracia, se convierte en un cóctel difícil de digerir para la familia de Diego Armando Estacio, un joven ecuatoriano de 19 años, que trabajaba en la construcción, al que más de 200 kilos de explosivos le estallaron encima.

Su novia, Verónica Arequipa, intenta aguantar el tipo, pero se encuentra al borde de un ataque de nervios: «Ya no puedo aguantar más. Yo me voy al aeropuerto. Quiero saber lo que están haciendo. En la habitación no hago nada». Su rostro refleja la pesadilla que está viviendo en estos días. Sus ojeras son pronunciadas y mueve nerviosamente su trenza de un lado a otro. Su desesperación aumenta a medida que pasa el tiempo y las noticias no llegan. Verónica se teme lo peor: que la Policía deje de investigar y no encuentre a su novio: «Ya no están buscando los cuerpos. Sólo buscan pruebas».

La joven acudió al aeropuerto junto al desaparecido el pasado sábado a recoger a unos familiares. Él había estado de fiesta la noche anterior y decidió quedarse en su Renault Clio echando una cabezadita, mientras ella acudía a esperar a sus parientes.

En ese lapso de tiempo, el aparcamiento de la T-4 de Barajas saltó por los aires y el corazón de Verónica se partió en dos. Intentó regresar al parking, intentó comunicarse con él por el móvil, intentó obtener respuestas, pero todo fue inútil. No volvió a saber nada de su novio.

Fue entonces cuando empezó a cundir el pánico y el rumor se extendió como la pólvora encendida: «¡Diego no asoma, Diego no asoma!», se decían unos familiares a otros. Diego se había volatilizado.

Desde ese momento, llegaron las horas de angustia, de desasosiego, de inquietud, pero también de esperanza. A ella se agarra el padre de Diego Estacio, Winston, que no pierde la ilusión de volver a ver a su hijo: «Yo hasta ahorita tengo la esperanza de que él pueda estar ahí. Lo que anhelo es que esté vivo. Sería un milagro muy grande».

Winston es un padre joven, que apenas sobrepasa la cuarentena. Aún recuerda cómo hasta hace poco su hijo, de 19 años, trabajaba con él en la construcción, pero se independizó y comenzó a trabajar en otra empresa. «Era un chico tranquilo, risueño, contento», describe Winston a su vástago, parapetado tras una gorra blanca. La pasión de Diego era el fútbol y su equipo, el Milán.

A su lado se encuentra Víctor, el cuñado, que salvó la vida por puro azar. Él también había acudido al aeropuerto a recoger a los familiares, pero, casualidades de la vida, no estacionó en el aparcamiento, sino que dejó el coche en una parada de autobuses. La infracción le libró de la muerte. Salió para cambiar el vehículo de sitio y que no le multase la Policía. Y, al momento, escuchó la tremenda explosión y vio la nube de polvo que rodeaba la terminal. Asegura que cuando partió del aeropuerto nadie les había informado de que había que desalojar el edificio.

En el corrillo de familiares también se encuentra la hermana de Verónica, que está que trina y es la más reivindicativa ante el silencio del Gobierno: «Queremos ver y estar en el aeropuerto para comprobar cómo avanzan los trabajos. Nos enteramos de todo por la televisión».

Según su testimonio, en estos cuatro días el Ministerio del Interior no les ha dado ninguna información y sólo les ha prohibido hablar con la prensa. «Estamos aquí sentados como tontos. No nos informan de nada. El ministro ha dado una rueda de prensa, pero, ¿por qué no nos ha informado a nosotros? Somos ecuatorianos, somos latinos y, una vez más, nos están dejando de lado», declara indignada. Afirman que si el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, acudió con ellos el lunes a la zona cero de la explosión fue porque se rebelaron y el padre de Diego alegó que iría por su cuenta.

La familia de Carlos Alonso Palate, el otro ecuatoriano desaparecido, se encuentra más tranquila. Su hermano Luis Jaime llegó el lunes al aeropuerto procedente de Quito. El equipo de psicólogos y el personal del Samur que atiende a los familiares en el hotel facilitaba ayer ropa a Luis Jaime: «Es la talla 38, pero tiene las patas más anchas», bromeaba ayer un funcionario mientras enseñaba un pantalón vaquero a Luis Jaime, que se encuentra extremadamente delgado.

El hermano del desaparecido tiene cita a primera hora de hoy con el médico, que le realizará una revisión en la vista, para comprobar su estado. Luis Jaime tiene problemas de visión y su madre es invidente. Según declararon los familiares, el Gobierno costeará todos los gastos médicos e, incluso, se plantea la posibilidad de darle papeles. Hasta ahora, Carlos Palate era el sostén económico de la familia, que en este momento se encuentra desasistida.

Su primo Oswaldo relata que el joven, de 35 años, era un trabajador nato y que, en ocasiones, permanecía hasta 12 horas en la fábrica de plásticos de Valencia en la que estaba empleado: «Él vino desde Ecuador porque quería sobresalir. Era muy aficionado al fútbol y jugaba en el Club Deportivo Nacional de Picaihua. Estamos con mucha incertidumbre». Oswaldo mantiene que cuando fueron a denunciar a comisaría la desaparición de Carlos, en un principio la Policía no les creía. Tuvieron que aportar un arsenal de datos e información para que empezaran a tomarles en serio.

A diferencia de la familia de Diego, Oswaldo tiene palabras de agradecimiento para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que asegura que les ha prestado mucho apoyo y colaboración.

De hecho, el director general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, José Manuel Rodríguez Uribes, está en permanente contacto con las familias de los desaparecidos y ayer volvió a pasar gran parte del día en el hotel en el que están alojadas. Así, fue él quien concertó la revisión médica para Luis Palate y procuró que le proveyesen de ropa, ya que se desplazó desde Ecuador sólo con lo puesto.

Mientras tanto, la comunidad ecuatoriana en España se manifestará el próximo sábado 13 de enero en repulsa por el último atentado de la banda terrorista ETA y a favor de la paz.

Ana del Barrio y Joaquín Manso
El Mundo, 03-01-2007

Ecuatorianos

"Su pasaporte extranjero hace que las autoridades y los periodistas no los consideren víctimas del todo. Quedarán en un limbo de desaparición. Un accidente, ya lo dijo Rodríguez."

Ecuatorianos silenciosos de áspero destino. Hombres de una república que deletrea la libertad en su lema nacional. Viajeros de la vida trasatlántica. De Quito a las barriadas madrileñas o barcelonesas va un trecho de esperanzas desgarradas. Sucres en el bolsillo del supuesto turista que despega y aterriza como un sueño vital, una epopeya. Peripecia del desarraigo, que nunca tiene patria y que siempre la busca.

En un tiempo lejano fue la Europa hambreada la que marchaba a levantar países llenos de fábricas y de coches y de cables. Y siempre los africanos. Hoy le toca a Ecuador, estremecido de indigenismo, saltar como un alma plural a nuestra España evanescente, que son ellos también. España que será progresivamente ecuatoriana, americana, devolviendo el esperma a sus orígenes.

Soy más del Ecuador que de aquí al lado. Más de allí que de estas montañitas nevadas y estas playas esparcidas. Y cuanto más ecuatoriano me hace el misterio de las migraciones, más lo quiero ser. Las lenguas de los indios se trenzan con rugosa eficacia, y sale de la América del Sur un bramido en la misma lengua de mis sueños y de mis columnas. El español. De Guayaquil a Barcelona un latido de puertos y de rumbos atraviesa el océano. Ecuador es España como España es Ecuador, no por pesadas razones de una historia durmiente en bibliotecas, sino por la única razón de la existencia: vivir para vivir. Buscarse la vida.

En el ecuador de su aventura, duermen discretos los ecuatorianos, austeros en los coches, en los aparcamientos, en los aeropuertos, cuando una bomba que no va con ellos, una bomba cargada de mentiras, los sepulta. Su pasaporte extranjero hace que las autoridades y los periodistas no los consideren víctimas del todo. Quedarán en un limbo de desaparición. Un accidente, ya lo dijo Rodríguez. Y pasa su muerte desprevenida en vez de pasar su vida despaciosa y fértil. Han matado a dos hombres.

Juan Carlos Girauta
Libertad Digital, 03-01-2007

El Proceso


"Llegado ese instante, "su deber hubiera sido el de empuñar él mismo el cuchillo y hundírselo en el cuerpo", nos confía Kafka. Pero ni entonces José K será capaz de reunir el suficiente valor para desafiar una orden del Tribunal. La última."

José K, todavía en la cama, se despereza mientras, feliz, siente que está mejor que hace un año, y que dentro de un año aún estará mejor que hoy. Mas cuando hace sonar el timbre para que le sirvan el desayuno, en lugar de la criada, unos extraños comparecen en la habitación y dan en humillarlo con saña. Ante la desfachatez de esos inesperados visitantes que se toman su desayuno y lo obligan a permanecer en camisón, K sólo acierta a reaccionar tratando de comprender sus razones. Ya nunca dejará de conducirse como el culpable de un proceso en el que ni siquiera sabe de qué se le acusa.

Al poco, tras ese primer encuentro con los alguaciles del Tribunal, una voz también ignota telefonea al convicto; lo convoca a un nuevo diálogo pautado, éste en una casa de la periferia. K se da cuenta de que esa voz olvida mencionar la hora de la citación, pero echa a correr desaforadamente hacia el lugar marcado para el encuentro. Corre y corre, obsesionado con no llegar tarde a su presentación ante el Tribunal. Persuadido de que sus miembros son hombres de paz, se apresta a defenderse ahorrándoles esfuerzos. Para entonces, indagar en su propia culpa ya se había convertido en el único empeño de la existencia de K. "Tenía que recordar toda su vida, hasta los actos y hechos más mínimos, para exponerla y examinarla bajo todos los aspectos".

Así, K se desvive por ayudar a la acusación, aplicando todos sus esfuerzos a demostrar su pecado. Hasta que, al fin, el juez se digna a dirigirle la palabra: "Así que es usted un pintor de brocha gorda". "No, soy el apoderado de un gran banco", le replica K, que, eufórico por los aplausos del público, parece crecerse ante la sala. Euforia que se transmutará en resignada amargura al descubrir que todo aquel auditorio entusiasta en realidad estaba formado única y exclusivamente "por funcionarios del Tribunal, reunidos allí para escuchar y espiar".

Y comienza el último capítulo. Dos individuos impecablemente trajeados vuelven a visitarlo. Su misión es aplicar la sentencia. Tras dudar durante un instante, K opta por no resistirse y sigue cooperando con el Tribunal. "¿Debo mostrar ahora que no he aprendido nada durante un año de proceso? ¿Debo irme como un imbécil que no ha entendido nada?". Por fin, arriba el gran momento, la hora de la ejecución sumaria que pondrá fin al proceso. Llegado ese instante, "su deber hubiera sido el de empuñar él mismo el cuchillo y hundírselo en el cuerpo", nos confía Kafka. Pero ni entonces José K será capaz de reunir el suficiente valor para desafiar una orden del Tribunal. La última.

José García Domínguez
Libertad Digital, 03-01-2007

Adhesíón al pacto antiterrorista

"Supongo que con el tiempo sabremos si Zapatero nos estaba engañando, como hace con todo el mundo, o si es un irresponsable, como todo el mundo piensa y algunos empiezan a decir."

El atentado del sábado en Madrid debe suponer para Ciutadans algo más que un comunicado y las típicas declaraciones de condena. No sé como funciona el asunto del pacto por las libertades y contra el terrorismo, pero creo que es un buen momento para firmarlo y adherirnos expresamente. De hecho, creo que es el momento, con mayúsculas, para hacerlo. Además, nuestra adhesión debe ser completa y sin reservas, es decir, no a negociar con terroristas, no a pactar con quién pacta con terroristas y sí a la Ley de Partidos.

Desde el principio, en los actos de Ciutadans se ha pedido ayuda a la resistencia vasca. Sólo hay que recordar el acto del Tívoli con Fernando Savater y su peculiar escolta, un mosso d'esquadra de gran parecido físico a Albert Boadella, o el acto del Palau de la Música, donde la gente estuvo minutos de pie aplaudiendo a Gotzone Mora, o el cariño que siempre nos ha manifestado Rosa Díez. Firmar el pacto es un acto de coherencia y una forma de devolver el apoyo que estas personas nos han prestado.

En la patética comparecencia del señor Zapatero tras el atentado, el hombre que sabía demasiado poco nos dijo que sus dos objetivos eran la paz y la libertad. El pacto por las libertades y contra el terrorismo, promovido por cierto por Zapatero, y la Ley de Partidos son unos instrumentos eficaces, los más eficaces para lograr esos dos objetivos. Su aplicación ha ahogado y acorralado a los terroristas en cualquiera de sus formas. El proceso de paz o, como dicen las presentadoras de CNN+, "el proceso para lograr el final dialogado de la violencia" no es válido para lograr la paz y la libertad. El resultado de algo con un nombre tan cursi y una finalidad tan perversa ha sido que los batasunos hayan vuelto a sacar la cabeza, que la ETA se haya fortalecido, que el parking de la T4 esté hecho unos zorros, que haya cientos de coches destrozados y dos personas desaparecidas, seguramente asesinadas. Supongo que con el tiempo sabremos si Zapatero nos estaba engañando, como hace con todo el mundo, o si es un irresponsable, como todo el mundo piensa y algunos empiezan a decir. Ciutadans debe firmar el pacto con independencia de que no pueda albergarse ninguna esperanza en el presidente porque, incluso si vuelve a la senda correcta, cualquiera estará en su derecho de pensar que nos está volviendo a engañar.

Además, en Cataluña existe otro pacto, el de Perpiñán. La bomba en Barajas nos recuerda que Cataluña es una nación libre de atentados. En principio se regía por el criterio territorial, pero eso suponía tener que aclarar si Valencia, Baleares, o la Franja de Huesca son Cataluña, lo que no dejaba de ser un poco lioso. Después la ETA emitió una nota aclaratoria en la que parecía que el criterio era el personal: Catalunya lliure de atentados, pero con matices. Esta semana pasada salió Carod en el programa de Susana Griso diciendo que él puso la primera piedra en el proceso de paz, que todo va estupendamente y que es gracias a él. El día 30 ni siquiera salió junto a Montilla y Saura para condenar el atentado. Habrá que hacerle una pregunta parlamentaria y, si procede, que en su caso siempre procede, pedir su dimisión. Habrá que preguntarle si Cataluña sigue siendo territorio libre de atentados o si nos podemos ir calzando. Porque, dicho sea sin ánimo de alarmar, luchar contra el nacionalismo en cualquier parte de España entraña cierto peligro con la ETA poniendo bombas, y nosotros no podemos ser ajenos a ello. Por eso, es bueno preguntarle a Carod, si estamos incluidos en el duty free o si el pacto de Perpiñán no nos incluye.

Maite Nolla, Ciutadans
Libertad Digital, 03-01-2007

¿Se lo jugó todo a una sola carta?

Todos los focos se centran en la información que tenía ZP el viernes.

Datos fehacientes sobre el final de la tregua podrían haber animado al presidente a una huida hacia adelante con un optimismo que el atentado de ETA arruinó a las doce horas.


Mariano Rajoy se reúne este miércoles de forma extraordinaria con el Comité Ejecutivo Nacional de su partido a puerta cerrada. El atentado cometido por ETA el pasado sábado en el aeropuerto de Barajas que ponía fin a la tregua de ETA ha aconsejado una decisión de este calibre por parte del presidente popular. Mientras José Luis Rodríguez Zapatero sigue recluido junto a su familia en el coto de Doñana, dicen que "tocado", y la calle clama por –como mínimo- su ingenuidad a la hora de tratar con la banda terrorista, el líder del PP quiere mostrar, junto a los "barones" de su formación política, la crisis que vive el país.

No es para menos. Tras la bomba del sábado el "proceso de paz" ha saltado por los aires; las esperanzas de Zapatero por acabar con el terrorismo etarrra a través del diálogo se han volatilizado; el principal proyecto político del líder socialista ha quedado sepultado; y la legislatura, así, no es sencillo que aguante más. El camino hacia las urnas anticipadas parece cantado. Y, quizá, si Zapatero no toma la decisión de convocar elecciones coincidiendo con el próximo referéndum andaluz de febrero, sea sólo porque su credibilidad en este momento anda hecha jirones.

Algunas voces del PSOE advierten ya que el único camino que tiene el Gobierno es contraatacar a los terroristas con certeros golpes policiales que permitan que los ciudadanos recobren paulatinamente la fe que han perdido en su presidente, al ver cómo un viernes lanzaba un mensaje optimista sobre el final del terrorismo y, unas horas después, estallaba una furgoneta cargada con 800 kilos de explosivo. Pero esas mismas fuentes no tienen claro que el líder socialista haya decidido todavía dar por muerto el proceso y lanzarse a perseguir por tierra, mar y aire a los terroristas.

Al menos a Zapatero de viva voz no se le ha escuchado aún liquidarlo, tan sólo suspenderlo. Sin embargo, el ministro del Interior, este miércoles, ha dicho de manera rotunda que "el proceso está liquidado; está roto; y, además lo ha liquidado ETA", en una enmienda que parece tratar de recolocar la complicada posición en la que se ha enfangado el presidente con sus ambiguas declaraciones del sábado, tras el atentado, sobre la simple suspensión del proceso.

Existen dudas incluso, aunque Rubalcaba lo niega, de que el jueves por la noche –treinta horas antes del atentado-, en la improvisada cena "convocada de urgencia" que mantuvo en La Moncloa el presidente con Teresa Fernández de la Vega, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco -de la que se hizo eco el martes este periódico-, no estuviesen sobre la mesa datos "fiables" que avisaban del final de la tregua; datos que por pura estrategia se habrían obviado a la hora de comparecer el presidente ante los medios en rueda de prensa a la mañana siguiente, en espera muy probablemente de que los temidos atentados no llegasen o no fueran a ser tan inminentes. En el PP están convencidos que el Gobierno ha negociado con ETA hasta llegado un punto en el que no se podía ir más lejos, pero el presidente guarda silencio sobre lo ocurrido, puesto que no puede reconocer tal negociación.

El llamado "tactismo" político, demasiadas veces elogiado, inconsistente cuando de lo que se trata es de terrorismo, consustancial con Zapatero, del que se vanagloria inclusive con sus próximos, puede en esta ocasión haber resultado ser su peor aliado.

De momento, el presidente del Gobierno, arrinconado por las críticas, no ha sido capaz siquiera de desplazarse hasta la denominada "zona cero" del atentado, donde los servicios de rescate buscan desesperadamente a los dos ciudadanos ecuatorianos desparecidos a consecuencia de la acción terrorista.

Antonio Martín Beaumont, E-mail del Director
El Semanal Digital, 03-01-2007