domingo, 7 de enero de 2007

El criterio del terrorismo



EL ROTO

¿ES ESTO LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES DE ZAPATERO? (extracto)


Se está obligando a inmigrantes a punta de fusil a pasar la frontera. Entran en las casas rompiendo puertas, sacando de la cama a hombres, mujeres, niños y niñas , bebés y enfermos.

Nos llega este testimonio espeluznante de la asociación Elín, sobre los hechos ocurridos estas navidades.

La asociación Elín, se dedica a favorecer la integración y la acogida de personas inmigrantes, la protección y defensa de los derechos de los menores de la calle y la sensibilización y denuncia ante la sociedad de estas realidades.

La asociación creyó oportuno enviar a algunos miembros de la misma (entre los que me encuentro) para viajar en el periodo comprendido entre los días 26 y 30 de diciembre a Rabat. El objetivo era visitar a distintos grupos de inmigrantes refugiados y solicitantes de asilo. Algunos contactos que teníamos en el país junto a otra visita realizada en agosto pasado nos corroboraban la nefasta situación vivida por estos colectivos de personas debida a la no consideración por parte de las autoridades marroquíes de sus derechos reconocidos por la ONU y a la vulneración continua de los mismos.
Nuestra visita pretendía ser una nueva oportunidad de contacto con ellos (sobre todo con mujeres y familias), aliviar su situación con alguna ayuda económica, mostrar nuestra solidaridad y, sobre todo, ser testigos para luego denunciar.
Cuando estábamos ultimando detalles para partir a Rabat nos encontramos con este correo de alguien que vive en Marruecos y que colabora con nosotros, el cual, hizo cambiar nuestros planes. Les remito el texto que les pondrá en situación.

VIOLACIONES GRAVES DE DERECHOS HUMANOS EN LAS ÚLTIMAS DEPORTACIONES DE INMIGRANTES EN MARRUECOS

El gobernador de Rabat declaró el veintitrés por la tarde que la deportación de más de cuatrocientos inmigrantes, refugiados y demandantes de asilo subsaharianos a la frontera de Argelia respondía a la ejecución de los acuerdos alcanzados en la última cumbre euro-africana celebrada hace unos pocos meses en la capital alaouita. En la madrugada del día veintitrés, a las cuatro de la mañana, cientos de militares entran por sorpresa en los barrios de Ayn Hada y Takadoum, en Rabat. Sorprenden a inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados durmiendo. Entran en las casas rompiendo las puertas y sacan de las camas a hombres, mujeres, niños y niñas, bebés y enfermos. No toman en cuenta los papeles que algunos subsaharianos les muestran indicándoles que son residentes legales en territorio marroquí, tampoco tienen en cuenta a las mujeres embarazadas o a los menores.
Todo ciudadano o ciudadana procedente de África es embarcado en seis autobuses, donde se hacinan un número de aproximadamente cuatrocientas personas.
Sin recibir asistencia de ningún tipo y ni mucho menos alimento, ni soporte jurídico, les llevan hasta la frontera con Argelia, donde se viven momentos de mucha tensión, cuando los soldados argelinos ven cómo cientos de inmigrantes son obligados a punta de fusil marroquí a atravesar la frontera. En esos momentos los argelinos comienzan a disparar al aire y los inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados se ven en un fuego cruzado que les hace caer víctimas del pánico.
El resultado de esta redada, que según autoridades marroquíes es fruto de los acuerdos de control migratorio efectuados y pagados por el estado español, es hasta el momento el siguiente:

Un muerto la noche el 23 de diciembre. En las redadas participan también personal civil que en colaboración con los militares roban y saquean las pobres pertenencias de los inmigrantes, demandantes de asilo y refugiados detenidos. Parece ser que este ciudadano africano se negó a ser robado y fue apuñalado reiteradamente por personas vestidas de civil, la policía se encargó de retirar rápidamente su cuerpo.
Por el momento no podemos confirmar si se trata de un inmigrante o bien
de un refugiado o demandante de asilo. Varios inmigrantes desaparecidos. Mujeres embarazadas, bebés y menores deportados. Mujeres agredidas sexualmente.Una mujer secuestrada y agredida sexualmente por fuerzas de seguridad argelinas. Al menos, verificados hasta el momento, 35 refugiados y demandantes de asilo procedentes de Costa de Marfil. 44 refugiados y demandantes de asilo procedentes de República Democrática del Congo. Entre ellos un cinco por ciento, aproximadamente, mujeres y menores.

La incapacidad de ACNUR para proteger los derechos humanos de demandantes de asilo y refugiados en Marruecos.
La negativa del gobierno marroquí a reconocer el estatuto jurídico de ACNUR, que es tolerado por las autoridades pero al que no se le da reconocimiento jurídico.
Esta nueva situación dramática es provocada y tiene un gran interés económico, ya que los acuerdos de externalización de fronteras están provocando que los países en tránsito sobredimensionen el fenómeno migratorio para recibir contraprestaciones económicas de los países europeos como es el caso claro de España.

Hasta aquí el correo recibido.

Después de llegar a Rabat y contactar con un refugiado que nos puso al día de lo ocurrido, decidimos viajar hasta Oujda (en la frontera con Argelia) ciudad en cuya universidad, los deportados se habían refugiado. Allí fuimos testigos de lo explicado anteriormente:

Mujeres agredidas sexualmente, madres con niños de no más de dos años y más de trescientas personas entre refuguiados, demandantes de asilo e inmigrantes, sin ninguna pertenencia, sin posibilidad de poder volver a Rabat (a casi setecientos kilómetros) por miedo a la policía marroquí, (la noche anterior había llevado a prisión a alguno que lo había intentado).
En Oujda nos enteramos también de que algunos estaban aún en los hospitales por las agresiones recibidas. Todas estas personas habían recibido ayuda únicamente de médicos sin fronteras que les había llevado algunas mantas, comida y medicamentos. La actuación de Acnur hasta ese momento era inexistente. Al volver a Rabat tuvimos la opotunidad de reunirnos con diversos grupos de subsaharianos refugiados o solicitantes de asilo. Familias que nos narraron la negación por parte del gobierno marroquí del derecho de los niños asistir a la escuela, la imposibilidad de poder acceder a ningún trabajo, las condiciones de las viviendas en las que viven... Fuimos testigos del hacinamiento en el que están otros grupos (hasta setenta personas en pequeñas casas en las que establecen turnos para dormir). A todo esto se le sumaba el miedo a que la policía pudiera repetir lo pasado el día 23.

Creemos que esta situación es insostenible y mucho más si es conocida y permitida por el gobierno español que para colmo otorga dinero a este país para el control de las fronteras.

Nos gustaría que la denuncia se extendiera y llegara al máximo número de personas y entidades. Les pido que envíen este correo a toda persona o institución que consideren oportuna.

Juan Manuel Palma
Asociación Elín

Solidaridad.net (07/01/07)

2007

Pues no. Nada invita al optimismo ni a la esperanza en este año largo que se abre bajo el gobierno más deslegitimado de toda la historia de la democracia española: más incluso que el último gobierno de Felipe González, con su turbia secuela de corrupción. Porque González, justo es reconocerlo, no se propuso cargarse el gran acuerdo democrático de la transición, ni desmembrar la nación, ni negociar con los terroristas. Y en vísperas de cumplirse los tres años del Gobierno Rodríguez, esto es lo que hay: un consenso hecho pedazos, dos naciones donde había una y ETA rebosante de salud asesina. Todo un palmarés. Pero Rodríguez todavía espera. Más que nunca. Temblemos.

¿Que no se ha negociado con ETA? Replanteemos la pregunta, por favor, con los acentos en su sitio: ¿qué no se ha negociado con ETA? Probablemente, ni la autodeterminación, ni Navarra, porque aún no se había conseguido expulsar al PP del sistema, pero nadie duda de que se ha hablado por extenso de ello con la banda. Se negociaron las condiciones de la negociación política; es decir, la marginación de la derecha democrática, siguiendo el modelo del Pacto de Estella. En la noche de las elecciones autonómicas vascas del 13 de mayo de 2001, y ante la evidencia de que el acuerdo frentista abertzale seguía funcionando (puesto que Batasuna prestaba a la coalición PNV-EA la mitad de sus votos para evitar el triunfo constitucionalista), el PSOE y sus adeptos mediáticos optaron por un cambio de alianzas. Las consecuencias del paso de los socialistas vascos al frente de Estella -cuyo mayor logro fue conseguir que se le diese por fracasado- fueron las previsibles: indujo un mimetismo inmediato en el PSC, que se apresuró a crear, con la inestimable ayuda de Rodríguez, un frente nacionalista catalán sobre el modelo vasco. Carod-Rovira marcó la pauta del comportamiento a seguir respecto a ETA negociando en Perpignan una tregua permanente para Cataluña. ¿Qué ofreció en contrapartida? Lo único que podía ofrecer: la exclusión del PP como condición previa para la desaparición del Estado en dicha comunidad autónoma (objetivo logrado, según Maragall). En la etapa siguiente, tras las elecciones legislativas de marzo de 2004, Rodríguez extendió el modelo frentista de Estella a toda España (respetando la excepción catalana, que ya había ejercido su soberanía bajo la especie de rendición incondicional, o sea, a cambio sólo de seguir con vida).
Pero el PSOE se encontró con unos límites similares a los que el PNV y EA no pudieron traspasar en la primera fase de la estrategia frentista (1998-1999). La negociación de las condiciones preliminares (aislamiento y exclusión de las fuerzas constitucionalistas) podía producir una tregua, pero no mantenerla si no se ofrecía más que eso. ETA rompió la tregua en noviembre de 1999 acusando al PNV de congelar indefinidamente el proceso independentista. La acusación que ha lanzado por boca de Batasuna contra el Gobierno Rodríguez es idéntica. A ETA no le bastaba el aislamiento del PP, ni que se le colocara el estigma de franquista. Pretendía (muy racionalmente, aunque le pese a Rubalcaba) que ese aislamiento se tradujese en concesiones que el PSOE no podía hacer sin provocar el colapso del régimen constitucional y, posiblemente, un conflicto civil violento. Rodríguez exige que le felicitemos por no haber franqueado ese límite. Pues felicidades, presidente: sólo nos ha llevado hasta el borde.
Rubalcaba se pregunta estupefacto por qué ETA no ha anunciado esta vez la ruptura de la tregua, y se lo voy a explicar. No la ha anunciado porque, según el bushido nacionalista, el código abertzale del honor -es una ironía, por si alguien no lo capta-, los españoles no merecen la mínima cortesía. El PNV, por lo menos, es de la familia. De la raza, ¿comprende usted? No un hato de maquetos despreciables. Pues eso. Téngalo en cuenta para la próxima vez, porque volverán ustedes a intentarlo, volverán a vendernos y volverán a hundirse en la misma letrina. De eso estoy convencido. Ahórrenos las preguntas estúpidas, para que podamos agradecerle algo, que lo estamos deseando.

Jon Juaristi
Abc, 07-01-2007

ERC califica de "exceso" impartir tres horas de castellano a la semana y dice que Cataluña "tiene que educar a su gente"


Agustí Cerdá ha calificado de "exceso" el decreto del Ejecutivo que fija que los escolares deban estudiar tres horas de castellano a la semana. Para el presidente del grupo parlamentario de ERC en el Congreso, el catalán es una lengua "perseguida" y aún "débil"; si bien, en estos momentos la Generalidad impone multas a los comercios que rotulen en castellano, acciones denunciadas por el PP. Tras afirmar que está a favor de "hacer políticas de discriminación positiva" del catalán, el nacionalista ha denunciado que el conocimiento del castellano es "más que aplastante" en Cataluña y que "es un exceso" elevar las horas de esta lengua en la escuela. A su juicio, "Cataluña tiene la responsabilidad de educar a su gente". Este desencuentro se suma a la intención de que las escuelas deciden sobre la enseñanza del castellano.

El presidente del grupo parlamentario de ERC en el Congreso, Agustí Cerdà, acusó hoy al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, de querer invadir competencias de la Generalitat al ampliar las horas lectivas de castellano en la escuela, algo que calificó de "exceso". A su juicio, "Cataluña tiene la responsabilidad de educar a su gente".

En una entrevista concedida a Europa Press, Cerdà admitió que el decreto del Ejecutivo que fija que los escolares deban estudiar tres horas de castellano a la semana constituye el "primer tema de choque" entre el tripartido catalán y el Gobierno de Zapatero porque éste último, añadió, no respeta "la legalidad vigente".

A su juicio, no debería ser un tema de conflicto porque las competencias en educación están transferidas a la Generalitat de Cataluña y, por lo tanto, "a partir de ese momento Cataluña tiene la responsabilidad de educar a su gente".

Por eso, insistió en que el decreto del Ejecutivo puede constituir una "invasión competencial" y ERC lo "denunciará allá donde sea preciso". "Esa responsabilidad la tiene el Gobierno de Cataluña y es una competencia autonómica -enfatizó-. A partir de ahí, que el Estado intervenga continuamente en las decisiones de una competencia transferida, pues me parece que es forzar las reglas del juego".

Tras afirmar que el conocimiento del castellano "es más que aplastante" en Cataluña, el presidente del grupo parlamentario de ERC aseguró que "es un exceso" elevar las horas de castellano en la escuela.

Es más, recalcó que el catalán es una lengua aún "débil" en Cataluña y que "durante mucho tiempo ha estado perseguida", por lo que se mostró a favor de "hacer políticas de discriminación positiva" del catalán, no del castellano.

Libertad Digital (07/01/07)

El cocodrilo abría la boca... y él creía que le sonreía


I. Memorial del autoengaño

Cuando el 14 de noviembre de 2004 la ilegal Batasuna se limitó a cambiar el envoltorio de las perennes exigencias de sus amos terroristas y a bifurcar su negociación en dos tableros -uno «político» y otro «militar»- en los que habría que jugar partidas simultáneas, Zapatero reaccionó como si hubiera visto el arco iris, subrayando ante sus interlocutores de confianza que en Anoeta no se había hablado de «independencia» ni -enorme avance- se habían quemado banderas españolas. El presidente llegó a pronosticar incluso -ingenua criatura- que sería la última vez que en un mitin se gritara: «¡Gora ETA!».

Cuando el 30 de diciembre de ese año el Parlamento vasco aprobó el plan Ibarretxe gracias al calculado apoyo de una parte de los diputados de la ilegal Batasuna, Zapatero transmitió a su entorno que había llegado la hora de la «alta política», consistente en frenar en seco, por un lado, la iniciativa soberanista del lehendakari, pero permaneciendo dispuestos, por el otro, a aprovechar la oportunidad de encarar «la fase final de la violencia» a partir de una nueva declaración de tregua -esta vez definitiva- que ETA podía hacer pública en una fecha tan próxima como mediados de enero de 2005.

Cuando el día 14 de ese mes, mientras protagonizaba con Rajoy el coitus interruptus que habría de marcar toda la legislatura -quedaron en rematar sus pactos autonómicos a través de una comisión que no llegó jamás a reunirse-, recibió la carta de Otegi planteándole las bases de Anoeta, Zapatero se apresuró a transmitir a unas cuantas personas influyentes su sensación de estar ante una «ocasión histórica» y un mensaje muy concreto: «Quiero que sepas que me la voy a jugar».

Cuando fueron transcurriendo las semanas sin que se materializara la tregua pero sin que ETA cometiera tampoco ningún asesinato o atentado resonante, Zapatero se jactó una y otra vez, como quien aloja un as en la bocamanga, de tener muy buena información de lo que ocurría en el planeta abertzale: «Los de Batasuna están como locos por convertirse en Esquerra Republicana y los de ETA saben que nunca van a tener una ocasión así. Estoy por asegurar que nunca más volverán a matar».

Cuando él mismo pronosticó durante un almuerzo en la sede de EL MUNDO tres días antes de las elecciones vascas del 17 de abril que el PNV obtendría sólo 30 escaños y obtuvo 29, que el PSE llegaría a 19 y consiguió 18, que el PP conservaría 15 y esos fue los que mantuvo, que Ezker Batua seguiría en sus 3 y en sus 3 siguió, que Aralar engancharía uno y así fue, y que las Nekanes de las Tierras Vascas se quedarían en 4 y se dispararon hasta 9, Zapatero poco menos que entró en éxtasis festejando todo en lo que había acertado y minusvalorando -no sin argumentos- la trascendencia de su gran error de apreciación: «Son unos locos cariocos, no una estructura durmiente de Batasuna».

Cuando el 11 de mayo de 2005 Mariano Rajoy le acusó con timbre sombrío y exagerado, en el Debate sobre el estado de la Nación, de estar «traicionando a los muertos», Zapatero pronosticó que su antagonista estaba «terminado como líder de la oposición» y se apresuró a promover atropelladamente la famosa resolución que le autorizaba a negociar con ETA, convirtiendo a la banda en anhelado interlocutor del Estado, aislando al PP y rompiendo de facto el Pacto Antiterrorista.

Cuando el mismo domingo 15, antevíspera de la votación de esa resolución, ETA hizo estallar cuatro bombas en Guipúzcoa y varios amigos le advirtieron que eso sólo podía ser el augurio de que los terroristas pretendían cobrar un precio político para decir adiós a las armas, Zapatero refutó esa teoría, se autodefinió como un «optimista antropológico» y les contestó con una cita de María Zambrano: «Todo lo que el hombre ha hecho en la Historia, lo ha soñado antes».

Cuando el 25 de mayo, coincidiendo con el estallido de un coche bomba en Madrid contra su candidatura olímpica, Otegi fue fugazmente encarcelado -tras preguntar si la decisión la conocía el fiscal del Estado- y al salir de la trena proclamó que el episodio no afectaba para nada «a la apuesta por la paz de la izquierda abertzale», Zapatero se sintió reafirmado en todas sus predicciones. Puesto que Batasuna estaba «como loca por jugar un papel político» y se avecinaba una tregua de ETA que «equivaldría al abandono definitivo de las armas», a él le correspondía volcarse en la tarea de preparar una negociación en la que no cometería «los errores de Aznar».

Cuando el 21 de enero de 2006 la ilegal Batasuna convocó su Congreso en Baracaldo, Zapatero apeló al «derecho de reunión» frente a una Ley de Partidos «muy restrictiva y de aplicación muy delicada», lo que envalentonó a Otegi para lanzar un mensaje muy claro en el mitin que, a modo de sucedáneo, terminó celebrándose en el mismo lugar y fecha: «Vamos ganando».

Cuando el 22 de marzo, 14 meses después de lo por él esperado, llegó al fin el anuncio de «alto el fuego permanente» de ETA, Zapatero lo celebró junto a sus seres más queridos como un hito histórico y se aferró tanto al avance cualitativo de la adjetivación -la tregua del 98 sólo había sido «indefinida»- como a la circunstancia de que esta vez la banda no se reservaba expresamente el derecho a realizar «labores de aprovisionamiento», vulgarmente consideradas como de chantaje y extorsión.

Cuando el 13 de abril trascendió que, sin embargo, ETA seguía enviando cartas a empresarios exigiendo el impuesto revolucionario, Zapatero dio por buena la explicación de que eran anteriores al anuncio y me aseguró en la entrevista publicada en EL MUNDO el día 17 que «la primera aproximación no refleja elementos de gravedad».

Cuando el 20 de junio la Policía capturó in fraganti a un cobrador de ETA y desmanteló la trama del Bar Faisán en una operación previamente abortada por el chivatazo de alguien muy próximo al poder, Zapatero puso toda su atención en el modus vivendi de las personas implicadas, y muy concretamente en la foto de la casa de Julen Madariaga publicada en EL MUNDO -«¿De dónde saca ese tío la pasta para vivir así?»-, como si se tratara de la actividad delictiva de unos particulares que estuvieran usurpando las siglas de la banda.

Cuando previamente fue incendiada el 22 de abril la ferretería de un concejal de UPN en Barañáin, Zapatero escuchó con complacencia las teorías que situaban el episodio en un contexto de conflictos vecinales y se encogió de hombros cuando la propia ETA presentó ese y otros actos de violencia callejera como expresiones espontáneas de la resistencia ciudadana frente a la opresión: también Aznar había dialogado con ETA durante una tregua en la que había habido kale borroka...

Cuando un sector de la ilegal Batasuna amenazó con negarse a acudir a las citaciones del juez Grande Marlaska a la Audiencia Nacional -lo que hubiera implicado su detención inmediata-, Zapatero accedió a «salvar el proceso», autorizando el 31 de mayo a Patxi López que anunciara un próximo encuentro con Otegi pocas horas después del Debate del estado de la Nación en el que, si de algo había pecado esta vez Rajoy, era de exquisito tacto y guante blanco. Resultaba evidente que esa puñalada por la espalda significaba perder el apoyo del PP, pero al presidente no parecía importarle demasiado. Tampoco el flagrante incumplimiento de uno de los contados compromisos claros de la mencionada entrevista de abril: «Evidentemente no habrá diálogo con ninguna fuerza que no esté legalizada».

Cuando las semanas fueron pasando sin que nadie pudiera dar por «verificado» que el alto el fuego era completo y a pesar de que en esa misma entrevista también había prometido «tomar el tiempo que considere necesario para llegar a la convicción de que existe la alta probabilidad de que ETA esté dispuesta a abandonar la violencia», Zapatero decidió tirarse a la piscina y el 29 de junio anunció el inicio formal de las conversaciones, mientras proclamaba un equívoco «derecho a decidir de los vascos»... dentro de la Constitución.

Cuando a comienzos de septiembre el sanguinario etarra De Juana Chaos comunicó a un funcionario de prisiones su determinación de llevar a cabo su último chantaje con palabras que impresionaron vivamente al ministro del Interior -«O cementerio o libertad»-, Zapatero impulsó la búsqueda de fórmulas para que la Fiscalía rebajara espectacularmente su nueva petición de pena y el 27 de octubre -en plena deliberación del tribunal- llegó a declarar que su conducta moderada durante el juicio demostraba que era «favorable al proceso de paz».

Cuando el robo de las 350 pistolas dejó en ridículo el 23 de octubre su divisiva iniciativa en el Parlamento Europeo, Zapatero se limitó a afirmar que aquello «tendría consecuencias» e impulsó las detenciones de etarras que, obviamente, estaban siendo controlados desde hacía algún tiempo, pero se negó a suspender el proceso tal y como proponían algunos de los medios de comunicación más afines a sus tesis.

Cuando la víspera de Nochebuena la Ertzaintza descubrió el zulo de Amorebieta con los primeros 50 kilos de explosivo dentro de un bidón semienterrado, Zapatero escuchó con satisfacción las declaraciones del máximo responsable policial, Joan Mesquida, en el sentido de que eso no significaba que ETA se estuviese «rearmando» y dio luz verde al nuevo mensaje de optimismo hábilmente inoculado por el Ministerio del Interior: acababa de producirse un contacto con la banda en el que el Gobierno había obtenido garantías del mantenimiento del «alto el fuego permanente».

Cuando el pasado viernes 29 de diciembre compareció por primera vez en mucho tiempo en una rueda de prensa digna de tal nombre, Zapatero desechó las insistentes advertencias de ETA en el sentido de que sin «autodeterminación» y «territorialidad» -Navarra- no habría proceso, considerándolas mera propaganda para consumo interno y decidió, con la misma insensata temeridad que en todos los momentos antedichos, poner su futuro en manos de la banda. «Dentro de un año estaremos mejor que hoy», proclamó eufórico justo mientras la furgoneta bomba circulaba con destino al aparcamiento de Barajas.

II. Un farol sobre la popa

Estos son los hechos, tal y como yo los he vivido y conocido. Al cabo de dos años de intentarlo contumazmente, el presidente ha conseguido que ETA lo engañe y que eso quede en evidencia de la forma más estruendosa imaginable. Ahora es como el niño de la fábula de Esopo que acude con las manos escocidas por el picor de las ortigas y le explica desconcertado a su madre que él se ha limitado a acariciarlas. Ella le replica que tenía que haber hecho exactamente lo contrario: agarrarlas con tal fuerza que no les permitiera exhalar su líquido urticante. A lo que sigue la conclusión del esclavo fabulista: «Al insolente, irrespetuoso o delincuente debe demostrársele siempre que la autoridad prevalece sobre él».

Como bien saben los mozos de los pueblos, la única manera de que no te quemen las brasas es pisarlas con tal firmeza y contundencia que no haya transpiración. Cuando una manada de leones sale de cacería enseguida percibe que su mejor presa es aquella que da muestras de vacilación y debilidad. Los perros salvajes siempre atacan a aquel que más teme hacerles frente.

Zapatero nunca se ha puesto de rodillas ante ETA, pero le ha dado a entender que estaba ensayando una posición intermedia entre la erguida y la genuflexa que muy bien podría servirles de acomodo a ambos. Ellos han interpretado sus mensajes contradictorios como Hernán Cortés interpretó los fastuosos e inesperados regalos que le enviaba Moctezuma, acompañados del ruego de no seguir acercándose a su capital: se quedó con los regalos y tomó la capital con sólo 600 hombres, 17 caballos que sembraban el terror y un puñado de arcabuces y mosquetes que producían entre los aztecas el mismo efecto que hoy provocan los coches bomba. La lapidación por su propio pueblo fue el castigo del emperador que no se atrevió a combatir.

Durante todos estos meses Zapatero ha recibido al menos tantos avisos y señales de alarma como el rey Príamo y su hijo Paris cuando decidieron introducir en Troya aquel caballo de madera que los griegos habían dejado abandonado como supuesta expresión de su renuncia a tomar la ciudad por la fuerza. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.

A los que hemos advertido una y otra vez que en el interior del proceso de paz se oían sones de guerra y que lo que se pretendía ejecutar no cabía en nuestra legalidad, se nos ha dado el mismo trato de agoreros que recibieron Capis el Viejo y otros sabios de la ciudad cuando denunciaron que del vientre del caballo emanaban ruidos metálicos y que las normas ancestrales prohibían que nada que no cupiera por el dintel de la gran puerta traspasara las murallas: los ruidos eran alucinaciones y el dintel -como las leyes- bien podía desmontarse.

En el momento en que alguien de su propia familia como Rosa Díez levantaba su voz autorizada para profetizar lo obvio, la maldición de Casandra, la condena a no ser tenida jamás en cuenta, caía inexorable sobre ella. Y cuando Rajoy, Zaplana y Acebes se han mostrado disconformes con el avance del proceso, les ha ocurrido lo que a Laocoonte y sus hijos cuando trataron in extremis de atravesar con sus lanzas el caballo-trampa: que las más venenosas y desaforadas serpientes marinas han brotado cual rugientes sicarios del océano mediático gubernamental y se han enrollado sobre ellos, tratando de asfixiarles y obligándoles a pelear por su propia supervivencia política.

Herodoto, el padre de la Historia, sostiene que el rey de Troya y su príncipe heredero -el secuestrador de Helena- fueron víctimas de Até, la Diosa del Encaprichamiento. Desde una perspectiva más racionalista el propio Zapatero admitirá que el suyo está siendo un problema de talante. Los hechos han demostrado que negociar con ETA equivale a «cortejar a un cocodrilo» en los términos en los que lo explicaba Winston Churchill: «No sabes si hacerle cosquillas debajo de la barbilla o darle un garrotazo en la cabeza, porque cuando abre la boca no puedes decir si está tratando de sonreír o preparándose para devorarte».

Aunque lo haya hecho de buena fe, el presidente se ha equivocado gravemente primero al cortejar al cocodrilo y segundo al pensar una y otra vez que, mostrándole sus afilados colmillos, el saurio asesino le sonreía fatigado y transigente. Ahora tendremos que pagar las secuelas de todo ello porque ETA ha ganado capacidad operativa, poder de reclutamiento y prestigio social durante estos dos años de contemplaciones y condescendencias. Pero a menos que se descubra que Zapatero ha dado algún paso indigno durante sus tratos secretos con la banda -cosa que él niega taxativamente-, la prioridad de la sociedad española no debe ser propinarle ahora el castigo político que probablemente se merezca en las elecciones, sino reclamar la rectificación que la situación requiere y afrontar desde la unidad democrática todo lo que puede venírsenos encima.

Hoy por hoy sólo Zapatero tiene el mandato legal para liderar ese proceso. Los mismos que le hemos advertido durante dos años que estaba equivocándose le recomendamos ahora que siga el único camino que se demostró a prueba de cualquier bomba durante unos años muy fecundos: el Pacto Antiterrorista con el PP, al que siempre podrían sumarse los demás. No hace falta inventarse nada nuevo ya que eso es lo que demanda el 80% de la población. El pasado domingo yo estaba convencido de que el presidente iba a tomar ese sendero, a mitad de semana tenía mis dudas y a día de hoy empiezo a sentirme desoladamente escéptico.

Tal vez, a la hora de la verdad, lo único que diferencie a Zapatero de la gentecilla de quinta división que le rodea es que él es un poco más simpático, pero eso no le hace necesariamente inmune a la «estupidez autoprotectiva» que en el 1984 de Orwell salía al paso de todo aquel que estaba a punto de tomar una decisión sabia basada en precedentes o analogías. Por algo dice Barbara Tuchman en La Marcha de los Locos que «aceptar un error y cambiar de rumbo es la opción que más repugna a un gobernante» y concluye con una tan maravillosa como inquietante cita de Samuel Coleridge: «¡Si los hombres aprendieran de la Historia, cuántas lecciones podría enseñarnos! Pero la pasión y el partidismo ciegan nuestros ojos y la luz que nos proporciona la experiencia es como un farol sobre la popa que ilumina solamente las olas que dejamos detrás».

Pedro J. Ramírez, Carta del Director
El Mundo, 07-01-2007

Rodríguez, Rajoy y el 80% de los españoles

La encuesta de Sigma Dos que hoy publicamos acerca del impacto del atentado de la T-4 en la opinión pública indica que los españoles tienen una idea muy clara de la respuesta política que deben dar el Gobierno y la oposicion a la ruptura del alto el fuego por parte de ETA. Un 80,3% de los ciudadanos es partidario de restablecer el Pacto Antiterrorista entre el PSOE y el PP, una opinión que expresan de forma abrumadora los votantes de ambos partidos: el 79,5% de los electores socialistas y el 85,5% de los que se inclinaron por el PP en las últimas elecciones. No hay duda de que esta firme apuesta de los españoles por recuperar la unidad de ambos partidos debería pesar en el ánimo tanto del presidente Zapatero como de Mariano Rajoy, a la hora de anteponer el interés de la mayoría al de sus respectivos partidos. El Rey, en su discurso de la Pascua Militar, coincidió con esta mayoría al pedir unidad a los partidos para acabar con el terrorismo.

Otra de las grandes conclusiones de este sondeo es la madurez y racionalidad de los españoles, por encima muchas veces de las de la clase política. Para una mayoría -el 56,6%-, la ruptura de la tregua no ha sido una sorpresa porque ya se veía venir y sólo el empeño del presidente en su proceso, «sin tener en cuenta los datos de la realidad», explica que los hechos hayan desmentido tan rápidamente el optimismo mostrado por Zapatero sólo un día antes del atentado. Esta valoración es compartida por el 50,9%, mientras que un 29,3% cree que ETA ha cambiado de opinión sobre la marcha. Una mayoría -el 56,2%- cree que el presidente del Gobierno debería reconocer que se ha equivocado y pedir disculpas a los ciudadanos, frente a un 38,2% que no lo considera necesario. A la luz de este dato, resulta sumamente equivocado que Zapatero se empeñe, como hizo ayer en los actos de la Pascua Militar, en decir que «no hubo errores», contradiciendo a su secretario de Organización que el jueves había asegurado lo contrario.

La encuesta también refleja una opinión clara sobre lo que debería hacer el PP en esta encrucijada. El 67% de los ciudadanos cree que si el PSOE le ofrece restablecer el Pacto Antiterrorista, Rajoy tendría que acceder a ello y respaldar al Gobierno, frente a un 26% que apuesta por una oposición dura. Hay otros datos muy significativos que el PP no puede obviar a la hora de decidir su estrategia. La mayoría -el 47,6%- no es partidaria de presentar una moción de censura; el 62,2% no cree necesario reclamar elecciones generales y el 69,3% es contrario a convocar manifestaciones antigubernamentales. Por contra, el 47% ve conveniente que Zapatero presente una cuestión de confianza, incluído el 41,9% de los votantes del PSOE.

En cuanto a las medidas concretas que los ciudadanos esperan del Gobierno, la mayoría cree que hay que cancelar definitivamente todo contacto con ETA -ayer Zapatero, ya era hora, declaró que el atentado es el «punto y final» del proceso-, pero también que es necesario impedir que Batasuna se presente a las elecciones directa o indirectamente -el 82%- y no consentir que Otegi y el resto de los proetarras sigan desarrollando su actividad política, mientras su formación sea ilegal. Esta mayoría sin duda aprueba la actuación de la Ertzaintza ayer en San Sebastián, dispersando a los asistentes a una manifestación prohibida por el juez Ismael Moreno.

Editorial de El Mundo, 07-01-2007