lunes, 9 de abril de 2007

Cascos Azules

LA tenaz bipolarización de la escena pública española, atenazada entre la agenda radical del zapaterismo, tan refractaria al hecho nacional, y el discurso de ribetes catastrofistas de un PP al que Rajoy no logra despegar del tinte apocalíptico de su núcleo duro, ha resucitado el debate sobre el tercerismo, fenómeno de larga tradición en España, aunque se trate en buena parte de una tradición de fracasos debido al arraigado carácter banderizo y sectario de nuestra política clásica.

Asociada en los últimos tiempos al evanescente y vapuleado concepto del centrismo, la tentación tercerista de una fuerza de interposición entre los dos grandes partidos surge ahora de la evidencia de que el debate político se ha atrincherado en dos orillas encarnizadamente contrapuestas, cuyo fuego cruzado silba sobre las cabezas de muchos ciudadanos que se sienten cada vez menos concernidos por esta dialéctica de enconos.

El éxito relativo de la plataforma Ciutadans de Catalunya alienta la idea de un nuevo centro político que bascule entre el PSOE y el PP para recoger el voto de los disconformes con la gran balacera en que se ha convertido el mecanismo bipartidista. A partir de ese núcleo conversan las gentes de Basta Ya -los Savater, Rosa Díez o Maite Pagaza- y algunas personalidades y colectivos de disidentes del errático socialismo zapaterista y del añorado centrismo popular. No irán a las locales y autonómicas de mayo porque saben que su opción es de un solo tiro y no desean quemarlo en salvas. Lo que buscan es un proyecto de aliento nacional, y entienden que el curso de los acontecimientos les puede abrir un hueco en las elecciones generales.

Estos aspirantes a cascos azules de la crispación detectan en la alta abstención de los refrendos catalán y andaluz la señal de un cansancio ciudadano ante la oferta convencional del mercado político, y piensan seriamente en ofrecerse como alternativa de vocación pactista a la alta abstención que se fragua en las encuestas. Una bisagra mixta y basculante construida con material humano próximo a la socialdemocracia y un discurso más acorde con el de una derecha liberal, laica y de progreso.

La incógnita que aún no descifran los sociólogos es la de en qué caladero pescaría más votos esta amalgama de inconformistas cohesionada por el sentido de la disidencia: si entre los electores decepcionados por la deriva pro-nacionalista y radical de Zapatero o si entre los moderados alarmados por las prédicas negativas de un PP con dificultades para volver a ser un «all catch party», el partido
«atrapalotodo» que catapultó el éxito del primer Aznar.

Sólo el tiempo dirá si este proyecto en expectativa desembocará en un experimento a escala corregida del fenómeno Ciutadans o en una reedición del fiasco de la «Operación Roca». En el fondo depende de la poco probable hipótesis de que los dos grandes partidos -o al menos uno de ellos- sean capaces de cerrarle el paso saliendo de las trincheras para volver al campo abierto de una mayoría social integradora.

Igancio Camacho ABC