sábado, 14 de abril de 2007

Si piensas que el Barça es tu equipo, quizás deberías empezar a replanteártelo

Pues debes saber que practican el adoctrinamiento racista con niños de sólo 8 años.

Noticia con vídeo: Los benjamines del Barça no salen al campo con el himno español

VALENCIA.- Pasado domingo, El Algarve. Final del Mundialito Benjamín. El Barcelona y el Valencia iban a disputarse el trofeo. La organización, para ilusionar a los niños y que se sintieran como ídolos, decidió que cuando los equipos y el trío arbitral saltaran al campo sonara el himno nacional de España. Sin embargo, esa decisión ha desatado la polémica después de una imágenes emitidas por Canal Nou que muestran la negativa de los barcelonistas a salir al campo mientras sonaban los acordes.

El Valencia y los colegiados fueron los únicos que escucharon en el césped el himno español. Los jugadores del Barça esperaron a que acabara para hacerlo y lo hicieron mientras se escuchaba el himno portugués, para sorpresa de todos los presentes, incluidos los equipos de Sevilla, Betis y Real Madrid, también presentes en el torneo.

"Como habíamos saltado solos, le pregunté a su entrenador por qué no habían salido. Me dijo que eran órdenes de su club. Hasta mis jugadores me preguntaron por qué estaban solos. No supe qué decirles, estaba claro que era una decisión política que no iban a entender niños de apenas ocho años. Sólo les dije que disfrutaran del partido", comentó a EL MUNDO uno de los técnicos valencianistas responsables del equipo.

La organización del Mundialito —en las finales de categoría alevín y benjamín, sonaron los himnos de cada país de los equipos finalista sin incidente alguno— se extrañó de la postura del Barça. "Nos avisaron la víspera de que lo iban a hacer así, y ellos no pusieron ningún inconveniente", aseguró el entrenador.

El incidente no mermó la ilusión con la que los niños afrontaban el partido, que acabó ganando el conjunto catalán.

La expedición valencianista puso los hechos en conocimiento del Valencia, por si decidía elevar alguna protesta ante el Barcelona o la propia Federación Española, más aún después de los precedentes de los últimos años.

Las pancartas aparecidas en el Camp Nou, incluyendo a la Comunidad Valenciana entre los denominados Paisos Catalans, o la reivindicación que hizo el Valencia de su identidad jugando con el equipaje de la senyera son los últimos exponentes de una disputa que hasta ahora se ceñía a las altas esferas políticas y deportivas, sin afectar a los equipos de categorías inferiones.

Además, el Barça hace pocas semanas que solicitó al Comité de Competición que sancionara al delantero del Levante, Salva Ballesta, por unas declaraciones en las que decía que las opiniones políticas que Oleguer Presas había vertido sobre el caso De Juana Chaos le merecían el mismo respeto que una "caca de perro". El comité de la Federación entendió que no era un asunto deportivo y desestimó la petición.


Matar al mensajero

Los partidos políticos que integran el Gobierno de Cataluña y CiU han criticado con dureza el reportaje de Telemadrid sobre la discriminación del castellano en Cataluña. Acusan a la televisión pública madrileña de “mentir” y de trasladar una imagen de Cataluña “que no se corresponde con lo que pasa en la calle”. Algunos, como el portavoz de ERC, han pedido el cierre de esta televisión pública. Y la pregunta que debemos hacernos es si el Gobierno catalán persigue o no persigue el castellano.

Desde la aprobación de la Ley de política lingüística en 1997, la Generalidad ha impuesto un total de 337 sanciones a establecimientos comerciales o empresas radicadas en Cataluña. En los últimos cuatro años, el Gobierno ha recaudado más de 225.000 euros sólo en sanciones lingüísticas. Con la llegada de un socialista a la presidencia de la Generalidad, las inspecciones lingüísticas se incrementaron en un 400%, pasando de las dos sanciones impuestas en el año 2003 a las 194 impuestas en el año 2006. Para hacerse una idea, las sanciones impuestas por el tripartito el año pasado aumentaron en un 63% en relación con las de 2005.

El resultado final es que si cuelgo un rotulo en mi comercio que diga “sortida d’emergència” no pasa nada pero si cuelgo uno que diga “salida de emergencia” en Cataluña te ponen una multa de un mínimo de 900 euros y si, por ejemplo, una tintorería te da un ticket de caja en castellano, la Generalidad le multa con 600 euros.

Además, hoy no existe un solo colegio público en Cataluña en el que se pueda escolarizar a nuestros hijos en castellano. Además, el Departamento de Educación de la Generalidad envía circulares a los directores de los colegios públicos pidiendo a los profesores que vigilen que los alumnos utilicen el catalán en todos los ámbitos de la escuela, incluyendo la hora del patio. En Cataluña se vulnera la ley para poder tener acceso a los expedientes médicos con la única finalidad de controlar la lengua que utilizan los médicos e incluso el director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión asegura con total normalidad que TV3 se dirige en exclusiva a la población catalanohablante.

Los responsables de inmigración del Gobierno catalán prefieren acoger inmigración africana que sudamericana porque, en su opinión, sólo pueden conseguir una verdadera integración social si conocen el catalán. Y claro, los inmigrantes de Sudamérica tienen la manía de expresarse en castellano. Además, de todos los planes lingüísticos del Plan de Integración de la Inmigración del Gobierno catalán sólo hay uno que vaya dirigido a garantizar el conocimiento de la lengua castellana y es el que se lleva a cabo en el interior de las prisiones.

Ahora, los nacionalistas y los socialistas dicen que el catalán está en inferioridad de condiciones y que debe potenciarse. Sin duda debe potenciarse pero no limitando ni recortando la libertad de los ciudadanos a utilizar cualquiera de las lenguas oficiales en Cataluña.

El reportaje de Telemadrid no es ninguna invención. Responde a una realidad que todos pretenden ocultar. Los nacionalistas no pararán nunca hasta arrinconar al castellano. Superados por obsoletos, otros hechos diferenciales como la raza, la religión o el RH de la sangre, la lengua se ha convertido en su único estandarte. Bienvenido sea el reportaje de Telemadrid. Y si alguien cree que es mentira, que acuda a los tribunales. Estamos, aunque algunos no les guste, en un Estado de Derecho.

Daniel Sirera. Libertad Digital