miércoles, 29 de agosto de 2007

Contra Fraga (2) : Consejero fracasado


Contra Fraga En fin, Fraga, que es a la derecha liberal lo mismo que Atila a la industria de los fertilizantes, resulta que, ahora, anda con prisa por sentar a Gallardón en el palco del Gran Inquisidor Centrista. Cosas veredes, que decía el otro.

A don Manuel siempre hay que escucharlo poniendo mucha atención. No porque jamás haya habido manera humana de descifrar lo que dice, sino porque el fundador viene a ser lo más parecido a Scott Fitzgerald que nos ha dado la provincia de Lugo desde Prisciliano. Y es que Fraga también habla con la suprema autoridad que le da el fracaso. Por lo demás, como ya desde pequeñito ha llevado el Estado dentro de la cabeza, al de Villalba nunca le ha quedado el más mínimo espacio en la testa para almacenar ideas. De ahí que lo suyo sean las ocurrencias. La penúltima nos la regaló ayer. Y es ésa de que habrá que ir pensando en hacerle la cama a Mariano Rajoy, que, a cinco minutos de una convocatoria electoral, se ve que es lo que más le conviene al Partido Popular.

Lástima que don Manuel sólo haya salido perito en preparar las sucesiones del prójimo. Razón de que cuando fueron a convencerlo para que no regalara Galicia a Touriño y su Anxo Exterminador, saltase raudo con el cuento del cumpleaños del obispo. Ya saben: "Hijo mío, no pongamos límites a la voluntad divina", dicen que replicó cierto venerable mitrado a un arcipreste que acababa de desearle que cumpliera otros cien años más. En fin, Fraga, que es a la derecha liberal lo mismo que Atila a la industria de los fertilizantes, resulta que, ahora, anda con prisa por sentar a Gallardón en el palco del Gran Inquisidor Centrista. Cosas veredes, que decía el otro.

Más de una vez hemos barruntado aquí que las dos enfermedades crónicas de la derecha española son el fulanismo y la adicción a la gomina. Así, que al partido de orden durante la República tuvieran que bautizarlo Confederación de Derechas Autónomas ya lo dice todo sobre la primera de esas taras genéticas que arrostra hoy el PP. En cuanto a lo otro, lo del pelo, que casi es más grave aún, también viene de atrás y, por lo que se ve, tampoco tiene remedio. De ahí que no hayamos de extrañarnos en absoluto del caprichito que le ha entrado a don Manuel por el capataz de aquella patética Alianza Popular que nunca alcanzó ni cinco miserables millones de votos. Al cabo, si a esas dos pandemias se les pudiese poner nombre y apellidos, el ruiz-gallardonismo ya aparecería en todos los informes anuales de la Organización Mundial de la Salud al lado del tifus, el cólera y las fiebres de Malta.

Trece interminables años de socialismo trincón. Ese fue el precio que hubimos de pagar a cuenta de que aquella derechona de Atapuerca que representaban Fraga y su amado ahijado Alberto siguiera rehusándose a entrar de una puñetera vez en la Modernidad. Trece infinitos años de nepotismo al por mayor y mediocridad a granel. Pues, nada, ya volvemos otra vez a las andadas. Lo dicho: no tienen cura.

José García Domínguez

Contra Fraga (1): El facha respetuoso


A Fraga, el amigo de Fidel Castro (¿precursor de la alianza de civilizaciones?), el hombre que luchaba contra el franquismo desde dentro, suelen recordarle los progres que firmó no sé cuántas sentencias de muerte (en realidad no firmó ninguna, pues las firmaban los jueces y el gobierno daba el enterado o conmutaba, según prefiriese). Como ocurre con tantos derechistas, en el castigo no se crece. Al contrario, se revuelve contra su propia biografía. Ahí lo tenemos de nuevo.

Pío Moa
Libertad Digital, 28-08-2007

Muerte de un escritor, UMBRAL


Faltan, sobre todo, los cojones de ponerse el mundo por montera, de arrojarlo en un brindis, de arriesgarlo todo por una buena frase, de entregarse al placer del escritor y del lector de raza. Ahora sí que Cela se ha muerto del todo.

Ahora sí que se ha acabado un siglo XX español, el de las letras recias y el esplendor del genio provinciano que llega a la capital y se enseñorea, con todo derecho, de las tabernas, de las tertulias y del papel impreso. Dejaremos la crítica para los críticos. Y dejaremos el anecdotario –de las pensiones a los grandes premios, de los lupanares a la movida madrileña–, para los trescientos amigos de toda la vida que le van a salir. Dedicarle una columna a Umbral es como pintar un retrato de Goya. Una temeridad, un fracaso cantado. Pero peor habría sido hacérsela en vida o en agonía y contarse entre las aves de mal agüero o entre las carroñeras que ansían su espacio vacío.

Nada de eso importa. Es la literatura, estúpidos, que diría aquel. Quedará, por encima de todo, un despliegue de columnas. Más que el edificio, la columnata, porque los libros ya veremos. Prevalecerá la voz lúcida, bronca y quebrantadora, la sorpresa urdida en unos pocos párrafos; el columnista es un luchador con el brazo bueno atado a la espalda y el cronómetro urgiéndole a acabar cuando justo ha empezado a lucirse. Restará el misterio que llaman estilo.

Prefiero, entre todas sus piezas de periódico, las propias de un género que él había fundado y al que regresaba cuando le daba la gana, elevando a sujetos poéticos, como un dios caprichoso, a políticos, a ricachos o a folclóricas: el columnismo poético. No la prosa poética, ojo, que ya estaba fundada, sino una poesía con su metro que se ve de repente empaquetada en párrafos apresurados de poeta inevitable, arrebatos endecasílabos, rimas ocultas o evidentes. Todo dispuesto para ser devorado por el intelecto y la sensibilidad de una sola vez y sin contemplaciones. Sin guiños, sin barras, sin espacios, sin respiración.

Un siglo XX español, pertinaz, alargaba a su través un brazo incorrupto y se metía en épocas ignotas que ya no podían reconocerle porque faltan demasiadas cosas. Faltan lecturas y disposición. Faltan, sobre todo, los cojones de ponerse el mundo por montera, de arrojarlo en un brindis, de arriesgarlo todo por una buena frase, de entregarse al placer del escritor y del lector de raza. Ahora sí que Cela se ha muerto del todo.

Juan Carlos Girauta
Libertad Digital, 29-08-2007

Rosa Díez abandona el PSOE y será cabeza de cartel en el nuevo partido impulsado por Savater

Madrid. (EUROPA PRESS).- Rosa Díez ha decidido abandonar el PSOE en el que militaba desde hacía décadas y el próximo 7 de septiembre sellará oficialmente su incorporación al nuevo partido encabezado por el filósofo Fernando Savater, según informa ABC en su edición impresa de hoy.


Según indica el diario, la dirigente socialista sellará su compromiso oficial con la nueva formación el 7 de septiembre durante un cena a la que asistirán también el propio Fernando Savater y el profesor de la UPV, Carlos Gorriarán, otro de los impulsores del proyecto.

Asimismo, este nuevo partido del que todavía no se conoce el nombre se presentará en sociedad el próximo 29 de septiembre en Madrid, momento en el que dará a conocer sus bases programáticas de cara a las futuras elecciones del año que viene.

Rosa Díez pondrá así fin a su trayectoria política como militante socialista en la que fue consejera de Comercio, Consumo y Turismo del Gobierno Vasco bajo la presidencia de José Antonio Ardanza (PNV) desde 1991 hasta 1998. Asimismo, fue diputada del Parlamento vasco y desde 1999, desempeño funciones como Eurodiputada. Además es miembro de la plataforma política `Basta Ya! contra el nacionalismo vasco y el terrorismo de ETA.

En 1998 fue derrotada por Nicolás Redondo en las elecciones primarias del PSE para elegir candidato a lehendakari y también fue derrotada por José Luis Rodríguez Zapatero dos años después en las primarías del PSOE para elegir al nuevo secretario general del partido tras la dimisión de Joaquín Almunia.

Rosa Díez, en los últimos años se ha mostrado muy crítica con algunas de las políticas llevadas a cabo por el Gobierno socialista de Zapatero como la relación con los partidos nacionalistas y fundamentalmente lo referente a la política antiterrorista.


La Vanguardia