miércoles, 19 de septiembre de 2007

Arrieros somos...

A aquellos que creen que UPD perjudicará principalmente al PP hay que decirles que no se pongan nerviosos, que en el camino nos encontraremos. Pero muchos no podemos seguir admitiendo que, gane el PSOE o gane el PP, en último término quienes ganan son los nacionalismos anacrónicos y reaccionarios que están hundiendo la democracia. Por eso, creo que hay que hacer llegar a la opinión pública con claridad cuál puede llegar a ser el papel del nuevo partido naciente.

El nuevo partido UDP (Unión, Democracia y Progreso), debe definir, además de los principios, una estrategia general en función del papel que cree que va a desempeñar.


Dada la situación de emergencia y degeneración crecientemente acelerada en que se encuentra el país, UDP debe fijar su objetivo estratégico en el desempeño de un rol catalizador, a fin de cambiar de raíz la lógica de la democracia española, existente desde comienzos de la transición:

Es necesario frenar a los nacionalismos y a los dos grandes partidos en la dinámica de la cesión continua orientada a la centrifugación del Estado y el confederalismo o la independencia.

En función de este gran objetivo estratégico es preciso cambiar los equilibrios políticos globales en perjuicio de los nacionalismos y modificar la lógica degenerativa de los dos grandes partidos, incapaces de mantener la vigencia de los principios constitucionales de unidad, igualdad y pluralismo, debido a sus necesidades de alcanzar y gestionar el poder en pacto con los nacionalismos periféricos.

La lógica degenerativa ha alcanzado su culminación aberrante en el PSOE de Rodríguez Zapatero, y aunque el PP intenta conservar la integridad, las presiones localistas y la búsqueda de pactos con CIU y otros caciquismos locales pueden reiniciar la lógica degenerativa si alcanzan el poder sin contrapesos regenerativos.

El Papel de la UPD es alcanzar presencia política suficiente, en primer lugar, para modificar la agenda política del país, situando la defensa de los principios constitucionales en primer plano. Y en segundo lugar, para obtener escaños en el Parlamento a fin de hacer de bisagra parlamentaria regenerativa en gobiernos de coalición o pactos de Estado.

La pregunta estratégica clave es cuál es nuestro objetivo para las próximas generales, y la respuesta más plausible debería ser la de hacer perder las elecciones a ZP y el PSOE, a fin de que este partido se regenere, cambiando su dirección y sus alianzas. Pero para conseguir esto es necesario hacer pasar al PSOE a la oposición, si no será imposible alcanzar este fin. La alternativa de un UPD bisagra apoyando a un PSOE dirigido por ZP no produciría el efecto catártico que el PSOE y la opinión pública necesitan. Es preciso un cambio radical de la lógica política de la transición que frene a los nacionalismos y sus impulsos autoritarios o totalitarios, y eso sólo se puede conseguir mediante un giro radical de la opinión pública, que comprenda que el nacionalismo es reacción y anacronismo, y no progreso, y que la dinámica degenerativa se debe frenar de raíz.

Por tanto, nuestro objetivo debe ser que las próximas elecciones generales las gane el PP y pueda gobernar con apoyos suficientes como para iniciar una política de Estado que cierre definitivamente el modelo de Estado, modifique la ley electoral a fin de reducir la influencia desproporcionada de las minorías e introduzca mecanismos institucionales e intergrupales a fin de reducir la oligarquización e irresponsabilidad de los partidos ante los electores.

La secuencia ideal de transformación derivada de las elecciones generales podría ser la victoria del PP, junto con un número suficiente de escaños a UPD, que permitiera gobernar al PP en coalición con nosotros, posibilitando a posteriori la regeneración del PSOE, con la caída de Zapatero, a fin de preparar un pacto de Estado entre los tres para la siguiente legislatura, a fin de modificar la Constitución y la ley electoral. Este pacto de Estado podría ser de ámbito meramente parlamentario o un gobierno de gran coalición al estilo del alemán.

UPD debería rechazar de plano toda posibilidad de llegar a pactos que aceptaran como hecho consumado los Estatutos inconstitucionales y la deriva confederal seguida durante los últimos años. Y definir las alianzas políticas en función de este objetivo.


Luis Bouza-Brey

Regeneración Democrática

Las lenguas y las hablas de los españoles

El llamado chino mandarín es la lengua con mayor número de hablantes y sin embargo es una lengua étnica. El chino no es una lengua de comunicación, como lo es, por ejemplo, el inglés (de modo eminente), el francés, el alemán, el árabe... y el español

Alfonso Blanco Reabia (catedrático de Psiquiatría, Universidad de Sevilla) anota una curiosa expresión, oída en la Sierra de Cádiz: "Cuando se le pregunta al enfermo, como es habitual, y ¿cómo está usted?", responde: Pues mire usted, doctor, no estoy muy peor". Estupenda ambigüedad. También los solecismos pueden tener su gracia.

Felipe Ortuño me corrige. No se dice "minchirones" (como yo escribí) sino michirones, aunque en Murcia se oye minchirones y en Yecla menchirones. Son unas habas rehogadas, típicas de la huerta murciana, que son tan sabrosas como nutritivas. Me suenan las de Casa Pepe en Murcia. Me gustaría saber por qué las habas michirones reciben ese nombre.

Timoteo Giménez Domingo documenta que "pingo, en Aragón, equivale a chiquillo travieso, y también a las personas que viajan o se mueven mucho". No es un sentido muy alejado de los que circulan por otras partes de España. El origen de esa voz está en el latín pinguis (= gordo, grasoso), como algo despectivo. De ahí pasó a describir las ropas mugrientes. El Diccionario de Autoridades recoge pingajo como el vestido sucio y roto. Se llamó también pingo. Por metonimia, pingo pasó a ser "mujer despreciable, prostituta callejera". También se derivó pindonga con el parecido sentido de "mujer callejera o amiga de ir de un sitio a otro". Así que los aragoneses, en esta ocasión, no divergen mucho del sentido castellano de pingo. Me pregunto si la acepción americana de pingo como "caballo" no tiene también mucho que ver con el sentido tradicional de esa voz. En México pingo es, como en Aragón, "muchacho travieso". Recuerdo que, de niño, cuando yo salía a la calle con la ropa un tanto desaliñada (que no era mucho si la comparamos con lo que ahora se estila), mi madre me decía: "¿Dónde vas con esos pingos?".

Pedro Manuel Araúz (Manzanares de la Mancha, Ciudad Real) registra el localismo polaco:

Prácticamente en desuso, aplicado al individuo especialmente desastrado y peligroso. Posiblemente se deba a que durante junio y julio de 1809, en la guerra de la Independencia, el pueblo estuvo ocupado por una división polaca al mando del general Valence, Dragones del 7º regimiento de Varsovia, que se distinguieron por su especial capacidad para realizar desmanes de todo tipo.

Manuel Benítez Romero (Carrión de los Céspedes, Sevilla) recoge esta expresión de su pueblo: "A hora horá" (= a la hora horada). Significa "llegar a tiempo, por los pelos, con el autobús casi en marcha, empezando la película, etc.". No está mal.

Capçotet Del Tito asegura que le duele mi afirmación de que el catalán es una lengua étnica. Le parece una "valoración absurda" el reconocimiento de "valorar una lengua por su número de hablantes". No, no es absurda; tiene su lógica. El carácter de lengua étnica lo defino por diez puntos. Desde el punto de vista de la lengua de comunicación son estos:

1. Es hablada por un conjunto notable de habitantes, digamos, no menos de cien millones.
2. Es la lengua común en varios países, sean o no naciones independientes, pero que tienen un cierto peso demográfico y económico.
3. Debe haber emprendido con éxito algún sistema de unificación de los dialectos locales o regionales sobre la base de una Gramática común. Esa labor unificadora la emprendió el castellano mucho antes que los otros idiomas europeos.
4. Se aprende masivamente por los que no la tienen como familiar.
5. Deja traducir fácilmente el gentilicio con que se conoce esa lengua. Por ejemplo, el castellano es Spanish para el mundo angloparlante, pero el vascuence presiona para que sea conocido en otros idiomas como euskera. En inglés España es Spain, pero en castellano se presiona socialmente para decir Euskadi (que, por otra parte, es un neologismo) en lugar de País Vasco.
6. No necesita el carácter de lengua "propia", ni siquiera el de "oficial", para medrar.
7. Se emplea más allá del círculo doméstico o del referido a las tradiciones en el territorio donde tiene vigencia.
8. Se impone por la facilidad de los intercambios más que por la obligatoriedad.
9. Destila una serie de obras literarias que se traducen a otras lenguas. Una forma práctica de ese reconocimiento es que algunas obras literarias más representativas lleven al reconocimiento del Premio Nobel para sus autores. Si ese logro no se consigue, al menos se podrá apreciar que las obras más destacadas figuren ampliamente en una enciclopedia de reconocimiento internacional como la Britannica.
10. No sirve para identificar políticamente a una corriente de hablantes que se consideren nacionalistas.

Como ven, solo uno de ellos es el número de hablantes. Por ejemplo, el llamado chino mandarín es la lengua con mayor número de hablantes y sin embargo es una lengua étnica. El chino no es una lengua de comunicación, como lo es, por ejemplo, el inglés (de modo eminente), el francés, el alemán, el árabe... y el español, entre otros, muy pocos más.

Julián García Camacho me envía un valioso testimonio sobre la batallona cuestión de las lenguas regionales, en este caso referida a Mallorca:

Hace unos días envié una consulta al Defensor del Pueblo, de la cual ya he tenido acuse de recibo y espero tener algo más dentro de un tiempo, cuando la estudien adecuadamente. La cuestión se refiere a que resido en Mallorca desde hace pocos meses. Intento conseguir un empleo y aunque me he pasado los últimos veintidós años trabajando en la administración pública (un Ayuntamiento en la provincia de Ciudad Real), para acceder a cualquier puesto de trabajo público en Mallorca debo tener un "nivel C" de catalán. Y le planteaba al señor Múgica, que valore si tal obligación es constitucional, cuando nuestra carta magna señala claramente que todos los españoles tenemos la obligación de conocer el idioma español, mientras que tenemos el derecho de usar las otras lenguas que existen en diferentes territorios del estado. Si esto es así, todos los españoles, incluidos los mallorquines, conocen el idioma español, por lo cual puedo atenderles en esa lengua, trabaje en el puesto que trabaje de cualquier administración. Que un usuario hable mallorquín (o catalán, como están empeñados los poderes públicos de la isla) y se encuentre con un funcionario que también lo habla y quieren realizar el trámite o gestión en ese idioma... pues me parece estupendo, pero no veo por ninguna parte la necesidad de que aprenda a hablar catalán, prácticamente con el mismo nivel que un indígena (entiéndase el sentido territorial de la palabra) para trabajar con personas que entienden perfectamente mi propia lengua, que es la de todos los españoles. ¿O no lo es? Si me aporta su punto de vista le quedaré muy agradecido.

Mi opinión es muy clara. El castellano o español es la única lengua en la que se pueden entender los españoles. La pretensión de que los españoles, y no digamos los extranjeros, tengan que comunicarse en las otras lenguas españolas es un disparate. Otra cosa es que haya que cultivar todas las lenguas, cada una en su territorio. El ideal es que, a la larga, todos los españoles se puedan entender en español e inglés, además de la tercera lengua privativa en cada una de las respectivas regiones. Pero, de momento, lo único exigible es el conocimiento del castellano por la razón estadística de que es el único idioma que pueden hablar todos los españoles.

Manuel Morillo Caballero lee que uno de mis corresponsales asegura que "en Mallorca el castellano es el idioma que habla el 40% de la población". Don Manuel se pregunta: "¿Qué idioma habla el otro 60%? ¿Cuándo vuelva a Mallorca solo podré comunicarme con el 40% de la población?". Las respuestas son sencillas. En Mallorca casi toda la población española habla castellano, aunque el 60% habla también el mallorquín (la mayoría) o el catalán. Lo curioso es que el idioma dominante en el mundo público es el catalán. No importa el color que tenga el Gobierno de la comunidad autónoma. Hay también una pequeña proporción de extranjeros que difícilmente se entienden en los idiomas españoles. Pierda cuidado, don Manuel. En Mallorca se podrá entender con casi todo el mundo en castellano.

Amando de Miguel
Libertad Digital