martes, 20 de mayo de 2008

Si el Polo Norte se derritiera completamente, el nivel del mar no subiría ni un milímetro




Y no subiría por las razones descubiertas por el filósofo y matemático griego Arquímedes de Siracusa; quien vivió en el siglo tercero antes de Cristo (del año 287 al año 212 antes de Cristo), y quien redactó el Principio de Arquímedes que aprendemos durante nuestra educación secundaria, y que puede parafrasearse de la siguiente forma:

El peso de un objeto que flota en el agua es igual al peso de la masa de agua que desplaza

Debido a que el hielo existente en el Polo Norte no está sobre una masa de tierra continental, sino que es un océano congelado, ya el peso de todo el hielo del Polo Norte desplazó una masa oceánica igual a su peso; por lo que si se derritiera completamente, simplemente dejaría un vacío que sería ocupado por el agua líquida que lo rodea, no afectando en lo absoluto al nivel del mar.

Adicionalmente, la gruesa capa de hielo que cubre a Groenlandia—una gigantesca isla ubicada en el círculo polar ártico, ha estado creciendo, en vez de derretirse, como lo comprueba la siguiente información que usted puede leer en la página web oficial de la NASA (National Aeronautics and Space Administration = Administración Nacional Aeronáutica y del Espacio—de los Estados Unidos de América; nasa.gov:

Comparison with precise ice-surface elevations obtained using a geoceiver in 1980 at stake arrays in southern Greenland indicates a thickening of as much as a meter between 1980 and 1993.

[Comparaciones con precisas elevaciones superficiales de hielo obtenidas usando un geoceiver en 1980 de estacas colocadas al sur de Groenlandia, indican un engrosamiento de tanto como un metro entre 1980 y 1993—(geoceiver es la abreviatura en inglés de receptor geodésico: receptor de formas de la superficie terrestre).

Otra cosa muy distinta ocurriría si se derritiese el Polo Sur, ya que el hielo que lo cubre está sobre una masa de tierra continental llamada la Antártica—vea la fotografía satelital inserta arriba; a la derecha, al comienzo de este escrito, donde se observa el Polo Sur o Continente Antártico.

Esa fotografía del año 2006—que usted puede hallar en numerosas páginas web, usando el buscador de imágenes de Google google.com, muestra en colores fucsia, rojo, anaranjado y amarillo, el crecimiento de la masa de hielo de la Antártica—así que; el Polo Sur, en vez de estarse derritiendo a causa del “Calentamiento Global”, más bien ha estado atrapando más hielo sobre su superficie continental—y congelando adicionalmente al océano que lo circunda.

Y por esa razón, el tan cacareado “Calentamiento Global” con el que cineastas y productores de televisión; así como algunas organizaciones políticas e individuos “verdes” (ambientalistas), han estado aterrorizando a los cinéfilos, televidentes, lectores de periódicos y radioescuchas, diciéndoles que las actividades contaminantes de los seres humanos—particularmente el “exagerado consumo” de combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo), están provocando la desaparición de los glaciares y el derretimiento de las capas de hielo polar—y en consecuencia, las islas del mundo y las ciudades ubicadas en las costas de los mares, serán sumergidas por un incremento del nivel del mar, no tienen fundamentos científicos—como lo demuestra la información que usted acaba de leer en este escrito y que puede comprobar personalmente, surfeando las páginas web de la internet, verdaderamente científicas.

Reducir la contaminación ambiental—de cualquier tipo—es un objetivo moral y ético que debemos compartir todos los seres humanos; sin embargo, las leyes que gobiernan a nuestro universo, a nuestro planeta y a la Naturaleza de la Tierra, producen interacciones intrincadas y altamente complejas—que no pueden ser explicadas con argumentos simples como los usados por no pocos irresponsables, que usan fenómenos ambientales locales y muy particulares, para intentar convencer a los gobiernos, de que “lo mismo está ocurriendo en todo el planeta a causa de la indebida intervención humana”—y que de ser escuchados, podrían conducir a esos gobiernos a reducir la tasa de desarrollo económico que es vital para la supervivencia de la especie humana, y sobre todo para sacar de la pobreza y la miseria a los centenares de millones de personas que todavía habitan en el llamado Tercer Mundo (conjunto de países subdesarrollados o en vías de desarrollo), ubicados principalmente en África, Asia y América Central y del Sur.

Por esa razón, es fundamentalmente vital, que los sistemas educativos de Venezuela—y de todo otro país subdesarrollado del mundo—enfaticen la enseñanza de los conocimientos científicos, para que sus habitantes no caigan presa de este nuevo “terrorismo ambientalista”, utilizado como lenguaje político—nada científico—por algunos políticos irresponsables.

Un ejemplo de la falsa alharaca sobre un masivo y mortal “Calentamiento Global”, es el hecho de que todavía ningún experto del mundo en climatología o meteorología, ha sido capaz de demostrar científicamente una relación directa entre los huracanes y ciclones y el “Calentamiento Global” que supuestamente los convertiría en “cada vez más fuertes y peligrosos”.

Y muchísimo menos se debería prestar atención a las falsas creencias que heredamos de nuestros antepasados remotos, entre las que destacan las “Profecías de Nostradamus”—quien ya fue demostrado como falso—porque su “predicción” de que “el mundo se acabaría en el año 2000” no se cumplió—y tampoco se va a cumplir ninguna otra, porque ningún ser humano pasado o presente, es capaz de “ver el futuro”.



El mismo tratamiento debe recibir el último libro del Nuevo Testamento de la Biblia, llamado por algunos “Apocalipsis” y por otros “Revelaciones”—aquellos que estén realmente interesados en saber la verdad sobre el tiempo (pasado presente o futuro), lo que deberían hacer es comprar el libro del sabio británico; Stephen Hawking, titulado: “A Brief History of Time” (“Una Breve Historia del Tiempo”), escrito por él en un lenguaje sencillo; para que pueda ser entendido por cualquier persona, y en el cual detalla los postulados y las leyes de la Física que explican y gobiernan al continuum llamado espacio-tiempo que tuvo su origen hace aproximadamente unos 13 mil 700 millones de años durante el evento cósmico llamado el Big Bang (La Gran Explosión), que dio origen al Universo, y posteriormente a nuestro planeta Tierra.

Analitica.com