miércoles, 21 de mayo de 2008

Aplausos y... aplausos

Aunque me despista un poco el programa "La noria" porque haciendo honor a su nombre sube de los intestinos al corazón y del corazón al cerebro, he seguido con atención dos de sus últimas ediciones a las que acudieron como entrevistados "serios" Julio Anguita, hace unas semanas, y Rosa Diez, muy recientemente. Jordi hizo su trabajo bien y le acompañaban en las bandas buenos profesiones (creo que la de Rosa la hizo él solo). Pero no se trata de hablar de televisión, ni tan siquiera de lo que dijeron o dejaron de decir Anguita o Rosa, tan lejos, tan cerca.

Si el programa con esos invitados me lleva hoy a escribir esta columna, es porque en los dos casos ocurrió algo no demasiado habitual cuando se entrevista a un "político": el público no se cortaba un pelo aplaudiendo una respuesta y la siguiente y la otra. Admitiendo que los regidores saben cumplir con su trabajo indicando al personal cuando debe aplaudir, a esta alturas uno se cree capaz de distinguir entre el aplauso impuesto y el que brota al margen de de instrucciones previas. Y Julio Anguita y Rosa Díaz se ganaron los aplausos por directo, sin intermediarios y, lo que es aun más importante, diciendo cosas políticamente incorrectas, llamando al pan, pan y al vino, vino, sin promesas y sin rencores.

Anguita dijo lo de siempre con una claridad meridiana y no se casó con nadie, ni con la derecha, claro, pero mucho menos con la izquierda o lo que sea ahora el PSOE. Y la gente aplaudía esa cordura de un profesor que en su momento no tuvo ningún miedo en coincidir con el PP en cosas puntuales porque se trataba de ser fiel a su propia honradez y su propia coherencia, lo cual le preocupaba bastante mas (en realidad era lo único que le preocupaba) que luego la pandilla de inmorales manipuladores que hay en todos los partidos pusieran en pie la teoría "de la pinza" según la cual IU -la IU de Anguila- poco menos que había pactado con el PP. La diferencia con Llamazares es que don Gaspar es capaz de tragar sapos y culebras con tal de no coincidir con el PP ni en los pasillos y así, claro, terminará engullido por quien todos sabemos mientras contempla la vida desde el grupo mixto.

Sobra Rosa Diez, era curioso la cantidad de mensajes que aparecían en pantalla y que sólo eran o muy buenos o muy malos: o Rosa era genial o Rosa era una traidora. Los aplausos de la grada le llovían una y otra vez y culminaron cuando se preguntó si era de izquierdas o de derechas solucionar, y fue enumerando una serie de problemas a los que nos enfrentamos todos. Rosa defiende el sentido común que no es, como tantas veces se ha dicho, el menos común de los sentidos; al contrario: la gente está llena de sentido común que luego tratan de envilecer por la vía de la contaminación algunos líderes políticos y algunos medios. De cualquier forma un recado a Rosa: ¿Qué pasa con Gorriarán y la democracia interna de su nueva formación? Demasiados mensajes insistían en eso y tal vez fuera bueno que investigar por qué.

Andrés Aberasturi
Diario Siglo XXI