sábado, 9 de agosto de 2008

La Frase Progre. Por Bieito Lobeira, diputado de BNG

"El desconocimiento del gallego es un problema importante de la sanidad gallega"

Sí, ese el gran problema de la sanidad pública gallega, el hecho de que muchos médicos no hablen gallego. Pues claro que sí.

Y, actuando en consecuencia, estos aprendices de dictadores quieren sacar adelante una norma que exija a los médicos que ejercen en Galicia el conocimiento del gallego. Y si no aprenden, ¿los echarán? ¿Aunque sean buenos?

Naturalmente que sí. A estos señores lo único que les preocupa es la tribu. Les da igual las listas de espera, el despilfarro, el desastre que es la sanidad pública en nuestro país. Todo eso les da lo mismo. Si los médicos hablan gallego, entonces todo está bien.

¿Cómo solucionaría esto el libre mercado? Muy sencillo. En vez de robar el dinero a los ciudadanos mediante los impuestos y las cotizaciones de la SS, ese dinero lo usarían para elegir libremente el médico que quisieran. Utilizando, por supuesto, los criterios que cada uno estimase oportuno, como por ejemplo si habla o no gallego. Si esto es importante para algunos enfermos, adelante, que lo exijan.

Pero no, porque los gallegos, especialmente los más modestos, no tienen capacidad económica para elegir como ha de ser tratada su salud, porque el Estado les requisa lo poco que ganan. Y tampoco pueden decidir si el hecho de que un médico hable o no gallego es un criterio importante a la hora de elegir médico. Ya toman los burócratas del BNG la decisión por ello.

Paletismo, intervencionismo, tendencias dictatoriales, despilfarro, despotismo. Esta es la sanidad pública gallega y, por extensión, la española. Cualquier cosa menos libertad y capacidad de elección.

La frase Progre

Activistas pro Tibet, protestan en Pekin


Tiananmen “Tibet Die-in” Protest 080908 from Students for a Free Tibet on Vimeo.

La crisis financiera cumple un año y amenaza con cumplir muchos más

Hoy se cumple un año de la inyección de emergencia de 95.000 millones de euros que realizó el BCE para evitar el colapso del mercado monetario, y lo que parecía un problema puntual -afectaba sólo a un pequeño segmento del mercado hipotecario en EEUU llamado subprime- se ha convertido en la mayor crisis de liquidez y solvencia de los últimos 70 años. Y lo peor es que no se ve ni de lejos su final; los expertos más optimistas auguran otros dos años hasta que la situación se normalice.

Las cifras son aterradoras. En el último año, el BCE y la Reserva Federal han inyectado más de 250.000 millones de liquidez a corto plazo para evitar el derrumbe del sistema financiero mundial; el Dow Jones ha bajado el 14% y el Ibex, el 22% (si bien ambos índices se recuperaron tras el primer golpe y marcaron máximos históricos en noviembre antes de volver a caer con el 'lunes negro' de enero); el crecimiento económico en EEUU se ha reducido a la mitad y el español ha pasado del 4,1% al 2,7%; y los precios de la vivienda se han desplomado un 40% en algunas zonas de EEUU y aquí empiezan a bajar con fuerza.

Si nos centramos en el sector epicentro de la crisis, la banca mundial ha sufrido pérdidas de 476.000 millones de dólares por la amortización de activos que han perdido su valor, ha efectuado ampliaciones de capital por 354.000 millones y ha despedido a varios presidentes y a miles de trabajadores; Bear Stearns, el quinto banco de inversión de Wall Street, tuvo que ser rescatado por la Fed y JP Morgan, y Lehman Brothers ha estado a punto de seguir sus pasos; ocho bancos comerciales han quebrado en EEUU; uno de los principales bancos hipotecarios británicos, Northern Rock, tuvo que ser rescatado por el Banco de Inglaterra y finalmente nacionalizado; y Fannie Mae y Freddie Mac, los pilares del mercado hipotecario en EEUU, seguramente correrán la misma suerte para evitar su quiebra.

A estas alturas de la película, no hace falta volver a explicar cómo se originó esta crisis, con la burbuja de crédito fácil, barato y sin requisitos (de ahí lo de subprime), y la titulización y venta masiva de estas deudas entre millones de inversores en todo el mundo. Cuando el precio de la vivienda empezó a bajar y comenzaron los impagos, la burbuja estalló, los activos en que se habían empaquetado los créditos se hundieron, la liquidez se secó en el mercado y comenzó la reacción en cadena que dura hasta hoy.

En El Confidencial hemos publicado numerosísimos artículos sobre las causas y la evolución de la crisis, así como análisis (como éste) en la columna Valor añadido y encuentros digitales sobre este asunto.

El exceso de fe en los mercados financieros

Con la perspectiva de estos 12 meses, la primera gran pregunta que hay que plantearse es "cómo es posible que los problemas con las hipotecas subprime, que son un sector muy pequeño de los mercados financieros globales, hayan provocado este desastre", en palabras del Banco Internacional de Pagos. Gillian Tett, jefa de mercados de capitales en el Financial Times y experta en la crisis japonesa, cree que la clave está en el concepto de "fe" en el mercado financiero, que explica la innovación sin precedentes en este campo mediante la creación de sofisticados vehículos para trocear y empaquetar el riesgo bancario.

La emisión de instrumentos de crédito se multiplicó por 12 entre 2000 y 2006, pasando de 250.000 millones de dólares al año a 3 billones (trillones americanos) anuales, y eso permitió bajar drásticamente el coste del crédito, disparar el apalancamiento (endeudamiento) y rebajar los estándares para conceder créditos. Detrás de esta fe, Tett identifica tres grandes asunciones (o artículos de fe) que se han demostrado trágicamente erróneos.

La primera asunción era que los mercados de capitales habían llegado a tal grado de desarrollo que los bancos siempre iban a poder vender activos de deuda, es decir, que siempre iba a haber liquidez. Eso les llevó a dar crédito a manos llenas porque asumían que siempre iban a poder traspasar el riesgo, a lo cual ayudó la presión competitiva por crecer en un entorno tan positivo. La segunda era la confianza de los inversores en las calificaciones otorgadas por las agencias de rating a este tipos de activos, asumiendo que si eran triple A no había riesgo, aunque en muchos casos no entendieran el producto que compraban. Finalmente, el error más importante fue pensar que repartir el riesgo entre millones de inversores en vez de entre unos pocos bancos daba más estabilidad al sistema financiero.

Cuando se descubrió que estas supuestas verdades reveladas no eran tales, se hundió todo el edificio. La pérdida de fe en los ratings hizo que muchos inversores dejaran de comprar estos instrumentos, lo que impidió a los bancos seguir titulizando hipotecas y, además, dejó sin financiación sus vehículos especiales de inversión (los famosos SIV), que emitían papel comercial a corto plazo para comprar activos a largo. Lo imposible había pasado: la iliquidez. Estos vehículos tuvieron que ser asumidos por los bancos, lo que se sumó a las pérdidas de sus propios instrumentos de deuda, destrozó sus balances y acabó con el mito de que la dispersión del riesgo les protegía de una crisis sistémica. En esas condiciones, empezaron a acaparar liquidez y dejaron de prestarse entre ellos por la desconfianza sobre lo que había en los balances. Resultado: el credit crunch y el desapalancamiento, con la venta de estos activos a cualquier precio o directamente su amortización por falta de mercado..

Un futuro muy negro

¿Y ahora qué? Ésa es la segunda gran pregunta de este aniversario. La respuesta del consenso de economistas es que esto va para largo y que posiblemente lo peor todavía no ha quedado atrás. Un pesimismo que ha aumentado con la frustración de las expectativas de mejoría en varios momentos durante este año: el otoño pasado después del golpe inicial, enero, cuando los bancos centrales lanzaron su ofensiva conjunta, y marzo, con el rescate de Bear Stearns.

"Dudo que hayamos recorrido más de un tercio de la crisis", opina Michael Burry, gestor del hedge fund Scion. "No tendremos una recuperación de verdad hasta finales de 2010 o principios de 2011, porque muchas de las facturas de la burbuja de crédito todavía no se han pasado al cobro", añade. Otro gestor de hedge funds entrevistado por MarketWatch, Eric Hovde, es un poco más optimista: quedan entre uno y dos años de crisis, afirma, y recuerda que la nueva caída del precio de la vivienda tardará entre tres y seis meses en reflejarse en los balances de las entidades. La gran banca española coincide en que puede durar hasta 2010.

Para que se solucione la crisis, los expertos creen que es condición sine qua non que se estabilice el mercado inmobiliario en EEUU y que los bancos eliminen definitivamente todos los instrumentos de crédito en cartera y sus propios créditos impagados (el FMI cifró el impacro total de la crisis en 800.000 millones). Además, hay que solucionar la gravísima situación de Fannie Mae y Freddie Mac. Tett cree que la clave está en devolver la confianza al sector financiero, para lo que sugiere más ampliaciones de capital y un proceso de titulización más transparente. "Pero llevará años, no meses, restablecer la confianza, porque se han venido abajo las grandes asunciones de las finanzas del Siglo XXI", concluye.

Mientras tanto, las expectativas mayoritarias son de que EEUU acabará entrando en recesión porque, a pesar de las bajada de tipos más rápida de la historia (del 5,25% al 2% en sólo siete meses) y de los estímulos fiscales (cheque de 600 dólares a los contribuyentes), el consumo está seriamente tocado. Para Europa hasta ahora las previsiones eran más halagüeñas, pero el crecimiento negativo en Italia y Alemania ha empeorado notablemente el panorama. El propio Jean-Claude Trichet alertó el jueves de las amenazas sobre el crecimiento. Para España el panorama no es mucho mejor, porque hay que sumar el estallido de nuestra burbuja inmobiliaria; algunas entidades, como Funcas, ya hablan directamente de recesión

Cotizalia

Marcha marroquí a Perejil el 14 de agosto

Según últimas declaraciones de altos cargos marroquíes, entre ambos países “todo va muy bien”. Lo cual no es óbice para que la “diplomacia paralela” (si hacemos caso a la información recientemente publicada en el diario “Attajdid”, órgano del Movimiento Unicidad y Reforma), aglutinada por asociaciones civiles del norte de Marruecos, el Frente para la Defensa de la Unidad Territorial y la Asociación Sáhara Marroquí convoquen a sus huestes para intentar ocupar, el próximo 14 de agosto, el islote de Perejil (Laila para nuestros vecinos). Según fuentes próximas a este movimiento asociativo ultra nacionalista, manejado en parte por los servicios marroquíes, “El gobierno de Abbas El Fassi cometerá un error si prohíbe esta marcha”.

El 14 de agosto es fiesta oficial en Marruecos, “Oued Ed Dahab”, que será seguida de otros dos días señalados: la Fiesta del Rey y del Pueblo del miércoles 20 de agosto (que en Tetuán se celebra por todo lo alto) y la Fiesta de la Juventud, prevista para el jueves 21 de éste mes. Curioso momento éste para intentar enturbiar las relaciones hispano-marroquíes. Después del vergonzoso desplante de Ouxda y el ridículo avance de las negociaciones (los logros tras la posterior visita Rubalcaba fueron el chocolate del loro), parece oportuno preguntarse ¿quién anda detrás, encendiendo la mecha?. Según comentarios próximos a fuentes oficiosas, recogidos por este corresponsal, el frente antiespañol podría estar animado por el flamante y poderoso diputado Fouad El Himma, de quien también se habla como posible candidato a Primer Ministro en un nuevo gobierno de concentración. El Himma es, también, uno de los buques-insignia de los intereses de Francia en el vecino Reino de Marruecos. Mientras, a las costas españolas (granadinas en este caso) no dejan de llegar pateras cargadas de una humanidad doliente y sin papeles, procedentes del norte de Marruecos.

minutodigital