viernes, 20 de marzo de 2009

El voto a destiempo y donde no tocaba mete a la Vice en un lío monumental

El Ayuntamiento de la localidad valenciana de Beneixida, en cuyo único colegio electoral votó en las Elecciones Generales de marzo de 2008 María Teresa Fernández De la Vega, incurriendo presuntamente en la comisión de un delito electoral, comunicó en su día a la Delegación Provincial de la Oficina del Censo Electoral de Valencia que la número dos del Ejecutivo no fue incorporada al Censo Electoral de la provincia de Valencia hasta el 11 de febrero de 2008. De acuerdo con la legislación, habían transcurrido once días desde que el Censo vigente para las elecciones del 9-M se considerase "inalterable", es decir, cerrado a cal y canto a cualquier modificación posible. Desde el departamente de la vicepresidenta aseguran que todos los documentos están en regla.

Época desvela en exclusiva el escándalo del voto fraudulento de la vicepresidenta. Hoy aporta lanacion.es los documentos de la polémica: las certificaciones en las que la mencionada delegación provincial confirma que Fernández De la Vega no figuraba en el Censo Electoral cerrado a 1 de diciembre de 2007 de la provincia de Valencia; y que el Ayuntamiento de la localidad comunicó el Alta de la vicepresidenta en el Padrón el día 5 de diciembre del mismo año. Tal y como publica el semanario del Grupo Intereconomía, la número dos del Ejecutivo se había empadronado en Beneixida el 27 de noviembre de 2007, es decir fuera plazo para poder votar allí en los comicios del 9-M.

Además, han tenido acceso a las cintas censales enviadas a las sedes de las formaciones políticas -de acuerdo con la legislación electoral- al día siguiente de la proclamación de las candidaturas, a fin de que los partidos puedan llevar a cabo las pertinentes tareas de buzoneo. En aquellas vísperas electorales, las cintas portadoras de la información definitiva e inalterable del Censo llegaron a las sedes de los partidos el 12 de febrero de 2008. Tal y como puede apreciarse en los documentos que publicamos junto a estas líneas, en esa fecha, María Teresa Fernández De la Vega Sanz aparecía inscrita en la Mesa A, Sección 31, Distrito 6 del Municipio de Madrid... ¿Cómo pudo entonces votar la vicepresidenta en Beneixida, cuando debió hacerlo en la capital?

La número dos del Ejecutivo se salió con la suya -eso sí- de "hacerse la foto" depositando la papeleta en un colegio electoral de la provincia por la que se presentaba a aquellos comicios como cabeza de lista del PSOE. No en vano, su campaña había radicado en presentarla ante el electorado como más valenciana que la Fallera Mayor.

VICEPRESIDENCIA DEL GOBIERNO SIGUE NEGANDO LA INFORMACIÓN

La Oficina de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno niega la mayor.

Desde este mismo gabinete, aseguran a Periodista Digital, el "propio INE, que se ha sentido aludido por esta información, va a remitir a los medios de comunicación esta resolución".

"Esta resolución" hace referencia a un texto legal de 31 de enero de 2008, la misma que, según fuentes oficiales, permitió a Maria Teresa Fernández De la Vega votar en Beneixida, Valencia, a pesar de haberse empadronado fuera de plazo.

A la espera de que "aparezca" dicha resolución -(ningún partido político, ni ningún medio de comunicación ha visto de momento esa norma de la que se benefició De la Vega), lanacion.es publica los siguientes documentos:

Certificación de la Delegación Provincial de Valencia, en la que se asegura que De la Vega no fue dada de alta en el Censo de Valencia, municipio de Beneixida, hasta el 11 de febrero. Y en la que asimismo se cerfica que no estaba en el Censo por aquella provincia a fecha 1 de diciembre.

Cintas censales, enviadas a los partidos políticos al día siguiente de la proclamación de las candidaturas electorales (concretamente, el 12 de febrero de 2008), en las que la vicepresidenta del Ejecutivo aparece inscrita en la Mesa A, Sección 31, Distrito 6 del Municipio de Madrid.

La resolución de 31 de enero de 2008 -algo así como una norma electoral confeccionada a la medida de la vicepresidenta del Gobierno-, no figura en la página oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE), allí donde se recogen todas las normas, calendario y plazos, por los que se rigieron las Generales de 9 de marzo de 2008. Además, "la resolución fantasma" tampoco fue comunicada a los partidos políticos, como era preceptivo, durante el proceso electoral.

Desde el entorno de la Vicepresidenta se están moviento con especial intensidad. El departamento de Comunicación ha hecho llegar a Periodista Digital "la notificación que recibió la Vicepresidenta de su inscripción censal en Beneixida".



Periodista Digital

La salida del PNV del poder dejará sin chollo a 50.000 enchufados nacionalistas

El PNV se va a a la oposición por primera vez en democracia tras 30 años al frente del Gobierno vasco. Y la salida pnn riesgo el "chollo" que -durante tres décadas- han tenido más de 50.000 enchufados nacionalistas. La confusión entre el partido, lo público y lo privado mantiene a miles de familias. Tanto que el PNV ha tentado al PP con la Vicelehendakaritza y su apoyo en el Congreso.

La aritmética electoral salida de las urnas el pasado 1-M va a derribar algo más que un Gobierno en el País Vasco.

Lo que está a punto de desmoronarse es un Estado dentro del Estado, el fruto de 30 años de nacionalismo gobernante, que ha hecho más que confundir, mezclarse, lo público y lo privado.

Muestra del grado de desesperación en el que en estos días se mueven los dirigentes del PNV es la última iniciativa de los de Iñigo Urkullu: ofertar un acuerdo de Gobierno al PP que impida la llegada del socialista Patxi López a Ajuria Enea. Tal como adelantó lanacion.es este fin de semana, el PNV, a cambio de obtener el apoyo del Partido Popular para hacerse con el gobierno de Vitoria, está dispuesto a ceder a los populares la Vicelehendakaritza, así como la mitad de las consejerías.

Esta oferta del PNV ya se ha materializado y no se reduce únicamente al reparto de carteras en el Gobierno autonómico. Así, el PNV se ha comprometido también a que, en caso de recibir el apoyo de Antonio Basagoiti para gobernar en Vitoria, sus parlamentarios nacionales en el Congreso de los Diputados retirarían todo apoyo a Rodríguez Zapatero y al Grupo Parlamentario Socialista. Esta revelación viene a ratificar el papel clave que el Partido Popular está jugando en el País Vasco tras el resultado electoral del pasado 1 de marzo, según informa Época.

En una entrevista en Onda Cero, Iñaki Oyarzábal se refirió a las conversaciones entre el PNV y el PP vasco, y confirmó que la formación jeltzale les trasladó "el mismo papel que a los socialistas y, efectivamente, sobre la base de ese papel", les dijeron "que estaban abiertos a hablar de cualquier fórmula de colaboración parlamentaria o también de coalición de Gobierno".

No obstante, el secretario general de los populares vascos señaló que, desde el PP, "no se quiso seguir por ese camino". "Les dijimos que no queríamos entrar ahí porque habíamos apostado por el cambio", afirmó. Por ello, aclaró que "no ha habido ofertas concretas" porque su partido no dio "pie" a que se les ofreciera "nada concreto".

En este sentido, lamentó que el PNV ofreciera la coalición a los socialistas y "los socialistas ofrecieran también un Gobierno de coalición al PNV, dándole, además, la mayoría de las carteras, siempre y cuando Patxi López fuese lehendakari".

SALVAR LOS MUEBLES Y EL COCIDO

La oferta de los máximos dirigentes del PNV, sobre el pilar del sector moderado de Vizcaya y tras la defenestración interna de Ibarretxe, busca salvar los muebles de un partido que va a perder mucho más que una decena de consejerías.

Las primeras estimaciones realizadas por algunos sindicatos y partidos de la oposición cifran en casi 50.000 las personas que deben su trabajo al servicio de la Administración vasca a la permanencia del PNV en el poder. Además, hay casi 800 altos cargos de designación directa que ocupan despachos oficiales procedentes de las estructuras del partido fundado por Sabino Arana.

Cabe recordar que el Ejecutivo de Vitoria va a gestionar este 2009 un presupuesto
de 10.480 millones de euros.

Periodista Digital

Vargas Llosa cree que ZP es la "puta triste" de Fidel Castro

En una velada alusión a la última novela de Gabriel García Márquez, 'Memorias de mis putas tristes', el escritor peruano Mario Vargas Llosa ha pedido que se impida que España se convierta en la "puta triste de Fidel" Castro y criticó al Gobierno de Zapatero, al que ha calificado de "social pendejo" por promover un acercamiento entre la Unión Europea (UE) y Cuba.

En el artículo 'Piedra de toque', publicado por el diario mexicano 'La Reforma', Vargas Llosa denuncia entre otras cosas los "encarcelamientos masivos", la "represión sistemática, brutal y desproporcionada", los "juicios grotescos" y la "pena de muerte" en Cuba.


Además, destaca que "el Gobierno español de Rodríguez Zapatero acaba de hacer pública su decisión de apandillar un movimiento para que la Unión Europea, que, luego de los fusilamientos y condenas a los 75 disidentes había optado por una política de firmeza ante la dictadura cubana mientras no hubiera progresos reales en la isla en materia de derechos humanos, rectifique y opte más bien por el acercamiento y el diáloogo amistoso con Castro, es decir, por cortar toda vinculación y apoyo a sus opositores".

Vargas Llosa califica términos como "acercamiento", "diálogo" o "diplomacia privada" de "eufemismos mentirosos" que ocultan una "abdicación vergonzosa de un Gobierno que, en clara contradicción con sus orígenes y su naturaleza democrática decide contribuir a la supervivencia de una dictadura como la de Franco, y una puñalada trapera a los innumerables cubanos que, como los millones de españoles bajo el franquismo, sueñan con vivir en un país sin censuras".

Para el escritor peruano, la postura de Madrid es una "bocanada de oxígeno" para el régimen de Castro y muestra que el socialismo español está "muy rezagado" con respecto al de países como Francia, Reino Unido, Alemania o los países nórdicos, "donde los socialistas no tiene ningún complejo de inferioridad frente al Gulag tropical cubano".

Por último, señala que los "social pendejos" realizan un "acto demagógico e irresponsable" que "sólo servirá para apuntalar a la más longeva dictadura latinoamericana".
"No debemos permitir que la España democrática, moderna y europea que en tantos sentidos en un ejemplo para América Latina se convierta en la 'puta triste' de Fidel".


Periodista Digital

Blancanieves y la madrastra. Por Ignacio Camacho

SI no se pierde en la peligrosa tentación del photoshop y el papel couché que últimamente parece dominarla, Soraya Sáez de Santamaría puede cuajar en figura revitalizadora de un Parlamento encorsetado y mortecino que necesita vivificarse con un pálpito de frescura. De momento ha conseguido convertirse en azote semanal de la vicepresidenta De la Vega, a la que importuna, hostiga y acorrala con el aguijón de una insolencia desenvuelta y pizpireta que empieza a inquietar a las huestes socialistas, conscientes de las grietas que la portavoz del PP abre a menudo en el otrora rocoso escudo femenino del presidente. Tras una legislatura cómoda en la que no le costaba trabajo proyectarse contra el ceño agónico y apocalíptico de Acebes y Zaplana, doña Teresa se halla ahora cada miércoles rodeada por el ímpetu mordaz, terco y retozón de su nueva adversaria, ante la que no puede esgrimir la exclusiva de la progesterona. Los arúspices del cielo monclovita constatan cómo la estrella de De la Vega se va apagando en este mandato, perdido el brillo que le concedía el favor presidencial y desgastado su carisma parlamentario por la erosión implacable de una joven oponente que le enfrenta cada siete días con el desagradable reflejo del espejito de la madrastra de Blancanieves.

El cuento viene a tal porque la propia Soraya ha declarado en una revista de colorín -cuidado debería tener con la hoguera de las vanidades mundanas- que busca entre las hadas malas de las historias infantiles resortes agrios que endurezcan y acanallen su aire redicho de niña pija, de afanosa empollona abogada del Estado. Ese rol sobreactuado de mujer fatal conlleva el riesgo claro de la autocomplacencia, que ya le gastó una reciente broma pesada, pero por ahora funciona con eficacia creciente en un reparto de papeles que el PP necesitaba para sacudirse las telarañas de la melancolía. Entre su ingenua perfidia impostada, la dulce serenidad de Dolores de Cospedal y el glamour cibernético de Esteban González Pons, Rajoy ha encontrado una guardia pretoriana que, aunque aún algo bisoña, colorea de contrastes contemporáneos su aureola rancia de registrador chapado a la antigua; un grupo fresco y emergente que maquilla la silueta severa del partido con perfiles desenfadados a la medida del canon líquido y adolescente impuesto por la nomenclatura del zapaterismo, a la que hacen parecer prematuramente abotargada por el peso del poder.

Los «sorayos» han tomado la medida a la alineación titular del Gobierno para presentarse frente a ella como una generación de relevo que empieza a sentirse cómoda consigo misma. No es baladí el asunto en un país que desde la Transición se ha entregado al culto de la efebocracia. La alternativa real comenzará a cuajar el día en que esta gente logre que el flautista de Hamelin parezca un triste músico cansado.

ABC - Opinión

Pepiñada de Civilizaciones. Por Alfonso Rojo

Pepiño Blanco ha sacado pecho. Parecía que, después del batacazo de las elecciones gallegas, iba a estar silente una temporada, pero el vicesecretario general del PSOE es inasequible al desaliento.

Aprovechando que la Casa Blanca da a entender que Barack Obama asistirá a la próxima reunión de la Alianza de las Civilizaciones, se ha tirado a la yugular de Rajoy: «Esperamos que en esta ocasión no sienta la tentación de mofarse, como hizo en otras ocasiones, de este foro internacional hablando del bajo nivel de sus participantes».


Después de escuchar a Paul Kruger en Madrid, me reafirmo en la tesis de que Obama no hará milagros en la economía mundial. Ni siquiera en la de EE.UU., pero el nuevo presidente norteamericano sirve igual para un roto que para un descosido. Habrá quien dé por bueno que su presencia en Estambul, el próximo 6 de abril, convierte el Foro de la Alianza de Civilizaciones en algo respetable y digno de elogio. Disiento.

Uno de estos días, durante esos vertiginosos «briefings» que le montan sus asesores en el Despacho Oval, a Obama se le van a caer los palos del sombrajo cuando se entere de lo que le espera. El presidente norteamericano tiene muchas cosas en común y bastante que discutir con Zapatero o con el turco Erdogán, pero ya me dirán ustedes cuales son los objetivos que puede compartir con personajes del talante y catadura del iraní Khatami, el boliviano Morales o el venezolano Chávez.

En este asunto, se ha errado hasta en la denominación. Desde nuestra óptica no puede hablarse de civilización sin libertad, democracia e igualdad entre hombres y mujeres. Y aunque en el mundo musulmán haya grupos que batallen por liberalizar sistemas reaccionarios y atenuar el fanatismo, no se puede olvidar que el Corán tiene poco que ver con la Declaración de los Derechos Humanos.

Periodista Digital - Opinión

El sastre. Por Alfonso Ussía

Las declaraciones del presidente de «Forever Young», Eduardo Hinojosa, se me antojan definitivas y contundentes. En 43 puntos, Hinojosa desmonta toda la imbecilidad de esa trama tejida por un grupo mediático en situación difícil y un juez cinegético que acaricia monos. Lo más importante. El llamado José Tomás y apodado «el sastre», no es sastre. Era un vendedor. No ha podido confeccionar ni trajes ni chalecos al presidente Camps porque sabe de sastrería lo mismo que el arriba firmante. Hinojosa afirma que los billetes de quinientos euros que presumiblemente recibía el sastre que no es sastre de un tal Pablo Crespo no han existido nunca porque estarían reflejados en la contabilidad. El Presidente Camps no pudo comprar en 2008 unos zapatos «Crokeet & Jones», porque ya no se vendían. Y nunca se encargó un esmoquin, un frac y un chaleco blanco.

El presidente de la empresa en la que trabajaba ese golfo mentiroso afirma con rotundidad que la Comunidad Valenciana jamás ha sido cliente de la marca. «El sastre» que no es sastre ni nada denunció que uno de los miembros de la red del infumable Correa pagó sesenta mil euros a la compañía en el año 2005, año en el que la compañía no existía. Se hicieron facturas falsas, con el IVA mal calculado, sin firma y sin rigor correlativo en la numeración. Y todas estas falsedades son las que le han llevado al juez que acaricia monos a poner en duda la honorabilidad de un político cuyo único pecado es el de ganar una y otra vez con mayoría absoluta las elecciones autonómicas de Valencia. Los sioux del norte de los Estados Unidos observaron cómo un soldado blanco que conformaba un destacamento de un hombre solo y que interpreta Kevin Costner en la película «Bailando con Lobos», sosegaba su soledad compartiendo con un lobo una danza improvisada. Menos lobos. De haber conocido a Garzón, los sioux le habrían denominado «El hombre que duerme a los monos», difícil suposición por cuanto en aquellas latitudes los monos nunca han tenido nada que hacer. Y el sastre que no es sastre «El hombre de lengua doble que miente con papeles». Si la cara es el espejo del alma, y la fotografía que ha publicado del sastre que no es sastre LA RAZÓN es fiel a lo que expone, habrá que reconocer -y no es constatación sino juicio de valor intuitivo-, que el sastre que no es sastre no es persona que inspire confianza alguna. Como Correa y como el «Bigotes», que a esos también les pesan las mochilas. Dolores de Cospedal le recordaba al juez que marea a los monos, días atrás, su patinazo político -el judicial se da por supuesto-, con el «caso del lino», una maniobra rastrera que no sirvió para enturbiar la imagen decente de Loyola del Palacio. Si todo de lo que dispone Garzón para poner en la picota del presidente Camps son las declaraciones y documentos del sastre que no es sastre, ya puede ir el masajeador de primates cerrando el asunto y pidiendo perdón. No sólo pidiendo perdón a Camps, sino a toda una sociedad que ha podido sentirse sacudida por un asunto de corrupción que no ha existido. El juez que frota a los monos actúa claramente a favor de una opción política. Tiene derecho a ello siempre que abandone su profesión. Hinojosa ha tirado por los suelos sus expectativas. Se le dan mejor los monos que los sumarios.

La Razón - Opinión

Fritzl y la cadena perpetua

«En nuestro país existe un auténtico tabú para incorporar la cadena perpetua dentro del elenco de respuestas a disposición de nuestro ordenamiento jurídico, pese a que existen crímenes igualmente atroces al de Fritzl como son los de terrorismo.»

Los crímenes de Josef Fritzl conmocionaron no sólo a Austria, sino al resto del mundo hace prácticamente doces meses. No era para menos: había encerrado y violado a Elisabeth, una de sus hijas, durante 24 años y había dejado morir a uno de los siete hijos-nietos fruto de las violaciones.


Durante el juicio, Fritzl no intentó defenderse y se declaró culpable de todos los cargos. Las evidencias eran demasiado palmarias como para tratar de negarlas. Tras semejante reconocimiento de los hechos, al tribunal no le ha quedado más remedio que condenarlo a cadena perpetua. Posiblemente muy pocos serán quienes consideren esta sentencia desproporcionada y acusen a la justicia austriaca de retrógrada. Ante crímenes de tal magnitud, la cadena perpetua aparece como la respuesta natural –y justa– que puede ofrecer un Estado de derecho.

Sin embargo, en nuestro país existe un auténtico tabú para incorporar esta pena dentro del elenco de respuestas a disposición de nuestro ordenamiento jurídico, pese a que existen crímenes igualmente atroces como los de terrorismo. Los últimos en intentar romper este silencio y reavivar el necesario debate fueron los padres de Marta Castillo, quienes pidieron tanto a Zapatero como a Rajoy la convocatoria de un referéndum para que el conjunto de los españoles nos pronunciáramos sobre el asunto. Pero a la vista está que se les ha hecho poco caso.

Tanto en la izquierda como en la derecha rehúyen siquiera plantear el asunto: los primeros obsesionados con la necesidad de garantizar la reinserción de los delincuentes que son, en su opinión, un producto de la sociedad; los segundos temerosos de desviarse un milímetro del sacrosanto centro político que, según creen, tan buenos réditos electorales les reporta.

Es como si la cadena perpetua fuera una suerte de atavismo en continua desaparición que, además, resulta incompatible con nuestro texto constitucional. Ninguna de las dos afirmaciones, sin embargo, tiene demasiado que ver con la realidad. La cadena perpetua está vigente no sólo en países como Austria, tal y como nos recuerda el caso Fritzl, sino también la mayor parte del mundo civilizado, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Dinamarca, Suecia o Finlandia. Y no parece que esta aceptación generalizada vaya a variar demasiado en los próximos años.

Además, tampoco es cierto que la cadena perpetua vaya en contra de nuestro texto constitucional. Como ya recordamos en su momento, si bien el artículo 25.2 de la Constitución pretende orientar las penas hacia la reinserción social, esa finalidad es perfectamente compatible con una cadena perpetua sujeta a revisiones. De hecho, si el objetivo de la pena es la reinserción, no parece lógico que los presos que no desean reinsertarse –como ocurría con De Juana Chaos– no puedan ser condenados a cadena perpetua.

Es más, aun cuando el Tribunal Constitucional declarase que, en efecto, existe una total y absoluta incompatibilidad entre el 25.2 y la cadena perpetua, la vía de la reforma constitucional (que, recordemos, Zapatero quería emprender para asuntos tan baladíes como que aparecieran los nombres de todas las comunidades autónomas) sigue siendo perfectamente legítima para enmendar el 25.2.

Al fin y al cabo, la propia doctrina penalista, recogida en nuestro ordenamiento, es consciente de que la pena cumple, al menos, tres funciones esenciales: prevención, retribución y reinserción. Primar la última sobre las otras dos supone desproteger a las víctimas, tanto a las efectivas como a las potenciales. No parece que la impunidad del crimen y el caos resultante sean indicios de progreso social a los que debamos abrazarnos casi solitariamente en Occidente.

Libertad Digital - Opinión

La deserción como carácter. Por Hermann Tertsch

ESTE Gobierno lleva ya cinco años jugando con el prestigio, con la respetabilidad, la autoestima, la economía y la seguridad interna y externa de nuestro país. Por eso no debiera extrañar a nadie ya ni un disparate continuado como son la política territorial o la económica ni un exabrupto demoledor para nuestros intereses a largo y corto plazo. En la categoría de estos últimos entra, con escaso honor y muy poca gloria, el anuncio hecho ayer por la ministra de Defensa, Carmen Chacón, de que España vuelve a desertar, sin aviso previo como suelen hacer los desertores, de una campaña militar común con sus aliados. Esta vez es de Kosovo. El Ejército español deja en la estacada a todos sus aliados presentes en Kosovo y se viene a casa. El Gobierno de España como gusta llamarse de un tiempo a esta parte en sus promociones publicitarias y su agitación propagandista, todas pagadas por el cada vez más exhausto erario público ha decidido «pirarse» -como diría un sorchi en el frente- de una de las regiones en la que Europa entera se juega su estabilidad, la seguridad y la paz.

Lo hace después de una larga retahíla de manifestaciones de incompetencia, necedad y falta de criterio e información en la región. Hoy dan ganas de llorar una vez más, sin apenas consuelo, por los magníficos soldados españoles que se han dejado la vida en los Balcanes. Y por todos los hombres y las mujeres de nuestro Ejército que han estado allí desde hace más de década y media y han dejado una huella indeleble de valor, gallardía y honor, ellos sí muy conscientes de su papel en la Defensa de la seguridad y los intereses de su patria que muchas veces se dirime tan lejos de sus fronteras. La grotesca estampida que ha anunciado la ministra de Defensa y que ha caído como una bomba en el Cuartel General de la OTAN, y en los Gobiernos y mandos de los otros ejércitos allí presentes que se creían aliados nuestros, tiene por supuesto unos antecedentes políticos. La majadería de nuestros gobernantes de izquierda y derecha habían llevado a interpretar la tragedia de Kosovo en clave interna española. Nuestros políticos ignaros habían llegado a la conclusión de que defender el espanto consumado de la soberanía de Serbia sobre Kosovo venía a ser parte de la defensa de una cohesión española que, por otra parte, dinamitan ellos un día sí y al otro también. Nuestro Gobierno, cautivo de su primitivo universo sentimental izquierdista, se nos convirtió en defensor de un país que ya no existía y en firme opositor a una independencia de Kosovo que habían dictado las armas, las vidas y las muertes. La historia para Zapatero y su gente es una casa de muñecas. Las armas habían dictado en su día que Königsberg (Kaliningrado), Posen (Poznan) o Brelau (Wroclaw) nunca volvieran a ser alemanas, pese a la tragedia que aquello supuso para esta ciudad y sus habitantes. Después de lo sucedido en Kosovo, nadie mínimamente informado podía abogar por su permanencia bajo ningún tipo de soberanía serbia. Y los 22 países de la Unión Europea y los 52 del mundo que han reconocido la independencia irreversible del Kosovo se lo podían haber explicado muy bien a toda la tropa de catetos que niegan por intereses mediopensionistas que la historia haya existido. Y a los peores disparatados que, en la absurda interiorización de los peores mensajes de los nacionalismos periféricos españoles, creen adivinar paralelismos entre Prístina y Vitoria. El ridículo auguraba daños. El disparate es tan mayúsculo que es difícil de abordar sin caer en términos despectivos mayores. La deserción como rasgo fundamental del carácter, la traición como método, la mentira y la impostura como utillaje. Así estamos una vez más y no notamos que otros sí lo notan. Tardaremos al menos una generación, en el mejor de los supuestos, en reconquistar un prestigio, un respeto, la presunción de decencia, que España se había labrado en las tres pasadas generaciones políticas.

Pero más allá de las falacias históricas y mentiras con que nuestros gobernantes han tejido el mensaje que emiten a diario para explicarse a sí mismos y reinventar el mundo, más allá de la basura semiculta con la que quieren promocionarse, están los daños objetivos que los españoles habremos de comprobar, quizás, por desgracia, en un futuro no lejano que nos atañe a nosotros, a nuestros hijos y nietos. La Alianza Atlántica ha tenido siempre debates internos como a toda asociación voluntaria de naciones libres corresponde. No pasaba en el Pacto de Varsovia. Pero la OTAN nunca había tenido a un miembro que manifestara de esta forma su tendencia a traicionar la confianza interna y la labor común. La deserción está muy mal vista no sólo entre militares o entre caballeros. También entre ciudadanos que creen tener un proyecto de vida en libertad común. La confianza truncada es difícil de recobrarse.

En España es muy posible que el escándalo del anuncio de la retirada unilateral de nuestras tropas en Kosovo no tenga mayor repercusión en la opinión pública. Estamos a lo que estamos y todos piensan que en estos momentos todo el mundo tiene licencia para buscarse la vida como pueda. Pues mucho cuidado con eso. Porque si los países bálticos, la región de los Balcanes y la propia Centroeuropa tienen motivos para estar preocupados por su seguridad y su entorno, los españoles deberíamos ser también conscientes de quiénes son nuestros vecinos. Nosotros tenemos más necesidad que muchos otros de una Alianza Atlántica que disuada de apetitos ideológicos, fanáticos religiosos y territoriales a unos estados realmente fallidos que en estos tiempos de inestabilidad y zozobra bien pueden verse tentados a la aventura. Cuando se genere una situación de este tipo, y yo creo que puede producirse pronto, nosotros pediremos a nuestros aliados una lealtad que cada vez será más difícil de exigir. Porque nosotros la hemos dinamitado. En Kosovo no va a estallar la guerra mañana. Aunque se vayan los españoles y dejen a sus aliados en la angustia por cubrir todos los espacios que la deserción ha generado. Y que por supuesto afecta a su seguridad. Pero el mapa de Europa y sus vecinos más cercanos, en el Cáucaso, en Oriente Medio, en el Magreb, en el Sahel pero también en Rusia, es complicado. Y si tuviéramos a algún dirigente con sensibilidad para la historia y los mapas, quizás denunciara el alarmante hecho de que las decisiones faldicortas que aquí se están tomando son torpedos dirigidos hacia la línea de flotación del buque trasatlántico de la democracia. Casi es lo de menos que el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Schefer, haya protestado por las formas en que España ha escenificado esta espantada. Aunque está claro que en Europa y en general en el Occidente democrático y civilizado rigen unas formas que esta tropa de socialistas de barrio que forman el Gobierno de España ni entienden, ni conocen ni respetan. Lo que está claro es que estamos ante un nuevo caso que demuestra el deterioro clamoroso de la posición de España en el mundo. Las majaderías, mentiras y presuntuosidades del presidente del Gobierno ya no causan ninguna sorpresa en Europa ni en el resto del mundo. Lo que comenzó siendo sorpresa chocante y después estupor, hace tiempo que se convirtió en certeza fuera de aquí. Es la convicción de que los españoles somos gobernados por unos personajes que ni siquiera nosotros nos merecemos.

ABC - Opinión

Romance de Abenábar


-¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería,
el día que tú naciste grandes señales había!
Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace no debe decir mentira.

Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que diría:
-Yo te lo diré, señor, aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía
que mentira no dijese, que era grande villanía:
por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diría.
-Yo te agradezco, Abenámar, aquesa tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían!

-El Alhambra era, señor, y la otra la mezquita,
los otros los Alixares, labrados a maravilla.
El moro que los labraba cien doblas ganaba al día,
y el día que no los labra, otras tantas se perdía.
El otro es Generalife, huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas, castillo de gran valía.
Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía:
-Si tú quisieses, Granada, contigo me casaría;
daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla.
-Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería.

(Anónimo)