miércoles, 22 de abril de 2009

"ES GROTESCO QUE C's APAREZCA VINCULADO CON LA HEZ DEL NACIONALISMO EUROPEO". Por Arcadi Espada

ARCADI ESPADA, FUNDADOR DE CIUDADANOS

Arcadi Espada, uno de los intelectuales que promovieron la creación de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C's), tampoco comprende la alianza con la plataforma reaccionaria Libertas. De hecho, cree que si se confirma supondrá la "destrucción absoluta" de Ciudadanos.


El consejo general de C's debe votar este miércoles si aprueba o desestima la decisión de la cúpula del partido de presentarse a las europeas bajo el paraguas de "Libertas", una plataforma fundada en 2004 por el irlandés Declan Ganley para protestar contra la Constitución Europea y que formó parte del bloque que llevó al triunfo del "no" al Tratado de Lisboa en el referéndum de Irlanda de junio de 2008.

En declaraciones a Efe, Espada ha alertado de que, "si C's aprueba y sanciona esta decisión, lo único que aprobará es su destrucción absoluta". "Es completamente surrealista y grotesco que en estos momentos C's aparezca vinculado con la hez del nacionalismo europeo, con lo peor del nacionalismo europeo", ha remarcado.

Según explicó Espada, "C's nació fundamentalmente como un movimiento basado en su beligerancia antinacionalista, para intentar que el nacionalismo no siguiera monopolizando el espacio público".

La dirección de C's, presidida por Albert Rivera, defiende integrar a los candidatos del partido al Parlamento Europeo dentro de una lista identificada con "Libertas", con el ex director general de la ONCE Miguel Durán como cabeza de cartel. Forman parte de la coalición paneuropea de "Libertas", entre otros, el ultraderechista francés Philippe de Villiers, además del ferviente euroescéptico irlandés Declan Ganley, y la ultraconservadora Liga de las Familias Polacas para concurrir a las europeas

Libertad Digital

EL SAQUEO SOCIALISTA DE LOS EXCEDENTES DEL SISTEMA DE PENSIONES. Por Roberto Centeno

El disparate económico de la semana, ha sido el reconocimiento por parte del gobernador del banco de España, después de dos años interrumpidos de engañar a los españoles, de que el sistema actual de pensiones es insostenible. Y frente a ello el Sr. Corbacho, que miente todos los meses con las cifras de paro registrado, y que ha tenido la increíble vileza de prohibir desde octubre, la publicación de la tasa de cobertura del paro, que mide el número deparados sin protección alguna, todo un ejemplo de cómo los socialistas se ocupan de los más desfavorecidos, negando su existencia, exactamente igual que Stalin, y ahora dice que las cifras son falsas y que se ha creado una alarma injustificada e innecesaria.

Pero vamos a ver ‘so-stalinista’, ¿cómo que falsas?, ¿cómo que se ha creado una alarma injustificada e innecesaria?, ¿es que el gobierno ya no hay nadie que sepa sumar? En los dos primeros meses 2009, el superávit se ha reducido en más de 2000 millones, por lo que en términos desestacionalizados, a fin de año el superávit habrá desaparecido, pero la situación es mucho peor, porque la caída de afiliación se está acelerando, y frente a 841.000 bajas en 2008, hay 473.000 en el primer trimestre 2009, casi dos millones en tasa anual. Y luego dice que hay 2,6 cotizantes por pensionista, y es que ya no sabe ni dividir, pero vamos a ver Corvachov, el número de cotizantes a 31 marzo, era de 18,1 millones, y el número de pensionistas de 8,5, y eso da 2,1 no 2,6, y lo que es peor, a fin de año habrá 16,6 millones de cotizantes y 8,6 millones de pensionistas, por lo que la relación será de 1,9, y eso Corvachov, hace insostenible el sistema.

Por ello, en lugar de poner el grito en el cielo y mentir como bellacos, lo que tiene que hacer la izquierda stalinista y parasitaria y los analfabetos pesebristas de UGT y Comisiones, que viven como rajas a costa del presupuesto, es explicar con cifras en que basan sus delirantes afirmaciones. Hay que ser unos miserables redomados, para engañar no solo a los ocho millones y medio de pensionistas, que dependen del sistema para su subsistencia, si no a los millones más que se jubilaran el los próximos diez o quince años, negando lo evidente y no tomar medida alguna para garantizar el

Pero el problema, como he señalado, no es solo que este año desaparezca el superávit de la seguridad social, el problema de fondo como explicaba la pasada semana el catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País Vasco, D. Ignacio Zubiri, es el brutal desajuste entre los ingresos estimados por cotizaciones y los costes de las pensiones, tanto que para conseguir el equilibrio, “las pensiones tendrían que reducirse, al menos, en un 40%”. Esta es la cruda realidad, y lo que toca, no es negar lo obvio como hacen Corbachov el mentiroso y los sindicalistas vendidos y traidores a la clase trabajadora, sino buscar soluciones, ya que reducir el 40% las pensiones, sería condenar al hambre física a millones de personas.

¿Y cuáles serían las soluciones?, pues en parte las que ha señalado el gobernador, es decir, elevar la edad de jubilación de 65 a 67 años, y el periodo de cotización de 15 a 25, pero con solo 2,1 cotizantes que serán 1,9 a fin de año por cada pensionista, esto es totalmente insuficiente, por ello el tema solo puede y debe solucionarse devolviendo el dinero que el gobierno socialista saqueado del sistema de pensiones, para financiar toda otra serie de gastos, y entre ellos, para eximir a los ricos del pago de impuestos. España es el único país del mundo civilizado donde los ricos, a través de unos instrumentos jurídico fiscales, implantados por el partido socialista en los años 80, están exentos del pago de la mayoría de los impuestos. El saqueo solo terminaría en 2007, cuando Aznar, implementó de acuerdo con lo previsto en el Pacto de Toledo, una separación de fuentes y la creación de la caja separada para conservar los excedentes generados.

Es decir, durante mas de 20 años, pero fundamentalmente en los 14 años de gobierno socialista 1982-96, el excedente generado por la fuerte diferencia positiva entre cotizaciones y pensiones, fue “sustraído” por el gobierno socialista y empleado fundamentalmente en la reconversión industrial donde el Estado se hizo cargo de costes que tendrían que haber pagado las empresas, y en la cobertura de la fuerte reducción de ingresos impositivos que supuso la exoneración a los ricos del pago de impuestos, en concreto estamos hablando de nada más y nada menos que de 243.000 millones de euros, que les han sido literalmente rapiñados a los pensionistas. LA CAJA DE LAS PENSIONES DEBERÍA TENER HOY 300.000 MILLONES DE EUROS, EN LUGAR DE LOS 57.000 QUE SE SUPONE QUE TIENE, y que además siguiendo la tradición, Zapatero pretende descerrajar para entregársela a los bancos y al tripartito catalán.

Solo con los intereses de estos 300.000 millones de euros, bien gestionados, el sistema de pensiones podría ingresar anualmente cerca de 50.000 millones, lo que le permitiría sobrevivir casi indefinidamente, por LO QUE LO PRIMERO QUE TIENE QUE HACER EL GOBIERNO, ES DEVOLVER A LOS PENSIONISTAS LO QUE LES HA ROBADO, PORQUE EL EXCEDENTE DE LAS PENSIONES NO ERA PARA FINANCIAR LO QUE AL GOBIERNO SE LE PASE POR LA MENTE, como tampoco lo es hoy para financiar a los bancos y a los separatistas. ESTE DINERO TIENE QUE DEVOLVERSE POR LA SENCILLA RAZÓN QUE ES DE LOS PENSIONISTAS, UN DINERO QUE LOS TRABAJADORES APORTARON PARA PODER GARANTIZAR SUS PENSIONES, NO PARA QUE EL GOBIERNO SOCIALISTA PUDIERA EXONERAR DE IMPUESTOS A LOS RICOS, NI PARA FINANCIAR LA RECONVERSIÓN INDUSTRIAL Y TODO LO QUE SE LE PASÓ POR LA MENTE ¿Y qué dicen de eso los sindicalistas traidores?, pues no dicen ni pío, y precisamente por eso son unos traidores a la clase trabajadora.

Algunos expertos abogan por subir en dos puntos las cotizaciones del IVA, pero eso sería una estafa, porque pagarían de nuevo los pobres, que esto es el procedimiento habitual de Zapatero y la izquierda parasitaria, que paguen los más desfavorecidos, mientras mantiene un discurso social que es la mayor estafa y la mayor vileza que uno puede imaginar. Por ello la solución es clara: los fondos para garantizar el mantenimiento del sistema de pensiones, tienen que ponerlos el Estado que fue quien los sustrajo, y como ya no hay dinero, éste deberá salir necesariamente proceder de la reforma de la tributación de las grandes fortunas, por ejemplo, un sistema similar al norteamericano permitiría devolver a los pensionistas en pocos años los fondos que les fueron robados por el partido socialista entre 1982 y 1996.

Me preguntan muchos pensionistas, qué es lo que pueden hacer, porque se sienten indefensos, y la respuesta es muy sencilla: echarse a la calle y pedir que los socialistas les devuelvan lo que les han robado, pero sobre todo echar a Zapatero y a la izquierda stalinista parasitaria, porque así y solo así los problemas de los pensionistas y los problemas de España, podrán entrar en vías de solución.

El blog de Roberto Centeno

ACOSO CULTURAL AL INMIGRANTE

Parece como si, a la larga, el empeño democrático por construir identidades colectivas fuertes acabase siempre por encontrar sus víctimas.

En algunas ocasiones toda la crueldad de la contradicción salta a la luz de manera súbita e imprevista.

En Cataluña la consideración de la dignidad del inmigrante no proviene de su pertenencia –como nosotros– a la especie humana, sino del dominio "dels pronoms febles"

El neofeudalismo catalán estrangula al inmigrante.

Sólo si hablas catalán, una lengua que no llega a los 5 millones de hablantes, si eres inmigrante, serás tratado como persona; mientras, si sólo hablas español, una lengua que hablan 500 millones de personas en todo el Mundo, en Cataluña el neofeudalismo te estrangulará socialmente. Esto se llama Apartheid

Parece como si, a la larga, el empeño democrático por construir identidades colectivas fuertes acabase siempre por encontrar sus víctimas, es decir, acabase por minar los principios esenciales de la propia democracia. Es como si, a la hora de la verdad, llegados al momento del conflicto de valores, se hiciera imposible conciliar la construcción de naciones con la libertad, la tolerancia y, sobre todo, con el respeto a la diferencia. Es aquello de no poder estar en misa y repicando: o me dedico a cimentar identidades colectivas o, por el contrario, a salvaguardar la libertad innegociable de cada ser humano.


Lo propio de las democracias desarrolladas, como la nuestra, es mantener estos conflictos en el plano de la pura teoría y situar el debate político en terrenos donde la desavenencia no se haga visible. No estaría nada bien visto. El nacionalismo catalán ha sido siempre nominalmente muy cuidadoso en sus formulaciones expresas, permitiéndose tan sólo deslices moderados. Moderados en las formas, incontables en el número. Uno de los últimos, el acaecido en la ponencia parlamentaria del proyecto de ley de educación de Cataluña donde se ha colado este sorprendente objetivo pedagógico: «cultivar el sentimiento de pertenencia como miembros de la nación catalana». Es tan rancio y sectario como la Formación del Espíritu Nacional (FEN) de la escuela franquista, pero la cuelan y se digiere formalmente como si fuera una necesidad pedagógica de cohesión social. Las cosas del nacionalismo y sus efluvios. Pasa desapercibida, mientras tanto, la obviedad de que el ciudadano «no pertenece» a la nación, sino que «la constituye», como muy bien ha apuntado José Antonio Marina.

Pero en algunas ocasiones toda la crueldad de la contradicción salta a la luz de manera súbita e imprevista. Olvidado el juego de sutilezas, se intuye fugazmente la mirada turbia de aquella bestia devoradora de diferencias que entre todos hemos ido alimentando. Sucedió en un artículo de Toni Cruanyes, en el Avui del pasado 9 de marzo. Sus palabras parecen sutiles, aparentan la mejor intención, como toda la liturgia cínica y falsa del nacionalismo catalán. Pero la impostura se filtra por las grietas de su hipocresía a poco que nos fijemos. Y nos fijamos. La columna defiende las excelencias del modelo de inmersión lingüística catalán para ayudar a los inmigrantes a integrarse y sostiene la necesidad de adaptarlo –intensificándolo– a estos nuevos tiempos. Normal e, incluso, dotado de aquel característico sosiego de lo cotidiano. Nadie en su sano juicio hubiera esperado otra posición de un artículo sobre la cuestión en el periódico nacionalista: es una de las cuestiones en las que no se admite discrepancia. Pero al final del artículo, cualquier vestigio de placidez estalla en mil pedazos:

«El catalán también pertenece a los recién llegados. Es su mejor oportunidad para hacerse respetar, para demostrar que quieren formar parte de su nuevo país. No les negamos el derecho a aprender catalán. No los condenamos a vivir al margen.»

Pasmoso. Impúdico striptease mental de los amos de la masía. Foto inconsciente y transparente del tufillo pestilente a racismo cultural. Espero que no sean muchos los inmigrantes que hayan reparado en la chocolatina envenenada. No merecen una humillación de tal calibre. ¡Dios mío! «El catalán es su mejor oportunidad de hacerse respetar». Los implícitos de la afirmación son escalofriantes: los inmigrantes no son merecedores de respeto, es algo que deben ganarse aprendiendo nuestro idioma. No les corresponde per se. A medida que vayan progresando, irán adquiriendo una dignidad personal de la que, en su ignorancia lingüística, carecían. Si yo le digo a alguien que el catalán es su oportunidad para hacerse respetar, le estoy dejando claro que, mientras no lo practique, es natural que nadie le respete. Que no merece mi respeto. Parece increíble en pleno siglo XXI, pero lo que le estoy diciendo es que, aquí, la consideración de su dignidad no proviene de su pertenencia –como nosotros– a la especie humana, sino del dominio dels pronoms febles.

¡Qué obscena exclusión poner condiciones al respeto! Si hablas el mismo idioma que el mío te respetaré infinitamente, en caso contrario, sintiéndolo mucho, «te condenamos a vivir al margen». No se me ocurre mayor fobia a la diferencia. Desde la autosuficiencia de los nuevos caciques se decretan las condiciones que deben cumplir todos aquellos desgraciados de allá abajo para merecer el respeto narcisista y benestant de la élite nacionalista.

Aquel famoso energúmeno del tren de cercanías, antes de emprenderla a golpes con la niña ecuatoriana, debería haberse preocupado de comprobar su desconocimiento lingüístico.

Señor Toni Cruanyes, entiéndame, me permito preguntarle qué hubiera usted pensado si, cuarenta años atrás, en un periódico de Barcelona, alguien hubiera escrito, dirigiéndose a usted, que su mejor oportunidad para hacerse respetar era el castellano. ¿No se hubiera sentido ni un poquito humillado?

El Revolucionario

ZAPATERO NO ABRIO LA BOCA DURANTE LAS DELIBERACIONES DEL G-20 SOBRE LA CRISIS

La diplomacia española exhibió como un éxito la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero en la cumbre del G-20 celebrada en Londres el pasado 2 de abril. Pero el presidente del Gobierno no abrió la boca durante el encuentro. Y, más allá de "conocer, saludar y conversar en varias ocasiones" con Barak Obama, asistió como un convidado de piedra a los debates sobre la crisis económica y financiera que mantuvieron, a puerta cerrada, los principales líderes mundiales.

Zapatero no intervino en ninguna de las deliberaciones, algunas muy acaloradas, entre los jefes de Estado y de gobierno reunidos en la capital británica, y que, pese a estar vedadas a los medios de comunicación, fueron seguidas de forma clandestina por tres periodistas del prestigioso semanario alemán Der Spiegel que se colaron en una sala contigua tras burlar el dispositivo de seguridad de la cumbre.

En su crónica sobre los debates a puerta cerrada celebrados en el complejo ExCel, un recinto ferial situado al este de Londres que sirvió de escenario a la cumbre, los periodistas de Der Spiegel Wolfgang Reuter, Christoph Schwennicke y Marc Hujer reflejaron con todo lujo de detalles las intervenciones de los líderes del G-20, entre ellas las de la canciller alemana, Angela Merkel; la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner; el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi; el presidente francés, Nicolas Sarkozy, o el premier británico, Gordon Brown. Pero, según el semanario alemán, Zapatero no participó en ningún momento en los debates.

Acabada la cumbre, el presidente del Gobierno ofreció una rueda de prensa en la que, tras afirmar que la cita de Londres significaba "el principio del fin de los paraísos fiscales", aseguró, sacando pecho, que la posición española contra esos "lugares de impunidad fiscal" había sido "la más firme y avanzada". Pero no fue Zapatero quien la defendió ante los demás líderes del G-20, sino los miembros de su séquito, que negociaron entre bambalinas la aportación española al comunicado final.

Antes, durante las deliberaciones a puerta cerrada recogidas por Der Spiegel, Sarkozy defendió de forma entusiasta la publicación de una lista negra de los paraísos fiscales, que en el comunicado final de la cumbre fueron eufemísticamente denominados "países no cooperantes". El presidente francés se enfrentó a Brown, que expresó sus reticencias sobre la conveniencia de hacer público ese listado, que incluye países y enclaves europeos como Liechtenstein, Andorra, Gibraltar, Luxemburgo y Suiza. Pero Zapatero, lejos de apoyar a Sarkozy -pese a que el Gobierno español es uno de los más feroces enemigos de los paraísos fiscales-, permaneció callado.

Tres horas de debate

El debate entre los líderes del G-20 se prolongó durante más de tres horas, en las que Zapatero no hizo uso de la palabra, según han confirmado a El Confidencial fuentes diplomáticas. Otras fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores no confirmaron ni desmintieron este extremo, amparándose en el carácter secreto de las deliberaciones de la cumbre.

Los periodistas de Der Spiegel, pese a que sólo llevaban prendidas en el pecho sus acreditaciones profesionales, lograron acceder, sin que ningún miembro de los equipos de seguridad se lo impidiese, a la sala en la que diplomáticos y funcionarios gubernamentales de las delegaciones oficiales seguían atentamente las intervenciones de los jefes de Estado y de gobierno, reunidos en un gran salón adyacente.

Hans-Ulrich Stoldt, editor de la sección política del semanario alemán, se negó a detallar cómo sus reporteros lograron colarse en la cumbre. "Nunca comentamos nuestras técnicas de investigación", se limitó a decir al diario británico Financial Times. La osadía de los tres periodistas volvió a dejar en evidencia a las fuerzas de seguridad del Reino Unido, que sólo una semana antes asistieron estupefactas a la dimisión del máximo responsable de la lucha antiterrorista, Robert Quick, por revelar, en un descuido más propio de un principiante, detalles sobre una inminente operación policial contra el terrorismo islamista.

el confidencial

CIUDADANOS DE CATALUÑA, JA NO HI SOM. Por Ana Nuño

El anuncio, la semana pasada, de la candidatura conjunta a las próximas elecciones europeas de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, la plataforma antieuropeísta Libertas y media docena de grupúsculos regionales, la mayoría de ellos ultraconservadores y afectos al más casposo nacionalismo, significa el acta de defunción del partido catalán fundado en julio de 2006. Como formé parte del grupo que llamó a la formación de este partido, justo es que diga ahora en voz alta las dos o tres cosas que me inspira la noticia.

Conviene primero despejar la hojarasca, que no es poca. Que el cabeza de lista de esta candidatura mostrenca sea Miguel Durán, antaño conocido como Don Once por Ciento, es una anécdota grotesca, pero al fin y al cabo anécdota. Ni siquiera me parece revelador de nada que este mismo personaje haya militado en las filas de Unió Democràtica de Catalunya hasta un par de días antes de anunciarse su nueva muda de piel política. ¿Acaso el adánico Albert Rivera no ha reconocido que, antes de vestirse de ciudadano, quiso disfrazarse de popular? Tampoco el hecho de que dos de los tres diputados de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña se hayan enterado por la prensa de que este personaje los representará en los comicios europeos, lo que sin duda es revelador de los modos escasamente democráticos que imperan en los órganos rectores de este partido, pasa de ser una curiosidad, y ni siquiera con carácter excepcional: no es el primero ni será el último caso en que los representantes de una formación política sean los últimos en descubrir lo que traman sus compañeros. Sin ir más lejos, que le pregunten a Artur Mas cómo le sentó enterarse por terceros de que Ignasi Guardans había aceptado pasar de Bruselas a Madrit.

En realidad, el Partido de la Ciudadanía (ahora, en su versión localista, rebautizado Ciudadanos de España) es un cadáver insepulto desde hace tiempo. Al menos desde antes de su Segundo Congreso, que en junio de 2007 –es decir, menos de un año después de su fundación– se saldó con la primera purga en sus filas. Y con la adopción de un ideario de izquierdas (o centro-izquierda, que suena menos démodé), que fue su primer síntoma de rendición ante la ideología dominante en Cataluña. Que no se reduce al nacionalismo identitario catalán.

Intentaré explicar brevemente este punto, no sólo porque es la madre del cordero degollado y permite comprender la deriva de Ciudadanos al despeñadero por el que acaba de precipitarse, sino porque sólo él permite comprender en qué consiste la especificidad del nacionalismo a la catalana.

A diferencia del nacionalismo vasco, el catalán no deriva su fuerza del mito de unos orígenes raciales traicionados y desvirtuados por los maketos, sino de la reivindicación de su superioridad cultural. Mucho menos agresivo y criminal que el vasco, el nacionalismo catalán, salvo alguna excepción folclórica (como la que encarnó en el doctor Robert), no se ha buscado coartadas en la biología o la etnología, y las ha derivado todas de una historia debidamente tuneada, en la que el sitial de honor lo ocupa la lengua. Toda su agresividad, a los nacionalistas catalanes se les va por la boca, y de la manera más atrozmente literal: dime qué lengua hablas y te diré si te acepto como miembro de la tribu.

Como esto es así, quienes, siendo catalanes de nacimiento o por residencia, adopción o azar, no pensamos que sea necesaria la argamasa identitaria para cimentar el ejercicio de la ciudadanía hemos rechazado, más o menos activamente, la imparable progresión del tuneo identitario de la sociedad en la que vivimos, primero con los gobiernos de CiU y desde 2003 con los engendros tripartitos de izquierdas. Ejemplos son lo que sobra, de la inmersión lingüística en las escuelas a las multas a comerciantes por no rotular en catalán. En estas prácticas discriminatorias y la repulsa que inspiran a cualquier demócrata se halló el origen de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía.

Pero en Cataluña impera no sólo la forma de nacionalismo someramente descrita. Si fuera sólo eso, si todo se limitara a medio centenar de políticos profesionales intentando vivir del cuento de la lengua en salmuera, hace tiempo que la mayoría de los catalanes, que además de bilingües aspiran a vivir y dejar vivir en paz, los habrían enviado a casa. Pero resulta, por razones que es imposible resumir en este espacio, que lo que también singulariza al nacionalismo catalán es su probada capacidad para envolverse en el manto del progresismo.

Es dogma intangible que ser de izquierdas y catalán es también ser, como poco, catalanista, que es algo así como la versión descafeinada del nacionalismo catalán antiespañolista, o la versión de diseño de las camisas y corbatas negras de los independentistas de ERC. A contrario, un buen ejemplo de hasta qué punto el nacionalista catalán no puede concebir que en Cataluña pueda existir una derecha autóctona es el último ensayo de Joan B. Culla, La derecha española en Cataluña. Típicamente, para este historiador, desde la Transición hasta la fecha, la derecha en Cataluña es única y exclusivamente española. Es decir, extranjera, ajena a las tradiciones políticas locales.
Retomo el caso de Ciudadanos. A pesar de haber logrado la hazaña de convertirse en el primer partido político no nacionalista fundado en Cataluña desde 1978 capaz de obtener representación en el Parlamento local, Ciudadanos comenzó a perder el norte, casi desde su creación, no por falta de celo en la denuncia del nacionalismo catalán, sino por obcecarse en el cultivo de la mencionada forma de ceguera ideológica que aqueja a la sociedad catalana. El partido, su dirigencia y sus militantes, se ha enzarzado en absurdas luchas intestinas por un quítame ahí esas derechas y ponme aquí más a la izquierda, a ver si salgo con mi mejor perfil en la foto. La obsesión con nombrarse, parecer, fingir o ser, qué más da, de izquierdas semidura, blanda o pensionista se saldó, primero, con la espantá de la mayoría de los intelectuales que impulsaron el partido, después, tras el II Congreso, con la pérdida de una tercera parte de su militancia, y, elección tras elección, desde las Autonómicas de noviembre de 2006 hasta las Generales de marzo de 2008, con una sangría de votos, que han pasado, en Cataluña y en año y medio, de 89.567 a 27.408.

Tan ocupados han estado los dirigentes del partido y no pocos de sus militantes con definirse más o menos a la izquierda, que ni siquiera (con la notable excepción de Antonio Robles) comprendieron lo que representaba la aparición de UPyD, el partido de Rosa Díez. Un partido éste tan desacomplejado como Ciudadanos a la hora de denunciar el antidemocrático nacionalismo pero todo lo audaz que Ciudadanos no se atrevió jamás a ser a la hora de señalar las causas de los nacionalismos locales y proponer recetas para superarlos en toda España. Claro que, para jugar en este terreno, Ciudadanos hubiese debido desembarazarse primero de sus complejos de inferioridad políticamente correctos, tan típicamente catalanes, y hacer caso omiso de las etiquetas políticas prefabricadas.

Etiqueta por etiqueta, Ciudadanos ha acabado aceptando ser un partido que, consciente de que difícilmente reeditará la hazaña de ser reelegido al Parlamento de Cataluña, se pone la que más a mano le pille. Por una de esas terribles ironías, la dirigencia, tan obsesionada con su pureza de sangre izquierdista, ha trocado la etiqueta fetén de la respetabilidad política catalana por la del más rancio de los nacionalismos: el antieuropeo. Sin duda, esta pirueta le costará muchos de los pocos votos que le quedaban.

Es una lección a meditar: para superar el nacionalismo, en Cataluña no basta con oponerse a las políticas discriminatorias de la Generalitat. Hay que hacerlo atacando de raíz el mito político del que se nutre el nacionalismo catalán, y que lo ha hecho, hasta la fecha, invencible.xxxxx

Libertad Digital - Ideas

LA HIPOCRESIA PROGRE DE LA SGAE. Por Daniel Rodríguez Herrera

«Siempre claman que lo del canon y los espionajes en las bodas es necesario, que los artistas necesitan de esos ingresos para poder ganarse la vida con su trabajo creativo. Pero llega el momento del reparto y casi todo se lo quedan los de casi siempre.»

Se ha devaluado mucho el uso del término "hipocresía". Hoy en día, cualquier desliz se califica automáticamente de tal. Pero la hipocresía es algo mucho más serio. Consiste en predicar constantemente una moral y actuar consistentemente en contra de esa moral. Para entendernos: predicar contra la prostitución e ir un día a un club de alterne no es hipocresía; es simplemente debilidad, seguramente pasajera, aquello de "la carne es débil". Hipocresía es clamar contra la profesión más antigua del mundo y requerir de sus servicios semanalmente. Hipocresía es demostrar con tus actos que no crees en tus palabras.


Y en esta labor, los de la ceja son –ahí sí– unos verdaderos artistas. Siempre claman que lo del canon y los espionajes en las bodas es necesario para salvar la cultura, que los artistas necesitan de esos ingresos para poder ganarse la vida con su trabajo creativo. Pero llega el momento del reparto de ese dinero y resulta que casi todo se lo quedan los de casi siempre. El 75% de los ingresos de la SGAE, 223 millones de euros, se han repartido entre 600 autores, el 1,73% del total. Y las cifras de las demás entidades de gestión son muy similares.

Sin entrar en la letra pequeña, pues no tengo los datos necesarios para ello, este sistema de reparto me parece perfecto. Es dinero recaudado de licencias y de compensación por copia privada, y parece claro que aquellos que más venden también son quienes más escuchan su música en las televisiones y ven copiadas sus canciones en los iPod. Del mismo modo que, dicho sea de paso, quienes se descargan música vía P2P también son quienes más música compran, como indica un nuevo estudio. Así, es justo que los autores de mayor éxito sean quienes más dinero reciben, al igual que lo es que los mejores trabajadores en cualquier sector ganen más que los demás. Al fin y al cabo, justicia es dar a cada uno lo suyo.

Lo que pasa es que no es eso lo que predica la burocracia de los derechos de autor. Para defenderse de quienes les critican por sacar dinero a un bar cuyo dueño trabaja para sacarlo adelante catorce horas al día, siete días a la semana, por el solo hecho de tener un televisor donde poner el fútbol el fin de semana, los artistas aducen que a la "cultura" le resultaría difícil sobrevivir sin ese dinero, que los creadores que no están en el "candelabro" necesitan ese extra que suponen los derechos de autor para llegar a fin de mes.

Si la SGAE y demás compañeros mártires reconocieran que sí, que el dinero que nos quitan a todos nosotros va a parar a Amaral, Alejandro Sánz, La Quinta Estación y otros artistas de éxito y que es un derecho que tienen, y que el dueño del bar tiene obligación de pagar por ello igual que paga por la cerveza que sirve, seguiríamos protestando igual ante la imposición del canon, pero al menos no tendríamos que aguantar ese aire santurrón que se gastan. Pero claro, entonces tendrían que renunciar a su imagen de izquierda solidaria que les es tan preciada. Y ya se sabe que para un progre lo principal y casi lo único es sentirse satisfecho consigo mismo.

Libertad Digital - Opinión

AHMADINEYAD EN LA ONU

CUANDO varios países, entre ellos algunos de la talla de Estados Unidos o Alemania, tomaron la decisión de no participar en la conferencia sobre el racismo organizada por Naciones Unidas, era de sobra conocido que el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad venía dispuesto a provocar un incidente diplomático. Lo extraño es que la ONU no lo hubiera previsto y no tomase las mínimas cautelas para impedir que ese escándalo se produjera. En este lamentable suceso, Ahmadineyad ha sido aplaudido por el coro de sus numerosos admiradores, la reputación de las Naciones Unidas se ha estrechado aún más y del racismo, verdadero objeto del debate, no habla nadie en términos razonables.

La ONU nació de la II Guerra Mundial con las limitaciones propias de la época, pero desde que se ha convertido en la expresión misma del relativismo no hace más que acumular frustraciones. ¿Cómo ignorar que se haya permitido que una dictadura como la del coronel Gadaffi en Libia haya presidido la comisión de Derechos Humanos, sólo porque esa era la expresión numérica de una mayoría de países? Un hecho así, o como el que se produjo en Ginebra el pasado lunes, es síntoma de una enfermedad más grave, que amenaza con privar a la mayor organización internacional del respaldo de sus raíces fundacionales. No debiera ser aceptable que los principales países democráticos tengan que dejar la sala escandalizados por las palabras del jefe de un régimen totalitario y teocrático, ni tampoco es posible aceptar como norma que los gobiernos que no respetan los más elementales Derechos Humanos puedan imponerse, sólo porque son más numerosos, a los que representan los valores de la libertad y la democracia.

Cuando la ONU aborda principios esenciales de la civilización no puede hacerlo como si fuera un simple debate televisivo al uso, donde la discusión escandalosa forma parte del espectáculo. Mahmud Ahmadineyad no es una personalidad capacitada para dar lecciones morales a nadie y, por si no fueran bastante indecorosas sus declaraciones, sus actos confirman que su principal ambición es amenazar la paz y añadir peligrosamente leña al fuego de la inestabilidad en una región del mundo ya demasiado convulsa. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, está obligado a defender lo que está bien frente a lo que está mal. Si no es capaz de reconocer lo que está bien y lo que no, la ONU tiene un grave problema.

ABC - Editorial

AHMADINEYAD VISITA AUSCHWITZ. Por Gabriel Albiac

GINEBRA, anteayer. Sin sorpresa. El antisemitismo del «aliado civilizatorio» de Rodríguez Zapatero tiene la ventaja de no ocultarse. Ahmadineyad tendrá pronto armamento nuclear. Nadie podrá decir que no lo supo a tiempo. Pero en Ginebra se hizo escena anteayer una vergüenza adicional. La «Conferencia contra el Racismo» es otro de los habituales fraudes de la ONU. Financiada por los países democráticos, tal Conferencia no tiene otra función que la de exaltar a las dictaduras. Y llamar a la destrucción de los estúpidos infieles que pagan sus dispendios. La mayor concentración de dictadores por centímetro cuadrado del planeta se hace pagar por aquellos a cuyo degüello llama. Metáfora de nuestro mundo. Pero hay algo aún más desasosegante que la cobardía europea: la interiorización del veto islamista a contar la verdad.

Daré un ejemplo. Sólo. Ayer, en la casi totalidad de las agencias y medios de prensa, el pasaje crucial del discurso de Ahmadineyad era éste:

-«Después de la IIª Guerra Mundial, recurrieron a la agresión militar para convertir en desposeídos a una nación entera con el pretexto del sufrimiento de los judíos... Y enviaron a emigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. Y, de hecho, en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina».
La versión «respetable», repetida por la prensa europea, muestra a un Ahmadineyad bárbaro

Fue lo que pronunció en persa Ahmadineyad. Hay un vacío, sin embargo. Éste es el texto completo de su discurso que Irán distribuyó en inglés a los participantes. Marco entre corchetes lo ausente:

-«Después de la IIª Guerra Mundial, recurrieron a la agresión militar para convertir en desposeídos a una nación entera con el pretexto del sufrimiento de los judíos ... Y enviaron a emigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. Y, de hecho, en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina».

La versión «respetable», repetida por la prensa europea, muestra a un Ahmadineyad bárbaro.

Fue lo que pronunció en persa Ahmadineyad. Hay un vacío, sin embargo. Éste es el texto completo de su discurso que Irán distribuyó en inglés a los participantes. Marco entre corchetes lo ausente:

-«Después de la IIª Guerra Mundial, recurrieron a la agresión militar para convertir en desposeídos a una nación entera con el pretexto del sufrimiento de los judíos ... Y enviaron a emigrantes desde Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo para establecer un Gobierno totalmente racista en la Palestina ocupada. Y, de hecho, en compensación por las espantosas consecuencias del racismo en Europa, ayudaron a otorgar poder al régimen más cruel, represivo y racista en Palestina».

La versión «respetable», repetida por la prensa europea, muestra a un Ahmadineyad bárbaro. Normalmente bárbaro. Tanto cuanto deba serlo el dirigente de una teocracia islamista. En cuya lógica, desde luego, un régimen democrático como el israelí -pero también el de cualquiera de los países europeos que financiaron el derroche ginebrino- debe aparecer como el «régimen más cruel, represivo y racista».

El pasaje «censurado» -pero es quizá más una «autocensura» de la cursi conciencia europea que otra cosa-, el que se encuentra en el texto oficial pero del cual apenas nadie ha soltado prenda, es, sencillamente, un delito. Tipificado en buena parte de las legislaciones europeas. Y que, de ser éste un mundo moralmente presentable -ya sé que no lo es-, hubiera debido dar con los huesos del dictador iraní en la comisaría más cercana. Llamar «cuestión ambigua y dudosa» al Holocausto -en rigor verbal, a la Shoà, al exterminio de seis millones de judíos en el marco del programa hitleriano de hacer desaparecer de la faz de la tierra a una población entera, juzgada y condenada como «inhumana»- es cruzar la raya de lo inviolable. Y lo inviolable no tiene, en el límite, nada que ver con Israel, sino con la decisión moral de que nunca más a nadie le sea permitido dictar quién forma parte y quién no de la especie humana.

Y no hay aliado de un delincuente así que no quede, a su vez, envilecido. En lo esencial. Para siempre

ABC - Opinión

«SE VENDE». Por Alfonso Ussía

«Yo lo siento, fundamentalmente, por los propietarios de pisos y locales comerciales de la calle General Merry, a partir de ahora, de Pilar Bardem»

En los edificios de la sevillana calle del General Merry empiezan a proliferar los carteles de «Se vende». Los quieren vender sus propietarios antes de que bajen de precio cuando la calle pase a denominarse «Pilar Bardem». El Ayuntamiento de Sevilla, con la mayoría compuesta por socialistas y comunistas, le ha birlado al General Merry su calle para dársela a una actriz de reparto, secundaria y mediocre que cuenta con las simpatías del retroprogresismo. El concejal comunista Torrijos, o algo parecido, ha dicho que se le concede la calle a Pilar Bardem por su oposición a la guerra de Irak. Menuda majadería. Si ése es el motivo, que le pongan el nombre del Papa Juan Pablo II, que se opuso más y con mayor autoridad. Para llevar a cabo tamaña necedad se han documentado los socialistas y comunistas del Ayuntamiento sevillano y aplicado la Ley de la Memoria Histórica.


Se han documentado mal. No le han quitado la calle, como ellos creían, al teniente general don Pedro Merry Gordon, que fue Capitán General de la II Región Militar con sede en Sevilla. Se la han quitado al padre de éste, el también General don Francisco Merry y Ponce de León, gentilhombre de Cámara del Rey Don Alfonso XIII y ayudante del general Weiler en la Guerra de Cuba. Ignoraba que la gilipollez de Ley de la Memoria Histórica comprendía también las guerras de Cuba y Filipinas. Tanto un Merry como el otro dedicaron sus vidas a servir a España, y no merecen el desprecio de los incultos revanchistas.

Del General Merry Gordon se han dicho y escrito calumnias y falacias humillantes en los últimos días. Que estaba metido hasta el cuello en el Golpe del 23 de febrero de 1981 y que no se unió a la asonada porque se emborrachó. Si el General Merry Gordon hubiera formado parte de la conspiración, habría sido arrestado, procesado, juzgado y condenado. El General Merry Gordon mantuvo varias conversaciones con El Rey y en todas ellas se puso incondicionalmente a sus órdenes. ¿Creían los socialistas y comunistas del Ayuntamiento de Sevilla que le quitaban la calle a este digno y ejemplar general? Se la han quitado a su padre, el General Merry Ponce de León, el de la Guerra de Cuba, toma ya lejanía. El revanchismo, el rencor y el analfabetismo histórico del rojerío municipal sevillano ha alcanzado cotas de premio en programa de televisión. Y además, que no se borra la memoria de un militar destacado con el nombre de una actriz secundaria cuyo mérito presentado no es otro que haberse opuesto a la guerra en Irak.

Pero yo lo siento, fundamentalmente, por los propietarios de pisos y locales comerciales de la calle General Merry, a partir de ahora, de Pilar Bardem. En tiempos de crisis, las inversiones inmobiliarias se estancan, y en el caso que nos ocupa y nos preocupa, van a perder una buena parte de su valor. Si yo viviera en la calle de Pilar Bardem pondría mi piso a la venta inmediatamente. Es una calle que da risa, y en Sevilla, que es la ciudad de la guasa, más todavía. El tercermundismo ideológico del comunismo derrumbado ha llevado al Alcalde Monteseirin y los suyos a cometer, no sólo una tropelía con el recuerdo de un gran militar, sino una gamberrada municipal. Y si se ha aplicado la Ley de Memoria Histórica para hacerlo, el depuesto General Merry aún puede defenderse cuarenta años después de muerto.

La Razón - Opinión

YAK-42: UN JUICIO QUE REVELA HECHOS VERGONZOSOS

EL JUICIO por la mala identificación de los cadáveres de los soldados españoles fallecidos en el accidente del Yak-42 quedará hoy visto para sentencia tras la exposición de las defensas de los acusados. En sus conclusiones, el fiscal solicitó ayer cinco años de cárcel para el general de Sanidad Vicente Navarro, y cuatro años y medio para el comandante médico José Ramírez y para el capitán médico Miguel Sáez.

El Ministerio Público considera probado que los tres cometieron falsificación documental, puesto que entregaron a las familias como identificados los 62 cuerpos cuando sabían que sólo se había podido determinar la identidad de 32. Adulterar la lista de los cadáveres llevó, según la fiscalía, a una concatenación de falseamientos: se mintió con las necropsias y hubo que amañar los certificados de defunción, las licencias de enterramiento y también los registros de los cementerios.


El relato que de los hechos hace el Ministerio Público es demoledor para los mandos militares ya que, según éste, actuaron con la idea premeditada de repatriar los cuerpos y entregarlos como fuera. Si actuaron así presionados por la inmediatez del funeral de Estado o lo hicieron por un mal entendido sentido de la compasión, para tratar de no alargar la angustia de los familiares que aguardaban los restos de sus seres queridos, es algo que no entra a valorar la fiscalía, pero que en definitiva no exime a los mandos militares de haber actuado -caso de confirmarlo el tribunal- en contra de la ley.

Pero tan grave como la acusación del fiscal, que da por hecho que los imputados actuaron «torticeramente» y entregaron de forma consciente a unas familias los cadáveres que correspondían a otras, es la imagen que ofrece del trabajo de los mandos militares, más cercana por chapucera al de una institución rancia y anticuada que a lo que se espera de un Ejército moderno. En su exposición, el Ministerio Público detalla que el equipo que se trasladó a Turquía incluía a un biólogo y un odontólogo, pero ni el uno ni el otro realizaron labor alguna, constata que no se tomaron muestras de ADN de los cuerpos, que no se elaboró programa alguno de trabajo y que, en fin, su estancia se redujo a una sola jornada pese a la gravedad del suceso y las enormes dificultades que planteaba.

Si a todo ello añadimos el testimonio que aportaron en el juicio los forenses turcos, el paisaje que se completa es desolador.Estos médicos pasaron de ser la coartada utilizada por los imputados a convertirse en testigo de cargo contra ellos. Denunciaron las «prisas» de los mandos españoles en repatriar los cuerpos y sostuvieron, como adelantaron a EL MUNDO, que el general Navarro olía a alcohol el día de autos. Es evidente que en el banquillo no se ha sentado el Ejército, al que no cabe juzgar por el comportamiento puntual de tres de sus miembros, pero también es cierto que ha habido complicidades y encubrimiento de otros militares que extienden la sombra de duda sobre un mayor número de personas.

Esos flecos son los que llevaron ayer a las acusaciones particulares a pedir la deducción de testimonios, para que se amplíe la investigación a todos los que hayan podido mentir en el transcurso del juicio.Incluso deslizan la posibilidad de que pudiera encausarse a algún cargo político, en clara alusión al ex ministro Trillo, dando a entender que los mandos militares actuaron como lo hicieron cumpliendo el encargo de cerrar el caso cuanto antes. Lo bien cierto es que, si al final se condena a los imputados, Trillo deberá cargar con ese baldón, puesto que fue bajo su responsabilidad política cuando ocurrieron los hechos. Por lo pronto, la Audiencia Nacional ya ha dado un paso fundamental al destapar ante la opinión pública unos hechos bochornosos.

El Mundo - Editorial

LAS DOS TARDES DE JORDI

«Lo que causa alarma social es constatar que con el nuevo Gobierno de Zapatero todo resulta empeorable, hasta el extremo de poder echar de menos a políticos como Solbes, Fernández Ordoñez o Jordi Sevilla.»

La negativa del Gobierno de Zapatero a emprender reforma estructural alguna y su apuesta por intensificar una política de ilimitado gasto público están encontrando objeciones hasta en las propias filas socialistas. Si la semana pasada quien advertía contra esa irresponsable huida hacia adelante era un hombre tan próximo al PSOE como el gobernador del Banco de España, este martes ha sido el diputado y ex ministro socialista de Administraciones Publicas Jordi Sevilla quien ha salido a la palestra para defender tanto a Mafo como al ex presidente del Gobierno José María Aznar por análogas razones.


Quien asegurara ser capaz "en dos tardes" de transmitir a Zapatero nociones básicas de economía, ha afirmado en su blog que Fernández Ordóñez se ha limitado a plantear "algo obvio", como que "si todo sigue mal" y continúa el descenso de cotizantes en la Seguridad Social, el actual Fondo de Reserva "se agotará en breve". En este sentido, también se ha referido a las más recientes declaraciones de Aznar, quien, a su juicio, se ha limitado a señalar que, "si España tiene el doble de paro que la media de la Unión Europea, tal vez convendría analizar qué falla en el mercado laboral español para explicarlo, con idea de corregirlo".

El ex ministro socialista critica a ese "coro del por qué no te callas" que se niega a "tratar a los ciudadanos como adultos" en estas cuestiones, lo que ciertamente "debilita" la democracia. Aunque Sevilla no haya querido dar nombres, nadie más representativo de ese "coro del por qué no te callas" que el actual ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien este martes ha vuelto a cargar contra el gobernador del Banco de España, al que ha pedido que "deje de dar recetas" y ofrezca análisis "más sosegados y tranquilos". Fernández Ordóñez, por su parte, si bien ha manifestado que no es su deseo crear ninguna "alarma social", ha insistido en la necesidad de abordar reformas en el sistema de pensiones. Y es que, como también decía Sevilla a propósito de la alarma social, "¿qué pasa, que el paro y las dudas sobre el futuro no la generan y mayor?"

Ciertamente lo que aquí causa alarma social es ver a políticos como Corbacho edulcorar la dramática realidad que padecemos con análisis tan sesgados, tranquilos y falsos como a los que nos tiene acostumbrados este irresponsable ministro de Trabajo. Lo que genera alarma social es ver a un Gobierno que nos prometía síntomas de recuperación ya para este mes de abril y que negaba la posibilidad de alcanzar los cuatro millones de parados, afirmando ahora que descarta no alcanzar... los cinco millones. Lo que causa alarma social es ver cómo este Ejecutivo se niega a emprender reforma estructural alguna, pese a pedirlo a gritos nuestra economía. Lo que causa alarma social es la irresponsable política de endeudamiento de los socialistas como forma, no de afrontar la realidad, sino de huir de ella. Lo que causa alarma social es constatar que con el nuevo Gobierno de Zapatero todo resulta empeorable, hasta el extremo de poder echar de menos a políticos como Solbes, Fernández Ordoñez o Jordi Sevilla.

Libertad Digital - Opinión

ETA Y LOS SUYOS. Por Hermann Tertsch

Dicen que ETA quería molestar al primer Gobierno constitucionalista del País Vasco que va a dirigir Patxi López. ¡Vaya por Dios! ETA molestando. Casi dan ganas de pedir en plan monja mojigata desde Ajuria Enea que ETA «salga de nuestras vidas». «No nos irriten». ¡Déjennos a los vascos y las vascas ser tan buenos y buenas como pretendemos! Palabra de lehendakari. Sin coña. ETA ha sido un instrumento eficaz que, cierto, muchas veces ha cogido vida propia. A veces mucha. Pero en realidad ha sido un pelele algo díscolo que siempre ha trabajado para unos señores encorbatados que comen cocochas hablando de toros y pesca con los cocineritos de la costa. Y que se tutean con estupenda camaradería con los carniceritos, aunque éstos no se duchen y lleven pendientes y pantalones de plástico y el pelo coloreado. Todos jatorras. Muy curiosa es toda esa complicidad nacionalista entre los asesinos y los cofrades de la buena mesa. Muy tremenda es la campechanía entre quienes se duchan y quienes no. Quienes se van de caza a Soria y de Semana Santa a Sevilla y quienes hacen los agujeros en los montes para meter un bidón de plástico y dentro un par de metralletas. Y unas pistolas que Rubalcaba durante las negociaciones creía que se habían llevado los niños del coro. ¡Ay, aquellas negociaciones! Aquel Bar Faisán del que nada sabemos, querido Baltasar. La basura moral que nos han granjeado. Aquí están los lodos. Un ministro del interior intoxicado por aquello, un fiscal general que es un perfecto hazmerreír y unos jueces que tienen tantas togas salpicadas por los lodos que ya no saben si son rehenes o trileros.

ABC - Opinión

EL PELOTAZO Y CIUTADANS. Por Horacio Vázquez Rial


LAS GUERRAS DE TODA LA VIDA

«Los intelectuales no terminamos jamás de arrepentirnos de nuestras aventuras políticas; pero, como se trata de una adicción, siempre acabamos repitiendo. En otro partido, es cierto, pero repitiendo: los partidos pasan por nosotros y no a la inversa.»


Hace unos años, en 2005, en el curso de unas cenas regularmente convocadas en el restaurante El Taxidermista de la Plaza Real de Barcelona, en las que nos reuníamos, y perdonen ustedes la falta de modestia, docena y media de personas decentes, surgió la idea de reclamar, como abajofirmantes, la creación de un partido no nacionalista en Cataluña.


Eso era todo. Ya había pasado la época de Foro Babel y de la lucha por un bilingüismo que no estaba en absoluto en los proyectos de los dirigentes políticos catalanes de ningún partido (el PP había desplazado por ello a Alejo Vidal-Quadras, y era época de Piqué), de modo que nos parecía que había que crear un partido nuevo, que sí tuviera la cuestión en su programa; ésa y otras de igual calado, entre las cuales nos preocupaba sobremanera el nivel de corrupción de la política catalana.

De modo que firmamos y dimos a conocer un manifiesto con 16 firmas, si la memoria no me engaña, a favor de la creación de un partido no nacionalista en Cataluña. Ni más ni menos. Al parecer, los tiempos eran favorables a la propuesta, la ingeniería social aún no había acabado con la disidencia y más gente de la que nos imaginábamos acogió encantada la propuesta. Fuimos casi populares durante un rato. Fuimos Ciutadans de Catalunya.

Ahora bien, como ninguno de nosotros era político profesional ni pensaba convertirse en ese tipo de figura, consideramos que lo natural, si nuestra propuesta cobraba cuerpo, era acompañar la gestación del dichoso partido hasta su primer congreso, que fue lo que se hizo, aunque algunos nos retiramos antes. Yo, porque así como estaba harto del nacionalismo, también lo estaba de la socialdemocracia, y me pareció que había demasiado de eso en muchos queridos compañeros: me fui porque esperaba un poco de liberalismo, porque creía, y creo, que cuanto menos Estado, menos espacio para mejunjes carodrovirianos o maragallescos o piqueros, y menos, muchísima menos ingeniería social, eso que ya el actual ministro de Trabajo, entonces alcalde de Hospitalet y presidente de la Diputación Provincial de Barcelona, había llamado, sin pelos en la lengua y con total confianza en el éxito de su proyecto, "reforma identitaria".

Después se marcharon otros por disidencias diversas, de modo que cuando se hizo el congreso apenas si quedaba la sombra de lo que se había imaginado y, trapisonda más o menos, se mantuvo al frente el joven Albert Rivera, empleado de La Caixa que, para demostrar que no era en absoluto un catalán medio, con los prejuicios y limitaciones de esa condición, se hizo fotografiar en pelota picada para los carteles de propaganda electoral, aunque después alguien tendió una piadosa franja con una leyenda para cubrir do más pecado había.

No era un partido de verdad, pero había suscitado las suficientes esperanzas –por nuestra culpa, por nuestra grandísima culpa– como para meter a tres candidatos en el Parlament y seguir viviendo, como tantos otros partidos, ahora con el nombre renovado: Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía. No hubo muchos más éxitos visibles. Más aún: Rosa Díez, lista como es, mantuvo UPyD sanamente a salvo de cualquier alianza con los de Rivera; en cambio, algunos de los firmantes del primer manifiesto y de los que colaboraron en la primera etapa desde fuera de Cataluña, como Fernando Savater, se reunieron con ella en el nuevo partido.

Como, después del no de Rosa Díez, la cosa empezó a languidecer peligrosamente, los Ciudadanos-PC decidieron buscar un nombre de relumbrón para ilustrar su lista de candidatos a las próximas europeas, y como aquellas personas decentes del principio ya no estaban se fijaron en alguien que alguna vez fue algo, cosa que jamás hay que hacer en política, y le llevaron la propuesta a Miguel Durán, que fuera presidente de la ONCE y de Telecinco, por paradójico que resulte, y que, para los que tenemos memoria, es un referente de la época del pelotazo, cuando la casi siempre corrupta España llegó a un momento cumbre en la historia universal de la corrupción. No digo con esto que Durán se haya quedado con nada: no lo sé, ni siquiera sé si se le procesó por lo que sea, pero es una imagen de esa época. Tampoco sé nada sobre Felipe González, fuera de lo que está publicado.

Pero, por si eso fuera poco, Durán pertenece a la coalición Libertas, liderada por el irlandés Declan Ganley, un partido ultrarreacionario en el que, al parecer, a los únicos que no discriminan es a los ciegos y que, por un lado, quiere unos Estados Unidos de Europa y, por otro, hace campaña por el no a la Constitución Europea. Además, se suman al invento Tamayo y Balbás (sí, aquéllos), que ahora se llaman Partido Socialdemócrata, y una ignorada Unión del Pueblo Salmantino, cuyo propio nombre desmiente todo lo que Ciutadans quiso ser en el principio.

Antonio Robles, número dos del partido de Rivera, que se ha mantenido en bajo perfil durante mucho tiempo, protesta ahora para decir que con esa gente no va. Bueno, al menos uno dice lo que hay que decir sobre eso.

¿A usted, querido lector, se le ocurriría levantar el PP ofreciéndole a Mario Conde la candidatura presidencial, con la asesoría de Sáenz de Ynestrillas? ¿O volver a poner a Rafael Vera o a Luis Roldán al frente de algún cuerpo de seguridad? Pero ellos son famosos, hasta célebres, si se quiere, y dan brillo a una lista: ése es el corto pensamiento de Ciudadanos, que sigue teniéndonos a todos los taxidermistas en su web: no podemos negar la historia que yo mismo acabo de contar, pero ya se han diferenciado demasiado de aquel primer manifiesto como para tener derecho a incluirlo en su propia historia. Sospecho que tienen una cierta manía con los nombres, pero nuestra presencia allí ya es una estafa. Si les parece bien Miguel Durán, ¿por qué me incluyen en su trayectoria, que no se inició con el Manifiesto de los 16, sino en ese congreso en el que quedaban dos o tres de los fundadores? ¿Por qué se permiten elegir a Miguel Durán respaldándose en mi nombre, o en el de Ana Nuño, o en el de Ferran Toutain, o en el de...?

Les dimos la oportunidad de nacer, pero no son nuestros hijos, no tenemos el mismo ADN y no los hemos criado. Y ninguno de nosotros tiene nada que ver con Miguel Durán ni con el pelotazo, que sólo tocó a dos o tres intelectuales de los de la industria. ¿Por qué no hacen sus barbaridades en su propio nombre? ¿Habrá que ir a los tribunales para que nos quiten de allí? ¿O el juez nos dirá que los delitos ideológicos no prescriben, o que los errores políticos jamás son gratuitos?

Libertad Digital - Ideas