sábado, 25 de abril de 2009

EL HIJO POLITICO. Por Xavier Pericay

LA condición de padre trae muchos disgustos. En fin, qué les voy a contar. Pero todavía trae más la de padre político. En el primer caso uno tiene siempre cierta capacidad de intervención, al menos hasta la mayoría de edad. En el segundo, en cambio, uno carece por completo de ella. Por más que haya soñado muchas veces con ese hijo o esa hija que fatalmente van a pasar a engrosar la familia, la verdad es que se lo encuentra allí un buen día, el día de las presentaciones, sin casi comerlo ni beberlo. Y si el recién llegado le cae en gracia, estupendo. De lo contrario, y aunque de vez en cuando agarre por su culpa algún berrinche, no le va a quedar más remedio que aguantarse. A no ser que termine por repudiarlo, claro.

Como sin duda ya habrán imaginado, yo he sido padre político. Y a mucha honra -ni que sólo sea por la parte que aporté-. Pero lo he sido, lo que significa que ya no lo soy. ¿Repudio? Sí, por supuesto. Con esa clase de hijos no hay que andarse con chiquitas, entre otras razones, porque ellos nunca van a soltar del todo el amarre -¿para qué, si pueden seguir beneficiándose del parentesco?-. El caso es que a mediados de 2005, junto con otros catorce ciudadanos, manifesté públicamente que Cataluña necesitaba un nuevo partido político. Y el caso es que un año más tarde, tras muchas contracciones y no pocas dilataciones, ese partido vio la luz. Que la apuesta tenía sentido y estaba cargada de razón vinieron a confirmarlo, a los pocos meses, las elecciones autonómicas, en las que la formación obtuvo tres diputados, tres. Dada la coyuntura, fue un éxito sin precedentes.

Pero, casi enseguida, aquella luz de julio revalidada en noviembre se volvió penumbra. Yo diría que bastaron los primeros focos y los primeros discursos para comprobar que ni el sentido ni la razón asistían a quienes decían representarla. La vieja política, aquella que ese partido, justamente, se había propuesto renovar, campaba en él a sus anchas. El apego al latiguillo, la vaciedad argumentativa, el recurso al subterfugio emocional, todo olía a pasado, a «déjà vu». Y luego, de puertas adentro, lo que había sido desde el principio un proyecto transversal, ajeno a la inútil y desfasada dicotomía entre derecha e izquierda, se había transformado, por obra y gracia de los viejos «aparatchiks» -sí, viejos también, pues muchos habían velado sus armas en los «ismos» de los setenta-, en una suerte de remedo socialpopulista de andar por casa. Los sucesivos fracasos en las elecciones municipales y generales no hicieron sino confirmar la deriva.

Llegados a este punto, sólo faltaba el reciente fichaje de Miquel Durán como cabeza de lista para las europeas y la consiguiente alianza con la Libertas de Declan Ganley para que la deriva dejara paso al delirio. Sí, Ciutadans, ese partido, ha perdido definitivamente el juicio. Y con alguien así -da igual que sea un hijo político-, no hay nada que hacer.

Xavier Pericay

ABC

ESPIAS EN EL RETRETE. Por Edurne Uriarte

Releer hoy a Philip Pettit, aquel profesor que ejerció gustosamente de tonto útil de Zapatero, produce carcajadas. Y no sólo por el sobresaliente que otorgaba a su gestión aún hace un año. Sobre todo, por la convicción con la que soltaba aquello de que Zapatero constituye la realización del republicanismo cívico, o sea, del Estado como no dominación, de los ciudadanos protegidos contra los peligros del poder público.

Se ve que a Pettit no le han metido una escucha en el retrete que es lo que se estila por las tierras de su admirado Zapatero. Y no ha experimentado el significado del republicanismo policial. Dado que tampoco sabe español, problemilla que no le impidió dar un sobresaliente a su examinado, tampoco está en condiciones de analizar cómo encaja el espionaje de la Policía a los políticos en eso del Estado como no dominación. Cómo encaja que la Policía grabe conversaciones privadas sin trascendencia penal alguna. Y cómo encaja que, sabiendo de su nula trascendencia penal, las filtre a un medio de comunicación para dañar la imagen del político espiado.


El republicanismo policial consiste en un sistema político en el que uno nunca sabe si le han colocado un micrófono en el retrete. Y cuándo se encontrará sus conversaciones íntimas en la primera de un periódico. Que es lo que deben de estar preguntándose todos los políticos españoles, sobre todo los de la oposición. Además de los empresarios, o los periodistas, excluidos, supongo, los que se han divertido «un huevo» con el espionaje a Camps, quizá porque han hecho las comprobaciones oportunas en sus retretes y están tranquilos.

Puede que el responsable último de estos abusos sea Garzón y no Rubalcaba. Como es posible que lo sean ambos, dadas las estrechísimas relaciones denunciabas hace días por Pumpido. El republicanismo policial, en cualquier caso, querido Pettit.

ABC - Opinión

LA VICE NO SE MOJA. Por Andrés Aberasturi

La ministra Salgado prevé una mejora en el empleo a partir de abril. Esta afirmación tiene dos problemas: la primera es que el mes de abril se está terminando y no parece que la cosa vaya a mejor; y la segunda, que cada vez que alguien del Gobierno hace una previsión, de todas todas, marra. La credibilidad no es, hoy por hoy, su mayor activo y casi sería mejor no poner fechas a algo que parece que les viene pillando por sorpresa desde hace muchos meses: el número de parados. No es cosa de recordar ahora los optimistas augurios del pleno empleo prometido por ZP en su momento porque es verdad que la crisis ha estallado de una forma mucho más virulenta y rápida de lo esperado por todos los gobiernos y todas las oposiciones, pero resulta ya mas complicado entender cómo es posible que el mismísimo ministro de Trabajo hace menos de un par de meses descartara que se llegara a los cuatro millones de parados. Pues ya los hemos superado. Y ahora ¿qué?

Pues ahora poco: palabras, promesas, esperanzas y medidas que se ponen sobre la mesa un aquí, otra allí. La vicepresidenta primera, ha tenido tres detalles si no sorprendentes, si al menos llamativos en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Preguntada por si el Gobierno creía que se llegaría a los 5 millones de parados, ha preferido no mojarse, no ha dicho ni que sí ni que no; sólo que el gabinete trabajaba y trabajaba y trabajaba para salir cuanto antes de esta situación. La segunda afirmación ha sido que el Gobierno nunca hace predicciones sobre el futuro, lo cual, a la vista de lo ocurrido hasta ahora, es lo mejor que puede hacer; lástima que sea mentira porque si algo ha hecho el Gobierno ha sido pronosticar y equivocarse. Puede que se cambie de política en ese sentido. Y el tercer asunto que llama la atención, es que el único calificativo digamos "excesivo" se lo dedicó al asunto de los trajes del PP cuando sobre todos sobrevuela una cifra de parados que casi -es un decir- debería ser hoy por hoy la única preocupación del Gobierno y el único tema digno de calificativos ampulosos.

Y lo malo es que no va a pasar -aunque lleguemos a los cinco millones de parados, que es más que probable que se llegue- lo único que la gente entendería: una pacto entre los dos grandes partidos para afrontar lo que, se mira como se mire, es ya una urgencia nacional. Pero ni el PSOE va a "rebajarse" a algo así, ni el PP parece muy interesado realmente en evitar este desgaste del Gobierno. Es un diálogo de sordos donde cada uno pone "sus" propuestas pero se niegan a proponer juntos otra cosa que no sean pequeños asuntos puntuales. Bueno, pasarán lo meses y es posible que los resultados de las europeas (incluida la más que probable llamativa abstención) les haga ver a los dos que el personal empieza a estar no solo temeroso del futuro sino harto de este presente cicatero que nos ofrecen nuestros llamados representantes.

Periodista Digital - Opinión

EL PROBLEMA PRINCIPAL. Por M. Martín Ferrand

ESPAÑA es, desde siempre, un país desesperanzador con breves intervalos en los que brota la ilusión. El problema actual reside en que el desaliento es, cada día que pasa, de mayor intensidad y más arraigado fundamento y, además, se debilita la paciencia ciudadana. Vivimos un problema económico profundo que compromete nuestro presente y, sobre todo, el futuro de las nuevas generaciones; pero, en un ataque de irresponsabilidad colectiva, todos los planos del poder -nacional, autonómico, provincial y local- están ensimismados en su propia identidad, en sus pequeñas ambiciones y en asuntos mínimos y episódicos. Las leyes que, por ejemplo, perpetra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, desde la relativa a la interrupción del embarazo a la de igualdad de trato (!), hablan por sí mismas del desenfoque y la ignorancia que acompañan a sus integrantes.

El debate político nacional se centra en los trajes de Francisco Camps, en la mudanza de Rosa Aguilar -el último estertor de IU-, en las triquiñuelas de los pretorianos presidenciales y, cuando mucho, en la consideración de alguno de los efectos del desastre autonómico; pero, para nuestra desgracia, en nada de mayor enjundia. Hemos sobrepasado los cuatro millones de parados e incluso en el PP, en donde anida una mínima reserva de capacidad y talento económicos, lo que interesa es quiénes estarán, o no estarán, en la lista para el Parlamento Europeo que, como Francisco Franco y sus Cuarenta de Ayete, se guisa en solitario Mariano Rajoy.

Todo lo que no sea centrar la atención de las fuerzas políticas y sociales en la tarea de abordar y empequeñecer las crisis económicas que nos arruinan es temerario. Insolvente. Es inmoral en una situación como la que nos afecta que el Gobierno anteponga el electoralismo a la eficacia gestora porque está en juego el pan de los ciudadanos. Zapatero parece incapaz de olvidar su beatífico buenismo en beneficio de una acción drástica, inevitablemente antipática, que recorte gastos, reduzca privilegios, anule sinecuras y haga posible una resurrección de la economía española. En Andalucía ya está parado uno de cada cuatro trabajadores: un espejo en el que hay que ir mirándose porque así estará el resto de España antes de un año. Sólo José María Aznar dice tenerlo claro y se dispone a presentarnos su fórmula en un libro -España puede salir de la crisis- de próxima aparición.

ABC - Opinión

LA LUCHA CONTRA EL PARO EXIGE UN PACTO DE ESTADO

SEIS PARADOS al minuto, 400 por cada hora y casi 9.000 al día.A ese ritmo ha aumentado el desempleo en España en el primer trimestre de este año. Son datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), que hizo pública ayer la Encuesta de Población Activa.

El paro alcanzó a finales de marzo la impresionante cifra de 4.010.700 personas, lo que supone el 17,3% de la masa laboral, el porcentaje más elevado desde 1998. La estadística es demoledora: más de 800.000 ciudadanos se han incorporado a las filas del desempleo en los tres primeros meses del ejercicio en curso, un récord sin precedentes en la economía española.


Hasta ahora era el sector de la construcción el que venía perdiendo más puestos de trabajo. De enero a marzo, ha sido sobrepasado ampliamente por el sector servicios, en el que el paro ha aumentado en 454.000 personas, más del doble que en la construcción. Ello significa que la crisis ha penetrado en el tejido del pequeño comercio y las empresas familiares, las más afectadas por la caída del consumo.

Según el INE, hay ya en España más de un millón de hogares en los que ninguno de sus miembros trabaja. De esa cifra total, hay 470.000 familias que no disponen de ningún tipo de renta, pensión o subsidio, es decir, que se encuentran en la indigencia más absoluta.

Se podía presumir que el Gobierno iba a reaccionar esta vez ante datos tan alarmantes, pero Elena Salgado, vicepresidenta y ministra de Economía, compareció ante los medios para decir que el paro era «peor» de lo esperado y que mejorará en abril. Salgado descartó adoptar medidas inmediatas y subrayó que es partidaria del consenso entre los agentes sociales, en cuyo seno existe un profundo desacuerdo al respecto.

La ministra estuvo muy desafortunada al comentar que, a la vista del aumento de los 800.000 desempleados, «no parece que se pueda decir que el despido es caro o que hay dificultades para despedir a la gente». Sus palabras reflejan un grave desconocimiento de la realidad social de este país porque muchos de estos parados se han quedado sin trabajo porque han cerrado sus empresas y apenas han recibido indemnización, máxime si tenían contratos temporales.

Da la sensación de que el Gobierno está reaccionando ante la crisis con recetas estereotipadas y condicionadas por un sectarismo ideológico que impide adoptar acciones efectivas. Anteayer, Elena Salgado aseguraba que hay «más margen» para elevar el gasto público y Zapatero ha insistido una y otra vez que no se van a tocar las prestaciones sociales.

Veremos hasta dónde el Ejecutivo puede ser fiel a sus promesas porque, al ritmo que está creciendo el paro, es perfectamente posible alcanzar la cifra de cinco millones de desempleados antes de acabar este año. Nadie sabe dónde está el límite y cuándo se puede detener esta espiral de destrucción de puestos de trabajo.

No resulta exagerado decir que existe un considerable riesgo de estallido social que pondría en peligro la viabilidad del sistema y el progreso alcanzado en las últimas décadas. Ello es razón suficiente para que el Rey tome la iniciativa de convocar a Zapatero y Rajoy con el objetivo de fomentar un gran acuerdo para luchar contra la crisis, como ya hizo hace cuatro años cuando pidió a ambos líderes que sumaran fuerzas para oponerse al plan Ibarretxe y luchar contra el terrorismo. La situación es tan grave que requiere medidas que sólo podrían abordarse con el consenso del PSOE y el PP, lo que además tendría la virtualidad de generar una espiral de confianza entre los ciudadanos.

El Mundo - Editorial

MARIANO, TE ESTAN ENGAÑANDO. Por Maite Nolla


PP-CiU
«Como la frase de Churchill, que todo el mundo cita mal, por pactar con CiU vais a hacer el canelo y ni vais a pactar con CiU, ni os van a salir las cuentas. De verdad, Mariano, te están engañando.»

El problema que tiene el PP es que si alguna vez se ha hecho un análisis más o menos serio de por qué el PP no arranca en Cataluña, por el camino muchos interesados se han ocupado de que el informe no llegara a los que debían tomar las decisiones.

La derecha española es tonta y en relación al nacionalismo catalán, idiota. El mejor –o peor– ejemplo fue considerar a Pujol un gran estadista y culminarlo con la designación de español del año. Como dijo Boadella recientemente, un chiste, si tenemos en cuenta que el personaje ha consagrado su vida política a cargarse al Estado y en concreto al Estado español. La derecha española si quiere recibir información de lo que pasa en Cataluña se agencia a un moderadísimo de CiU que, en Madrid y en el trato corto, son unos tíos educadísimos; y así nos va.


Eso, traducido a la historia del PP, significa que los líderes del PP catalán, ya fuera los que ocupaban el cargo o los que controlaban y controlan el partido en la sombra y en el sol, han engañado sistemáticamente a los líderes nacionales, tanto a Aznar como a Rajoy. Aznar se dejó engañar por Durán i Lleida, por Tries de Bes, por Piqué –que engañó también durante una temporada crucial y decisiva a Rajoy– y por los mismos que hoy engañan a Rajoy. El único período en el que a Rajoy le pasaban información de la buena, fue en la época de Sirera, que tuvo que aguantar el contrapeso de los engaños de los que hoy controlan el partido y que engañan en la actualidad a Rajoy. ¿Y la presidenta? La presidenta es un títere, con incontinencia verbal e ideológica, pero un títere.

Dicho esto, los bodiguars de Mariano le están vendiendo la moto de que el PP de Cataluña puede ser decisivo en las próximas elecciones autonómicas y, Mariano, te están engañando, para variar.

¿Qué es lo que sucede? Alguien se ha creído las encuestas que dan a Convergencia cincuenta y cinco o más escaños en las próximas autonómicas. La mayoría absoluta está en sesenta y ocho. Actualmente CiU tiene cuarenta y ocho escaños, a veinte de la mayoría absoluta, con menos de un millón de votos, teniendo en cuenta que en Cataluña podemos votar más de cinco millones de humanos; lo digo para que la derecha española tonta se entere. Las encuestas en 2006 le otorgaban un resultado similar y luego pasó lo que pasó. También cabe recordar que desde 2003 CiU siempre ha perdido votos. Pero hagamos caso a las familias del PP y demos por buena la encuesta.

El PP tiene catorce diputados. Las encuestas premian la labor de Alicia Sánchez-Camacho con un descenso, que puede ser un salto si los tres diputados de Ciudadanos se transforman en cinco diputados de Rosa Díez, como parece. Es decir, el PP podría quedarse con diez o doce diputados; un desastre. El caso es que alguien le ha contado a Mariano que ese desastre puede no serlo tanto si, al igual que ha sucedido en el País Vasco, donde el PP ha perdido un tercio de los votos, la cosa parlamentaria sitúa al PP en condiciones de hacer presidente a Artur Mas.

¿Dónde está el engaño a Mariano? Primero, en que se están creyendo las encuestas. Segundo, que aunque ERC baje mucho, es muy difícil que lo haga por debajo de diez o doce diputados –los mismos que el PP. Tercero, si baja ERC, esos votos irán a CIU, comunicándose.

Y cuarto, y lo más importante, ¿qué le hace pensar al PP que si CiU puede elegir entre el PP y ERC elegirá al PP? Los nacionalistas se perdonarán los odios y pelillos a la mar. Además, teniendo en cuenta que cuando se celebren las autonómicas en Cataluña, Zapatero aún será presidente, ¿qué diablos podrá ofrecerle el PP a cambio?

Así se explica el garbeo por las Ramblas, que algunos han calificado como maniobra audaz de Alicia Sánchez-Camacho y que ni es obra suya –pese a las autofiltraciones– y que, por usada e inútil, no es audaz sino usada e inútil. Como la frase de Churchill, que todo el mundo cita mal, por pactar con CiU vais a hacer el canelo y ni vais a pactar con CiU, ni os van a salir las cuentas. De verdad, Mariano, te están engañando.

Libertad Digital - Opinión

SON ELLAS. Por Alfonso Ussía

La España del futuro son ellas. Y ellos. Me refiero a toda una España libre y democrática. No a la actual, separada por una línea imperceptible entre los hayedos de Burgos y de Álava y Vizcaya, o los robledales que establecen la linde entre Navarra y Guipúzcoa. Las sorpresas. Pocos días atrás, en un Colegio Mayor Universitario me topé con una mujer bellísima y abierta, estudiante de Ciencias Políticas, vasca como la isla de Ízaro, la chapela de Paulino Uzcudun o la Ría de Nervión, por la que bajaron las gabarras, rumbo a Bilbao, de los soldados carlistas y los futbolistas del Athletic de Bilbao cuando ganaron sus campeonatos de Liga y sus Copas de España. Iba de negro, sonreía, se quedaba en un segundo plano, se movía con timidez. El director del Colegio Mayor me la presentó. –Es nuestra heroína particular–. Cuando supe los motivos de su heroicidad, le dije al director que también era mi heroína, y la de millones de españoles.

Se llama Patricia. No ha alcanzado los veinticinco años y lleva seis de concejala del Partido Popular en Ermua, la yerma, la ciudad alzada para albergar «a los de fuera», aunque en la actualidad está habitada por vascos tan auténticos como los del Goyerri o los de las Encartaciones. En Ermua fue secuestrado Miguel Ángel Blanco. Y torturado por los asesinos. Y asesinado de un disparo en la nuca con las manos anudadas a sus espaldas. Patricia asiste a los plenos, pasea por las calles de la ciudad sangrada, y defiende la libertad en su tierra vasca. Se manifiesta esperanzada con el paisaje inmediato, y piensa que poco a poco, muchos jóvenes como ella, se van a ir incorporando a la política en Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, con el objetivo de conseguir, al fin, que un ciudadano de cualquier lugar del País Vasco sea tan libre y viva tan libre como uno de Madrid, de Sevilla, de Santander o de Badajoz. Eso tan difícil y tan maravilloso. La libertad.

A Patricia le han disparado por la espalda en numerosas ocasiones con el pensamiento. Patricia sabe que la mayoría de las gentes de Ermua está del lado de la libertad y la convivencia, pero que también los hay partidarios del tiro en la nuca o del racismo ombliguero. Y a ella, aparentemente tan frágil, algunos de sus vecinos la prefieren muerta y no viva, en silencio y no con voz, con la nada en la mente y no con las ideas de la libertad sembradas y crecidas en su inteligencia. En personas como ella está el futuro de España, la culminación definitiva de la normalidad. Decía Antonio Basagoiti hace días que en el País Vasco no tiene sentido la discusión entre las derechas y las izquierdas, como en el resto de España, sino entre la libertad y la falta de libertad. Estoy seguro de que la van a conseguir. El nacionalismo sin poder puede convertirse en una inmensa embarcación que hace aguas por todas partes. El pacto entre socialistas y populares no es incoherente ni escandaloso. Allí donde la libertad existe, lo sería. En el País Vasco ese pacto busca la libertad que aún no se ha desarrollado en aquellos territorios. Cuando se alcance el sueño, tendrán sentido las derechas y las izquierdas. Mientras se luche y se trabaje por alcanzarlo, el sentido común obliga a conseguir la libertad. Una libertad para todos, también para los nacionalistas, libres de pactos con socios tan escondidos como indeseables, y que muchos de ellos, rechazan. Hay bastantes como Patricia. Pero en su persona reúno hoy mi admiración y mi agradecimiento.

La Razón - Opinión

AGRUPACIONES Y CUADROS DE C's DEJAN EN BLOQUE EL PARTIDO "INDIGNADOS" POR LA COALICION EUROPEA

La ejecutiva y los militantes de las agrupaciones locales de C's en Rubí y el 85 por ciento de los militantes del Hospitalet de l'Infant (Tarragona), además de cargos territoriales y sectoriales de la formación, dejarán el partido en bloque "indignados" por una coalición europea con Libertas encabezada por Miguel Durán con la que no quieren que se les relacione. Critican el "autocratismo" del presidente de la formación, Albert Rivera, y auguran un goteo de bajas.

Según informaron fuentes de las agrupaciones dimisionarias consultadas por Europa Press, no están dispuestos a seguir vinculados al partido que preside Albert Rivera por la coalición europea con la plataforma irlandesa euroescéptica coaligada en algunos países con movimientos de ultraderecha, porque creen que no tiene nada que ver con la naturaleza de C's. El Consejo General aprobó la coalición por 36 votos a favor, 24 en contra y dos abstenciones.


En declaraciones a Europa Press, la coordinadora de la Agrupación de Hospitalet de l'Infant --la más numerosa de Tarragona-- y secretaria de la federación de Tarragona, Paloma León, anunció su baja del partido y la de 12 de los 14 militantes que integran su agrupación. Opina que la coalición con Libertas encabezada por Durán --que rechazan también los intelectuales que idearon C's-- ha sido la "gota que colmó el vaso".

Criticó que la dirección de C's no permitió estudiar la propuesta a los consejeros generales la coalición. Dijo que se sienten "indignados" por la forma como se ha hecho la coalición y el fondo. Además, auguró que la salida de militantes y cargos de C's será "masiva" y va a suceder en los próximos días. Dijo que se sienten obligados a dejar el partido para que no les "identifiquen" ni con Libertas ni con Durán.

Fuentes de C's informaron a Europa Press que en Rubí algunos militantes ya han tramitado la baja. Tomarán la decisión formalmente en una asamblea a principios de la semana que viene y lo anunciarán en una rueda de prensa posterior. Las mismas fuentes aseguraron que ya hacía tiempo que se planteaban su salida de C's, que se precipitó por una coalición forjada y decidida de forma "poco democrática".

El ex secretario general de la agrupación de Rubí y uno de los responsables de la campaña de 2006, Rafael Ávila --que confirmó la baja colectiva de su agrupación--, opinó que los últimos acontecimientos en la formación le hacen pensar que el partido está "prácticamente muerto". Para Ávila, Rivera ha hecho una gestión "autocrática" y "antidemocrática", y ha "sometido al silencio" cualquier discrepancia interna. Le tildó de "mercenario de la política sin escrúpulos".

Ávila no solo criticó la coalición y el proceso para formarla, sino también que las discrepancias de dos de los tres diputados críticos, Antonio Robles y José Domingo, no hayan permitido articular una alternativa a la actual dirección. Robles dejará el partido y su escaño en el Parlamento catalán en verano, y Domingo abrió un "proceso de reflexión" para decidir su futuro en el partido.

También, el Coordinador de la Agrupación Técnica de C's, José Ignacio Herreras, anunció su baja del partido --y el de "la mitad" de la sectorial-- tras acusar a Rivera y a su ejecutiva de haberse "vendido el partido descaradamente por dinero". Se siente "traicionado" con la coalición, el "toque definitivo" que precipitó su decisión.

Otras fuentes consultadas por Europa Press aseguraron que a la decisión de las agrupaciones de Hospitalet de l'Infant, Rubí y de miembros de la sectorial técnica les seguirán las agrupaciones de Sant Cugat del Vallès (Barcelona) y Madrid y parte de la sectorial de Educación, además de algunos consejeros generales de la formación que ya anunciaron su marcha de C's.

Los miembros y dirigentes de las agrupaciones de Rubí y Hospitalet de l'Infant abrirán un período para reflexionar sobre su futuro político, que no descartan que esté en UPyD, formación que creen que debe tomar el relevo de C's. Más claro lo tiene Herreras, quien dijo que "casi seguro" que se integrará en el partido de Rosa Díez.

Europa Press

ZAPATERO Y EMPLEO SON TERMINOS INCOMPATIBLES

«O renunciamos a cuatro millones de trabajadores o renunciamos al Gobierno socialista. No hay alternativa: ni el PSOE está dispuesto a dar marcha atrás ni comenzará a crearse empleo hasta que recule.»

No deja de transmitir una imagen de decadencia y final de ciclo político que las discusiones sobre el futuro de nuestra economía pasen por preguntarse si llegaremos o no a los cinco millones de parados durante este año en lugar de aspirar a reconducir esa cifra a los tres millones. Nada de crear empleo, la aspiración consiste en contener la caída libre de España, en minimizar los destrozos.


Poca esperanza, por consiguiente, pueden tener con este Gobierno los cuatro millones de personas que están hoy sin empleo en nuestro país. El PSOE los considera costes irrecuperables, un punto de partida para un futuro que sin duda será peor que el deprimente presente. Lo único que hasta el momento les ha prometido el Ejecutivo a los parados es que su "sensibilidad social" no permitirá que se queden sin subsidio de paro; promesa que al menos ya ha incumplido para un millón y medio de españoles.

Por mucho que se empeñe el PSOE, no todos pueden vivir de las arcas públicas durante todo el tiempo; es decir, no todos los desempleados pueden dejar de producir riqueza y pasar a arrebatársela a los pocos que sí lo siguen haciendo. Este camino sólo nos conduce a la bancarrota nacional y a que quien aún tenga un empleo, lo pierda. Una economía donde una mitad de la población parasita a la otra mitad no es sostenible.

Ahora bien, los parados españoles, a diferencia de los parásitos, no adoptan esa estrategia de supervivencia por placer, sino porque la inoperancia del Gobierno les condena al desempleo. Como suele decirse, ganas de trabajar no faltan, lo que escasea es el trabajo. Y si lo hace, en buena medida, es porque el PSOE se niega a emprender las reformas que la economía española requiere en estos momentos.

La única manera de enfrentarse a las crisis es facilitando que las economías se recompongan y se reestructuren. No hay otra vía. Durante años España vivió una burbuja inmobiliaria impulsada por el crédito artificialmente barato del Banco Central Europeo y esto permitió que sobre el papel todos los indicadores económicos (incluido el empleo) parecieran espectaculares. En realidad, sólo estábamos hipotecando nuestro futuro, ya que cada vez nuestra economía se volvía menos competitiva y más dependiente de un crédito barata que no podía perdurar.

Ahora, cuando ya se ha cortado el crédito, se revelan las pésimas inversiones que se realizaron por doquier: cientos de miles de pisos sin vender y empresas que se habían convertido en meros proveedores de unos pisos que nunca se iban a habitar. El reajuste, por consiguiente, es imprescindible y no pasa por criminalizar y perseguir a las empresas con mayores impuestos y más regulaciones. Durante las recesiones una parte de las compañías está al borde de la quiebra y la otra comenzando a florecer: no conviene ni rematar al moribundo ni asfixiar al naciente.

Por eso mismo, es el momento de liberalizar todos los mercados y, particularmente, el laboral, buscando la manera de eliminar los costes artificialmente impuestos por el Estado. No se trata tanto, como sostiene demagógicamente Salgado, de abaratar el despido (que también) sino sobre todo de abaratar la contratación. Y para esto último hay que reducir tanto las cotizaciones a la Seguridad Social como las indemnizaciones por despido (y es que los nuevos empresarios se enfrentan al riesgo de tener que despedir a parte de su plantilla si su proyecto fracasa).

Claro que con unas pensiones tambaleante, debido a que durante años no se emprendió la muy necesaria transición hacia un sistema de capitalización, difícilmente tiene margen el Ejecutivo para minorar significativamente las cotizaciones a la Seguridad Social. Tampoco parece que después de haber vivido montado sobre la pancarta de la izquierda radical y del sindicalismo obtuso durante su etapa de líder de la oposición, Zapatero tenga ni legitimidad ni, sobre todo, apoyos parlamentarios para recortar hoy, tal y como erróneamente los denomina, los "derechos de los trabajadores".

El PSOE tiene las manos atadas porque es cautivo de una ideología ruinosa y sectaria. Son incapaces de identificar y de reconocer sus fallos –en esencia porque se niegan a mirar a la realidad con objetividad sin filtrarla con sus prejuicios– y de este modo se convierten en el mayor lastre para la economía española. Su incompetencia puede observarse en el fiasco de sus predicciones y su fanatismo en la negativa a admitir que se han equivocado, aún cuando resulta evidente para todo el mundo.

Llegados a este punto, o renunciamos (de momento) a cuatro millones de trabajadores o renunciamos al Gobierno. No parece que haya alternativa: ni el PSOE está dispuesto a dar marcha atrás ni comenzará a crearse empleo hasta que el PSOE recule. Y, obviamente, ningún sillón ministerial o coche oficial vale tanto como para condenar a casi el 20% de los trabajadores al paro.

Este Ejecutivo, que durante su primera legislatura basó sus éxitos económicos en el hichazón inmobiliario, ha tenido ya un año entero para cambiar de posición y enfrentarse con inteligencia a la crisis. No lo ha hecho; las pocas políticas económicas que ha acometido sólo han hecho que agravar la situación. Es hora de que se larguen y de que comiencen a aprobarse las reformas que reclama a gritos la economía española. Si al PSOE de verdad le importan los trabajadores, debería apartar su cerril mentalidad de la economía. En caso contrario, la destrucción de empleo no habrá hecho más que empezar en este primer trimestre de 2009.

Libertad Digital - Opinión

LA PROMESA DE ZAPATERO