viernes, 15 de mayo de 2009

Thousand-Hand Guan Yin

El Tripartito se gasta 15 millones de euros en asesores, un millón más que en 2008

Un exceso de asesores en época de crisis es, según PP y Ciutadans, un ejemplo del derroche del tripartito, mientras que PSC y ERC atribuyen ese «supuesto» desfase a las necesidades gubernamentales. La oposición criticó duramente que la Generalitat, tal como publicó ayer ABC, supere sus propios límites de contratación y cuente actualmente con 249 plazas de personal eventual, 31 más de lo estipulado en un acuerdo de gobierno de enero de 2007.

Sin embargo, fuentes de Presidencia aseguran que 26 plazas están creadas, pero no ocupadas, y que hay diez personas contratados para programas temporales que no computan en esa norma y cuyo puesto será destruido, por lo que niegan un exceso de cargos de confianza.


Los Presupuestos de la Generalitat destinan para este año 15 millones de euros a personal eventual contratado por los departamentos -no incluye empresas públicas, consorcios o fundaciones-, cifra que supone un aumento de un millón respecto a 2008. Las consellerias que disponen de una partida mayor son Presidencia (3,6 millones), Vicepresidencia (1,7 millones), Interior (un millón) y Gobernación (un millón).

«Dar ejemplo»

La presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, cree que el excesivo número de asesores es el «exponente de la mala gestión y del derroche del Govern en época de crisis». En su opinión, el presidente José Montilla, «debería dar ejemplo», ya que los ciudadanos «ven que el dinero público no se gasta en políticas sociales, sino en asesores al servicio del tripartito».

Respecto al hecho de que el ex director de los Mossos Rafael Olmos, fuera repescado por la Generalitat como asesor del conseller de Interior, Joan Saura, en «proyectos transversales», la dirigente popular considera que es la demostración de que la crisis que provocó la actuación policial contra los anti-Bolonia «se cerró en falso y nadie asumió la responsabilidad».

El presidente de Ciutadans, Albert Rivera, reprochó al Ejecutivo autonómico que no sepa contener el gasto público. «Montilla da lecciones morales a las familias respecto al esfuerzo y la necesidad de apretar el cinturón, pero ellos superan su límite de gasto». Según Rivera, «el tripartito, como fórmula de Govern, es incapaz de reducir sus gastos» y recordó que, el año pasado, el gasto en publicidad del departamento de Presidencia aumentó un 224%.

La portavoz de ERC, Anna Simó, dijo que, a diferencia del Gobierno de CiU, el tripartito «ha recortado el número de personal y publicado los sueldos». Sobre el personal eventual de los departamentos que dependen de ERC, aseguró que se trata de cargos que cumplen con con sus compromisos adquiridos. Simó dijo que no se puede hacer una valoración genérica del número de asesores, pues «se debe ver qué labores desarrollan».

Por parte del PSC, Carme Figueres dijo no tener constancia de ningún excedente. «El Govern tiene los asesores que le tocan», dijo. Advirtió de que no se pueden mezclar asesores con cargos de confianza o responsables de proyectos provisionales. «El tripartito ha dado transparencia de todo su personal, también de sus asesores. Antes no se hacía porque CiU escondía sus proyectos eventuales.

ABC

¿NECESITA ZAPATERO LA VIOLENCIA?. Por Agapito Maestre

Política

«Peronista, sí, de la peor ralea; en mi opinión, no resiste ni la comparación con Chávez. Zapatero es bastante más cruel. No dejará ni espejos donde mirarse la clase media.»

Por un lado la política limita siempre con la violencia y por otro con la paz. Zapatero camina por esa afilada navaja con desparpajo. Ahora le toca a la violencia. Hace tiempo que hace incursiones por las fronteras de la sangre, pero tengo la sensación de que muy pronto podrá instalarse por esos andurriales. La situación es propicia. Sí, sí, corre por todas partes un secreto a voces, a saber, es un hecho la quiebra del sistema político español. Testimonios de la gravedad de la crisis aparecen a cientos. Las pruebas por la sangre de esa fractura se cuentan por miles; por desgracia, aún vendrán más, muchas más, pruebas de esa terrible escisión...


La nación está fragmentada y el Estado ocupado por un partido. Basta mirar las imágenes de los asistentes, o mejor dicho, de los militantes contra la nación, al partido de fútbol de la final de la copa del Rey para comprender cuál será nuestro futuro... Violencia, violencia y más violencia. De la suma de un Estado controlado por un partido, por un lado, y una sociedad con su unidad de mercado fracturada, por otro, nadie espere demasiado. Zapatero está instalado en esas escisiones y las controla con gracejo populista. Lo grave es que no sólo las controla sino que las alienta. El deterioro social y la violencia son agitadas por las garras populistas del peronista Zapatero. Peronista, sí, de la peor ralea; en mi opinión, no resiste ni la comparación con Chávez. Zapatero es bastante más cruel. No dejará ni espejos donde mirarse la clase media.

Así pues, no piensen que Zapatero ocultará la violencia, por la censura de las imágenes del partido de fútbol, sino que será su primer agitador. Esto no ha hecho nada más que empezar. De momento, un día antes de la pitada al himno nacional, él ya se encargó desde la tribuna del Parlamento de despreciar a los que habían sido asesinados por los terroristas. Zapatero ha vuelto a reírse de las víctimas. Frivoliza a su costa. Zapatero hace chistes sobre los miles de heridos y cientos de muertos del 11-M. Zapatero no sólo niega a los que han sido asesinados sólo por ser españoles, sino que también estigmatiza a los agentes intelectuales que se atreven a circunstanciar el significado político y moral de esas víctimas. Zapatero no sólo desprecia a las víctimas sino que trata, otra vez, de "negarlas" –matarlas civilmente– como sujetos activos, ciudadanos, capaces de reconstruir un sistema político quebrado.

Zapatero, en fin, llegó por primera vez al poder empujado, o mejor, favorecido por un terrible atentado terrorista, hagamos votos o imploremos a los dioses de la democracia para que no permanezca en él agitando los fantasmas de la violencia.

Libertad Digital - Opinión

HAMELIN. Por Ignacio Camacho

SI tienes más de 45 años, si eres de clase media, si te educaste bajo la jerarquía de un maestro y te enseñaron a respetar los símbolos de tu país, si creciste creyendo en las virtudes del esfuerzo, no son buenos tiempos para ti en España. Tu criterio político cotiza en baja, votes a quien votes, porque se basa en los valores caducos de una democracia balbuciente e indecisa, y tu fuerza laboral ha dejado de ser significativa. El jefe de personal te mirará por el pasillo con los ojos inyectados en sangre, calculando los años que te quedan para ser carne de prejubilación, y si consigues evitar su puntería liquidadora más vale que no hagas planes a cuenta de tu pensión futura. En casa no te sentirás mucho mejor; tu hija post-adolescente puede abortar sin que te enteres, y en todo caso es probable que algún fin de semana regrese vomitando de madrugada y pase un par de días con las hormonas revueltas porque se haya tomado la píldora poscoital que compró en la farmacia con los veinte euros que le diste para irse «con las amigas». Y si has estudiado y trabajado lo bastante duro para alcanzar un empleíto de 1.500 euros netos al mes, no sueñes con cambiar de casa ni en el improbable caso de que convenzas al director de tu banco para que te conceda una hipoteca, porque dentro de dos años no podrás desgravarla. Eres una reliquia sociológica, una criatura de la Transición, una prematura antigualla. No estás de moda. No tienes futuro, y el presente tampoco te muestra su prometedora sonrisa de Gioconda.

En cambio, si eres joven, y sobre todo si además eres chica, la España del zapaterismo te abre sus brazos acogedores, confortables, generosos. Cuando estudies Primaria el Gobierno te regalará un portátil para que aprendas a chatear por el Messenger; podrás pasar de curso con varias asignaturas pendientes y en las noches de los viernes más locos no tendrás que acercarte al hospital a pedirle a un médico somnoliento y ceñudo que te recete la pastillita. Si aun así te quedas embarazada no hará falta que le pidas permiso para abortar a tus «viejos», y si pese a todo ello todavía quieres tener el niño el Estado te entregará 2.500 pavos para que le compres pañales. Has nacido en el tiempo correcto y en el lugar adecuado; incluso es teóricamente posible que, en caso de gustarte la política, no tardes demasiado en acumular de cuota en cuota méritos suficientes para llegar a ministra.

Así que, cuando oigas la música de Hamelin, síguela; el flautista que toca la melodía es el mágico líder de una generación imparable. Dicen los sociólogos que la primera papeleta de voto que coges marca tu elección durante una media de doce años: hasta pasados los treinta se suele votar lo mismo que a los dieciocho. Así que es tu momento, disfruta, déjate seducir; tienes a todo un Gobierno pendiente de tus más nimios deseos.

ABC - Opinión

COPA DEL REY Y ESTADO DE LA NACION. Por Guillermo Dupuy

Nacionalismo«El silenciamiento en TVE de la sonora pitada contra el himno de España no es más inadmisible que el silencio que los dos principales partidos de la nación han dedicado en el Congreso a la deriva nacionalista que padecemos.»

Aunque no suscriba algunas de las criticas que se han hecho a la intervención de Rajoy en el Debate sobre el estado de la Nación, y por mucho que considere que ésta fue muy superior a la de Zapatero, uno de los principales defectos que sí veo en ella ha sido la de no tratar otro asunto relativo a la situación por la que atraviesa nuestro país que no sea la crisis económica.


Ciertamente el paro es la principal preocupación de los españoles y, desde luego, el hecho de que España sea un país con más de cuatro millones de parados no me parece la premisa más oportuna para reprochar a Rajoy precisamente que se haya centrado exclusivamente en la crisis económica. Para criticar esa exclusividad tendría más sentido señalar otros muchos y preocupantes problemas que también padece España, como son, entre otros, el calamitoso estado de nuestra justicia o la rampante desvertebración que padece como nación. Así, los millones de españoles a los que no se les permite en España estudiar o enseñar en español me parecen una de las muchas razones por las que no se puede reducir el Debate sobre el estado de la Nación a un debate sobre la crisis económica.

Es por ello por lo que la sombra de Arriola en este discurso no creo que haya que verla precisamente en el contundente tono y en la firmeza con la que Rajoy denunció la inoperancia y las mentiras del Gobierno respecto a la crisis económica; contundencia que, por lo visto, no sólo Zapatero y El País consideran innecesariamente "faltona y crispante". Esa sombra hay que verla, más bien, en la temerosa renuencia de Rajoy a explicar su alternativa económica y, sobre todo, en su silencio ante la paulatina fractura que en tantos ámbitos padece España por culpa de las cesiones a los nacionalistas.

Claro que estas omisiones ya eran de esperar si tenemos en cuenta no sólo la fuerza "eclipsadora" de la crisis, sino también el interés del PP surgido de las últimas elecciones generales por caer "simpático" a los nacionalistas.

En este sentido, el silenciamiento en TVE de la sonora pitada de los aficionados del Athletic de Bilbao y del FC Barcelona al himno nacional no es más inadmisible que el silencio que han dedicado en el Congreso los dos principales partidos de la nación a la deriva nacionalista que, con su condescendencia, está convirtiendo a España en un reino de taifas. Ese también es el lamentable estado en que se encuentra, no sólo la nación, sino nuestra clase política.

Libertad Digital - Opinión

LO DEL HIMNO Y EL CUÑADO BORRACHUZO. Por Carlos Herrera

BUEN rollo. No pasa nada. ¿Qué tiene de anormal que miles de jóvenes -y no tan jóvenes- bramen su disconformidad con uno de los símbolos del país al que pertenecen nominalmente? Pues nada, no pasa nada, es normal. Es un ejercicio de sana oxigenación democrática que se emita una sonora protesta en el mismo instante en que hacen aparición en el palco de autoridades los soberanos de una nación en la que los vociferantes viven tan ricamente. Eso es muy común en todas partes, no sé de qué se quejan. Si usted se fija, en México, en Italia o en Yemen la gente suele cagarse en la madre que parió al himno y en el himno mismo en cualquier celebración deportiva o social. Es que es empezar a sonar el himno danés, por ejemplo, y allí no hay quien se resista, que si maldito sea el himno, que si maldito quien lo matriculó, que si te lo metas donde te quepa, que si qué te has creído con la tontería, que si por aquí, que si por allá. Escuchar el himno de otros países es, definitivamente, una lata en cualquier parte del mundo. Normal que en España pase lo mismo.

Aquellos que sabotearon la audición del himno español, para regocijo de políticos independentistas y diversa chusma adyacente, estaban, en realidad, ejerciendo un derecho del que hay poco que objetar. La grandeza democrática obliga a que saludemos como inevitable que un número indeterminado de ciudadanos puedan manifestar su desapego con los símbolos del Estado en el que discurre su vida. Quemar la bandera estadounidense, por ejemplo, es un derecho reconocido por los tribunales de aquél país, cuna de muchas libertades envidiables. Si miles de sujetos embebidos por la cerveza caliente y las consignas aborregadas de unos cuantos partidos independentistas deciden mostrar su disconformidad con los estandartes del país al que están adscritos, poco pueden hacer quienes sientan lo contrario más que asumir pacientemente la realidad. Esto es lo que hay. Al fin y al cabo se les ha educado para eso: las generaciones presentes y futuras, formadas en las escuelas del nacionalismo vasco y catalán, han sido concienciadas en el desapego a España y a todo lo que a ella represente, desde un himno a una bandera o a una tradición. Lo que se recoge ahora es lo que se ha sembrado ley de educación a ley de educación. Es muy divertido pitar un himno en libertad siempre que no sea el tuyo. Es estupendo hacerlo de forma gregaria y abrigado en la masa lanar de miles de tíos como tú. Es fantástico desconocer la historia inmediata del país en el que vives y creerte el cuento que te han contado unos cuantos gilipollas también como tú. Es fascinante silbar como borrachos al Jefe de un Estado que ha conseguido que en su seno se desenvuelvan sin cortapisas de ningún tipo todos los sentimientos nacionales posibles. El señor del anillo gordo en el dedo que saludaba desde el palco con cara de circunstancias es el mismo que ha conseguido que España sea una inmensa sociedad de tolerancia y libertad en la que todo estúpido pueda tener su espacio de expresión. Lo lógico es ser un borrego y silbarle, insultarle y agitarle en su cara banderitas con estrellitas simbolitos de paisitos inventaditos.

Pero es lo que hay y posiblemente no haya que darle más importancia. En las sociedades que representan los equipos que disputaban la Copa de Rey hay muchos ciudadanos que aprecian sinceramente el himno español y demás simbología común. Empezando por los jugadores que forman parte del equipo de todos los españoles y acabando por todos los aficionados que celebraron jubilosamente la Eurocopa del pasado verano. Son muchos y hacen mucho ruido, pero me niego a pensar que sean todos. Hay que convivir con ello y resignarse a que en todas las casas hay un cuñado borrachuzo. Y dejar de darle vueltas a la tontería.

ABC - Opinión

EL PITO Y LA PELOTA. Por Emilio Campmany

Debate

«Para ganar holgadamente el debate, a Rajoy le hubiera bastado subir a la tribuna y decir lo que Durán i Lleida a los periodistas: "La tómbola de Zapatero siempre toca, si no es un pito, es una pelota".»

Casi todos coinciden en que no fueron ni Rajoy ni Zapatero quienes ganaron el debate, fue Durán i Lleida. Josep Antoni es un tipo curioso. Viste siempre un gesto serio, casi solemne, pero se adorna con corbatas atrevidas y gafas fashion. Es nacionalista y demócrata-cristiano, que es como ser, a la vez, tosco y sutil, agreste y pulido. Cuando interviene en las Cortes Generales le gusta mostrarse sinceramente preocupado por el destino de España y de los españoles, aunque con algo de distancia y frialdad. Apenas se permite bromas y lleva lustros preparándose para ser ministro de Asuntos Exteriores en un hipotético Gobierno de coalición que PSOE o PP tuvieran un día que formar con CiU. Por eso chocó que fuera él quien ofreciera esta descripción del debate: "La tómbola de Zapatero siempre toca, si no es un pito, es una pelota".


La rima no es suya. Suya es sólo la gracia para emplearla en describir la batería de medidas económicas con la que Zapatero acababa de bombardear el hemiciclo. Y es que, si no fuera por los más de cuatro millones de parados, sería para partirse de la risa. Cuando, ya al final, Zapatero anunció la rebaja o desaparición de las tasas aeroportuarias, nadie, ni siquiera él mismo, sabía qué estaba proponiendo.

Y ahí es dónde falló Rajoy, en tomarse en serio aquello. En discutir el pito y la pelota como si las propuestas salidas de la fábrica OCURRENCIAS SEBASTIÁN, S. A. fueran algo que no mereciera otra cosa que no fuera una carcajada. El humor, empleado adecuadamente, es más letal que el gas mostaza. Para ganar holgadamente el debate, a Rajoy le hubiera bastado subir a la tribuna y decir lo que Durán i Lleida a los periodistas: "La tómbola de Zapatero siempre toca, si no es un pito, es una pelota". Las carcajadas habrían llenado el hemiciclo y el debate habría terminado con una holgada victoria del líder de la oposición. En vez de eso, entre los dos, nos aburrieron discutiendo pequeñas memeces que no servirán para nada que no sea despilfarrar un poco más nuestro dinero, tanto si llegan a aplicarse como si no.

Pero, en fin, Rajoy es un tipo serio y no le gusta hacer bromas en las Cortes. Pues si no tenía ganas de bromas porque el horno no estaba para bollos, al menos debería haber replicado dos terribles acusaciones que el presidente del Gobierno le profirió. La primera llegó cuando acusó a Rajoy de haber creído en las teorías de la conspiración del 11-M como otros creen que Elvis Presley está vivo. ¿Tan difícil era contestar que quien no sólo creyó, sino que además difundió noticias falsas sobre el 11-M fue él cuando llamó a los periódicos la víspera de las elecciones a decir que en los trenes había habido terroristas suicidas?

La segunda se produjo cuando Zapatero se sorprendió de que Durán i Lleida, siendo como es un demócrata, le profiriera las mismas acusaciones que Rajoy. En ese momento, el líder de la oposición debió pedir la palabra por alusiones y preguntar si va a ser Zapatero, uno de los firmantes del pacto del Tinell, el que expenda los carnets de demócrata en España.

No obstante, insisto: no merece la pena tomárselo en serio. Hubiera sido mucho mejor espetarle lo del pito y la pelota.

Libertad Digital - Opinión

POLITICA DE PACOTILLA. Por M. Martín Ferrand

DURANTE el primer trimestre de este año, España ha padecido la mayor caída del PIB -2,9 por ciento- de toda la Historia. Tan vertiginosa merma en la realidad económica viene a confirmar que José Luis Rodríguez Zapatero, con sus inconexas y fútiles promesas -unas lejanas al sentido común y otras distantes del ámbito de su poder-, se hizo el haraquiri, a la vista de todos, en el transcurso del Debate sobre el Estado de la Nación. Hoy por hoy, dada la comparación de las fuerzas presentes en el Parlamento, solo el PSOE podría descabalgar a Zapatero de la presidencia del Gobierno y, dado el contento que evidencian los socialistas, no parece posible una solución de ese corte. Además, en el Debate, Mariano Rajoy no quiso, no pudo o no supo entonar, como parece exigir la situación, una oración de despedida y luto en forma de rotundo y cabal proyecto económico alternativo.

Los ciudadanos, en pleno hartazón de las crisis crecientes, vivimos desorientados. El Gobierno no gobierna, la Oposición no se evidencia como alternativa y la razón invita a pensar que una crisis global reforzada con otras de carácter nacional no puede tener remedio en el Estado de las Autonomías. Ayer, un perezoso Consejo de Ministros, adelantado para que el Gabinete pueda holgar en San Isidro, fiesta local de Madrid, dedicó buena parte de su tiempo a debatir y aprobar el anteproyecto de la nueva Ley del Aborto. Todo un síntoma de frívolo feminismo accesorio.
A tal extremo llega la irresponsabilidad política de ocuparse de lo que les interesa a muy pocos para no tener que enfrentarse con lo que angustia a la mayoría que en Cataluña, donde el disparate suele encaramarse sobre la peana del nacionalismo más rancio, la gran pugna presente en el Parlament la genera el hecho de que CiU se opone al proyecto del Govern de declarar la sardana como danza nacional de Cataluña. Eso viene a ser como legislar sobre la condición bípeda del ser humano o declarar el aire como fundamental para el proceso respiratorio; pero la discrepancia de CiU lo es por las formas, no por el fondo. Que no se escandalice nadie. En los diecisiete Parlamentos de la Nación se tejen paños de parecida naturaleza, puro ombliguismo, y la casa nacional está sin barrer. La España confederal soñada por Zapatero está servida. Que se aprovechen sus entusiastas, si los hubiere, antes de que nos corten la luz y escaseen las provisiones de boca.

ABC - Opinión

LA COPA. Por Alfonso Ussía


Creo que lo consecuente habría sido que ambos clubes hubiesen renunciado a disputar la Copa de España y del Rey

La Copa de España, el campeonato de España de Fútbol, fue la Copa del Rey Alfonso XIII cuando se instituyó, la del Presidente de la República en los años que pudo disputarse, la de S. E. El Generalísimo en el período que más veces la ganaron el «Barça» y el Athletic de Bilbao y del Rey desde que España recuperó la libertad con el reinado de Don Juan Carlos I. He visto muchas finales de Copa, que en tiempos de Franco se jugaban en el Bernabéu, y para los bilbaínos y los simpatizantes del Athletic de Bilbao, la cita copera de Madrid era una fiesta. Se hacían sus aficionados dueños y señores de la Villa y Corte y eran tratados con extremada simpatía por los madrileños. Lo mismo que los aficionados del Barcelona, del Sevilla, del Valencia, del Betis y del Zaragoza. Los vascos y los catalanes, como los castellanos y los andaluces y todos los demás, no vivían en un régimen de libertades, y España no era un Estado de Derecho. Pero aplaudían muchísimo a Franco y a Doña Carmen cuando aparecían en el palco de Honor del Santiago Bernabéu.


España era una nación centralista, y las provincias y regiones estaban en manos de gobernadores civiles y militares. No obstante, cuando las aficiones del «Barça» y del Athletic de Bilbao hasta Madrid se llegaban, ovacionaban a Franco, y el equipo que vencía en la final era recibido por el Generalísimo en el Palacio del Pardo en audiencia privada. Existían los sentimientos nacionalistas ocultos, los bucles melancólicos cobardes, que no se manifestaban. Pero el Rey rompió con todo aquello, cedió sus poderes, se involucró en la transición y España bajo su reinado se convirtió en un Estado de Derecho descentralizado, en una democracia sólo empañada por los crímenes terroristas de la ETA, el Grapo y «Terra Lliure», y concedió a vascos y catalanes -y al resto, pero algo más tarde- un margen de autogobierno que nunca tuvieron en su historia. En señal de gratitud, los vascos y catalanes que no conocieron el franquismo, abuchean al Rey, queman la bandera de todos y silencian con sus graznidos el Himno de España. Lo hacen cuando van a disputar sus equipos más representativos, el Barcelona y el Athletic, la final de la Copa de España, de la Copa del Rey. Y me pregunto. ¿Si tanto les molesta por qué la juegan? ¿Por qué se alegran tanto si la ganan y lloran como mujerzuelas si la pierden? ¿Por qué no devuelven las muchas que conquistaron durante el franquismo y solicitan a la Real Federación Española de Fútbol que borren del palmarés de la Copa de España sus triunfos? Las aficiones se comportan, en ocasiones, como los dirigentes de sus equipos, y en este aspecto, tanto el Presidente del Barcelona -éxitos deportivos aparte-, como el del Athletic de Bilbao -también aparte sus fracasos-, son dos nacionalistas que incitan a la gamberrada aldeana. Creo que lo consecuente habría sido que ambos clubes hubiesen renunciado a disputar la Copa de España y del Rey, a pesar de que uno de ellos, sólo tenga futbolistas españoles, de las tres provincias vascas, de Navarra, de la Rioja y un entrenador de Sevilla. No compensa pasarlo tan mal por ganar o perder una Copa que desprecian. Me parece de tontos. O de masoquistas. O de paletos.

La Razón - Opinión

ESPAÑA NO EXISTE. Por José María Carrascal

RESULTA que Rajoy perdió el debate por no haberlo ganado como se suponía, y que Zapatero lo ganó por no haberlo perdido como se vaticinaba. Cuestión de perspectiva, en la que el presidente es un lince y el líder de la oposición un pardillo que si no es capaz de ganar cuando todo está a su favor, difícilmente ganará en circunstancias normales. Aunque también es verdad que ganar debates no arregla los problemas de una economía, que cada día se lleva un nuevo batacazo.

Pero no caigamos en el error común de personificar. Esta no es una cuestión personal entre Zapatero y Rajoy, aunque viéndoles y oyéndoles lo parecía. Para mí, quien perdió el debate fue España. Un debate sobre el estado de la Nación en el que la Nación no aparece por ninguna parte, es un debate perdido por ésta. Y en el último de la Carrera de San Jerónimo, los protagonistas fueron Zapatero, Rajoy, Cataluña, Euskadi, Galicia, Canarias y algún otro que pasaba por allí, como Carme Chacón o la sombra de Aznar, pero de España no se acordó nadie, excepto para invocar su nombre en vano. No es que España se rompa o se hunda, como también se dijo con mejor o peor intención. Es que España no existe o existe sólo para abuchearla, como ocurrió en Mestalla. Y, desde luego, no existió en este debate sobre el estado de la Nación. Aunque si pensamos que la nación ha sido secuestrada por sus partes, tampoco extraña.


A toro pasado, un toro afeitado, banderilleado, rejoneado y, puede, castrado, es decir, un buey, el debate nos deja el gusto amargo de haber sido estafados. Quien debería de haber presentado un plan para que la crisis no nos lleve por delante se limitó a presentar un plan para que la crisis no se lo lleve a él. Y quienes deberían haber presentado alternativas a la falta de un plan coherente, se limitaron a alancear un adversario que creían muerto -grave error- o a intentar sacar provecho de su debilidad, también grave fallo, pues le dejaron escapar vivo y, sospecho, riéndose de todos como acostumbra. En resumen, un espectáculo deprimente, turbio, «obsceno», como dicen los cursis y los que no saben qué es la obscenidad. Un espectáculo fiel reflejo de la España de nuestros días, en la que el Gobierno no gobierna por pensar que los problemas se arreglarán solos, y la oposición no se esfuerza, por creer que los problemas la llevarán en andas a gobernar. El resultado es esa ciénaga de inmovilismo, corrupción, incompetencia, egoísmo y resignación en que ha devenido la política española, en medio de la peor crisis económica del último medio siglo. O puede que haya sido esa crisis la que haya puesto al descubierto la realidad de una política y de una situación que las falsedades, tapujos, codicias y perifollos no nos dejaban, ni queríamos, ver.

ABC - Opinión

ESPAÑA SE ABUCHEA. Por Cristina Losada

Copa del Rey

«La actitud de los finos espectadores –han tenido buenos maestros– representa, en realidad, el ideal al que aspira el nacionalismo, que es jugar en España y escupirle al mismo tiempo.»

Con Franco esto no pasaba, ha venido a decir el senador Anasagasti de la pitada que recibió el himno de España en la final de la Copa. En efecto, cuando el Barcelona o el Bilbao jugaban la del Generalísimo nadie abucheaba al himno ni al dictador, lo que retrata la disposición hacia el franquismo que entonces tenían las aficiones. Eran gentes muy obedientes, pues como apuntaba el mismo senador, no se podía pitar y no pitaban. O muy cobardes. Aunque más que obediencia había servilismo cuando clubs como el Barça, por ejemplo, nombraban socio de honor a Franco. Y tanta mansedumbre se desplegaba, ay, mientras otros, no nacionalistas, corrían riesgos. Lo cual sitúa a cada cuestión en sus coordenadas. Un abucheo a Franco en un estadio hubiera sido un acto político; la pitada al himno y al Rey en Mestalla no es más que un acto de gamberrismo.


Un gamberrismo organizado y subvencionado, que tiene detrás la mano y la bolsa de gobiernos autonómicos que hacen del deporte gran escuela para impartir la asignatura transversal del odio. Una escuela más, que hay otras. Un par de generaciones sometidas a esa pedagogía innoble y ya tenemos el producto acabado. Miles de fanáticos que silban y tocan bocinas cuando suena el himno, por si al escucharlo les explotara la cabeza como a los marcianos en Mars Attacks al oír el Indian love call. Aunque aquí los únicos que andan con explosiones y que asesinan son los que se proclaman enemigos de la nación que representa el himno. El gamberrismo con ínfulas políticas alumbra camisas pardas.

La actitud de los finos espectadores –han tenido buenos maestros– representa, en realidad, el ideal al que aspira el nacionalismo, que es jugar en España y escupirle al mismo tiempo. A fin de cuentas, esos pobres maleducados que fusionan los fanatismos del fútbol y la tribu son marionetas de unos poderes que hacen grandes negocios mediante la exaltación de un vulgar narcisismo. Poderes que han contado, por cierto, con la aquiescencia de la corte de Madrid para hacer y deshacer a su antojo en sus feudos.

En el Debate del estado de la Nación, Zapatero se burló de muchos asuntos, y de muchas personas. Recordó con especial regodeo que algunos decían que España se rompe. Ja, ja. Qué risa decir que España se fragmenta. "¡Pero si está más unida que nunca!", exclama el presidente que más ha complacido al nacionalismo y más se identifica con sus patrañas. Vino la pitada de Mestalla a desmentir la baladronada. Y cuanto más arreciaba el abucheo, más sonreían las instituciones. Miraban para otro lado, como Televisión Española. Pues no otra cosa han hecho durante años mientras se instruía en el odio, se atropellaban derechos, se quebraba la igualdad ante la ley y la Constitución era socavada. Señores, aquí no pasa nada. Mexan por nos e decimos que chove. ¡Cráneos previlegiados!

Libertad Digital - Opinión

LA NACION QUE FUE. Por César Alonso de los Ríos

Pitadas y abucheos al Rey y al Himno en el Mestalla. Ausencia de banderas españolas para satisfacción de los que piensan, como Patxi López, que la roja y gualda divide. El ocultamiento del escenario por parte de TVE iba a ser el cierre coherente del debate sobre el estado de la Nación. Zapatero y Rajoy no quisieron hacer alusión alguna a la persecución a la lengua castellana, a la ley del Aborto, a las relaciones Iglesia-Estado, a la aprobación de hecho del Estatuto catalán, a la depravación de la Justicia, a la corrupción de los políticos...

Durán Lleida, que niega la Nación española, ha propuesto un gran pacto nacional sobre la crisis. ¿Acaso no sabe que la negación de España está en la base de la crisis global y no sólo de la económica? Erkoreca ha denunciado, como sucio, el juego de Zapatero con el País Vasco. Vino a llamarle vendepatrias, que es el insulto más fuerte que puede hacer un nacionalista. ¿Y Rajoy? Quiso creer, una vez más, que Zapatero iba a atenerse a un guión plausible. Si es cierto que en pocas ocasiones un jefe de Gobierno ha podido tenerlo tan mal como Zapatero el martes al mediodía, también lo es que un jefe de la oposición pueda llegar a ser tan ineficaz. Derrotado dos veces, espera ganar la tercera gracias al desastre total de España. Concibe su triunfo a partir de lo irreparable.

Pero ya estamos en ello. López está ya al mando de lo irreparable. Montilla está gestionando lo irreparable. Y si Rajoy es un pesimista antropológico, Zapatero ha sido el entusiasta rematador de un proyecto que comenzó hace tres décadas con la genialidad de las «nacionalidades». De hecho, yo pude escribir en «Si España cae» que los dados estaban echados y que, a partir de la derrota de la Nación, el Estado no pasa de ser un inmenso aparato al servicio de las peores causas. Las que día a día vemos prosperar aunque TVE nos las oculte (por fallo humano).


ABC - Opinión

CARTA BLANCA AL ABORTO LIBRE

EL anteproyecto de ley presentado ayer por el Gobierno -cuatro días después de anunciar la comercialización general de la píldora del «día después»- instaura el aborto libre e impune en la práctica desde el momento en que queda protegido por una despenalización casi absoluta. La implantación de plazos para diversos supuestos carece de relevancia, porque su infracción no conllevará una sanción disuasoria y siempre encontrará excusas en situaciones de emergencia o similares, como las que han llevado a la ley actual a ser burlada sistemáticamente. Gracias a estas artimañas, el Gobierno se atreve a presentar el anteproyecto como un instrumento que da seguridad jurídica a las mujeres y, sobre todo, a los médicos que practiquen abortos en centros que hoy estarán de enhorabuena ante las expectativas de negocio que se les avecina. Evidentemente, ganarán en seguridad jurídica porque no habrá límites exigibles al aborto. Pocas veces el lenguaje jurídico había sido sometido a tanta perversión, pero es la condición para manipular los valores y derechos fundamentales que son agredidos con esta extensión generalizada del aborto. A la impunidad se le llama ahora seguridad jurídica, y a la decisión de eliminar una vida humana, derecho de la mujer. Con más de cien mil abortos al año, la preocupación de un gobierno responsable -y de una sociedad industrial y desarrollada, con un sistema educativo y sanitario del primer mundo- debía ser cómo reducir ese número, no cómo evitar problemas a quienes infringen la ley. Por si fuera poco, el Gobierno no ha dudado en golpear de nuevo la relación familiar. No sólo las menores pueden consumir libremente un tratamiento hormonal, la píldora del día después, de efectos anticonceptivos o abortivos según el caso, sino también abortar al margen de sus padres, a partir de los 16 años. Es difícil saber lo que pretende el PSOE, pero su obsesión por quebrar los vínculos familiares en estas situaciones es una gravísima irresponsabilidad.

Queda por delante un proceso complicado de debate técnico y constitucional. Deberán informar el anteproyecto el Consejo de Estado y el del Poder Judicial. Luego, los grupos parlamentarios deberán votarlo y entonces se verá dónde está cada cual, porque el aborto es un cuestión de principios que no admite ambigüedades. Y si el Partido Popular cumple su compromiso de impugnar esta ley, el Tribunal Constitucional habrá de determinar la constitucionalidad de una norma que contradice su sentencia de 1985, en la que anticipó que la desprotección absoluta del nasciturus es incompatible con el derecho a la vida recogido por la Constitución. Lo hizo afirmando que «ni ésta (la vida del nasciturus) puede prevalecer incondicionalmente frente a aquéllos, ni los derechos de la mujer pueden tener primacía absoluta sobre la vida del nasciturus, dado que dicha prevalencia supone la desaparición, en todo caso, de un bien no sólo constitucionalmente protegido, sino que encarna un valor central del ordenamiento constitucional».

El Gobierno ha apostado temerariamente por una abierta confrontación de principios éticos y jurídicos, de modelos contrapuestos de sociedad y de visiones incompatibles de la dignidad humana. Es lógico que quienes están en contra de este aborto libre recojan el guante. Cortina de humo o no para la crisis económica, el aborto libre que propone Zapatero es un desafío para una sociedad con valores.

ABC - Editorial

UN EMPATE QUE VALE PARA RAJOY Y ZAPATERO

LOS RESULTADOS de la encuesta que hoy publica EL MUNDO sobre el debate del estado de la Nación arrojan un empate que probablemente Zapatero y Rajoy interpretaran de distinta manera. El presidente del Gobierno podría decir que ha salido bien parado en una situación extraordinariamente adversa, ya que acudía al Congreso con cuatro millones de parados y la mayor crisis económica que se recuerda. Pero Rajoy también podría darse por contento con este empate, ya que el veredicto de los medios de comunicación de ayer le era desfavorable en conjunto.

La encuesta de Sigma Dos arroja que un 36,2% cree que ganó Zapatero y que otro 35,6% piensa que Rajoy estuvo mejor. Sólo seis décimas de diferencia, que es precisamente la ventaja electoral que aparecía en la última encuesta del CIS.


El líder del PP puede incluso ver más aspectos positivos, ya que el 83% de su electorado declara que estuvo mejor que Zapatero, mientras que el líder socialista sólo logró conectar con el 66% de sus votantes. Rajoy gana también con una pequeñísima ventaja al presidente en el segmento de ciudadanos que califican de «bien» o «muy bien» las intervenciones de anteayer.

Entrando en unas valoraciones más concretas, Zapatero venció en «brillantez» y «capacidad de comunicación», mientras que Rajoy estuvo más «convincente», más «agresivo» y menos «demagogo» que su adversario.

Si analizamos la comparativa de todas las encuestas de los debates entre Zapatero y Rajoy, se trata del primero en el que el líder del PP obtiene un empate. Los dos cara a cara preelectorales los ganó Zapatero, al igual que las tres anteriores citas del estado de la Nación. En 2007, la última, Zapatero venció por 12 puntos de diferencia.

Desde este punto de vista, Rajoy podría estar satisfecho con el empate, pero a nadie le cabe duda de que ha dejado pasar una gran ocasión para desnudar las carencias de Zapatero ante la opinión pública. El principal fallo de Rajoy -casi todos analistas coinciden en ello- es no haber preparado bien su primera intervención, en la que, en lugar de descalificar genéricamente la política del Gobierno, debería haber desmontado una por una las propuestas del presidente.

Examinadas con mayor distancia, no dejan de ser unos parches que van a solucionar muy poco. El Gobierno sigue sin proponer medidas que reactiven la economía y la inversión, mientras se afana en aumentar el gasto público para acallar el descontento social.

La iniciativa más polémica es la eliminación de la deducción fiscal por vivienda a partir de 2011 para rentas superiores a los 24.000 euros, es decir, para todos aquellos que pueden comprar un piso. Mariano Rajoy anunció que el PP va a presentar hoy una propuesta en la que defiende no sólo que la deducción se mantenga sino que se eleve.

Está por ver que la supresión de esta ventaja fiscal surta efecto en el mercado inmobiliario, ya que los bancos siguen restringiendo el crédito y los precios de los inmuebles se resisten a bajar.

Pero más allá de la polémica generada por esta cuestión, Gobierno y oposición perdieron la última ocasión de llegar a un gran pacto de Estado para combatir la crisis. Rosa Díez abogó ayer por esta alternativa, pero Zapatero la rechazó una vez más.

En consecuencia, al Gobierno ya sólo le queda aplicar sus propias propuestas, que parecen absolutamente insuficientes para reactivar la economía. Si la reacción no llega en unos meses, Zapatero habrá perdido la poca credibilidad que le resta.

El Mundo - Editorial

EL HIMNO COMO SINTOMA

AL margen del espectáculo puramente deportivo en la final de la Copa de su Majestad el Rey, los abucheos al himno nacional de un sector del público merecen, además de la más severa condena, una profunda reflexión, aunque resulta excesivo suponer que representan la opinión mayoritaria entre los seguidores de F.C. Barcelona y del Athletic de Bilbao. Algo falla en los resortes morales y políticos de una sociedad cuando los símbolos comunes son objeto de rechazo por sectores significativos de la afición de dos equipos tan representativos en la historia del fútbol español. Tal vez, convenga mirar a Francia y reflexionar sobre la norma impulsada por Sarkozy que impone la suspensión de cualquier acontecimiento deportivo si se produce algún tipo de ofensa a la Marsellesa.Dice Rodríguez Zapatero que España no se rompe y que la oposición solo anuncia catástrofes cuando pone el acento en el fracaso de los mecanismos de integración política. Sin embargo, los hechos acaecidos en Mestalla son un pésimo síntoma del desapego hacia el fondo común de sentimientos compartidos que configuran una sociedad democrática. Resulta lamentable que amplios grupos de seguidores se dejen manipular por sectores extremistas. Es cierto, no obstante, que una gran mayoría disfrutó del espectáculo al margen de unos hechos profundamente antidemocráticos, cuyo desarrollo debería mover a una análisis sereno del comportamiento de algunos dirigentes. La solidez de la democracia española y la profunda descentralización de la organización territorial del Estado merecen el respeto. Sin embargo, este tipo de acontecimientos de gran relevancia mediática dejan la sensación de que falta mucho por hacer en el plano de la psicología social para reforzar los elementos comunes de la nación española y los símbolos que representan la unidad. En este contexto, la política permisiva hacia los nacionalistas radicales crea un caldo de cultivo que solo favorece a los extremistas dispuestos a negar la evidencia de la España democrática y constitucional. A mayor abundamiento, TVE cometió en Mestalla algo más que un error al eludir las imágenes en directo mientras sonaba el himno nacional, aunque después las transmitiera en diferido. Aunque pueda tratarse de un «error humano», la cadena pública tiene que analizar con rigor las causas y las consecuencias de una decisión que, en todo caso, si lo que pretendía era poner sordina a los pitos de un sector del público, ha servido para todo lo contrario.

ABC - Editorial

LA COPA DEL ESTADO DE LA NACION

«La muestra de gamberrismo organizado y subvencionado que mostraron una parte considerable de los aficionados es consecuencia de las tres décadas de pedagogía del odio hacia España y todo lo español que han llevado a cabo los nacionalistas.»

En la final de la Copa del Rey, Televisión Española, ese ente público que el Gobierno quiere que paguemos todos en nuestras facturas de teléfono e internet, ocultó a todos los telespectadores la oportunidad de ver al monarca y escuchar el himno de España. La pitada podía darse o no, ser más o menos general, pero lo que sabían con seguridad que iban a ocultarnos a los españoles eran dos de los símbolos de nuestra Nación, que además es lo único que da sentido a la competición deportiva que iba a desarrollarse a continuación.


Una decisión así es de tal calibre que resulta increíble que la tomara un jefe de Deportes o, en el supuesto de que fuera así, que se permita que un jefe de Deportes la pueda tomar por su cuenta y riesgo. Que haya dimitido Julián Reyes no debe suponer un punto y final a la depuración de responsabilidades. Es, por tanto, obligada la comparecencia inmediata del presidente de RTVE en el Parlamento para que se esclarezca quiénes tomaron unas decisiones que no son propias de una televisión pública y dan más razones a quienes abogamos por su desaparición. Porque RTVE hizo política una vez más, intentando ocultar a los españoles el lamentable estado real de la España plural y falsa de Zapatero.

No obstante, aún más grave que la actuación de RTVE es el patético intento de los políticos de PP y PSOE de quitar importancia al hecho. Ciertamente, mucho más grave es que en Cataluña vayan a prohibir que los niños puedan estudiar en castellano. No fueron "unos pocos", como ha pretendido Rajoy, ni se puede pedir que no se mezclen "política y deporte", como ha hecho De la Vega, cuando su partido subvenciona las campañas a favor de la selección catalana y permite la emisión de sus anuncios en TV3.

Los nacionalistas y los dirigentes de clubes como Athletic, Barcelona o Real Sociedad ya han politizado el deporte. La muestra de gamberrismo organizado y subvencionado que mostraron una parte considerable de los aficionados en la final de la Copa es consecuencia de las tres décadas de pedagogía del odio hacia España y todo lo español que han llevado a cabo los nacionalistas. Una pedagogía de odio a la Nación que han liderado los socialistas cuando han gobernado y gobiernan en Cataluña o Baleares y que han permitido los populares cuando han estado al frente de comunidades como la gallega.

Si fue Fraga quien aprobó una ley de "normalización" calcada a la catalana, es ahora Feijoó quien se está encargado de incumplir sus promesas electorales y desilusionar a quienes apostaron por él como "voto útil" contra nacionalistas y socialistas al nombrar a un partidario de la imposición del gallego como responsable de Política Lingüística de su Gobierno. Tiene razones Galicia Bilingüe para sentirse "decepcionada". Si hay españoles que quieren que se frene el proceso de destrucción de España, en el que la imposición de las lenguas regionales sobre la común es una herramienta esencial, esos son los votantes del PP y en especial los del PP gallego.

Zapatero se mofó de las víctimas del 11-M en el Debate sobre el estado de la Nación, pero no sólo de ellas. También hizo una referencia burlona a quienes constatamos que sí, que España se está rompiendo, un proceso que no sólo no ha frenado, como es su obligación como presidente del Gobierno, sino que ha animado y ayudado resucitando un Estatut que estaba muerto. Una realidad que Rajoy quiso obviar el martes, pero que lo sucedido en la Copa del Rey, a modo de epílogo del Debate, se ha encargado de recordarnos a todos. España no se rompe porque el PP o unos cuantos medios denunciemos lo que está pasando. Lo hace cuando se falta el respeto a sus símbolos, cuando se politiza el deporte con objetivos independentistas. Es obligación de todos los partidos políticos, pero especialmente de PSOE y PP, hacer cuanto esté en su mano para revertir ese proceso. Su reacción a lo ocurrido en Mestalla no nos permite concebir muchas esperanzas.

Libertad Digital - Editorial

ZAPATERO Y EL «PLAZO» A SALGADO SI FUERAN MADRES...

En el Gobierno hay quien piensa que el nuevo plazo que ha puesto José Luis Rodríguez Zapatero, hasta el 15 de julio, para lograr un acuerdo de financiación autonómica es un «toque» a la Generalitat de Cataluña... pero también a la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, por no haber sido capaz de lograr ese acuerdo en mayo. como había exigido Zapatero a los tres vicepresidentes en una reunión tras la remodelación del Ejecutivo. De hecho, la propia ministra de Economía dijo en una rueda de prensa hace dos semanas que «sería deseable» que en el Consejo de Política Fiscal de este mes para aprobar el techo de gasto presupuestario 2010 se alcanzara un acuerdo. Pero el tema está verde, reconocen los socialistas en privado.

Aunque el «prietas las filas» sea una consigna de obligado cumplimiento en el PSOE -no vaya a ser que algunos no salgan en la foto-, no son pocos sus diputados que en privado se atreven a discrepar de que la «píldora del día después» sea dispensada a las menores de edad sin receta. Algunos, incluso, se atreven a dar una explicación sobre el porqué de esta medida tomada de forma consensuada por Teresa Fernández de la Vega, Trinidad Jiménez y Bibiana Aído. «Fíjate que ninguna de las tres tiene hijos; eso aclara bastante las cosas, porque estoy seguro de que lo verían de forma distinta si hubieran sido madres», señalaba el otro día, muy en voz baja, eso sí, un dirigente socialista.


ABC- Opinión