lunes, 1 de junio de 2009

LA REINA VIAJA A LONDRES EN UNA COMPAÑIA DE «LOW COST»

ABC: La Reina viaja a Londres en «low cost»

La Reina utilizó este domingo un vuelo de una compañía de "low cost" para viajar a Londres desde Santander, donde estaba con motivomdel día de las Fuerzas Armadas.

En concreto doña Sofía empleó el vuelo de la compañía de bajo coste Ryanair que salió sobre las 17.00 desde la capital cántabra hacia la ciudad londinense para ver a su hermano Constantino de Grecia, que se recupera en el hospital de Wellington después de ser operado del corazón.

La Casa del Rey ha confirmado este viaje a Servimedia y añade que los miembros de la Casa Real usan "habitualmente vuelos de línea regular" para sus desplazamientos privados. Además, puntualizan que la Reina utilizó esta línea de bajo coste porque era la "única posibilidad" para llegar hasta la capital británica desde Santander.

Según indicaron otros pasajeros a Servimedia, el billete costaba unos 15 euros y el vuelo aterrizaba en el aeropuerto de Stansted (Londres).

Doña Sofía volvía a Londres, donde había estado durante la semana pasada junto a su hermano antes de su operación, después de acompañar al Rey durante el fin de semana con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.


Periodista Digital: ZP se va de mítines en Falcon mientras la Reina se pasa a Ryanair

Los viajes de ZP a mítines del PSOE en avión militar Falcon están centrando la campaña electoral a las elecciones europeas. Los socialistas se defienden diciendo que los anteriores presidentes del Gobierno también los utilizaban, aunque el PP lo niega. En medio de este rifirrafe, Alfonso Ussía desvela un dato que viene al dedo: la Reina Sofía viaja a Londres a ver a su hermano en la compañía de bajo coste Ryanair. Un ejemplo.

El uso de los aviones militares para desplazarse a los mítines de los partidos está siendo el debate central para estas europeas. Al hilo, el columnista de La Razón Alfonso Ussía, cercano a la Familia Real, desvela un dato que viene al hilo:
La Reina también utiliza aviones, y mucho más grandes que los «Phantom». El pasado viernes, operaban del corazón al Rey Constantino de Grecia, en Londres. Y se le ofreció, como es natural, un «Phantom» para que estuviera al lado de su hermano.

El sábado, la Reina voló a Madrid para acompañar al Rey al acto del Día de las Fuerzas Armadas en Santander. Y lo hizo en otro avión bastante grande. Finalizado el acto del domingo en la capital de La Montaña, el Rey volvió a Madrid, y la Reina, en otro avión grandísimo, se desplazó desde el aeropuerto santanderino de Parayas hasta Londres, para estar junto a su hermano en momentos tan difíciles. Le ofrecieron para todos los vuelos, como es de cortesía, el uso de los «Phantom», pero la Reina consideró que sus desplazamientos entraban en el ámbito de lo privado, y que en tiempos de crisis económica, no era conveniente tirar de derechos y privilegios.
Y cuenta Ussía en La Razón:
Por otra parte, de haberlo hecho, nadie se hubiera enterado, y de saberlo, a nadie le habría parecido una extralimitación o un abuso. La Reina voló en aviones muy grandes. De Madrid a Londres y de Londres a Madrid, en unos aparatos en los que caben centenares de personas y muchos paquetes con zumo de naranja que terminan con el hígado de cuantos los consumen. Unos aviones de una compañía aérea llamada «Iberia» en los que compartió su trayecto con doscientas personas. Y para volar de Santander a Londres, eligió otro avión, aún más grande que los de «Iberia» de una compañía irlandesa de bajo coste que responde al nombre de «Ryanair». En esa compañía, pides agua y la cobran. No lo sé, sensibilidad, comedimiento, oportunidad o como quieran llamarlo. Pero me gusta contarlo. Y me enorgullezco al hacerlo.


El Mundo: La Reina viaja a Londres en una compañía 'Low Cost', su única alternativa desde Santander

Doña Sofía viajó esta semana en Ryanair. La Reina, que estaba en Santander con motivo de la celebración del día de las Fuerzas Armadas, adquirió un billete de la aerolínea de bajo coste para visitar a su hermano Constantino de Grecia en Londres, donde se recupera de una operación.

El viaje de bajo coste era la "única posibilidad" para llegar hasta la capital británica desde Santander, pues fuentes de la Casa Real aseguran que sus miembros utilizan "habitualmente vuelos de línea regular" para sus desplazamientos privados.


En concreto, el vuelo de doña Sofía despegó a las 17.00 horas del domingo rumbo a la capital londinense, donde su hermano Constantino de Grecia se recupera de una operación de corazón en el hospital de Wellington.

Según indicaron varios pasajeros a Servimedia, el billete costaba unos 15 euros y el vuelo aterrizaba en el aeropuerto de Stansted (Londres).

Esta aerolínea de bajo coste es conocida por sus notorias campañas de publicidad con políticos. La Justicia francesa condenó a Ryanair a indemnizar a Carla Bruni con 60.000 euros por aparecer sin su permiso en carteles promocionales de la aerolínea junto con su marido, el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

En Italia, los senadores transalpinos también protagonizaron otra campaña publicitaria de la compañía dirigida por Michael O'Leary. Una bronca en el Senado fue el motivo de otro cartel con el lema "¡Calma!, ¡calma!, ¡con Ryanair hay sitio para todos!".

No obstante, en España también ha habido polémica entre el mundo de la política y Ryanair. La compañía utilizó para publicitarse el cheque-bebé del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inmerso ahora en un agrio debate por el uso de aviones militares para acudir a mítines políticos. Pocas horas después, La Moncloa logró retirar el anuncio.

UNA MAREA HUMANA EXIGE LIBERTAD LINGÜISTICA EN BALEARES

Entre 25.000 y 30.000 personas, pertenecientes a más de 26 entidades políticas, económicas y sociales, se manifestaron este mediodía en Palma de Mallorca en contra de la "imposición" del catalán en la educación, la sanidad y la administración pública de Baleares y en defensa de la libertad lingüística y de la libre elección del idioma en los colegios, según cifras del Círculo Balear. [MÁS FOTOS]

Al finalizar la manifestación, el presidente del Círculo Balear, Jorge Campos, la calificó de "éxito sin precedentes" --ni la Policía Local ni Delegación de Gobierno quisieron dar cifras oficiales--, y consideró que "a partir de ahora, la política lingüística del Govern debe cambiar", ya que en caso contrario "volverá a tener a los ciudadanos de Baleares en la calle".

La manifestación estaba encabezada por una pancarta en la que se leía 'Nuestras lenguas nos unen, Volem llibertad d'elecció' y al frente de la misma se encontraban, entre otros, el presidente de la entidad convocante de la marcha, Jorge Campos, el alcalde de Calvià, Carlos Delgado, y el presidente del PP de la comarca alavesa de Ayala, Santiago Abascal.

Unas filas más atrás se situaban otros dirigentes 'populares', como el alcalde de Marratxí, José Ramón Bauzá, el portavoz del PP, Carlos Simarro y el presidente de este partido en Mallorca, Joan Rotger. Por su parte, la presidenta, Rosa Estarás, no acudió, debido a que realizó dos actos electorales en Ibiza.

En la segunda fila de la manifestación se encontraban otros dirigentes políticos, como la presidenta de Unión, Progreso y Desarrollo (UPYD), Rosa Díez, y el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, quien estuvo acompañado por el candidato de esta formación al Parlamento europeo, Miguel Durán.

Durante la movilización, los asistentes portaban variados carteles en los que se podían leer 'Castellano y catalán con los mismos derechos'; 'Aquí castellano y mallorquín'; 'Que no te impongan el catalán'; 'Por la libre elección de lengua' y 'Lucha y defiende tus derechos'. Asimismo, se pudieron ver muchas banderas de Baleares y también banderas de España, incluida una preconstitucional.

Al inicio de la marcha, Campos remarcó que ésta "no va en contra del catalán", sino que lo único que defiende es la "libertad de poder elegir entre las dos lenguas mayoritarias acabando así con la imposición del catalán en la enseñanza, en la sanidad y en la administración". "Los ciudadanos queremos que se garanticen los derechos de los hablantes de ambas lenguas", recalcó.

MOMENTO DE MÁXIMA TENSIÓN

Durante la marcha, hubo un momento de máxima tensión, cuando siete jóvenes, disfrazados de monjas, curas y agentes de la Guardia Civil desplegaron una gran pancarta de una terraza de la calle Palau en la que se leía 'Català sí sí sí sí, Feixismo no no no no', lo que provocó la ira de los miles de manifestantes que se encararon con los jóvenes al grito de 'fascistas', 'indecentes' y 'caraduras'.

Mientras, los jóvenes gritaban mediante un altavoz 'No al fascismo, sí al catalán' y 'Fuera fascistas, fuera de nuestra isla', mientras que los miles de manifestantes que pasaban por debajo del balcón les replicaban con 'Libertad, libertad', 'Somos mallorquines, no catalanes' y 'Fuera, fuera, fuera'.

Muchos manifestantes llegaron a calificar este hecho de "gran provocación", aunque los agentes de la Policía Local y Nacional no tuvieron que actuar, debido a que no se produjo ningún incidente, más allá del intercambio de insultos entre algunos manifestantes y los jóvenes, que replegaron la pancarta, segundos después de que pasara la cola de la manifestación.

Por su parte, Campos quitó hierro a este hecho y remarcó que para organizar esta movilización, ha tenido que "luchar contra las instituciones y algunos medios de comunicación" e insistió en que las personas "no tienen ningún problema para relacionarse en cualquiera de las dos lenguas oficiales de Baleares en la calle, sino que el problema está cuando acceden a un servicio público".

"Lo que no puede ser es que hoy en día sea imposible escolarizar a un niño en la lengua oficial del Estado, y, además, no puede continuar como un requisito excluyente que las personas que quieran acceder a la administración pública deban obtener un certificado de catalán", zanjó.

"LAS LENGUAS NO TIENEN DERECHOS"

En similares términos se expresó la presidenta de UPYD, Rosa Díez, quien consideró "lamentable" que en pleno siglo XXI, los ciudadanos de un país de la UE tengan que salir a la calle a reivindicar frente a los Gobiernos que "respeten sus derechos y la libertad de elegir la lengua en la que quieren que se eduquen sus hijos y en la que se relacionan con la administración".

"Las lenguas no tienen derechos, ni el castellano, ni el mallorquín, ni el catalán, ni el euskera, sino que los únicos que tienen derechos son los ciudadanos, tanto a elegir la lengua en la que se educan sus hijos, como la que utilizan tanto en el ámbito público, como privado", sentenció Díez.

Por su parte, el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, afirmó que pese a que durante 40 años España sufrió "imposiciones", 30 años después de democracia "se han cometido excesos en relación a la lengua, que están empezando a ser rechazados por la sociedad civil en Baleares, Galicia, País Vasco, Cataluña y Comunidad Valenciana".

"Ni podemos imponer ni prohibir que se estudie catalán, gallego y euskera como se hizo durante muchos años, ni tampoco podemos hacer imposiciones de tipo autonómico con lenguas autonómicas versus español", sostuvo Rivera, quien señaló que no acepta que existan "barreras lingüísticas" dentro de un propio país de la UE.

PUGNA EN EL PP

El alcalde de Calvià, Carlos Delgado, aprovechó su presencia en la manifestación para arremeter contra la presidenta del PP, Rosa Estarás, a quien acusó de haber defendido una postura respecto a la lengua "totalmente distinta a la que se defiende hoy aquí, porque no estaba a favor de la libertad de la lengua en la educación".

Delgado se refirió así al hecho de que en el último Congreso Regional del PP, se rechazara una moción presentada por él en la que apostaba por la libre elección de lengua en las escuelas. "Estarás ha sido la única coherente en no venir a la manifestación, porque no está a favor de la libertad de lengua", resaltó, a la vez que dijo no entender la presencia de José Ramón Bauzá, después que votara en contra de la citada moción.

"Supongo que está porque ve que yo tenía razón o porque ve que se están equivocando y que si continúan en esta línea no ganarán las elecciones", aseveró Delgado, quien criticó que lo que se aprobó en el Congreso Regional del PP respecto a la lengua "no se corresponde con la actitud posterior de esta formación, ni con la tendencia que está iniciando en estos momentos".

Por su parte, José Ramón Bauzá no quiso valorar las declaraciones de Delgado y remarcó que él representa, como vicepresidente del PP, a la mayoría de la sociedad, después de que en el Congreso se aprobaran una serie de postulados que "son los que hacen que hoy estemos presentes en esta manifestación".

De este modo, indicó que el PP defiende que todos los ciudadanos puedan emplear las lenguas oficiales de Baleares "sin que por eso se les pueda discriminar por motivos de lengua", mientras que también apuesta por que la lengua sea valorada como un mérito y no como un requisito en la administración pública.

Periodista Digital

El infome de la Junta que va a hacer a Manuel Chaves tambalearse

Se le complican las cosas. Hace tres años el Gobierno de Chaves emitió un dictamen que no obligaba a abstenerse a su hermano Leonardo en un caso similar al de Matsa ya que el familiar –hermano también– no era apoderado. Un cargo que ostenta la hija del ex presidente. Esto probaría las irregularidades.

Un informe elaborado en 2006 por la Inspección de la Junta de Andalucía para eximir a un hermano del actual vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, de haber incumplido la Ley andaluza de Incompatibilidades de Altos Cargos, permitiría demostrar que el ex presidente autonómico violó esa normativa de "impulso democrático" al aprobar y firmar el pasado 20 de enero un incentivo de más de diez millones de euros a favor de la sociedad anónima Minas de Aguas Teñidas (Matsa), en la que figura como apoderada su hija, según el diario El Mundo.

Por un efecto bumerán, los argumentos esgrimidos hace menos de tres años para mantener en el cargo de director general de la Junta a Leonardo Chaves, tras haber adjudicado a dedo una obra a una empresa en la que, por una argucia legal, no figuraba ya como apoderado otro hermano del ministro de Política Territorial; obligan a concluir que el ex presidente andaluz cometió una infracción "grave" o "muy grave", que se sanciona con su publicación en el Boletín Oficial regional y la imposibilidad de participar en instituciones de la autonomía por un plazo mínimo de tres años.

Periodista Digital

LA SUPERSTICION ANTINUCLEAR. Por Gabriel Albiac

«UNA tragedia y una comedia se escriben con las mismas letras». El pasaje pertenece al asombroso De generatione et corruptione, en el cual acota Aristóteles qué sean ser y no ser. Muerte y vida no se excluyen: vive lo que está muriendo. Sólo. Y no morir es no estar vivo. Porque, «la corrupción de una cosa es la generación de otra y la generación de una es corrupción de la anterior, y así necesaria e ininterrumpidamente acaece el cambio». No hay decurso sin riesgo. Ni novedad que no aniquile aquello de lo cual viene. En el siglo XIX, habrá de ser Karl Marx, ese clásico a quien sus creyentes acabarían por hacer casi ilegible, quien reformule mejor la tesis aristotélica: «en la historia, como en la naturaleza, la podredumbre es el laboratorio de la vida».

La legendaria visión de lo real que es la de los supersticiosos abomina de todo cuanto trastrueca la perezosa inercia de lo establecido. Sucedió, en los inicios del maquinismo con los ludditas que, hacia 1811, vieron en el telar mecánico conspiración para exterminar a los tejedores. Y llamaron a destruir las máquinas, refinados artilugios de un demonio en lucha contra hombre y naturaleza. Fue uno de los momentos más locos de la edad contemporánea. Cíclicamente, el luddismo vuelve. Así son las supersticiones. Los variados infantilismos de la ecología son sólo el avatar último de una añoranza de lo irracional que acecha de continuo al cerebro humano. Provocaron ya el desastre que, para la contención de la malaria, fue la prohibición del DDT, único insecticida eficaz contra sus transmisores. El daño que su mítico veto a las centrales nucleares está en curso de desencadenar es más grave.

Hace ya un siglo y medio que el petróleo es única fuente rentable de energía. Sin ella, el mundo en el cual vivimos no hubiera sido posible. Hoy, su funcionalidad hace quiebra. Por la limitación de sus disponibilidades. Por la concentración de sus fuentes, que lo atan a un arbitrario oligopolio. Por el azar de que un porción relevante de ese oligopolio pertenezca a las dictaduras más obscenas del planeta. La consecuencia es un mundo en el borde mismo de la guerra mundial más devastadora. En ausencia de una alternativa energética rentable, nada impedirá esa guerra, ya explícita en las operaciones islamistas contra Nueva York, Madrid o Londres. Lo paradójico es que existe alternativa. No las míticas energías «limpias», que cuestan bastante más de lo que producen, y pueden, por tanto, ser ornamentales; nunca eficaces. La única alternativa hoy a los hidrocarburos es la energía nuclear. Tal vez un día no lejano, la de fusión. Hoy, en todo caso, la de fisión, cuya rentabilidad no admite comparación con ninguna otra. Una asombrosa Iglesia Luddita se ha anudado en torno al dogma básico de su rechazo. ¿Dónde funda su leyenda? ¿En Chernobil, quizá? Pero Chernobil no es una criatura de la energía nuclear. Lo es de la homicida incompetencia soviética. En España, es fácil fijar fecha: 1981, asesinato del ingeniero Ryan, paralización de Lemóniz y, para camuflar el éxito político de ETA, moratoria nuclear indefinida. Con paradojas tan locas como la de que esa energía sea adquirida en Francia, con la estupenda lógica de que una explosión nuclear será contenida por los controles de pasaporte en la frontera.

Es hora de corregir lo que aún puede ser corregido. Afrontar con seriedad los riesgos. Acotarlos. O bien atrincherarse en la ciudadela de lo muerto. En la cual no existe riesgo. Porque no existe vida. Sí, «una tragedia y una comedia se escriben con las mismas letras». Con las mismas, una farsa. En tiempo de Aristóteles. En el nuestro.

ABC - Opinión

¿FIN DE LA POLITICA?. Por Agapito Maestre

Europeas

«Europa no entusiasma, pero dejarla abandonada a la suerte de un relativismo que todo lo equipara es aún una perspectiva más negra. O sea es menester optar por uno u otro candidato, aunque en el fondo de nuestras almas nos parezcan equiparables en maldad.»


Los políticos han reducido esta campaña electoral a una pelea interna. Así, Europa no entusiasma sino que produce desafección política. Los políticos son los encargados de oficiar este triste ritual. Si tienes un abuelo, dicen los políticos alemanes, y nos sabes qué hacer con él, por favor, no lo dudes, mándalo a Europa. A eso han dejado los alemanes reducido la idea de Europa: un cementerio de elefantes. El chiste funciona con más o menos éxito por toda Europa. Aquí, en España, se podrían decir cosas peores. No quiero ni pensar los chistes que podrían hacerse con Magdalena Álvarez y similares políticos que pueblan las listas socialistas y populares.


En ese contexto, resulta normal que estas elecciones sean utilizadas antes en clave nacional que Europea o supranacional. De la idea de Europa como un Estado supranacional, capaz de entusiasmarnos a los europeos con sus instituciones democráticas, hemos pasado a una máscara, un disfraz, para ocultar el verdadero rostro de unos políticos que nos hurtan la posibilidad de construir bienes en común. Europa hoy es el antifaz que utilizan las elites de los partidos políticos para ocultar la terrible crisis política y moral que atraviesan las políticas nacionales.

Por otro lado, el cinismo de los políticos es equiparable a la corrupción de la sociedad ante las elecciones europeas. Unos y otra están acabando con la idea de Europa como algo común y capaz de vertebrar una sociedad con principios democráticos; pues que sin dejar de ser cierto que la abstención, la alta abstención que todas las encuestas han previsto para las elecciones del 7-J, es una respuesta ciudadana a la baja calidad del discurso político, no es menos cierto que esa abstención puede ser perfectamente manipulable por minorías populistas que impiden la posibilidad de formulaciones políticas e ideológicas de un mundo común, o sea democrático.

En otras palabras, la abstención, que es en principio una práctica de control, de obstrucción e incluso de enjuiciamiento de una casta política deleznable, podría ser perfectamente manipulable por quienes creen que la política es sólo un negocio para sus intereses privados. Europa, pues, no entusiasma, pero dejarla abandonada a la suerte de un relativismo que todo lo equipara es aún una perspectiva más negra. O sea es menester, dirán los más entusiastas, optar por uno u otro candidato, aunque en el fondo de nuestras almas nos parezcan equiparables en maldad. Nunca puede ser lo mismo votar a Durán que a Sosa Wagner y menos aún es equiparable decidirse por Mayor Oreja o López Aguilar.

En fin, la desconfianza hacia los políticos siempre será grande, pero al menos nos quedará una esperanza en Europa, a saber, su burocracia aún es infinitamente inferior a la de cualquier comunidad autónoma española. ¿O acaso no es esperanzador que sólo 12.000 funcionarios gestionen asuntos que interesan a cientos de millones? Por contra, para que nadie diga que me hago ilusiones, los sueldos de los parlamentarios europeos son algo más que exagerados... Ni siquiera son sueldos. Son motines de piratas.

Libertad Digital - Opinión

¡QUE NIVEL, MARIBEL!. Por Félix Madero

DISTANCIA de la política y de los políticos es ver la portada de ABC de ayer y quedarte frío ante la encuesta que dice que el PP ganará las elecciones. Debe ser leer que el PP saca dos puntos al PSOE e irte de inmediato a leer, por ejemplo, la crónica taurina de Zabala de la Serna. El derrumbe de la ganadería de Victorino contado por el revistero de este periódico es premonitorio de lo que viene en lo político. Es verdad que el nivel de nuestra clase dirigente nunca estuvo a la altura de los Albaserrada que Victorino criaba hace años. ¿Cómo ha llegado el astuto ganadero a esta poquedad? No lo sé, pero es posible que la bravura de sus toros sea proporcional al nivel de exigencia del público. En los toros y en la vida.

Admito que los políticos tengan de nosotros, los periodistas, la peor de las opiniones. Cuanto peor, mejor para este oficio disperso y sospechoso. Yo les escucho con alguna frecuencia dedicarnos algunas lindezas: vendido, juntaletras... cuando no el expeditivo: Fulanito... ¡Un hijoputa! Ahora, dicho esto, a uno le dan ganas de escribir que tenemos la peor clase dirigente de la democracia, la más volátil y mediocre. Sale Felipe González en la televisión, explica la crisis y piensas: ¿Este por qué se fue? Defiende Aznar el espacio político del centro derecha, y reparas: ¿Este por qué no se lo cuenta a Rajoy? Pienso en Fraga, Carrillo, Roca, Pujol, Tierno Galván, Herrero de Miñón, Leguina, Gabriel Cisneros... ¿Cómo hemos llegado a esto? Al discurso hueco, previsible y ordinario donde conviven la mala baba con la mediocridad. Esto, más lo que hace de la política española algo muy nuestro: la soberbia.

Zapatero con la historia del avioncito: soberbia y distancia. Ignoro quién le asesora en este asunto, pero lamento que nadie le diga: presidente a quien más duele esto del avión es a los nuestros, son ellos los que se distancian, los que en la barra del bar no pueden defender este disparate. ¿Le da igual? Claramente sí.

Gane quien gane el domingo, seguiremos como estábamos, y esperemos que no sea peor. Con los años, es verdad, uno se hace descreído, pero siempre se aferra a algo que evite caer en ese estado tan orteguiano de la melancolía. Distancia de la política es este estado de ánimo: me da igual que llegue el día de los votos. Escucho a Rajoy en Punto Radio decir eso de menos ceja y más oreja y no puedo contener las ganas de votar. ¡Qué nivel, Maribel!

ABC - Opinión

LOS AVIONES DE LA REINA. Por Alfonso Ussía

Unos aviones de una compañía aérea llamada «Iberia» en los que compartió su trayecto con doscientas personas.

Se habla estos días de aviones. Muchos aviones en las charlas, las tertulias y los papeles. Aviones de las Fuerzas Armadas y de Aviación Civil en los que se desplazan la Familia Real, el Presidente del Gobierno y algunos de sus ministros. Para eso están. Esos aviones -«Phantom» creo que se llaman-, sirven para que el Rey y el Presidente del Gobierno acudan a sus compromisos. No tienen la obligación de dar explicaciones. Sí los ministros, que deben acompañar a su solicitud un documento presupuestario supeditado a su aprobación. Esos aviones están para usarlos, no para abusarlos. La defenestrada ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, abusó de ese privilegio. Le gustan los aviones más que a un tonto una tiza. Siendo consejera de «Aviaco» viajaba de gorra con toda la familia y el servicio doméstico. Alfonso Guerra usó de un «Mystére» para llegar a tiempo a una corrida de la Feria de Sevilla.


Eso no es uso, sino abuso. Y no me parece justo que se establezca una diferencia entre los viajes que efectúa el Presidente del Gobierno como tal o como no se sabe qué, porque el Presidente del Gobierno lo es en todas las circunstancias. Todo es cuestión de sensibilidad, de sentido de la prudencia y de comedimiento en el gasto del dinero público. Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar y Zapatero se han desplazado en esos aviones porque tenían y tienen pleno derecho para hacerlo. Y además, porque los aviones no pueden permanecer en un hangar a la espera de una llamada. Si no hay llamada, tienen que volar obligatoriamente, para mantener su seguridad y prestaciones. Pero esa sensibilidad y comedimiento hay que valorarlos.
La Reina también utiliza aviones, y mucho más grandes que los «Phantom». El pasado viernes, operaban del corazón al Rey Constantino de Grecia, en Londres. Y se le ofreció, como es natural, un «Phantom» para que estuviera al lado de su hermano. El sábado, la Reina voló a Madrid para acompañar al Rey al acto del Día de las Fuerzas Armadas en Santander. Y lo hizo en otro avión bastante grande. Finalizado el acto del domingo en la capital de La Montaña, el Rey volvió a Madrid, y la Reina, en otro avión grandísimo, se desplazó desde el aeropuerto santanderino de Parayas hasta Londres, para estar junto a su hermano en momentos tan difíciles. Le ofrecieron para todos los vuelos, como es de cortesía, el uso de los «Phantom», pero la Reina consideró que sus desplazamientos entraban en el ámbito de lo privado, y que en tiempos de crisis económica, no era conveniente tirar de derechos y privilegios. Por otra parte, de haberlo hecho, nadie se hubiera enterado, y de saberlo, a nadie le habría parecido una extralimitación o un abuso. La Reina voló en aviones muy grandes. De Madrid a Londres y de Londres a Madrid, en unos aparatos en los que caben centenares de personas y muchos paquetes con zumo de naranja que terminan con el hígado de cuantos los consumen. Unos aviones de una compañía aérea llamada «Iberia» en los que compartió su trayecto con doscientas personas. Y para volar de Santander a Londres, eligió otro avión, aún más grande que los de «Iberia» de una compañía irlandesa de bajo coste que responde al nombre de «Ryanair». En esa compañía, pides agua y la cobran. No lo sé, sensibilidad, comedimiento, oportunidad o como quieran llamarlo. Pero me gusta contarlo. Y me enorgullezco al hacerlo.

La Razón - Opinión

DESPUES DEL DOMINGO. Por Ignacio Camacho

OCURRA lo que ocurra el domingo, y parece que lo que va a ocurrir es una victoria más o menos amplia del PP, nadie debe esperar vuelcos sustanciales ni saltos cualitativos en el rumbo de nuestra política. Por clara que sea su derrota Zapatero no va a caer de rodillas preso de un ataque de arrepentimiento, ni va a convocar elecciones generales ni va a llamar a Rajoy para consensuar con sinceridad reformas en la estructura socioeconómica. Más bien es probable que trate de ahondar en su estrategia de repudio de la derecha, refugiándose en el peronismo sindical, la ingeniería social y la retórica de radicalismo izquierdista; los diputados de las inmensas minorías, ERC, IU, el Bloque gallego y Aralar ya se están frotando las manos ante la factura que van a preparar en los próximos presupuestos si el presidente sale revolcado del 7-J. Y la oposición se puede ir haciendo el cuerpo para resistir un acoso feroz por tierra, mar y aire, con la Fiscalía en primera línea de combate rebuscando munición de artillería en cualquier atisbo de corrupción municipal o autonómica. Pero...

Pero por mucho que vaya a tratar de agarrarse al poder como si nada hubiera pasado, si el PSOE pierde el domingo no podrá de ningún modo evitar la sensación de un cambio de ciclo. Serían dos derrotas en tres meses, y a tan sólo un año de las últimas generales: el mensaje inequívoco de una rápida pérdida de crédito del Gobierno como gestor de una crisis que empezó negando y ha acabado sin saber cómo hacerle frente. Es verdad que no será lo mismo para Rajoy un triunfo claro que una victoria mínima, pero lo importante en estos casos es el acumulado del balance. Con dos éxitos consecutivos su cartel de eterno perdedor podría comenzar a diluirse, y esta clase de dinámicas generan un efecto inmediato de confianza. A los vencedores en seguida les empiezan a surgir amigos, gente que de la noche a la mañana les ve más seguros, más inteligentes, más capaces y hasta más guapos. Todo lo contrario que a los vencidos, que de repente se quedan sin glamour y topan con buzones de voz en las llamadas que antes eran inmediatamente atendidas. Ley de vida... política.

Zapatero sabe que lo va a pasar mal si sufre un nuevo revolcón en las europeas. A su favor está el horizonte electoral, despejado de citas hasta las catalanas de finales de 2010, y con el semestre de presidencia europea por delante. Un período en el que confía encontrar el alivio de la recesión y que el PP, sin desafíos en los que cumplir sus propias expectativas, sufra el desgaste de la espera. Pero al presidente también se le puede hacer largo, muy largo ese año y medio de más que probable soledad. Su probada capacidad de reinventarse parece cada vez más fatigada; sus trucos, más vistos y menos sorprendentes, y su célebre sonrisa cada vez más impostada y más hueca.

Claro que... todavía nadie ha ganado, ni perdido, nada.

ABC - Opinión

DESORDEN ELECTRICO

El Gobierno siembra la confusión en las tarifas y renuncia a una liberalización real del mercado.

La tímida liberalización del mercado eléctrico que prepara el Ministerio de Industria tiene muchas probabilidades de convertirse en un nuevo foco de desorden. A través de un real decreto aprobado en abril, el Gobierno plantea mantener una tarifa eléctrica similar a la actual, llamada Tarifa de Último Recurso (TUR), para casi 25 millones de usuarios que tienen contratados menos de 10 kilovatios, quienes, si lo desean, podrán cambiar de comercializadora eléctrica, y obligar a los contratos de más de 10 kilovatios a negociar el suministro en el mercado libre, con la amenaza de que, si no lo hacen, sufrirán un recargo trimestral del 5% sobre la tarifa hasta abril de 2010. En resumen, el grueso de los consumidores seguirá como hasta ahora, mientras que casi un millón de pymes tendrán que buscar deprisa y corriendo un comercializador si no quieren que su factura eléctrica se encarezca en un 15% durante el próximo año.


La liberalización es paupérrima. A partir del 1 de julio no va a aumentar la competencia para captar clientes porque aunque a los consumidores nada les impedirá cambiar de comercializadora, tampoco nada les empujará a ello; y las comercializadoras independientes -apenas dos sobre 10- carecen de margen para competir en precios. El desconcierto que provoca el decreto surge de la escasa información sobre el cambio de normas. A pesar de que se sabía desde el año pasado que el 1 de julio de 2009 se aplicarán las nuevas normas, los consumidores eléctricos concernidos que tienen contratados más de 10 kilovatios han sido poco y mal informados. Casi toda la información se va a difundir prácticamente durante el mes de junio y todavía no se conocen aspectos básicos de la regulación, como cuál será la famosa TUR.

El desorden se agravará con otra decisión discutiblemente concebida. El Gobierno se ha propuesto beneficiar a los clientes de menos ingresos con un bono social eléctrico que equivale a no subir la electricidad a los beneficiarios hasta 2012. En primer lugar, los precios de los bienes y servicios no son el mejor instrumento para ejecutar políticas de renta; para eso están los impuestos y las subvenciones. En este caso, se trata de una gestión enrevesada y sujeta a errores o abusos. Las empresas van a tener que discriminar entre los peticionarios del bono eléctrico convirtiendo sus oficinas en un examen de la renta del cliente, de su condición o no de parado o pensionista. Lo más probable es que el bono se convierta en un instrumento irregular de competencia para captar clientes con independencia de su renta.

Las dos propuestas bastan para confirmar que el Gobierno carece de una política energética coherente. Ni parece tener ideas para liberalizar el mercado ni entender el valor de los precios como instrumento de ahorro y orientación de la demanda. Además, hay demasiada confusión. Ya fue un lío con la tarificación mensual del recibo de la luz y ahora es muy probable que se emborronen las tarifas con un alud de peticiones de subsidio.

El País - Editorial

LA LIBERTAD PIDE PASO. Por Emilio Campmany

Palma

«Miles de ciudadanos soportan en silencio que sus impuestos sirvan para pagar subvenciones millonarias, que la Administración le envíe papeles en un idioma que no es el suyo y que a sus hijos los adoctrinen con unas ideas de las que no participan.»

La terrible experiencia de los primeros cuarenta años del siglo XX hicieron de nosotros un pueblo acomodaticio, sin ganas de líos ni de meterse en políticas. Después de fracasar en su intento de que el pueblo derrocara el régimen de Franco, la izquierda aprendió a extraer renta de este defecto nuestro de ir dejando que pasen las cosas en la convicción de que la sangre nunca llegará al río, que no hay mal que cien años dure y que todo quedará en agua de borrajas.


Toda la Transición estuvo encaminada a la reconciliación. La derecha entendió que la izquierda y los nacionalistas no colaborarían nunca con un régimen que no fuera federalizador y socializante. Por eso, la Constitución inventó "las nacionalidades", como un escalón por debajo de la nación, pero sin fijar con precisión sus límites. Por eso, también dice cosas como que los sindicatos contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos o que la función social de la propiedad delimita su contenido o deja abierta la posibilidad a que un Gobierno imponga una economía planificada. A cambio, la derecha sólo exigió que España siguiera siendo España y que fuera una Monarquía, creyendo que ésta garantizaría la unidad de aquélla.

Y hoy lo que tenemos son unas "nacionalidades" donde, sean o no mayoría quienes allí lo sienten, apenas se soporta ser parte de España y se desprecian sus símbolos y la persona que los encarna. Hasta el punto de que en Barcelona o Bilbao no puede celebrarse el Día de las Fuerzas Armadas, como si sus habitantes no disfrutaran también de su protección. Por su parte, la izquierda no sólo ampara a sus sindicatos –a pesar de ser hoy obvio que constituyen una rémora– y levanta proyectos de economía planificada para salir de la crisis, sino que se alía con los nacionalismos para impedir que la derecha, que apenas le gusta ya llamarse nacional, pueda volver al poder.

El electorado tan sólo quiere que le dejen en paz, que no le cuenten problemas y que se los resuelvan, mientras huyen de defender, no ya en público, sino en su pequeño círculo de amigos, cualquier idea que, por muy suya que sea, quepa ser tildada de fascista, insolidaria, reaccionaria o, simplemente, pasada de moda. Así, miles de ciudadanos soportan en silencio sin decir ni pío que sus impuestos sirvan para pagar subvenciones millonarias, que la Administración le envíe papeles y haga comunicaciones en un idioma que no es el suyo y que a sus hijos los adoctrinen con unas ideas de las que no participan, viendo como su libertad se recorta un giro de tuerca tras otro.

Todos ellos debieran recordar las palabras de don Quijote: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres".

Cuán reconfortante es ver que en las conciencias de unos miles de españoles todavía retumban estas sabias palabras para darles el valor de manifestarse por esa libertad (y esa honra) de la que cada día tenemos menos. Estos miles pueden enorgullecerse de habernos devuelto a los demás la esperanza.

Libertad Digital - Opinión

ELECCIONES EN TIEMPO DE CRISIS

Las elecciones al Parlamento Europeo se celebran en las circunstancias más dramáticas de su corta historia. En medio de la crisis institucional, crisis económica y desencanto de grandes sectores de la ciudadanía, el proyecto europeo se vuelve a poner a prueba después de una legislatura que ha conocido tres graves desencuentros entre el electorado y sus instituciones. El rechazo por parte de países como Francia, Holanda e Irlanda del proyecto de reforma institucional ha sentado el convencimiento de que tendrían que pasar muchas cosas para que cualquier acuerdo europeo pueda ser ratificado por sufragio universal y muchos líderes políticos temen -con razón- que ese malestar social se dirija hacia las instituciones europeas en general.

Una de las causas de ese alejamiento es que nos hemos acostumbrado a depositar demasiadas expectativas en la palabra Europa, cuando ni el proyecto ni las instituciones tienen todavía todo el poder que se les atribuye. La Unión Europea es un club de Estados soberanos, no es una entidad confederal y existen fuerzas muy poderosas que impedirán que pudiera llegar a serlo. Sin embargo, al hablar de ella como si lo fuera, los dirigentes nacionales enmarañan las esperanzas de los ciudadanos y demasiadas veces arrojan a la cuenta europea responsabilidades que son exclusivamente suyas, lo que provoca una sensación de frustración. Y aunque también es cierto que Europa tiene ya mucho poder, los ciudadanos no perciben al mismo tiempo una capacidad democrática de control, a no ser a través de un pequeño gesto el día de las elecciones, en el que frecuentemente se sienten más tentados a expresar su descontento o, simplemente, a no votar.

Las responsabilidades son múltiples, pero hay que reconocer que una de las más evidentes es la falta de impulso de los partidos tradicionales. La derecha liberal-conservadora está tratando de mantener su hegemonía escapando de las acusaciones de ser la responsable de la crisis financiera internacional, mientras que los socialistas europeos incomprensiblemente no son capaces de encontrar una referencia ideológica que no sea negativa. Con la situación económica en la que se están desarrollando las elecciones, los socialistas de la UE no han sabido ni siquiera presentar un candidato propio para la presidencia de la Comisión y es la primera vez que la izquierda no saca provecho electoral de una época de recesión económica, sino todo lo contrario.

ABC - Editorial

ENERGIA NUCLEAR, LA OPCION MAS RAZONABLE

Si el Gobierno quiere limitar la factura de las importaciones y reducir la dependencia del exterior, no tiene otra solución a largo plazo que apostar por la energía nuclear.

EL GOBIERNO tiene que decidir antes del 5 de julio si mantiene en funcionamiento la central nuclear de Garoña (Burgos), que opera desde 1971, o la cierra definitivamente. El Consejo de Seguridad Nuclear presentará el próximo viernes un informe técnico al Ministerio de Industria, que probablemente recomendará que la instalación siga produciendo electricidad.


La resolución que adopte el Ejecutivo sobre Garoña, la nuclear en activo más antigua de nuestro país, es muy importante porque en los próximos tres años habrá que tomar decisiones parecidas sobre las centrales de Almaraz, Ascó, Cofrentes y Vandellós.

El programa del PSOE recogía el compromiso de «sustituir de forma gradual la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las nucleares de forma ordenada al final de su vida útil».

Cuando el PSOE elaboró su programa no había crisis económica ni el petróleo había sobrepasado los 100 dólares por barril, por lo que Zapatero tiene que decidir ahora en una situación completamente distinta. El Gobierno está dividido, mientras que el sector eléctrico amenaza con recortar sus inversiones y acudir a los tribunales si el presidente opta por el cierre paulatino de las centrales nucleares.

Diferentes informes técnicos coinciden en que Garoña podría continuar abierta 10 años más, como pide el sector, sin riesgo alguno, ya que hay en el mundo un centenar de instalaciones que están funcionando con la misma tecnología.

Por otro lado, las centrales nucleares suministran en estos momentos un 18% de la energía eléctrica que se produce en España frente al 30% que generan las de ciclo combinado, que operan con gas importado de Argelia. Si el Gobierno decidiera eliminar la energía nuclear, España tendría necesariamente que construir más centrales de ciclo combinado y aumentar su parque eólico, que hoy proporciona el 17% de la energía eléctrica.

La energía nuclear es hoy la más barata, por lo que su desaparición provocaría en todo caso un incremento del coste de la producción de electricidad, factor básico de competitividad, como recogía ayer nuestro suplemento Mercados.

Países como Gran Bretaña y Alemania han tomado la decisión de construir nuevas centrales nucleares o alargar la vida de las que ya existen, aunque también es cierto que otros como Italia y Austria carecen de este tipo de instalaciones. Francia, en cambio, produce el 90% de su energía -la más barata de Europa- mediante una extensa red de nucleares, a la que españa recurre cuando lo necesita.

Zapatero propone como alternativa las energías renovables, pero éstas son demasiado costosas, dependen de factores climáticos y no pueden satisfacer la demanda a gran escala de una ciudad o una planta industrial.

El hecho es que la dependencia energética de España del exterior -el 81% de nuestras necesidades- ha ido creciendo a lo largo de las últimas décadas, especialmente por el fuerte aumento del parque automovilístico, que ha provocado un alza en las importaciones de petróleo.

Si el Gobierno quiere limitar la astronómica factura de las importaciones y reducir la dependencia del exterior, no tiene otra solución a largo plazo que apostar por la energía nuclear, que es ilimitada, barata y no contaminante. Parece la única alternativa realista para mantener ese modelo de crecimiento sostenible por el que apuesta Zapatero, que no será viable si España no dispone de una energía abundante y a precios competitivos.

El Mundo - Editorial

PONGA UN RICO EN SU MESA. Por José García Domínguez

Generalitat

«Los parados que anden pensando estos días en comprarse un deportivo descapotable de cincuenta mil euros han de saber que contarán con la solidaridad financiera de la Administración catalana si finalmente optan por adquirirlo.»


Como bien sabe el lector, en nombre de la izquierda transformadora, el ecologismo militante, la identidad nacional de Cataluña y la gloriosa memoria de Groucho Marx, el tripartito acaba de fijar un ambicioso programa doméstico en auxilio de las multinacionales. Así, el Socorro Rojo de los contribuyentes catalanes hacia las principales corporaciones planetarias del motor –quinientos euros por cada coche que coloquen en España– incorpora dos sabrosas cláusulas locales, muy particular homenaje mediterráneo al protagonista de Sopa de ganso.


La primera de esas premisas fijadas por socialistas, neocomunistas y la Esquerra exige que los compradores de vehículos de lujo no resulten marginados de la lluvia de dinero público gratis total. Por tanto, en aras de la deseable cohesión social y merced a los auspicios del compañero Montilla, todos los distinguidos conductores de, por ejemplo, el modelo X-Type de Jaguar, utilitario obrero donde los haya, recibirán el correspondiente talón de la Generalidad en reconocimiento a su muy exclusivo gusto. O sea, lo de Ponga un pobre en su mesa de Berlanga y Azcona, pero al revés.

Es más, los parados que anden pensando estos días en comprarse un deportivo descapotable de cincuenta mil euros han de saber que contarán con la solidaridad financiera de la Administración catalana si finalmente optan por adquirirlo. Al respecto, se rumorea en Barcelona que, a instancias de la Generalidad, por la megafonía de todos los concesionarios de Audi comenzarán a sonar los compases de la Internacional cada vez que un cliente exhiba la cartilla del INEM ante el vendedor.

Al tiempo, los rabanitos –rojos por fuera, blancos por dentro y siempre al lado de la mantequilla– del Govern desean que las emisiones de CO2 causadas por los nuevos vehículos resulten ser las máximas posibles. Consecuentes, los eco-socialistas del Joan y la Imma premiarán a los compradores de los coches más potentes, es decir, los que más destrozos inflingen al medio ambiente. "Cuanta más contaminación, más subvención", parece ser el prometeico lema del nuevo modelo productivo catalán.

Y todo, ante el asentimiento bobalicón del Partido Popular, demasiado ocupado en rodar vídeos de patio de colegio como para prestar atención a asuntos menores. Frente a la demagogia populista más grosera que quepa imaginar, el silencio medroso de los corderos. Así les va.

Libertad Digital - Opinión

DIAGNOSTICO NEGATIVO

SI socialistas y populares discrepan en las recetas para salir de la crisis, sus votantes, en cambio, comparten percepciones sobre la gravedad de sus consecuencias. Según el sondeo de DYM, unos y otros consideran que los problemas más graves son, por este orden, el paro y la situación económica. La crisis se ha puesto de manifiesto de manera tan evidente que su aceptación trasciende ideologías. El miedo a perder el puesto de trabajo domina la opinión ciudadana y explica el freno de las familias al consumo, pese a la caída de los precios. La crisis de confianza se refleja como el telón de fondo de las crisis financiera, inmobiliaria y laboral, cuya gravedad pone a España en una órbita diferente de aquella en la que se mueven los principales países de la Unión Europea. Y si el presente preocupa, el futuro no ofrece alternativas a medio plazo. Más de la mitad de los encuestados considera que en 2010 aumentará el desempleo y bajará el poder adquisitivo de las familias. En este contexto, adquiere una gravedad cualificada la impresión que tiene una gran parte de los encuestados, acerca de que la crisis económica empeorará la convivencia con la población inmigrante. Ahí tiene el Gobierno expuesta una gama de síntomas sobre la opinión real de la sociedad, que oscila entre la preocupación y el pesimismo, pasando por el temor a un estallido social provocado por la crisis. Ahora bien, los ciudadanos tampoco quieren experimentos políticos que no tengan un beneficio claro y, por esta razón, la mayoría cree que la moción de censura no estaría ahora justificada. Incluso entre los votantes del PP, un 22 por ciento mantiene este criterio, frente al 56 por ciento.

El punto de partida de este diagnóstico es la opinión general sobre la economía española. Baste un dato: en octubre de 2007, sólo el 16 por ciento de los encuestados consideraba que la economía estaba mal o muy mal. El sondeo DYM de mayo de 2009 eleva ese porcentaje hasta el 67 por ciento, frente al 4 que juzga el estado económico como bueno o muy bueno. Muchos de los errores del Gobierno se basan en no aceptar que la visión política de los españoles está filtrada por la crisis económica y que ésta representa su principal interés, aunque no el único. El descrédito del Gobierno como gestor de la crisis se está haciendo estructural, porque está entrampado por una estrategia de propaganda y no de acción política y legislativa. No es extraño que los españoles nieguen claramente al Gobierno apoyo en otra medida de política «social», el aborto libre por jóvenes de 16 años. La ampliación del aborto debería estar sirviendo para galvanizar el voto de izquierda y, al mismo tiempo, poner al PP en aprietos, pero resulta que el principal debate sobre este asunto se está produciendo dentro del propio PSOE y se proyecta en sus votantes, siendo más los que están en contra de este aborto adolescente al margen de los padres que los que están a favor.

El estado actual de la opinión pública es heterogéneo y ya no responde claramente a clichés ideológicos. Votantes de PP y PSOE coinciden a partes iguales o parecidas en las prioridades de la crisis y, con diferencias no abismales, comparten críticas al Gobierno en asuntos como el aborto. Es una situación idónea para los liderazgos fuertes y bien definidos, esos que permiten a los ciudadanos sobrellevar con esperanza los tiempos difíciles.

ABC - Editorial

EL HOMBRE MAS HONESTO DE ANDALUCIA

«Este no es ni mucho meno el primer caso de nepotismo familiar protagonizado por Chaves, pero sí es el primero cuyos datos se conocen fuera de sus círculos de influencia. He ahí la importancia de una prensa libre.»

No hace falta ser el hombre más honesto del mundo para no corromperse. Sobra con ser simplemente honesto: respetar la legalidad y poseer unos ciertos valores que excluyan el nepotismo. No es necesario ningún plus de honestidad al que dicta el sentido común.


Aún así, los dirigentes del Partido Socialista parecen empeñados en despejar más allá de cualquier duda razonable las cada vez mayores sombras que giran en torno a la integridad moral de Manuel Chaves. Declaraciones como las de José Antonio Griñán y María Teresa Fernández de la Vega colocando al ex presidente del Gobierno del primero y al vicepresidente del Ejecutivo de la segunda en la posición de andaluz honesto del siglo no dejan de provocar un cierto sonrojo.

La defensa parece más destinada a aburrir por hiperbólica y a frivolizar el caso para restarle gravedad, que a ofrecer una descripción rigurosa del político socialista. Si ya cuesta creer en la integridad y el comportamiento intachable de una persona que haya ocupado durante casi 20 años la presidencia de una administración pública tan importante como la andaluza, conforme se han ido conociendo más datos sobre la subvención a Matsa, creer en su honestidad se convierte más bien en un acto de fe ciega, de admiración y sometimiento al líder.

Recordemos sucintamente los escandalosos hechos: la Junta de Andalucía, presidida por Manuel Chaves, concedió a la empresa Minas de Agua Teñidas SA (Matsa) una subvención de 10,1 millones de euros el 20 de enero de este año. La subvención se aprobó y se incrementó apenas dos meses después de que la compañía nombrara apoderada a Paula Chaves, hija del presidente de la Junta que concedió la inyección pública. El monto de la subvención es aproximadamente 200 veces superior a las ventas (que no los beneficios) de los últimos tres años de la compañía y se entregó a pesar de que diversos informes advertían de que presentaba un "elevado riesgo de impago" y de que hubo que cambiar la normativa para adaptarla a las condiciones de la empresa. De hecho, la conexión entre la Junta y Matsa llegó al extremo de que, dado que el volumen de ingresos de esta última era tan reducido (apenas 53.000 euros en tres años), la Junta le sufragó los 48.000 euros que costaba el estudio de viabilidad preceptivo para conceder la subvención.

Y para terminar de emponzoñar el asunto, el propio Chaves firmó el acta que concedía la subvención a Matsa. Aun en el supuesto de que toda la tramitación de la misma hubiese seguido un proceso cristalino y se ajustara perfectamente a derecho, el presidente andaluz debería haberse inhibido según el artículo 7 de la Ley de Incompatibilidades de Altos Cargos. Pero ni la tramitación fue cristalina ni ajustada a derecho ni, por supuesto, éste se inhibió.

Desde luego cuesta calificar a nadie que se haya visto implicado en este caso de "hombre más honesto de Andalucía". Como mínimo, habría que reconocer algunos problemas estéticos en la operación. Sin embargo, la táctica de los socialistas es otra: hacerse las víctimas y acusar a determinados medios de comunicación de conspirar contra los intereses electorales del PSOE y de ejecutar su particular vendetta contra Chaves por no haberlo podido derrotar en las urnas.

Más bien, lo que sucede es que por primera vez en 20 años Chaves ha abandonado la cobertura de su círculo mediático, al amparo del cual ha ido tejiendo toda la "tela de araña andaluza" (tal y como semanalmente viene denunciando nuestro colaborador Pedro de Tena). Los medios de comunicación nacionales, por muchos problemas que puedan tener, son mucho más autónomos que la mayoría de los andaluces y, precisamente por ello, no van a dejarle pasar una al hombre más honesto de aquella región. Éste no es ni mucho menos el primer caso de nepotismo familiar protagonizado por Chaves, pero sí es el primero cuyos datos se han conocido fuera de sus círculos de influencia. He ahí la importancia de una prensa libre y he ahí el motivo de por qué todos los políticos la quieren domesticar y someter.

Libertad Digital - Editorial

Se precisa sindicato moderno con buena presencia. Por Miquel Porta Serrano

UNA tarea inaplazable: la necesidad de replantear el sentido, representatividad y práctica del llamado sindicato de clase trabajadora. Para empezar, el sentido. ¿Qué sentido tiene hoy el sindicato de clase trabajadora en una España en que más de las dos terceras partes del empresariado es autónomo o se inscribe en una pequeña y mediana empresa que emplea pocos trabajadores? ¿Qué sentido tiene hoy el sindicato de clase trabajadora en un mundo globalizado que sobrepasa fronteras e intereses regionales a velocidad de vértigo? ¿Qué sentido tiene hoy el sindicato de clase trabajadora en España, así como en el mundo desarrollado, cuando la industria cede el paso a la producción de mercancías de creciente valor añadido que incorporan alta tecnología y cualificación profesional y técnica? Unas preguntas que tienen su respuesta: cuando el empresario es el trabajador, cuando los trabajadores están empleados en pequeñas unidades de producción y tienen unos intereses que generalmente difieren de los de la clase a la que se dice que pertenecen, cuando las decisiones empresariales se toman en función de otras decisiones tomadas por empresarios emplazados más allá de las fronteras regionales, cuando la clase trabajadora se ha segmentado en función de la habilidad profesional y la cualificación técnica, cuando eso ocurre, el sindicato de clase trabajadora pierde el sentido.

En el mejor de los casos, sólo tiene sentido para un número cada vez más reducido de trabajadores empleados en industrias de tecnología y cualificación discretas. En general, dicho sindicato deviene una organización corporativa y gremial -vertical, podríamos añadir- que defiende unos intereses personales e intransferibles que no son los de una clase trabajadora que, por lo demás, no existe como tal. ¿Quién es capaz de asegurar qué trabajadores pertenecen o no a la clase trabajadora y en función de qué criterio? ¿Quién es capaz de señalar cuáles son los intereses de la -en singular- clase trabajadora? ¿Por qué los intereses que dicta el sindicato de clase trabajadora han de corresponder necesariamente con los intereses de los -en plural- trabajadores? En definitiva, el sindicato entendido al modo tradicional pierde el sentido que tuvo en el XIX y primera mitad del XX.

La pérdida del sentido conduce a la representatividad. ¿A quién representa un sindicato de clase trabajadora que se caracteriza por el bajo número de afiliados, que en las elecciones sindicales moviliza a un escaso número de trabajadores y, en consecuencia, resulta ajeno a la mayoría de quienes dice representar? ¿Cómo es posible que este sindicato tenga la pretensión de enmendar, bajo presión, la política de un gobierno -por ejemplo: el salario mínimo, el gasto público y otras variables que influyen poderosamente en la marcha de la economía- que ha sido elegido democráticamente por la ciudadanía? El sindicato, sin legitimación política real, intenta apropiarse de un derecho y un poder que nadie le ha otorgado. A lo sumo, como señala la Constitución, «los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que le son propios». Y ya que hablamos de representatividad y democracia, me van a permitir que me meta en camisa de once varas. Si la representatividad del sindicato de clase trabajadora es un asunto que replantear y revisar -con lo que ello conlleva-, también lo es la cuestión de la democracia interna de dicho sindicato. Y es que el corporativismo y el gremialismo subrayados se traducen en una organización de rasgos frecuentemente autoritarios en que la elite dirigente no sólo determina la táctica y estrategia que seguir -cosa lógica en toda organización-, sino que tiene a su alcance y disposición los métodos necesarios para cooptarse en el poder. En este sentido, el sindicato de clase trabajadora es, con toda probabilidad, una de las organizaciones civiles modernas que más se aleja -más, incluso, que los partidos políticos- del funcionamiento democrático. No es exagerado afirmar que, como señalara George Bernard Shaw, «ningún rey tiene tan seguro el lugar de trabajo como un dirigente sindical». Dirigente -todo un detalle- que durante décadas -perdonen la demagogia de los hechos- ejerce el cargo sin bregar en fábrica o departamento. Y, por tirar del hilo, los sindicalistas liberados, es decir, quienes en teoría representan más directamente a los trabajadores, también se pasan décadas -más demagogia de los hechos- sin bregar en fábrica o departamento. Por cierto -sigue la demagogia de los hechos-, dichos liberados nunca pierden el lugar de trabajo cuando la empresa solicita, por ejemplo, un expediente de regulación de empleo. La realidad supera la ironía del comediógrafo irlandés George Bernard Shaw.

Finalmente, resta hablar de la práctica del sindicato de clase trabajadora. El sindicalismo corporativo y gremial, que con frecuencia suele ser una rémora para el desarrollo económico y el trabajador que dice representar, debería ceder el paso a un sindicalismo, por así decirlo, liberal. ¿De qué se trata? En primer lugar, dicho sindicalismo no debería oponerse a la globalización económica liberal ni al incremento de la productividad y la competitividad. Y ello, porque eso beneficia a los intereses, no sólo de empresarios, sino también de trabajadores y ciudadanos. El nuevo sindicalismo -que a buen seguro necesita de nuevos sindicalistas- debería impulsar otras prácticas. Por ejemplo: la liberalización del mercado laboral, que implicaría más posibilidades de encontrar trabajo para los desempleados; la flexibilización de plantillas, que abriría la posibilidad de nuevas contrataciones ahora casi imposibles por el miedo de las empresas a un empleo casi vitalicio que puede llegar a hipotecar su futuro; la reestructuración de las plantillas de las empresas en crisis, que daría la oportunidad de encontrar un nuevo empleo a los trabajadores amenazados por la inminente pérdida del puesto de trabajo; la moderación salarial, que repercutiría en la generación de empleo; la lucha contra el absentismo laboral y la generalización de contratos laborales individuales -sueldos incluidos- entre trabajador y empresa en función de la cualificación profesional y el rendimiento de cada trabajador, que distinguiría el trabajador productivo del improductivo; la supresión de la cultura de la subvención, que permitiría recolocar a trabajadores en otros sectores y liberar recursos públicos para dedicarlos a diferentes menesteres; la limitación del derecho de huelga en algunos sectores, que respetaría determinados derechos fundamentales como el acceso a la salud o la educación y la libre circulación de personas y mercancías.

Hay que replantear la naturaleza y rumbo del sindicato de clase trabajadora. Hay que revisar el corporativismo y gremialismo de una institución, en buena medida a cargo del presupuesto público, que disfraza el interés particular de general. Se objetará que el sindicato de clase trabajadora español ha dado pruebas de moderación y cooperación desde los años de la Transición. Cierto. Pero, ello no basta. Y es que dicho sindicato, prisionero de su discurso, limitado por afectos y lealtades, seducido y abandonado por una historia que le niega el papel de sujeto privilegiado, e insertado en una realidad en donde compiten los más diversos y plurales intereses, no es el más adecuado para nuestro tiempo. El sindicato de clase trabajadora debe reconsiderar su manera de ser y actuar por el bien de todos. Como si de un anuncio clasificado se tratara, se precisa sindicato moderno con buena presencia.

ABC - Opinión