lunes, 15 de junio de 2009

LOS BROTES ESTABAN VERDES

ZAPATERO Y SUS APOLOGISTAS. Por Agapito Maestre

Cambio

«Estos propagandistas del PSOE, pobres, no soportan la democracia. Odian la libertad. Su resentimiento les impide comprender un suceso elemental: Zapatero está fuera de juego. Perdió las elecciones del 7 de junio. Ha dicho todo lo que tenía que decir.»

Zapatero sigue huido. Las elecciones europeas le han abierto su jaula. No le que ha quedado otra solución que desaparecer de la escena. Se ha quedado sin lugar. No puede volver con aires de grandeza, porque no sabe qué decir ni qué hacer. Su papel está amortizado. Muerto. Sus ministros dan vueltas en las poltronas del Congreso sin hallar la oportunidad de explicar sus proyectos frustrados. Fracasados. Se diría que sus vidas están salpicadas de malestar. Peor aún, parecen vidas tan miserables como las historias que ocultan; por ejemplo, se imaginan qué dirán en privado sobre Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno, y la relación que mantiene con su familia, sus compañeros en el Consejo de Gobierno...


Los ministros se arrastran por la vida pública sin brújula que los oriente; unos, como el ministro de Trabajo, lloriquean por los parados, y otros, como si descubrieran ahora la crisis, venden la subida de impuestos como una novedad de la socialdemocracia. ¡Ay cuánta antigüedad esconde este Gobierno! Todos están perdidos. Las últimas elecciones europeas los han puesto en su sitio. Apenas son nada; poco más que "una isla roja", como dirían sus "hagiógrafos", en el mar popular europeo.

Sin embargo, los propagandistas "españoles" del populismo socialista no dejan de arremeter contra la posibilidad de alternancia política que ha quedado abierta con los resultados de las elecciones europeas. Las "correas mediáticas" –perdón por esta terrible expresión, pero es la que usan los acólitos de Zapatero– de los socialistas están tan ajadas y sucias que, lejos de caer en contradicciones, prefieren embarrarse en el delirio del resentido. Ese tipo de "analista" político, por llamarle algo, es incapaz de reconocer la excelencia de la alternativa democrática para una España mortecina y populachera, la "España" de Zapatero.

Por ejemplo, el otro día, un apologista de Zapatero, en El País, trataba de ridiculizar al PP como alternativa democrática, y terminaba su "plática" de mal historiador "zarandeando" cariñosamente al líder socialista. Le exigía que saliese de su "propia jaula" para enfrentarse a los del PP que son, según su mente atravesada de estalinismo, "en el orden simbólico, la confirmación del corte con la tradición democrática española."

He ahí la mirada sucia de un analista totalitario. Corrompida la fuente de su saber, sólo ve lo que lleva en su corazón, o sea, maldad antidemocrática. El PP es, según este publicista del PSOE, la "confirmación", insisto, "del corte con la tradición democrática española". ¿Qué será para este hombre la tradición democrática española? ¿Acaso fue democrática la política que trajo la Segunda República, que se instaló después de unas elecciones municipales? ¿O quizá la tradición "democrática" a la que se refiere este columnista es la Segunda República que perseguía y mataba a cristianos y disidentes?

Estos propagandistas del PSOE, pobres, no soportan la democracia. Odian la libertad. Su resentimiento les impide comprender un suceso elemental: Zapatero está fuera de juego. Perdió las elecciones del 7 de junio. Ha dicho todo lo que tenía que decir. La "memoria histórica" está finiquitada. La "alianza de civilizaciones" es el cachondeo de cualquier occidental ilustrado. El "aborto" libre y gratuito para las menores de edad lo combaten hasta los votantes socialistas. El rollo del laicismo come-curas no lo soportan ni los impostores "a lo Bono". Y, en fin, de la capacidad de gestión que el PSOE tiene de la crisis económica, lo mejor que puede decirse es que no sabe qué hacer, incluso desaparecerá la medida de los 400 euros para los más necesitado.

Así las cosas, creo que este tipo de apología de Zapatero es menos, muchísimo menos, que un esperpento periodístico; es la prueba del agotamiento del populismo negro que ha traído el PSOE en los últimos cinco años.

Libertd Digital - Opinión

NUÑEZ FEIJOO Y LOS NACIONALISTAS. Por José María Carrascal

CON los nacionalistas no sirven carantoñas ni enfrentamientos a cara de perro. La única política eficaz es ponerles ante la escueta realidad, que atropellan y falsifican continuamente. Si se les hacen carantoñas y concesiones, como han venido haciendo los gobiernos de todos los pelajes, con la esperanza de atemperar su distanciamiento de la nación española, lo único que se consigue es que se vean afianzados en sus reivindicaciones, y que pidan más. Si, por el contrario, nos enzarzamos en agrias discusiones, aumentaremos su victimismo, una de sus armas favoritas. Así que conviene evitar tanto los arrumacos como las polémicas, y ajustarnos a la realidad, que no les otorga, ni de lejos, el monopolio del «nacionalismo» en su comunidad. Cuando son un grupo entre tantos, ni siquiera el más numeroso, aunque puede el más peligroso. El único político que hasta ahora lo ha puesto en práctica es Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia. Su éxito ha quedado acreditado en las urnas y en sus primeras decisiones de gobierno.

Para afrontar la cuestión lingüística, mascarón del proa de la causa nacionalista, Núñez Feijóo no se ha dejado impresionar por la apropiación ilegítima que los nacionalistas han hecho de la lengua de su comunidad, y ha decidido, sencillamente, preguntar a los padres de familia en qué idioma quieren que se eduque a sus hijos, el español o el gallego. Porque Galicia, en la senda de Cataluña, marchaba a pasos agigantados hacia la imposición del gallego en todo tipo de aulas. Lo que fue una de las causas de la derrota del bipartito en las pasadas elecciones. Pues, aunque pocos amarán su lengua más que los gallegos, pocos conocen mejor que ellos la importancia del español para moverse por el mundo. Tampoco creo que Núñez Feijóo sea menos galleguista que Touriño o Quintana. Creo, en cambio, que es más inteligente -o más honesto- que ellos, y que sabe mejor lo que necesita su tierra, como lo saben los gallegos, a quienes piensa consultar sobre un asunto tan trascendental como es la formación de sus hijos. Si responden que quieren que sea en gallego, perfectamente, es su decisión y su responsabilidad. Pero si dicen que es en español, que no nos vengan con más gaitas, nunca mejor usada la expresión. Y sospecho que ésta será la decisión de la mayoría, ya que, en otro caso, quienes hubieran hecho esa consulta hubiesen sido los nacionalistas. Y no la hicieron cuando podían. Por algo será.

«Discrepo del nacionalismo de importación, que se afana en sembrar el sentimiento antiespañol; y también de los grupos minoritarios que usan la lengua como arma», ha dicho Núñez Feijóo. Unas palabras que deberían de figurar en el frontispicio de todo Gobierno autonómico que trabaje por el bien de sus ciudadanos, y no de aprovechar el amor a la patria chica en beneficio particular.

ABC - Opinión

La financiación de Cataluña: balanzas fiscales y balanzas comerciales. Por Roberto Centeno

El pasado viernes, ante el hundimiento imparable de las cuentas públicas, Zapatero inició una escalada de impuestos que acabará dando la puntilla a las expoliadas clases medias. Con una previsión de déficit público real del 15 % del PIB en 2009 - 7 % del Estado, 4 % de Comunidades y Ayuntamientos, y 4 % de gastos que se imputan directamente a deuda, como infraestructuras, Plan E o CCM, y eso sin contar el coste del nuevo Plan de rescate bancario -nos esperan subidas brutales de todos los impuestos, empezando por los indirectos, lo que aparte la flagrante injusticia social, profundizarán la crisis al reducir más aún el consumo de las familias. Y así las cosas un Zapatero cada vez más irresponsable y enloquecido, ante el nuevo chantaje de los nacionalistas, se ha comprometido a otorgar a Cataluña, en grave detrimento del resto de Comunidades “ el mejor acuerdo de financiación de su historia” ignorando que éste es un juego de suma cero, y lo que uno recibe de más otros lo reciben de menos.

La financiación de Cataluña parte de un hecho cierto, y de un conjunto de mentiras e interpretaciones delirantes. El hecho cierto es que Cataluña ha perdido renta “per cápita” en relación a la mayoría de Comunidades, y por supuesto en relación a la media nacional , en concreto y no deja de tener gracia, Cataluña ha pasado de ser la número uno en renta “per capita” en tiempos de Franco, al cuarto lugar a día de hoy, con un gobierno marxista-intervencionista. Y en relación a la media, de casi un 30 % más en los años 60 se ha pasado a solo un 17 % más hoy. Tal vez por ello la flor y nata empresarial catalana, ahora mayoritariamente nacionalista, era la más franquista del país. Pero lo que ni a políticos ni a empresarios catalanes parece preocuparles es el por qué de ésta debacle. Según la miseria moral y la indecencia intelectual de marxistas, nacionalistas y separatistas, la culpa es del vampirismo del resto de España, una colección de vagos y chupópteros, particularmente la Comunidad de Madrid, donde como todo el mundo sabe nadie le da un palo al agua.

Es por ésta razón, que en el Estatut, que convierte a España en una colonia política y económica de Cataluña – literalmente en una colonia, la gente no tiene ni idea de la barbarie del contenido del Estatut– en su Art 206 se señala que la aportación que se fije para Cataluña lo será “siempre que la aportación no altere en ningún caso la posición de Cataluña en el ordenamiento de las rentas per capita entre CCAA”, porque si por la incompetencia, despilfarro y corrupción probadas de la Generalitat, Cataluña perdiera renta relativa, entonces primero no dan un céntimo, y después, si aún así perdieran renta relativa , el Estado está obligado a transferirles la cantidad que sea necesaria del Fondo de Compensación para que no la pierda. Es decir, el derecho exclusivo al saqueo de España. Adicionalmente Montilla se ha arrogado y Zapatero ha aceptado, el derecho a ser él y no el gobierno de España quien decida cuales son los servicios básicos que deben ser financiados y cuales no.

Y la razón de la sinrazón de la supuesta obligación de financiar a Cataluña, la encuentran en las balanzas fiscales, es decir, en la diferencia entre los ingresos tributarios que percibe el Estado de los ciudadanos de esa Comunidad, y el gasto y la inversión que el Estado realiza en la misma. En todo el mundo civilizado, las regiones de mayor renta son las que más aportan pero en la España socialista no es así a pesar de garantizarlo la Constitución, pues Zapatero que se fuma un puro con el Estado de Derecho, ha decidido ignorar los Art 31 y 138, que le obligan a ejercer competencias redistributivas en el conjunto del Estado. CiU exigió y Zapatero miserablemente aceptó, elaborar las balanzas fiscales, y estas son las cifras a nivel anual:

Comunidades que más aportan

Madrid.....14.600 millones de euros
Cataluña..11.143 millones de euros
Valencia....2.838 millones de euros
Baleares....1.678 millones de euros

Comunidades que más reciben

Andalucía........5.420 millones de euros
Galicia............3.358 millones de euros
Extremadura..2.383 millones de euros
Asturias.........2.149 millones de euros

Y sobre ésta base, el gobierno marxista-intervencionista de Cataluña, y también CiU, con una chulería y una prepotencia intolerables, plantean una reivindicación de máximos, “ con lo mínimo que nos conformaremos es con el Estatut “, y si les parece les damos también las llaves de nuestras casas para que se lleven lo que deseen. Y con la golfería habitual del gobierno esto solo vale para Cataluña, pues a Madrid por quien Zapatero experimenta un odio tan sólido como profundo, nada de nada, a Valencia menos y a Baleares dependerá de quien mande. ¿ Y que dice el PP que no se le oye?.

Pero ni siquiera este insulto a la racionalidad, la solidaridad y la decencia es todo, porque estos saqueadores ignoran deliberadamente que al lado de las balanzas fiscales existen otras balanzas económicas infinitamente más importantes, porque no solo reflejan transferencias de dinero, que también, reflejan empleo, recaudación fiscal – el Estatut prevé que el IVA de los productos fabricados en Cataluña y vendidos en toda España lo recauden ellos – y sobre todo captación de ahorro de otras regiones para financiar inversiones en Cataluña. Pero vayamos a los hechos, primero la balanza comercial, es decir, los bienes y servicios que Cataluña vende al resto de Comunidades y los que compra. Aquí y para empezar, las empresas catalanas - y siento hablar de ellas como de algo diferenciado porque no lo son, lo hago solo a efectos de demostrar lo irracional, lo miserable y lo delirante del planteamiento de los políticos catalanes que no de los ciudadanos, de los que menos de un tercio daría su apoyo al estatut - realizan mas de dos tercios de sus ventas y beneficios en el resto de Comunidades. Además, como señala el prestigioso profesor Ghemawat de Harvard-IESE, “las regiones españoles comercian mucho más entre si, que con el resto del mundo, el nivel de exportaciones de Cataluña a Aragón, es el mismo que a toda Francia, su principal mercado exterior con diferencia”.

Y para seguir, el superávit catalán de la balanza de bienes con el resto de España es de más de 24.000 millones de euros, el doble de su déficit fiscal, y si añadimos los servicios, particularmente financieros y energéticos, la cifra es tres veces superior. Pero es que además, y más trascendente si cabe, a través del sistema de cajas catalanas, parte del ahorro de la España “subvencionada” se transfiere a Cataluña, se estima que por cada cien euros de ahorro en Cataluña se invierten 180 gracias a éste mecanismo. Y que pasaría entonces, si la Comunidades perjudicadas exigieran la reducción del déficit comercial, o peor aun, si como hace la Generalitat se realizaran campañas institucionales para “comprar productos de proximidad”, para boicotear la compra de productos no catalanes; si se subvencionaran los productos locales en los supermercados en detrimento de los de otras Comunidades; o se hiciera el equivalente al llamamiento para que no se utilice el aeropuerto de Madrid- Barajas en las conexiones transcontinentales. La respuesta se la dejo a D. Julio Alcaide, nuestro mejor estadístico y uno de los grandes de Europa, “ sin el resto del mercado español , la economía de Cataluña retrocedería 20 años”, o en otras palabras, la renta per capita de Cataluña caería casi a la mitad.

Pero es que el tema no acaba aquí, pues mientras Madrid es la Comunidad más dinámica de España, o Valencia, cuyo puerto supera por primera vez en la historia al de Barcelona, y si descontáramos el tráfico de metaneros que es para todo el país ya ni les cuento, y otros, crecen por encima de la media año tras año, Cataluña crece por debajo, y la huida de empresas y personas de valía como consecuencia de la agresión lingüística, del intervencionismo bolchevique y de la presión fiscal disparada, augura lo peor cara al futuro. “La Generalitat se equivoca radicalmente en sus apuestas, y aunque hace esfuerzos desesperados para salvar, por ejemplo, la planta de SEAT en Martorell – ha conseguido la fabricación del Q-3 pagando España el 50 % de la inversión – ésta no tiene futuro, es cuestión de tiempo su traslado a otro lugar”, afirma el Profesor de Harvard - IESE.

La Cataluña empresarial, la Cataluña emprendedora, otrora motor de España, está desapareciendo, sus grandes virtudes están siendo aplastadas por el intervencionismo marxista, con su capital Barcelona, convertida cada vez más en una ciudad de Congresos y de ocio, todo lo contrario que sus mejores tradiciones y capacidades, asfixiadas por un gobierno de descerebrados inepto hasta la médula. Si las ingentes masa de dinero despilfarradas en crear la ficción de una nación imaginaria, que nunca existió (1), abriendo embajadas, mandando gigantescas delegaciones por el mundo en primera clase, financiando libros y medios de comunicación que defiendan tan estrafalario proyecto, como TV3 un pozo sin fondo, la televisión autonómica mas deficitaria con diferencia, persiguiendo todo lo español o subvencionando movimientos pancatalanistas con vistas a la anexión de las regiones vecinas, y tantos y tantos proyectos paranoicos – el número de organismos que regulan y controlan la vida de los catalanes, creados en el Estatut, es superior al que existia en la antigua Unión Soviética – si éste dinero se invirtiera en bajar impuestos a empresarios y ciudadanos, en lugar de exprimirles como limones, o en mover recursos de un sector a otro que tiene mayor impacto en el crecimiento que cualquier otra cosa, muy otra sería la situación. Y no se equivoquen, incluso en el supuesto de que el resto de Comunidades se deje engañar y expoliar en silencio, el hundimiento relativo seguirá imparable mientras no se produzca un giro total en la agresión lingüística, el despilfarro y la disparatada asignación de recursos.

el confidencial - Opinión

LA MOCION POSIBLE. Por Emilio Campmany

Censura

«Los populares disponen de una posibilidad que no sé si han explorado suficientemente: hacer una moción de censura "destructiva", en la que Rajoy sólo pretenda disolver las cámaras y convocar elecciones generales para este otoño.»

Es bien sabido que nuestra Constitución, para dar estabilidad al régimen, sólo consiente una moción de censura constructiva. Esto implica que un presidente de Gobierno no puede ser "censurado" sin que a la vez alguien no sea capaz de resultar investido. En la práctica, significa que toda moción de censura conlleva una sesión de investidura de un candidato opuesto al presidente.


Desde que el PP ganó las elecciones europeas, sus dirigentes insisten en que Zapatero debería plantear al Congreso la cuestión de confianza. Creen que, si lo hiciera, la perdería. Votarían en contra, con toda seguridad, los 154 del PP, los 10 de CiU, los 6 del PNV, los 2 de Coalición Canaria y Rosa Díez (173). Bastaría que se abstuvieran 5 de los 8 que suman los 3 de ERC, los 2 de IU, los 2 del BNG y la de Nafarroa Bai para que Zapatero tuviera que presentar su dimisión. Por eso, no se someterá a la cuestión de confianza. A cambio, sus pretorianos desafían al PP a que presente una moción de censura. CiU y PNV ya han dicho que no votarían la investidura de Rajoy si éste presentara su candidatura. Parece un motivo más que suficiente para que el PP no lo haga.

Sin embargo, los populares disponen de una posibilidad que no sé si han explorado suficientemente: hacer una moción de censura "destructiva", en la que Rajoy pretenda salir investido con un programa político de un solo punto: disolver las cámaras y convocar elecciones generales para este otoño. CiU y PNV podrían apoyar este programa político. Los dos partidos nacionalistas, acostumbrados a mandar en sus regiones y a estar en disposición de chantajear al Gobierno de la nación en Madrid, hoy no disfrutan de ninguna de las dos cosas. A corto plazo, una disolución anticipada de las cámaras les permitiría volver a disfrutar del chantaje al Gobierno de España si el PP gana las elecciones sin mayoría absoluta. Y a medio, podría devolverles el poder en sus regiones si la moción y la convocatoria de elecciones rompe la débil alianza PP-PSOE en el País Vasco, y en Cataluña se disuelve el Tripartito a consecuencia de la defección de ERC, IU o de ambos.

Rajoy no tendría que hacer un largo discurso de investidura. Le bastaría justificar por qué es necesario adelantar las elecciones y explicar que se presenta a candidato a la presidencia del Gobierno porque el que ostenta el cargo se niega a realizar tan necesaria convocatoria. Los 173 que suman PP, CiU, PNV, Coalición Canaria y UPyD podrían apoyar este exiguo programa. A la Esquerra, el Bloque, IU y Nafarroa Bai no les bastaría escudarse en su rechazo a Rajoy para no hacerlo, sino que tendrían que oponerse expresamente a las elecciones anticipadas, que es lo que significaría su "no" al gallego. Puede que, antes de hacerse cómplices de la pésima gestión que Zapatero está haciendo de la crisis, prefieran abstenerse y forzar la disolución.

La moción de censura conlleva riesgos, pero así configurada, tiene una oportunidad de triunfar. Sólo hace falta algo de lo que no sobra en Génova: coraje.

Libertad Digital - Opinión

EL CIRCULO CUADRADO. Por Gabriel Albiac

EN una secuencia de Casablanca, que todo aficionado al cine recuerda, el capitán Renaud procede a cerrar, con manifiesta desgana, el garito del colega Rick. A la demanda del por qué, Renaud responde, en digno tono ofendido: «¡Estoy escandalizado! Acabo de enterarme de que en este local se juega». Es el preciso instante en el cual un camarero se le acerca cortésmente: «Sus ganancias en la ruleta, señor». «Muchas gracias». Renaud se embolsa el fajo y sigue con el desalojo.

Occidente anda estos días escandalizado. Acaba de enterarse de que las elecciones en Irán no fueron democráticas. ¿Y cuándo ha hablado Irán de democracia? Seamos serios. Desde que los ayatolás, bajo guía espiritual de Jomeini, derrocaron al Shah, Irán se constituyó en régimen coránico. Lo cual excluye la legitimidad, no ya de la democracia, sino del Estado nacional. Ambos, Estado-nación y democracia, son invenciones paganas, que no puede un musulmán sino juzgar heréticas. Sólo en la umma, comunidad de los creyentes, se identifica el pueblo fiel al Dios. Si los gobiernos locales de los países árabes -y, muy en especial, el de la Arabia Saudí, tierra sagrada del Profeta- son para Irán demoníacos, es por esa abominación que los contamina: una estructura política ajena a lo que el Corán dicta. Y si la República Islámica de Irán ha preservado su prestigio de ciudadela del islamismo en guerra final contra los incrédulos, ha sido precisamente por su rigor al alzar la más imponente teocracia hoy viva. No gobierna Ahmadineyad; no gobierna el Consejo de Guardianes, que supervisa la ortodoxia coránica de cada decisión del gobierno; ni gobierna el Líder religioso Supremo y jefe máximo del ejército -ayer el ayatolá Jomeini, hoy el ayatolá Jamenei-, el cual nombra al Consejo de Guardianes, pero también a los jueces. Gobierna Alá. Sólo. Los otros son nada más vicarios suyos. Especular acerca de sutiles grados de democracia en un régimen que se define a sí mismo como teocrático, es un modo muy poco inteligente de perder el tiempo. «Teocracia democrática» es un oxímoron: un «círculo cuadrado».

No hace falta recordar que «elecciones» no es igual a «democracia». Cualquiera de mi edad sabe si había publicitadas elecciones en el franquismo. O en los despotismos del Este. Democracia es una tupida red de garantías, que reposa sobre dos pilares: la autonomía de poderes contrapuestos, uno; el otro, la universal convención jurídica que hace iguales ante la ley a todos los ciudadanos, sin distinción alguna. Ambos son imposibles en la literalidad islámica. El primero, porque, por encima de cualquier ley o norma humana, está la ley universal que Alá dictó en el Libro; y que abarca, sin exclusión, todos los instantes en la vida del creyente; dividir los poderes sería, así, violar el dictado divino, del cual no hay poder que pueda emanciparse. El segundo pilar, la universal igualdad ante la ley, es aún más impensable. Es muy claro el Corán sobre quién -y quién no- sea sujeto estricto de derecho. Y en qué medida. Y, aun en la privilegiada comunidad de los creyentes, las líneas de demarcación están blindadas. La mitad de la población musulmana, la femenina, está formada por sujetos jurídicamente inferiores, cuya tutela encomienda el Libro a sus varones. Corán, IV, 34: «Los hombres poseen autoridad sobre las mujeres, en virtud de la preferencia que Dios les ha concedido sobre ellas... Amonestad a aquellas cuya infidelidad sospechéis; encerradlas en habitación aparte y golpeadlas».

No hay círculo cuadrado. No hay Islam democrático. Hay Irán. Y, dentro de muy poco, Irán atómico. Y entonces sí que vamos a enterarnos.

ABC - Opinión

EL CASO BARCENAS Y EL MAL PERDER DE LOS SOCIALISTAS. Por Antonio Casado

Las alarmas han vuelto a sonar en la calle Génova ante la muy seria posibilidad de que la derivada madrileña del caso Gürtel acabe en el Tribunal Supremo. Allí se quedaría si los aforados del PP, Bárcenas y Merino, no renuncian a sus actas de senador y diputado, respectivamente. Rajoy guardia silencio. Pero otras reacciones de dirigentes del PP, extravagantes, disparatadas, de dudosa fe en el funcionamiento del Estado de Derecho, lo han dejado muy fácil para el uso de la ironía, sin que sirva de precedente. Vamos a ello:

El viernes pasado me referí a la doctrina Ferraz como la caja negra de la derrota de los socialistas en las recientes elecciones europeas. Consiste en la tendencia de los votantes de la derecha a movilizarse en defensa propia ante los casos de corrupción. No pudieron ser más elocuentes los respectivos balances electorales de Madrid y Valencia. La hipótesis habita en los discursos de Camps y Aguirre. Con argumentos similares los presidentes y líderes del PP en ambas Comunidades han visto sus excelentes resultados como una forma de pararle los pies a los “torquemadas del siglo XXI” (la expresión es de Rajoy).


Por extraño que parezca la doctrina Ferraz no queda desmentida sino alimentada por los dirigentes del PP. Más o menos así: sepan ustedes, señores del PSOE, que la mejor manera de seguir llenando las urnas de la derecha es insistir en la corrupción como arma política. Y en esa lógica encaja una reciente declaración del presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra –otro paradigma del tema que nos ocupa-, cuando hace unos días explicaba cómo las urnas habían puesto en su sitio a quienes se empeñan en meterlo en la cárcel.

Lo que tiene menos lógica es que el portavoz oficial del PP, Esteban González Pons, otra criatura de la política valenciana, relacione el reciente cambio de posición de la Fiscalía en el caso Bárcenas con el “mal perder” del PSOE. El portavoz del PP no ve nada nuevo en el hecho de que la Agencia Tributaria envíe a la Fiscalía Anticorrupción un informe del que se desprende la comisión de un presunto delito fiscal del tesorero del PP, Luis Bárcenas. Ni en el hecho de que, a la vista de dicho informe, la Fiscalía pida al juez Pedreira, y éste lo asuma, el envío de la causa al Tribunal Supremo, por el aforamiento de Bárcenas (senador) y también el de Jesús Merino (diputado).

No hay nada nuevo, según Pons. “Lo único nuevo –decía ayer-, es que el PP acaba de ganar unas elecciones al Gobierno”. “Y sin elementos nuevos, lo único que puede provocar un cambio de postura de la Fiscalía es el mal perder de Zapatero, Fernández de la Vega, Rubalcaba y toda la pandilla del Gobierno”, añadía en declaraciones para la radio.

¿Mal perder? Hombre, sería más adecuado hablar de persistencia en el error. Los socialistas no han escarmentado. Deberían estar felices en Génova de ver cómo se crean las condiciones para que su gente vuelva a movilizarse en defensa propia. Si los trajes de Camps y los alcaldes de Aguirre han disparado la facturación electoral del PP en Valencia y Madrid, reanudar la caza contra Bárcenas volverá a ser un mal negocio del PSOE. Apasionante asunto sobre el que podría disertar con conocimiento de causa don Carlos Fabra antes de ingresar en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Más entonado está el portavoz de Justicia, Federico Trillo, cuando afirma sin mover un músculo que la mano del Gobierno está detrás del cambio de postura de la Fiscalía en el caso Bárcenas. Vale. Eso tampoco encaja en el respeto a las instituciones pero si entra en la lógica del discurso oficial de Génova: dejar en evidencia al Gobierno ante los electores, cuya reacción, ya lo hemos visto en las europeas, es machacar en las urnas a los torquemadas del siglo XXI. El argumento, hasta el absurdo: lo de Bárcenas es en realidad oxígeno para el PP.
Fin de la ironía.

el confidencial - Opinión

LA CONFEDERACION ESTA SERVIDA. Por José García Domínguez

Estatut

«Que los ciudadanos de Cataluña nos tomaremos "bien" la sentencia, es decir con absoluta indiferencia, es certeza que avala el absentismo electoral ya crónico, esa creciente desafección silenciosa al catalanismo.»

"Cataluña asumirá bien la sentencia del Estatut", acaba de profetizar el ministro de Justicia con sorprendente, insólita rotundidad. Inaudita clarividencia la suya, toda vez que tan optimista dictamen exige dos premisas, a saber, que el Gobierno disponga ya de la sentencia, y que Zapatero haya aprendido –por fin– a conocer a los catalanes. El problema es que lo primero constituiría un delito de revelación de secreto expresamente tipificado en nuestro ordenamiento jurídico; y lo segundo, un milagro.


Así, que Zapatero no tiene ni idea de cómo son los catalanes lo acredita el que pusiera patas arriba el consenso constitucional por ese papel que, al final, refrendó un irrisorio 35 por ciento del censo; que asintiera a dinamitar los cimientos mismos del Estado a cuenta de algo que no importaba a nadie. Por lo demás, el disponer ahora del veredicto del Tribunal tampoco serviría demasiado a su ministro Caamaño, que, obviamente, no ha leído el Estatut. Porque si conociera el redactado que cometió Alfonso Guerra en la Comisión Constitucional, al menos sabría que el vocablo "nacional" no sólo emerge en el preámbulo.

Y es que también el duende nacional habita en el articulado de la Ley, pequeño detalle formal que dota de validez jurídica a la gramática soberanista que perfuma el texto todo. Sin embargo, instalado en su oronda y feliz inopia, el Notario Mayor del Reino ha asegurado a La Vanguardia que "el Estatut no usa la palabra nación en ningún precepto que tenga fuerza vinculante". Habrá, pues, de rectificar el Vaticano su muy errado escepticismo a propósito del Limbo, que no otra, al parecer, es la residencia oficial do mora el señor ministro.

En otro orden de obviedades, que los ciudadanos de Cataluña nos tomaremos "bien" la sentencia, es decir con absoluta indiferencia, es certeza que avala el absentismo electoral ya crónico, esa creciente desafección silenciosa al catalanismo que reflejan unas urnas estructuralmente vacías. Sin embargo, para Zapatero y su valido Caamaño, el sintagma "los catalanes" remite a una minúscula sinécdoque que empieza y termina en la Muy Honorable Cofradía del Tres Por Ciento. Y el augurio de que ellos, los de las codornices japonesas, asumirán bien la sentencia únicamente puede albergar un significado. Uno y sólo uno. La confederación está servida, que diría Maragall.

Libertad Digital - Opinión

Homenaje a la Ertzaintza. Los pilares del nuevo proyecto vasco

El lendakari presidió en Vitoria el homenaje de las instituciones vascas a los quince ertzainas asesinados por ETA reconociendo el trabajo de los agentes por «defender la libertad y la legalidad». A sus compañeros, Patxi López les pidió ayer en la academia de Arkaute que continúen con su esfuerzo para acabar con el terrorismo y se comprometió, como miembro de un Gobierno «directamente amenazado por ETA», dijo, a garantizarles «la mejor seguridad». Petición que se convierte en la piedra angular de la nueva consejería de Interior después del aviso de las Fuerzas de Seguridad sobre la aberrante lectura que ETA ha hecho de los resultados de su lista en las elecciones europeas. Una desquiciada interpretación en la que sus 138.266 votos -inútiles para obtener representación- se convertirían en un cheque en blanco para reavivar las llamas del terror con un atentado de envergadura. -España

Abc - Opinión

BROTES VERDES FRITOS Y SUBIDA DE IMPUESTOS. Por Jesús Cacho


Decía Carlos Sánchez el sábado en este diario que el Gobierno Zapatero se había dado el viernes un baño de realismo a costa de dejar atrás la economía ficción en la que se movió con Pedro Solbes en activo, y a un servidor, y seguros que a millones de españoles, ese le parece un juicio piadoso propio de una persona de bien como es Sánchez, pero alejado de la dura realidad de un Gobierno que sigue empeñado en enmascarar la realidad y ganar tiempo, en espera del milagro redentor que le devuelva al dulce sesteo que presidió sus días en los tiempos de la burbuja inmobiliaria.

Rodríguez Zapatero, a quien ayer un reputado director de periódico describía embelesado, se diría que enamorado del personaje, es un tipo que circula por la vida con retraso. Retraso vergonzante a la hora de reconocer la crisis, que negó hasta el absurdo, cuando ya era una evidencia incluso para los legos en materia económica. Retraso calculado a la hora de negar la dimensión del problema español, la profundidad y duración de una recesión desconocida en nuestra Historia reciente, y retraso doloso a la hora de acercarse siquiera a formular algunas de las reformas que permitirían insuflar cierta confianza no solo en los agentes económicos, sino en el ciudadano común.

Soy de los que piensan que, cuando la desgracia ya está encima, los Gobiernos no pueden hacer gran cosa para detener un tsunami económico de las dimensiones del que se ha abatido sobre nuestro país, y muy poco para paliar sus consecuencias. Lo que sí, en cambio, pueden hacer los Gobiernos responsables es no estorbar, no entorpecer y, sobre todo, no agravar, no profundizar la dimensión del problema con decisiones erróneas, haciendo más difícil la salida del túnel y la recuperación posterior. Porque los excesos hay que purgarlos, una ley biológica que vale tanto para el cuerpo social como para el humano.

Y, en el caso español, la purga significa que hay que reconocer que todos somos un 30%, quizá un 40%, más pobres de lo que creímos en los días de verbena financiera en que era posible endeudarse hasta para irse de vacaciones. Nuestros pisos, nuestras acciones, nuestras empresas, nuestro patrimonio, en suma, valen hoy un 40% menos de lo que la orgía del dinero fácil nos hizo creer. Cualquier padre de familia responsable sabe que en tales circunstancias es obligado reducir el nivel de vida mantenido hasta el momento, apretarse el cinturón y ahorrar. Lo sabe el padre de familia pero lo desconoce el Gobierno, las instituciones, el cuerpo social. Como colectivo, los españoles seguimos negándonos a aceptar la realidad de la crisis.

Una crisis cuyas raíces hay que buscar en el excesivo endeudamiento de familias y empresas. ¿Hay algún síntoma, algún indicador, que permita afirmar que ese desfase se está reduciendo? ¿Estamos pagando lo que debemos? ¿Estamos limpiando de verdad los balances de activos tóxicos? ¿Lo están haciendo nuestras Cajas y Bancos? No, padre. Muy al contrario, la regla de oro en esta España nuestra sigue siendo la del disimulo y la apariencia. Cualquier cosa menos reconocer la realidad. No solo no se adoptan las medidas oportunas (¿para cuándo ese famoso FROB con el que remediar los dislates de nuestros cajeros?), sino que las ayudas del Gobierno al sistema financiero y otros grupos con capacidad de presión, engordan aun más el problema. Y hasta que el volumen global de endeudamiento no vuelva a niveles manejables, la crisis no empezará a mostrar otra cara.

Un nuevo maquillaje del Gobierno Zapatero

Mientras tanto, quiebras empresariales y paro a mansalva. Brotes verdes fritos. Pretender que el Gobierno socialista va a salvar el momento dándole a la maquinita de hacer billetes, es decir, endeudándonos hasta las cejas y llevando el déficit público a niveles insoportables, es una irresponsabilidad manifiesta, un error de dimensión histórica. Cualquiera que hoy visite un pueblo en España lo encontrará patas arriba a cuenta del “Plan E”, un carísimo invento que básicamente consiste en cambiar las aceras de sitio. La tecnología del bordillo. En esto, Ruiz Gallardón es un verdadero experto. Ahora se dispone a cambiar de emplazamiento la estatua de Colón, con el pobre Don Cristóbal mareado de tanto movimiento. Es el nuevo modelo productivo pregonado por Zapatero y defendido por ardor por Gallardón.

Y bien, ¿qué haremos cuando se agoten los 8.000 millones de euros para “ayudar a los municipios a crear empleo”, con el cambio de bordillos? ¿Qué harás, José Luis, cuando eso ocurra dentro de unos meses? ¿Otros 8.000 millones para después del verano? Venga, campeón, tú puedes. Quien no puede es España. Y no puede por lo que antes se decía del padre de familia responsable. Porque las deudas hay que pagarlas tarde o temprano. Y cuando un país se endeuda, la factura la terminan pagando los ciudadanos con subidas de impuestos. En este sentido, los anunciados el viernes son apenas un aperitivo de los que están por venir. Porque no hay milagros. No hay atajos.

Solo la sensación, muy extendida, de que todo va mucho peor, de que esto es mucho más profundo, más duradero de lo que acaba de reconocer esta enmienda parcial, este mea culpa blandito que el viernes interpretó la señora Salgado, con Zapatero escondido, como de costumbre. Estamos ante un nuevo maquillaje, un truco más con el que el Gobierno Zapatero quiere seguir tirando hasta final de año. Darle hilo a la cometa en espera del milagro. Y la sensación, también, de que una crisis tan dura como la que estamos viviendo, parece llamada a convertirse en durísima por culpa de este Gobierno de incompetentes que nos ha tocado en suerte.

el confidencial - Opinión

LA IZQUIERDA Y LA AUTOCRITICA. Por Carlos Carnicero

Escuchando a algunos líderes socialistas -tanto españoles como de otros países europeos- da la impresión de que no son conscientes de la precariedad de su situación y de la posibilidad de que hayan iniciado una pendiente de pérdida de sostén electoral que les convoque a la oposición en las próximas elecciones perdiendo el poder en los pocos sitios donde lo ocupan. Piensan que la culpa de la disminución de su apoyo es la crisis económica; un análisis superficial y vacuo porque las causas son más profundas y la crisis más compleja.

Hace veinte años que la izquierda reinició a muchas de sus señas de identidad porque la desaparición del socialismo autoritario de los países del este motivó la aceptación universal de los credos indiscutibles de los pensadores neoconservadores: no hay nadie en el mundo que organice mejor el pensamiento unificado y sea capaz de constituir equipos de penetración mediática. Los Neocon se infiltran por la más pequeña rendija con la soberbia de que su pensamiento es indiscutible.

Mientras, en el universo socialista el común denominador ha sido el complejo y la falta de coraje intelectual para sostener credos que estaban en la contracorriente de lo que con eficacia se trató y consiguió imponer desde la derecha más ultraconservadora.

Ahora, con una crisis que va mucho más allá de la catástrofe económica, los intelectuales progresistas, en su mayoría, se conforman con que las cosas vuelvan a estar como antes, cuando no había estallado la inoperancia y el egoísmo de los dirigentes económicos, y volver a una sociedad en la que el consumo amparado por la hipoteca de las vidas de los trabajadores comunes permita una apariencia de prosperidad general.

No hay movimientos en los partidos de izquierda que revelen otra inquietud distinta que evitar la pérdida del poder donde lo mantienen o de su obtención en los lugares en donde están en la oposición. Es cierto que en España el Gobierno socialista utiliza el déficit para proteger a los débiles; una política de solidaridad inevitable pero insuficiente para la reactivación del pensamiento progresista. La política debiera ser algo más que la lucha por la ocupación del poder y la democracia instantánea basada en los conocimientos sociológicos inmediatos sobre los ciudadanos debiera ser sustituida por una visión estratégica en la que la utopia volviera a tener sentido desde la búsqueda de una sociedad más justa.

La resultante puede ser la pérdida total de orientación de la izquierda: sin debate político en profundidad, con vocación populista, aceptando el terreno de juego ideológico de la derecha económica se pueden juntar las dos catástrofes peores que le pueden acechar a un partido político: la ocupación de la oposición en un largo periodo y la pérdida de confianza de los ciudadanos en que otra sociedad sea posible, lo que convocaría indefectiblemente a la desafección política.

La izquierda tiene muchas reformas pendientes: la primera la democratización interna de sus órganos de gestión y la búsqueda de espacios de participación para sus militantes para que no sean sólo maquinas electorales. Una reformulación fiscal y una política inevitable de confrontación ideológica con la derecha para que las diferencias entre unos otros sean el principal papel de crecimiento.

Periodista Digital - Opinión

IRAN, ¿OCASION PERDIDA O PUNTO DE INFLEXION?

Tres días después de los comicios, Irán es un país en estado de excepción, mientras que el régimen se aplica con dureza para reprimir a los manifestantes.

TRES DÍAS después de las elecciones presidenciales, Irán es un país casi en estado de excepción. El régimen de Teherán se aplica a fondo para reprimir a los miles de jóvenes que han salido a la calle para manifestarse contra el pucherazo que ha propiciado la redesignación como presidente del ultraconservador Mahmud Ahmadineyad con el 62% de los votos, el doble de los sufragios obtenidos por el moderado Mir Husein Musavi, quien ayer recurrió el resultado y animó a sus compatriotas a continuar las protestas de forma pacífica.


Un centenar de reformistas -entre ellos, el hermano del ex presidente Jatamí- han sido detenidos, el espacio radioeléctrico e internet han sido bloqueados para dificultar la coordinación de los manifestantes, cuatro periodistas europeos fueron arrestados y las universidades han sido cerradas. Sin embargo, pese a los esfuerzos del Gobierno por contener el movimiento opositor y por imponer un apagón informativo, nadie es capaz de aventurar cómo va a evolucionar la situación. Hay que tener en cuenta que la controvertida reelección de Ahmadineyad ha motivado los mayores disturbios que se registran en el país desde 1979, por lo que no es descabellado afirmar que la legitimidad de todo el régimen teocrático podría haber quedado afectada irremisiblemente. No obstante, las revueltas estudiantiles del 99 permitieron comprobar la efectividad represora del Ejecutivo de Teherán.

La cuestión fundamental es pues saber si el tsunami verde protagonizado por el movimiento opositor va a marcar o no un punto de inflexión a 30 años de Revolución Islámica; esto es, dirimir si los comicios han sido una oportunidad perdida para el cambio de políticas que viene reclamando la sociedad iraní -la mayoría de las mujeres y los jóvenes de un país de 70 millones de habitantes en el que el 70% de la población tiene menos de 30 años-, o si Ahmadineyad -tal como parece- insistirá en su política de aislamiento e involución totalitaria.

Es cierto que el presidente cuenta con el respaldo del líder supremo religioso, Alí Jamenei, y que el fraude electoral ha sido cocinado en el seno del Consejo de Guardianes de la Revolución. Pero también lo es que el movimiento reformista no hubiera aflorado de no ser porque dentro del sistema son muchos los que exigen un cambio radical de las políticas económicas y de la imagen exterior de Irán. Otra cosa es que esta oposición interna se retraiga o, por contra, esté dispuesta a seguir alentando la reclamación de derechos de la sociedad civil. Además de la existencia de esta contestación en la misma estructura del régimen, el hartazgo ciudadano por el populismo y los modos tiránicos de Ahmadineyad y la profunda crisis que padece Irán -un país rico en gas y petróleo pero azotado por la inflación y con un paro del 30%- constituyen el caldo de cultivo de la ola aperturista.

Mientras EEUU y la UE declaraban ayer su «preocupación» por las irregularidades en los comicios y por la represión desatada -lo supone una muestra de apoyo tácito al movimiento opositor- y decenas de manifestantes protestaban frente a las embajadas de Irán en varias capitales europeas, el presidente electo trataba de dar una inverosímil pátina de normalidad a los momentos de tensión que atraviesa el país asiático. Fiel a su estilo, atacó a la prensa extranjera por las informaciones sobre los comicios e insistió en la continuidad sin cambios de su programa nuclear y reiteró su disposición a debatir con Barack Obama. Parece claro que si Ahmadineyad se obstina en desoír a su pueblo, reprimir a sus opositores y despreciar las resoluciones de la ONU, cualquier intento de normalización de relaciones entre la Comunidad Internacional e Irán estará condenado al fracaso.

El Mundo - Editorial

¿DIMITIRA CHAVES?

«En el caso Matsa, los indicios de nepotismo son tan palmarios y la violación de la Ley de Incompatibilidades tan indudable, que Chaves no debería tener otra salida que la dimisión inmediata.»

Desde el PP Andaluz se muestran "seguros" de que el ahora vicepresidente tercero del Gobierno acabará dimitiendo por el escándalo de Minas de Aguas Teñidas (Matsa). Desde luego motivos no les faltan, no sólo por todas las circunstancias que rodearon el caso, a cada cual más bochornosa, sino por la estrategia posterior de enrocarse en la silla ministerial como si de su irrenunciable propiedad se tratara y por intentar justificar lo realmente injustificable.


Por un lado, el ex presidente andaluz ha intentado distanciarse tanto como fuera posible de la decisión de subvencionar a la compañía de la que es apoderada su hija Paula. Así, explica que él sólo "ratificó" esta dación de fondos públicos y que, por este motivo, no vulneró la Ley de Incompatibilidades. Sin embargo, la propia norma andaluza deja claro en su artículo 7 que los altos cargos de la administración deberán abstenerse de "conocer" sobre los asuntos que interesen a empresas relacionadas con sus familiares.

La ratificación obviamente queda integrada en ese "conocimiento" que la Ley de Incompatibilidades proscribe, ya que consiste en una manifestación de voluntad que perfecciona un acto jurídico que en su origen no tenía fuerza vinculante. En otras palabras, Chaves necesitaba ratificar la subvención para que esta fuera aprobada y, por tanto, debería haberse abstenido de ello según el propio artículo 7.

Pero en cualquier caso, Chaves oculta que el Consejo de Gobierno que concedió la subvención a Matsa la incrementó en tres millones de euros, sin otro motivo aparente que el de haber nombrado apoderada a la hija de su presidente. Precisamente, son decisiones como esa –en las que se favorece los políticos y a sus familiares– las que pretende desterrar toda ley de incompatibilidades.

Pero Chaves no se ha limitado a rebajar su grado de implicación en el caso MATSA, sino que también ha optado por compatibilizarla por una vía más sentimental y demagógica en la que son los medios y los políticos que han destapado la trama quienes devienen responsables de una especie de desestabilización democrática. De este modo, ha denostado las peticiones de dimisión acusándolas de emerger de una profunda frustración por no haberle podido derrotar en las urnas durante 20 años.

Dicho de otra manera, el político populista que coseche cientos de miles de voto elección tras elección, adquiere legitimidad para cometer cualesquiera tropelías que considere oportunas, ya que toda fiscalización de su actividad se entenderá como un ataque a la voluntad popular. Pero precisamente cuando un político lleva tantos años en el poder, se debería extremar la vigilancia y encender todas las luces alarmas ante los más mínimos indicios de corrupción. Más que una reforzada presunción de inocencia por haber obtenido reiteradamente el favor del electorado, la oposición y la prensa habrían de mantener una cierta presunción de culpabilidad hacia el gobernante.

Pero en el caso Matsa, los indicios de nepotismo son tan palmarios –concesión de una subvención 200 veces superior a los ingresos de tres años de una empresa que presentaba un elevado riesgo de impago y que estaba casualmente administrada por la hija del presidente del órgano encargado de aprobarla– y la violación de la Ley de Incompatibilidades tan indudable, que ni siquiera esta presunción de culpabilidad resulta necesaria para reclamar la dimisión inmediata de Chaves.

Todo lo cual, claro, no significa que vaya a dimitir, como sí espera el PPA. El caso Matsa forma parte de la normalidad del deficiente funcionamiento de la democracia española; si acaso habrá sorprendido a Chaves, no por haberle pillado con las manos en la masa, sino por el hecho de que le exijan la dimisión por una práctica habitual a la que cree que tiene derecho como representante popular. Ésa fue siempre la primera aplicación práctica del lema guerrista "to pa’l pueblo".

Libertad Digital - Editorial

CRIMEN ORGANIZADO

LOS especialistas de la Policía Nacional y la Guardia Civil denuncian con razón las deficiencias de nuestro sistema procesal a la hora de juzgar a las bandas organizadas de delincuentes. ABC ofrecía ayer la transcripción de conversaciones interceptadas a los miembros de algunas bandas de criminales extranjeros que comparaban a España con Alemania; según ellos, en nuestro país «no es arriesgado robar: firmas, te envían a tu casa y ya está». La sensación de impunidad produce un evidente «efecto llamada» que puede convertir al territorio español en el paraíso del crimen organizado en Europa. De ahí que merezca un estudio a fondo la propuesta de crear juzgados especializados para evitar que los órganos jurisdiccionales se pasen el asunto unos a otros. La asociación ilícita debería también tipificarse como delito independiente, y no funcionar como una simple circunstancia agravante en cuestiones como el tráfico de drogas, excluyendo en cambio a los robos. La propia Fiscalía General del Estado plantea estas críticas en su última memoria, pero el Gobierno mira para otro lado y solo se hace visible cuando el asunto tiene trascendencia mediática, como en el «caso José Luis Moreno». La propaganda está reñida casi siempre con la eficacia y, a la hora de la verdad, los delincuentes organizados -cuyo perfil ofrecía también ayer el suplemento D-7- encuentran una y otra vez un agujero legal para eludir la sanción que les corresponde.

La Policía y la Guardia Civil trabajan con rigor y profesionalidad. De hecho, los agentes encargados de esta compleja labor son los más interesados en eliminar esa sensación de impunidad que se refleja en las conversaciones de los arrestados con expresiones tan irritantes como «no te preocupes, que no pasará nada». Aunque no sean la panacea de todos los males, los juzgados especializados están demostrando su utilidad en materias tan diferentes como la violencia de género o determinadas cuestiones de derecho mercantil. Sería muy razonable que tanto el CGPJ como el Ministerio de Justicia pusieran en marcha grupos de trabajo para desarrollar un proyecto serio y riguroso a partir de las experiencias negativas de estos últimos años. La complejidad de este tipo de delitos es un fenómeno evidente, puesto que combina violencia, extorsión, drogas y tráfico ilícito de seres humanos, todo ello a escala internacional. No se puede luchar contra el crimen organizado con instrumentos jurídicos obsoletos e ineficaces.

ABC - Editorial