jueves, 16 de julio de 2009

"Espanya ens roba!". Por José García Domínguez

«El tripartito, y más allá del tripartito el catalanismo todo, inconsciente, ha vendido su feliz impunidad histórica a cambio de treinta monedas de plata.»

En alguna parte dejó escrito Cernuda que los dioses castigan a los hombres concediéndoles lo que les piden. Así el tripartito, y más allá del tripartito el catalanismo todo, que, inconsciente, ha vendido su feliz impunidad histórica a cambio de treinta monedas de plata. Aún no se han dado cuenta, pero perdida la coartada secular del "expolio fiscal" y su airado corolario –el "Espanya ens roba!"–, acaban de condenarse a contemplar su personal e intransferible mediocridad en el espejo cruel de la gestión cotidiana. Y es que, a partir de ahora, ya no valdrán más excusas victimistas, ni tampoco esa estomagante cantinela del agravio comparativo que hubimos de soportar durante el último cuarto de siglo. Con su generoso desprendimiento, una apocada divinidad menor los ha dejado desarmados, al fin desnudos y ya sólo a merced de su infinita incompetencia.


¿Qué harán ahora? Porque lo suyo, desde el principio, desde siempre, ha sido la agitación. De hecho, es lo único que saben hacer con mínima, aceptable pericia: acuñar agravios fantasmales, inventar peligros quiméricos y fabricar conflictos imaginarios con Madrit. Oh Madrit, esa siniestra metrópolis habitada por legiones de malvados que no duermen por las noches, siempre en vela buscando el mejor modo de mancillar a Cataluña. Gritar, excitar, movilizar, jamás hicieron otra cosa Macià, Companys y el resto de aquellos glorificados orates que provocaron la locura del 34 y, a la postre, la guerra civil. Gritar, excitar, movilizar, he ahí la suprema destreza de Jordi Pujol: veintitrés años enterrados en el apostolado obsesivo de la metafísica identitaria. Y luego, el tripartito: más de lo mismo pero sin el bachillerato.

¿Y las infraestructuras? ¿Y la conexión eléctrica con Francia? ¿Y el cuarto cinturón de Barcelona? ¿Y la línea 9 del Metro? ¿Y el trazado del AVE hasta la frontera? Ah, no, eso es prosaica gestión, asuntos menores, pura bagatela; algo que no va con ellos ni con la suprema misión emancipadora para la que los eligió el Destino. Además, ya se sabe, de que semejantes fruslerías no existan la culpa única la tiene Madrit, por mucho que la exclusiva competencia recaiga en la Generalidad. Mas celebrémoslo: al fin, disponen de sobrada financiación con tal de hundir la Sagrada Familia, sin duda, su próximo objetivo.

Libertad Digital - Opinión

Un único partido. Por M. Martín Ferrand

JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero, sembrador de vientos, vive en perenne huida de las tempestades que desata. Eso, especialmente cuando la oposición, ensimismada en sus conflictos internos, ha dejado de ejercer su función principal, comporta un grave riesgo para la Nación. Ayer, con el capítulo del Consejo de Política Fiscal y Financiera, se cerró un lamentable proceso en el que, al margen del Parlamento y como prólogo chapucero de la próxima Ley de los Presupuestos Generales, quedaron asignadas las grandes partidas del gasto para el próximo ejercicio. En puridad, y como símbolo de la austeridad que reclama la situación, podrían ahorrarse las sesiones del Congreso que, a la vuelta del verano, oficiarán la liturgia hueca de aprobar lo que ya está acordado o, cuando menos, repartido y aceptado por las partes.

Quienes venimos doliéndonos por la no separación de los poderes del Estado, la evidencia de nuestra superchería democrática, debemos ahora arreciar en lamentaciones: ya no se confunden las funciones del Ejecutivo y el Legislativo. Son una sola cosa, un magma de poder que arranca de un pintoresco sistema electoral y del que se deriva el Judicial. No hemos llegado al partido único, pero es un único partido hegemónico el que, en interesada simbiosis con los pequeños grupos periféricos que no quieren ser españoles, mangonea a su capricho el presente de cuarenta millones de ciudadanos y compromete gravemente el futuro de sus hijos, nietos y bisnietos.

No se puede descartar que, hace poco más de tres meses, Pedro Solbes abandonara su cargo y su responsabilidad en manos de Elena Salgado para evitarse, como veterano servidor de la Administración del Estado, el sonrojo que le hubiera producido una situación como la que ayer culminó con la aprobación del proyecto gubernamental por parte de unas Autonomías y la resignación de las demás. No es, como con aviesa intención anuncio María Teresa Fernández de la Vega, que los del PP se haya sentido protagonistas de Toma el dinero y corre. También quienes consideramos injusta la legislación fiscal vigente estamos obligados a pagar impuestos y, en concordancia, no es necesario estar a favor de un modo de reparto para percibir la cuota correspondiente. Pero quedan en el aire las dudas sobre una democracia decadente y la inquietud por un partido, el otro, que parece incapaz de atender sus deberes con diligencia.

ABC - Opinión

Una visión pesimista del modelo de financiación. Por Antonio Casado

El Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobó ayer tarde el nuevo sistema de financiación autonómica. Decisión colegiada del principal órgano de coordinación presupuestaria del Estado (Gobierno central-Comunidades). Se abstienen las Comunidades gobernadas por el PP, según quiso Rajoy y la cúpula nacional del partido. Esa postura formalmente neutra no disimula la guerra declarada a un modelo de aplicación multilateral alumbrado en una operación descaradamente bilateral.

Bilateralidad de origen, multilateralidad de ejercicio. Una de las aberraciones del nuevo modelo. Al menos estética ¿Cómo explicar que lo de todos se pacta solo con uno, Cataluña, y los demás vienen obligados a aceptarlo como regla común? Es exactamente la misma pregunta que nos hicimos los analistas cuando en 1998 el Gobierno Aznar pactó el modelo anterior con los nacionalistas catalanes de CiU (Convergencia i Unió). O sea, que viene de lejos el poder condicionante de Cataluña sobre la política nacional.


Los socialistas de Montilla están ahora donde antes estaban los nacionalistas de Pujol (Generalitat). Y donde estaban los populares de Aznar reinan ahora los socialistas de Zapatero (Moncloa). Lo demás se parece mucho. Una película de cansina reposición, incluidas las reticencias de los territorios gobernados entonces por los

socialistas, comparables a las reticencias de las territorios gobernados ahora por el PP.

Así que no nos rasguemos las vestiduras. Ni en la bilateralidad del origen del modelo ni en la falta de consenso PSOE-PP, otra de las aberraciones del nuevo modelo de financiación autonómica. Es una fuente de conflictos el hecho de fletarlo sin estar asentado sobre la voluntad concertada de los dos grandes pilares del sistema de representación política de la Nación, el derecho y el izquierdo. No es de recibo. Pero se explica. Se explica a la luz de sus respectivas conveniencias, resumidas en algo tan viejo como la conquista y conservación del poder.

Debería ser compatible la conservación del poder con la sintonía en políticas de Estado, o normas de general aplicación que sirvan para cohesionar y no para alimentar agravios entre las distintas Comunidades Autónomas. Peor aún, entre una Comunidad determinada y las demás, que es la variable insoportable en la relación de Cataluña con el resto de España. Pero no hay forma. Hasta en el modo de relacionar a Cataluña con el Gobierno de la Nación, y viceversa, siempre ha habido diferencias entre el PSOE y el PP. Salvo en la utilización de Cataluña para su respectivo mantenimiento en el poder.

A Aznar no le importó pasar en veinticuatro horas del “Pujol, enano, habla castellano”a la práctica del catalán “en la intimidad”. Y a Zapatero no le ha importado consentir un “Estatut” de cuestionada constitucionalidad, o estirar el talonario hasta donde hiciera falta, si eso suponía reforzar su gran caladero electoral y garantizarse base parlamentaria suficiente para seguir en el poder. Esto es así de crudo y no vale la pena darle más vueltas. El instinto de supervivencia de un político en el poder siempre será más fuerte que esos intereses generales cosidos al discurso de un gobernante.

Los grandes principios, cuando aparecen, desempeñan el papel de las grandes coartadas. Por ejemplo, los de solidaridad, autonomía, suficiencia y corresponsabilidad, aplicados a las nuevas fórmulas de distribución de recursos entre las quince comunidades afectadas, además de Ceuta y Melilla.

El Confidencial

Desplantes Camps

El presidente de la Generalitat valenciana calla mientras intenta de nuevo evitar el banquillo.

Como político, el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, se presenta ante los ciudadanos ardiendo en deseos de decir la verdad (aunque se niega a hablar), pero como imputado se resiste como gato panza arriba con todos los recursos a su alcance: ahora quiere la suspensión de la causa como paso previo a su archivo definitivo. Son condiciones -las de político e imputado- muy distintas, que responden a intereses distintos, pero al confluir en la misma persona deberían propiciar un discurso un poco más coherente y menos contradictorio.

El resultado es que Camps rehúye explicarse de manera clara y creíble respecto de la acusación de cohecho que pesa contra él ante la única instancia legitimada para exonerarle: los tribunales. No sólo ante los ciudadanos ni ante sus votantes, a quienes los medios públicos de la Comunidad Valenciana -especialmente Canal Nou- hurtan información sobre el proceso abierto: siguen en esto el vergonzoso ejemplo presidencial de responder con silencios y evasivas líricas cada vez que se le pregunta. Con esta conducta intolerable, cuyo clímax se alcanzó el martes en la conferencia de prensa con el ministro de Fomento en Madrid, Camps no menosprecia a los periodistas, como él cree: menosprecia al conjunto de los ciudadanos (también a sus votantes), merecedores de otro trato en una sociedad democrática.


Ayer, en la vistilla previa a la decisión de apertura de juicio oral, se consumó el último intento por parte de la defensa de evitar a su cliente sentarse en el banquillo ante un jurado popular. Es arriesgado predecir las resoluciones judiciales, y no es procedente hacerlo, pero la experiencia enseña que es altamente improbable que un juez instructor desautorice su trabajo, sobre todo si tiene la solidez del realizado por el magistrado Flors.

El despiece del caso Gürtel en tres trozos, al tiempo que priva a la mayoría de los imputados no aforados del juez predeterminado por la ley -la Audiencia Nacional-, beneficia al menos de momento al pequeño grupo de aforados dependientes del Tribunal Supremo y del Tribunal Superior de Valencia. En el caso de Camps y los otros imputados valencianos, el despiece ha prefigurado un proceso por cohecho impropio, que deja fuera la posibilidad de investigar si los trajes y demás prendas de vestir recibidas de la trama corrupta de Correa han tenido algo que ver con los contratos por más de siete millones de euros otorgados por la Administración valenciana a Orange Market.

En el marco de este proceso no cabe investigar ni imputar al que hace el regalo, como ayer decidió Flors, que remitió esa investigación al Tribunal Superior de Madrid. ¿Pero qué pasaría si en el proceso de Madrid apareciesen indicios de que los trajes regalados a Camps y compañía han favorecido las buenas relaciones de Orange Market y su jefe Álvaro Pérez con los diversos departamentos autonómicos facilitadores de los contratos?

El País

Donde no hay patrón, mandan marineros

«Incapaz de llamar al orden a unos barones regionales para que no hagan una política de taifas, Rajoy ha optado por corregir al único gobierno regional que, sin desatender los intereses madrileños, también ha tenido en cuenta los intereses nacionales.»

El nuevo modelo de financiación autonómica –el mismo que, como recordábamos ayer, había sido calificado apenas veinticuatro horas antes por el "líder" del PP como "frívolo", "profundamente antisocial" y como una "enorme chapuza" que traerá "inevitables consecuencias negativas para los españoles" y que ha "dejado a la mayoría de las comunidades autónomas en meros convidados de piedra"– ha sido aprobado en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera sin ningún voto en contra, incluyendo el de las comunidades gobernadas por el PP, que no sólo se han abstenido mayoritariamente sino que incluso algunas han votado a favor, como es el caso de Canarias y Ceuta.


Se consuma así el fraude y la enorme incoherencia que ayer temíamos y denunciábamos en estas mismas páginas al constatar que la contundente y justificada critica de Rajoy hacia ese sudoku iba acompañada, sin embargo, de una incoherente ambigüedad a la hora de señalar cuál iba a ser el sentido del voto de las comunidades en las que gobierna su partido. Su llamamiento a que cada autonomía defienda sus intereses trataba de ocultar su absoluta descoordinación a la hora de lograr que todas las gobernadas por el PP emitieran un voto negativo,algo coherente tanto con los principios que se supone defiende ese partido, como con las duras descalificaciones que merecidamente Rajoy había dirigido al modelo de financiación pactado por los socialistas con sus aliados separatistas.

Ante esta falta de coordinación y de liderazgo a la hora plantar cara al gobierno, Rajoy sólo pudo presagiar ayer por la mañana, pocas horas antes de la votación, que "suponía" que las comunidades gobernadas por el PP se abstendrían "porque no tienen claro algunos extremos y quieren seguir negociando con el gobierno". No sabemos que nos resulta más lamentable: si que el líder del PP sólo "suponga" cuál va a ser el sentido del voto de las comunidades en las que gobierna su partido; o que, sabiéndolo, diga que sólo lo "supone", por ser el sentido del voto sea el de la abstención; o que lo que horas antes era una "clara y enorme chapuza" de "inevitables consecuencias negativas para los españoles" pase a ser –en cuestión de horas– un acuerdo válido para "seguir negociando" que tan sólo requiere "aclarar algunos extremos". Eso, por no hablar de que nada impide votar negativamente a ese nuevo e irresponsable modelo de financiación y seguir negociando a partir de entonces.

En cualquier caso, no ha sido esta la intervención más lamentable de Rajoy. Su "batuta" como máximo dirigente del partido sólo se ha sacado a relucir para impedir que la Comunidad Autónoma de Madrid votara negativamente al nuevo modelo de financiación, única postura coherente con los principios del PP y con las criticas que el propio Rajoy le había dirigido. Es como si, incapaz de llamar al orden a unos barones regionales para que no hagan una política de taifas, Rajoy hubiera optado por corregir al único gobierno regional que, sin desatender los intereses de los madrileños, también ha tenido en cuenta los intereses nacionales en su conjunto. Aunque tal vez sea eso lo que le moleste: que dentro del PP sí exista una alternativa que ejerza el liderazgo sin complejos ante la indefinición o indiferencia hacia cuestiones políticas de calado que exhibe con orgullo la dirección "nacional".

Ya decíamos ayer que no sería la primera vez que el líder del PP dedica argumentadas criticas de fondo a ciertos proyectos del Gobierno que luego, a la hora de votar, se transforman en abstenciones, cuando no en votos favorables. Pero no olvidemos tampoco que por una abstención de UPN a unos Presupuestos Generales del Estado de Zapatero, no más perjudiciales para la nación que este modelo de financiación autonómica, este partido dejó de ostentar desde 2008 la representación del PP en Navarra.

En cualquier caso, bien sea por una falta de liderazgo de Rajoy ante sus propios barones regionales, bien sea por una deliberada estrategia de oposición de perfil bajo que no quiere ahuyentar a los nacionalistas, la dirección del PP ha hecho de una no menos impresentable abstención la única forma de simular cierta posición común en su formación. Ni siquiera bajando el nivel de oposición a ese mínimo denominador común lo ha conseguido Rajoy: sólo hace falta fijarse en el voto favorable de Ceuta y Canarias.

Por mucho que los representantes del PP en el Congreso voten en el futuro negativamente este acuerdo cuando sea remitido como reforma de ley al Parlamento –extremo que desde luego está por ver–, nada borrará el lamentable espectáculo de incoherencia que ha dado el partido de Rajoy. De hecho, tan sólo lo dejará más en evidencia.

Libertad Digital - Opinión

Electric Light Orchestra - So Serious