lunes, 20 de julio de 2009

"¿Qué tienen los niños catalanes que los haga distintos del resto y exija otra ley?"

El primer paso de la secesión en Cataluña se ha materializado con la aprobación de la Ley de Educación que no sólo impone el catalán y margina al castellano, sino que se basa en el adoctrinamiento de los escolares. Varias asociaciones cívicas han solicitado al Defensor del Pueblo que presente un recurso de inconstitucionalidad para detener esa canallada. Para Francisco Caja, presidente de Convivencia Cívica Catalana, se trata de "un golpe de Estado que hace tabla rasa con el ordenamiento jurídico español" que busca "formar catalanes antes que ciudadanos".

¿Espera que prospere este recurso?

Primero tenemos que esperar la decisión del Defensor del Pueblo, pero confiamos en que, de la misma manera que se recurrió el Estatut, se recurrirá una Ley que es desarrollo de dicho estatuto, que se atribuye de manera arbitraria y unilateral una serie de competencias en materia educativa.

¿Cómo se ha llegado a esta contradicción?
Porque el Constitucional no cumple con su obligación y retrasa tres años su decisión sobre el Estatut. Pero lo más sorprendente es cómo el Parlament puede aprobar una ley como ésta que es la secesión educativa de Cataluña. Es un golpe de Estado que hace tabla rasa con el ordenamiento jurídico español. Para ello tiene que soslayar la existencia de dos leyes orgánicas como la LODE y la LOE, que no son ni siquiera mencionadas. El problema es que se puede ignorar cualquier ley española y que el ministro de Educación mire para otro lado. Los nacionalistas sabemos lo que son, pero que sea consentido por el Estado es sorprendente.
¿Por qué cree que el ministro se ha lavado las manos en este asunto?
Porque el Gobierno de Zapatero depende ya no sólo de los nacionalistas, sino de la facción del PSOE catalán, el PSC. Son decisivos para que Zapatero gobierne y como a éste le trae sin cuidado cualquier cosa que no sea seguir en el poder, pues cede lo que hay que ceder. Es un reto del PSC respecto a Zapatero: presionan en puntos sensibles y colaboran con partidos como ERC, que busca la independencia.

No se trata simplemente de un reparto de poder político, lo que sacrifica son los derechos de la ciudadanía. Por eso acudimos al Defensor del Pueblo porque además vemos con estupor la pasividad del principal partido de la oposición, al que habría que llamarle PPOP: Partido de la Principal Oposición Permanente. Con independencia de la constitucionalidad o no del Estatut, esta ley es inconstitucional en sí misma ya que desarrolla el derecho de la Educación. El artículo 81.1 exige el rango de ley orgánica para cualquier ley que desarrolle un derecho fundamental. Esto hace añicos el blindaje que han dispuesto los ingenieros jurídicos del Parlament. Por eso, que haya pasado desapercibido tanto para unos como para otros es bastante sospechoso, porque no creo que sean tontos, pero canallas sí.
¿Cómo afectará desde el punto de vista educativo?
Rompe con la unidad del sistema educativo español y crea uno separado e impide que un escolar se desplace a Cataluña. ¿Qué tienen los niños catalanes que los haga distintos del resto y exija otra ley? La respuesta es sencilla: se trata de catalanizar a los escolares, de "arraigarlos" a su país. Cualquier objetivo que tenga como fin arraigar es adoctrinamiento, no formación. Por eso necesitan un sistema separado, porque el sistema español no garantiza el adoctrinamiento, sino todo lo contrario. Lo que interesa es formar catalanes antes que ciudadanos.
¿Qué escenario podríamos encontrar en cinco o diez años?
Un escenario catastrófico. Hemos comprobado que la imposición del catalán causa dificultades terribles. Según el informe PISA, el rendimiento escolar de los estudiantes inmigrantes en Cataluña baja en cuarenta puntos respecto al resto de estudiantes inmigrantes en España. Y también afecta a castellanohablantes.

Luego, si miras los libros de texto te das cuenta que no se propone la formación de los escolares; se lanzan consignas. Como dijo uno de los diputados de ERC el día de su debate, esta Ley construye piedra por piedra la independencia de Cataluña.
¿A qué responde el silencio del PP? ¿Teme perder los pocos votos que le quedan en Cataluña?
De esta manera perderán los que le quedan. Aunque han votado 'no', no han dicho una palabra de una cosa tan sencilla. Están al dictado de lo que marca Génova de no irritar a los nacionalistas ya que han pactado con CiU el próximo gobierno si el PP gana las generales. Un líder de la oposición que dice ahora que se pensaría mejor el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatut se retrata de una manera muy torpe.

Además, la inmersión lingüística lleva años y no han hecho nada. Es más, el PP pactó con CiU en el 96 el tema de la lengua y luego no recurrió la Ley de Política Lingüística del 98. No sólo no impugnó una ley inconstitucional, sino que ordenó al Defensor del Pueblo que no presentase el recurso en uno de los episodios más bochornosos. Es normal que se pacte, pero es inaceptable que se entreguen los derechos fundamentales de los ciudadanos para mantenerse en el poder. La representación política no es una patente de corso.
¿Siente que las asociaciones cívicas son la única oposición al nacionalismo?
Así es. Intentamos hacer frente a una merma progresiva de libertades que la política institucional es incapaz de atajar. Pensamos que la única posibilidad de que las cosas cambien consiste en que los ciudadanos se movilicen y planteen a la política en general las reivindicaciones necesarias. En otras democracias, los movimientos sociales son decisivos.

Periodista Digital

España desvaría entre la desidia de la ciudadanía y la osadía de los gobernantes. Por Javier Ybarra

La buena política, como la buena salud, no se siente. Solo al perderla es cuando se la echa de menos. Muchos doctores diagnostican que la política española ha perdido la salud, y no solo en el terreno económico. Cada día resulta más difícil encontrar un político que posea altura de miras, que no lo fíe todo a la conveniencia de partido.

Los doctores culpan de la mala salud de la política española a la osadía y a la improvisación de nuestros gobernantes. Pero también culpan de ello a la desidia de la ciudadanía. Ya lo advirtió Alexis Tocqueville: los ciudadanos observan con prevención a la clase política, la aceptan como tutora pero, para evitarse problemas, no se mezclan con ella.


Los ciudadanos únicamente se movilizan en masa cuando toca votar. Luego, tras acudir a las urnas para cambiar de tutor o para reelegirlo, justificándose de ese modo ante sí mismos – “nosotros elegimos a nuestros gobernantes” –, regresan a su esclavitud consentida. Solo invaden la calle si están en la ruina o si se disparan los precios de los alimentos básicos. Cuando la ciudadanía pierde la capacidad de asombro, emprende el camino del desvarío y suele acabar suicidándose. Alemania, por ejemplo, fue del desvarío de la inflación al desvarío del Tercer Reich.

En Recuerdos de la inflación alemana (1942) cuenta Thomas Mann que, por los años veinte, la gente ya se había olvidado de cómo asombrarse y, desde entonces, no hubo nada tan descabellado y cruel como para que pudiera impresionarle, ni siquiera cuando la tendera pedía secamente “cien billones de marcos” por un huevo. El propio Mann vendió su casa en diciembre de 1923 por dos mil billones de marcos. Sin embargo, muchos alemanes no se enteraban de lo que estaba ocurriendo. “Aún recuerdo el rostro orgulloso y desamparado con el que nuestra vieja niñera nos aseguró un día que pensaba retirarse pronto y vivir de sus ahorros. Tenía un par de miles de marcos en el banco, pero con ese dinero ni siquiera podía comprar un huevo”.

Esperar todo del Estado

Fue durante la hiperinflación cuando, según Mann, los alemanes se olvidaron de confiar en sí mismos como individuos, y aprendieron a esperarlo todo del Estado. “Se acostumbraron a contemplar la vida como una salvaje aventura cuya salida no dependía del propio esfuerzo, sino de unos poderes malvados e ignotos. así, habiendo sido atracados, los alemanes se convirtieron en una nación de atracadores”.

Los meteorólogos de la sociología advierten sobre un cambio de vientos políticos en España. La ciudadanía va percibiendo que el gobierno de ZP, primero negando la crisis económica y ahora apuntalando con cheques montilla la insolidaridad territorial, no sabe estar a la altura de las circunstancia. Frente a los trajes elegantes, al aroma a plata y a bolso Vuitton, las monedas que tintinean de verdad son las que se entregan para apaciguar la voracidad de las comunidades autónomas que se creen superiores al resto y no quieren oír hablar de igualdad por nada del mundo.

Y mientras nos gobiernan en medio de grandes obsequios y amplias sonrisas, como si España fuera el país de Jauja y ZP Mr. Jajá, la gran mayoría sufre cruzada de brazos y espera la llegada del momento decisivo, el momento electoral. A veces, cuando esa mayoría acude al bar para refrescarse el gaznate, pregunta por lo que ofrece la alternativa política y el camarero responde que “más de lo mismo”. Y unos se lo creen y otros piensan que, tal como ha ocurrido en las Vascongadas, los cambios suelen ser curativos y ejemplarizantes.

Urge reclutar para la política gentes con un claro sentimiento de servicio a la sociedad, gentes que tengan altura de miras y gobiernen pensando en el medio y largo plazo. Cuando las clases rectoras se dedican a jugar al cortoplacismo olvidan la conciencia de su misión y se dejan suplantar por las improvisaciones y las osadías. Entonces, los ciudadanos se sienten atracados y, tal como sucedió en Alemania, el país corre el riesgo de convertirse en una nación de atracadores.

El Confidencial

Montilla y Mas, comienza la batalla.. Por José Cavero

La campaña por las elecciones autonómicas catalanas del año que viene ha tenido comienzo por virtud de la financiación autonómica, y concretamente, por el acuerdo alcanzado entre el Gobierno central y el tripartito catalán que preside Montilla, contra el que Artur Mas se ha manifestado reiterada y ásperamente. Como si la vida -la vida política- le fuera en ello. Y es posible que así pudiera sucederle al dirigente de los convergentes.

Hoy mismo, desde "La Vanguardia", Artur Mas reitera la argumentación que ha venido exponiendo desde que ERC y los restantes miembros del tripartito celebraron el acuerdo alcanzado con Elena Salgado y el Gobierno central. Dice Más que ese acuerdo de financiación "incumple el modelo, la cifra y el calendario del Estatut", y acusa de sentirse objeto de una propaganda intimidatorio. Artur Mas, en una de sus declaraciones más ácidas que se le recuerdan, no tiene inconveniente en describir a Cataluña ·"Enjaulada e hipotecada". Y explica que la cesta de impuestos prevista en el Estatut obliga a mayores ingresos, y que se han sacado de la manga un plazo, 2012, no previsto en ningún lado. Para Mas, el acuerdo sólo tiene una lógica, salvar el tripartito un año antes de las elecciones. Y su queja final: ¿Para qué votamos al Estatut? ¿Para incumplirlo?

Frente a este "perdedor de antemano" que es hoy por hoy Artur Mas -porque sus adversarios políticos han conseguido lo que él pensó que era un sueño inalcanzable-, aparece José Montilla, que acaba de festejar en Madrid, en compañía de Zapatero de sus restantes colegas presidentes socialistas de Comunidades Autónomas, que el acuerdo de financiación alcanzado "conjura la desafección catalana", nada menos. Montilla admite que, aunque todas las autonomías saldrán ganando, la suya será lamás beneficiada, por la sencilla razón, dice, de que "España ha corregido una injusticia con Cataluña y ha saldado una deuda con ella. Se corrige una injusticia, pero Cataluña seguirá siendo solidaria", declara Montilla a "El País", donde también explica que "no hubo guerra con Zapatero, simplemente defendemos intereses distintos".

Y se refiere a la otra asignatura pendiente de Cataluña, el Estatut, que tres años después siguen analizando los diez magistrados del Tribunal Constitucional, pero al que Montilla no ve posible marcha atrás: "El Estatuto es un pacto político, y eso los tribunales no lo pueden tumbar". Habrá que ver lo que determinan sus señorías los magistrados, ya hartos de marear esa perdiz que se les resiste. Aprovecha la ocasión Montilla para arremeter contra la catalanofobia de algunos dirigentes políticos, acusación de la que vuelve a defenderse Esperanza Aguirre, en otras declaraciones dominicales: "Si denunciamos que algunos han recibido un trato de favor se nos acusa de catalanofobia".

Me niego y rechazo rotundamente esa acusación. Amo a los catalanes, los admiro, y nunca he dicho si han recibido demás porque lo desconozco. Lo que sí digo, porque es cierto, es que los madrileños vamos a ser los únicos que aportemos a la caja común, y encima se nos maltrata. Ahora, el victimismo parece haberse trasladado de Barcelona a Madrid...

Periodista Digital - Opinión

Lo inexplicable es la postura de Rajoy

«Parece como si en el PP todos los altos cargos fueran libres de coquetear con el socialismo y el nacionalismo y, por el contrario, nadie pueda hacer lo propio con los principios liberales sobre los que, supuestamente, se asienta este partido.»

La unidad –transmitir una sola y coherente voz ante cada uno de los asuntos de actualidad– es uno de los mayores activos con los que puede contar un partido político. Al fin y al cabo, estas formaciones no son más que canales a través de los cuales la opinión pública expresa sus puntos de vista. Si un grupo tiene posturas muy distintas sobre cada tema, difícilmente el votante podrá seleccionarlo como garante y depositario de sus valores.


Ahora bien, no cualquier unidad política es beneficiosa para un partido y para el conjunto de la democracia. La unidad debe guardar una coherencia interna (es decir, que las distintas opiniones de un partido no sean contradictorias y antagónicas entre sí) y externa (debe ser compatible con los valores de sus votantes y con los del ordenamiento jurídico). Cualquier unidad que no cumpla esta doble restricción se convierte más bien en un despotismo dentro del partido y en un fraude hacia los votantes; esto es, la unanimidad a la búlgara que impera en tantas formaciones españolas.

En el PP, la tan característica unidad de discurso durante la era Aznar fue ciertamente sana y revitalizante para la democracia. El votante español tenía a su disposición un programa político coherente –con mejores o peores propuestas pero en todo caso coherente–, al que apoyar o rechazar según sus preferencias e ideologías. Y, para rematar, sabía que a grandes rasgos solía cumplirse y defenderse. En estos casos, los cargos populares que se salieran de las pautas marcadas por la dirección del PP estaban siendo desleales no con Aznar, sino con sus votantes y, por este motivo, su actitud resultaba reprobable.

Con la llegada de Rajoy al frente de la dirección popular, la coherencia interna y externa del discurso comenzó a difuminarse. Especialmente tras el Congreso de Valencia y con su segunda derrota electoral a cuestas, la necesidad de diluir el discurso para atraer a una parte de la izquierda y del nacionalismo aceleró tanto la ruptura interna del discurso (no se defendía lo mismo en Cataluña que en Madrid o en Murcia que en Castilla La-Mancha) como la externa (un creciente olvido y desdén por los valores y las promesas electorales de sus más de 10 millones de votantes): los casos de Alberto Ruiz Gallardón, Celia Villalobos o Alicia Sánchez-Camacho son claros ejemplos de la ruptura de la unidad de discurso y de la deslealtad del PP hacia muchos de los planteamientos de sus votantes. Simplemente, a Rajoy le interesa no definirse y no tomar decisiones para no parecer "áspero" y terminar sucediendo a Zapatero.

Lo mismo sucedió la semana pasada con el tema de la financiación autonómica. Pese a que la propuesta del Ejecutivo socialista atentaba directamente contra los valores más básicos del PP –incentivaba una hipertrofia del gasto público y limitaba las reducciones de impuestos–, Rajoy se negó en un principio a liderar el partido y tomar una postura conjunta, dando otra muestra más de la Realpolitik del Partido P’ayudar. Confiado en que la inicial lluvia de millones que las comunidades autónomas van a recibir gracias al nuevo sistema de financiación (a costa de cargar de deuda el futuro de los españoles) las llevara a abstenerse (haciendo buena la frase de De la Vega en contra del PP, "coge el dinero y corre"), dio libertad a cada gobierno regional para que decidiera en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de acuerdo con sus intereses.

Por fortuna, la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, no traicionó a sus votantes y anunció que votaría en contra del nuevo modelo de financiación, ya que al fin y al cabo –como la propia dirección nacional del PP denunciaba– tendía a perpetuar la crisis económica y pocas cosas hay más contrarias a los intereses de sus ciudadanos que prolongar nuestro estancamiento.

Sin embargo, tan pronto como el gallego avistó la posibilidad de que Zapatero tuviera que soportar un voto negativo en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, Rajoy impuso un voto unitario de carácter abstencionista a todas las comunidades autónomas gobernadas por los populares. Con esta decisión, por muy unitaria que fuera, Rajoy quebraba la coherencia interna de su discurso (pues había estado denunciando la propuesta de Zapatero como contraria a los intereses de los españoles) como la externa (ya que apoyaba aquello que sus votantes le pedían expresamente que rechazara). Una decisión deplorable e impropia de un líder de la oposición que quiera seguir siéndolo.

Con este historial, la dirección popular no debería remover demasiado las aguas, tratando de pasar página. Pero, sorprendentemente, parecen empeñados en defender su pasteleo con los socialistas y en criticar a Esperanza Aguirre por ser la única que de vez en cuando recuerda que el PP es un partido liberal-conservador y que se encuentra en la oposición. Así, una vez que Aguirre reiteró este domingo su muy lógica oposición al acuerdo de financiación alcanzado con la complacencia del PP, desde Génova han mostrado su "enfado" hacia la presidenta madrileña hasta el punto de considerar "inexplicables" sus palabras.

Parece como si en el PP todos los altos cargos fueran libres de coquetear con el socialismo y el nacionalismo y, por el contrario, nadie pueda hacer lo propio con los principios liberales sobre los que, supuestamente, se asienta este partido. Por ello, lo más grave no es ni que se adopte una línea política equivocada, ni que Rajoy se enfade por que Aguirre se separe de su torcida estrategia; lo realmente preocupante es el doble rasero que exhibe el PP: la brutal asimetría que existe entre el trato dispensado a los liberales, por un lado, y a los "socialdemócratas", por otro.

En realidad, pues, lo inexplicable es que Rajoy esté adoptando un discurso errabundo y contrario a los valores de sus votantes con tal de alcanzar el poder. Lo inexplicable es que para algunos La Moncloa valga tanto como para traicionar sus principios. Lo inexplicable es que la alternativa al PSOE sea un PSOE bis.

Libwertad Digital - Editorial

El género de los parámetros econométricos. Por Yauma

El PIB es masculino (noticia de La Vanguardia)

“La última idea de la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, ha causado estupor en el mundo económico. Profesores de economía y expertos se preguntan si es intención del Gobierno definir el sexo de economía. Durante un curso de verano ante los cuadros socialistas, afirmó convencida que el PIB es masculino, es claramente masculino. Ante la cara de asombro de algunos asistentes que no comprendían por qué atribuía masculinidad al indicador económico que mide la creación de riqueza, la dirigente socialista siguió diciendo que el cambio estará en el momento en que las decisiones importantes estén tomadas también por mujeres. No es la primera frase de Pajín que causa revuelo. Ya provocó todo tipo de comentarios su atrevida aseveración sobre la coincidencia del liderazgo de Rodríguez Zapatero con el de Obama como una conjunción planetaria. Seguramente que el PIB no es masculino, porque por esa regla de tres igual se podría decir que la inflación es femenina.”
El PIB representa la suma de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un año, ya sea por nacionales o por extranjeros residentes. Es importante el término “finales” no se incluyen los bienes intermedios pues se produciría una doble contabilización. El PIB funciona como un marcador que se pone a cero al principio de cada ejercicio, va contabilizando la riqueza generada durante un año y se para el 31 de diciembre.
El PIB se puede medir desde dos enfoques diferentes, debiendo coincidir ambas mediciones (las dos de género masculino):
Como flujo de gastos(o productos finales): es decir, cuál ha sido el destino de los distintos bienes y servicios producidos durante el ejercicio. PIB=consumo+inversión+gasto público+exportaciones-importaciones
Como flujo de rentas: cómo se distribuyen las rentas que se han generado durante la producción de esos bienes y servicios. En este apartado el número de sumandos resulta bastante menos evidente.


La econometría, medición de la economía literalmente, se define como la ciencia que aplica las técnicas matemáticas y estadísticas a los problemas y teorías económicos. Se habla de económetra como un especialista en econometría. También, en la jerga económica se utiliza el término econometrista con igual o parecido significado.
La econometría empezó a tomarse en serio en 1930, (se considera la etapa inicial de la econometría el periodo comprendido entre 1930-1950) fundamentándose una “Teoría General” en 1944 con aplicación de métodos y modelos matemáticos, cálculo, probabilidad, estadística, programación lineal, teoría de juegos etc.
Desde que en 1970 la academia de ciencias sueca concediera el premio Nobel de Economía a Paul A. Samuelson “Por el trabajo científico a través del cual ha desarrollado la teoría económica estática y dinámica y contribuido activamente a elevar el nivel del análisis en la ciencia económica” no se había producido en el mundo científico una noticia, pasada casi desapercibida, de tantísima envergadura, una redefinición de los pilares teóricos de la teoría económica. Asociando, de un plumazo, uno de los parámetros de medición de la economía más conocido, el PIB, al género masculino.
Este gesto científico genial, creemos modestamente que no puede catalogarse mejor, ha tenido su origen en unas declaraciones públicas de una política socialista de nuestro tiempo: La señora Pajín “El problema es que el PIB es claramente masculino” Dijo la dirigente socialista ante numerosos periodistas que la escuchaban con la boca abierta. Con razón, lo de la boca, expresiones sublimes donde la biología se une a la econometría son de rarísima contemplación, algo tan cíclico como un eclipse solar total y que pocos mortales tienen la suerte de poder contemplar a lo largo de su vida.

Entendemos que la señora Pajín, esa Dolores Ibárruri del socialismo zapateril, no ha sido consciente del alcance científico de su asociación, producto interior bruto y masculinidad, hormonas masculinas, andrógenos (testosterona, androsterona…) todas ellas hormonas esteroides derivadas del ciclopentanoperhidrofenantreno junto al PIB.
Seguramente algunos sabios economista, fisiólogos, y de otras ramas del saber, estarán celebrando que, por fin alguien aunque no sea del gremio, se haya atrevido a dar un primer paso en la tan ansiada teoría de la unificación científica, un saber unitario para todas las disciplinas científicas, que ya empezó Maxwell en el siglo XIX con sus intentos de unificación de la electricidad, magnetismo y óptica con la teoría del electromagnetismo. Ha tenido que ser un político, perdón una política, con empuje irreflexivo y ganas de desplazar a barones y varones de su partido, la persona que ha encendido una linterna en la dirección correcta hacia el futuro.
Hay que reconocer, sin ninguna reserva mental, que el presidente Zapatero ha sabido rodearse en general de personas, hombres y mujeres, machos y hembras, de verdadero talento político y del otro, posiblemente en un intento, logrado, por acercarles al suyo propio. Entre estas personas destacan con luz propia las compañeras Pajín y Aído. Ambas brillantes universitarias, creativas, inteligentes, definidoras de conceptos y matices inalcanzables para la gente corriente como usted y como yo ciudadanos normales, aunque no normalizados.
Pajín y Aído, Aído y Pajín, rebeldes con causa luchan diariamente por la igualdad de géneros sustituyendo la lucha de clases de la izquierda tradicional por otra lucha, no menos encarnizada, entre lo masculino y lo femenino. Estas personas generosas utilizan la alta tribuna social que ocupan con asiduidad para denunciar, de una vez por todas, la idea secular masculina de que las mujeres han nacido para vivir en esclavitud y penitencia, bajo la autoridad de los hombres.
Por ello, entra dentro de la lógica de esta lucha sin cuartel el feminizar el indicador económico conocido como PIB (en adelante la producto interior bruta) mismas siglas PIB pero un significado muy diferente. Y ante una bella PIB siempre cabe analizar si es fornida y ancha de caderas, abultados senos salientes redondos y de cabellera hermosa.

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