sábado, 24 de octubre de 2009

En España muere más gente por suicidio que en accidentes de tráfico. EFE.

En 2007 se suicidaron 3.263 personas frente a las 2.741 que perdieron la vida en la carretera ese mismo año.

En el conjunto del mundo se estima que un millón de personas se quita la vida, lo que representa un suicidio cada 40 segundos, una cifra que supera las defunciones registradas en algunos conflictos bélicos.



La doctora Pilar Saiz, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, ha ofrecido estos datos en una rueda de prensa, convocada en el marco del XIII Congreso Nacional de Psiquiatría, para llamar la atención sobre un grave problema que, sin embargo, no parece despertar el interés de las autoridades.

Manuel Martín, secretario de la Sociedad Española de Psiquiatría, ha hecho hincapié en la necesidad de poner en marcha programas preventivos a la hora de reducir los comportamientos suicidas que generan tantas pérdidas no sólo humanas, con el sufrimiento que conllevan, sino de tipo económico -el 2,3 por ciento del total del gasto debido a enfermedades-.

Los expertos han denunciado que la Estrategia de Salud Mental apenas se ha desarrollado en las Comunidades Autónomas mientras que no existen medidas para prevenir estos siniestros, una materia en la que España "se encuentra muy por debajo de otros países europeos".

Saiz ha relatado que más de la mitad de las personas que pusieron fin a su vida acudieron un mes antes al médico de cabecera, donde relataron algún problema que, de ser abordado correctamente, podría haber evitado su fallecimiento. Y es que en la inmensa mayoría de los casos los suicidios no son impulsivos sino que conllevan una elaboración previa, que la persona afectada se encarga de "verbalizar" en su entorno de una manera u otra.

Desde el ámbito de la Psiquiatría se estudia cómo formar a los facultativos de Atención Primaria y también a los allegados de la persona susceptible de poner fin a sus días, para que actúen como "ángeles de la guarda" que puedan salvarla de la muerte.

El doctor Martín ha señalado que la gente que habitualmente ve al afectado, no sólo los familiares sino también "el camarero que le pone el café o el quiosquero que le vende el periódico", pueden estar atentos a esos mensajes finalistas que a veces son explícitos y otras no lo son tanto.

Escuchar de alguien expresiones de despedida, hastío o fatiga extrema de la vida, como "esto no tiene solución", "espero que todo te vaya bien porque no creo que volvamos a vernos" o "estoy desesperado", pueden ser indicios que ayuden a atender al presunto suicida y ponerle en manos del psiquiatra en cuanto sea posible.

Aunque algunos medios de comunicación tienen por norma no informar sobre suicidios para evitar un efecto contagio, los psiquiatras consideran que eso difiere mucho de dar a conocer a la opinión pública un problema de salud que concierne a toda la sociedad.

Entre las medidas que proponen los expertos a las autoridades sanitarias figuran incrementar la formación de los profesionales, restringir el acceso a los principales métodos suicidas, dar soporte a quienes hayan incurrido en tentativas y, por último, implementar medidas par reducir los principales factores de riesgo asociados.

El doctor Miguel Bernardo, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de Barcelona, ha puntualizado que el consumo de alcohol, las drogas, la depresión y el estrés son los principales elementos de riesgo vinculados al suicidio, un comportamiento determinado por un conjunto de elementos "biopsicosociales".

El 95 por ciento de las personas que ponen fin a sus días padece un trastorno mental previo, aunque se sabe que casi la mitad de los comportamientos suicidas conllevan una carga genética que, combinada con otros factores ambientales, desencadena el suicidio.

Los hechos más destacados que pueden ayudar a predecir un riesgo suicida son padecer un trastorno mental, la presencia de ideación suicida, su verbalización y la planificación del acto, las tentativas constatadas, el aislamiento social, los sentimientos de desesperanza, elementos sociodemográficos, los antecedentes familiares y situaciones estresantes agudas o crónicas, como una enfermedad discapacitante.

Saiz ha informado de que las tentativas son más frecuentes en las mujeres: ellas suelen recurrir a la intoxicación por medicamentos, y los suicidios consumados lo son más en los hombres, quienes eligen métodos más violentos como el ahorcamiento, la precipitación o la sumersión. En España, la tasa de suicidio por 100.000 habitantes fue de once para los hombres y de 3,5 para las mujeres, en el año 2007.

Libertad Digital