sábado, 7 de noviembre de 2009

¿Sociedad vigilada?. Por Antonio Casado

El PP hace olas para tapar sus problemas internos. Un legítimo y viejo truco político que tiene sus límites. ¿Los está desbordando? Puede desbordarlos si, al crear una alarma infundada, la táctica acaba dañando el prestigio del Estado de Derecho. Es muy grave acusar sin pruebas al Gobierno de estar forjando una especie de Estado policial o "sociedad vigilada". Pero también debe quedar muy claro que si ha detectado indicios sobre un uso indebido de las nuevas tecnologías en el control de las comunicaciones, tiene la obligación de dar la batalla política en defensa de derechos fundamentales. En este caso, la privacidad y el secreto de las comunicaciones.

La polémica se desató la semana pasada a raíz de una iniciativa parlamentaria del PP reclamando del Gobierno el envío a las Cortes de un proyecto de ley orgánica que refuerce el control judicial sobre el uso policial de la mencionada tecnología (SITEL). Se trataría de habilitar una protección específica, por ley orgánica, de los derechos fundamentales mencionados. La nueva regulación contemplaría la anulación "como medio de prueba" de las causas judiciales que se hayan instruido en base a la utilización de ese sistema.


Reparemos en el último punto: invalidación de causas judiciales basados en el uso de escuchas telefónicas. Podría ocurrir si en el futuro se llegara a establecer la inconstitucionalidad de SITEL. Por ejemplo, en el caso Gürtel, que afecta de lleno al partido más interesado en demostrar la falta de cobertura legal de este sistema de intervención de comunicaciones telefónicas y de Internet. Por tanto, tampoco podemos dejar de detectar el oportunismo que planea sobre esta iniciativa parlamentaria del PP respecto a un sistema muy eficiente en la lucha contra la delincuencia (crimen organizado, terrorismo, narcotráfico).

En resumen. Distingamos dos planos diferentes en la discusión. Uno, el ya expuesto de la presunta falta de cobertura legal para el sistema. Incluso, falta de encaje constitucional, según el PP. Un segundo plano es el mal uso del sistema que puedan estar haciendo las Fuerzas de Seguridad del Estado si acaso estuvieran practicando escuchas o interceptaciones sin contar con el juez. O si acaso estuvieran utilizando para fines políticos, u otros, el material sobrante, una vez descontado el que se ajusta a la autorización judicial. El PP debería llevar las pruebas a los tribunales porque esas conductas son delictivas. Y si lo que quiere es dejar las cosas en un terreno estrictamente político, debe ser más explicito a la hora de justificar su ofensiva, porque SITEL es perfectamente legal. Cuestión distinta es el intento de mejorar la cobertura legal del sistema o reforzar las garantías en defensa de derechos fundamentales. Pero esa justa pretensión del PP no invalidaría el uso de SITEL en la lucha contra el delito. Con la consabida autorización judicial, por supuesto.

Periodista Digital - Opinión

Irlanda, con él. Por Alfonso Ussía

La «Black Mountain», cercana a Belfast, no puede considerarse una gran elevación natural de terreno. Por los metros que se alza sobre el nivel del mar, es más «black» que «mountain». Apenas 390 metros. Calculando con el ojo, más o menos como el monte Igueldo de San Sebastián, pero sin funiculares ni montaña rusa. Más que montaña para la ascensión, lo es para una romería. Pero su cumbre, su nada elevada cumbre, cimita o portechuelo, ha sido la elegida por la organización «Don’ t extradite the Basques» (no extraditar a los vascos), para organizar un multitudinario acto en apoyo del terrorista De Juana Chaos. Está claro que De Juana Chaos y su esposa, Irati Aranzábal, la de los «chupachús» en la cárcel, han hecho una gran cantidad de amigos en Belfast. Simpáticos que son.

La marcha, paseo o lo que sea, se celebró el pasado 17 de octubre. La encabezaban los protagonistas, De Juana Chaos, Irati Aranzábal y el también etarra Beñat Villanueva, pendiente asimismo de una orden de extradición a España. También daban zancadas en la cabeza de la magna manifestación los organizadores del multitudinario evento. Día de sol y buena temperatura, muy importante para contribuir al éxito de la convocatoria. Ver el sol en Belfast es más difícil que encontrar un chiringuito en una playa de Islandia. Todo a su favor. Irlanda del Norte, dispuesta a todo para impedir que De Juana sea extraditado a España.

Pero algo tuvo que fallar. Quizá la comunicación. Porque la mayoría de los norirlandeses no pudieron asistir al reivindicativo paseo hacia la cumbre de «Black Mountain». Según los periodistas allí reunidos, contaron 35 manifestantes. De ellos, 33 mayores de edad y dos niños. Un dato emocionante. Dos de los adultos aprovecharon para sacar de paseo a sus perros. El apoyo a De Juana Chaos se resume en estas cifras gozosas e impresionantes. Treinta y tres mayores, dos niños y dos perros. Si contamos a los perros como personas, treinta y siete. Si los restamos, sólo treinta y cinco. Interesante debate. Claro, que también hay que contar, entre esos 35 o 37 a Irati, De Juana, Beñat y los miembros de la organización convocante, que serían, más o menos, diez personas entre todos. Restadas del censo manifestante, nos encontramos con una cifra de irlandeses favorables a De Juana no tan brillante como la anterior. Veinticinco personas y dos perros. Según un malvado reportero presente en la gran ascensión, de los veinticinco irlandeses que subieron al «Black Mountain», más de quince hablaban en vascuence entre ellos. Nos quedan ocho o nueve irlandeses dispuestos a darlo todo porque De Juana se quede a vivir en Belfast el resto de sus días. Los demás eran amigos de los terroristas recién llegados de Hernani y Villafranca de Ordicia. Bueno, tampoco hay que ponerse así. Conseguir un apoyo natural y voluntario de ocho irlandeses no está al alcance de cualquier persona. Y de dos perros, que se me olvidaba el precioso detalle. Después de ascender, descendieron. Y ya en Belfast, celebraron el éxito. Irlanda está con ellos, indudablemente.

La Razón - Opinión

Aquí está la Alianza de Civilizaciones

Mientras los musulmanes no acepten someter su moral privada a la Justicia y sus costumbres a las libertades de todos los seres humanos, difícilmente tendrán encaje –con o sin diálogo de civilizaciones– dentro de nuestras sociedades.

La visión relativista del mundo que sostiene Zapatero parte de la base de que no hay comportamientos buenos y malos y, por tanto, valores mejores o peores. El bien y el mal, lejos de ser un absoluto que se encuentra presente en todas las sociedades humanas en cualquier momento del tiempo, son contingencias culturales e históricas que no pueden ser juzgadas por alguien ajeno a ese contexto. Por consiguiente, los valores sobre los que se ha desarrollado y ha ido evolucionando Occidente –la libertad, la propiedad privada, el respeto a los contratos– serían tan válidos o inválidos como los de cualquier otro grupo humano.


Sobre esta falsedad demostrable –no todo conjunto de normas éticas favorece la prosperidad y la armonía de intereses entre los seres humanos– se edifican conceptos y estrategias políticas tan desorientados y perniciosos como la célebre Alianza de Civilizaciones apadrinada por Zapatero. Según esta descabellada idea, basta con que los gobiernos occidentales dialoguen con sus falsos homólogos orientales (¿acaso los regímenes democráticos son asimilables a las dictaduras?) para que se resuelvan todos los conflictos políticos, sociales y culturales que puedan emerger entre dos concepciones distintas del mundo: una, la occidental, basada en la libertad y en la dignidad de todos los seres humanos; las otras, las no occidentalizadas, asentadas sobre distintas concepciones colectivistas y de sumisión.

Por supuesto, esta estrategia encaja perfectamente con el buenismo antropológico de Zapatero, con la negativa socialista a defenderse –"prefiero morir a matar"–, con la cesión permanente del Gobierno ante las exigencias de terceros y, sobre todo, con su antioccidentalismo militante que encarna ese movimiento reaccionario contra la razón y la prosperidad que se llama "izquierda".

Sin embargo, difícilmente puede haber una transacción como la que pretende efectuar Zapatero entre un régimen liberal y uno antiliberal. Dos comunidades no pueden convivir si la una pretende aniquilar a la otra o si los valores de la primera pasan necesariamente por cercenar los de la segunda.

Es lo que sucede precisamente con el "choque de civilizaciones" entre el islamismo y Occidente. No es que los occidentales no puedan convivir con las intolerantes comunidades islámicas, es que no deben aceptar convivir mientras el programa de esas comunidades consista en destruir el régimen jurídico sobre el que funciona Occidente.

No se trata de que nuestros Estados impongan una moralidad de carácter privado a los musulmanes, sino de que su moral privada no atente contra los derechos de los ciudadanos de Occidente. O, dicho de otra manera, nadie por ninguna razón –tampoco religiosa– puede poseer el privilegio de sustraerse de nuestro sistema de derechos y libertades.

De ahí que hoy, buena parte del islamismo tal y como lo conciben numerosos musulmanes sea simplemente incompatible con nuestros Estados de Derecho. Mientras no acepten someter su moral privada a la Justicia y sus costumbres a las libertades de todos los seres humanos, difícilmente tendrán encaje –con o sin diálogo de civilizaciones– dentro de nuestras sociedades.

Y, sin embargo, un gran número de gente, incluyendo a los medios de comunicación, se muestra reticente a admitir esa incompatibilidad y a denunciarla. Por ello, exhiben un comportamiento absolutamente hipócrita al silenciar aquellas noticias que, de la manera más escandalosa y lamentable, la ponen de relieve. Es el caso de la mujer musulmana que abortó ayer como consecuencia de la paliza que le dieron dos marroquíes por no llevar el velo.

La cobertura mediática y política de este crimen ha sido mínima, como ejemplifica el hecho de que incluso la ministra de Igualdad –un cargo creado supuestamente para denunciar este tipo de sucesos– ha preferido guardar silencio. Nuestra sociedad es capaz de denunciar diariamente los más diversos casos de violencia de género y, en cambio, ocultar este tipo de sucesos en aras del diálogo intercultural. Pero, ¿qué diálogo intercultural cabe con quienes quieren imponer su liberticida modo de vida a toda la sociedad?

O pensemos simplemente en qué importancia le habrían concedido los medios de comunicación si, en lugar de haber recibido la paliza por no llevar el velo, la hubiese recibido por llevarlo. En realidad, ambos casos suponen una vulneración de una libertad: la primera con contenido negativo (no llevar el velo) y la segunda con contenido positivo (sí llevarlo). Sin embargo, los medios de comunicación parecen asignarle a la mujer en el primer supuesto una especie de responsabilidad por no subyugarse a su opresiva cultura y, con ello, favorecer el diálogo entre civilizaciones.

Lo cual, dicho sea de paso, debería llevar a más de uno a plantearse hasta qué punto muchas mujeres que aparentemente portan el velo de manera "voluntaria" no lo están haciendo como consecuencia de una coacción explícita o tácita por parte de otros musulmanes nada "sensibles" con sus libertades.

Al final, pues, lo que casos tan desagradables como este dejan entrever es, primero, una radical incompatibilidad entre las posiciones islamistas más reaccionarias y nuestras sociedades abiertas; segundo, un preocupante doble pensar en ciertos estratos de la sociedad occidental que parecen actuar más como avanzadillas del totalitarismo que como defensores del Estado de derecho; y tercero, una creciente ingenuidad entre muchas personas bienintencionadas sobre el caldo de cultivo en el que se desarrollan las liberticidas posiciones del islamismo radical.

Ante este tipo de situaciones no sólo es indispensable que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado actúen con contundencia para detener a los delincuentes y proteger a las víctimas, también es necesario librar una batalla intelectual en la que se denuncie el auténtico significado de estas agresiones. Si bien la víctima sólo es la mujer que ha padecido la lesión y el aborto, las víctimas potenciales somos ciertamente todos los que creemos en un régimen de libertades.

Libertad Digital - Opinión

El alacrán les va a picar. Por Ignacio Camacho

LLEGADOS al punto crítico del problema del «Alakrana» cualquier solución significará el ridículo de un Gobierno que se ha equivocado en todas las decisiones posibles; se trata, pues, de escoger ahora la que mejor garantice la vida de los rehenes y posponer la discusión hasta que estén a salvo. La mejor de las salidas es mala, porque significa pagar el rescate y dejar que los piratas chuleen a un Estado democrático, pero ya nos podríamos dar con un canto en los dientes si aceptan trincar la pasta y darse el piro. Para poner en libertad a los dos detenidos se necesitaría un cínico ejercicio de justicia creativa que burlase nuestras propias leyes; intervenir con un comando de asalto puede desencadenar un desastre irreparable. La prioridad es el salvo retorno de los marineros, pero cuando vuelvan el Gobierno tendrá que asumir la responsabilidad de su cadena de errores y de su incompetencia superlativa. Le espera un ajuste político de cuentas del que no va a salir indemne.

No se puede actuar peor ante una crisis. Primero por la negativa de Defensa a embarcar soldados en los pesqueros del Índico, como Francia, y la tardanza en autorizar la alternativa de mercenarios armados. Después por la arrogante decisión de hacer pública la detención de dos piratas y dar pie a que Garzón tratara de lucirse reclamándolos sin lograr otra cosa que un sainete judicial y el agravamiento de las condiciones de rescate. Luego ha venido el trato displicente a los familiares de los secuestrados, denunciado por ellos mismos, y el empantanamiento de las negociaciones. Y por último, hasta ahora, la sensación de caos y apocamiento en un apuro que ya no tiene salida política honrosa salvo la de apresar a posteriori a los asaltantes.

Capítulo aparte merece ese juez cuya intervención jactanciosa y precipitada ha bloqueado el problema. Un Garzón incapaz de resistir, pese a que estaba de suplente, la tentación de reclamar su cuota de protagonismo. No le han ido a la zaga su compañero Pedraz y el resto de la Audiencia con el vodevil sobre la edad de ese piratita al que le han hecho más radiografías que a Cristiano Ronaldo. Pero si Garzón reclamó a los detenidos fue porque el Gobierno anunció que los había apresado para sacar pecho y mostrar tardía energía sin calcular que, dispuesto como estaba a negociar, disponía de una eficaz moneda de canje.

Todo parte de unos escrúpulos prejuiciosos sobre el ejercicio de la legítima violencia defensiva, que han bloqueado durante meses la protección de los pesqueros y convertido a la Armada en espectadora de un delito flagrante. El resultado de este cúmulo de desatinos es la humillación de un Estado democrático de hinojos ante un grupo de filibusteros desharrapados. A estas alturas será mal menor si los rehenes salen ilesos, pero ese alacrán le va a picar al Gobierno y a su presidente. Vaya si les va a picar.

ABC - Opinión

Observatorio de la corrupción (X)

Ofrecemos a nuestros lectores un resumen con los enlaces que les darán una somera idea del clima de corrupción que nos hace la atmósfera política irrespirable.



«Operación Pretoria»
La Vanguardia: Montilla requiere a las empresas que batallen contra la corrupción

El confidencial: Campaña nacionalista para “liberar” a Prenafeta y Alavedra

e-notícies: "La corrupción es un cáncer para la democracia"

La Vanguardia: El PSC aprueba una declaración contra la corrupción

La Vanguardia: Montilla pide perdón a los catalanes por los casos de corrupción

e-notícies: Montilla pide perdón

Europa Press: Los candidatos del PSC deberán hacer públicos sus ingresos, patrimonio y gastos

La Razón: Incorruptibles por contrato

La Razón: «No puedo poner la mano en el fuego por Alavedra y Prenafeta»


Caso «Palau»
La Vanguardia: El Palau de la Música pedirá cuentas al auditor el próximo día 13


Caso «Palma Arena»
La Vanguardia: Finaliza el registro en el domicilio del ex presidente balear Jaume Matas

El confidencial: Registran el 'palacete' del ex-presidente del gobierno balear, Jaume Matas

El confidencial: El abogado de Jaume Matas dice que los registros "no fueron una sorpresa"

La Razón: Los investigadores tasan en más de dos millones los bienes del palacete de Matas


«Corrupciones Varias»
e-notícies: 'El Periódico' reprocha a Puig los 41 cargos cuando era consejero

El Periódico: Puig ostentó 41 cargos como ‘conseller’ del 2001 al 2003

e-notícies: Anna Hernández no da la cara

Libertad Digital: Suspenden a una concejala socialista por renegar de un "partido de corruptos"