jueves, 3 de diciembre de 2009

El nacionalismo asturiano protesta contra el Estatut


El Estatut y Asturias

El texto catalán perjudica los intereses de nuestra región



El Estatut y Asturieswww.xuanxose.blogspot.com



XUAN XOSÉ SÁNCHEZ VICENTE
PRESIDENTE DEL PAS



La reacción de una parte de la sociedad catalana con respecto a la revisión de su Estatut, la negativa a que pueda ser modificado por el Constitucional, es perfectamente comprensible. El Estatut nunca ha sido considerado un texto constitucional, sino preterconstitucional. Es decir, ha sido concebido como un pacto entre dos soberanidades autónomas, la catalana y la española, que, en virtud de su voluntad, han pactado entre sí un acuerdo para compartir soberanía (una especie de intersección de conjuntos), la reglada, precisamente, en el texto catalán.

No se piense que ha sido ése un punto de partida privativo de los independentistas / particularistas catalanes, ha sido también el que ha guiado las actuaciones de todos quienes han apoyado el texto (PSOE e IU, entre otros) y el supuesto jurídico de facto con el que han legislado tanto el Parlamento catalán como el de Madrid. En ese sentido, las palabras de Zapatero, «aceptaré el Estatuto que venga de Cataluña», no eran otra cosa que el reconocimiento de esas dos soberanías previas.

De ahí que en una parte importante de Cataluña no se entienda que nadie pueda recortar un texto que goza de la legitimidad del pacto entre soberanías y que ha sido refrendado por el pueblo. Agotado ahí el trayecto legitimador, la intervención del Constitucional sería una intervención «desde fuera» («de una tercera o cuarta cámara», se ha dicho), de alguien que no tendría derecho a llevar una vela en ese entierro o epifanía: las competencias del Constitucional, pues -digámoslo con otras palabras-, tendrían que ver, desde esa concepción de las realidades políticas, con las leyes españolas, no con aquellas que emanan del pueblo catalán, al menos con aquella que constituye su «carta fundacional».

En otro orden de cosas, he de de dejar constancia de que, a lo largo de muchos años, cada vez que abordo el proceso constituyente catalán (vengo hablando de él desde que el PSOE decide ponerlo en marcha, desde el verano del 2003) hay personas que se extrañan de que yo, como asturianista, no me alegre de los logros de otras nacionalidades o que los critique.

En primer lugar, respecto a las alegrías o las celebraciones, he de decir que no soy de ese tipo tan frecuente de personas que coloca su proyección eufórico-empática en los colores del Real Madrid o del Barcelona (y, menos, de los que gozan con la derrota del adversario de su camiseta). Mi empatía -por seguir con la parábola- se vuelca sólo en los emblemas de aquí, el Sporting, el Oviedo, el Avilés? y, cuando toca, la selección asturiana. De modo que, búsquenme los gozos con los propios, no con los extraños.

Pero es que en segundo lugar, el Estatut no es un texto ajeno a los intereses asturianos y a la dignidad de Asturies, los perjudica, la veja. Por decirlo muy resumidamente: concede a Cataluña y los catalanes una capacidad de interlocución y decisión que Asturies no tiene ni va a tener; les otorga representación en determinadas instituciones del Estado de las que no dispondremos, y, en la medida en que el Estatut estableció una determinada financiación autonómica para todo el Estado (¡qué disparate, qué vejación, qué ignominia!) y en que esa financiación no es favorable para los intereses asturianos, nos perjudica en la bolsa y en el futuro.

Que los partidos catalanes hayan pugnado por la consecución de esos logros se entiende. Que haya sido el PSOE (y secundariamente otros, como IU) quien haya proyectado, impulsado, aplaudido y votado ese ataque a nuestros intereses, y que lo hayan hecho, parcialmente, con los votos de los ciudadanos asturianos y con el apoyo institucional de quienes dicen defendernos (desde el presidente Areces a los diputados y senadores del PSOE, pasando por la FSA e IU de Asturies) debe ser denunciado.

Es cierto que existen asturianos que entienden que los catalanes son más importantes que nosotros y que merecen más; es cierto, asimismo, que hay otros que creen que lo más trascendental en este mundo es lo que diga su patria política, su partido, y que, en virtud de esa premisa, van al sacrificio con corazón alegre y cantando himnos de alegría; los habrá, sin duda, también, que se sientan estafados cuando vean la diferencia entre las palabras y la realidad.

En todo caso, se comprenderá que quien, como yo, no tenga otro interés que Asturies y los asturianos no quiera tolerar que se nos inflijan daños en nuestros bolsillos, ni que se nos discrimine o asobaye política y socialmente. Las alegrías por lo que otros consigan, para los pobres de espíritu; la resignación, para los derrotados o para quienes tienen una baja estima de sí mismos y de sus compatriotas.



http://www.lne.es/opinion/2009/12/03/estatut-asturias/842881.html

La obra predilecta de ZP fracasa en el Congreso. Por Antonio Casado

El diputado José Luis Ayllón (del PP, claro, a juzgar por el sartenazo que le dedica al presidente del Gobierno) ha escrito en su blog que el empleo no se recuperará nunca en España mientras Rodríguez Zapatero no pierda el suyo. Muy ingenioso. No me extrañaría que también fuera suya la frase del día en la sesión parlamentaria de ayer: “Lo que usted nos ofrece, señor Zapatero, es un rótulo luminoso en un solar vacío”.

La pronunció el líder del PP, Mariano Rajoy, durante la presentación parlamentaria de la llamada “Estrategia de Economía Sostenible”, que tampoco desmerece como ocurrencia verbal cuando el camuflaje semántico es el último recurso para decir a los españoles que hay crisis para rato. Al menos la que aflora con la medición de los indicadores clásicos: crecimiento, déficit público y paro. Ninguno de ellos está como para celebrarlo.


Y ninguno de ellos figura como referente del anteproyecto de ley de Economía Sostenible para cuantificar el interminable catálogo de buenas intenciones recogidas en el texto. Moncloa sólo ha utilizado la aritmética para fijar el horizonte de un nuevo modelo económico: 10 años. Pero sin previsiones de PIB, empleo y déficit público, como se hace con los Presupuestos Generales del Estado de cada año. En esas condiciones es imposible someter a un control de calidad esta “Estrategia para el crecimiento económico sostenible” presentada ayer por Rodríguez Zapatero e impugnada por todos los grupos parlamentarios, excepto el socialista.

Mal comienzo, pues, para una hoja de ruta cuyo objetivo, según el propio presidente del Gobierno “no sólo trasciende las posibilidades de una sola ley, sino también las de un solo Gobierno y una sola Legislatura”. Lógico. Lo normal es que el poder haya cambiado de manos antes de que hayan transcurrido los diez años calculados por Zapatero para lograr el cambio de “patrón productivo” tan ambicioso plan de reformas. Por tanto, el consenso es condición necesaria para afrontarlo.

Fracaso de crítica y público

Por lo visto ayer en el Congreso, ningún grupo político está por la labor. Empezando por el que, antes o después a lo largo de los próximos 10 años, puede haber tomado el relevo al frente del Gobierno. Al líder del PP, el borrador oficial y la estrategia de economía sostenible “no pasa de ser un surtido profuso de ocurrencias deslavazadas a medio elaborar, que no está en condiciones de ejercer ninguna influencia apreciable en la triste marcha de la economía”. Los portavoces del resto de los grupos, excepto José Antonio Alonso (PSOE), se expresaron más o menos en los mismos términos. Sánchez Llibre (CiU) calificó el plan de “spot publicitario”, con “mucho envoltorio y poca proteina”. Erkoreka (PNV) dijo que las medidas propuestas son “muchas, pero muy heterogéneas y muy mal articuladas”.

Y así sucesivamente. Lo que permite hablar de fracaso de crítica y público en esta presentación parlamentaria de la obra predilecta de Zapatero. La nueva frontera del zapaterismo, pero cuando el zapaterismo ya ha perdido su encanto fundacional. Y cuando se pierde eso, la credibilidad se resiente hasta el punto de entregar los mejores argumentos a los caprichos del viento. Es el mal que le aqueja de un tiempo a esta parte.


El confidencial

Pero, ¿qué han hecho los suizos?. Por Cristina Losada

La bochornosa renuncia de los políticos europeos a custodiar los principios que vertebran a las sociedades libres, ha dejado un vacío. La consulta sobre los minaretes ha servido para canalizar una inquietud a la que los grandes partidos dan la espalda.

La modélica ONU, los gobiernos progresistas, la prensa ortodoxa y los habitantes del maravilloso mundo de Alicia, claman estos días en indignados tonos contra los suizos. Los descendientes de Guillermo Tell han cometido un pecado que, en estos tiempos, se castiga con pena de excomunión, sambenito y hoguera. Eso, si el tribunal internacional de la corrección política, cuyo poder envidiaría Calvino, se muestra indulgente con los infractores. Pues un 60 por ciento de los suizos ha hecho algo peor que vetar la construcción de nuevos minaretes. Lo que han hecho, y por eso se les condena desde los foros y faros de la antigua civilización, es rebelarse contra la orden que impone que nunca, bajo ningún concepto, ha de defenderse la sociedad abierta frente a los intentos de destruirla.

Por desafiar esa prohibición, por pensar, como Popper, que la tolerancia ilimitada conduce a la desaparición de la tolerancia, los suizos han sido declarados culpables de islamofobia, xenofobia, racismo y ultraderechismo. Son los delitos de los que se acusa a cualquiera que se atreve a alertar contra la extensión del integrismo islámico. Quien ose romper la placentera unanimidad del establishment sobre la inconveniencia de proteger valores universales, como la igualdad de hombres y mujeres, frente a prácticas culturales y religiosas que los vulneran, recibe siempre tales improperios. Así, Fallaci, Hirsi Ali, el asesinado Pym Fortuym. Pero, ¿he dicho valores universales? Noooo. Cada "cultura" tiene los suyos y todos son respetables. Menos los nuestros.

Los suizos, repiten las cacatúas del obtuso conformismo, han votado por "miedo". Pero, ¿quién tiene miedo? La mayoría de los votantes, tomen nota por aquí, no ha temido incomodar a quienes financian ni a quienes perpetran atentados en nombre de Alá. El Gobierno suizo, en cambio, ha tratado de infundir el pánico una vez conocido el resultado, cuando a través de su titular de Exteriores voceó: "Pone en peligro nuestra seguridad". Rendición preventiva se llama la película. Y sumisión. Y desistimiento. La bochornosa y transversal renuncia de los políticos europeos a custodiar los principios que vertebran a las sociedades libres, ha dejado un vacío. La consulta sobre los minaretes ha servido de ocasión para canalizar una inquietud a la que los grandes partidos dan la espalda. Pero no preocupan los inmigrantes, como dice el manual del progre de salón. Preocupan la sharia y la yihad. Los suizos han demostrado que aún quedan ciudadanos en Europa.


Libertad Digital - Opinión

Rebelión en la Red. Por Ignacio Camacho

EL Gobierno ha pisado un cable de alta tensión y se va a electrocutar en el cortocircuito. Para proteger al lobby de los músicos y artistas ha soliviantado internet sin calcular que la Red es a día de hoy una expresión posmoderna, aunque desordenada, de la soberanía popular, y ha desatado una formidable sacudida digital de protesta, una tormenta cargada de electricidad colérica en el ciberespacio, donde la opinión pública posee una potentísima capacidad asociativa. La blogosfera es un clamor contra el proyecto de protección de la propiedad intelectual y la ley-cajón de Economía Sostenible (?) ha hecho crisis prematura por el flanco más inesperado. Pero los políticos no se enteran porque no navegan por el mar electrónico; ayer se dedicaron en el Congreso a contar parados y discutir si son muchos o pocos mientras la red estallaba en un arrebato de rebeldía.

Al fondo del debate hay una cuestión razonable, que es la de la salvaguarda de los derechos de autor en una sociedad cuya tecnología permite saltárselos y ha extendido la cultura de la gratuidad, pero el Gobierno ha abordado el asunto de la peor manera: de tapadillo y bajo la presión directa de un grupo sindicado que no se recata de exhibir su capacidad de influencia. Hace quince días se manifestaron en Madrid cincuenta mil campesinos y no salió a recibirlos ni un ujier de Agricultura; el martes hubo un puñado de cantantes en la puerta de Industria y salió a parlamentar el ministro. La señora González-Sinde ha puesto Cultura de rodillas ante sus colegas del cine y todo el poder zapaterista parece rehén de sus compromisos con una minoría que a la gente se le antoja un clan de privilegiados. Acaso la alarma de la Red sea injustificada porque el proyecto gubernamental no va tan lejos como parece en la censura, pero la gestión ha sido desastrosa, confusa, maniobrera y llena de oscurantismo, de tal modo que los internautas creen que les quieren cortar la conexión y cerrar por decreto las webs de descargas. El Gobierno que blasona de extender las libertades ha dado la impresión de cercenar la más moderna de ellas para favorecer a sus amigos.

La respuesta ha sido inmediata y arrolladora. Las redes sociales, que son una modalidad espontánea de articulación de la sociedad civil, se han puesto en orden de combate. Hay manifiestos, foros, grupos de debate, una movilización impetuosa llena de ardor guerrero. Democracia participativa en estado puro, de la que le gusta al presidente. Hasta ahora, Zapatero ha hecho oídos sordos a todos los clamores colectivos expresos en forma de manifestaciones; se ha pasado por el forro las protestas de los antiabortistas, de los agricultores, del sector educativo y hasta de las víctimas del terrorismo. Ahora le llega la queja de internet, la quintaesencia de la posmodernidad. Si la desprecia es que se ha vuelto definitivamente sordo.


ABC - Opinión

Zapatero se queda solo con su plan de planes

Críticas en el Parlamento al anteproyecto de Ley de Economía Sostenible

EL GOBIERNO se lo puso ayer fácil a la oposición al hacer coincidir la comparecencia de Zapatero en el Congreso con la divulgación de los datos del paro en noviembre. El desempleo creció en 60.500 personas, situándose en 3.868.000 ciudadanos sin trabajo.

A lo largo de los últimos 12 meses, el paro ha aumentado en 879.000 personas, con un incremento interanual de casi el 30%. Ésta es la triste realidad de la economía española, por mucho que Elena Salgado se esforzase en resaltar que el alza del desempleo se ha ido desacelerando desde el pasado verano.

Zapatero intentó convencer a los diputados de que el anteproyecto de Ley de Economía Sostenible, analizado el viernes por el Consejo de Ministros, va a estimular una próxima recuperación, pero no lo logró. Todos los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios, excepto el del PSOE, fueron muy críticos con el borrador, que valoraron como puramente propagandístico, subrayando que no va a incidir en la creación de empleo. Mariano Rajoy lo calificó de manera muy gráfica como «un cartel luminoso en un solar vacío».

El anteproyecto del Gobierno es un plan de planes sin concretar, repleto de declaraciones de principio pero con muy pocas iniciativas tangibles. El propio Zapatero reconoció que buena parte de las medidas que contempla el anteproyecto se materializarán en el plazo de 18 meses. Anunció, por ejemplo, un programa para promocionar los vehículos eléctricos en el primer trimestre de 2010 y un nuevo plan de inversiones en infraestructuras.

La carencia más sustantiva de esta ley es su falta de ambición para acometer los cambios estructurales que necesita la economía española, empezando por las dos grandes reformas pendientes: la del mercado de trabajo y la fiscal.

Zapatero anunció que el Gobierno va a impulsar una nueva negociación entre sindicatos y patronal para buscar un acuerdo sobre esa reforma laboral antes de abril del año que viene. El presidente precisó, sin embargo, que el Ejecutivo «no rebajará los derechos de los trabajadores, ni reducirá el coste del despido, ni aceptará que las relaciones laborales se excluyan del control judicial». Abogó por cambiar el sistema de negociación colectiva, fomentar el trabajo a tiempo parcial y una mayor flexibilidad laboral que no explicó en qué consiste.

El planteamiento de Zapatero aboca la negociación entre patronal y sindicatos al fracaso, ya que, al margen de las dificultades para poner de acuerdo a ambas partes, el presidente parece excluir un nuevo tipo de contrato que reduzca el coste del despido, una reivindicación a la que no va a renunciar la CEOE.

El presidente del Gobierno ofreció también al PP un pacto de Estado en materia de energía, dejando abierta la posibilidad de alargar la vida útil de las centrales nucleares -ahora limitada a 40 años- si hay consenso con la oposición. Zapatero afirmó que el objetivo del Ejecutivo es ir sustituyendo progresivamente la energía nuclear por fuentes renovables, postulado que en la práctica hace imposible ese pacto con el PP.

Lo que ayer se pudo constatar en el Congreso es la falta de una política económica para afrontar esta crisis. Zapatero sigue poniendo parches y anunciando planes llenos de buenas intenciones, pero sin ningún impacto en la economía real. Todo indica que esa incapacidad del Gobierno va a lastrar una recuperación que no llega mientras se agudiza el escepticismo sobre la posibilidad de ver la luz al final del túnel.


El Mundo - Opinión

Lo único sostenible en España es el paro

Sin las auténticas y profundas reformas liberalizadoras que requiere nuestra economía, lo único "sostenible" va a ser el estancamiento económico y nuestras elevadísimas tasas de desempleo

Si este mes de noviembre el desempleo se hubiera reducido, aunque sólo fuese en una sola persona en toda España, no nos extrañaría que el Gobierno de Zapatero nos mostrara el dato como prueba de esa "recuperación económica" de la que nos habla. Lo ridículo se convierte, sin embargo, en grotesco cuando vemos al Gobierno y al PSOE insistir en esa cantinela de la "recuperación" cuando lo que ha hecho en realidad el paro en noviembre es aumentar por cuarto mes consecutivo y en más de 60.000 personas.

El PSOE han tenido la desfachatez de basar su "optimista" visión de la situación en el hecho de que en noviembre de 2008 el paro aumentó casi tres veces más que en noviembre de este año. Lo que no recuerdan los socialistas es que por aquel entonces en España había alrededor de un millón de parados menos. Y que lo alarmante, y lo que nos hace estar objetivamente peor que entonces, es que en España no tocamos fondo, y que con un millón de parados más, seguimos perdiendo puestos de trabajo y superando tasas de desempleo a las que no han llegado muchos países que, ellos sí, ya dan síntomas reales de recuperación.

Claro que de un Gobierno como el de Zapatero que incluso oculta a medio millón de trabajadores "no ocupados" de sus estadísticas de "desempleados", no se puede esperar un honesto diagnostico de situación. Lo grave es que, tal y como Zapatero ha vuelto a dejar en evidencia en el Congreso, su pomposo Plan de Economía Sostenible no es terapia alguna para los males que padecemos, muchos de los cuales, tal y como ha quedado de manifiesto, el Gobierno no reconoce.

Y es que, como bien ha señalado Rajoy, Zapatero ha presentado el anteproyecto de ley de Economía Sostenible en el Congreso, como "el heraldo de un nuevo amanecer y lo que nos trae no es más que una tramoya teatral, muy vistosa cuando se contempla de lejos, pero que, en cuanto uno se acerca, se revela como un simple tinglado de tablas, cartones y colorines".

Aunque Rajoy haya hecho una ajustada descripción de la situación económica y una buena crítica de la inconsistencia de ese anteproyecto de ley, no hubiera estado de más que concretara las "reformas, y no maquillajes" que propone el PP en materia fiscal, energética, educativa o laboral. Mención, y editorial aparte, merecería su bochornosa renuncia al uso de la replica a Zapatero en el turno de preguntas, lo que ha generado un desconcierto hasta en la bancada de su propio partido. Por mucho que una agenda mal prevista le convocara a esa hora a una reunión con empresarios, lo que no puede hacer Rajoy es descuidar su labor de oposición en el parlamento.

En cualquier caso, debería quedar claro que lo que no es sostenible para nuestra economia es que el Gobierno pretenda utilizar esta ley como una "varita mágica" que solucione por sí sola todos los problemas, tal y como han denunciado unos valientes empresarios que, hartos de la renuencia del Gobierno a emprender auténticas reformas liberalizadoras, no han dudado en enfrentarse hasta con José Blanco. Sin ellas, lo único "sostenible" va a ser nuestro estancamiento económico y nuestras elevadísimas tasas de desempleo.


Libertad Digital - Editorial

Sostener lo insostenible. Por M. Martín Ferrand

JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero, tan liviano que ya resulta imponderable, explicó ayer en el Congreso su proyecto de Ley de Economía Sostenible. Cabe temer que, cuando la crisis en curso cumpla su ciclo, nadie podrá hablar de economía sostenida. En tiempo de tribulación, las circunstancias tienden a complicarse y, salvo enérgicas medidas que traten de impedirlo, las catástrofes engordan y desbordan las previsiones más optimistas. Todos, incluso los sabios que se reúnen en el Consejo de Ministros, saben que una parte fundamental del problema nacional reside en la esclerosis del sistema productivo, algo que hunde sus cimientos en el «pacto social» del franquismo en el que, por decirlo en caricatura, los trabajadores renunciaron a sus libertades cívicas a cambio de una escasa exigencia en sus prestaciones laborales.

El PSOE, en ejercicio de flagrante irresponsabilidad socialdemócrata, ha amalgamado sus doctrinas e intereses con los de los sindicatos y eso incumple una de las más elementales normas aritméticas que regulan la suma. Es algo que tiene, si lo tiene, una rentabilidad electoral, pero con el inmenso coste de la ruptura del equilibrio social y productivo. Un Gobierno responsable no puede pagar «protección» para evitar una huelga general porque lo que gana en sosiego lo pierde la Nación en productividad, competitividad y riqueza, tres coeficientes en decadencia que nos mantienen en el pelotón europeo de los torpes.

Cuando un gobernante, como Zapatero, sabe mejor lo que no quiere abordar para resolver un problema que lo que está dispuesto a hacer hay que perder la esperanza. La Ley de Economía Sostenible, lindo nombre para una ensoñación, es un saco de confusiones en el que caben desde la modernización de la Justicia a «otras reformas» que irá aprobando el Gobierno. Es, en lo poco que sabemos de ella, un refuerzo de percusión a la melodía de unos Presupuestos Generales propios de Antoñita la Fantástica -dicho sea con perdón de Borita Casas- y que evocan, puestos a recordar grandes nombres olvidados, aquello que cantaba Carlos Cano en La murga de los currelantes: «... Falote, que ya está bien de chupar del bote; Ramón, que hay que acabar con tanto bribón...». El ilusionismo, de gran mérito en las especialidades del varieté, es inadmisible en el discurso político de un jefe del Ejecutivo que ya tiene en el paro a un 20 por ciento de la población activa.


ABC - Opinión

Manifiesto “En defensa de los Derechos Fundamentales en Internet”

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial – un organismo dependiente del ministerio de Cultura -, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.