martes, 8 de diciembre de 2009

Agreden brutalmente al periodista Hermann Tertsch

El director del Diario de la Noche de Telemadrid está ingresado en un hospital

Un desconocido le atacó por la espalda en el centro de Madrid y le rompió una costilla

El periodista Hermann Tertsch, director del informativo Diario de la Noche, ha sido agredido este lunes en Madrid. Un desconocido, al que el periodista no vio acercarse, se aproximó por detrás y le propinó una tremenda patada en mitad de la espalda.

Como consecuencia del golpe, que entre otros daños le ha supuesto la rotura de una costilla y encharcamiento pulmonar, Tertsch ha sido ingresado en un Hospital.

La agresión se produjo en la calle Almirante. Se ignora por el momento qué motivó el ataque y si está relacionado con las polémicas protagonizadas en las últimas semanas por el conocido periodista.

Hermann Terstch saltó en los últimos días a la actualidad y se convirtió en objeto de debate, después de que Wyoming le convirtiera en un "asesino" en un videomontaje por unas declaraciones del periodista que no gustaron al humorista de La Sexta.

Tertsch anunció su intención de demandar a Wyoming, a su productora y La Sexta por lo que considera "una canallada" que no puede quedar impune.

"Ponerme de asesino en televisión, como ha hecho, sobrepasa todas las líneas rojas".


Periodista Digital

¿Quiénes son los fanáticos?. Por Cristina Losada

Ahí tenemos su definición, precisa y clara como el agua: fanática es la persona convencida de que, en un centro escolar español, su hijo tiene derecho a hacer en español los exámenes.

Una niña de 10 años suspende los exámenes por culpa del fanatismo de su padre. ¿Cómo dice? Es lo que viene a sostener, a instancias del diario El Mundo, la dirección del colegio público Sánchez Guarner de Valenciasobre el caso de Natalia Santacreu. La alumna responde en español a las preguntas escritas en valenciano, y esa licencia que se permite resulta intolerable a ojos de su maestra y de quienes dirigen el centro con fervoroso celo lingüístico. Para más, tiene la mala suerte de ser aplicada y sacar buenas notas en la asignatura de valenciano. Infortunio, en efecto, pues de ahí infieren sus profesores que es capaz, si quiere, de contestar en la vernácula y que no lo hace por instrucciones de su padre, el fanático.

Una desconocía que un colegio pueda expedir dictámenes de fanatismo sobre los padres de los alumnos con mayor premura que certificados de estudios. Pero ahí tenemos su definición, precisa y clara como el agua: fanática es la persona convencida de que, en un centro escolar español, su hijo tiene derecho a hacer en español los exámenes. Que se trate de la lengua oficial del Estado, cooficial en su comunidad autónoma y común de los españoles, nada importa a los "normalizadores" devotos. Digo mal, importa y mucho. El español, justamente, es el idioma a proscribir. Le darían más facilidades a Natalia si su lengua materna fuera el urdu o el árabe o el mandarín. Pero en español, ni la hora.

La identidad valenciana, la única y verdadera, pende de hilo tan frágil que se ha hecho imprescindible castigar a una buena alumna, propinarle sesiones de lavado de cerebro y amenazarla de expulsión. Pero, ojo, que los fanáticos no son los profesores que actúan de tal modo con una niña, sino el padre que insiste en reclamar un derecho individual sin respeto alguno por los derechos de las lenguas. Puro delirio, anteponer la persona al idioma, la identidad individual a identidades colectivas fabricadas. ¿A quién se le ocurre? Máxime en Valencia, cuyo presidente, Francisco Camps, ha negado siempre la existencia de cualquier conflicto por su política lingüística. Y es que, según la lógica perversa que rige en España desde hace décadas, los conflictos no los causa la imposición, sino quienes se resisten a plegarse. ¡Fanáticos!


Libertad Digital - Opinión

¿12-D contra qué empresarios?. Por Andrés Aberasturi

No es fácil entender la gran manifestación que preparan los sindicatos para el 12-D. Trenes a su disposición, medias dietas para los que se apunten y todo con un objetivo por lo menos polémico: advertir a los empresarios para que no se aprovechen de la crisis.

Vista la cosa desde fuera, suena a disculpa, a amaño, a jugarreta de unos dirigentes que, como no quieren enfrentarse a su mejor aliado, el Gobierno, tienen que abrir una válvula de escape por donde liberar de la presión de un paro que no cesa y un malestar que va en aumento. Hasta ahora esas cosas las ha pagado siempre el gobierno de turno y si no, que se lo pregunten a Felipe González, sobre todo, pero también a Aznar. Se ve que el mundo cambia y que falta lo que falta para plantar cara a quien sea como hicieron en su tiempo un Marcelino Camacho y, muy especialmente, un Nicolás Redondo que se la jugó con su propio partido en el poder y luego pasó lo que pasó en una de las venganzas más tristes de la historia del socialismo. Pero eso ya no se lleva. Resulta infinitamente más cómodo y menos expuesto fletar autobuses y repartir bocatas/media dietas para que los empresarios sepan de la fuerza sindical. ¿Pero qué empresarios, compañeros? ¿De quién estamos hablando o contra quién exactamente nos manifestamos?

Lo del empresario gordo fuma puros azote de la famélica legión obrera, ya no cuela. Aquí el gran empresario por número de trabajadores contratados, es la Administración, las administraciones, pero esas ni tocarlas, no vaya a ser que terminemos como Nicolás Redondo. También están las grandes multinacionales que no parecen muy por la labor de asustarse por más trenes que se llenen porque en un mundo global, lamentablemente, les sobran las ofertas para localizar sus fábricas y si miento, que se lo pregunten al ministro de Industria y a los comités de empresas de algunas automovilísticas. Las multinacionales salen en las portadas de los periódicos, pero son pocas. La inmensa mayoría del empresariado español -como muy bien saben los sindicatos- no tiene líneas aéreas sino talleres, tiendas, bares, pequeñas naves en polígonos industriales, líneas de crédito que ahora se les cierran y conocen a sus trabajadores y hasta a las familias de sus trabajadores. Eso son los empresarios que cubren el 80 por ciento del empleo en España y que no tienen ni la capacidad para hacer un ERE.

Estas cosas conviene decirlas claramente, habrá que advertir que ellos son nuestro objetivo, que son esos pequeños y medianos empresarios a los que queremos acojonar el 12-D, compañeros, pocas bromas con esto de las manifestaciones que la cosa es muy seria. Porque esconderse tras ese genérico "empresario" no es de recibo, hay que explicar quién es quién en nuestra economía y quién puede aguantar una crisis como esta sin pestañear porque le vale con cambiarse de país y quién no tiene otra salida que echar el cierre al negocio o comerse su carné de autónomo. Lo que no vale, compañeros, es engañar al personal con media dieta para llenar vagones de tren sin dejar claros los objetivos. Eso ya lo hacia el franquismo y su sindicato vertical. Y si falta lo que falta para enfrentarse al Gobierno, pues mejor quedarse en casa y esperar y no dejar al bar de la esquina sin camareros.


Periodista Digital - Opinión

Ya es hora de poner en su sitio a Marruecos

El Gobierno español tiene que emprender una dura ofensiva diplomática para obligar a Marruecos a respetar los derechos humanos y a permitir el regreso de Haidar a El Aaiún.

LEJOS de solucionar la situación de Aminatu Haidar, al Gobierno su debilidad se le ha vuelto como un bumerán. En un ejercicio tan cínico como surrealista, Marruecos amenaza a España con cambiar su política de inmigración por el «envenenamiento» de las relaciones a raíz de este caso. Es una amarga paradoja que la falta de firmeza de Moncloa no esté consiguiendo ninguno de sus objetivos: ni ayudar a Haidar -su vida corre grave peligro tras 23 días en huelga de hambre- ni mantener «buenas relaciones» con el país vecino, que, en palabras del propio Zapatero, es la prioridad al abordar el delicado asunto.

Pero no sorprende el desaire y la intolerable amenaza de Marruecos. Responde al mismo patrón de todos los regímenes despóticos, que, además de estar permanentemente instalados en la paranoia, creen que no hay mejor defensa que el ataque. Por ello, el Gobierno debe dar un giro de 180º a la forma en la que está gestionando esta crisis de la que pende una vida humana y pasar de inmediato a una ofensiva diplomática contundente. En este sentido, no es de recibo que siga sin llamar a consultas al embajador en Rabat, para dejar claro que lo único que «envenena» nuestras relaciones es el vergonzoso pisoteo a los derechos humanos que practica Marruecos.

Pero, además, es urgente explorar nuevas vías diplomáticas, como la petición de colaboración a dos de nuestros aliados que más ascendente tienen sobre el reino alauí: Estados Unidos y Francia. Pese a tanta chanza como se hizo con el episodio de Perejil, hay que recordar que fue la mediación del entonces secretario de Estado de EEUU, Colin Powell -a instancias del Gobierno de Aznar- la que cerró de manera satisfactoria aquella crisis. Ahora Moncloa tiene la oportunidad de demostrar esas buenas relaciones exteriores de las que tanto presume.

También hace falta una respuesta inmediata en Bruselas al chantaje del ministro de Exteriores marroquí, que ayer insinuó que podrían cambiar algunas políticas fundamentales para nuestro país, como la de inmigración o cooperación antiterrorista. España es miembro de la UE con la que Rabat busca un acuerdo de colaboración preferencial. Pues bien, es hora de que cada uno se retrate, y las autoridades comunitarias deben exigirle el cumplimiento de la legalidad internacional y el respeto de las libertades individuales, como requisito indispensable antes de abordar cualquier negociación. La mejor prueba de la incapacidad de Moratinos para movilizar a la comunidad internacional fue la declaración ayer de la comisaria europea de Política de Vecindad, subrayando que el caso Haidar es un «asunto bilateral» de España y Marruecos.

La situación es tan crítica que hay que actuar con urgencia, porque la salud de Haidar ha empeorado en las últimas horas. El debate sobre si el Estado tendría que alimentarla forzosamente para impedir su muerte por inanición ha cobrado una extraordinaria fuerza, sin que haya consenso entre juristas, políticos y médicos al respecto. Haidar ha firmado un documento de últimas voluntades en el que expresa su firme deseo de que no se la alimente en caso de pérdida de la consciencia. Y el juez que la examinó el domingo decidió ayer no someterla a un traslado forzoso a un centro hospitalario.

Haidar ha antepuesto sus principios y su justa demanda de regresar al Sáhara a su propia vida. Por difícil de entender y hasta de aprobar que resulte, es una decisión libérrima que merece respeto. Y aunque la responsabilidad última de lo que pueda ocurrirle es de Marruecos, qué duda cabe de que el gravísimo error del Gobierno al obligarla a entrar en Lanzarote -violando la legalidad- le coloca ante una responsabilidad moral. Por ello, no puede seguir anteponiendo las relaciones con un amigo tan desleal como Marruecos. A buen seguro, los ciudadanos no comprenderían que quien se sometió al chantaje de De Juana no lograra salvar la vida de Haidar.


El Mundo - Editorial

Un secuestro inmoral, ilegítimo e ilegal

No se trata de enseñar los dientes, sino de delimitar la soberanía española y de no admitir el más mínimo menoscabo de ella. Sobre el papel parece sencillo, la realidad con Zapatero será muy distinta: seremos el hazmerreír de Europa entera.

El enésimo sainete exterior de Zapatero lleva el nombre de la activista saharaui Aminatu Haidar. El Gobierno se ha metido de cabeza en un problema que le venía de fuera, lo ha hecho propio y ahora no sabe cómo salir airoso de él. Entre medias ha quedado la legítima causa del pueblo saharaui, que pelea por la independencia desde hace más de treinta años, y las siempre complicadas relaciones con Marruecos. Las dos cosas prometió solucionar Zapatero cuando llegó al Gobierno en 2004 y ambas se encuentran en un lastimoso estado, la primera por omisión, la segunda por acción equivocada.

Llevada la situación a un extremo insostenible, con una exiliada forzosa en Lanzarote y el Gobierno de Rabat cerrado en banda, cabe preguntarse cuál ha sido la política marroquí de Zapatero. Decía hace sólo cinco años que él disponía de la receta para mejorar las relaciones diplomáticas con nuestro vecino del sur. Un lustro después esta receta mágica se fundamenta en la rendición preventiva y el decir sí a todo. Los resultados están a la vista. Marruecos está envalentonado hasta el punto de que ha deportado a una ciudadana marroquí a España sin siquiera consultarlo con nuestro Gobierno. Y nuestro Gobierno, en lugar de devolver a esta ciudadana que, no lo olvidemos, está en Lanzarote como inmigrante ilegal, asume la irregularidad, calla y otorga.

La situación de Haidar en estos momentos es ilegal por doble partida. Porque está en nuestro país sin pasaporte y porque quiere salir de él pero no puede, ya que el Gobierno no le deja por miedo a incomodar al sátrapa alauita. A esto último en Derecho Internacional se le llama secuestro, que es la figura que mejor describe la vergonzosa escena de Aminatu Haidar postrada sobre el suelo en el aeropuerto lanzaroteño. Urge, por lo tanto, tomar la única decisión posible, que pasa por sacar cuanto antes a Haidar de España permitiéndole viajar al Sahara Occidental, antigua colonia española hoy ocupada por Marruecos y pendiente de un referéndum de autodeterminación avalado por Naciones Unidas.

La dolorosa y delicuescente estampa de Lanzarote tiene su espejo frente al puerto de Gibraltar, donde el Gobierno está representando el mayor ridículo de la diplomacia española desde que, en 1713, los tratados de Utrecht-Rastatt concedieron la soberanía del peñón de Gibraltar al Reino Unido. Desde la visita de Moratinos al peñón en julio pasado, los incidentes entre las patrulleras de la Benemérita y la marina británica han desembocado en el apresamiento de cuatro guardias civiles por parte de las autoridades coloniales de Gibraltar. Una vez más, la cesión sistemática y el no molestar bajo ningún concepto.

La debilidad, sin embargo, pasa factura y termina siempre saliendo más cara que la fortaleza. El Gobierno tiene ahora dos patatas calientes en la mano de las que no podrá deshacerse si no da una respuesta enérgica y sin ambigüedades. Y no se trata de enseñar los dientes, sino de delimitar la soberanía española y de no admitir el más mínimo menoscabo de ella. Sobre el papel parece sencillo, la realidad con Zapatero, rendido al pacifismo inane que es la marca de la casa socialista, será muy distinta y probablemente seamos durante mucho tiempo más el hazmerreír de Europa entera. Son las consecuencias de aceptar un secuestro inmoral, ilegítimo e ilegal con tal de satisfacer a la autocracia marroquí. La legalidad internacional en este caso no está del lado de Zapatero, pero poco importa, porque como con Irak, de lo que se trata es de retorcer la supuesta legalidad para asentarse en el poder y ganar elecciones. Una maestría que el PSOE domina como nadie: beneficios de haber pastado durante más de un siglo en la propaganda izquierdista.


Libertad Digital - Editorial

Lecturas del «caso Haidar»

EL caso de Aminetu Haidar, la activista saharaui que lleva más de veinte días en huelga de hambre en Lanzarote, es un foco de problemas para el Gobierno socialista, empeñado en demostrar siempre que puede su incompetencia para abordar conflictos que ponen a prueba su capacidad política, diplomática o simplemente gestora. Ahora bien, la suerte que corra la vida de Haidar es responsabilidad exclusiva de Haidar. Bajo ningún concepto el Gobierno español -ni el juez que tenga que resolver sobre una hipotética alimentación forzosa- será responsable de la posible muerte de esta activista, que se ha mantenido intransigente en el rechazo a todas las soluciones que le ha ofrecido el Ministerio de Asuntos Exteriores, desde el estatuto de refugiado hasta la nacionalidad española. La torpeza del Gobierno en la gestión de este problema y la legitimidad de la causa saharaui no justifican la actitud rayana en el chantaje que está manteniendo Aminetu Haidar y que está poniendo a España en un compromiso que no le corresponde, porque la solución a sus demandas sólo está en manos del Reino de Marruecos. Ni España ni sus más altas instituciones pueden ser puestas entra la espada y la pared por la protesta personal de Haidar.

Sí depende del Gobierno revisar las bases de su relación con Marruecos, en aras del interés nacional al que aludía Rodríguez Zapatero -no siempre ducho en la utilización de ese principio- para justificar su gestión en el caso Haidar. Nuevamente, pese al gran acierto que fue el viaje de los Reyes de España a Ceuta y Melilla, esta relación bilateral se ha revelado inestable, desequilibrada e insincera, sometida por completo a las indicaciones personales del monarca alauí, Mohamed VI. Mientras España emplea una política exterior -acertada o no- con los recursos diplomáticos de un Estado moderno, de su interlocutor recibe en ocasiones respuestas propias de una monarquía feudal e incluso amenazas, como las que ayer lanzó contra España el régimen alauí. Esta vez, el Gobierno español tiene la ventaja de contar con una oposición que no practica la diplomacia paralela, como hizo el PSOE durante la ocupación marroquí de la isla de Perejil, cuando Zapatero viajó por su cuenta, y sin éxito, a Rabat mientras Aznar ponía en marcha los apoyos internacionales y la determinación política de los que ahora carecemos. España no puede quedar en evidencia cada vez que le interesa a Marruecos, sea a costa de Haidar, del Sáhara, de sus aspiraciones expansionistas o de los caprichos de su gobierno.

ABC - Editorial

La cosecha de un lustro. Por Hermann Tertsch

RESULTA que ahora nos salen unos cuantos socialistas alarmados por el cariz de los acontecimientos y, especialmente, por la bomba de relojería del Estatuto catalán colocada bajo la Constitución por el señor Rodríguez Zapatero. Por una vez, el señor Gregorio Peces Barba abandona su obsesión de insultar a la Iglesia Católica para advertir que la única nación soberana es España. Tiene toda la razón. Lo pone en esa Constitución que él ayudó a redactar y que el actual presidente juró en su día cumplir y hacer cumplir. Como sabemos, este último no ha hecho ni lo uno ni lo otro. Por el contrario, hemos asistido durante cinco años a un ejercicio de irresponsabilidad, soberbia, ignorancia y mentiras que nos lleva inevitablemente a una situación perfectamente traumática. Ahora salen algunos, callados como discretas meretrices durante todo este disparate, para decirnos que están preocupados y que deberíamos volver a tener el recurso previo de inconstitucionalidad.

Pues tienen razón. Siempre que enmiendan. Pero ya va a ser muy difícil evitar que nuestros nacionalistas socialistas, y viceversa, abandonen la deriva de confrontación con las instituciones del Estado y por supuesto con la Carta Magna en la que se fundamentan. También ha salido nuestro inefable cristiano socialista de la nueva aristocracia, el señor presidente del Congreso, José Bono, a decir que las leyes no son de chicle. Se lo podían haber contado todos ellos hace mucho tiempo al eterno adolescente y Gran Timonel. Pero ya sabemos que aquí los cargos y los sueldos los reparte exclusivamente quien ha liquidado todos los órganos del Partido Socialista como elementos de control y democracia interna. Ahora, pasado el Día de la Constitución, veremos cómo se las arreglan todos para ejercer la necesaria presión al Tribunal Constitucional para que corrija al alza los recortes absolutamente perentorios a esa locura que supone el acto de suicidio de uno de los Estados más antiguos del mundo.

Buscarán todo tipo de enredos para enfrentar a los españoles entre sí y volver a reagrupar a su bandería en unas filas prietas. Así, nos quieren tener a los españoles entretenidos con todo tipo de ocurrencias, desde el batiburrillo improvisado de la Ley de Economía Sostenible a nuevas ofensivas contra la religión, contra el supuesto facherío y contra el empresariado. Esta última, aunque también todas las anteriores, son una perfecta anomalía en una democracia europea. Que los sindicatos salgan a la calle apoyados por el Gobierno y movilizados con dinero público para intimidar al sector empresarial es una mamarrachada peligrosa y desde luego única en Europa. Que todos los paniaguados se lancen a combatir a los únicos que pueden crear empleo en una sociedad moderna es realmente una gesta propia de Hugo Chávez o Evo Morales, ese que ya ha logrado por la vía del populismo cargarse su siempre precario Estado de Derecho. No es lo mismo democracia y Estado de Derecho, como bien saben los alemanes desde que votaron a Hitler o están comprobando los venezolanos hoy en día. No hay que dar un golpe militar para liquidar ese bien que garantiza la seguridad jurídica y física de todos los ciudadanos en un Estado que cumple sus reglas con la división de poderes y el cumplimiento de sus propias leyes. Cuando en España se está espiando y controlando desde el Ejecutivo a los ciudadanos, cuando los medios gubernamentales oficiales u oficiosos atacan a todo discrepante u opositor y cuando se producen extraños pero muy contundentes actos de amedrentamiento por parte de los poderes públicos, es que, junto a la ruina económica, España se aleja también de las normas exigibles de un Estado miembro de la Unión Europea. Cuando el Estado se inventa leyes que pasa de matute para investigar a los ciudadanos sin control judicial estamos cogiendo muy mal camino. Y cuando hay tanta gente que habla en voz baja, que no utiliza ya el teléfono para ninguna conversación seria por miedo a represalias, y alguno sufre agresiones físicas inexplicables y automáticamente se las atribuye a la policía política de «Fouché Rubalcaba», después de haber sufrido otras verbales en las televisiones del señor Zapatero, es que hay motivos para el miedo. Gran cosecha de un lustro.


ABC - Opinión

La Constitución en ruinas. Por Pio Moa

Tenemos un Gobierno y una oposición ilegítimos, que han destruido la ley fundamental y han legalizado, justificado y premiado el asesinato terrorista y el crimen en general como forma de hacer política en España.



Lo más graves que ha pasado en España desde comienzos de la transición no ha sido el persistente terrorismo, ni el 23-F, ni el 11-M, sino la liquidación de la Constitución por un Gobierno delincuente, en combinación con la ETA y los separatistas. Digo delincuente porque lo es, y sólo puede serlo, un Gobierno que torpedea la ley fundamental del Estado, que colabora para ello con la ETA y con los disgregadores de la unidad nacional.

Es en el estatuto catalán donde la ruina de la Constitución resulta más plenamente manifiesta. El estatuto no sólo deja en un residuo el Estado en Cataluña, es decir, deja en un residuo la unidad de España, como se jactaba Maragall, sino que va más allá, inventa una nueva nación, es decir, una nueva soberanía, idea que implícitamente se ha trasladado a los estatutos valenciano y balear, con gobiernos del PP, y explícitamente al de Andalucía (aquí, acompañada de irrisorias loas a España), con Gobierno del PSOE y apoyo del PP. Su inconstitucionalidad no hace falta que la decida ningún tribunal, Constitucional o no: es algo que entiende perfectamente cualquier ciudadano normal que conserve un mínimo de sentido común. Para más inri, el Tribunal Constitucional al que se ha encargado la perogrullesca labor de dictaminar está presidido por una juez política próxima al PSOE y simpatizante del separatismo vasco, entre otras prendas. Hasta ahí ha llegado la agresión a Montesquieu desde los tiempos de Mienmano.

La mezcla de frivolidad, de corrupción y de impulso delincuente en la mayoría (sí, la mayoría) de nuestros políticos, ha llevado a eso. La democracia salida del franquismo con las mejores condiciones sociales y económicas que nunca tuvo régimen español alguno desde la invasión napoleónica, la han echado abajo estos farsantes –o cosa mucho peor que farsantes–, han convertido el sistema en una democracia bananera o algo también peor. Con ello han quedado deslegitimados. Tenemos un Gobierno y una oposición ilegítimos, que han destruido la ley fundamental y han legalizado, justificado y premiado el asesinato terrorista y el crimen en general como forma de hacer política en España (en el caso del PP rajoyano, no oponerse es ser cómplice de todo ello). No por nada ese Gobierno se identifica con los bandidos (como observaron Marañón, Pérez de Ayala y Ortega) del Frente Popular, empezando por Negrín.

Ciertamente, la Constitución era contradictoria y ambigua, menos que mediocre, al nivel de quienes la elaboraron; pero era la ley básica y hecha por consenso, y aceptar que la pisoteen los políticos es aceptar la delincuencia como manera de hacer política. Esta es la situación actual del país.

Libertad Digital

Rabat amenaza a Madrid por el 'caso Haidar'

Tensión entre España y Marruecos.

El líder del 'partido de Mohamed VI' amaga con suspender la ayuda contra la droga y el terrorismo.

"Queremos enviar un mensaje contundente a España [...]: España debe elegir entre convivir con un Marruecos que demuestra su capacidad de controlar todo lo que sucede en su territorio y luchar contra las plagas que le han afectado o convivir con una región con peligros que pueden tener consecuencias sobre su porvenir y el de Europa".

Son frases intimidatorias, recogidas por la agencia de prensa oficial marroquí (MAP), que recuerdan a la crisis del islote de Perejil en 2002, sólo que, por ahora, no las ha pronunciado ningún miembro del Gobierno de Marruecos. La advertencia ha salido de la boca de uno de los hombres más poderosos del país: Fouad Alí el Himma. Fue viceministro de Interior y ahora es el verdadero líder del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), que al año de haber sido creado ya ganó, en junio pasado, las elecciones municipales y es visto por muchos notables como "el partido del rey".

Himma es, sobre todo, el inseparable amigo del rey Mohamed VI: estudiaron juntos en el colegio real antes de ser nombrado director de gabinete del monarca. Sus palabras reflejan con frecuencia lo que se piensa en palacio.

El íntimo del soberano se presentó el sábado por la tarde en El Aaiún, capital del Sáhara, de donde el 14 de noviembre fue expulsada la activista saharaui Aminetu Haidar, que lleva 22 días en huelga de hambre en Lanzarote para poder regresar. Himma acudió a El Aaiún con el líder teórico del PAM, Cheikh Biadillah. Allí se reunieron con parlamentarios elegidos por el Sáhara, que han fundado una asociación de defensa de la "marroquinidad" de la ex colonia española.

Himma hizo de poli malo y recordó "cómo Marruecos combate todas esas plagas que acechan a España, como la emigración clandestina, el tráfico de droga, el extremismo y el terrorismo". Sus palabras son interpretadas como una amenaza velada de suspender la colaboración en esos ámbitos. Biadillah, que regresaba de un viaje a Madrid, hizo de poli bueno. Aseguró que los responsables españoles con los que se entrevistó "saben distinguir entre el caso aislado de Haidar y unas relaciones hispano-marroquíes con bases sólidas e intereses compartidos".

Por eso, probablemente, España no va a adoptar medidas de presión. "No habrá escalada con Marruecos", declaró ayer con contundencia el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, preguntado por la respuesta del Gobierno ante la negativa de las autoridades marroquíes a permitir el regreso de Haidar.

"Marruecos no está a 5.000 kilómetros, sino a 14, y ninguno de los dos países podemos permitirnos un deterioro de nuestra relación", subrayaron fuentes de La Moncloa. No habrá, por tanto, llamada a consultas del embajador español en Rabat ni se tomarán decisiones que puedan elevar la tensión.

"Hay quien trata de utilizar este asunto para arrastrarnos a una crisis con Marruecos que no hemos buscado, pero no van a conseguir su objetivo", señalaron las mismas fuentes. Aluden, aunque no los citan expresamente, a Argelia y al Frente Polisario. El marroquí Biadillah ha repetido en Madrid hasta la saciedad que la protesta de Haidar forma parte de un "plan diabólico" ideado contra Marruecos por sus dos enemigos. Y España cree que, si Argelia y el Polisario no son los responsables, tampoco son totalmente ajenos.

Por eso, el Gobierno va a hacer gestiones ante ambos. Empezará hoy mismo por el delegado del Polisario en Madrid, Emhamed Khadad, convocado por Ángel Lossada, número dos de la diplomacia española. En el PSOE acusan ya abiertamente al Polisario de haber echado leña al fuego de un conflicto que pone en aprietos al Gobierno, y recuerdan que éste brinda una generosa ayuda a los refugiados saharauis de los campamentos de Tinduf, en el suroeste de Argelia.

Con Argel, reconocen las mismas fuentes, la tarea es más difícil, porque la relación con España atraviesa un mal momento a causa de la inmigración clandestina procedente de sus costas y las disputas comerciales con empresas de hidrocarburos españolas. Su ayuda es además necesaria para rescatar a los tres cooperantes españoles secuestrados hace ocho días en Mauritania.

España ya no espera nada de Marruecos después de su doble negativa a permitir el aterrizaje en El Aaiún del avión que debía repatriar a Haidar. Las gestiones con Rabat ya no serán bilaterales, sino que se harán en foros multilaterales.

España pidió ayuda la semana pasada al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y ahora lo hará con la UE. Hoy se celebra en Bruselas el consejo de asociación con Marruecos, que debe llenar de contenido el estatuto privilegiado que Europa ha concedido a ese país. Moratinos, sin embargo, no asistirá a la reunión.

Para el Ejecutivo no hay crisis con Rabat. José Luis Rodríguez Zapatero reconoció ayer -a su llegada a los actos de conmemoración del 31º aniversario de la Constitución- que, pese a su deseo de mantener buenas relaciones con "los países vecinos", incluido Marruecos, "a veces, como es normal, surgen dificultades". "Pero debe prevalecer el interés general", recalcó.

En un reconocimiento implícito del fracaso de las gestiones realizadas hasta ahora, agregó: "El Gobierno puede hacer todo lo que está a su alcance y, lógicamente, no puede hacer lo que no está a su alcance". Pese a ello, descartó pedir la implicación del Rey como ayer volvió a reclamar Gaspar Llamazares (IU). "Debemos situar las cosas en su dimensión", argumentó el presidente. Eso sí, aseguró que es "todo el Gobierno", y no sólo el Ministerio de Exteriores, el que efectúa gestiones; y desmintió al líder del PP, Mariano Rajoy, quien había dicho tener "la sensación de que [el Gobierno] ha arrojado la toalla" para resolver el caso Haidar. Rajoy instó al Ejecutivo a seguir la batalla diplomática, aunque apostilló -en alusión al frustrado vuelo del pasado viernes- que "sería deseable que terminasen los espectáculos, pues no son edificantes".


El País