domingo, 17 de enero de 2010

Libertad 2.0 Yo ya he firmado. ¿Y tú?

Las asociaciones Foro Liberal, la Asociación para la Defensa de las Libertades y Derechos Civiles, el Club Liberal Español, La Rosa Blanca, Hazte Oír, Cuba en Transición, Profesionales por la Ética, Coruña Liberal, Foro Aragón Liberal y Convivencia Cívica Catalana, una vez conocido que el anteproyecto de “Ley de Economía Sostenible” pretende liquidar derechos inherentes a las personas como la libertad de expresión, la libertad de mercado, así como la Justicia (violando la presunción de inocencia y el derecho a la tutela judicial efectiva), con el fin de otorgar privilegios feudales a una industria obsoleta, tecnófoba y caduca que se resiste a introducir los cambios necesarios para adaptarse al progreso, han elaborado el siguiente manifiesto en defensa de la libertad y los derechos civiles que invitan a suscribir a cuantos ciudadanos y asociaciones o movimientos cívicos quieran.

Consideramos que:

1.- Los derechos de autor no son más que el argumento esgrimido por el gobierno para instaurar la censura y liquidar la libertad de expresión. No estamos en una batalla contra los creadores sino en una lucha por la defensa de nuestras libertades y derechos civiles.


2.- Los derechos de autor y propiedad intelectual no pueden vulnerar en ningún caso derechos fundamentales de los ciudadanos ni se puede admitir que en su nombre se liquide la Justicia.

3.- La libertad de expresión o información no puede, en una sociedad abierta, quedar en manos de una comisión administrativa que decida qué blogs/webs tienen derecho a existir y cuáles no. Y tal es la medida que el gobierno ha introducido en el despojo legal llamado “Ley de Economía Sostenible”, al articular la Sección Segunda (SS), que será una comisión formada por personas designadas por políticos que decidirá qué contenidos son admisibles y cuáles no.

4.- Un aumento de la libertad en el intercambio de información nunca podrá ser alcanzado por vías políticas, sino por el desarrollo de nuevas técnicas de comunicación. Internet ofrece por primera vez en la historia de la humanidad la posibilidad de comunicar de ciudadano a ciudadano de forma multimedial. De esta manera los propietarios de los medios de comunicación tradicionales -claramente influenciables por lobbies políticos y/ó gubernamentales- pierden su posición de monopolistas y “guardianes” de la información. Los periodistas profesionales han de hacer frente a la competencia nacida en internet, la cual ya es herramienta efectiva a la hora de verificar la veracidad de las afirmaciones periodísticas.

Entendemos que desde la Ley de Economía Sostenible se pretende, sobre todo, salvaguardar los derechos y privilegios de quienes de forma tradicional han contribuído al establecimiento de vías políticamente adecuadas a sus propios intereses y no al servicio de la veracidad informativa.

5.- Los enlaces en ningún caso constituyen un delito, como han puesto de manifiesto en numerosas ocasiones los tribunales españoles y existe un derecho a copia privada que desde el gobierno, sometido y entregado a lobbies de presión, se quiere criminalizar. Los internautas son “piratas”, se afirma desde el poder y sus terminales mediáticas.

6.- El intercambio libre y voluntario de archivos (como de libros o de discos) no sólo no es un delito, sino que tipificarlo como tal es un atentado contra la libertad de los ciudadanos.

7.- Como se afirmaba en el Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet, suscrito por cientos de miles de ciudadanos, “intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo”.

8.- El modelo propuesto por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero llevará, por el cada vez mayor desapego de los ciudadanos hacia ellos y lo que a día de hoy representan, a la ruina a unos creadores, cuyo derecho de creación vulnera esta ley, engañados por sus cada vez más acaudaladas entidades de gestión. Además, al introducir inseguridad jurídica, resultará notablemente dañina entre los empresarios del sector.

Por todo ello

1.- Exigimos la inmediata retirada de la disposición final primera de la Ley de Economía Sostenible y la dimisión de las ministras responsables de la comisión de este atentado contra la libertad de los ciudadanos, Elena Salgado y Ángeles González-Sinde.

2.- Así mismo exigimos la inmediata retirada del canon digital, por criminalizar a los ciudadanos presuponiendo que van a cometer un delito e imponiendo un impuesto, otro más, sobre la población para así mantener a los privilegiados por la casta política.

3.- Que se modifique la legislación para que las entidades de gestión de derechos de autor dejen de poder ejercer presiones intolerables sobre los ciudadanos y que se auditen de forma inmediata las cuentas de todas estas entidades.

4.- Animamos a los ciudadanos a difundir este manifiesto por cualesquiera medios estén a su alcance y a darle la máxima difusión a nivel nacional e internacional, así como a colaborar en cualquier iniciativa puesta en marcha en contra de la “Ley de Economía Sostenible”.

Firma aquí.

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Vic como paradigma. Por José María Carrascal


VIC representa el cuarto fracaso de Zapatero como presidente. El primero fue su intento de lograr la paz en el País Vasco negociando con ETA. El segundo, cerrar nuestro ordenamiento territorial dando a los nacionalistas lo que quisieran. El tercero, resolver la crisis económica negándola de entrada y subsidios de paro después. El cuarto, el más callado y ambicioso de todos, alterar el equilibro socio-político de España a través de los inmigrantes. Todos ellos basados en el utopismo de la izquierda y en la bondad natural del hombre, supuestos teóricos que tienen poco que ver con la realidad. Del fracaso de los tres primeros testifica el propio Gobierno, persiguiendo etarras con todas sus armas, dejando al Tribunal Constitucional recortar el nuevo estatuto catalán y llevándonos a la cola de la recuperación económica. Ahora, le estalla en las manos el cuarto, el intento de alterar la realidad sociológica española a través de la demografía. Se trataba de un plan tan simple en objetivos como complejo de realización. Si en España hay dos bloques aproximadamente iguales de derechas e izquierdas, venía a decir, añadamos un par de millones de votos a la izquierda, y tendremos garantizada su supremacía para siempre. ¿De dónde iban a salir esos nuevos votantes? De la inmigración. De ahí las legalizaciones masivas y los «papeles para todos», junto a los cientos de miles de hijos y nietos de españoles, a los que nuestras embajadas en Hispanoamérica están dando pasaportes por orden de Moratinos. Todos ellos, agradecidos, votarían al PSOE, convirtiéndolo en el partido hegemonónico. Ingeniería demográfica al servicio de la manipulación electoral.


Una vez más, sin embargo, la realidad ha llamado al orden a Zapatero. La irrupción masiva de inmigrantes funciona con una economía en auge, que crea puestos de trabajo y dinero suficiente para atender a todos los gastos sociales: sanidad, escuelas, viviendas. Pero cuando la economía se contrae, el paro crece, las arcas públicas se vacían y empieza la lucha por los escasos recursos, todo este andamiaje teórico se viene abajo. Los primeros en notarlo son los que están más cerca de la calle, los ayuntamientos, y los primeros en sufrirlo, los más débiles, los ilegales. Vic representa la primera revuelta contra ese plan de política virtual. Su ayuntamiento dice que no puede cumplir lo que se le pide porque aparte de contradictorio -legalizar ilegales- no tiene medios para ello. Seguirán otros, pues no se trata de un problema particular, sino general, al margen de las ideologías e incluso de la tan cacareada pluralidad española. Donde no hay, no puede darse. Ante lo que Zapatero ha hecho lo que suelen hacer los ilusos ignorantes en estos casos: escapar. La presidencia europea le ofrece un refugio dorado. Lástima que sea sólo por seis meses. Pero ya se buscará otro.

ABC - Opinión

Haití. Por Andrés Aberasturi

No resulta demasiado fácil mantener un mínimo de optimismo en este mundo nuestro. Se puede ser medio feliz a ratos, estar más o menos en paz con tu entorno más cercano y hasta debatir acaloradamente la Ley de Economía Sostenible. Lo malo es que, de pronto, aparece Haití y te da como vergüenza todo cuanto te rodea. Medio mundo vive en el olvido, tenemos a tres cuartas partes de la humanidad recluidas en algún lugar de la memoria y sólo la noticia brutal y repentina de un seísmo, de un tsunami, de una guerra, entornan esa puerta y ante nuestros ojos aparecen los ojos terribles de la miseria, del hambre sin adjetivos, de la injusticia hecha carne de niño, de la barbarie escondida tras un burka.

Hay territorios que parecen malditos. Haití es uno de ellos: pobre hasta la desesperación y con una mínima clase dirigente absolutamente corrompida. Haití es la gran olvidada de ese hemisferio y hoy todos escribimos sobre su desgracia. Hoy nos llegan noticias de que la ayuda internacional se vende (se revende) en los mercados para que unos pocos dictadores e hagan millonarios mientras la gente se entrega a revueltas desesperadas y la vida carece de valor. Hoy hablamos de Haití pero a lo largo de esas décadas hemos hablado de otros muchos sitios, de países que ya ni recordamos y no porque las guerras hayan terminado sino porque han dejado de ser noticia. Las guerras largas no se venden bien en los informativos y hay que sorprender con nuevas imágenes, con paisajes nuevos desolados, señalar en el mapa de este mundo único donde se ubican las hambrunas, dónde matan y mueren los niños de la guerra, en qué escombreras buscan comida los más pobres, cómo lapidan a un mujer acusada de adulterio por una ley que, encima, tratamos de comprender y hasta respetar.

No resulta fácil ser minimamente optimista en un mundo así. Las cosas están como están y son como son y es bueno preocuparse del cambio climático o discutir apasionadamente sobre la crisis financiera y la caída de las bolsas. Lo malo es lo que ocurre mientras tanto en la otra parte del mundo, Porque Haití tendría que haber sido noticia cada día desde hace muchos días, pero necesitamos un mínimo de muertos considerable para que nos asalte a la hora de comer mientras vemos la televisión. Somos así y no es bueno. Tal vez haya llegado la hora de revelarse y decir basta. Pero ¿a quién? ¿cómo? ¿con qué posibilidades reales de que algo cambie? Ah las ejemplares democracias occidentales* benditas sean porque me dejan escribir estas cosas pero que poquito más -seamos realistas- se puede hacer.


Periodista Digital

¡Enhorabuena! Por Alfonso Ussía

Enhorabuena, Llamazares. Ha conseguido usted lo que no pudo durante décadas en España. Que la gente le conozca un poco. Tantos años al frente de Izquierda Unida y del comunismo nacional y podía pasear desde la Plaza de Castilla hasta la Plaza Mayor sin que nadie, al verlo, comentara: –Ahí va Llamazares–. Y llegan los americanos y le convierten en un referente mundial. Los del FBI, para más «inri», aunque a usted lo del «inri» ni le va ni le viene, como a otros, aunque les conviden a participar en los desayunos de la oración. A todos los rincones del mundo han llegado su frondoso cabello entrecanado y su altiva frente. Los expertos del FBI han creado un retrato-robot de Osama Bin Laden, el aliado de las civilizaciones que no desea, de momento, establecer ningún tipo de alianza. Y hete aquí, que la frente y el pelo del Bin Laden son idénticos a los suyos. Los americanos, que hacen los retratos-robot con una maestría insuperable, le han quitado a usted el pelo y la frente, se los han adaptado al compañero Laden y se han quedado encantados con su obra. Por fortuna, sólo en el pelo y la frente es usted parecido a Bin, que de parecerse más, todos estaríamos corriendo.

En mi infancia, demostrada mi nula capacidad para entender la aritmética y las matemáticas, tuve un profesor particular, don Félix Rebollar, que era idéntico a Lenin. Mi madre, cada vez que se cruzaba con don Félix en los largos pasillos de nuestra casa, se santiguaba. Usted, al menos, sólo se parece a Bin Laden en la frente y el pelo, pero don Félix era como Lenin reencarnado, y a usted le hubiera encantado conocerlo. Después, nada. Don Félix era de derechas, muy buena persona y no se había dedicado a ordenar la muerte de decenas de miles de rusos, el zar incluido.

En Izquierda Unida se han manifestado inquietos y sorprendidos por el uso que ha hecho el FBI, sin autorización por su parte, de su pelo y de su frente. Y los dirigentes de la coalición han acordado por unanimidad «pedir explicaciones a quien corresponda en los Estados Unidos». Confuso acuerdo, don Gaspar. Si usted viaja a los Estados Unidos –hágalo aprovechando cualquiera de sus garbeos por Cuba–, y pide visitar «a quien corresponda», le van a decir que sus deseos son de muy complicada satisfacción. «A quien corresponda», en los Estados Unidos de América pueden ser desde el Presidente Obama a Dorothy Pick, una jubilada de Montana que se dedica a la cría en cautividad de ardillas pardas, a las que Al Gore ha vaticinado un incierto futuro por aquello del calentamiento global. Gracias a Dorothy Pick , la ardilla parda puede presumir de un porvenir sostenido, como se dice ahora, que todo es sostenido, desde la economía que no se sostiene a la jeta de Al Gore, que se sostiene muy bien gracias a la cantidad de tontos que hay repartidos por el mundo.

No protesten «a quien corresponda», porque «a quien corresponda» va a estar reunido. Celebren, usted y los suyos, admirado don Gaspar, que al fin, en el tramo otoñal y atardecido de su vida, al menos su pelo y su frente han recibido el regalo de la atención de millones de miradas en todo el mundo. Agradezca al FBI el formidable obsequio, y disfrute con su parcial popularidad. Suyo afectísimo.


La Razón - Opinión

Haitíes. Por Ignacio Camacho

CUANDO Haití vuelva, si vuelve, a la normalidad previa al terremoto, cuando los muertos sean enterrados y los heridos reciban mal que bien sus curas, cuando regresen el agua y la electricidad, cuando los escombros se retiren y los edificios hundidos se reconstruyan, cuando se marchen las fuerzas de socorro y sólo se queden las oenegés que ya estaban allí antes de la tragedia, cuando la confortable sociedad biempensante relegue la catástrofe porque deje de verla en los telediarios, ese pequeño país antillano tornará en el mejor de los casos a la demoledora realidad social que vivía antes de que la tierra temblase en Puerto Príncipe: un euro diario de renta per cápita, un sistema político corrompido, un tejido educativo inexistente, un producto interior irrelevante, una cultura de supersticiones premodernas, una miseria estructural enquistada en una historia de subdesarrollo extremo y de pobreza sin alivio. Allí, al lado mismo de la Romana de las vacaciones todo incluido. Eso es lo que era Haití antes de que Occidente se conmoviese ante la hecatombe sísmica, como tantas otras naciones y territorios que sólo surgen en el mapa de nuestra conciencia moral cuando una calamidad desproporcionada o una guerra particularmente atroz los traen por unos días al primer plano de unas sobremesas atribuladas por la caída de la Bolsa o las dificultades del crédito hipotecario.

Por eso de nada servirá toda esta bienintencionada sacudida solidaria, esa sincera generosidad anónima del parado o del mileurista que dona unos euros que no le sobran, si no cuaja en un estado de opinión pública estable que empuje a abordar en serio la reconstrucción de un país que apenas si existía como tal antes de que comenzase a importarnos. Si todo ese emotivo caudal de ayuda no se canaliza en la planificación de un Estado decente. Si el egoísmo de la alta política se enreda en pulsos de influencias y liderazgo. Si los contritos jefes de Estado y Gobierno que ahora aparecen promoviendo conferencias de socorro con expresión sombría olvidan su repentina conmoción cuando decaigan las encuestas. Si se desvanece tan pronto como de costumbre la volátil preocupación que estas tragedias siembran en nuestra mala conciencia de privilegios en crisis.

Es una bonita, tranquilizadora virtud la de la solidaridad. Y evita preguntas incómodas porque las catástrofes no se comentan: se socorren. Pero esos desheredados que parecen interpelarnos como espectros entre las ruinas y cascotes de sus casas, esos haitianos harapientos a los que anhelamos enviar ayuda sanitaria nos molestan sobremanera cuando buscan vivienda junto a la nuestra o toman turno antes que nosotros en el ambulatorio de zona. Y sin resolver esa severa contradicción interior no servirá de mucho esta súbita, urgente cosquilla de lejana fraternidad angustiada que nos ayuda a olvidar los haitíes que rodean nuestras propias casas.


ABC - Opinión

¿Se debe empadronar a los mismos que se intenta expulsar?

La contradictoria legislación plantea el debate sobre si el Ayuntamiento de Vic está actuando correctamente al no empadronar a los inmigrantes sin papeles.

EL ANUNCIO de la vicepresidenta De la Vega de que el Gobierno no tiene intención de cambiar la normativa en materia de inmigración pese al aldabonazo que ha supuesto el plante del Ayuntamiento de Vic permite predecir que el problema de los sin papeles y el de la economía sumergida, tan ligados ambos, aumentarán en nuestro país. La crisis ha terminado por encender la mecha que una deficiente legislación había dejado descubierta.


Cuando el país vivía en la bonanza y los ayuntamientos no tenían problemas de financiación, podían estirar los presupuestos para atender las necesidades de todos los ciudadanos, sin detenerse en cuál era su situación administrativa. Eso permitía disminuir la conflictividad social y ocultar los evidentes defectos de la regulación legal de la inmigración. Pero hoy, con una Administración Local asfixiada, con niveles de inmigración muy altos en algunas poblaciones y con partidos marginales dispuestos a explotar el asunto, era cuestión de tiempo que algún consistorio dijera basta.

Es simplista, a la par que tendencioso, tratar de deslegitimar la actitud del equipo de gobierno de Vic tachándola de xenófoba. Con mayor razón cabría decir que quien fomenta el odio a los extranjeros no es quien pide que se ponga un orden razonable en la inmigración, sino quien, por no regularla eficazmente, permite que se convierta en un problema. El caso es que descartada la opción, por inviable, del papeles para todos, lo que no cabe es propiciar que la inmigración ilegal se convierta, de facto, en opción legítima a través de la puerta trasera de los padrones municipales. La cuestión hoy no es inmigrantes sí o inmigrantes no. Es evidente que una gran mayoría de extranjeros reside legalmente en España y huelga decir, además, que sin su concurso la economía nacional no habría crecido como lo hizo en los penúltimos años. Nadie plantea tampoco expulsar del padrón a quien ya está inscrito, aunque haya entrado de forma irregular en el país. El asunto es si cabe cambiar la legislación para que el empadronamiento no se convierta, como ahora sucede, en una vía para blanquear la inmigración ilegal y para evitar que, en la práctica, acabe siendo más difícil obtener la tarjeta de residencia siguiendo los cauces oficiales que mediante ese atajo.

El portavoz de CiU en el Congreso, Duran Lleida, que ayer respaldó la medida de dejar de empadronar a los sin papeles, tiene razón cuando señala que un ayuntamiento no puede conocer una ilegalidad «y no denunciarla». Es decir, que si un consistorio sabe que la situación de un inmigrante no es legal, ¿no es lógico que antes de empadronarlo comunique a las autoridades esa situación irregular? La legislación es contradictoria, y mientras por un lado obliga a incluirle en el padrón, por otra, prescribe su expulsión. Por eso sorprende que De la Vega dijera ayer que la ley «es clara» y que, por lo tanto, «no hace falta llevar a cabo ninguna reforma». Y que añadiera además que la economía sumergida tiene «los días contados». Pues bien, hay que decir claramente que ni la normativa es clara, ni creemos que con más de cuatro millones de parados y la crisis galopante actual, el Gobierno vaya a ser capaz de acabar con la economía sumergida, que además se sirve en muchas ocasiones de quienes, por no tener papeles, son víctima fácil para los tramposos. El PP, más realista, pronostica que la subida del IVA que entrará en vigor en julio agravará el fraude.

Tan erróneo es que un ayuntamiento determine qué trato se le da a la inmigración, como que se le obligue a servir de coladero de personas en situación ilegal. Urge que los grandes partidos se pongan de acuerdo para revisar la legislación. Eso permitirá además cortar el paso a los demagogos dispuestos a pescar en río revuelto.


El Mundo - Editorial

El miedo del PP a sus bases

La estrategia de Génova puede llevar a que el PP Balear viva la peor crisis por la que ha pasado ese partido en los últimos tiempos, con amenazas de ruptura que, ante la cacicada extemporánea del PP nacional, cada vez son menos veladas.

A tenor de la escenografía y las declaraciones de sus principales protagonistas, la XV Reunión Interparlamentaria del Partido Popular que se está desarrollando en Palma de Mallorca está siendo utilizada por el aparato de Génova para apuntalar sin ningún pudor a un candidato del PP balear que nadie ha elegido. La situación sería menos grave en términos democráticos si no hubiera un serio candidato alternativo que cuenta con gran apoyo de las bases como Carlos Delgado, alcalde de Calviá, al que se está despreciando de forma pública por los dirigentes nacionales en beneficio de la apuesta personal de Rajoy para gestionar el partido en las Islas Baleares.


Es oportuno recordar que José Ramón Bauzá llegó a la presidencia del PP Balear sólo tras la dimisión de Rosa Estarás, que adujo ciertos problemas de salud para abandonar el cargo, lo que constituye precisamente una razón añadida para que el actual dirigente validara su nombramiento a través de un proceso democrático interno. El mismo Bauzá aseguró en los micrófonos de esRadio, tras llegar a la presidencia de forma tan accidental, su intención de convocar un congreso extraordinario para dar la posibilidad a los militantes del partido de decidir qué candidato y, sobre todo, qué línea política deberían seguir los populares en las islas para enfrentarse a sus rivales en las elecciones de 2011. "Nadie cuestiona este planteamiento" (el de convocar un congreso), llegó a afirmar el ya candidato oficial de Rajoy en su entrevista con Federico Jiménez Losantos. Bien, eso podría ser cierto en aquel momento, pero a la luz de las declaraciones y gestos de los dirigentes nacionales del PP, todo parece indicar que la decisión de Génova es llegar a las próximas elecciones con un candidato del que no se podrá conocer su apoyo real, en caso de que se consumen los deseos de Rajoy de evitar cualquier confrontación de personajes e ideas con carácter previo a la próxima contienda autonómica, que, especialmente en las Baleares, promete ser muy reñida.

El portavoz del PP nacional, González Pons, ha llegado a asegurar que un congreso en Baleares "en absoluto es necesario". Si en un partido sometido a una tensión política sin precedentes a causa de las graves acusaciones de corrupción que pesan sobre algunos de sus anteriores dirigentes, con un presidente accidental al que nadie ha elegido y un candidato alternativo de importante arraigo entre las bases no resulta necesario convocar un congreso, ardemos en deseos de conocer qué tiene que pasar en una delegación territorial del Partido Popular para que, a juicio del señor González Pons, resulte oportuno otorgar a los militantes la potestad de elegir a sus dirigentes.

Poco importa, en términos democráticos, la aparente seguridad de Rajoy de que el PP balear presentará una candidatura excelente y "a la altura de las circunstancias". Ese es su criterio, muy respetable, pero por encima está, o debería estar, el derecho de todos los militantes a elegir libremente a quien les debe llevar a la victoria, ciertamente factible dado el estado de descomposición política en el que está sumida la insólita coalición actualmente en el poder autonómico.

Rajoy pretende que sus protegidos ni siquiera tengan que someterse al bochorno al que él mismo se vio sometido en el congreso de Valencia, en el que el aparato del partido movió los hilos para que la contestación interna desapareciera del escenario. Sin embargo, la insistencia justificada del alcalde de Calviá de que se cumplan las previsiones estatutarias para que los distintos candidatos se sometan al refrendo de los militantes, puede llevar a que el PP Balear viva la peor crisis por la que ha pasado ese partido en los últimos tiempos, con amenazas de ruptura que, ante la cacicada extemporánea del PP nacional, cada vez son menos veladas.

La decisión de Rajoy de imponer a su candidato no sólo es inadmisible en un partido político que, por mandato constitucional, debe someterse en su régimen interno a criterios democráticos. Es también una afrenta a los militantes que ven como unos dirigentes nacionales les hurtan su derecho a elegir libremente qué quieren hacer con el partido en su circunscripción.


Libertad Digital - Editorial

Deterioro sin remedio

HOY informa ABC sobre un estudio sociológico comparado de la valoración de líderes políticos en sus países respectivos. El análisis ofrece datos muy significativos. El estudio atribuye a Rodríguez Zapatero un 33 por ciento de aceptación, equivalente al que conseguía George W. Bush en sus peores momentos y sólo equiparable hoy día al nivel de Gordon Brown, que -según todos los indicios- camina sin remedio hacia la derrota en las urnas. Aunque otros sondeos realizados en nuestro país reducen todavía más la percepción de los ciudadanos sobre el presidente del Gobierno, es notorio que el líder del PSOE se sitúa muy por debajo de otros dirigentes internacionales como Obama, Merkel o Berlusconi, que se aproximan al 50 por ciento. Por supuesto, está a años luz de Lula, que consigue un nivel de apoyo en torno al 80 por ciento. El Ejecutivo puede seguir diciendo que no le importan las encuestas, aunque también debería mirar con atención las previsiones sobre un eventual vuelco electoral en Andalucía. En todo caso, el desplome de la popularidad de Rodríguez Zapatero le sitúa ya en zona de muy alto riesgo. En democracia, cuando un dirigente cae en picado en la consideración de los electores, resulta muy difícil remontar el vuelo por mucho optimismo antropológico y voluntarismo sin contenido que ponga en el empeño. Además, el desgaste se ha producido de forma muy acelerada y afecta a la imagen personal del presidente del Gobierno, que ha sufrido en pocos meses un deterioro que cabe calificar de irremediable, sin exageración alguna.

La experiencia demuestra que todos los líderes que han sufrido procesos similares han perdido después las elecciones, incluso aunque logren recuperar parcialmente la confianza de los votantes en una etapa más próxima a las urnas. En estas condiciones, es lógico que los socialistas asuman -en voz alta o en voz baja- la existencia de una seria crisis de liderazgo. Aunque no lo reconozcan José Blanco y otros dirigentes del aparato de Ferraz, hay mar de fondo en el PSOE porque empiezan a percibirse síntomas inequívocos ante una hipotética pérdida del poder. Rodríguez Zapatero se ha convertido en un problema para los suyos porque los ciudadanos lo identifican con la ineficacia absoluta ante la crisis, el sectarismo ideológico y la retórica inútil para afrontar los problemas reales de la sociedad española. Aunque faltan más de dos años para las elecciones generales, si se agota la legislatura, hay percepciones en la opinión pública que no serán fáciles de cambiar.

ABC - Editorial