jueves, 28 de enero de 2010

Minucias y espantos. Por Hermann Tertsch

MANUEL Cobo ha sido sancionado por críticas a Esperanza Aguirre; Ricardo Costa, por el «caso Gürtel». Eso es al parecer lo que se mueve en el Partido Popular. Todo apasionante, vive Dios. Uno sancionado por grosero, el otro por exquisito. Les confesaré que esas dos novedades me traen perfectamente al pairo. Como los lloriqueos del alcalde de Madrid y las cursiladas del presidente de la Generalidad Valenciana. Con la que está cayendo, en el día de la memoria de la Shoa, del Holocausto, de la liberación de Auschwitz, en momentos en los que hay millones de españoles que viven en el límite de la desesperación y angustia por su existencia y la de sus hijos y nietos, me importa poco menos que un carajo las cuitas de los señores Cobo y Costa, los malos rollos de los señores Camps o Gallardón. Este país, que se ha convertido en una terrorífica anomalía en la comunidad de estados democráticos y civilizados de Europa, gracias a las ocurrencias e incompetencias de nuestro Gran Timonel, no puede centrarse en ridiculeces petimetres sino en mirar hacia adelante con todo el espanto lógico ante una situación objetiva pero también la esperanza de poder neutralizarla. Y generar ilusión entre una ciudadanía que realmente no se merece lo que están haciendo con ella. Lo dicho, que dos cachorros del Partido Popular tengan problemas, justa o injustamente, por lo hecho o por lo dejado de hacer no debiera angustiarnos demasiado.

Lo que debiera preocuparnos es que en los cuarteles de la Guardia Civil y las comisarías de la Policía existe una auténtica ansiedad por saber quiénes han sido los responsables directos de una traición a nuestras fuerzas de seguridad que hace crujir los cimientos del Estado. Muchos intuimos quién ha sido aquí quien dio las órdenes y volvemos al célebre Mister X. Muchos tenemos la íntima convicción de que los traidores son los máximos responsables de la defensa de la Constitución. Es la diferencia entre minucias y espantos absolutos. Aquellos que juraron defender esta Constitución cuando asumieron sus cargos de Gobierno son los traidores. Y parece que no pasa nada. Parece mentira que la principal fuerza de la oposición, dirigida por esa mano tan excesivamente tranquila por no decir indolente -alguno se atrevería a decir que directamente perezosa y vaga- de su máximo líder, no se dé cuenta de que el caso Faisán es la peor traición a la democracia que se ha cometido en España desde el Golpe de Estado del 23- F. Y que todas las partes conscientes de esta sociedad tan poco consciente en general, exigen que todos los responsables de esta suprema vileza, la colaboración con la banda armada ETA por parte de dirigentes políticos de la Policía, sean llevados a los tribunales y carguen con todas las responsabilidades políticas y penales que correspondan. Dudo mucho, personalmente, que nuestro querido Fouché Rubalcaba, ministro del Interior, el pico de oro de un Gobierno en general bastante patán en su expresión, pueda darnos una explicación más piadosa y verosímil de lo que ha sido una traición en toda regla del Gobierno a sus fuerzas de seguridad. Si yo, en mi querida Ondarroa, donde la torre de Lecona recuerda a la madre de San Ignacio, en Motrico, cuna de los Churruca o en el pueblo de mi madre, en Deva, le hago favores a ETA, sabría cómo hacerlos. Y quizás añadiría seguridad para mí y los míos siempre asediados y amenazados. No lo hago. Pero nuestros txikos del Gobierno, que jamás ha pisado Ondarroa, Motrico o Deva, hacen favores al terrorismo a través de su policía política para buscarse favores a corto, medio o largo plazo. Traicionando a miles de guardias civiles, policías y ciudadanos de bien que viven en la dignidad y en la lucha permanente contra la miseria de la violencia terrorista y del odio nacionalista. Algo nos habrán de explicar quienes de momento se hacen los locos. Los ladrones de la corrupción han de ir por supuesto a la cárcel. Pero aun más encerrados habrán de estar quienes nos han traicionado hasta poner en peligro de muerte a los jóvenes españoles que luchan por nuestra seguridad común.

ABc - Opinión

Dos sanciones iguales y un Jaguar nuevo

El PP ha dado carpetazo a su crisis interna con la decisión salomónica, pero injusta, de suspender durante un año de militancia a Costa y a Cobo.

EL COMITÉ de Derechos y Garantías del PP ha remitido a Ricardo Costa y Manuel Cobo los pliegos de cargos correspondientes a los expedientes disciplinarios abiertos contra ellos hace unos meses como consecuencia del caso Gürtel y las luchas internas por la Presidencia de Caja Madrid, respectivamente. Los instructores proponen al citado comité sendas sanciones contra ambos de un año de suspensión de militancia. Costa y Cobo disponen de 15 días para presentar sus alegaciones al expediente, por lo que cabría la posibilidad de que el comité decidiera rebajar el castigo. En todo caso, lo primero que sorprende es que los dos instructores hayan propuesto idéntica sanción para el ex secretario general del PP valenciano y para el vicealcalde de Madrid, a pesar de que se trata de casos muy diferentes. A la espera de conocer los fundamentos jurídicos de los informes en relación con los artículos de los Estatutos del partido vulnerados por Cobo y Costa, la primera conclusión es que la dirección del PP -no cabe imaginar que los instructores hayan actuado por su cuenta- han querido dar carpetazo a la crisis interna con una decisión salomónica, pero injusta, ya que castiga de la misma forma conductas completamente distintas.


Las diferencias entre Costa y Cobo saltan a la vista. El ex número dos del PP valenciano fue expedientado por decir en rueda de prensa que no había sido destituido de su cargo por la ejecutiva regional del partido, lo cual era cierto según se recogió en las actas de la reunión y pueden atestiguar los más de 70 miembros de este órgano de dirección. El expediente contra Cobo tuvo su origen en unas declaraciones en las que aseguraba que la actuación de Esperanza Aguirre sobre Caja Madrid era «de vómito», al tiempo que la acusaba de montar una «gestapillo» y de comportamientos dictatoriales. Parece de sentido común que insultar gravemente a la presidenta regional de su partido es más grave que decir una verdad molesta para la cúpula del PP. La injusticia, además, es doble, puesto que Costa ha sido apartado de la dirección y sólo conserva su escaño en las Cortes, mientras que Cobo continúa siendo vicealcalde de Madrid y, al parecer, lo seguirá siendo aunque le impongan un año de suspensión de militancia.

La dirección nacional del PP quiso que las responsabilidades del caso Gürtel en Valencia se saldaran con Ricardo Costa como chivo expiatorio por sus comprometidas conversaciones con El Bigotes, pasando por alto que Francisco Camps había mantenido charlas telefónicas con el cabecilla de la trama tan amistosas o más que las de su número dos. Y es un hecho bastante evidente que el presidente de la Generalitat fue quien introdujo a Álvaro Pérez en el ambiente del PP y del Gobierno valenciano.

La noticia que hoy publica este periódico, por tanto, no puede sorprender en el fondo, a pesar de que tiene los mismos ingredientes que muchas otras del caso Gürtel: el gusto por los coches caros de los dirigentes del PP y las ganas que tenía El Bigotes de complacer sus caprichos. Antonio Clemente, sucesor de Costa al frente de la secretaría general del PP valenciano, adquirió un Jaguar en compañía de Álvaro Pérez, que le consiguió un descuento. En julio de 2008, cuando se produjo la compra, Clemente era portavoz adjunto del PP en las Cortes. Un hombre, por tanto, de la confianza de Camps. ¿Conocía el presidente valenciano cuando le nombró secretario general que El Bigotes le había conseguido un descuento a Clemente en el Jaguar? ¿Qué hará la dirección del PP con este caso después de haber aprobado un código ético que promete castigar las conductas que dañen la imagen del partido?


El Mundo - Editorial

Nuestra cadena perpetua. Por Serafín Fanjul

Mientras el Rafita y los asesinos de Marta se chulean a esta sociedad tan blandita, a los familiares de las niñas asesinadas no les queda otro consuelo que filosofar sobre los beneficios de disponer de una legislación tan garantista con los delincuentes.

Hace unos días, Mª del Mar Bermúdez, madre de Sandra Palo, gritaba su desesperación por enésima vez por la justicia que no se hace a su hija: en un debate de Telemadrid el llamado defensor del Menor de la capital, tras las buenas palabras de rigor, sentenciaba que nada de rebeliones ni protestas crudas, hay que ser buenos y comprender lo mucho que hacen las instituciones por las víctimas de la delincuencia con sus logros prodigiosos en la reinserción. Mª del Mar se quejaba con desesperanza absoluta: "¿Para qué lo queremos, si no resuelve nada? ¿Para pagarle el sueldo?", ante lo cual la presentadora del programa –que, en su estilo de cazurrilla despistada y simpática, no es de lo peor de la televisión– escurría el bulto y se ponía a soltarle admoniciones a la madre desconsolada: denuncias sí, pero sin pasarse, que estos artefactos los carga el Diablo.


Ayer, día 26, el ministro Caamaño exhibía, también en enésima ocasión, su catadura moral afirmando que aquí, de cadena perpetua, nada de nada. Hagan lo que hagan los criminales. Y es que la Constitución no permite y tal y tal: lo de siempre. Al tacho, pues, las farsas de Rodríguez recibiendo al padre de Mari Luz Cortés, de Marta del Castillo y a quien se tercie. "Lo que sea", ya saben, la divisa que campea en el escudo de armas (pacifistas, por supuesto) del sabio de La Moncloa. Mientras el Rafita y los asesinos de Marta del Castillo se pavonean y chulean a esta sociedad tan blandita, con sus comprensivos jueces y su policía maniatada, a los familiares de las niñas violadas y asesinadas no les queda otro consuelo que filosofar sobre los beneficios morales de disponer de una legislación tan garantista para con los delincuentes y de unos políticos no más atentos a la imagen conveniente para su carrera personal.
Dizque Rajoy –siguiendo a Esperanza Aguirre– por fin se moja y se pronuncia por entrar a discutir el asunto de la "perpetua revisable": ¿por qué revisable? ¿Tan difícil es cambiar un parrafito de la Constitución que, por cierto, torean cuanto les viene en gana siempre que interesa al "lo que sea" de Rodríguez? Y si el PSOE y su caterva de pitufos se niegan, se les pone en evidencia ante la opinión pública. Veremos si Rajoy mantiene una postura firme y clara o anda jugando a lo mismo que Núñez Feijóo con la enseñanza en castellano, mientras se afianza la triste idea –la cadena perpetua que cargamos todos– de que por la vía institucional, con urbanidad y palabra culta, no hay nada que esperar. Y es que, queridos contríbulos Núñez y Rajoy, como se dice en Galicia: "El que me engañe una vez...".


Libertad Digital - Opinión

ZP y sus fantasmas de ocasión. Por Cristina Losada

El partidario de expulsar a la religión del espacio público, metido de hoz y coz en un acto político-religioso y conservador para más inri. Pero, ¿qué es esto? Esto es puro oportunismo, sin principios, sin escrúpulos, genuino producto de la factoría.

El ex ministro Jordi Sevilla no aprueba que Zapatero acuda al Desayuno de Oración al que le ha invitado Obama. Ni él ni los votantes socialistas entenderían, dice, que asista a un acto "montado por un grupo que en España llamaríamos bastante conservador". Él mismo lo tildaba de "ultra" en su blog y a sus anchas, pero en Onda Cero, donde así habló, optó por moderarse. Una cosa es sostener durante años la existencia de un fundamentalismo religioso en Estados Unidos como dogma progresista, y otra, acusar al nuevo mesías de esa fe de integrista.


Sevilla comprende, como cualquiera, que Zapatero irá a un rezo de los ultras y hasta cantará espirituales si Obama se lo pide. La malicia del que en vano intentó enseñar economía al presidente radica en colocarlo frente a sus contradicciones. El partidario de expulsar a la religión del espacio público, metido de hoz y coz en un acto político-religioso y conservador para más inri. Pero, ¿qué es esto? Esto es puro oportunismo, sin principios, sin escrúpulos, genuino producto de la factoría.

ZP se labra fama de comecuras porque la identificación con la izquierda depende sólo de viejos fantasmas. Cuando el coco se llama derecha franquista, se urde la memoria histórica y se retiran cuatro estatuas que aún quedaban, para invocarlo. Si alguien protesta, son los nostálgicos. Que el espectro es el nacionalcatolicismo, ahí llegan el aborto o la retirada de crucifijos para hacer pupa y demostrar que está vivo. La provocación, en ocasiones, funciona de maravilla. Como en el caso de los crucifijos, que recuerda lo que contaba Julio Camba sobre la secularización de cementerios ordenada por la República.

Se trataba de echar abajo las barreras que se interponían entre unos muertos y otros, pero resultó que no había y "el desengaño fue tremendo". En un camposanto de Barcelona "hubo que construir una valla de verdad para derribarla luego y poder decir que no había valla alguna". Haciendo de República. Haciendo de izquierda. No existían aquellas barreras, como no existen las criaturas que el socialismo se afana en resucitar, salvo en reductos marginales. Pero están arraigadas en el imaginario del progre español y desempeñan la función del hombre del saco. Amedrentar y dar votos. Al aprendiz de brujo no le importa que su poción envenene la convivencia. Fuera de aquí, si Obama manda ir a misa, va a misa.


Libertad Digital - Opinión

El sucesor del sucesor. Por Valentí Puig

SOMOS el país de los sucesores. Después de buscarle sucesor a Mariano Rajoy durante meses, ahora se le busca a Zapatero. La sucesión de Zapatero no está hoy por hoy en el menú, aunque eso distrae. Como designación del poder último en los partidos políticos, no es nuevo comparar sucesiones ordenadas y teledirigidas con sucesiones espontáneas e imprevisibles. En general, quien empuña la daga, ya no tendrá opción a encarnar el poder. Véase el asesinato y sustitución de Julio César, a poder ser contado por Shakespeare.

Derrotadas las tropas de Napoleón, a Fernando VII no le place el constitucionalismo gaditano y hace preceder su entrada en Madrid por proclamas absolutistas. De entonces es el tan célebre «Manifiesto de los persas». Los absolutistas decían: «Era costumbre de los antiguos persas pasar cinco días de anarquía después del fallecimiento del Rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser más fieles al monarca sucesor». Indudablemente, incluso los políticos absolutistas escribían mejor que los de ahora. En cuanto a sucesiones, ya se sabía mucho, por lo mínimo desde los persas.

Desde el final del régimen de Franco hasta hoy, la sucesión en el liderato de los partidos contempla páginas de una cierta agitación. En la UCD que pilotó los gobiernos de la transición, fue bajo presiones de la naturaleza más heterogénea que Adolfo Suárez anunció su dimisión al Rey en enero de 1981. El sucesor sería Leopoldo Calvo Sotelo, no sin que el congreso de la UCD en Palma de Mallorca fuese un cúmulo de turbulencias. En la votación de investidura de Calvo Sotelo, Tejero irrumpió a tiros en el hemiciclo. UCD ingresa en un proceso de deterioro irreversible. En las elecciones generales de 1982, el candidato es Landelino Lavilla. El PSOE de Felipe González llega al poder.

El paso de lo que era la Alianza Popular de Fraga al PP fue muy accidentado, con sucesivos cambios nominales y de liderato. Como Coalición Popular, en 1987, elige la candidatura de Hernández Mancha frente a la de Herrero de Miñón. Vuelve Fraga para solventar la crisis permanente y se crea el Partido Popular. Fraga reasume el poder en el partido. En 1990, a propuesta suya, Aznar le sustituye en la presidencia del PP, ya refundado. Gobierna España el PP de 1996 a 2004. A finales de su segundo mandato, Aznar hace el anuncio de que no volverá a presentarse. Finalmente, su propuesta de sucesor es Mariano Rajoy, quien, como candidato, es derrotado por el candidato socialista Rodríguez Zapatero, a muy poco del atentado del 11-M. Han sido variados los intentos internos por erosionar el liderato de Rajoy, aunque en estos momentos parece finalmente afianzado de cara a las elecciones generales de 2012.

Aquel Rodríguez Zapatero que devolvió al PSOE los atributos de La Moncloa era en no poca medida el resultado de una larga crisis del socialismo español, desde la retirada de Felipe González e incluso antes. Factores como la corrupción y el GAL llevaron a la derrota electoral del PSOE en 1996 después de una prolongada etapa de poder felipista. González se aparta. Comienza un paréntesis que dura nada menos que cuatro años. Almunia queda al frente del PSOE, con el interludio de José Borrell, hasta la victoria aznarista del 2000. Es entonces cuando un Rodríguez Zapatero poco conocido opta a la secretaría general del PSOE y gana por un exiguo margen frente a José Bono. No hace falta decir que la política es un oficio muy cruel. También lo será para el sucesor y para el sucesor del sucesor.


ABC - Opinión

Seis años perdidos. Por Carmen Tomás

Muchos recordamos cómo en septiembre de 2008 y ante unos 30 directivos de multinacionales norteamericanas con intereses en España, el presidente del Gobierno se jactaba de que nuestro sistema financiero era el más sólido del planeta, que íbamos a recuperar la senda del crecimiento a corto plazo y cómo ya superábamos a Italia en renta per cápita. Entonces, para Zapatero lo de la crisis era todavía, con ligeras matizaciones, una milonga de la derecha y de los antipatriotas y el déficit público no era ni siquiera un problema, ya que contábamos con un amplio margen fiscal. Al presidente le debió parecer que tenía que rematar la jugada y ni corto ni perezoso lanzó el mensaje de que en 3 ó 4 años (quedan entre 1 y 2) superaríamos a Francia en renta per cápita "a pesar, dijo, que esto no lo quiere ni oír mi amigo Sarkozy, pero es así".

Con los datos en la mano, nada de lo que dijo Zapatero en esa reunión de Nueva York se ha cumplido. Más bien al contrario, hemos empeorado todas y cada una de las supuestas ventajas que atribuía Zapatero a España como país seguro para invertir. El sistema financiero acumula embargos y deudas impagadas por un tubo. Y, según datos de la Oficina Estadística de la Unión Europea, España está por debajo de la media europea en renta per cápita. De hecho, hemos vuelto a los niveles de 2000 y detrás de Italia. Como para hablar de Francia, que ya ha salido de la recesión y acumula menor déficit público y por supuesto menos tasa de paro.


Pero es que además y según un estudio del profesor José María Rotellar para FAES, los españoles somos ahora más pobres que en 2004. La ineficaz e irresponsable política económica de Zapatero nos ha llevado a perder a cada español 150 euros. El Gobierno se pasó meses y meses negando la crisis y ahora lleva unos cuantos meses anunciando la buena nueva de que hemos salido de la recesión y que los brotes verdes por fin asoman en el horizonte. Hay que echarle valor para dar por terminada la peor recesión de la historia, si es que el PIB del cuarto trimestre de 2009 arroja un crecimiento de cero o de una décima. Cualquier economista sensato sabe que España no crea empleo mientras la economía no crezca a tasas cercanas al 2,5 por ciento. Cómo puede dar un Gobierno por terminada una crisis con más de 4,5 millones de parados (un 44 por ciento jóvenes) y subiendo, un déficit público cercano al 12 por ciento y una crisis de confianza que afecta a todos los sectores de actividad y especialmente al consumo.

Zapatero anda por ahí de presidente de turno de la Unión Europea, mientras las agencias de calificación, la prensa extranjera y algunos gobiernos europeos nos ponen a parir y sólo con algunas matizaciones nos sitúan en el pelotón de los torpes junto a Grecia y Portugal. El Gobierno sigue sin hacer los deberes y vendiendo burras y lanzando cortinas de humo, mientras los problemas se acumulan. ¿No hay nadie sensato en su entorno que sea capaz de ponerle freno, de conseguir que Zapatero ponga pies en pared?


Periodista Digital - Opinión

Ascó, como Yebra, opta al almacén nuclear. Por José Cavero

El pleno del Ayuntamiento de Ascó aprobó en la mañana de este martes, con los votos de los cinco concejales de CiU y PSC y de otros dos ediles independientes, que el municipio solicite formalmente acoger el Almacén Temporal de Residuos Nucleares Centralizado, pese a las diferentes manifestaciones en contra sucedidas en los últimos días. Dos concejales independientes (Independents per Ascó) votaron contra la iniciativa. Es decir, en Ascó ha sucedido algo parecido a lo que hace unos días ocurrió en Yebra (Ciudad Real), donde el alcalde y varios concejales también se mostraron favorables a acoger en su término municipal este Almacén contra cuya instalación en sus correspondientes comunidades autónomas se han manifestado tanto los presidentes de Castilla-La Mancha como de Cataluña, señores Barreda y Montilla.

En Ascó, el alcalde de la localidad, Rafael Vidal (CiU), argumentó que, en la actualidad, la central nuclear de Ascó es "la principal empresa del sur de Cataluña, y que en estos momentos de crisis continúa creando puestos de trabajo". Añadió que, mientras que la decisión de establecer la central "fue del Estado español", en esta ocasión "tenemos la oportunidad de tomar una decisión libre y democrática sobre esta industria".


Vidal aseguró que, tras haber consultado en la UE sobre los incidentes que han originado instalaciones similares en Holanda, Hungría, Francia y Gran Bretaña, la respuesta dada por Europa fue: "Cero". "El riesgo es nulo -explicó-. Afirmar lo contrario es crear una alarma social injustificada". Vidal también afirmó que la decisión de acoger el ATC no tiene que ver "con el dinero", lo que provocó las risas de algunos de los vecinos presentes en el pleno. "Estamos hablando de diversificación económica -prosiguió el primer edil- que no beneficiarán sólo a Ascó, sino a toda la comarca". Vidal defendió que las instalaciones que acompañarán al ATC permitirán cambiar el "modelo económico" de la zona. "Es una oportunidad de futuro que no podemos dejar escapar", añadió, para explicar que el almacén "trae asociado un parque tecnológico que investigará cómo extraer el potencial energético del combustible almacenado. Llamar residuo a ese potencial es desconocimiento". Tras la intervención del alcalde, el concejal independiente Antoni Casanova negó su apoyo al equipo de gobierno, argumentando que "no puedo dar apoyo al proyecto, no por estar en contra de la instalación, sino por las formas y el desprecio a los vecinos".

La decisión de dónde se instalará ese controvertido almacén habrá de tomarla el Ministerio de Industria, una vez conocidas las distintas opciones que se presenten y los correspondientes apoyos y resistencias tanto del lugar propiamente dicho como de las inmediaciones. Ascó tiene la experiencia de tener en su término una central nuclear y muchos de sus ciudadanos no tendrían inconveniente en sumar este otro eventual "riesgo" que, al mismo tiempo, es una oportunidad más para proporcionar más puestos de trabajo y mayores ingresos al municipio. En cambio, algunos, como José Montilla o Artur Mas, entienden que ya tienen suficiente grado de riesgo con la central y que convendría repartir esa clase de instalaciones en otros puntos del Estado español...


Periodista Digital - Opinión

La economía y dos nombres averiados: Zapatero y Díaz Ferrán . Por Antonio Casado

En su desayuno-conferencia de ayer en Madrid, con lleno hasta la bandera de empresarios y periodistas, el aún presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, apostó por el diálogo social y no dijo ni media palabra contra Rodríguez Zapatero. Al contrario, afirmó que van en buena dirección, aunque aún se quedan cortas, las propuestas apuntadas en la llamada Estrategia de Economía Sostenible, que es, como ustedes saben, la nueva frontera del zapaterismo.

Al igual que el presidente del Gobierno, el patrón de patrones desplegó un discurso optimista y pregonó la capacidad de recuperación de nuestro sistema productivo. Como lo oyen. Incluso rectificó las previsiones del FMI (Fondo Monetario Internacional) en seis décimas a favor de la economía española (crecimiento 2010) y aseguró que lo peor de la crisis ha pasado ya, aunque no dejó de señalar la necesidad de acometer cuanto antes las reformas pendientes (mercado laboral, energía, sector público, régimen fiscal, etc.)

Todo ello en el día que conocimos un aumento de cinco puntos en los índices de confianza empresarial, después de 18 meses de malas noticias en ese indicador. Cierto. Pero también en vísperas de unos desalentadores datos del paro en el mes de enero (la cifra rondará los 100.000). Y, sobre todo, el día que supimos de la última quiniela del FMI sobre el futuro de los motores económicos del mundo. Se nos vuelve a recordar que somos los últimos de la fila. Un excelente material de trabajo para los adictos a la catástrofe y para quienes necesitan de las malas noticias para verificar el acierto de su estrategia antisocialista. Ayer les tocó la lotería.

A la contra del irrecuperable optimismo oficial, nuestro país seguirá en recesión un año más (el 0,6 negativo durante 2010), mientras crecen todos los de nuestro entorno. Un nuevo motivo para practicar el tiro al blanco contra el Gobierno: España, la enferma de Europa por culpa de Zapatero. Es el deporte preferido de sus adversarios políticos y mediáticos, del que ayer se desmarcó el presidente de los empresarios.

Tal vez el optimismo sea una virtud propia de los personajes averiados. Dicho sea como sugerencia para quienes quieran encontrar una explicación al nuevo discurso de Díaz Ferrán, en nada equiparable al que nos devolvió el micrófono chivato de su conversación con Esperanza Aguirre: “El problema es Zapatero”. Nada que ver con el mismo dirigente empresarial que rompió la baraja del diálogo social el verano pasado al pedir la luna en cotizaciones a la Seguridad Social.

A Zapatero le hubiera caído la mundial por decir las mismas cosas que dijo ayer Díaz Ferrán sobre la evolución de la economía nacional y las reformas apuntadas en el proyecto de ley de Economía Sostenible. Por decir que lo peor de la crisis ya ha pasado al presidente de la CEOE nadie le ha llamado incompetente ni mentiroso.

No, eso no, pero sus trabajadores, que le esperaban a la puerta del hotel donde se celebró el acto, han descubierto que Díaz Ferrán rima con vergüenza empresarial. Y así se lo cantaron. Como a Zapatero le cantan cada día sus adversarios que es una desgracia para España. Lo dicho, a lo mejor es una forma de solidaridad instintiva entre personajes averiados.


El confidencial - Opinión

Matrix y el cine en catalán. Por José García Domínguez

La gente, cuando se sabe libre, revela un insolente sesgo a proceder como le viene la gana. Y por alguna razón en extremo enigmática, casi nadie en Matrix muestra interés por asistir a más ficciones narradas en catalán.

Sin duda, el rasgo más llamativo del cine catalán es que no existe. Una singular evidencia empírica que, huelga decirlo, no ha supuesto impedimento para que las autoridades locales procediesen a cometer una muy exhaustiva regulación de la industria cinematográfica propia y ajena. Nadie descarte, pues, otra inminente normativa catalana a propósito de la conservación, uso y disfrute de los bosques tropicales. O algún reglamento de Carod imponiendo pautas vinculantes al subsector de los transbordadores espaciales. Al cabo, si Paraguay dispone de su propia escuadra de guerra sin poseer ninguna salida al mar, ¿por qué no iba la Generalidad a regular los estudios de Hollywood o las lluvias monzónicas, si se terciase?


Así, aprovechando que Europa apenas cuenta con doscientos idiomas vernáculos de estricto uso doméstico, el tripartito acaba de ordenar a las majors el doblaje de todas sus cintas al catalán. Los yanquis, sépase, restan muy advertidos: caso de no obedecer sin rechistar, se prohibirá al punto la exhibición de su cine en las cuatro provincias de la demarcación. "O yo y mi lengua propia o el caos", amenaza don José. Con semejante espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas, pocas situaciones de pareja zozobra deben haberse vivido en la secretaría de Estado y en la propia Casa Blanca desde la crisis de los misiles con Cuba.

Y es que, en Cataluña, el cine, predica la Generalidad, está llamado a constituir fiel, preciso, exacto reflejo de la realidad tal como ni es, ni ha de ser. En consecuencia, procede imponerle el funesto bilingüismo que ellos mismos se enorgullecen de haber extirpado en colegios e institutos. Pero ni con ésas. Y es que la gente, cuando se sabe libre, revela un insolente sesgo a proceder como le viene la gana. Y por alguna razón en extremo enigmática, casi nadie en Matrix muestra interés por asistir a más ficciones narradas en catalán. Un detalle baladí que, lejos de llevar a rectificar a Montilla, llevará a la quiebra a las salas obligadas a programarlas. Parece mentira. Como si a estas alturas aún no hubieran comprendido que una dictadura, por pequeña y ridícula que se antoje, no puede imponerse a medias. Prohíbanos el español también en los cines, hombre. Desengáñese, don José: no hay otra solución.


Libertad Digital - Opinión

Sorbete de humo. Por Ignacio Camacho

QUIZÁ Ferran Adriá fuese cocinero algún día, allá en sus inicios, pero luego se ha convertido en una especie de metafísico, como Ortega y Gasset o el ministro Gabilondo; un alquimista que deconstruye la naturaleza de las cosas y enseña una filosofía juguetona a través de texturas comestibles que hay quien contempla como imaginativas travesuras hedonistas cuando en realidad se trata de una abstracción ontológica. Un hombre que sirve de comer un sorbete de humo no puede ser más que un filósofo que sitúa al comensal ante la trascendental paradoja de la materia y le cobra 250 euros por impartirle una lección práctica sobre el ser y la nada. Existencialismo puro.

El anunciado cierre de El Bulli, esa Academia platónica de la gastronomía posmoderna, viene a ser una consecuencia lógica de la evolución de su creador hacia la condición de gurú de la taumaturgia, que necesita de todo su tiempo y energía para consagrarse a la investigación y la divulgación de su gnosis elaboracionista. Con su patafísica -ciencia de las soluciones imaginarias, según Jarry- tecnoemocional de liofilizados moleculares y nitrógenos, Adriá ha alcanzado una notoriedad tan intensa y universal, una aclamación tan expectante y solicitada que acaso ya no pueda entretenerse en la prosaica dirección de un restaurante, por especial que sea.


El Bulli, con sus camareros que parecen monjes de una religión iniciática y su batallón de nigromantes en las cocinas, se había convertido en el decorado de un sofisticado espectáculo de gran intensidad dramática, enorme potencia sensorial, humor paradójico, sorpresivo efectismo y compleja puesta en escena, que reclama una atención incompatible con el apostolado universal al que la gloria mediática ha arrastrado a su visionario dueño. De alguna manera es probable que Adriá se haya, si no cansado, sí aburrido de su obra maestra, y llevado de su aguda, fecunda intuición anticipativa ande buscando nuevos espacios, modalidades o ámbitos en los que proceder a una creativa reconversión no sólo de su negocio, sino incluso de sí mismo.

En cualquier caso, el anuncio del cierre diferido en 2012 contiene un ingrediente de expectación que testimonia el singular talento para el marketing de este reputado brujo de los fogones. Esos dos años de cuenta atrás van a hacer de El Bulli, más de lo que ya lo era, el centro de una privilegiada peregrinación que ahora estará rodeada de un nimbo elegíaco, del aura melancólica de lo terminal. Su hermética lista de espera va camino de convertirse en la ascensión simbólica a un perecedero Shangri-lá del hedonismo. En la sociedad de la masificación, Adriá maneja con maestría la batuta de un sentimiento de pertenencia selectiva. Y a los elegidos les recuerda la futilidad de la existencia con la irónica metáfora de un néctar de pétalos o un sorbete de humo.


ABC - Opinión

Electopopulismo

Incluso revisable, la cadena perpetua implica condena de por vida, contraria a la Constitución.

A medida que se acercan las elecciones (catalanas en otoño, locales y autonómicas en la primavera de 2011) cunde esa variante del electoralismo que es el populismo: la adaptación oportunista a lo que se presume que es capaz de arrastrar al votante menos informado o con más prejuicios. En los debates del momento (sobre todo, inmigración y localización de la planta de residuos nucleares), los partidos están haciendo alarde de esos vicios políticos. Dirigentes que habían apoyado la necesidad del almacén centralizado de residuos expedientan, por temor a la impopularidad de la iniciativa, a los alcaldes que les hicieron caso; y tres meses después de que se reformase la Ley de Extranjería, el PP plantea reformarla de nuevo para conectar con los que quieren suprimir el empadronamiento de los inmigrantes sin papeles.


Lo último ha sido pedir que se reabra el debate sobre la cadena perpetua para ciertos delitos. "Si la calle quiere debate [sobre la cadena perpetua], el mejor favor que podemos hacer los políticos es aceptarlo sin complejos", dijo el domingo pasado un Javier Arenas estimulado por las encuestas que auguran un posible triunfo suyo en Andalucía. El motivo no es que se haya constatado una laguna en la legislación o un brusco incremento de los delitos para los que se sugiere la reforma, sino que ese día se cumplía un año del asesinato en Sevilla de la adolescente Marta del Castillo.

Su cadáver, tras las falsas pistas del principal acusado, aún no ha sido hallado, lo que ha mantenido en el nivel máximo la indignación de la gente, expresada a veces de manera primaria con apelaciones a la pena de muerte o a la cadena perpetua. "Sin complejos" dice Arenas que hay que sumarse a ese sentimiento, con independencia de que sea necesaria, posible o conveniente la iniciativa sugerida.

Lo importante es conectar con la indignación popular, aunque se dirija contra la propia obra. La presidenta de Madrid acaba de proponer que se reforme la Ley Penal del Menor, un excelente trabajo del primer Gobierno de Aznar. Sin precisar en qué sentido debe ir la reforma, aunque puede que le sirva para encubrir la posible responsabilidad de su Gobierno en la falta de vigilancia de Rafael Fernández, El Rafita, el menor condenado en su día por violación y asesinato de Sandra Palo, y que ha sido detenido estos días por robo de vehículo cuando estaba en libertad vigilada.

Al margen de que la cadena perpetua sea o no constitucional -incluso revisable, implica en principio una condena de por vida que la Constitución prohíbe-, lo más preocupante de la actitud del PP es que azuza, en vez de calmar, sentimientos dolorosos que cree que pueden reportarle alguna ventaja electoral. Y lo hace sabiendo que España tiene desde 1995, año en que desapareció la redención de penas por el trabajo, un sistema de cumplimiento íntegro de penas hasta de 40 años para determinados delitos. ¿Cómo se explica, si no, que la proporción de reclusos condenados se haya disparado como nunca, 60.000 frente a 16.000 reclusos preventivos en la actualidad?


El País - Editorial

Chávez aprieta la mordaza que sofoca a Venezuela

El cierre de RCTVI y la obligación de emitir los discursos del presidente provocan protestas en todo el país.

HUGO CHÁVEZ sigue huyendo hacia adelante y cada vez a más velocidad. Tras la devaluación del bolívar, con catastróficas consecuencias para el poder adquisitivo de la población, el presidente venezolano la ha emprendido de nuevo con los medios de comunicación.

Chávez ha adoptado dos medidas que suponen una intolerable agresión contra la libertad de expresión. La primera es el cierre definitivo de Radio Caracas Televisión Internacional (RCTVI), que dejó de emitir el pasado domingo. La cadena ya había sido clausurada por el tirano venezolano en mayo de 2007 con el pretexto de una imaginaria complicidad con el intento fallido de golpe de Estado.


RCTVI, que fue la mayor cadena privada de televisión durante décadas, logró reaparecer como una operadora de cable cuya señal era emitida por otras empresas. A pesar de esta limitación, había llegado a obtener un 14% de share, convirtiéndose en una de las plataformas de la oposición a Chávez. Éste ordenó la pasada semana a esas compañías que dejaran de emitir su señal a partir del domingo, como así sucedió.

La arbitraria decisión del presidente ha dado lugar a una espiral de protestas en todo el país con enfrentamientos con la Policía que produjeron el pasado lunes dos muertos y 30 heridos en la ciudad de Mérida. Ayer, Chávez acusó a Marcel Granier, director de RCTVI, de «irresponsable» y anunció que ha ordenado su detención por desórdenes públicos.

Casi al mismo tiempo que el Gobierno ordenaba el cierre de la cadena, la Comisión de Telecomunicaciones (Conatel) aprobaba una norma en la que exige a todas las emisoras con licencia la transmisión obligatoria de los discursos del presidente y los mensajes del Gobierno. La llamada ley mordaza extiende la obligación a las cadenas de ocio y de retransmisiones deportivas como Sportplus.

Chávez recurrió el pasado sábado a esta prerrogativa para emitir un mensaje de cinco minutos, en los que arremetía contra la oposición y azuzaba a los venezolanos a salir a la calle para acallar las protestas. Los atentados contra la libertad de expresión se han convertido en el hilo conductor del régimen de Chávez. Hace unos meses, sancionó a Globovisión con una multa por informar de un terremoto en Caracas, argumentando que había creado el pánico entre la población. Y desde 2003, ha cerrado emisoras de radio hostiles y no ha dejado de amenazar a los periodistas que se han atrevido a criticarle.

El dictador venezolano se dirige desde hace más de una década todos los domingos por la mañana a los ciudadanos a través de todos los canales públicos en Aló Presidente, programa en el que llegó incluso a ordenar la movilización del Ejército hacia la frontera colombiana.

Chávez está obsesionado con acabar con los medios críticos, pero tiene una buena razón: son su principal oposición en un país donde los partidos han sido desmantelados y gozan de escaso prestigio popular.

El presidente no oculta que quiere perpetuarse en el poder y hacer de Venezuela un país socialista. Pero lo único que está consiguiendo es empobrecer a las clases medias y suscitar una sensación de creciente indignación por sus abusos. Sólo un partido en nuestro país, UPyD, ha reaccionado ante las últimas arbitrariedades de Chávez, pidiendo a Moratinos un giro radical en la relación con Venezuela. La formación de Rosa Díez tiene razón. A estas alturas, resulta incomprensible la benévola actitud del Gobierno de Zapatero hacia Chávez, cuyas decisiones han perjudicado además notablemente los intereses económicos de las empresas españolas.


El Mundo - Editorial

Un simulacro de sanción y una sanción injusta

La decisión del Comité de Derechos y Garantías del PP de sancionar por igual comportamientos tan dispares como el de Ricardo Costa y Manuel Cobo no sólo es injusta sino que lo es, además, de una manera burda y clamorosa.

Se atribuye a Platón la afirmación de que "la obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo". Sin embargo, la decisión del Comité de Derechos y Garantías del PP de sancionar por igual comportamientos tan dispares como el de Ricardo Costa y el de Manuel Cobo no sólo es injusta sino que lo es, además, de una manera burda y clamorosa.

Sancionar los gravísimos insultos que Cobo dirigió contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, con un año de suspensión de militancia, revisable a los seis meses "por buena conducta" y sin que ello conlleve su suspensión como vicealcalde y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, es un simulacro de sanción que, a efectos prácticos, se va a traducir en eximir al número dos de Gallardón de tener que pagar durante ese tiempo las cuotas de militante del partido.


Recordemos que Cobo acusó a Aguire y a su entorno nada menos que de prácticas "hipócritas", propias de una "gestapillo" y que "producían náuseas". Con posterioridad, Cobo llegó incluso a firmar haber llegado a "sentir miedo por mí y por mis hijos", como si Aguirre y su entorno fueran poco menos que terroristas.

En el caso de Ricardo Costa, su sanción de un año de militancia se suma a su ya injusta destitución como secretario general y portavoz parlamentario del PP valenciano, decisión que tomó la dirección nacional del PP sin ni siquiera haberle pedido explicación alguna y sólo motivada por una bochornosa campaña de desprestigio personal que trataba de desestabilizar al PP valenciano a propósito de caso Gürtel.

Ahora que hasta algunos de los que en su día insinuaron lo contrario reconocen que Costa jamás recibió relojes, trajes o coche alguno procedente de la trama Gürtel, y que por razón de su cargo no tenía ninguna responsabilidad en la adjudicación de contrato alguno, nos sale un Comité (que dice ser de Derechos y Garantías del PP), no para limpiar y restituir a su ex número dos en Valencia, sino para equiparar su proceder con el inadmisible de Cobo.

Bien es cierto que la sanción a Costa, más que por el asunto de Gürtel, la justifican por la "actitud" de este en unas declaraciones en las que aún se atribuía la condición de secretario general del PPCV. Sin embargo, esta acusación es todavía –si cabe– más injusta, por cuanto Costa hizo esas declaraciones en unos momentos –la mañana del 13 de octubre– en los que, efectivamente, todavía se podía seguir considerando secretario general, ya que el Comité Ejecutivo Regional del partido –órgano competente para hacerlo– no lo había destituido, tal y como así lo pueden atestiguar las más de 60 asistentes a esa reunión. Sólo por la tarde de aquella confusa jornada, Génova emitió un falso comunicado afirmando que en el Cómite Ejecutivo Regional había acordado algo que había sido negado por sus asistentes como era la destitución "a petición propia" de Costa.

Por otra parte, si se da validez a esa mentira, ¿cómo iba luego Costa a seguir considerándose secretario general si lo habían suspendido de sus cargos "a petición propia"?

Burda, muy burda ha sido la injusticia cometida contra Costa, como burdo y clamoroso es el simulacro de sanción que supuestamente "castiga" a Cobo. Ambas pasarán factura.


Libertad Digital - Opinión

Pactos con luces y sombras

EL ministro Ángel Gabilondo presentó ayer a los consejeros autonómicos un plan de 104 medidas como base para la puesta en marcha del pacto educativo que reclama no sólo la comunidad escolar, sino el conjunto de la sociedad española. El departamento ha hecho los deberes y, sobre todo, demuestra que su objetivo es alcanzar un verdadero consenso. Así lo refleja el anuncio de que no se tomarán medidas si no cuentan con un apoyo de dos tercios en el Parlamento, evitando que la alternancia partidista suponga una permanente vuelta a empezar en materias que requieren estabilidad y permanencia. Hay propuestas bien pensadas, como la posibilidad de que cuarto de la ESO se convierta en un curso de orientación para optar entre Bachillerato y Formación Profesional. De este modo, se aproxima a la propuesta del PP, según la cual la ESO se reduciría en un año y el Bachiller pasaría a tres. Parece interesante la posibilidad de convalidaciones recíprocas entre las dos vías que se abren para los estudiantes al concluir la enseñanza obligatoria, eliminando la sensación de que se trata de caminos irreversibles. Sin embargo, Gabilondo no logra convencer a los padres y profesores en algunos ámbitos muy relevantes. Es correcto apelar a la cultura del esfuerzo y la responsabilidad o destacar el papel básico que corresponde a los profesores, pero estas propuestas no pasan del terreno de una retórica plagada de buenas intenciones.

Lo peor de todo es que el Ministerio elude cualquier cuestión polémica, ya sea la Educación para la Ciudadanía o las relaciones con las comunidades autónomas. La enseñanza en castellano y la historia común a todos los españoles no aparecen por ningún sitio, sin duda para evitar que los nacionalistas pongan en peligro un acuerdo que populares y socialistas parecen dispuestos a suscribir. La búsqueda del consenso a toda costa puede conducir el pacto hacia una tierra de nadie. Además, la oferta ministerial en materia de financiación se limita a anticipar fórmulas de colaboración entre las administraciones públicas que deberían ser objeto de precisiones mucho más detalladas. Con sus luces y sus sombras, el documento presentado ayer por el ministro puede ser un punto de partida pero no es ni mucho menos una base sólida para el verdadero pacto que resulta imprescindible en un ámbito decisivo para el futuro de España. Habrá que seguir con atención los próximos debates al respecto.

ABC - Editorial