miércoles, 3 de marzo de 2010

Disidencias. Por Elvira Lindo

La democracia es ese raro sistema que permite a los individuos expresar opiniones en contra del sistema y a favor de otros sistemas que no les permitirían el menor asomo de disidencia. La democracia es también ese sistema en el que podemos compatibilizar la denuncia de cualquier pequeño atropello a nuestras libertades con la defensa de dictaduras liberticidas. La democracia es ese sistema que me sirve en bandeja opiniones antidemocráticas que serían tachadas de traición a la patria si no fuera porque la democracia nos permite la veleidad de no ser patriotas, de no creer en nada. Ni en la democracia. No me considero una fundamentalista democrática; digamos que considero éste el más humano de los sistemas posibles. Ya es algo.

La democracia es a veces un sistema injusto y tontorrón, que pone micrófonos delante de un actor dispuesto a ofrecer la versión oficial de una dictadura e ignora a los que la padecen.

Aun así, prefiero vivir aquí. Prefiero vivir en un sistema en el que un individuo tiene el maldito derecho a difamar a un pobre obrero que tuvo la valentía de disentir de un Estado represivo. Era un traidor, dicen, un delincuente común, quizá un terrorista. Esas palabras me duelen físicamente, pero prefiero vivir en un sistema en el que pueden decirse. Es la forma de conocer a fondo al sujeto que las pronuncia.

Tal vez las declaraciones de Guillermo Toledo hayan conseguido convertir a alguno de sus compañeros de profesión en anticastristas. Hay mucha gente de la "cultura" que se siente incómoda viéndose representada siempre por los mismos. Para combatir esa molestia silenciosa les recomiendo que expresen su desacuerdo asumiendo un principio bien básico: las personas decentes anteponen los derechos humanos a las ideologías. Y, desde luego, convendría elegir a otros representantes para liderar causas humanitarias.


El País - Opinión

Willy Toledo se desinfla

Entrevista de Luis Herrero a Willy Toledo en el programa de esRadio "En casa de Herrero" el 3-III-2010


La zafiedad que defiende Zapatero. Por Gregorio Cristóbal Carle

Un mandatario que ha oprobiado de forma constante a la oposición a Castro. Ha bebido de siempre los vientos por ver a los hijos de Stalin perpetuándose en regímenes políticos disfrazados de democracia

Sin entrar en la estéril y zamba gestión de la crisis económica, ausente de opinión y un mínimo criterio, bastaría con echar una mirada de soslayo a la sectaria actitud de Zapatero en la defensa de la libertad planetaria – parafraseando a una de las tantas analfabetas funcionales que pueblan su comatoso y desahuciado gabinete – para darse cuenta de la verdadera facha de éste peligroso infeliz.

Izquierdista hasta los tuétanos e incapaz de tan siquiera disimular un rencor implacable -parece que originado en la historia imaginaria y adaptada de un abuelo masón-, ha bebido de siempre los vientos por ver a los hijos de Stalin perpetuándose en regímenes políticos disfrazados de democracia.

Y a eso ha dedicado todo su empeño desde el día en el que, de una forma incomprensible -y por lo tanto, difícil de explicar- alcanzó la victoria en las primarias de su partido por un escaso y profético margen de nueve votos. A partir de la fecha - o quizás antes- se creyó uno de los tantos elegidos para salvar a la humanidad de las pérfidas injusticias maquinadas por la doctrina liberal, explotadora de infelices y carente de escrúpulo alguno.


Entonces, sin dilación alguna, puso manos a la obra con un empeño receloso, en el convencimiento pleno del sabio destino que le habían asignado los dioses – esos dioses de su sacro olimpo, como no podía ser de otra manera-

Tenía que convencer al mundo entero de que más allá del océano Atlántico había unas personas buenas, con altas miras políticas, que se habían adueñado de los resortes del poder de forma ilícita – algo del todo irrelevante comparado con la magnitud de su misión histórica- con el único, portentoso e irrefutable destino de salvar a sus pueblos de las zarpas de la iniquidad capitalista.

Y ahí estaban los baluartes de la libertad, con Fidel Alejandro Castro Ruiz a la cabeza, renovada sabía contra el vasallaje y el pensamiento único, para replicar a las injustas dictaduras. Otra cosa es que el guión se torciera, y tras acometer el proceso revolucionario acabara implantando un régimen de sumisión, basado en la intransigencia comunista, el miedo, la corrupción y la implacable persecución a lo diferente y plural.

Para el ínclito y adocenado Zapatero, un irrelevante contratiempo propio del acontecer político, porque no es digno de un gran dirigente elevar a categoría lo que en realidad es una nimia anécdota en el devenir de la humanidad.

Ese adoctrinamiento castrista se extiende como un reguero de pólvora por una Latinoamérica castigada por la endémica y enquistada corrupción de siempre y la ausencia total de reformas, la política del vale todo y todo da igual con tal de alcanzar el paraíso proletario.

Más adelante, mucho después -para mayor regocijo del leonés oriundo de Valladolid- surge en Venezuela Hugo Chávez Frías, otro baluarte del golpismo y la intransigencia encubierta en valores democráticos a la vieja usanza del despotismo ilustrado –todo para el pueblo pero sin el pueblo-

El último icono de la radicalidad zapateril, eficaz y a la vez aciago suboficial de escasas luces intelectuales, no tarda en transformar su gobierno en una rancia forma de autocracia – por supuesto de izquierdas- comenzando de forma inmediata la practica despótica asentada en el más vulgar de los nepotismos, el descabezamiento y la abyecta sumisión del poder judicial –“Montesquieau ha muerto-, la plena intervención y ruina de la economía nacional, además del encarcelamiento de los “elementos subversivos” que imaginan, entienden y opinan diferente. Los delirios imperialistas del nuevo profeta latinoamericano culminan con la exportación de su farisaica revolución más allá de las fronteras nacionales desviando al exterior los recursos generados con el esfuerzo y el trabajo de su pueblo. Alto sentido del estado y hondo respeto a los valores democráticos, como era de esperar de alguien que ha bebido y vivido de las enseñanzas del Ché – que ironía-,ese maleante erigido en inexplicable icono de la sinrazón revolucionaria

Es la recreación de esa imagen y forma de gobernar la que deslumbra y embelesa a la progresía europea más radical,- entre la que sin duda se encuentra nuestro ufano Zapatero- alimentada intelectualmente de falsos testimonios, porque es incapaz, o no le interesa – más bien lo segundo- vivir de cerca tan gigantesca mentira. Regímenes políticos que mencionan al pueblo en primera persona, para luego negarle los derechos más elementales constituyen un ideal en sí mismo y motivo para la defensa a ultranza de sus presuntos valores.

Pero José Luis es un perfecto terco y después de su segunda victoria en las urnas –la primera surgió de un sobrecogedor atentado- no cesa en el empeño de impulsar un incisivo acercamiento, además de una desdichada comprensión hacia las satrapías más indecentes de Iberoamérica – Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador…- , para lo cual también intenta implicar y convencer a las máximas autoridades institucionales de la Unión Europea recurriendo a sus ya conocidas poses de buenismo – recordemos que fue él creador y máximo impulsor de esa falacia llamada “Alianza de las Civilizaciones-

Por suerte para el mundo libre esa vieja y desazonada Europa no se deja engañar por su canalla y mesiánica visión del “estatu quo” de los dictadorzuelos latinoamericano. Zapatero se encuentra con un incontestable y frontal rechazo a la sectaria e interesada propuesta, que no encierra otra intención que la de servir como instrumento para lavar la imagen de los regimenes de partido único… o casi.

El ínclito Presidente español ha vuelto a la carga con el cansino tema de defender lo indefendible. El motivo no ha sido otro que la trágica y poco sorpresiva muerte de otro opositor a la tiranía de los Castro – Fidel gobierna, pero se mantiene en un segundo plano-

Orlando Tamayo Zapata -Q.E.P.D- era un proletario que en su momento se reveló contra la imposición, el engaño y la represión de un régimen injusto y criminal, implantado a sangre y fuego. La respuesta no se hizo esperar… las autoridades le detuvieron ilegalmente y ordenaron su encarcelamiento, igualmente ilegal. Allí sufrió tortura todo tipo de vejaciones hasta que su rebeldía le llevó a una condena muy superior, esta vez a treinta años.

El valiente, Orlando decidió realizar una huelga de hambre para dar a conocer al mundo su situación y la de todos los que sufren en Cuba las tremendas consecuencias de la intransigencia política, el acoso, la persecución y la muerte por pensar diferente, por buscar ese pedazo de libertad que merece cualquier ser humano.

Finalmente falleció, después de 85 agónicos días de inanición su cuerpo no resistió más el sufrimiento y el maltrato propinado por agentes de la dictadura, que son los únicos culpables y responsables de la defunción, como de todas las demás, las de los casi 800 compatriotas que luchando por la libertad se quedaron a medio camino, las de los fusilados, y las de los vivos que y no pueden hablar porque lo tienen estrictamente prohibido, bajo amenaza de cárcel y muerte.

Esta es la zafiedad que defiende Zapatero, ese gobernante de unos pocos, vesánico e insensible a la ausencia de libertad, a la cruda realidad de esas naciones que sufren la opresión del pensamiento único y el miedo a la palabra. Un mandatario que ha oprobiado de forma constante a la oposición a Castro, negándole el pan y la sal de forma constante, hasta el punto de no querer reunirse con sus representantes, o darles su apoyo y aliento de forma simbólica.

Por el contrario, ha favorecido económicamente los intereses de esos sátrapas, manteniendo sus regímenes con injustas y gratuitas donaciones, lanzando discursos a favor de posturas oscurantistas y del todo erróneas, silenciando la verdad criminal de esos políticos que redimen al pueblo bajo la máscara de una presunta democracia, o lamentando- que no condenando- el deceso de los luchadores por la libertad.

Sr. Zapatero, ha tomado Ud. el camino equivocado…con su venia solo queda decir ¡¡¡VIVA LA LIBERTAD!!!


Diario de América - Opinión

Ponga parqué a su casa. Por José María Carrascal

EL problema de la economía española es el ladrillo, nos decían. Y tratan de solucionarlo con azulejos y parqués. ¿En qué ha quedado la nueva economía que nos anunciaban? En rehabilitar la vieja. ¿En qué ha ido a parar el impulso a la investigación y el desarrollo? En labores de entarimado y fontanería. ¿En qué acabó el proyecto de que la banca privada destinase el dinero con que la había salvado el Estado a créditos a la pequeña empresa? En que sea la banca oficial quien los proporcione. Para resumir, el último -por ahora- plan del Gobierno frente a la crisis es una recopilación de los anteriores, más alguna que otra idea cogida de aquí y de allá, incluido el PP, empaquetada y presentada bajo otro nombre. Por desgracia, rehabilitando viviendas, o reparando aceras, como hicieron el verano pasado, no se saca a España de la crisis. Sólo se la da largas Estamos ante otro Plan E, ante otro parche, ante otro apaño para ir tirando, hasta ver si los demás salen del bache y tiran de nosotros. En realidad, es seguir cerrando los ojos ante una realidad que empezó negándose y sigue sin admitirse.

Lean ustedes el documento que acaba de presentar doña Elena Salgado y comprobarán que no aparece en él lo que necesita la economía española, lo que nos aconsejan todos los expertos de dentro y de fuera: un ajuste puro y duro. Estamos ante otra de esas nubes de humo en las que se ha hecho experto el Gobierno Zapatero, ante un nuevo capotazo al toro de la crisis, sin entrar a matar. No hace falta ser un experto, basta tener sentido común, para darse cuenta de que la economía española sólo puede salir del pozo en que se encuentra con grandes sacrificios. Una palabra, sin embargo, que el Gobierno tiene vedada, como hizo un día con la palabra crisis. En lo que puede estar el origen de todos nuestros males actuales. Hemos perdido dos años tratando de convencernos de que la cosa no era tan grave como decían, de que con subvencionar a los que iban perdiendo el empleo, pasaría la tormenta. A estas alturas, sin embargo, sabemos que la tormenta no pasa por sí sola, que hay que empujarla, porque en otro caso, se quedará sobre nosotros por un largo, puede que larguísimo, periodo de tiempo. Pero el Gobierno nos ofrece como solución rehabilitar el cuarto de estar. Si de paso ponemos nuevo tejado, mejor, por los chuzos que puedan caer. Mientras, la cifra de parados sigue aumentando y la advertencia del «Financial Times» suena como la voz de Casandra: cuanto más se tarde en tomar las medidas apropiadas, más difícil y dolorosa será la recuperación.

Muy desesperados tienen que estar para no poder ofrecernos otra cosa. Y muy ciegos tenemos que estar nosotros para seguir creyéndoles. Claro que siempre les queda el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura: el culpable es el PP por no cooperar.


ABC - Opinión

Zapatero y los hermanos Castro. Por Agapito Maestre

El contenido ideológico del régimen de Zapatero –la letrina– está muy bien sintetizado por las declaraciones del actor Guillermo Toledo –la hez– que justifican el asesinato de los Castro.

Un artículo en El País condenando el castrismo no es suficiente... Alabo el buen gusto y el compromiso de Rosa Montero contra el castrismo, pero la realidad de la izquierda española es el silencio frente al crimen de los Castro, o peor, la justificación de la dictadura cubana. La muerte trágica del disidente cubano pone en evidencia, obviamente, la brutalidad de la tiranía de los hermanos Castro; pero, sobre todo, nos permite evaluar la bajísima calidad de la democracia española. Me explico: democracia y totalitarismo son dos caras de una misma moneda. La política. Es imposible analizar, estudiar y defender la democracia sin el conocimiento de su contrario bárbaro. Criminal. Más aún, puede haber "democracias" formales que se adornan con las mismas armas políticas que los regímenes totalitarios, entre todas ellas, destaca la ideología, es decir, la ocultación permanente de la realidad.

La ideología, sí, extendida por Zapatero en los últimos años sigue salvándole de los mayores escándalos que se han producido en nuestra "formal" democracia, por ejemplo, su declaración tibia sobre los derechos humanos en Cuba. El silencio ominoso de Zapatero en la ONU sobre el crimen perpetrado por la tiranía castrista contra Orlando Zapata Tamayo no ha provocado ningún escándalo mediático. Ninguno. Nadie se engañe. Sólo ha habido reacciones aisladas, excepcionales, pero en general los medios de comunicación de la izquierda española, o sea casi todos, han tragado con las desganadas palabras de protesta de Zapatero. Esa es la cruel realidad de la "democracia" española. Ni el Gobierno ni la llamada sociedad civil se han movilizado contra la tiranía castrista por su último asesinato.

Por el contrario, han emergido a la superficie las heces de la gran letrina ideológica construida en España durante los últimos seis años por la más negra socialdemocracia. El contenido ideológico del régimen de Zapatero –la letrina– está muy bien sintetizado por las declaraciones del actor Guillermo Toledo –la hez– que justifican el asesinato de los Castro. La ideología, en efecto, equipara al régimen de Castro y la política de Zapatero. Por supuesto, existen otros muchos rasgos comunes entre estos políticos; pero, aparte de las tradiciones que comparten a pie juntillas, hilos rojos, padres políticos y amigos comunes como Hugo Chávez Frías, existe una especial manera de encarar el ejercicio del poder que los iguala a ellos y a sus millones de correligionarios y seguidores.

Unos y otros, castristas y zapateristas se legitiman mutuamente. Zapatero necesita tanto a los Castro como los cubanos al gobernante español. Ya sé, ya sé, que uno ha sido elegido por las urnas y los otros a golpe de terror, pero, por favor, no hablo de legitimidades de orígenes sino de ejercicios. O sea, la ideología es decisiva en el caso de la dictadura castrista y de la "democracia" española. ¿O acaso existen, en toda Europa, leyes más ideológicas que las aprobadas durante los gobiernos de Zapatero, desde la ley de la memoria histórica hasta la de matrimonios, pasando por las del aborto y la que obliga a enseñar "Educación para la Ciudadanía", o sea, la "moral" y "religión" de Estado? Lo dudo.

La falsificación de lo real es una estrategia de acción política ampliamente compartida por el zapaterismo y el régimen de Castro. No es una coincidencia fatal. Es una forma de ejercer el poder que dispensa al político de hacer frente a sus errores; más aún, el "gobernante-ideólogo" llega un momento que sólo "fabrica" mentiras y engaños que lo excusan de todos los males cometidos, por ejemplo, Zapatero con las formas para solucionar la crisis económica; y, finalmente, la ideología impide a gentes como Zapatero y los hermanos Castro enfrentarse a diferentes concepciones del bien y el mal, entre otros motivos, porque sólo ellos son los únicos representantes de la moral.

Por desgracia para el desarrollo de la democracia española, el uso extremadamente refinado que hace de la ideología Zapatero no tiene parangón. Es la mayor diferencia entre los Castro y Zapatero.


Libertad Digital - Opinión

Bolívar, Zapatero, Chávez. Por Gabriel Albiac

SÓLO para lectores de Marx. No para creyentes. Porque, antes de ser coartada para una turbia amalgama de místicos, asesinos y sinvergüenzas, Marx fue -sigue siendo para quien sepa leerlo, para quien pueda, no muchos- un pensador colosal. Sólo para lectores; no para beatos recitadores de mantras. No para matarifes chavezianos. Esto es, en su literalidad, lo que Karl Marx escribe sobre un tal Bolívar y Ponte, «el canalla más cobarde, brutal y miserable», en 1858: «La fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar». Ni siquiera Marx hubiera podido prever que, en el inicio del siglo XXI, los más alucinados de sus meapilas españoles acabarían rindiendo culto común al marxismo-bolivarismo de un caudillo militar que, crucifijo en mano, canta boleros y aniquila libertades. Es la maravillosa, la cruel, venganza de la historia. Haga uno lo que haga, escriba uno lo que escriba, al final acaban siempre ganando los imbéciles. Porque nada hay más rentable que ser ilustradamente analfabeto.

Chávez pasa en España por ser el heredero de Fidel Castro. Es cierto. El castrismo es el más estable nazismo -o socialismo nacional- de América; como el más estable fascismo es el peronista. Chávez lo hereda. Y hay una seca coherencia en el empeño del espadón venezolano por dar a su delirio político respaldo en un impecable alucinado, Bolívar y Ponte, ése para despreciar al cual, el implacable Marx recuperaba el crudo retrato que hiciera de él Ducoudray-Holstein: «Tiene frecuentes y súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, se arroja en la hamaca y se desata en improperios y maldiciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sarcasmos contra los ausentes, no lee más que literatura francesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila valses con pasión». De ahí a lo de los boleros de Aló, Presidente, no hay ni medio paso.

Nada demasiado nuevo. Que, en un país riquísimo -los de mi edad recuerdan lo que fue la emigración a Venezuela en los cincuenta- y devastado por la socialdemocracia de Carlos Andrés Pérez -aquel íntimo de Felipe González-, enfangada en el robo y en el asesinato, un caudillo loco tome el poder, es perenne maldición de la América española. Que acabe por arruinar lo poco que quedaba, va en la lógica. Que haga tierra quemada de cualquier libertad, de cualquier democracia, es regla. Pero, ¿por qué un gobierno español y formalmente democrático debe bailarle el agua? ¿Qué hace que un país europeo, garantista, hasta hace pocos años civilizado y próspero, se humille ante una tal quintaesencia de lo peor que ha producido el caudillismo militar hispanoamericano? ¿Qué hace que un ministro de Exteriores como Moratinos rinda esa envilecida pleitesía de quien quiere ver «voluntad de cooperar» en Chávez para saber si Chávez -el mismo que se proclamó solidario con el jefe terrorista «Carlos», reo de perpetua en Francia- fue cómplice o patrón de ETA?

¡Tiene narices! ¡Tiene narices que el presidente Rodríguez Zapatero se proclame «asombrado» por los datos que la Audiencia Nacional pone sobre la mesa! Don José Luis Rodríguez Zapatero no tiene más que consultar a su ministro de Interior. Que ha infiltrado a ETA lo suficiente en estos años como para saber en qué lugar exacto de la geografía y las instituciones venezolanas ha ejercido cada uno de los mandos terroristas a los que el juez cita. ¿Pero de qué se asombra el señor Zapatero? ¿De que todos sepamos lo que jamás se ha ocultado?


ABC - Opinión

Willy Toledo - Llámenle Pelayo. Por José Antonio Martínez-Abarca

El tal Pelayo Toledo lo que ha hecho sobre el preso cubano muerto en huelga de hambre gracias a la dictadura cubana no es más que una apestosa, abofeteable e imbécil digresión de quien no ha tenido en toda su vida algo de lo que ocuparse y preocuparse.

En la película de John Huston Las raíces del Cielo, ambientada en África, Errol Flynn se interpretaba a sí mismo como Forsythe, un aventurero acabado, alcohólico, decadentemente mujeriego, desengañado, lector de gruesos libracos a la luz de un fanal entre merodeadores nocturnos. En la película de Santiago Segura La increíble historia de Pocholo y Borjamari, ambientada en la jungla supercanalla del barrio de Salamanca, Willy Toledo hace el papel de sí propio como Pelayo, un hipermegapijo por alfabetizar con camiseta del "Ché", terror de las progres caras, que va de divino de la muerte, le pega al "snowboard" y otras disciplinas desoficiadas, habla como un archimandrita del pensamiento débil y se monta en el dólar gracias a su clase social, en contacto con una cierta cultureta protoaltermundista que pasa noches de turbio en turbio tratando de desentrañar el arcano sobre qué resultaría vencedor en una guerra abierta, si el cocodrilo de Lacoste o el caballo de Ralph Lauren. Vidas paralelas de grandes estrellas del celuloide de ahora, ayer y siempre.

Se han dado prisa en la Wikipedia de internet en añadir, prácticamente en tiempo real, el mérito que le faltaba a Willy Toledo para su insobornable biografía, en el capitulo denominado pomposamente "controversias", sobre la muerte del cubano Orlando Zapata. "Un delincuente común, no un disidente político", según ya célebre sentencia desahogada de este Pelayo de la vida hijo del egregio doctor Toledo, que en realidad era un pionero de la cirugía torácica en España. Con lo cual resulta que son exageradas las informaciones filtradas por la Academia de Cine, las cuales especulaban con que el papá de Willy era un jornalero represaliado, salido de Tierra sin pan de Buñuel, que no tenía para echarles a sus churumbeles, y que sólo gracias a la coherencia ideológica y el talento sin subvenciones del pequeño Guillermo pudieron salir adelante. Si cualquier don nadie tiene derecho a sus cinco minutos de gloria, cualquier rancio señorito opta por nacimiento, se conoce, a su sección de "controversias" para darse bambolla de exégeta de la realidad en la Wikipedia.

Aunque lo de Toledo es como aquella anécdota del conferenciante al que un señor del público le pedía que abriera el capítulo de controversia. "¿Va a haber controversia?", gritaba, y le emplazaban, una y otra vez, para un momento posterior. "De acuerdo, se abre la controversia", convino al fin el conferenciante. "Hijoputa", vomitó el contradictor. "Eso es una digresión, proceda usted con la controversia, proceda". El tal Pelayo Toledo, en ambientes de progreso conocido como Willy, y diga lo que diga la "wiki", lo que ha hecho sobre el preso cubano muerto en huelga de hambre gracias a la dictadura cubana ("admirable en muchos aspectos", continúa Pelayo, quien por lo visto ha conocido la realidad de la isla en su calidad de pijo rematado, sin bajarse de un "snowboard" supergansísimo) no es más que una apestosa, abofeteable e imbécil digresión de quien no ha tenido en toda su vida algo de lo que ocuparse y preocuparse. Pero sólo una digresión. Las cumbres del séptimo arte y la alta cultura en general esperan impacientes a su docta controversia.


Libertad Digital - Opinión

Ahora toca rehabilitar. Por M. Martín Ferrand

ZAPATERO y su Gobierno -Dios los cría y ellos se juntan- han apostado por la rehabilitación de edificios y fachadas como sistema que remedie el paro y reavive la llama de la economía nacional. Elena Salgado, pensadora de guardia e inasequible al desaliento, ha puntualizado al respecto que «rehabilitar es apostar por la construcción sostenible». Es decir, vuelve el ladrillo por donde solía. Magias fiscales aparte, esa es, junto con los créditos que el ICO pueda conceder directamente a las pymes que los demanden -un suponer-, la nuez del proyecto que el Gobierno someterá a los partidos políticos entre los que, más que ayuda, busca complicidad y disimulo para sus errores pasados y empecinamientos presentes.

La idea de restaurar España no sería mala si no se quedara en revocaduras y enjalbiegos; pero no parece que ese sea el sentido de la propuesta de Salgado y su contradictorio equipo vicepresidencial y hacendístico. Volveremos a ser un país en obras, cuajado de andamios, en el que, según calculan, se crearán 350.000 empleos.


Dada su naturaleza, de corta duración: mucho emigrante y poco músculo local. Previsiblemente, a cargo de las distintas administraciones públicas, las únicas que disponen de fondos y posibilidades económicas además de ser propietarias del incontable número de edificios en el que se alojan, durante su jornada (?) de trabajo (!), los tres millones largos, muy largos, de funcionarios capaces de convertir en corto, muy corto, cualquier Presupuesto. ¿Es eso compatible con el «irrenunciable objetivo» -Salgado dixit- de reducir el déficit al tres por ciento?

Lo del ICO, barra libre crediticia para emprendedores pequeños y medianos, también está muy bien. Habrá que ver cómo se instrumenta y, si pretendemos la coherencia, poner en revisión nuestro sistema financiero. Si resulta que la mitad del sistema, las Cajas, están de mírame y no me toques, y la otra mitad, los Bancos, son incapaces de atender la demanda de sus clientes naturales, ¿podemos seguir hablando con propiedad de salud financiera y eficiencia bancaria de que tanto presume Salgado? Esa «nacionalización del crédito» -tan aparente, tan desprendida- conlleva riesgos ilimitados que pueden acarrear efectos dinamitadores de nuestra ya empobrecida realidad empresarial y de su aneja anorexia laboral; pero nadie está obligado a dar lo que no tiene y este Gobierno, pobrecito, está exhausto.


ABC - Opinión

El PP sí se lo toma en serio

Veinticuatro horas después de que la vicepresidenta Salgado presentara en rueda de prensa sus propuestas económicas para debatir con los partidos, el PP presentó las suyas con la clara intención de marcar diferencias, pero también para demostrar que sí tiene un programa alternativo, sólido y concreto. En efecto, las medidas avanzadas ayer por Montoro desmontan la falacia de que la oposición carece de propuestas y que su único interés es desgastar a Zapatero parapetándose en las malas cifras económicas, como las del paro publicadas ayer, que arrojan otro jarro de agua fría sobre el Gobierno. Sin embargo, la simple lectura de las propuestas que Montoro llevará hoy a la comisión de diálogo demuestra que el PP tiene las ideas mucho más claras que el equipo de Zapatero y, desde luego, exhibe más coraje y determinación.

De hecho, no se trata de un mero «papel» de réplica, sino de un verdadero programa económico por su ambición, amplitud y coherencia. Dividido en ocho capítulos, propone que el recorte del gasto público para este año no sea de 5.000, sino de 10.000 millones de euros. Y para lograrlo sugiere suprimir la Vicepresidencia Tercera habilitada para Manuel Chaves, los Ministerios de Igualdad y Vivienda y un 25% de los altos cargos, además de fijar el techo del gasto y del endeudamiento de las administraciones. En cuanto al sistema financiero, el PP pone sobre la mesa una profunda reforma de las cajas de ahorro que facilite sus fusiones y suprima el veto de los gobiernos autonómicos. El capítulo de la reforma fiscal es especialmente audaz, aunque algunos puntos ya sean conocidos. Así, se insta a derogar no sólo la subida del IVA y de los impuestos al ahorro, sino también a rebajar el primero al 4% para el turismo y deducir del IRPF un 10% de los rendimientos del trabajo dedicados al ahorro; a que autónomos y pymes no paguen el IVA de las facturas que no han cobrado y que se les reduzca 5 puntos el tipo impositivo; a reducir dos puntos la cotización empresarial a la Seguridad Social; a bajar el IVA a determinados servicios relacionados con la vivienda, y a recuperar la fiscalidad de los planes de pensiones. A diferencia del Gobierno, el PP sí quiere abordar en la comisión la reforma del mercado laboral para simplificar la contratación y mejorar la negociación colectiva. La oferta popular se completa con iniciativas relevantes como aprobar una ley de unidad de mercado que elimine la maraña legal entre autonomías y reformar la Ley de Morosidad en la línea ya avanzada por Salgado. En el campo energético, salvo la petición de que se reconsidere el cierre de la central nuclear de Garoña, las propuestas del PP y del Gobierno guardan estrecha relación, por lo que cabe augurar acuerdos gracias al excelente trabajo del ministro Sebastián. Se trata, en suma, de una potente contraoferta, mucho más concreta y vigorosa que la de la vicepresidenta económica.

Estas últimas, a tenor de las reacciones que suscitaron ayer, no puede decirse que tuvieran una acogida benevolente entre los partidos. Por el contrario, se ha puesto de manifiesto su escasa entidad y novedad, pues o bien son copia de la Ley de Economía Sostenible, o se han tomado del PP, o bien se quedan cortas para reducir el déficit público y reactivar la economía. También se ha subrayado la contradicción en la que cae el Gobierno, pues si por un lado anuncia la puesta en marcha de un nuevo modelo productivo que destierre el «ladrillo», por otro deposita en la construcción sus más altas esperanzas para crear 350.000 empleos. Si el Gobierno desea de verdad llegar a pactos, no cabe duda de que la propuesta del PP es mucho más fiable y consistente.


La Razón - Editorial

Gómez Benítez no debe seguir en el Poder Judicial

El abogado ofreció a ETA en Oslo la negociación de principios esenciales del Estado de Derecho

LOS DOCUMENTOS que transcriben las reuniones de tres representantes del Gobierno con otros tres miembros de ETA, celebradas a mediados de diciembre de 2006 en Oslo, ponen en evidencia el alto y vergonzoso precio que el Ejecutivo estaba dispuesto a pagar por la renuncia a las armas de la banda terrorista.

Las actas recogen las palabras de José Manuel Gómez Benítez, abogado e íntimo amigo de Baltasar Garzón y uno de los tres enviados del Gobierno, cuando ofreció a los negociadores de ETA trabajar en pro de la impunidad de Jarrai. En aquellos momentos, el Tribunal Supremo tenía que tomar una decisión sobre el recurso contra un fallo de la Audiencia Nacional, que un año antes había considerado que los delitos por kale borroka o lucha callejera constituían una simple asociación ilícita y no colaboración con banda armada. Uno de los magistrados que firmaron aquella polémica sentencia -adoptada cuando ya se perfilaba la tregua de ETA- fue Santiago Pedraz, amigo de Baltasar Garzón.


«Nuestro interés es que Jarrai no sea considerada como parte de ETA. Estamos intentando negociar sobre este asunto», subrayaba bochornosamente Gómez Benítez ante los interlocutores de la banda. Un par de semanas después, se produjo el atentado de la T-4 y, un mes después, el Supremo revocó el criterio de la Audiencia Nacional, estableciendo que Jarrai es una organización supeditada a ETA. La decisión se adoptó por el estrecho margen de tres votos contra dos. ¿Hubiera sido la misma de no mediar el atentado? ¿Hizo alguna gestión Gómez Benítez ante algún miembro del tribunal?

El abogado afirmó también en aquellas reuniones que «lo más probable es que se acuerde que EHAK [Partido Comunista de las Tierras Vascas] no constituye un apéndice de ETA». Era Garzón quien instruía en diciembre de 2006 un sumario contra los dirigentes de este partido que estuvo congelado durante bastantes meses. Fue la Fiscalía quien solicitó finalmente la ilegalización de la mitad de sus listas en vísperas de las elecciones municipales, que se celebraron en junio de 2007 con la tregua ya rota.

Las actas de la negociación muestran también cómo uno de los representantes de ETA pidió explicaciones sobre el retraso en la excarcelación de De Juana Chaos -elemento añadido de oprobio a lo que ocurrió con este asesino múltiple- y cómo ambas partes discutieron sobre la situación procesal de los imputados del diario Egunkaria.

De sus intervenciones en las reuniones con la banda, parece desprenderse que Gómez Benítez actuaba como una especie de representante oficioso del poder judicial, o, al menos, como una persona que tenía influencia y contactos con la Justicia. Esta hipótesis no era descabellada tras la afirmación del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, de que «las togas tenían que mancharse con el polvo del camino», lo que significaba en roman paladino que los jueces tenían que ayudar al Gobierno en el proceso de negociación. Gómez Benítez era el abanderado de esta filosofía ante los representantes de ETA, que estaba convencida seguramente de que el Gobierno podía presionar a la Justicia en su favor.

Quien asumió entonces aquel papel es hoy miembro del Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de la Justicia. Se ha erigido además en celoso guardián de la independencia judicial al denunciar la politización en los nombramientos de la institución a la que pertenece.

Tal pretensión choca con el indigno papel desempeñado en Oslo, donde se prestó a moldear la interpretación de la ley en función de los intereses de ETA. Su conducta requiere una explicación que Gómez Benítez ha eludido hasta ahora. Su actuación en aquellas reuniones demuestra que Gómez Benítez no puede seguir en el Consejo del Poder Judicial sin contaminarlo y sumirlo en el descrédito.


El Mundo - Editorial

El ladrillo ya es progresista. Por Pablo Molima

La realidad da en el bofe a los socialistas y les obliga a rectificar para volver a hacer, precisamente, lo que siempre han llevado a cabo en los lugares que gobiernan. La construcción, por fin, vuelve a ser una actividad progresista.

Hasta esta semana, la construcción era una actividad laboral y empresarial sólo por debajo del tráfico de armas en la escala de virtud del socialismo de Zapatero. Como si de una verdad revelada se tratase, todos los socialistas de España repetían sin cesar que los males de nuestra economía estaban causados por la existencia de un sector inmobiliario desmedido porque, como es sabido, los socialistas son los únicos que conocen exactamente la proporción que debe tener cada ámbito de la actividad económica; no el mercado, es decir, el conjunto de las decisiones individuales de los ciudadanos como explica la sana doctrina.

Pero esto ha cambiado radicalmente, como hemos podido comprobar en la propuesta genial del triunvirato de ministros designado por Zapatero para solucionar la recesión galopante provocada por Bush y Aznar, según la cual, el ladrillo ha pasado de ser un elemento insolidario propio de los ambientes de derechas a convertirse en el salvador de la economía socialista y el Estado del Bienestar.

Y el caso es que, a pesar de que Zapatero lo incluyera en el índice socialista, el ladrillo ha sido siempre una cosa de mucho progreso. Sólo hay que mirar la costa de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE y compararla con cualquiera del PP para comprobar que no hay nada más socialista en España que la construcción, especialmente en las zonas turísticas. Un militante socialista puede ir hoy saltando de grúa en grúa desde Almería a Huelva sin poner un pie en el suelo, cosa que no podría hacer en Murcia o Valencia, por poner dos ejemplos sobradamente denigrados por los ecomarxistas.

Pero esta realidad vergonzante puede ya salir a la luz para blasonar con orgullo de su marchamo progresista. Lo que antes era pernicioso ahora es conveniente y oportuno, así que ya pueden irse preparando los ecologistas de las comunidades socialistas y sacando las orejeras más tupidas, porque al lado de las nuevas urbanizaciones del PSOE, Benidorm va a parecer una aldea soriana.

Sí, ya sé que el documento zapaterino establece una salvedad para disimular afirmando que se trata de únicamente de rehabilitar lo ya construido, más no hay un solo concejal de urbanismo en España, de uno u otro partido, que no sea capaz de "rehabilitar" un corral abandonado y convertirlo en dos mil chalés adosados con su piscinita y campo de golf.

Al final, como siempre, la realidad da en el bofe a los socialistas y les obliga a rectificar para volver a hacer, precisamente, lo que siempre han llevado a cabo en los lugares que gobiernan. La construcción, por fin, vuelve a ser una actividad progresista. Alabado sea el Señor.


Libertad Digital - Opinión

Autorretrato de Willy. Por Ignacio Camacho

LA opinión política de Willy Toledo tiene aproximadamente el mismo valor que la de Belén Esteban. Un áspero personaje de Clint Eastwood decía que las opiniones son como los culos: todo el mundo posee una, lo que no implica en absoluto que sea fundada, valiosa o simplemente respetable; en todo caso, lo único respetable es el derecho a expresarla. El hecho de ser actor no confiere ninguna propiedad añadida al criterio intelectual de un sujeto; hay actores eximios capaces de proferir razonamientos deleznables y actores pésimos con excelente educación cívica. Willy Toledo es simplemente un cómico mediocre, de apariencia simpatiquilla, con un juicio político sectario. Nada raro, por desgracia; tiene toda la libertad para berrear en defensa de la dictadura castrista que él no padece. Pero lo que no tiene en modo alguno es derecho a denigrar a las víctimas como un batasuno cualquiera. Y eso es exactamente lo que ha hecho al calificar de delincuente y terrorista al difunto disidente cubano Orlando Zapata Tamayo.

Discutir sobre el castrismo es causa perdida; se corre el riesgo de ponerse a la altura de sus propagandistas y secuaces. En España hay casi más castristas que en Cuba, y gracias a la democracia expresan su hemiplejía moral y su ciega intransigencia con una libertad de la que allí no dispondrían. Suelen utilizar para enaltecer o justificar la tiranía los mismos argumentos-basura que servían a los franquistas para exculpar a Franco: las dictaduras guardan todas entre sí siniestros parecidos. No tiene sentido debatir sobre eso. Lo tiene, sin embargo, salir al paso de cualquier atropello contra la dignidad de quienes sufren persecución, cárcel o tortura, y que de ninguna manera merecen que cualquier felón deshonre su sacrificio desde la dilettante comodidad de una tribuna pública.

Difamar a las víctimas equivale a escupir sobre sus tumbas. Ya resulta bastante indecente la disculpa teórica de los abusos despóticos en aras de no sé qué última ratio de una ideología podrida, porque no hay idea que esté por encima del respeto a los derechos humanos. Pero la afrenta al honor de quienes han pagado con su vida o su sufrimiento la resistencia a un poder arbitrario e inicuo constituye una infamia inaceptable, y ésa es la línea que el tal Toledo -que por poco nos engaña en su gesto de solidaridad con Aminatu Haidar- ha traspasado cuando podía haberse conformado con la discreción de un mutismo cómplice pero decoroso. Por eso no se le puede hacer siquiera el beneficio del silencio sin incurrir en connivencia pasiva con el oprobio.

Porque, aunque no tenga talla moral ni intelectual ni humana para ultrajar y calumniar a un humilde paria apaleado por sus carceleros, a un honorable resistente de la cusa de la libertad, lo ha intentado. Y lo que ha hecho es retratarse a sí mismo como persona por debajo de su vulgar máscara de actorcillo de tres al cuarto.


ABC - Opinión

El estalinista. Por Alfonso Ussía

Siento lástima por el decaído cómico. De estar en el poder, sentiría pavor. Por decente coherencia no he visto jamás una película con su nombre en el reparto. La verdad es que no veo cine español por respeto a la cultura. Pero sí he leído algunas de sus manifestaciones en la prensa escrita. Curioso el mimo que le dispensan los periodistas. Con un cómico defensor de Hitler no serían tan simpáticos. Le dicen cariñosamente «Willy», su mote familiar. Forma parte de la perversión del lenguaje. Ignoro a qué se dedica profesionalmente en estos momentos y si tiene o no a la vista dinero de algún productor subvencionado por la Sinde. Me importa un bledo. Sus últimas apariciones han sido para hacerse fotos en compañía –impactante contradicción–, con la saharaui Aminatu durante su huelga de hambre. Ahí estaba con la Bardem y otros estalinistas ávidos de placa. El «Wyoming» también, lucerito de la arruinada, mendicante y estalinista «La Sexta», que sólo se ve cuando hay un balón de por medio.

El tal «Willy», cursilada copiada de la antigua Derecha por cuanto se llama Guillermo, se ha despachado a gusto con un muerto. Con un disidente del sistema asesino de Cuba. Con un huelguista de hambre que se mantuvo firme hasta el final para denunciar la tiranía comunista de los Castro. Con un preso político que agonizaba en las mazmorras medievales cubanas sin actores oportunistas a su alrededor, sin fotografías de reporteros, sin primeras planas, sin titulares de prensa y sin ayudas, solidaridades ni consuelos. En una mazmorra, no en un aeropuerto internacional como Aminatu, cuidada hasta el extremo, sabedora de que un Estado de Derecho lleva hasta extremos inauditos su flexibilidad para que no se le muera nadie durante una huelga de hambre. Hasta el gran asesino, De Juana Chaos, dispuso de mimos y favores. Como Aminatu, que le ha tomado el gusto a España y la tenemos por aquí con frecuencia, muy recuperadita por cierto.

Aminatu, heroína de la libertad y la resistencia, según el cómico Guillermo. Zapata, según el mismo farsante, «un delincuente común». Hay que tener el páncreas de vidrio para insultar a un héroe que regala su vida por la libertad de su pueblo. Pero es de izquierdas, comunista y estalinista, y se le trata como a un simple travieso. Sus mensajes, emitidos durante una rueda de prensa a favor de la huelguista de hambre que no murió, y en compañía de los inevitables «Wyoming» y Pilar Bardem son para vomitar. Lo que no nos cuentan los periódicos es la reacción de tan ilustres acompañantes ante las palabras del subvencionado estalinista. «Los presuntos disidentes encarcelados en Cuba son terroristas»; «Orlando Zapata no era más que un delincuente común»; «esos presuntos disidentes encarcelados son gente que ha cometido actos terroristas contra el Gobierno cubano, actos de traición a la Patria y un montón de delitos»; «este señor, al que se llama disidente, no era más que un delincuente común que ha sido forzado y manipulado por otras personas». Y más tarde, la arrebatadora bondad: «Lamento absolutamente la muerte de cualquier ser humano».

Por fortuna, este individuo se dedica, según tengo entendido, al cine y al teatro. Por ese lado, podemos estar tranquilos. Vivimos en el año 2010, siglo Veintiuno. Pero de estar en 1934, y con la Checa de Bellas Artes a punto de caramelo, temblaríamos. Todos seríamos delincuentes comunes y estaríamos mejor muertos. Criatura.


La Razón - Opinión

Indicios para investigar

El auto sobre ETA y las FARC proyecta sombras sobre las relaciones entre España y Venezuela

El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha encontrado indicios de que el Gobierno venezolano de Hugo Chávez amparó la colaboración entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y ETA para atentar contra altos mandatarios colombianos durante sus visitas a España. Son sólo indicios, no pruebas, pero el hecho de que consten en un auto judicial basta para situar al Gobierno de Hugo Chávez bajo una sombra de sospecha que no puede desconocer el Gobierno español y que tiene entidad para afectar a las relaciones entre los dos países. El presidente colombiano Álvaro Uribe, uno de los posibles objetivos, ha reaccionado con prudencia y ha dejado en manos de "los canales diplomáticos" indagar sobre la imputación judicial.

Para Chávez, la decisión del juez español sólo cabe interpretarla como un "triste resto" de la época colonial. Esa explicación gustará a sus seguidores, pero no es una respuesta seria a las explicaciones oficiales que ha solicitado el Gobierno español. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, pone en duda la autenticidad de los archivos contenidos en el ordenador incautado al número dos de las FARC, Raúl Reyes, muerto en una operación militar colombiana sobre suelo ecuatoriano, y que constituyen la base de la investigación del juez español. Pero la autenticidad de los archivos contenidos en ese ordenador fue avalada por la Interpol. Se puede entender que el Gobierno venezolano intente devaluar el único indicio en que el juez español fundamenta "la cooperación gubernamental venezolana en la ilícita colaboración entre las FARC y ETA": la participación del etarra Arturo Cubillas, alto funcionario en el Gobierno de Venezuela desde 2005. Pero el hecho de que Cubillas resida en Venezuela desde mayo de 1989 en virtud de los acuerdos entre Felipe González y Carlos Andrés Pérez, tras las negociaciones fallidas de Argel, y que se haya nacionalizado en ese país, no es incompatible con la actuación que le atribuye el juez español.

La respuesta que cabe esperar de Chávez es la colaboración que le pide la justicia española. No sólo para despejar las sospechas que se ciernen sobre su conducta, sino para clarificar que el territorio venezolano no sirve de base para la colaboración entre grupos catalogados como terroristas por la UE, uno de los cuales, ETA, sigue atentando en España.


El País - Editorial

Santiago Carrillo. Por José García Domínguez

Comorera murió en el penal de Burgos en 1958. Pero su sentencia inapelable la había firmado Carrillo un lustro antes. Y pensar que aún le ríen las gracias en Barcelona.

Un muy sincero catalanista, Santiago Carrillo Solares, ferviente entusiasta por lo demás del derecho pedáneo a la autodeterminación, ha venido a Barcelona para reconfortarnos con su auxilio espiritual en estos momentos de honda zozobra identitaria. "No estáis solos", anunció, ecuménico, a los nacionalistas de todos los partidos nada más iniciar su discurso en el Ateneo. Una observación que, viniendo de donde venía, nunca se sabrá si constituyó afable saludo o velada amenaza. Sea como fuere, acto seguido abundó en los preceptivos lugares comunes sobre la España plural, el manido catón de la progresía bienpensante a cuenta de las muchas, innúmeras bondades de deconstruir la Península de arriba abajo. Otra ración, en fin, de la sopa boba centrífuga al uso.

Así, don Santiago garantizó a la concurrencia que si "una mayoría significativa" del paisanaje estuviese por la labor de crear otro estadito, "muchos españoles, más allá del Ebro, se negarían en redondo a incurrir en un proceso de represión contra Cataluña". Lástima, sin embargo, que no se incluyera a sí mismo en tan beatífica declaración de intenciones. Y es que una de las grandes especialidades históricas de la casa ha sido enviar a criar malvas a los nacionalistas catalanes. Nacionalistas catalanes como Joan Comorera, en su día secretario general del PSUC, que fue entregado por Carrillo a los servicios de información de Franco, usando para ello hasta los micrófonos de la Pirenaica. Aunque don Santiago, que tiene por norma confundir la amnistía con la amnesia y el perdón con el olvido, ahora no se acuerde. La memoria, ya se sabe, es un gran cementerio.

Tal que así alertaba Radio España Independiente de su presencia en Cataluña durante el frío invierno de 1953: "El PSUC ha sido depurado de los elementos corrompidos y traidores que se habían infiltrado en nuestras filas como agentes de la burguesía. Comorera, que hoy está abiertamente al servicio de la policía franquista cumpliendo el repugnante papel de delator de los militantes comunistas del interior del país". Tras aquella puñalada, la caída del disidente ya sólo sería cuestión de tiempo. Comorera murió en el penal de Burgos en 1958. Pero su sentencia inapelable la había firmado Carrillo un lustro antes. Y pensar que aún le ríen las gracias en Barcelona.


Libertad Digital - Opinión

De hinojos ante Chávez

LA cuestión de las relaciones entre las más altas autoridades venezolanas y ETA no puede abordarse como si fuera una declaración destemplada como las que Hugo Chávez acostumbra. Ante unas palabras poco medidas o una mueca diplomática desagradable, sirve una aclaración respetuosa por parte del embajador correspondiente, pero en esta ocasión se trata de una afirmación hecha oficialmente por un juez de la Audiencia Nacional en el marco de un proceso antiterrorista, lo que añade un escalón de gravedad incomparable a esta situación. Que un Gobierno reconocido internacionalmente apoye a un grupo terrorista es un hecho intolerable que no puede ser admitido por la comunidad internacional en ningún caso. Y por el Gobierno español, menos.

La respuesta del caudillo venezolano -apelando extemporáneamente al «pasado colonial»- no puede causar sorpresa porque entra en su estilo tradicional, chusco y descalificador. Pero no puede servir para satisfacer al Gobierno español porque no hace sino añadir gravedad al asunto: Chávez no sólo no aleja las sospechas de connivencia con los asesinos de ETA, sino que desprecia de un plumazo la autoridad de la Audiencia Nacional.

Hasta ahora, el Gobierno ha hecho oídos sordos a todos los que le señalaban que debería mantenerse a una distancia mucho más prudente de los regímenes que están minando la democracia en Iberoamérica con semillas totalitarias o de la perversa dictadura castrista. Zapatero y su ministro de Asuntos Exteriores han respondido diciendo que sus gestos hacia amistades tan poco recomendables han tenido efectos positivos. Sin embargo, en los últimos días ha quedado sobradamente probado que esa política es un grave error. De la negativa a llevar a cabo cambios democráticos en el régimen cubano ha dado testimonio con su vida el disidente Ortlando Zapata. Y de los lazos entre el régimen chavista y el etarra Arturo Cubilla, la Audiencia Nacional. Si el Gobierno no reacciona con la mayor contundencia ante la situación creada con Venezuela, causará un grave daño a la lucha antiterrorista, a cambio de salvar una relación de la que España no obtendrá nada bueno.


ABC - Editorial

El paro no da tregua

Los últimos datos obligan al Gobierno a aplicar ya los estímulos al empleo, con o sin pacto

El paro registrado en febrero aumentó en 82.132 personas y lleva el número total de desempleados a 4.130.625 en términos estadísticos del Ministerio de Trabajo. Es un dato desalentador. Pobre consuelo resulta que el crecimiento del desempleo del mes pasado sea claramente inferior al registrado en febrero de 2009 (en aquel periodo se contabilizaron 154.058 parados más). El caso es que la recesión económica sigue destruyendo puestos de trabajo temporales y probablemente seguirá haciéndolo durante lo que queda de año. El coste económico y social de un volumen tan elevado de paro es insostenible. Por ello, es de vital importancia que el Gobierno y los agentes sociales aceleren la puesta en práctica de algunas de las medidas anunciadas el lunes en el documento contra la crisis enviado a los grupos parlamentarios.

Los movimientos se suceden. La patronal CEOE, a través de su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, pone hoy sobre la mesa, en un artículo en EL PAÍS, sus principales propuestas para la reforma laboral. Díaz Ferrán recupera su programa máximo con un nuevo modelo de contrato indefinido con despido más ágil y barato, una rebaja de las cotizaciones sociales, la intermediación privada en el mercado de trabajo, un menor control judicial de los expedientes de regulación de empleo y medidas contra el absentismo laboral. Estas ideas llegan pocas horas antes de que los partidos políticos comiencen a debatir el documento presentado el lunes.

A la vista del prolijo conjunto de medidas económicas que se someten al consenso político y de la fría reacción inicial de los partidos, parece que los estrategas del Gobierno han confundido los términos de lo que debería ser un pacto de Estado contra la crisis y lo han transformado en medidas de diversa consideración. El Gobierno debería explicar que la reforma de la economía española (la economía sostenible) no tiene por qué coincidir con las medidas que saquen al país de la recesión. Por tanto, no es contradictoria la opción del I+D+i con las rebajas fiscales a la rehabilitación de viviendas; y mucho menos lo es la decisión de que el ICO avale créditos a las pymes con la reconversión del mercado financiero.

El desenfoque se da en el menudeo de medidas. No es necesario someter a consenso un plan de rehabilitación de viviendas o un recorte del plazo del pago a los proveedores de la Administración. Hágase. Porque lo que un pacto debe proporcionar es el apoyo de los partidos (en especial del PP) al plan de recorte del gasto público, a la reforma de las cajas de ahorros y a la reforma laboral. Apoyo significa aquí respaldar las medidas e instar a las autonomías a que recorten sus gastos y favorezcan la reordenación de las cajas. Ese frente común es el que se necesita para reforzar la solvencia exterior de España. Corresponde a los partidos políticos separar el trigo de la paja. Y si no se consigue ese gran pacto, que el Gobierno tome las decisiones oportunas. Pero ya.


El País - Editorial

La desfachatez al auxilio de la incompetencia

Este Gobierno prefiere condenar al paro a millones de personas antes que contrariar a los sindicatos con una política que deje al libre acuerdo entre las partes la indemnización por el eventual y futuro despido de un trabajo que los parados aún no tienen.

Si el pasado mes de febrero el paro se hubiera reducido, aunque fuera de forma nimia y pasajera, comprenderíamos que cualquier Gobierno corriera a afirmar optimista que estamos ante un consolidado "punto de inflexión". Sin embargo, el de Zapatero ha demostrado, por boca del ministro Celestino Corbacho, que es capaz de tener esa misma voluntarista reacción aun cuando lo que se haya producido este último mes haya sido un escalofriante aumento del paro en 82.132 personas, el segundo mayor aumento del desempleo en dicho periodo de toda la serie histórica.

Más que poner buena cara al mal tiempo, lo que ha demostrado Corbacho "al hablar de punto de inflexión" es que la desfachatez de este Gobierno parece tener tan pocos límites como el paro. Al drama humano en el que están inmersos los más de 4,6 millones de desempleados (incluidos los 500.000 parados que Corbacho tiene la cara de contabilizar a parte), se le suma un dato que conduce a la quiebra nacional como son los más de 30.000 millones de euros anuales que el Estado se está gastando en indemnizaciones por desempleo.

A ello se suma el desesperanzador inmovilismo del Gobierno que, después de anunciar a bombo y platillo un gran pacto para la recuperación económica, ha terminado descolgándose con propuestas tan ridículas, por no decir nocivas, como estimular artificialmente el crédito a través del ICO, impulsar la vivienda protegida o llevar a cabo una ridícula reducción de impuestos limitada a una deducción en el IRPF por el coste del transporte público al ir al trabajo.

Si tenemos en cuenta que buena parte de la crisis en la que estamos inmersos se debe a los excesos, especialmente en el ámbito de la construcción, a los que nos ha conducido una política de abaratamiento artificial del crédito, la apuesta del Ejecutivo por el ladrillo, cuando ya hay un stock de un millón y medio de viviendas pendientes de ser vendidas, y de estimular un crédito que no tiene base en el ahorro voluntario sino en el gasto público, es tanto como querer huir de la resaca injiriendo más alcohol.

Estas medidas, además de contradecir la supuesta voluntad del Gobierno de que el ladrillo dejara de ser nuestro motor de crecimiento, van en la dirección opuesta de la drástica reducción de los impuestos y del gasto público que requiere nuestra economía. Si el Estado quiere favorecer la afluencia del crédito a las familias y empresas, lo que tendría que hacer es dejar de absorber buena parte del poco crédito disponible, tal y como está haciendo motivado por su contraproducente deseo de estimular la economía a través del gasto público. Por otra parte, ninguna ayuda a las familias y a las empresas es más eficaz y directa que una drástica reducción de impuestos, medida que por favorecer la creación de empleo y el crecimiento económico, podría en el futuro cercano permitir al Estado recaudar más gravando menos, con lo que no obstaculizaría, todo lo contrario, la reducción de nuestro monumental déficit público.

A la negativa del Gobierno de llevar a cabo una política de austeridad y de reducción de impuestos, se añade su persistente negativa a acometer otras reformas estructurales, especialmente las encaminadas a flexibilizar nuestro mercado laboral. Precisamente este martes la patronal ha propuesto un interesante contrato de "inserción" para jóvenes sin indemnización por despido. Sin embargo, a la vista está que Zapatero prefiere condenar al paro a millones de personas antes que contrariar a los sindicatos con una política que reduzca, suprima o deje al libre acuerdo de las partes la indemnización por el eventual y futuro despido de un trabajo que los parados aún no tienen. A eso tienen la desfachatez de llamarlo "política social" o "protección de los derechos de los trabajadores".

Y es que la desfachatez del Gobierno a la hora de maquillar el problema sólo es comparable a la de su incompetencia a la hora de solucionarlo.


Libertad Digital - Opinión

El paro desmiente al Gobierno

LOS datos del paro en febrero pasado vuelven a ser muy negativos y ratifican la gran debilidad de la economía española para recuperar tasas de crecimiento que permitan crear puestos de trabajo. El Gobierno ha reincidido en el patético consuelo de comparar las cifras con las de 2009 para forzar una interpretación optimista, pero lo cierto es que en febrero del año pasado estaban registrados como demandantes de empleo un total de 3.481.859 desempleados y en febrero de este año la cifra ha llegado a 4.130.625, es decir, un 18,63 por ciento más. Incluso comparando los datos con los de hace seis meses -como hizo el presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados para llegar a la asombrosa conclusión de que «no estamos peor»-, resulta que desde septiembre de 2009 a febrero de 2010, el número de desempleados ha aumentado en más de 400.000. Y aún hay más cifras comparativas que desautorizan al Gobierno: el paro está creciendo de forma constante desde agosto de 2009, después de tres meses en los que se redujo ficticiamente por el impacto de las obras del Plan E. Esto es lo grave, porque significa que la crisis del mercado laboral está desbordando la eficacia paliativa de los recursos públicos destinados a contenerla. En definitiva, son los peores datos de un mes de febrero, desde 1997, sin contar los excepcionales de 2009.

Mientras tanto, la reacción del Gobierno consiste en propaganda engañosa sobre el final de lo que sus portavoces llaman «ajuste» del mercado laboral -es decir, desplome del empleo- y en presentar un plan anticrisis cuya baza principal es rehabilitar casas y edificios públicos. Al margen de la falta de ambición de esta propuesta, resulta claramente insuficiente para remontar la crisis laboral, y sólo busca una salida para recolocar trabajadores de la construcción que no tienen cualificación para ingresar en otros sectores productivos. El problema sigue siendo la ausencia completa de una estrategia para combatir la crisis y asentar las bases de una recuperación sólida, objetivos que exigen reformas estructurales en el mercado laboral, el sistema tributario y el gasto público corriente.

El año ha entrado en su tercer mes y ni siquiera puede decirse que todo sigue igual. El paro real es superior al reflejado por la estadística del INEM, las previsiones macroeconómicas del Gobierno para este año ya están arruinadas por la realidad y el Gobierno se ratifica como un equipo agotado, sin ideas y mal dirigido.


ABC - Editorial

La Voz de la Realidad contra la Propaganda

Intervención de "Mari Carmen de Madrid" en la Tertulia de Luis Herrero en esRadio sobre el vídeo de propaganda del gobierno y afines.