lunes, 24 de mayo de 2010

Operación rescate. Por José María Carrascal

HA comenzado la operación rescate. No de la economía española, sino de lo que verdaderamente importa, el prestigio de Zapatero, que anda por los suelos.

Y ha comenzado en Elche, con la aparición del presidente ante 2.000 alcaldes y concejales socialistas, Leire Pajín de animadora y Pedro Crespo, el alcalde de nombre calderoniano y retórica quevedesca, de comparsa.

¿Saben ustedes cómo comenzó el rescate? Pues con el presidente asegurando que no ha habido cambio ni bandazo, sino responsabilidad. ¿Y saben cómo terminó? Pues con una apología del Plan E, el mismo que arregló aceras, enjalbegó fachadas, instaló rotondas en los pueblos españoles, por un total de 13.000 millones de euros, que ahora nos faltan para pagar las pensiones. En realidad, lo que se buscaba no era embellecer nuestros pueblos, sino ganar tiempo hasta que la recuperación nos llegara de fuera. Pero la recuperación no llegó y lo que nos ha llegado es un aviso muy serio: como no toméis medidas de verdad para afrontar la crisis, os metemos un paquete.


Así quiere empezar Zapatero su recuperación. Con mítines y el plan E. Lo que nos demuestra que sigue siendo el de siempre. Según «El País», él y su entorno creen todavía tener tiempo para recuperar el prestigio. 2012 queda aún lejos. Lo primero, recuperar «las bases», descolocadas por su giro a la derecha. A los ministros se les ha dado órdenes de participar por lo menos en tres actos al mes para explicar los recortes, demostrar su necesidad, insistir en que todos los países europeos los están tomando y acusar el PP de antipatriota por no apoyarlos. Mientras Zapatero aprovechará su último mes de presidencia rotativa europea para asistir a todo tipo de reuniones, conversar (es un decir) con toda clase de dignatarios y alardear de estadista por las duras, pero necesarias, medidas que ha tomado para salvar el euro. ¿Va a conseguir recuperar el brillo de su estrella? Difícilmente. No por el PP. El PP incluso puede ayudarle si sigue en su matraca de lo mal que lo ha hecho. A Zapatero va a derrotarle su gran enemiga: la realidad. Esa realidad que se ha empeñado en no reconocer y ahora le pasa factura de la forma más humillante: obligándole a hacer todo lo contrario de lo que venía predicando. Ya verán ustedes como le ningunean por ahí fuera, como ya vienen haciendo. Lo único que quiere Europa de él es que cumpla las órdenes que le ha dado, y pronto.

Dentro, el grupo que ha unido su suerte a la suya le defenderá hasta la muerte, no tiene otra salida, y bastantes en el partido le apoyarán más por españoles que por socialistas, ya que los españoles preferimos hundirnos a dar nuestro brazo a torcer. Sarna con gusto no pica. Pero el resto comprobará que si 2010 es peor que 2009, 2011 será peor que 2010. Así llegaremos a 2012. Con Zapatero, alardeando todavía de responsabilidad y del Plan E, junto a Leire Pajín y Pedro Crespo ante 2.000 alcaldes y concejales. Por cierto, ¿cuánto ha costado el festival de Elche?


ABC - Opinión

Camps. El Curita loco. Por Emilio Campmany

Aquí es corriente hacer las leyes de manera que no haya forma de cumplirlas, al menos a rajatabla. La ventaja de un sistema así es que cuando quiere uno deshacerse de algún político, basta aplicar la ley que el sujeto haya incumplido, que alguna habrá.

Dicen en el PP que Camps se ha vuelto loco. Y es verdad que sus últimas declaraciones producen cierto estupor y que parece como que se ríe a destiempo y que está como si le hubiera dado un "flash", que diría un moderno, o un ataque de perlesía, que diría el clásico. Pero, en este caso, habría que preguntarse lo que un gallego: "ah, está loco, pero ¿rompe los billetes?". Habría entonces que contestar que romperlos lo que se dice romperlos no los rompe. Y el gallego contestaría: "entonces loco del todo no está".

Si aceptamos pues que El Curita, tal y como lo apodan los de la Gürtel, no se ha vuelto loco, es que tendrá buenas razones para poner al mal tiempo buena cara y responder a las graves acusaciones que el Supremo le hace con esa risa histérica con la que aparece en todos los medios.

Lo cierto es que lo que tendría que haber hundido a Camps, aunque apenas le haya hecho mella, es lo de "te quiero un huevo", que ya suena raro dirigido a un tío que llaman "El Bigotes", pero que es inaceptable si además es el peón de una trama de corrupción política. Porque, lo del cohecho impropio, si es cierto que ha de interpretarse literalmente, como el que comete el funcionario que acepta regalos hechos en función de su cargo, es un delito que debe estar muy generalizado entre la casta política. Que levante la mano quien de ellos no haya aceptado regalos hechos en función de su cargo y se podrán contar con los dedos de una mano y encima la mitad estarán mintiendo.

En España es corriente hacer las leyes de manera que no haya forma de cumplirlas. De cumplirlas al menos a rajatabla. La ventaja de un sistema así es que cuando quiere uno deshacerse de algún político, basta aplicar la ley que el sujeto haya incumplido, que alguna habrá, y el sujeto es automáticamente laminado. Da toda la impresión de que eso es precisamente lo que están haciendo con Camps porque lo de los trajes es una chorrada. Es verdad que el regalo lo hace una red corrupta. Y es también verdad que Camps mintió diciendo que él se paga sus trajes. Pero por lo que le van a condenar, si finalmente le condenan, es por haber aceptado el regalo, no por mentir ni porque quién se lo regaló fuera un corruptor de políticos.

Mientras tanto, para complicar el panorama, Rajoy, que había dicho que apoyaría a Camps aunque el Supremo decidiera que debía ser acusado del cohecho impropio, ha puesto distancia con él. En su viaje a Cataluña a comer caracoles se ven dos cosas: que no quiere saber nada del presidente valenciano y que no quiere que se note. Si quisiera realmente apoyar a Camps, se hubiera ido al auto-homenaje que el líder del PP valenciano se había preparado. Y si quisiera que se notara se habría ahorrado el atracón de caracoles, que se vio muy bien en la tele que al gallego le producen repugnancia porque se los tomó con un asco que no podía disimular.

La cuestión es saber quién o quiénes han decidido aplicarle el reglamento a Camps para condenarle por la comisión de un delito del que podrían ser fácilmente acusados todos los políticos. Quizá Camps lo sepa y por eso se ríe.


Libertad Digital - Opinión

Huya el que pueda. Por Gabriel Albiac

PASARON dos semanas. Entre el 7 y el 10 de mayo, España estuvo en bancarrota.

Sin que una oferta del 18 por ciento en el pago de intereses lograse atraer un solo céntimo de crédito internacional a las arcas de un Estado al cual los inversores daban ya por quebrado. Sólo la parcial cesión de soberanía, que el presidente español fue obligado a declarar en público, salvó a nuestra economía de ser abandonada a su propia ruina, la suya, la que a nadie, salvo a sus gobernantes, puede ser achacada. La que, en cualquier caso, vendrá, si Zapatero intenta retomar iniciativa propia en una gestión económica que no sólo nos ha hundido en el cenagal más insondable del último medio siglo; la que también amenaza a la estabilidad monetaria de Europa y, de rebote, a la de Estados Unidos. No hay dinero en Europa, no hay dinero en el mundo, para sacar de la quiebra a una economía de las dimensiones de la española. El de Grecia ha sido un rescate doloroso, extremo. El de España -con una economía cinco veces mayor- es inviable. De producirse la bancarrota, seremos abandonados. Cualquiera que nos agarrase, se iría al fondo. Son los términos del drama. No hay más racionalidad hoy que ajustarnos a ellos.

¿Qué significaría una expulsión fuera del euro? De entrada, que nuestra moneda pasaría a valer lo que nuestra economía vale. Poca cosa. Siendo muy optimistas, una tercera parte de los ahorros de cada uno de nosotros se habría reducido a humo, de la noche a la mañana. De inmediato, estallaría la carga de profundidad que para la estructura financiera española son las Cajas de Ahorros, esos bancos privados de los partidos -de todos-, cuya doble utilidad ha sido, a lo largo de las tres últimas décadas, proveer de fondos a los políticos y gastar pródigamente en cuanta suntuosidad local juzgasen las autoridades autonómicas rentable para pasmar a su clientela votante. El castillo de naipes de las Cajas no ha hecho más que iniciar su vértigo de caída. A «la argentina». Con una peculiaridad, respecto de similares fraudes en países judicialmente más curtidos: Madoff morirá, verosímilmente, en presidio; a los máximos responsables del incalculable agujero de las Cajas, cuyos dos primeros casos ya han saltado, como mucho, y en la hipótesis de extremo rigor judicial, les costará una multa; es probable que ni siquiera eso. Si alguien cree que semejante ausencia de garantía legal en la tutela del dinero de todos los ciudadanos sale gratis, es que ha perdido definitivamente la cabeza.

Se ha jugado con los ahorros de todos. Y se ha mentido de un modo especialmente cruel, puesto que esos ahorros eran cuanto tenía el ciudadano medio. Mintió un presidente que llamó antipatriotas, en 2008, a quienes, al hablar de crisis, se limitaban a constatar los análisis de los economistas más cualificados en todo el mundo. Mintió Zapatero, al jurar que ninguna crisis estaba en perspectiva; que, en menos de seis meses, España alcanzaría el «pleno empleo». Mintió, cuando exhibió la estructura financiera «más sólida del mundo». Mintió, cuando, dos semanas antes de desencadenarse, negó cualquier hipótesis de recesión en España... Mintió e hizo mentir a los suyos. Con la magnificente desvergüenza de esa vicepresidenta que, regiamente envuelta en raso y oro, da nota de la ruina nacional, dos semanas después de haber proclamado el fin de la recesión.

¿Son mala gente? Son profesionales. De la política. Analfabeta gente sin oficio, que vive sólo de cazar votos. Nuestra única esperanza es que la economía española la dirija alguien que sepa, desde Berlín o Washington. Eso o -el que pueda- huir, huir, huir... Dios sabe dónde.


ABC - Opinión

Zapatero. El nuevo misterio de Elche. Por Agapito Maestre

Son tan pocas las diferencias entre Zapatero y Rajoy que el primero está dispuesto a superarlas en estos dos años, sin duda alguna de infierno y crisis para los españoles decentes, que aún nos queda hasta llegar a las elecciones.

El presidente del Gobierno ha sacado pecho en Elche y se ha reído, una vez más, de la gente con sentido común. Hay que tener mucho morro, y sobre todo mucho conocimiento del analfabetismo político español, para decir que él no ha cambiado de política económica. Vale. Le da igual decir dos cosas contrarias en una misma alocución. ¡Qué más da! Es cebada para sus clientelas. No frunza el ceño, amigo, y no se crea las encuestas que dan ganador a Rajoy. Las encuestas son sólo encuestas. Lo decisivo es que Zapatero sigue en el poder, incluso ya habla del futuro de España. Ha destrozado casi todas las líneas de continuidad, sí, todas las tradiciones que nos permitían seguir hablando de la nación española a gentes de ideologías diferentes, pero ahora se permite chulearnos hablándonos del futuro de España.

Por favor, piedad, no habrá futuro como no hay presente con personajes de esta calaña moral. Zapatero en Elche se ha vuelto a reír de la crisis y de la oposición. Hoy dice una cosa y mañana la contraria, pero el personal le sigue teniendo ley. Sí, hombre, sí, la plebe traga con todo. La morralla en masa seguirá entregándole el voto; también los progres, los tirados de la culturilla subvencionada, los nuevos ricos y los millones y millones de analfabetos que pueblan el solar patrio le seguirán dando el voto a este tipo que ha roto lo poco que quedaba de Constitución y se ha reído de todo lo que no fuera su megalómana manera de concebir la política, o sea, vengarse de quien no opina a su gusto. Terrible y cruel es este revolucionario de León, pero la chusma sigue prendado de él, porque así lo quieren todos los medios de comunicación y, por supuesto, porque el señor de la oposición es un buen hombre.

Ya sé, ya sé que las encuestas a veces no mienten. Vale. Pero, por favor, díganme: ¿Cuántos son los puntos que separan a los socialistas de los peperos? Pocos, muy pocos, desde luego, son las distancias entre unos y otros para lo mal que lo está haciendo el Gobierno. Son tan pocas las diferencias que Zapatero está dispuesto a superarlas en estos dos años, sin duda alguna de infierno y crisis para los españoles decentes, que aún nos queda hasta llegar a las elecciones. Mientras la oposición sea tan blandita como la del PP, los periódicos del régimen tan rastreros con Zapatero como la prensa de partido, y los columnistas conservadores se opongan a que los sindicatos o la madre que los parió le monte un guiri a Zapatero en la calle, todo seguirá igual hasta que quiera el jefe de La Moncloa.

¿Dónde está la sociedad civil? Muerta. Asesinada por los políticos y sus medios de comunicación. Aquí no se mueve ni Dios. Todo es miseria económica y moral, porque la política ha desaparecido. En su lugar se ha instalado la "desconfianza" entre el totalitarismo de la izquierda y la ineptitud de la derechona. Dios nos ayude. Menos mal que nos queda la escritura, la posibilidad de convertir la vida en un relato con más o menos sentido, para que alguien, también con deseos de compartir su vida, la lea en este alejado rincón de un periódico digital. Algo es algo.


Libertad Digital - Opinión

ZHood. Por Félix Madero

CUANDO al mismo tiempo se repiten Historia y cine el riesgo de hacer el ridículo resulta estremecedor y la tragedia deviene en farsa con escandalosa facilidad.

La han tomado con los ricos y por eso el PSOE tiene una estrategia: dar la impresión de que el rico pagará la factura. Ahora que llega el Robin Hood de Ridley Scott veremos a Russell Crowe yendo a por ellos. Pero eso es cine. Nuestro Robin, nuestro ZHood ya no es hoy el hábil arquero de la propaganda y el batiburrillo. En Elche le montaron ayer un mitin para explicar las bondades del Plan E. Ahora que se sabe que aquello fue un despropósito; ahora que sabemos que lo que gastamos en hacer aceras impedirá construir carreteras y vías para el AVE, Zapatero rebobina la historia y resucita unas inversiones que en cualquier país con sentido crítico hubieran terminado con el que soltó millones sin vigilar su ejecución.

Hace falta mucha fe para que los barones socialistas le digan que si explica bien las cosas pueden remontar las encuestas. ¿Explicar qué y a quién? Con independencia de que un argumento así declara lo que se piensa de los ciudadanos, conviene preguntarnos cuándo fue la última vez que se explicó el presidente. Mejor dicho, cuándo fue la última vez que nos dijo la verdad.


La verdad como explicación. Pretenden explicarnos que la crisis es el fracaso, y claro, el que compra semejante disparate tiende a exculpar a éste ZHood que lejos de Sherwood impresiona a ediles y munícipes. Robín resulto ser un hábil arquero, defensor de los pobres y siempre dispuesto a amargar a los enriquecidos ilegítimamente. El auténtico era reflexivo y dedicaba un tiempo a trazar su estrategia. Nuestro ZHood habita un mundo de impresiones ininteligibles, un montón de farfolla que hace que esté siempre en disposición de ejecutar. No piensa, no barrunta, no compara: ejecuta.

Ayer reunió a sus concejales para darles ánimo. Pero la magia dura poco. Al brujo se le ve el cartón, y debajo del cartón los ediles vieron un agujero negro a punto de explotar. Pero no dirán nada, creen eso de que si explican bien lo que pasa remontarán. Y si no lo creen no dirán nada. Qué pena que Zapatero no contara ayer a los suyos lo que dice el presidente griego Papandreu: que son los ciudadanos los que pagan la mala gestión. Aquí Zapatero mira para otro lado mientras un fotógrafo capta su rostro de perdedor agotado, sobrepasado. ¿Mala gestión la mía? Un poco de seriedad, señores, dice el presidente. No improviso, sé lo que pasa, me hago cargo, asumo la responsabilidad, estoy con los que sufren la crisis, los que pagan la mala gestión de... ¿Rajoy?

Creo que los ricos están temblando. Es lo que tiene la carcajada espasmódica, que parece que estás llorando. Pero es risa. Mucha risa. Y un poco de pena también. Y por cierto, si le gustó Gladiator no se pierda la última de Ridley Scott. Lo de menos son los ricos. El honor. Sólo importa el honor. Cine, ya digo.


ABC - Opinión

Montilla, en campaña contra el Tribunal Constitucional. Por Antonio Casado

Mientras la presidenta del Tribunal Constitucional, Maria Emilia Casas, prepara una sentencia de geometría variable para el Estatut, o sea, artículo por artículo, el presidente de la Generalitat, José Montilla, presenta hoy en el Senado su enmienda a la totalidad del alto tribunal.

Al menos en su actual composición. Por caducado, incompetente e incapaz de pronunciarse después de casi cuatro años, según la doctrina Montilla, ampliamente compartida.

Después del sexto gatillazo, con el séptimo intento en marcha, el president hace campaña en Madrid en nombre del catalanismo ofendido. A media mañana comparece en la llamada Comisión General de las Comunidades Autónomas, único foro de debate institucional donde pueden utilizarse las distintas lenguas del Estado y donde tienen asiento reservado los gobernantes autonómicos, tanto presidentes como consejeros, amén de los miembros del Gobierno central y los senadores.

Montilla llega como abanderado del frente catalanista contra el Tribunal Constitucional. Todos los partidos, excepto el PP, que es una de las partes recurrentes contra el Estatuto catalán y, si no ha cambiado de idea, piensa boicotear al president con la ausencia de sus barones cuando aquel defienda la iniciativa legal consensuada hace una semana entre CiU y los partidos del “tripartito”.


Una proposición de ley con pocas posibilidades de acabar en el BOE por falta de consenso entre el PSOE y el PP. Plantea el relevo automático de los magistrados tras un periodo máximo de seis meses después de terminar su mandato, plazos máximos para emitir un fallo de constitucionalidad estatutaria y mayorías de al menos ocho magistrados (sobre doce) para decidir si un Estatuto de Autonomía se ajusta o no a la Constitución.

Aunque el texto pudiera ser admitido a trámite en la Cámara Alta, donde el “tripartito” tiene su propia proyección parlamentaria (la Entesa), nunca superaría el filtro del Congreso. Por la mencionada falta de consenso PSOE-PP y porque, en el fondo, Zapatero quiere desactivar la ofensiva contra el Tribunal Constitucional con una sentencia antes de que termine el mes de junio. Cuenta con los buenos oficios de la nueva ponente, la presidenta del Tribunal, que se inclina por la formación de mayorías en cada uno de los artículos recurridos.

Siempre sería un mal menor en asunto tan envenenado. Peor hubiera sido que en la propuesta del frente catalanista se hubiera mantenido, como deseaban los nacionalistas de CiU y de ERC, la colisión entre la ley y la voluntad popular. O al revés, entre la voluntad popular (ratificación del Estatut por referéndum en diciembre de 2006) y la ley (eventual sentencia derogatoria de los artículos que no se ajustan a la Constitución).

Esa bomba de relojería se ha desactivado en la reforma legal que Montilla defenderá hoy en el Senado. Pero se mantiene en el discurso del frente catalanista, según el cual, en el futuro el Tribunal Constitucional no podría revisar los Estatutos de Autonomía aprobados por las Cortes Generales y ratificados en referéndum. Así de claro lo dejaron los nacionalistas catalanes cuando en el Congreso, el pasado 11 de mayo, se debatió una propuesta del PP para recuperar el famoso recurso previo de inconstitucionalidad. Asunto de mayor cuantía (¿Acaso tiene sentido declarar incompatible la democracia directa con la aplicación de la ley?), que puede acabar marcando la campaña electoral para las autonómicas del otoño.


El Confidencial - Opinión

Montilla y Fraga. Pequeños polpotistas morfosintácticos. Por José García Domínguez

El fundador de AP podría explicarle en su gallego de piscifactoría al Muy Honorable por qué sabe inconstitucional imponer que todo el mundo farfulle la lengua vernácula, tal como ordena, taxativo, el Estatut.

Conociendo al paisanaje, es de prever que el contenido del discurso de Montilla en el Senado se desvanezca eclipsado por la anécdota prosaica de la forma; esto es, por hecho irrelevante de que vaya a ser pronunciado en catalán. Un juego, ése de la doblez doblada y subtitulada, que igual se prestaría al de los espejos entre el españolismo cañí del tribuno Fraga y el irredentismo gramático del tripartito. Así, el fundador podría explicarle en su gallego de piscifactoría al Muy Honorable por qué sabe inconstitucional imponer que todo el mundo farfulle la lengua vernácula, tal como ordena, taxativo, el Estatut. Y es que, aunque el Bolívar de Cornellà lo ignore, la idea primera no partió de los suyos, sino de la difunta Alianza Popular del mentado don Manuel.

Al cabo, en 1983 la Xunta de Galicia cometió una Ley dizque de Normalización Lingüística que en su artículo primero obligaba al conocimiento universal del gallego. Y sólo merced a que el Gobierno de Felipe González recurrió aquel foco de terrorismo fonético ante el Constitucional, no lograría tomarles la delantera Fernández Albor a Montilla, Carod y sus pequeños polpotistas morfosintácticos. De ahí, por cierto, la muy precisa jurisprudencia vinculante que ahora el mismo Tribunal habrá de aplicar al pastiche zapateril. Por lo demás, aprestémonos a contemplar el espectáculo de la Esquerra jurando en Madrit que ese mismo Estatut que repudiaron se ajusta en letra y música a esa misma Constitución que incineran todos los onces de septiembre y demás fiestas patrióticas de guardar.

Ingeniosa comedia a la que tampoco habrá de ser ajena una muy previsible lección de lógica cartesiana. Pues igual dispóngase el respetable a que se le reitere que cualquier amputación, la más mínima, del sagrado texto rompería el "pacto constitucional" de 1978. Dicho de otro modo: "Desde 1979, y durante los últimos treinta y un años, vivimos bajo una norma autonómica que castraba los derechos inalienables de Cataluña amparados por la Carta Magna, aunque, cosas de la vida, nadie se dio cuenta de la ignominia justo hasta ahora". Por no hablar, en fin, de los autores convictos y confesos de la "enmienda Casas", esa patente de corso que aún hoy le permite seguir obstruyendo la labor de la Justicia, vindicando, airados, la urgentísima renovación del Tribunal. Cosas veredes, que decía el otro.


Libertad Digital - Opinión

Un discurso agónico

LA necesidad de ejecutar una terapia urgente de autoestima llevó ayer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a defender en Elche, en un acto de partido, el recorte social aprobado el pasado jueves por el Consejo de Ministros.

Su discurso buscó ante todo lavar la conciencia de una izquierda aturdida por unas medidas anticrisis que se llevan por delante el programa social del Gobierno desde 2004. Pensionistas y dependientes se han convertido en las evidencias de que la agenda más progresista de Zapatero se basó en una inflación de gasto y promesas que no han resistido la crisis de la que fue advertido y no hizo caso. Ahora, la izquierda necesita saber qué tiene qué defender y a quién, porque este recorte del gasto social, más el incremento del IVA a partir del próximo mes, lo van a sufrir las clases medias y trabajadoras. Por eso, aunque no le guste, el PSOE sí tiene que aceptar lecciones sobre políticas sociales eficientes y sostenidas, como lo fueron aquellas que heredó en 2004 y que creyó que serían imperecederas.

Habrá más actos como el ayer en Elche, porque al Gobierno aún le quedan dos años de mandato, que no van a ser, en absoluto, los de esa recuperación en la que confiaban sus estrategas para volver a ganar en 2012. El Gobierno y el partido que lo sustenta están atenazados porque la sociedad no confía en sus decisiones. El problema del PSOE es que ha empezado a dudar también del Gobierno. Aunque Rodríguez Zapatero lo llame «responsabilidad», realmente su Ejecutivo ha derogado no sólo su programa electoral de hace dos años -hecho sin atención a la crisis que ya había- sino también el análisis político que hizo el presidente del Gobierno cuando recibió a Rajoy en La Moncloa, hace unas semanas. Por eso, el PSOE no sabe si la reducción drástica del déficit es perjudicial para el crecimiento, como dijo Zapatero al replicar a Rajoy, o es un acto de responsabilidad para iniciar la recuperación, como dijo ayer en Elche. Esta contradicción contamina todos los llamamientos del Gobierno a la colaboración del PP, porque a Rajoy se le ha pedido que apoye una cosa y su contraria: una política de gasto público expansivo y, ahora, una política de recorte de derechos sociales e inversión pública.

El discurso del Gobierno es agónico y se lo está traspasando al PSOE. La crisis económica, pero también la política y la social, han hecho aflorar la inadaptación del socialismo para gobernar España en momentos convulsos.


ABC - Editorial

Por qué adelantar las elecciones

Mientras la crisis económica no alcanzó cotas tan preocupantes como las de ahora, que el PSOE gobernara en minoría no comportaba riesgos de cuidado, pues a fin de cuentas la habilidad negociadora, las componendas y los tratos entre partidos son la sal del sistema parlamentario.

Pero en las circunstancias actuales, con una grave recesión que ha llevado al paro a 4,5 millones de trabajadores, con un déficit público desbocado y una deuda que ha hecho saltar las alarmas en Bruselas, en este escenario, la debilidad del Gobierno socialista es un grave hándicap para salir de la crisis, infunde desconfianza y lo convierte en presa fácil de sus adversarios domésticos y de los especuladores internacionales. Son numerosos y muy arduos los problemas a los que hay que dar solución de aquí a final de año, entre ellos más recortes sociales, otro aumento de impuestos además de la subida del IVA en dos puntos, la reforma laboral, la reestructuración bancaria, la reordenación energética, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, etc.

Del mismo modo que un pirómano no es el individuo más adecuado para apagar un fuego, los gobernantes que han negado la crisis no son los más idóneos para sacarnos de ella ni tienen autoridad moral para persuadir a los actores sociales, por lo que el sentido común aconseja adelantar las elecciones para que los ciudadanos elijan la opción que más confianza y credibilidad les ofrezca. Así lo sostiene el 58,3% de los españoles, según la encuesta que hoy publica LA RAZÓN. Además, no se trata solamente de que el Gobierno socialista haya naufragado con toda la tripulación; lo relevante es que los ciudadanos quieren que se releve al piloto por tres motivos: porque «no defiende los intereses de España» (56,8%), porque los que desean que no se vuelva a presentar a las elecciones son mayoría (48%) y porque sus recortes a los pensionistas, funcionarios y dependientes suscita el rechazo general (57,2%). En este punto, resulta muy revelador que la mitad de los votantes socialistas sea tan crítico con el Gobierno como los populares. De lo que se deduce que los españoles dan por amortizado a Zapatero y desean un cambio de ciclo que permita encarar con confianza y seguridad el combate contra la recesión económica. Como no parece viable una moción de censura, pues la izquierda radical y algunos nacionalistas prefieren antes la debacle general que un gobierno del PP, lo más lógico es anticipar las elecciones previstas para 2012, demasiado lejanas para poder llegar a ellas sin producirse graves destrozos en el tejido social y económico. Así lo entiende y lo pide la gran mayoría de los ciudadanos, razón de peso que avala la campaña puesta en marcha por la cadena radiofónica COPE mediante una recogida de firmas y a la que nuestro periódico se suma sin reservas, porque estimamos que es lo más conveniente para el bien común. No nos animan ni intereses de partido, ni oportunismos políticos, sino el sentido de la responsabilidad y los imperativos éticos inherentes a toda acción cívica, democrática y constructiva. España necesita un nuevo gobierno, sea del signo que sea, que la saque del marasmo porque el actual es incapaz.

La Razón - Editorial

La responsabilidad de Zapatero

De ser cierto que el PSOE ha pasado a actuar con responsabilidad en lo referente a la economía, ése sería su más llamativo bandazo con respecto a la trayectoria seguida desde que hace seis años accedió al Gobierno.

El lado más populista de Zapatero, el que suele exhibir pletórico en Rodiezmo, volvió a emerger ayer domingo en Elche después del baño de realismo que tuvo que le habían dado al alimón Bruselas y el FMI. Ante los alcaldes socialistas a los que su errabunda política económica bien les podría costar el puesto en las elecciones del año que viene, el presidente del Gobierno proclamó que "¡Ni cambio ni bandazo, responsabilidad".

Desde luego, de ser cierto que el PSOE ha pasado a actuar con responsabilidad en lo referente a la economía, ése sería su más llamativo bandazo con respecto a la trayectoria seguida desde que hace seis años accedió al Gobierno.


Durante la época de aparente bonanza, toda la política económica de Zapatero consistió en conservar la herencia dejada por Aznar sin hacer frente a ninguno de los desequilibrios internos que ya desde 2003 empezaban a gestarse: crecimiento descontrolado del crédito dirigido hacia la construcción, burbuja en los precios de la vivienda, abultadísimo déficit exterior y creación de empleo concentrado en el ladrillo. Por su parte, una vez los problemas de la economía comenzaron a ser evidentes, primero se dedicó a negar la crisis para ganar los comicios de 2008 y posteriormente a implementar todo tipo de absurdas políticas keynesianas que sólo nos han hundido más en la depresión.

De ahí que resultaría todo un cambio que el PSOE comenzara a comportarse de manera responsable, aunque sólo fuera por órdenes de Merkel y Obama. Pero la responsabilidad va más allá de aprobar un plan de ajuste a modo de emergencia nacional. La economía española no se va a recuperar por el hecho de que Zapatero prometa –e incluso consiga– reducir en unos pocos puntos un déficit público que seguiría siendo gigantesco e insostenible. Se hace necesario un plan integral y coherente de actuaciones que, primero, ahonde en las reducciones del gasto; segundo, liberalice los mercados para que los factores productivos, sobre el factor trabajo, puedan recolocarse y volver a generar riqueza; y tercero, reestructure nuestro cada vez más debilitado sistema financiero, en especial por el eslabón débil de las cajas, de cuyos enormes problemas al parecer los políticos sólo toman conciencia cuando toca repartírselas o conforme van quebrando.

Hasta entonces Zapatero no será "responsable" en el sentido de actuar diligentemente, sino en el de estar obligado a responder ante la ciudadanía por el daño que les ha infligido. Cabría esperar que dada su probada incapacidad y manifiesto sectarismo para tomar las medidas adecuadas –que necesariamente pasan por dar más bandazos con respecto a todo el despliegue de decisiones adoptadas hasta la fecha– responda de inmediato ante las urnas: esto es, que permita a las víctimas de sus engaños y de sus intervenciones evaluar su gestión en unas elecciones en las que se pueda dar paso a quien sí esté dispuesto a encauzar el desnortado rumbo del país. Ésa sería la medida más responsable que podría tomar el principal responsable del calamitoso estado en el que se encuentra nuestra nación, nuestras instituciones y, también, nuestra economía.


Libertad Digital - Opinión

Autonomías: el derroche que parece «intocable». Por Manuel Ramírez

Tengo para mí que en los momentos en que escribo estos párrafos deben quedar ya pocas afirmaciones peyorativas vertidas sobre las formas a través de las cuales el actual Gobierno piensa hacer frente a la necesidad del recorte económico. Ya se ha dicho casi todo: dimisión del Gobierno, urgente convocatoria de elecciones, sustitución del actual presidente por otro de su mismo partido, amenaza de huelga, etcétera. En mi opinión, ninguna de estas «propuestas» tendrá el menor éxito. Si el actual presidente disminuyera un tanto los rasgos de su personalidad, por cierto ya descrita por el mismo Freud, quizá lo único que pudiera servir para algo sería una manifiesta y enérgica discrepancia llegada desde el PSOE (militantes y figuras con algún grado de «reconocimiento» dentro del partido, a pesar de que estas últimas están alejadas o en incomprensible silencio). Pero, por ahora, pocos indicios hay de que esto último ocurra.

Aunque quede poco por añadir en este terreno y antes de abordar lo que con estas líneas pretendo, permítame el lector una breve alusión a dos apuntes que me parecen negativos y a un tercero con algunas notas de positivo. En primer lugar, la insólita forma de manifestar las medidas. De pronto. Sin consultas previas sobre su acierto o desacierto. Como algo personal que se anuncia al Congreso para obtener... la oposición de todos los partidos allí representados. ¿Es que se esperaba otro resultado? No he podido evitar el recuerdo de una aparición en Televisión, un domingo a media tarde, para anunciar que «había ordenado» la retirada de nuestras tropas de Irak. Parece que es su estilo. En segundo lugar, sorpresa por el contenido, ciertamente no muy compatible con el apellido que el partido al que pertenece posee desde siempre. Las víctimas de los recortes van a ser los sectores con menos riqueza: clase media, funcionarios, pensionistas, pequeñas empresas. Naturalmente los más abundantes y, sobre todo, los que más a mano tiene. Y en general. Como un todo.
Empleado público es un conserje de un modesto Ayuntamiento de pueblo, un maestro de escuela que ha tenido que aprobar oposiciones frente a cientos de aspirantes y un alto funcionario de un Ministerio. ¿Es que no era posible la distinción según ingresos y según dificultades en la obtención del puesto? Y, claro está, ni una palabra sobre «los lugares» donde depositan sus haberes los multimillonarios. Ni sobre los bancos que, incluso en plena crisis, siguen presumiendo de las astronómicas ganancias del año. Ni de comisiones, ni recargos ni tantas cosas más. Pero, ¡qué ingenuidad! En un sistema de partitocracia, ¿de dónde sale el dinero para los partidos? Y algo curioso y ejemplar: mientras se producía la tan decisiva llamada de Obama al presidente Zapatero, el titular de la Casa Blanca anunciaba unas medidas para regular la Banca en el país más capitalista y poderoso del mundo. Como antes lo ha hecho con la sanidad pública. Claro que a lo mejor es que Obama no habla bien inglés y por eso no se le entendió del todo.

No me olvido del tercer apunte que he calificado de positivo. Sencillamente, a gran parte de la sociedad se le han «abierto los ojos» y ha tomado conciencia sobre en qué manos estamos. Lo de la Memoria Histórica, el quitar crucifijos y cambiar nombres de calles e instituciones (en el futuro ya ni se sabrá quién fue el primer director de la Academia General Militar de Zaragoza, por ejemplo) no era suficiente. Ahora es algo que el español difícilmente olvida: ¡que le toquen el bolsillo! De aquí el general descontento. Ya veremos en qué queda tan estólida conducta.

Pero vamos al fondo de la cuestión y con palabras muy claras. El auténtico origen del gasto y hasta del derroche y escándalo está en las Autonomías. No digo disminución más o menos notable de la cantidad que reciben del Estado. Me refiero a algo que se deriva de la misma existencia y de la misma estructura de las llamadas Comunidades Autónomas. Durante estos días no he oído la menor referencia a este tema por parte de los partidos. De ninguno de ellos. Únicamente ha aludido a este problema el director de este periódico, Ángel Expósito. Y lo ha hecho con valientes y duras afirmaciones: el actual modelo de Estado (mal llamado «Estado de las Autonomías») resulta absolutamente insostenible. Nuestro país no puede sostener lo que Expósito llama «monstruo de administraciones superpuestas». Y eso que, entre los ejemplos de superposiciones que cita, no están «las comarcas», absolutamente innecesarias y creadas artificialmente por razones electorales. Va de suyo que el origen de cuanto ahora sufrimos en este tema estaba ya en la redacción de la misma Constitución: empleo de la expresión «nacionalidades» (a ello no llegó ni la Constitución de la Segunda República ahora tan «generosamente recordada»), distinción entre Comunidades con base a algo tan discutible como si en el pasado hubieran votado Estatutos, generalización de Autonomías sin ningún requisito previo (se valoraba «lo diferencial», en vez de lo común, sabiendo que lo diferente no existía o se inventaba sobre la marcha) y, posiblemente lo peor, dejando abierta la cesión de competencias estatales a las Comunidades (artículo 150,2) que es lo que en realidad ha servido para el «toma y daca» actual, con el auténtico adelgazamiento del Estado. Naturalmente, acabar con esto supone la redacción de un nuevo texto constitucional (algo previsto en el artículo 168) y muy posiblemente hasta el diseño de una democracia bien distinta a la actual partitocracia sin límites que es lo que, se diga o no, ahora tenemos.
En el terreno económico esto llega a lo escandaloso. Mantenimiento de diecisiete «Parlamentos regionales», miles de sueldos de diputados regionales, Gobiernos regionales cuajados de consejeros, viceconsejeros, directores generales, secretarios técnicos, asesores a cientos y nombrados a dedo, Defensores regiones de esto o aquello, empleados en grupos parlamentarios, coches oficiales, escoltas, locales, etcétera. Sin olvidar las creaciones de «Embajadas» de algunas Comunidades en el extranjero o representaciones en Madrid, subvenciones sin control y a quien convenga, sueldos en el Senado para traducir intervenciones caprichosas cuando existe un idioma oficial común que todos conocen. ¿Podemos seguir costeando este auténtico derroche? ¿Es que no existen otras formas más sencillas y económicas para canalizar las indudables variedades que dan riqueza a la Patria común pero que no la lleven a la ruina? Y todo esto, ¿a cambio de qué? Reitero: no podemos seguir con este auténtico derroche, casi siempre manchado de caciquismo partidista. Y por aquí, justamente por aquí y no por los maestros de escuela, es por donde hay que comenzar a la hora de hablar de ahorro. Aunque, claro está, se acabe con quienes precisamente viven a costa de las Autonomías.

Y si ésta es la consecuencia en el terreno económico, de igual o superior importancia es la que se encuadra en el terreno ideológico o político. A medida en que se impulsaba y premiaba lo diferente, a medida en que renacía lo que hace años me atreví a llamar «regionalismo visceral» y, por supuesto, a medida igualmente en que ninguna autonomía consentía tener menos que la vecina y con ello se jugaba electoralmente, como consecuencia de todo ello ha ido disminuyendo por doquier el sentimiento de un prioritario y hasta orgulloso talante de pertenencia a un todo común llamado Patria. ¡Qué olvido actual de aquel deber de amarla que establecía nada menos que la primera de nuestras Constituciones, la gaditana de 1812! Lo que se ha derivado de este aquelarre autonómico es la valoración de lo cercano, de lo que cada Comunidad establece como vivencia próxima. Y así es fácil oír que uno es catalán, vasco, andaluz o gallego y después, y no siempre, se añade «y español». Y decimos que no siempre.

En tristes ocasiones España importa poco o nada y el deporte más practicado es la quema de su bandera o el desprecio a cuanto de español o «nacional» exista. Y sin que nadie impida que así ocurra. Creo que no hace falta los ejemplos. Me limito a concluir con la más despreciable condena de cuantos son claramente culpables de que hasta aquí hayamos llegado «gracias» a un modelo de Estado que debe tener fin inmediato. Y como nadie parece dispuesto a seguir este consejo, vuelve la imagen del particularismo que Ortega denunciara hace muchas décadas en su «España invertebrada»: la parte se considera un todo y España era, en palabras del maestro, una serie de compartimentos estancos. Decididamente, seguimos repitiendo la historia. Y casi siempre, al repetirla, la empeoramos.

MANUEL RAMÍREZ, Catedrático de Derecho Político


ABC - Opinión

La penetración cubana en el exterior. ¡Patria o muerte! Pero ¿mi patria o la tuya?. Por Maye Primera

La colaboración de Cuba con Venezuela se ha extendido desde la sanidad a la formación militar y el espionaje

"Así como es importante estar preparado para defender la patria militarmente, también tenemos que estar listos para defenderla políticamente de la invasión del enemigo". La maestra habla en plural. Dice "patria", "tenemos", aunque en rigor su patria es Cuba y la de los alumnos que forma como portavoces de los consejos comunales, la organización popular creada por Hugo Chávez, es Venezuela. Nadie alza la mano para preguntarle: "Compañera, ¿defender mi patria o la suya?". Se sobrentiende que los gobiernos de La Habana y Caracas son en la práctica uno solo y que la "patria" es solo una.

En esta "nación", surgida del vínculo político que mantienen Chávez y Fidel Castro, cada uno aporta lo mejor que tiene. Venezuela pone el petróleo, con envíos diarios de 100.000 barriles de crudo a La Habana. Y como forma de pago, Cuba entrena a los venezolanos en lo que más sabe: educación, medicina, deporte.


Gracias a este intercambio, Venezuela es para Cuba el sostén económico que era la Unión Soviética en tiempos de la guerra fría. Esta simbiosis es rechazada por el 75% de la población venezolana, según las encuestas, y ha despertado también la cólera en los cuarteles ahora que se ha hecho público cómo esta colaboración se ha extendido a las áreas de inteligencia militar y control social.

Ya desde 1999, cuando fue oficial la ascensión de Chávez al poder, la inteligencia cubana comenzó a rondar a sus pares de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención de Venezuela (Disip), rebautizada ahora como Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). "En esa época comenzaron a llegar cubanos ofreciendo asesoría, pero el director de la Disip de entonces no permitió su entrada. En 2003 sí lograron su objetivo, e hicieron que cambiara toda la concepción de inteligencia y contrainteligencia que hasta el momento se venía manejando", cuenta un ex oficial que participó junto a Chávez en el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez y que, en 1999, formaba parte de la Disip.

Es a lo que se refería el general Antonio Rivero, ex director de Protección Civil, cuando el 21 de abril de 2010 denunció la presencia de militares cubanos en los servicios de inteligencia y en el mismo centro de la Fuerza Armada Nacional. El general se abstiene de revelar nombres, pero señala que hay un equipo de militares cubanos que se encarga de impartir entrenamiento a los oficiales venezolanos en inteligencia militar, en custodia de armamento y hasta en construcción de fortificaciones militares.

"Es un grupo de militares expertos, de diferentes rangos. Tengo conocimiento de que hay un general. Todos van de civil, los he visto y no usan identificación. Los cubanos se cuidan para que mañana no se pueda probar que estuvieron aquí. Un general venezolano, delante de mí y de otras 40 personas más, presentó a un coronel cubano. Dijo que él iba a impartir instrucciones y señaló la confidencialidad de esa información. Luego este coronel se convirtió en un supervisor de las instrucciones que los cubanos imparten dentro de su asesoría", indica Rivero. Otro oficial activo de la Fuerza Armada ha confirmado que los cubanos les ayudan en la construcción de "túneles": fuertes militares subterráneos.

También las ideas del comandante de la revolución cubana, Ramiro Valdés, llegaron a Caracas mucho antes de que él lo hiciera, el martes 2 de febrero de 2010, con la excusa de brindar asesoría para resolver la crisis eléctrica que atraviesa Venezuela. Al menos desde 2003, las empresas, los técnicos y los oficiales cubanos que están al mando del comandante y ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba trabajan en los sistemas de seguridad, identificación y notarías del país.

En 2003, la empresa cubana Copextel, que presidía Ramiro Valdés desde 1980, puso en marcha la red inalámbrica nacional para servicios de voz, datos y vídeo del Centro Nacional de Tecnologías de la Información de Venezuela (CNTI) e instaló todo el sistema del canal estatal ViVe TV, que salió al aire en noviembre del mismo año. Ambos proyectos son enumerados en la página web de Copextel como parte de sus logros, junto al "suministro e instalación de 10.000 receptores satelitales a cooperantes cubanos en Venezuela".

A partir de 2005, la compañía Albet Ingeniería y Sistemas S.A. -vertiente comercial de la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana- comenzó a encargarse de los negocios tecnológicos con Venezuela. Como ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba, Ramiro Valdés ha firmado los contratos que le han otorgado a Albet la responsabilidad de operar el Servicio Autónomo de Identificación, Migración y Extranjería de Venezuela (Saime), que, según el sitio web de Albet, "posibilitó revolucionar la emisión de cédulas y pasaportes, migración en aeropuertos, puertos, puntos fronterizos y de control de extranjeros que radican en el país", y la plataforma del Servicio Autónomo de Registros y Notarías, "que controla, en todo el país, cada una de las operaciones contables realizadas en las oficinas registrales", sostiene Albet.

Luego la tecnología cubana comenzó a permear la industria petrolera venezolana. En diciembre de 2008, el ministro del Poder Popular para la Energía y Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa), Rafael Ramírez, y el titular de la Informática y las Comunicaciones de Cuba, Ramiro Valdés, suscribieron un acuerdo para fundar la empresa socialista Guardián del Alba, sociedad anónima. Esta se encargaría de "fabricar soluciones tecnológicas integrales, en las áreas de automatización, informática y telecomunicaciones, para alcanzar la plena soberanía tecnológica". Según el diario cubano Granma, su creación "surgió como respuesta al paro petrolero [que tuvo efectos en Venezuela desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003], cuando los sistemas de control de Pdvsa fueron saboteados". El 51% de las acciones de Guardián del Alba pertenece a Pdvsa, y el 49% restante a la compañía Albet.

A pesar de toda esta trayectoria, el nombre de Ramiro Valdés no fue invocado en voz alta en Venezuela hasta febrero de 2010, cuando el presidente Hugo Chávez anunció que estaba en el país, junto a otro equipo cubano, para aportar soluciones a la crisis eléctrica que vive el país desde 2009. "Está con nosotros, al frente de esa comisión, uno de los héroes de la revolución cubana, el comandante Ramiro Valdés'', dijo entonces el comandante-presidente, y la oposición venezolana estalló en una dura crítica contra la injerencia cubana. Algunos sostuvieron, sin embargo, que el presidente Raúl Castro enviaba a Valdés en misión abierta Caracas con el único fin de verle fracasar y sacarlo del camino. Pero de cualquier modo, para la fecha ya había transcurrido mucho tiempo desde que Valdés y compatriotas comenzaron a manejar los hilos de la fibra óptica y el poder de la información que circula en Venezuela.


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