martes, 14 de septiembre de 2010

Sindicatos retrógrados. Por Valentí Puig

La imaginación empresarial dará a las pymes un dinamismo específico en la creación de empleo.

NADIE mejor que el pequeño empresario sabe lo que cuesta reconstruir el tejido económico después de una gran crisis, aunque solo fuera porque en España el 99 por ciento de las empresas son pymes que representan un 75 por ciento del empleo y dos tercios del valor añadido. Concretamente en España, es una red de redes con una capacidad productiva que acabará por renovar la economía al irse saliendo de una recesión en la que le han sido cegadas nada menos que las fuentes del crédito. Todo lo contrario de un sindicalismo obtuso y arcaico, incapaz de ver más allá de la supervivencia a corto plazo de sus intereses corporativos. La supresión de dos tercios de los «liberados» sindicales que operan en la administración autonómica madrileña: esa será la batalla de Madrid y no el enfrentamiento insustancial y politiquero entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez.

El reciente informe de La Caixa sobre las pymes subraya que el formato pyme no solo es el más idóneo en determinados sectores y circunstancias, sino que, además, aporta dinamismo y flexibilidad, sobre todo en tiempos de crisis. Claro, al despuntar el sol después de una recesión, el paisaje con menos obstáculos regulatorios será el más fructífero, el más competitivo. En esos momentos, la iniciativa creativa y la imaginación empresarial darán a las pymes un dinamismo específico en la creación de empleo después de una fase aciaga de destrucción de puestos de trabajo.

El choque ha sido angustioso para cientos de miles de familias, que sostenían alguna pequeña empresa que a duras penas ha podido mantener un puñado de puestos de trabajo, si no es que ha cesado en su actividad. Ese es el panorama de una mortandad económica de la que una sociedad no se rehace en dos días. No pocos jóvenes añoran aquellos días en los que podían quejarse de ser mileuristas, y la familia española bracea a contracorriente para mantener sus vínculos de cohesión, el poder extraordinario de proteger a los suyos. Aumenta inevitablemente el descrédito de la política a corto plazo. No se puede hacer política banal con las cosas de comer.

Pero, por fin, esas pymes —dice el informe de La Caixa— están logrando superar los obstáculos que las alejaban de la internacionalización, que las «enclaustraban». Es el portento de las nuevas tecnologías, el potencial de las telecomunicaciones. Cambian los sistemas de ventas y de distribución. Adquirimos la gorra de béisbol, los libros y los anoraks por internet. Por contraste, el sindicalismo es proteccionista, aunque lleve camisetas «made in Taiwan».

En el mundo, un 90 por ciento de empresas son pymes que emplean un 60 por ciento de trabajadores y generan un 50 por ciento de servicios. Olvidemos la viñeta del pequeño empresario refunfuñándole al contable y sus obreros con guardapolvo. Las diferencias en el acceso a la innovación entre la grande y la pequeña empresa se están reduciendo de modo fascinante. Es otra de las virtudes evolutivas de un sistema de empresa capitalista que los sindicatos todavía vituperan. La pequeña empresa busca nichos de mercado y a los sindicatos se les descuelga la gente convocada a la huelga. Es otra diferencia.


ABC - Opinión

Houdini en el paro. Por Hermann Tertsch

Creerán que parado significa un trabajador que tiene la desgracia de no tener trabajo. Pues nos dice el presidente que no.

NUESTRO bienamado presidente Zapatero es un mago de las palabras. Siempre ha dicho que las palabras han de estar al servicio de la política. Y si ha sido fiel a algo este hombre tan cambiante es a esta máxima. Por eso una palabra significa en cada momento lo que a su política conviene. Ustedes probablemente creerán que la palabra «parado» significa lo de siempre, es decir, un trabajador que tiene la desgracia de no tener trabajo. Bueno, pues nos dice el presidente que no. Que ya no. Que quienes seguimos creyendo eso somos unos antiguos. Y que deberíamos aprender de él que con dedicación y esfuerzo aprovecha esta crisis para modernizar su entendimiento de las cosas. Zapatero nos dijo ayer textualmente que «debemos tener una visión distinta de lo que es desempleo y empleo». ¡Ajá!, dirán ustedes, quizás algo faltos de entendederas porque no siguen de cerca como debieran la evolución de la vista y el intelecto de nuestro líder. Él, consciente de que no todos nosotros —casi ninguno— tenemos su pensamiento grácil y agudo, pensó que nos tenía que dar al menos un par de pistas. Entonces habló: «Tenemos que pasar de proteger a los desempleados a proteger a quienes estén en formación. Y tener claro», dijo, «que una persona cuando se está formando está trabajando, está trabajando para su país». Y lo vimos claro. Porque Zarathustra no es tonto. Es así: Se recortan las prestaciones a los parados. Se condicionan las prestaciones al ingreso en cursos de formación. Los parados van al curso. Una vez allí, y como «están trabajando para su país», ya no son parados. Ya ven que fácil. Adiós para siempre al paro ese, que al parecer tanto molesta y deprime a la gente. Es un auténtico virguerías nuestro jefe, reconocerán. Ante todo para las estadísticas, su nueva idea creativa es un auténtico chollo. Si hasta ahora a las engorrosas y traidoras estadísticas se les hacía un maquillaje, ahora se les hará un traje, cuando no un alicatado. Todo parado que comience un curso para seguir cobrando el paro, desaparecerá como el mago Houdini. Nada por aquí, nada por allá.

Tenía Zapatero que llevar algo brillante ayer a Oslo porque ante gente tan principal hay que presumir. Y en esta Cumbre sobre crecimiento y empleo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Zapatero era ayer algo así como la estrella invitada. Por algo gobierna el país europeo que más desempleados tiene. También comparecía como campeón imbatible en la categoría de «puenting» o caída libre en la Lista de Competitividad Internacional. En tan sólo un año ha logrado bajar a España en nueve puestos hasta el número 42, junto a Barbados. Desde que llegó el poder caímos 19 puestos. ¿Pasa algo? ¿Que más nos dará que anuncie recortes de pensiones y aumento de la edad de jubilación? Si la cosa es presumir. Nosotros de líder y él de intelectual prestidigitador. Lo dicho, Zapatero fue ayer el hombre del día en Oslo.

ABC - Opinión

Primarias. Simulacro con Trini y Tomás. Por Cristina Losada

Cuando el criterio que rige de forma exclusiva la elección de candidatos es su tirón en las encuestas, sobra la arcaica estructura que todavía se mantiene en pie. Y, bien mirado, no estamos tan lejos de ese modelo.

La pugna de Gómez y Jiménez por la candidatura socialista a la Comunidad de Madrid es un cúmulo de paradojas. La rivalidad entre los dos aspirantes es intensa, pero no hay ningún debate político que la acompañe. A la pregunta sobre si divergen sus programas, si difieren sus proyectos, si hay, en fin, alguna cuestión de fondo en liza, la respuesta es negativa. La única razón que justifica la pelea se acaba de presentar, con descarnado laconismo telegráfico, en forma de sms: "Sólo Trini puede ganar Madrid". Y, como prueba incontestable, los datos de un sondeo. Tal es y será el argumento más contundente en favor de Jiménez y en detrimento de Gómez.

De llevar a sus últimas consecuencias la lógica de los fans de la ministra, un partido podía consistir en un pequeño aparato y un gabinete sociológico. Ni congresos ni primarias ni militantes, ¿para qué? Cuando el criterio que rige de forma exclusiva la elección de candidatos es su tirón en las encuestas, sobra la arcaica estructura que todavía se mantiene en pie. Y, bien mirado, no estamos tan lejos de ese modelo. Aunque el viejo formato sigue ahí, los partidos tienden a reducirse a una marca y a un icono –la imagen del líder– cuya selección y fabricación se someten a los dictados propios de la era audiovisual.


La realidad desmiente cada día que los partidos sean centros de discusión y elaboración política en los que participan sus miembros. Por no discutir, no se discute ni en esos órganos de dirección que se reúnen para escuchar al líder en el respetuoso silencio del temor reverencial. El grueso de sus integrantes, con prudencia instintiva, prefiere "no meterse en políticas" por lo que pueda pasar.

Las batallas se libran entre bastidores y la militancia sólo entra en escena para sellar al resultado: aclamar al vencedor y darle puerta al vencido. De ahí ese aroma retro, ese aire anacrónico, que rodea a Gómez y Jiménez cuando cortejan a las bases, convidadas de piedra a las que, de pronto, hay que devolver a la vida. No a la vida política, desde luego, sino a la vida del figurante. Así, todo el "discurso político" de Tomás es ofrecer a los militantes el protagonismo que no tienen y el de Trini, prometerles la victoria que no tendrán. Otro simulacro de democracia interna.


Libertad Digital - Opinión

El paro creativo. Por Ignacio Camacho

Magia potagia: donde había desempleados ahora hay «trabajadores en proceso de formación». Riqueza para el país

UN artista, eso es lo que es. Este presidente ha resultado un genio incomprendido, un prestidigitador de la política, un mago de la semántica. Un demiurgo que transforma la realidad con el simple trámite de relatarla de un modo diferente. El único gobernante del mundo capaz de disminuir el paro en varios cientos de miles de personas de un solo golpe por el elemental procedimiento de cambiarlos de nombre, esa virtud que los escolásticos reservaban a la Causa Primera. Nomina nuda tenemus. Magia potagia: donde había desempleados ahora hay «trabajadores en proceso de formación». Donde había un drama social ahora hay riqueza potencial para el país. Donde había una cifra de desempleo sonrojante ahora hay una prometedora bolsa de innovación y aprendizaje. Donde había millones de empleos destruidos ahora hay una masa crítica de transformación económica. Donde había una economía devastada ahora hay un «laboratorio» de políticas laborales. Donde había un problema ahora hay una solución. Cráneo privilegiado, que decía Valle.

Hay que tenerlos bien cuadrados para plantarse en una cumbre internacional sobre (des)empleo con la segunda mayor tasa de paro de Europa y sacar pecho sin inmutarse para blasonar de la cantidad de gente que tiene tiempo libre para completar su formación laboral. Con un par. Desde que Chaves denominó «parados con horizonte» a los despedidos de Delphi —que por cierto siguen dos años después formándosea cargo de los fondos asistenciales; se conoce que su horizonte estaba muy despejado— no se había visto un gesto semejante de osadía y arrojo. De todo se aprende. Y lo que Zapatero ha aprendido de la crisis es que «una persona cuando está formándose está trabajando para un país». Sic. Literal. Por tanto, es menester adoptar «una nueva mirada»: los parados lo que hacen, una vez apuntados a cursos formativos en los que a un albañil le enseñan informática y a una camarera punto de cruz, es incrementar el capital de innovación y generar plusvalías de futuro. Y de paso aliviar la estadística, pero eso sólo son efectillos colaterales de esa perspectiva visionaria.

Cómo no lo habíamos pensado antes. La crisis es una bendición. Si los parados están en realidad trabajando, las empresas cerradas vienen a redimensionar un mercado sobresaturado de oferta, los bancos que no dan crédito refuerzan su acumulación de capital y los consumidores que no gastan elevan la tasa de ahorro. Es cuestión de mirarlo con «una visión distinta» (de nuevo sic), una luz optimista, creativa, regeneradora. Vamos a tener el mayor ejército de desempleados cualificados de Europa. Brillantes, capacitados, preparados para cualquier cosa… salvo para encontrar un trabajo. No se puede alcanzar todo en la vida ni siquiera en el paraíso socialdemócrata.


ABC - Opinión

A trabajar, vaguetes. Por Alfonso Ussía

Esperanza Aguirre está a un paso de obligar a dos mil liberados sindicales a trabajar para quien les paga, que es la Comunidad de Madrid. Nos ahorraríamos los madrileños setenta millones de euros al año, que es lo que cuestan los sustitutos de los que cobran por no trabajar. La ciudadanía está harta de la holganza y vagancia de los sindicalistas liberados, y últimamente se les ha visto demasiado el plumero. Con el plumero escondido, pasaban desapercibidos. Pero lo han sacado y expuesto con desmedida arrogancia a ojos de la sufrida ciudadanía, y junto a la indignación, se ha destapado el desprecio.

En las grandes empresas, a los liberados sindicales se les dice de todo. A sus espaldas. No se les puede decir a la cara porque no van. Hace años, al menos, acudían a cobrar el día del pago. Ahora todo se hace por los bancos y hay liberados que no han pisado ni una sola vez el suelo de sus empresas. En la Comunidad de Madrid hay más liberados sindicales que gorriones, y hay que enseñarles el camino de sus puestos de trabajo. Curiosa la mínima diferencia entre las voces «gorrión» y «gorrón», casualidad que dejo en manos de los expertos para que sea analizada adecuadamente.


El ambiente no está para bromas ni abusos. O cambian las estructuras de los sindicatos, o los sindicatos pueden estar viviendo sus últimos años de incompetencia y holgazanería. Al genial Enrique García Álvarez, el autor teatral más vago del siglo XX, le habría hecho feliz ser liberado sindical, aunque su sentido de la libertad y la independencia le hubiera apartado de ese camino. «Confieso con harto afán / y sentimiento profundo,/ que soy el más holgazán/ que Dios ha puesto en el mundo». Que se apliquen el epigrama.

No se trata de una discusión o diferencia entre las llamadas derechas e izquierdas. En el mundo laboral, y en la izquierda trabajadora, la distancia que se ha establecido entre los que dan el callo y los que se tocan el bolo es de muy difícil reparación. Ahí no hay ideología ni militancia, sino sentido común y agravio comparativo. No creo que a los trabajadores de Sanidad y Educación de la Comunidad de Madrid les parezca desproporcionada la pretensión de Esperanza Aguirre. Que trabajen los liberados que superan el cupo de vagos admitidos y ahorren a los madrileños setenta millones de euros. Si Esperanza Aguirre culmina su valiente y lógico propósito nuestros sindicatos ya pueden ponerse las pilas, porque la valentía, tan escasa, cuando se produce resulta contagiosa, y muchas administraciones y empresas seguirán su camino. Y al referirme a «nuestros» sindicatos, no lo hago con intención de afecto y cercanía, sino de propiedad. Son nuestros sindicatos porque mantienen sus gigantescas e inútiles estructuras gracias a los impuestos que pagamos los españoles.

La mediocridad y la vagancia no van a sacarnos de la crisis económica. Se dice ahora que el Gobierno tiene pensado aumentar los impuestos alcanzando el 45% del IRPF. A eso se le llama cometer un legal robo a mano armada. Seamos todos los atracados. Y los liberados, que trabajen. Si es que se acuerdan de ello.


La Razón - Opinión

Reforma. El pensionazo. Por José García Domínguez

Ante semejante democratización del narcisismo, no hay pirámide demográfica que pague a escote la pensión del prójimo, ni aquí, ni en la China.

La evidencia empírica, ese invitado siempre incómodo que rehúyen los escolásticos de todas las iglesias, lo acredita: en materia de jubilación únicamente existen dos sistemas insostenibles, el de reparto y el de capitalización. Realidades contrastadas que añaden un plus de inquietud ante ese súbito propósito reformador que acaba de revelar Zapatero. Aunque sólo fuera porque todavía no se ha ingeniado ningún otro. Así, nadie ignora que, de un tiempo a esta parte, el de reparto viene llamado a la quiebra cierta.

Y es que la primera cohorte generacional de la historia de Occidente que se negó a crecer, la tan glorificada de los Peter Pan que ansiaron vivir de los padres hasta que pudiesen vivir de los hijos, se olvidó de engendrarlos. Y ante semejante democratización del narcisismo, no hay pirámide demográfica que pague a escote la pensión del prójimo, ni aquí, ni en la China. En cuanto al otro, el de capitalización, ya oigo a esos jóvenes lectores que, algo inquietos con la deriva que va tomando el párrafo, me gritan: "¡Piñera, Piñera!". No me quedará más remedio, pues, que replicarles: ¡Barea, Barea! Porque, como bien saben los advertidos, el profesor Barea, ciudadano que algo parece entender de finanzas públicas, ha demostrado con números –no con saliva– que el célebre modelo chileno resultaría de imposible aplicación en España.


Y ello por la muy prosaica razón de que, al clausurarse el régimen público, éste se quedaría sin ningún ingreso pero mantendría las obligaciones en curso, amén de cargar con las futuras ya contraídas. Un pozo financiero sin fondo que el Estado se vería forzado a drenar durante décadas y décadas. Eso, en el mejor de los casos. En el peor, procedería descontar que el presidente solidario de turno no se resistiese a emular el afamado tocomocho de los Kirchner en Argentina. O sea, a clonar la variante porteña del timo de la estampita, hipotecando la vejez de los futuros pensionistas con basura de ingesta preceptiva. Léase, montañas de deuda pública incolocable en el mercado, colándose a la fuerza en las carteras de los fondos "privados" de pensiones. De Guatemala a guatepeor. Un gran momento escénico, en fin, para que los sindicatos y su pudorosa pareja de baile, la derecha política, sigan del bracete clamando contra la reforma de las pensiones.

Libertad Digital - Opinión

Petraeus sí cree

Los soldados y guardias civiles destinados en Afganistán están demostrando que nuestras Fuerzas Armadas vuelven a estar entre las más poderosas y flexibles del mundo.

AUNQUE la misión que desempeñan los militares españoles en Afganistán pueda estar más o menos delimitada por las instrucciones políticas del Gobierno, este condicionamiento no puede poner en cuestión su preparación y profesionalidad. Desde que participan en misiones internacionales en el marco de la OTAN, los soldados y guardias civiles destacados en Afganistán están llevando a cabo su tarea más compleja en mucho tiempo y, de algún modo, están demostrando que nuestras Fuerzas Armadas vuelven a estar entre las más poderosas y flexibles del mundo, como han reconocido nuestros aliados norteamericanos. La carta del general Petraeus alabando su modo de actuación en la zona donde ejercen su responsabilidad lo reafirma claramente.

La guerra en aquel escenario remoto es también especialmente compleja, y probablemente deje una herencia imborrable entre las filas de los militares españoles. Hasta ahora se ha demostrado que no será fácil llevar a cabo el objetivo de dejar un Afganistán estable, en el que los extremistas islámicos no puedan volver a tener su guarida para hostigar a Occidente. Los soldados españoles que están en la primera línea y que han compartido con ABC su tarea son los primeros en darse cuenta de que es necesario actuar con la mirada puesta en el respeto a la población, cuya estabilidad han venido a garantizar, pero con mano dura contra unos terroristas que van a hacer todo lo posible por destruirla. El secretario general de la OTAN decía en estas mismas páginas que la Alianza no se retirará hasta que no haya cumplido su misión. Entonces podremos sentirnos orgullosos de que los militares españoles han contribuido eficazmente a la consecución de esa victoria.


ABC - Editorial

Diga lo que diga Blanco, empieza la estampida en las filas del PSOE. Por Federico Quevedo

Y por otra parte es lógico. Las encuestas dicen que el PP está a diez puntos del PSOE y que si hoy se celebraran elecciones, estaría al borde de la mayoría absoluta. No es sorprendente. Cuando un líder político gobierna desde el sectarismo, la mentira, la inoperancia y la decadencia, lo normal es que todo el mundo tome las de Villadiego. El PSOE pierde casi tres millones de votos en la calle. De esos, muchos se van a quedar en su casa, pero otros cuantos van a ir a depositar la papeleta del PP en cuanta llamada a las urnas haya de aquí a las generales, incluidas estas, por supuesto.

A partir de ahora se va a votar en clave nacional, y por eso la estampida no se produce solo en el electorado, sino que también en las filas de la militancia y de buena parte de los dirigentes localistas empieza a resquebrajarse la famosa unidad y disciplina de la izquierda. Ayer fue Carmen Alborch la que puso pies en polvorosa, pero vendrán otros. Nadie quiere recibir en su trasero la patada que el electorado le va a dar a Rodríguez en mayo si el presidente no adelanta las elecciones antes de esa fecha. Nadie, ni candidatos a las alcaldías, ni barones regionales, algunos de los cuales como Barreda, conspiran día sí y día también para conseguir que el presidente adelante los comicios.


En Ferraz están de los nervios. Una derrota de Trini en las primarias de Madrid, como ya les dije hace unos días, pondría a Rodríguez contra las cuerdas, y por eso están haciendo todo lo legal e ilegalmente posible por manipular el resultado… Como, en definitiva, se trata de una cuestión interna del PSOE, nadie va a acudir a los tribunales a denunciar el comportamiento autárquico y totalitario de la Dirección socialista, pero el caso es que está demostrando abiertamente el desprecio que ese partido siente por la democracia y por los sistemas de elección abierta. Hasta el punto de utilizar mecanismos que habitualmente se ponen en marcha contra el PP, pero esta vez para evitar la victoria de Tomás Gómez.

No me refiero a los sms enviados desde Ferraz este fin de semana, que por supuesto –la ya famosa estrategia del ¡pásalo!-, sino también a que al líder de los socialistas madrileños le están investigando hasta los calzoncillos para ver qué pueden utilizar contra él. Y medios para hacerlo tienen, y en manos del mismo que le amenazó recientemente y que no ha dudado en poner las cloacas del Estado al servicio del poder para intentar eliminar al PP. No sería la primera vez: seguro que Josep Borrell o Joan Ignasi Pla tienen muchas cosas que contarle. Estos chicos, cuando se trata de dirimir cuestiones internas, sacan enseguida los machetes. Muy democrático todo.

Que el edificio levantado por Rodríguez se resquebraja, es un hecho; que su autoridad se cuestiona, una evidencia. Por eso Blanco y Rubalcaba se han puesto manos a la obra para trabajar sobre el post-zapaterismo. Ayer, Blanco daba una noticia importante: nadie en el PSOE quiere recoger los escombros que deja Rodríguez, y va a tener que ser él quien se enfrente a la debacle en las próximas elecciones. Fíjense que en las palabras de Blanco no hay una constatación de la preferencia del líder, sino una advertencia al mismo: que no piense en dejarlo, porque el partido le va a pedir, le va a exigir, que se presente, aun sabiendo que va a perder. Así se las gastan en la izquierda, con ese espíritu cuasi espartano que obliga a un hombre a afrontar la muerte por decisión de la colectividad, en este caso de la colectividad socialista.

Pero, mientras tanto, el resto se embarca en una huida casi a la desesperada, intentando agarrarse a los pocos maderos de salvación que flotan sobre las aguas mientras el barco naufraga irremediablemente y se lleva con él las expectativas de voto de muchos dirigentes socialistas. Rodríguez es un cáncer que se extiende imparable por todo el cuerpo electoral de su partido, y días como el de ayer con frase tan desafortunadas como las que dijo en Oslo sobre los parados, además de demostrar que necesita acudir a un especialista, contribuyen a aumentar la desafección. Seguro que después de afirmar que los parados en formación trabajan por el bien del país la distancia del PP ha aumentado un par de puntos más.


El Confidencial - Opinión

Y ahora, las pensiones

El presidente del Gobierno desveló ayer oficialmente en Oslo que entre sus planes inmediatos figura el envío al Congreso de la reforma del sistema público de pensiones. Antes de que termine el año, empezará el trámite parlamentario y el contenido de la propuesta se basará en el informe elaborado por la Comisión del Pacto de Toledo, instancia en la que están representadas las principales fuerzas políticas. Aunque Zapatero no quiso ser más explícito en su comparecencia, tras participar en el Foro del FMI y la OIT sobre crecimiento y empleo, sí aseveró que «si un gobernante sabe, con los datos de que dispone, que dentro de diez o quince años nuestro sistema de pensiones, que es la columna de la cohesión social, puede tener problemas, hay que actuar. Y vamos a actuar». Todo apunta, por tanto, a que siguiendo las recomendaciones de los organismos internacionales, el Gobierno propondrá un retraso de dos años de la edad de jubilación, que pasará de 65 a 67 años a partir de 2020-2025. Al mismo tiempo, el cálculo de la prestación se hará no sólo con los últimos quince años de vida laboral, sino que se ampliará a veinte o más. En suma, los españoles se jubilarán más tarde y cobrarán menos pensión. No es, desde luego, una reforma popular ni estimulante, pero sí necesaria. Las estimaciones demográficas, que prevén una progresiva disminución de los cotizantes y un envejecimiento mayor de la población, aconsejan introducir medidas correctoras con antelación so pena de que el sistema quiebre y se colapse uno de los pilares básicos del Estado de bienestar. Además, si se tiene en cuenta que los tiempos de bonanza para la caja de la Seguridad Social tardarán bastantes años en volver y que el altísimo paro causa una incesante hemorragia a todo el sistema, sería temerario oponerse a una reforma que haga viables las pensiones del futuro. Es comprensible que disguste a los sindicatos y que suscite fuertes protestas, como se vio la semana pasada en Francia. Incluso es pertinente que se abra un debate sobre las alternativas razonables que pudieran existir a las medidas rigoristas, como por ejemplo dando paso a fórmulas de capitalización a medida, mayores incentivos a los planes privados y unos programas a la carta que aliviaran la carga sobre el sistema público y, al mismo tiempo, favorecieran las expectativas del futuro jubilado. En este sentido, sería conveniente impulsar de manera efectiva el aplazamiento voluntario del retiro mediante estímulos salariales, y al mismo tiempo penalizar las prejubilaciones sin causas suficientemente justificadas. En una sociedad y un mercado laboral tan versátiles es posible darle alternativas al cotizante para que elija entre una gama de opciones. Al igual que en la legislación laboral, también aquí es posible y deseable una mayor flexibilidad que redunde en beneficio de las partes. En todo caso, es muy necesaria la reforma anunciada por Zapatero, que, unida a la del sistema financiero y a la del mercado de trabajo, otorga a España un marco regulatorio fiable y tranquilizador para el inversor extranjero. Lo que no es poca cosa para un país con 4,5 millones de parados y que todavía sigue en recesión, según afirmó ayer la Comisión Europea.

La Razón - Editorial

Zapatero, teórico del desempleo

El desempleado que recibe cursos de formación no está trabajando para su país, y decir lo contrario resulta ofensivo para miles de parados.

EL presidente del Gobierno se despachó ayer en Oslo con un análisis chocante sobre el desempleo y la formación de los desempleados. Según Zapatero, el desempleado que está formándose «está trabajando para un país». La frase es inverosímil en boca del jefe de un Gobierno que tiene sobre sus espaldas la tasa de paro más alta de la Unión Europea, el 20,3 por ciento de su población activa. No es de recibo un análisis de estas hechuras ante un foro internacional —una conferencia sobre crecimiento y empleo organizada por el FMI y la OIT—, salvo que responda al empeño incansable de Zapatero por desvincularse de la realidad de España y dedicarse a la exportación de la imagen de un país que no existe, esfuerzo vano porque la situación de España no se puede ocultar a los organismos internacionales, que conocen bien la gravedad de nuestra crisis y, en particular, de nuestro mercado de trabajo. La prueba de que es así la tuvo ayer Zapatero, porque su visión optimista de las bondades de la formación de los parados coincidió con la previsión de Bruselas, que anuncia que la economía española se contraerá en el tercer trimestre de esta año una décima, en contra de lo que pronostica el Gobierno.

Con estas valoraciones sobre el desempleo en España, Zapatero siembra aún más dudas sobre la capacidad de su Ejecutivo para tomar las medidas adecuadas frente a la crisis. El desempleado que recibe cursos de formación no está trabajando para su país, y decir lo contrario resulta ofensivo para los miles de parados que con gusto cambiarían esos cursos por un empleo. Otra cosa es que el Estado tenga la obligación de ofrecer posibilidades de reciclaje y adaptación a los parados —y que la formación sea una excusa para reducir las listas del paro—, pero la eficacia de esta política de formación está muy limitada por la estructura del desempleo, con muchos jóvenes ya formados y parados demasiado mayores; y también por la falta de alternativas de la economía española para recolocar parados.

En su día, el Gobierno prometió una ley llamada de «economía sostenible» para, entre otras cosas, modernizar el empleo en España. A día de hoy, esa ley es un simple proyecto en fase de enmiendas. Esta incoherencia del Gobierno ante la situación de España, que lleva a su presidente a defender la formación del parado para un mercado de trabajo que se mantiene anclado en el ladrillo, el turismo y el automóvil, explica también por qué estamos como estamos.


ABC - Opinión