sábado, 20 de noviembre de 2010

Las pornocatalanas. Por Edurne Uriarte

Sexismo y vulgaridad, amén de rijosidad, están equitativamente repartidos entre izquierda y derecha. Cosa obvia para todos menos para la propia izquierda que lleva años denunciando, muchas veces con razón, el sexismo de la publicidad o de los medios, o al periodista obsesionado con las jovencitas y apenas ha abierto la boca para protestar por uno de los vídeos electorales más sexistas, vulgares y rijosos que hemos visto jamás. Y no se trata de los gustos sexuales de un individuo sino del mensaje oficial de un partido, del PSC, sobre las mujeres. Convertidas en espectáculos porno para vender copas en bares de mala muerte o votos socialistas en colegios electorales, que es, al parecer, lo mismo para las Juventudes Socialistas.

Lo que no parece tan claro, y debería estarlo, es que en esto de la vulgaridad, de la rijosidad y del sexismo, hay mujeres que contribuyen con más entusiasmo que algunos hombres. Y no lo digo sólo por las chicas de las Juventudes Socialistas a las que supongo co-responsables del vídeo. O por Bibiana Aído a la que ahora parece muy divertido que su partido utilice el sexo de mujeres para vender votos, «es publicidad engañosa», ha reído. Lo digo por el otro vídeo baboso de la campaña, el de Montserrat Nebrera. Después de esa sesión de jadeos, sólo le falta ofrecer una noche de sexo a quienes la voten, en la línea de tantas actrices de tres al cuarto, strippers y cicciolinas varias que surgen en todas las campañas electorales para engordar sus negocios particulares.

En el colmo de la desfachatez, remata su show contándonos que «no todo vale» en política, que jadeos, sí, pero desnudos integrales, no. Que ella es muy decente y muy honrada, no como los demás partidos. Y por salir en televisión, no mata, pero jadea. Y luego dice el feminismo que las mujeres hacen otro tipo de política. ¿La pornopolítica, tal vez?


ABC - Opinión

Elecciones. El follódromo catalán. Por Pablo Molina

Ya que la campaña electoral catalana se ha convertido en un certamen de puticlubs, parece más sensato confiar en los profesionales del ramo como Doña Carmen que hacerlo en unos advenedizos que ni siquiera saben fingir un orgasmo.

El cosmopolitismo de Cataluña es ya tan avanzado que ha acabado alcanzando a las democracias sudamericanas con vuelta perdida. Los nacionalistas han cerrado así el círculo de la exquisitez programática situando el nivel de su campaña electoral a la altura de, pongamos, Brasil, país en que uno de los candidatos, "El payaso Titirica", en un arrebato de sinceridad se presentó a diputado con el lema "Vote a Titirica; peor que está no lo va a estar". Por supuesto arrasó en las elecciones convirtiéndose en el candidato más votado de todo el país, con más de un millón trescientos mil votos en su circunscripción de Sao Paulo.

No es previsible que Carmen de Mairena acabe imponiéndose por una ventaja similar a orgasmotrón Montilla, a Alicia Croft o a la versión descocada del Opus representada por la candidata Nebrera y su toalla, porque la mayoría de los catalanes no suele votar y, de los que lo hacen, la décima parte tiene la intención de depositar en la urna una papeleta en blanco como símbolo del grado de representatividad de la casta política catalana en su conjunto.


Y es una pena porque el CORI no es mucho más friki que el resto de los partidos que se disputarán el poder el próximo día veintiocho. Además, la formación de Mairena ha concretado sus propuestas de forma muy explícita en un gesto de respeto hacia la inteligencia de sus votantes que se echa de menos en las otras formaciones. El ingenioso sistema de ventiladores para eliminar la niebla de Lérida y los "cosmopuertos" para recibir a los extraterrestres rivalizan en originalidad con la construcción de follódromos callejeros, tal vez menos glamurosos pero bastante más útiles especialmente en temporada invernal. Las juventudes provectas del PP catalán deben estar tirándose de los pelos por no habérseles ocurrido a ellas la idea, pero esa es la diferencia entre un especialista y un grupo de aficionados.

Ya que la campaña electoral catalana se ha convertido en un certamen de puticlubs, parece más sensato confiar en los profesionales del ramo como Doña Carmen que hacerlo en unos advenedizos que ni siquiera saben fingir un orgasmo, habilidad en que la asesora del friki Laporta es, en cambio, toda una catedrática.

Las elecciones tendrán un resultado lamentable y una escasísima participación popular, pero los representantes del noble pueblo catalán van a darnos una campaña extraordinaria, en la que se han propuesto recuperar el estilo españolísimo de las comedias de los sesenta. Sólo falta un vídeo de Arturo Mas en calzoncillos y camiseta de tirantes corriendo detrás de unas suecas.


Libertad Digital - Opinión

La OTAN en el diván. Por Hermann Tertsch

La cumbre de la OTAN en Lisboa va a obligar a los líderes de la Alianza a dedicarse durante dos días a una cuestión que muchos tienen postergada en su agenda. Agobiados todos por las cuitas financieras y económicas globales y las políticas y sociales internas, los problemas de la seguridad y la defensa se les antojan exentos de la urgencia de otros. Y lo cierto es que en el seno de la OTAN han surgido fisuras y fallas en la coordinación de estructuras, medios y fines.

No son un problema muy grave las diferencias de Francia y Alemania sobre la disuasión nuclear. Lógico es que Alemania proponga una mayor desnuclearización en Europa al amparo de un futuro sistema antimisiles. Y que Francia insista en que nadie decidirá por ella el futuro de su armamento nuclear. Ambos tienen razón. La disuasión es imprescindible. Un agresor potencial ha de ver amenazada su supervivencia. Pero es insuficiente dados los nuevos países nucleares y la amenaza de su uso por terroristas imposibles de disuadir con amenazas de represalias.

De ahí la necesidad del escudo. Pero si la OTAN quiere presentar un nuevo concepto estratégico para la próxima década tendrá que ir algo más allá. Tiene más enemigos con armas nucleares que nunca. Pronto serán más. Y ninguno tan pragmático como sus rivales tradicionales, Rusia y China. Y debe enfrentarse al hecho de que puede no ganar e incluso perder una guerra en Afganistán. Una guerra que estuvo ganada. Las consecuencias serían dramáticas con una posible caída del Pakistán nuclear en manos del islamismo radical. Pero nadie habla de ganar sino de salir de allí. Al final el problema de la OTAN es el de sus miembros, los gobiernos y sociedades occidentales. De cultura de defensa, de voluntad y autoestima. Si todos cuestionan lo que defienden, difícil es saber hacerlo.


ABC - Opinión

Sahara Occidental. España sí es responsable. Por Carlos Ruiz Miguel

España es la potencia administradora del Sahara Occidental. España es responsable. Y precisamente por eso, España debe exigir un referéndum de autodeterminación del territorio.

La crisis actual en el Sahara Occidental tiene un primer responsable directo: el Gobierno marroquí. Pero eso no exime de investigar qué otras responsabilidades existen.

La nueva ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha dicho que "España no tiene responsabilidades en el Sahara Occidental". Lamento decir que miente. España sí, tiene responsabilidades.

El primer dato que conviene tomar en consideración es que desde 1960 España empezó a informar a Naciones Unidas sobre el Sahara Occidental. Antes de que Argelia fuera independiente. A partir de 1966, las Naciones Unidas han exigido a España, como potencia administradora del Sahara Occidental, que celebre un referéndum de autodeterminación. Antes de que naciera el Frente Polisario en 1973.

España confeccionó en 1974 un censo para celebrar el referéndum exigido. Ese referéndum se suspendió a petición de Naciones Unidas hasta que el Tribunal Internacional de Justicia decidiera si este procedimiento era el exigible o si bien habría que proceder a una entrega del territorio a Marruecos y Mauritania. El Tribunal Internacional de Justicia dejó claro como el agua que la descolonización del Sahara Occidental debía hacerse mediante un referéndum de autodeterminación entre las poblaciones originarias del territorio. Por tanto, no dicen la verdad Moratinos antes y Trinidad Jiménez ahora cuando afirman que la autodeterminación puede hacerse "de otra manera" si así lo aprueban las partes.


Una vez pronunciado el Tribunal, no había excusas para que España celebrara el referéndum. Sin embargo, Marruecos chantajeó a España y, mediante los acuerdos de Madrid, el Gobierno español quiso desligarse de sus responsabilidades. Ese intento no ha sido reconocido por Naciones Unidas. El dictamen del asesor jurídico de Naciones Unidas de 29 de enero de 2002 no deja lugar a dudas: "El Acuerdo de Madrid no transfirió la soberanía sobre el Territorio niconfirió a ninguno de los signatarios la condición de Potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente". O sea, que España sigue siendo potencia administradora aunque no tenga el control efectivo del territorio.

La situación no es nueva ni tampoco presenta problemas insolubles. Lo mismo le aconteció a Portugal cuando Indonesia invadió su colonia de Timor Este. Cuando Portugal decidió asumir las responsabilidades que le incumbían como potencia administradora la descolonización de Timor Este se aceleró y hoy es un Estado independiente miembro de Naciones Unidas. Indonesia, Naciones Unidas y Portugal, cada uno por su parte, tenía responsabilidades. Pero la responsabilidad mayor fue la de Portugal. Y el haberla asumido dio a Portugal respetabilidad como Estado.

España es la potencia administradora del Sahara Occidental. España es responsable. Y precisamente por eso, España debe exigir un referéndum de autodeterminación del territorio; y precisamente por eso, España debe condenar cualquier atentado al bienestar de una población sobre la que la Carta de las Naciones Unidas le hace responsable; y precisamente por eso, España no puede firmar acuerdos pesqueros que supongan un expolio de la riqueza de la colonia en beneficio del ocupante; y precisamente por eso, el Gobierno de España no puede permitir que empresas españolas (como FMC Foret con los fosfatos o Jealsa con la pesca) expolien los recursos naturales.

Es cierto que al no tener la presencia efectiva en el territorio, España hay cosas que no puede hacer. Pero hay muchas cosas que sí puede hacer. Y el Gobierno de España es responsable si no hace lo que puede y debe hacer.


Libertad Digital - Opinión

El voto de los idiotas. Por Ignacio Camacho

La campaña catalana se ha despeñado en un desvarío de candidatos en pelotas y figurantes fingiendo orgasmos.

PARA calentar una campaña electoral que deja frígidos a los ciudadanos, algunos partidos catalanes han empezado a desparramar orgasmos de porno blando y gemidos de atrezzo que parecen contratados en un local cutre del Paralelo. En un vídeo socialista una señorita alcanza el éxtasis tras votar al soso Montilla, que ya son ganas, y en otro una candidata independiente amaga con quitarse la toalla en un paisaje de camas revueltas y ropa interior desperdigada. El yermo horizonte de unos comicios tediosos y desmotivadores se ha llenado de candidatos frikis y travestidos antisistema que se despelotan en los mercados mientras los partidos teóricamente serios se dejan arrastrar por la extravagancia y banalizan sus mensajes en una estúpida carrera de simplezas, majaderías y despropósitos. Sólo Convergencia, que va a ganar y lo sabe, mantiene el decoro a costa de formular un discurso monótono centrado en la gestión del poder que está tocando con la yema de los dedos. Los demás han echado el carro por las piedras en una insólita competición de sandeces. Los electores han visto un cómic del presidente de la Generalitat vestido de Supermán y un videojuego en el que la jefa de filas del PP mata inmigrantes como si fuesen marcianitos. Los estrategas de campaña parecen haberse extraviado en el disparate. Incapaces de captar la atención general con propuestas interesantes han decidido ir a por el voto de los idiotas, que vale lo mismo que el de los listos pero tal vez crean que resulta más fácil de captar.

Aunque en democracia ningún sufragio es despreciable. se supone que los políticos con cierta responsabilidad, los que aspiran a demostrar su solvencia para dirigir los destinos colectivos, tienen la obligación de proponer un debate de mínima altura. En eso consiste el liderazgo. Se trata de articular soluciones socialmente efectivas y políticamente viables; luego hay que encontrar el modo de hacerlas atractivas para el mercado electoral, pero sin renunciar a la dignidad intelectual que corresponde a un dirigente público. La trivialidad es un despeñadero. Las campañas electorales ya tienen bastante sal gruesa en los mítines, donde se habla para hooligans y demás fauna envenenada de sectarismo, como para envilecerlas más con quincallería de saldo que ofende la inteligencia de los votantes. A base de entregarse a las agencias de publicidad y marketing los partidos han acabado dejando sus mensajes en manos de una cuadrilla de becarios que malbaratan la poca seriedad que le queda a la política. El resultado es de una simpleza devastadora que desemboca en la exhibición de candidatos en porretas o de figurantes fingiendo jadeos de videoteca casera. Este desvarío suele tener efecto boomerang: hasta los tontos se cabrean cuando los tratan como tales.

ABC - Opinión

Eutanasia electoral

El anuncio inesperado de que el Gobierno aprobará en marzo una «ley de muerte digna» tiene un tufillo electoral difícil de ocultar. Nada hay que apremie, justifique o exija una ley de esa naturaleza. Ni la sociedad, en general, ni el sector médico, en particular, demandan hoy un cambio legislativo cuyo propósito verdadero no está nada claro. El vicepresidente y portavoz gubernamental aseguró ayer que no se pretende legalizar la eutanasia, pero en ese caso no se alcanza a ver la novedad real que pueda introducir, pues la normativa vigente, la ley de autonomía del paciente, la práxis médica y la eficacia del llamado testamento vital, ya regulan de modo satisfactorio los cuidados paliativos y el tratamiento a las personas desahuciadas legalmente o en fase terminal. Si no hay voluntad de despenalizar la eutanasia ni de abrir un portillo al suicido asistido, como reclama con insistencia un sector radical de la izquierda, ¿a qué viene agitar las aguas sociales con un asunto tan escabroso? Rubalcaba puso a la ley francesa, aprobada hace cinco años, como ejemplo y espejo en el que se mirará la española. Pudo haber citado un modelo más cercano, como la ley andaluza, que se aprobó en marzo de este año por unanimidad, pero al no hacerlo resulta aún más misteriosa su intención. Para empezar, la ley francesa sólo fue aprobada con los votos del centroderecha; los socialistas se opusieron porque querían que fuera más lejos y legalizara la posibilidad de «una ayuda activa para morir». Paradójicamente, el centroderecha francés justificó esta ley por la necesidad de equipararse a la legislación de otros países, entre ellos España. Que ahora el Gobierno socialista español señale como modelo una ley que los propios socialistas franceses rechazaron por «insuficiente» da que sospechar. Tampoco invita a la confianza la catadura de algunos asesores y gurús en la materia del PSOE, encabezados por el facultativo Luis Montes, al que un comité médico independiente condenó por mala praxis médica al comprobarse que una inadecuada aplicación de las sedaciones causó la muerte de al menos un paciente. Que personajes de este jaez estén detrás de una «ley de muerte digna» es para tentarse las ropas. Nadie de buena fe y en su sano juicio puede oponerse a los cuidados paliativos y a la sedación de aquellos enfermos terminales, como tampoco es defendible éticamente el encarnizamiento terapéutico. Pero de ahí a abrir portillos para colar el suicidio asistido o para acelerar la muerte de un paciente que no es incurable, hay un abismo. La izquierda radical, que el PSOE necesita para movilizar electoralmente a sus votantes, presiona desde hace tiempo para que se apruebe una «ley coladero», al igual que presionó hace años para que la despenalización del aborto incluyera una puerta trasera para colar el aborto libre. En qué medida el Gobierno cederá a sus exigencias, no tardaremos en saberlo. Uno de los puntos que desvelará sus intenciones es cómo se trate la objección de los médicos y del personal sanitario. El caso andaluz es un mal precedente y lo reflejó el facultativo Montes con su habitual estilo, sin anestesia: «Objetar sería un delito». Ésa es la piedra de toque.

La Razón - Editorial

La OTAN se transforma

Lisboa pone fecha a la salida de Afganistán y define una Alianza más flexible y multifacética.

La cumbre de la Alianza Atlántica en Lisboa, a la que sus participantes otorgan una dimensión histórica, está obligada en sus efectos a marcar un antes y un después, a riesgo de que, de no conseguirlo, quede en el panorama internacional como una maquinaria sin duda poderosa, pero sobre todo ineficaz y obsoleta. Los esquemas de la guerra fría no sirven ya para identificar las nuevas amenazas ni tampoco para combatirlas.

El aprobado documento que contiene el nuevo concepto estratégico de la Alianza, en el que han trabajado durante los últimos meses un equipo de expertos encabezados por la ex secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright, recupera la noción de seguridad frente a la más restrictiva de defensa. Este cambio implica un mayor acento en las iniciativas políticas como medio para prevenir el empleo de la fuerza, y también para asegurar que, en el caso de que esta fuera necesaria, la Alianza no se vea atrapada en situaciones como las vividas en el conflicto de la ex Yugoslavia o como la que planea sobre la intervención en Afganistán.


Afganistán se ha convertido en la prueba de fuego de la OTAN, una guerra que no es posible ganar militarmente y de la que las tropas aliadas, comenzando por las de un Barack Obama cada vez más presionado, necesitan salir manteniendo la dignidad. En Lisboa se ha dado el visto bueno a una retirada fijada para 2014, aunque iniciada muy parcialmente a partir del año próximo y que en cualquier caso estará sometida a la evolución de los acontecimientos sobre el terreno. La firmeza del compromiso internacional en el combate contra los talibanes pasa necesariamente por la salida de Afganistán en un plazo razonable, no por una continuidad indefinida que contribuye a confundir las cuestiones de principio con objetivos militares operativos. Mantener en el tiempo la actual situación de no victoria y no derrota favorece los intereses de los fundamentalistas, no los de la coalición internacional.

En una Alianza constreñida por las limitaciones presupuestarias militares de muchos de sus miembros europeos, el marco estratégico para los próximos 10 años pasa por mejorar las relaciones con una Rusia más predispuesta. Y la OTAN establece ahora como amenazas algunas que, hasta el momento, permanecían extramuros de su competencia expresa, como los ciberataques, el crimen organizado, el tráfico de personas, drogas y armas y la protección de las rutas energéticas.

En Lisboa se ha puesto de manifiesto una descripción más realista de los riesgos que enfrenta en la actualidad la seguridad colectiva, pero también de una ampliación de los riesgos que hasta ahora eran combatidos mediante otros instrumentos de los que disponen los Estados. Encontrar el punto de equilibrio con esos otros medios resultará decisivo para no militarizar innecesariamente el análisis de la realidad internacional y las respuestas posibles.


El País - Editorial

Y ahora, el "derecho" a la eutanasia

Todo indica que el Gobierno busca justo lo contrario: reducir las garantías con las que cuenta el individuo para defenderse de la arbitrariedad de otras personas para poner punto final a su vida.

La izquierda que encarna Zapatero tiene un proyecto ideológico muy definido para tratar de subvertir las costumbres y las instituciones sociales de corte más tradicional. Con su obsesión por crear un hombre nuevo que pueda ser sometido y manejado con mayor facilidad por el Estado, se ha colocado como misión erradicar todos aquellos contrapesos que existan frente a la expansión de su discrecionalidad; y uno de ellos es esa presunción moral que tanto disgusta a nuestra izquierda de poner en valor la vida frente a la muerte y, por tanto, al ser humano frente a cualquier otro tipo de consideraciones que justifiquen la actuación estatal.

Si en esta materia el comienzo de la legislatura vino marcado por la Ley del Aborto –la creación de un derecho de la mujer a abortar, esto es, a violentar el derecho a la vida del nasciturus bajo cualquier circunstancia dentro de las primeras 14 semanas de embarazo–, su conclusión parece que se verá muy influida por la regulación de la eutanasia, una normativa que eufemísticamente se llamará "Ley de Cuidados Paliativos".


Aunque podría defenderse la necesidad de una normativa que especificara con gran claridad y bajo numerosos controles la formalización de testamentos vitales en los que el individuo especifique cuál debe ser la respuesta de los centros sanitarios ante una serie de supuestos muy tasados, no podemos más que temernos lo peor del Gobierno de la cultura de la muerte que ha convertido al doctor Montés en un héroe nacional.

Y es que esta ley debería dirigirse, en todo caso, a proteger a los individuos de la injerencia de las autoridades políticas y sanitarias (o incluso de sus propios familiares) en unos momentos críticos de su vida. Es decir, debería constituirse en un impedimento para que cualquier otra persona distinta de la interesada pudiera tomar una decisión tan trascendental como es la de seguir con vida o no.

Sin embargo, todo indica que el Gobierno busca justo lo contrario: reducir las garantías con las que cuenta el individuo para defenderse de la arbitrariedad de otras personas para poner punto final a su vida. A falta de que el PSOE concrete su propuesta, existe un enorme riesgo a que se institucionalice –a imagen y semejanza del derecho al aborto– un derecho a la eutanasia por parte de médicos y familiares, aun con oposición activa o por omisión de la víctima.

Si estuviéramos en una sociedad donde ninguna persona ni ningún cargo público tratara de abusar de su poder sino que intentara en todo momento cumplir con absoluto rigor las disposiciones legales, podríamos asistir a un debate destinado a clarificar y afianzar el uso de nuestros derechos. En la actual sociedad española de violación permanente de la legalidad por parte de los burócratas, este tipo de normativas, por desgracia, sólo parece que vayan a orientarse, no hacia el respeto de las libertades, sino hacia su continua y final conculación.


Libertad Digital - Editorial

La OTAN se reinventa

Lejos del optimismo expansivo que sucedió al final de la guerra fría, la nueva OTAN acusa el peso de una misión tan compleja como Afganistán.

LA OTAN ha decidido trazar el rumbo para la próxima década, tratando de anticipar la mejor manera de afrontar las amenazas que penden sobre los países occidentales. De su nueva Doctrina Estratégica, se deduce que la Alianza va a ser más pequeña, porque los gobiernos de los principales países no tienen suficiente dinero para financiar políticas de defensa más ambiciosas, y en cierto modo más retraída sobre sí misma, concentrada en la protección pasiva de su territorio a través de un sistema antimisiles antes que anteponer la tradicional disuasión nuclear, confiando en la incierta premisa de que es posible pensar en un mundo sin armas atómicas. Lejos del optimismo expansivo que sucedió al final de la guerra fría, la nueva OTAN acusa el peso de una misión tan compleja como la de Afganistán y aunque no excluye la posibilidad de intervenir en cualquier parte del mundo, la determinación de estas palabras queda matizada por la voluntad anunciada al mismo tiempo de salir cuanto antes de aquel país, a pesar de las dudas de si se habrá alcanzado la mayoría de los objetivos que nos llevaron allí. Para España, esta transformación significa que nuestra importancia militar disminuye, no solo porque se ha producido un deslizamiento del interés geoestratégico hacia Oriente, sino porque el Gobierno socialista ha asistido a esta discusión dentro de la OTAN con el mayor desinterés.

Y la verdad es que se necesita una OTAN más fuerte en un mundo que se vuelve más complejo; China aumenta sin cesar su presupuesto militar, los planes de nuclearización de Irán introducen un grave factor de inestabilidad en Oriente Medio, Rusia no acaba de consolidar un sistema democrático, Pakistán está en una situación más que inquietante... Pocas cosas aconsejarían optar por una OTAN débil o con vocación de irrelevancia. Que se hayan incluido expresamente asuntos como el ciberterrorismo en el catálogo de las amenazas posibles es una decisión más que acertada, pero eso no quiere decir que se pueda pensar razonablemente que otros peligros más tradicionales van a desaparecer. La OTAN ha sido la garantía de la libertad de Occidente frente a la coacción del totalitarismo. No sería inteligente olvidarlo porque por desgracia no es previsible que las amenazas desaparezcan solas.


ABC - Editorial