viernes, 11 de marzo de 2011

Aprendices de brujo. Por José María Carrascal

Al final, nos daremos cuenta de que Blanco no es un personaje de Zapatero, sino Zapatero un personaje de Blanco.

¿Va el gobierno a militarizar los aeropuertos como hizo en la huelga de controladores? No. Una cosa es enfrentarse a un sindicato de elite y otra, a UGT y CCOO, sus cómplices hasta verse obligado a cambiar de guión. Entonces, ¿va a dejar de privatizar los aeropuertos, como le piden éstos? Pues tampoco, porque necesita urgente y perentoriamente el dinero que espera sacar de esa privatización, para que le salgan las cuentas ante Bruselas. ¿Qué va a hacer entonces? Pues lo que ha venido haciendo: trampear, hacer las cosas a medias, con lo que en vez de solucionarlas, las adormece, aunque eso signifique poner en peligro la primera y puede que ya única gran industria nacional, el turismo. Es lo que ha hecho con la reforma laboral, la financiera, con todo, en espera de que la recuperación llegue, al menos a los demás, y tiren de nosotros.

Ahora es el propio Zapatero quien se atreve a anunciar que llegará este mismo mes justo cuando la agencia Moody´s rebaja el crédito de España y todos los indicadores advierten que su recuperación tardará meses si no años. Pero este hombre vive ya fuera de la realidad. Por algo hasta su propio partido le teme y ha cancelado lo que venía siendo su gran fiesta, el mitin de Vistalegre, verbena con que daba el pistoletazo a sus campañas electorales. Pero esta vez, no. «Yo he diseñado la campaña para ganar», ha confesado José Blanco, reconociendo implícitamente que con su jefe en la campaña, perderían. Y es que, al final, nos daremos cuenta de que Blanco no es un personaje de Zapatero, sino al revés, Zapatero, un personaje de Blanco, que lo sacó de la nada en que vivía y le convirtió en presidente del gobierno aprovechando circunstancias tan excepcionales como las que reinaban en el PSOE tras Felipe González y en la nación, tras el 11-M, lo último con ayuda de Rubalcaba.

Lo malo fue que el personaje se lo creyó. Como aquel mendigo que se despertó un buen día en un lecho real, creyó que de verdad era un rey y empezó a reinar sin la menor capacidad para ello, poniendo en práctica todas las fantasías que había soñado en su vida anterior, sin ajustarse para nada a las normas de la política, de la economía y, lo que es más grave, de la realidad. Vino en su ayuda una bonanza económica, una oposición hundida y un país más interesado en gozar de la vida que en el precio de esos gozos. Hasta que la crisis nos ha despertado a todos. Menos a él, que sigue en sus fantasmagorías. Pero la realidad se alza ante él como el Comendador ante el Burlador: Bruselas que exige cuentas, los sindicatos que reclaman lo suyo, su partido que le excluye, el país en quiebra, sin que ni siquiera quienes le auparon al cargo, Blanco, Rubalcaba, sean capaces de que se vaya ni de que se quede. A los aprendices de brujo, suele ocurrirles.


ABC - Opinión

11-M. Abogado de parte. Por Emilio Campmany

No estaría de más que Manzano recordara la suerte final que, con ocasión de la investigación de los crímenes del GAL, corrieron tantos que estuvieron defendidos por magníficos abogados pagados por otros.

Juan Jesús Sánchez Manzano tiene hoy un problema que no tenía ayer. Cuando el abogado de uno tira, como estrategia de defensa, del insólito recurso de solicitar que su defendido sea imputado por un delito más grave de aquel del que en principio se le acusa, uno debería plantearse si ese abogado le está realmente defendiendo a él. Por eso, quizá Manzano debería preguntarse si a ese abogado suyo lo está pagando él o lo está pagando otro. Y si lo está pagando otro, debería hacerse una pregunta ulterior, si lo que está defendiendo ese abogado son sus intereses o los de quien paga.

Porque esta sorprendente estrategia, si tanta benevolencia esperan de los jueces de instrucción de la Audiencia Nacional, podía haberse adoptado desde el principio. Sin embargo, no fue así. Se recurre a ella ahora, cuando Interior, ante las amenazas de la juez, ha empezado a aflojar la información que se le estaba solicitando. Dicho de otra manera, Interior no está dispuesto a arriesgar una acusación de obstrucción a la Justicia por defender a Sánchez Manzano. Y ese, precisamente ese es el momento en que su abogado clama por trasladar lo actuado a la Audiencia Nacional. Lógicamente, cabe esperar que el abogado, antes de dar tan chocante paso, haya hablado con su representado y le haya explicado que allí, en la Audiencia Nacional, le van a tratar con más cariño. Y lo más probable es que quien era responsable de los Tedax cuando el atentado del 11-M lo haya creído.


Pero, yo, si fuera él, no estaría tan seguro. Los jueces de la Audiencia Nacional pueden tener, y a veces de hecho tienen, cierta tendencia a mostrarse comprensivos con las cuestiones que puedan poner contra las cuerdas al Estado. Pero, cuando piensan en el Estado, lo ven encarnado en sus más altas figuras, no en un comisario. Si todo ha de quedar en una condena a Manzano por una actuación negligente constitutiva de delito, allí no va a encontrar mayor comprensión de la que pueda hallar en la Plaza de Castilla.

Cuando además el abogado amenaza a la juez con la misma suerte de Garzón, del que hay que recordar que todavía no ha sido condenado, da la impresión de que lo hace para defender a otros, no a Manzano, que ya no puede evitar que sus subordinados testifiquen acerca de las muchas muestras que aquel fatídico día recogieron y que luego, bajo la custodia del comisario, desaparecieron. Lo que a su vez implica que, en la Plaza de Castilla o en la Audiencia Nacional, Manzano tendrá que explicar qué fue de aquel cúmulo de vestigios que desaparecieron sin que hasta hoy nadie haya dado ninguna explicación.

No estaría de más que Manzano recordara la suerte final que, con ocasión de la investigación de los crímenes del GAL, corrieron tantos que estuvieron defendidos por magníficos abogados pagados por otros. Y que lo natural es que el abogado defienda los intereses de quiénes le pagan. Incluso en el caso de que Manzano pagara los honorarios, debería preguntarse si no hay otros redondeando la minuta. Por lo tanto, un consejo: asegúrese de que su abogado es en efecto el suyo. Y, si no está seguro, cambie rápidamente de letrado antes de que sea demasiado tarde.


Libertad Digital - Opinión

En caídal libre. Por M. Martín Ferrand

No sé si España, para salir del hoyo financiero, necesita cien mil millones de euros, el doble o la mitad.

TRANQUILOS, aquí nunca pasa nada. La carencia de una auténtica acción gubernamental y la ausencia de una sólida reacción alternativa por parte de la oposición hacen de España un país átono, sin pulso, en el que los parados se cuentan y la ruina se contabiliza sin que a los afectados se les advierta la ira ni a los responsables les tiemble un solo músculo de la cara. Para tener noticia de lo que nos pasa tenemos que recurrir a las llamadas agencias de rating, o calificación de riesgos, como nuestros abuelos buscaban su propia identidad en las crónicas de los viajeros anglosajones que nos trajo el Romanticismo, abundaron en la Guerra Civil y no mermaron en el entorno folclórico del franquismo: los curiosos impertinentes que tiene censados Tom Burns Marañón.

Ahora, la Agencia Moody's, que se reparte el cotarro mundial con sus homólogos Standard & Poor's y Fitch, acaba de rebajar el rating del Reino de España. Ya no somos Aa1, sino que nos hemos quedado en Aa2. Y continuará la decadencia en la medida en que al Gobierno se le vayan en suspiros cuanto no en lágrimas. Pero, ya digo, tranquilos. Aquí no pasa nada. Mañana, en la cumbre comunitaria de Bruselas nuestros socios y vecinos volverán a pasmarse ante la situación portuguesa, que ya ofertaba ayer deuda pública cercana al 8 por ciento y, con ello, nos colocaba a nosotros en el primer puesto de la lista de espera para algo que será inevitable si no se aplican medidas equivalentes a las que están permitiendo a países, como Alemania, salir de la crisis, remontar el paro y enfrentarse al futuro con mucho esfuerzo, sobredosis de rigor, abundancia de sacrificios y poquísimos lamentos.

No sé, y parece que no lo sabe nadie, si España, para salir del hoyo financiero, necesita cien mil millones de euros, el doble o la mitad; pero las Cajas se maquillan y encubren unas con otras sin el enérgico y conveniente zarandeo. Está más claro que sin un crecimiento económico acelerado no habrá soluciones eficaces para remediar el paro. Pero lo único que consta es que Zapatero está triste, como la princesa del cuento; Elena Salgado, pobrecita, airada porque los de Moody's no tienen paciencia y los demás integrantes del pintoresco equipo del Gobierno más atentos a las peripecias electoreras que a la función que se les supone. En ese ambiente, mientras unos mangan y otros trepan, los trabajadores de AENA ponen en veremos la temporada turística, la única industria nacional no averiada del todo, como para simbolizar que el zapaterismo ha caducado y que si no pierde más retos es porque no se le presentan. No pasa nada, todos tranquilos. Rajoy incluido.


ABC - Opinión

11-M. Siete años no bastan. Por Cristina Losada

España se dividió entonces como en otras ocasiones amargas, que así devinieron momentos crepusculares, instantes en los que el fiel de la balanza se inclina no sólo por la fuerza bruta de los hechos, sino por el comportamiento que emerge en ese trance.

Siete años desde aquel día aciago y no son suficientes. No lo son para borrar por completo de la memoria la conmoción, el espanto, el dolor, las preguntas sin respuesta. Pero tampoco para recordar como es debido a las víctimas directas, a los inocentes –siempre es inocente la víctima del terrorismo– muertos en los trenes, a los heridos, a los que perdieron hijos, hermanos, padres, amigos y conocidos. Ni han bastado siete años para que fragüe en la conciencia de la nación. ¿Nación? España se dividió entonces como en otras ocasiones amargas, que así devinieron momentos crepusculares, instantes en los que el fiel de la balanza se inclina no sólo por la fuerza bruta de los hechos, sino por el comportamiento que emerge en ese trance, por el modo en que se le hace frente. Nada está escrito, no estaba predeterminado, pero volvió a suceder y sucede aún.

Las ceremonias para rendir homenaje a las víctimas, acogerlas y acoger lo ocurrido en la historia y la memoria colectivas, han ido menguando, adelgazando de peso institucional, hasta que han aparecido relegadas a la condición de actos locales. Al menos, Madrid no olvida, cómo podría. Todavía meses después del atentado, se percibían la pesadumbre y un silencio cabizbajo que ahogaba el natural bullicio urbano. Pero incluso a los siete años, minimizados y todo, los actos sirven para marcar distancias. De un lado, Manjón y los suyos inauguran "su" monumento y hacen gala de hostilidad hacia la parte y el partido contrarios. Del otro, los demás hacen sus ofrendas en compañía de pocos representantes institucionales, a tenor de lo anunciado. Aquel mundo de la cultura que tanto buscó y encontró el primer plano durante unos días que debieron ser de llanto y fueron de odio, ha elegido la fecha para dedicarla a Garzón, otro guión para la misma película. Mismos protagonistas y el director que anunció a la prensa internacional que el Gobierno Aznar estaba dando un golpe de Estado. Un cine en blanco y negro.

Vaya panorama, siete años después. Pero qué poco ha cambiado. Es, sin embargo, lo que cabe esperar cuando se carga la culpa de un atentado sobre un Gobierno y se muestra así, con pasmosa naturalidad, la disposición a someterse al terror. De esa indignidad que fue instigada por unos y compartida por tantos, este tenso olvido de muchos.


Libertad Digital - Opinión

Zapatero como programa. Por Ignacio Camacho

Por mucho que el PSOE reprograme su campaña no podrá eludir el debate sobre la retirada de Zapatero.

NI avances autonómicos ni servicios municipales: el verdadero programa electoral del PSOE va a ser la retirada de Rodríguez Zapatero. El debate sobre la más que probable renuncia del presidente se ha convertido en el tema único de la campaña, y tanto si la anuncia antes de las elecciones como si permanece en silencio será inevitable que el asunto monopolice el debate político. De momento ya ha obligado a José Blanco a modificar el diseño de la estrategia del partido, disparando las especulaciones al suprimir el tradicional mitin masivo de Vista Alegre; pero por mucho que los socialistas intenten reprogramar sus planes no podrán eludir la cuestión que en estos momentos absorbe el interés político. Les guste o no están atados a esa decisión que condiciona por completo su futuro y no la van a poder esconder con una campaña de perfil bajo centrada en los candidatos territoriales.

Si Zapatero continúa sin revelar su decisión hasta el 22 de mayo el PSOE va a sufrir un bombardeo de concentración sobre la figura de su líder, convertido en un sparringde la oposición, y los ciudadanos irán a las urnas en el estado de cabreo o de decepción que reflejan las encuestas; tanto la ira como el desencanto garantizan un fuerte voto de castigo capaz de aplastar el tirón de los mejores aspirantes locales, que ahora mismo contemplan con frustración resignada la posibilidad de compartir mítines con el detestado presidente envuelto en una atmósfera de interinidad brumosa. A todos les aliviaría sobremanera el anuncio anticipado de retirada para aflojar la presión de una campaña agónica en la que resulta utópico esquivar una realidad que la sociedad tiene bien presente. El inconveniente de esa hipótesis reside en que dejaría la cuestión sucesoria, resuelta o no, en el eje del debate con toda su inevitable alharaca mediática y política, pero a día de hoy se trata de un mal menor para las agobiadas huestes de la socialdemocracia. De un modo o de otro, las elecciones autonómicas y municipales están condenadas a solaparse bajo el endiablado ruido de la escena nacional.

Los partidarios de una renuncia anticipada, que son clara mayoría en el partido, arguyen además que el presidente reforzaría la independencia de su criterio si comunica la decisión antes de la jornada electoral, en la medida en que no parecería consecuencia de la previsible derrota. Es un argumento sensato pero en este proceso la lógica objetiva no parece un elemento válido de análisis. Todo depende en exclusiva del propio Zapatero y eso no es exactamente una garantía de coherencia. En ese marco de incertidumbres, presunciones y atisbos, la campaña socialista es un trayecto a ciegas en el que los dirigentes habrán de conducir con los ojos vendados sabiendo que hay un camión de gran tonelaje atravesado de forma irreversible en medio de la carretera.


ABC - Opinión

Cuestión de confianza

La de ayer fue otra jornada complicada para el sistema financiero español después de que el presidente del Gobierno comentara el miércoles que el proceso de reestructuración de las cajas contribuiría a la recuperación de la economía y de la confianza de los mercados; 24 horas después, la agencia de calificación Moody’s rebajó el rating de España en otro escalón, desde «Aa1» hasta «Aa2», con perspectiva negativa por el coste del plan de recapitalización para sanear el sistema bancario y el descontrol del endeudamiento autonómico. El anuncio de Moody’s se produjo horas antes de que el Banco de España cifrara en 15.152 millones de euros las necesidades de capital de doce entidades para cumplir con los nuevos requisitos de solvencia impuestos por el Gobierno. Un volumen por debajo de los 20.000 millones previstos por el Ejecutivo e inferior a la mitad de lo estimado por Moody’s (40.000 o 50.000 millones) o Fitch (38.000). El propósito principal de la recapitalización de bancos y cajas era recuperar la confianza de los mercados en la economía, y por eso las exigencias han sido altas para las entidades. No sólo los requisitos de capital principal han estado muy por encima de los de sus colegas europeos y los previstos en Basilea III, sino que además el Banco de España no ha tenido en cuenta los planes de salida a Bolsa en el futuro, con lo que los deberes de financiación son aún mayores. Las cifras del Banco de España retratan una realidad preocupante, pero con el valor añadido que supone conocer el estado de las entidades y poner fin a las elucubraciones. Los mercados internacionales mantienen serias dudas sobre España que no ha disipado ni el decreto para recapitalizar la Banca, convalidado ayer en el Congreso con el respaldo del PSOE y CiU y la abstención del PP, ni el informe del supervisor. El propio Banco Central Europeo recomendó expresamente al Banco de España que aproveche la coyuntura para despejar reticencias, lo que demuestra que hay reparos sobre nuestra solvencia. Es evidente que estamos en una encrucijada que aconseja interpretar los avisos de las agencias de calificación y del propio BCE como exigencias que hay que satisfacer ante las más que previsibles tensiones en el precio de la deuda española tras un periodo de estabilidad de los bonos. La tercera entrega de la reforma financiera del Gobierno necesita tiempo para despejar las incertidumbres que genera sobre el crédito doméstico y la propia recuperación de la economía, y también para demostrar si está en condiciones de generar confianza. Y todo ello dependerá no sólo del éxito del proceso de recapitalización, sino también de que las entidades sean capaces de sanear intensamente los balances bajo un esfuerzo de transparencia. Son condiciones imprescindibles para mejorar el actual déficit de credibilidad internacional y demostrar la solidez que esperan los mercados y las instituciones. La reforma del sistema financiero llega tres años tarde. Ahora pagamos la negligencia del Gobierno y la coyuntura nos obliga a un esfuerzo mayor. No crecemos porque el crédito no fluye, y no lo hará hasta que las entidades no superen la etapa actual.

La Razón - Editorial

Paso decisivo

Desde ayer, a pesar de Moody's, bancos y cajas cuentan con un marco útil para recapitalizarse

La reforma financiera ocupó ayer dos frentes conflictivos. En el primero, la agencia de calificación Moody's rebajó en un peldaño la solvencia de la deuda española, desde AA1 a AA2, con el argumento de que la recapitalización de las cajas de ahorros costará al menos 50.000 millones, más de lo previsto por el Gobierno. Moody's había advertido de posibles rebajas, pero su decisión se antoja inoportuna y beligerante, en cuanto que se anticipaba por unas horas a la presentación del informe sobre la recapitalización elaborado por el Banco de España. En el frente político, el Congreso aprobó el decreto ley de recapitalización de las cajas, que ha suscitado otra polémica sobre las dificultades de las entidades financieras para conseguir un 10% de capital de calidad (si no salen a Bolsa) sobre los activos de riesgo, nivel que muy pocas entidades pueden conseguir.

La rebaja de Moody's es una prueba más de las informaciones confusas que reciben los inversores en periodos de crisis. La agencia de rating insiste en que la recapitalización de las cajas costará en torno a los 50.000 millones; pero el Banco de España calcula la recapitalización en un máximo de 15.152 millones, con ocho grupos de cajas y cuatro bancos que incumplen los estrictos requisitos de Basilea III adelantados por el Gobierno. Si un analista imparcial compara la calidad de las fuentes de la agencia con las que tiene el Banco de España, enseguida llegará a la conclusión de que es la autoridad monetaria española a la que hay que creer. Quizá por ello, y porque los mercados de inversión están convencidos de que la situación de España, Bélgica e Italia es mejor que la de Grecia, Portugal e Irlanda, la prima de riesgo de la deuda española subió en cuanto se conoció el informe de Moody's, pero fue moderándose después paulatinamente.

Pero es que, además, las agencias operan de forma procíclica, como una profecía que tiende a autocumplirse. Las firmas de rating navegan a favor de la corriente. En tiempos de euforia reafirman las aventuras financieras y en tiempos de depresión castigan a los mercados o países más afectados. Un análisis como el de Moody's favorece las posiciones cortas contra la deuda española, en lugar de ofrecer una visión más amplia, con efectos neutrales.

Cajas y bancos tienen perfilado su marco de actuación. Las que incumplan los requisitos de capital deberán presentar un plan de recapitalización en 15 días; si salen a Bolsa, opción arriesgada puesto que la situación del mercado de capitales es mala, se les exigirá el 8% de capital bueno; si no lo hacen, la exigencia será del 10%; quien incumpla, pasará por la inyección de capital público. Como una relación de capital tan elevada aumenta la solvencia pero debilita la concesión de créditos, quizá fuera útil ofrecer a otros bancos o cajas la opción de completar las exigencias de capital de las entidades que no lleguen al 8% en el mercado. Esta reestructuración previa evitaría que el control financiero cayera en poder de fondos especulativos que agravarían la sequía crediticia en España.


El País - Editorial

11-M: La vergüenza que no cesa

La enfermiza y delictiva obsesión por tapar con un manto de obsceno silencio todo aquello que tenga que ver con el 11-M constituye el mayor escándalo político, judicial y moral de la democracia.

Siete años después de la masacre del 11-M, la única verdad incuestionable es el sufrimiento de las víctimas, un dolor multiplicado por el abandono, el olvido, la exclusión y el aislamiento a los que han sido sometidas por el Gobierno y por la oposición, por casi todas las instancias judiciales e institucionales, por la mayoría de los medios de comunicación y por quienes tendrían que investigar y llegar hasta el fondo de la mayor matanza terrorista de la historia de Europa.

La enfermiza y delictiva obsesión por tapar con un manto de obsceno silencio todo aquello que tenga que ver con el 11-M constituye el mayor escándalo político, judicial y moral de la democracia y pone al descubierto la catadura de quienes llegaron al poder a rebufo de la tragedia y de quienes con el objetivo de recuperarlo pagan el peaje de un mutismo vergonzoso.

El hecho de que en coincidencia con el séptimo aniversario una juez haya llamado a declarar a todos los componentes de los Tedax es una prueba más que evidente de que la historia judicial del 11-M dista mucho de haber concluido. Es un factor que puede procurar consuelo a quienes padecen las secuelas del atentado, pero también muestra hasta qué punto de deterioro ha llegado la Justicia en España, algunos de cuyos más ínclitos representantes parecen juramentados en un siniestro pacto con políticos y policías para ocultar pruebas, indicios, relaciones, autores, causas y consecuencias de la masacre.

En este contexto y bajo esas condiciones, Libertad Digital reafirma y renueva su compromiso de mantener viva la llama del recuerdo y dedicar todos los esfuerzos posibles al esclarecimiento de unos hechos cuya secuencia dramática comenzó el 11 de marzo de 2004 y aún no ha concluido.


Libertad Digital - Editorial

Enmienda a la totalidad

Moody´s ha lanzado una enmienda a la totalidad contra la política de Zapatero, que suma otro revés añadido a las encuestas desfavorables al PSOE.

LA rebaja de calificación de la deuda española, decidida ayer por la agencia Moody's, desarboló de un golpe el optimismo que Zapatero había exhibido el día anterior con su pronóstico de que este mismo mes empezaría la enésima recuperación del empleo y la economía. Una vez más, los anuncios del presidente del Gobierno se topan con una realidad que escapa por completo a su control. Se puede, en efecto, poner objeciones a las agencias de calificación y relativizar sus decisiones, pero es un error ignorarlas porque los mercados reaccionan en un sentido o en otro en función de análisis como el que llevó ayer a Moody's a bajar la calificación de España de Aa1 a Aa2. Y lo peor es que lo hizo con el añadido de «perspectiva negativa». Esta agencia ha cumplido el aviso que ya hizo en diciembre, y ahora vuelve a advertir de que el futuro de la economía española no es fiable. Su análisis se basa en factores que no permiten al Gobierno replicar con convicción: el exceso de endeudamiento, las dificultades de financiación en el futuro, el nulo crecimiento económico y la situación real de las cajas de ahorros, para las que Moody's prevé necesidades de financiación superiores a 50.000 millones de euros, que podrían llegar incluso a los 120.000 millones, muy por encima de las previsiones del Gobierno. Para empeorar el cuadro de datos, Moody's tampoco se fía del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), y lo dice el día en que el Congreso aprueba el decreto de reorganización del sistema de cajas.

Se conceda más o menos crédito a las agencias de calificación, lo cierto es que Moody's ha lanzado una enmienda a la totalidad contra la política de Rodríguez Zapatero, que suma así, en pocos días, otro revés, añadido a las encuestas desfavorables y a los movimientos críticos de su partido —cada vez más explícitos— con la gestión de su continuidad. El problema sigue siendo el mismo que al principio de la crisis: Zapatero no genera confianza alguna, primero porque negó la crisis, y ahora porque no sabe cómo superarla. Ya hemos entrado en el tercer mes del año que debería ser el de la recuperación y esta se aleja, en vez de acercarse. Zapatero siempre la anuncia para la primavera cuando hay elecciones, pero su optimismo impostado ya no genera adhesiones; tampoco indiferencia. Ya es una burla.


ABC - Editorial

Septimo Aniversario del 11-M

IN MEMORIAM

Eva Belén Abad Quijada, española, 30 años
Óscar Abril Alegre, español, 19 años
Liliana Guillermina Acero Ushiña, ecuatoriana, 26 años
Florencio Aguado Rojano, español, 60 años
Juan Alberto Alonso Rodríguez, español, 38 años
María Joséfa Alvarez González, española, 48 años
Juan Carlos Del Amo Aguado, español, 28 años
Andriyan Asenov Andrianov, búlgaro, 22 años
María Nuria Aparicio Somolinos, española, 40 años
Alberto Arenas Barroso, español, 24 años
Neil Hebe Astocondor Masgo, peruano, 34 años
Ana Isabel Avila Jiménez, española, 43 años
Miguel Ángel Badajoz Cano, español, 34 años
Susana Ballesteros Ibarra, española, 42 años
Francisco Javier Barahona Imedio, español, 34 años
Gonzalo Barajas Díaz, español, 32 años
Gloria Inés Bedoya, colombiana, 40 años
Sanaa Ben Salah Imadaquan, española hija de marroquíes, 13 años
Esteban Martín De Benito Caboblanco, español, 39 años
Rodolfo Benito Samaniego, español, 27 años
Anka Valeria Bodea, rumana, 26 años
Livia Bogdan, rumana, 27 años
Florencio Brasero Murga, español, 50 años
Trinidad Bravo Segovia, española, 40 años
Alina Maria Bryk, polaca, 39 años
Stefan Budai, rumano, 37 años
Tibor Budi, rumano, 37 años
María Pilar Cabrejas Burillo, española, 37 años
Rodrigo Cabrero Pérez, español, 20 años
Milagros Calvo García, española, 39 años
Sonia Cano Campos, española, 24 años
Alicia Cano Martínez, española, 63 años
José María Carrilero Baeza, español, 39 años
Álvaro Carrion Franco, español, 17 años
Francisco Javier Casas Torresano, español, 28 años
Cipriano Castillo Muñoz, español, 55 años
María Inmaculada Castillo Sevillano, española, 39 años
Sara Centenera Montalvo, española, 19 años
Oswaldo Manuel Cisneros Villacís, ecuatoriano, 34 años
Eugenia María Ciudad-Real Díaz, española, 26 años
Jacqueline Contreras Ortiz, peruana, 22 años
María Soledad Contreras Sánchez, española, 51 años
María Paz Criado Pleiter, española, 52 años
Nicoleta Diac, rumana, 27 años
Beatriz Díaz Hernandez, española, 30 años
Georgeta Gabriela Dima, rumana, 35 años
Tinka Dimitrova Paunova, búlgara, 31 años
Kalina Dimitrova Vasileva, búlgara, 31 años
Sam Djoco, senegalés, 42 años
María Dolores Durán Santiago, española, 34 años
Osama El Amrati, marroquí, 23 años
Sara Encinas Soriano, española, 26 años
Carlos Marino Fernández Dávila, peruano, 39 años
María Fernández del Amo, española, 25 años
Rex Ferrer Reynado, filipino, 20 años
Héctor Manuel Figueroa Bravo, chileno, 33 años
Julia Frutos Rosique, española, 44 años
María Dolores Fuentes Fernández, española, 29 años
José Gallardo Olmo, español, 33 años
José Raúl Gallego Triguero, español, 39 años
María Pilar Gamiz Torres, española, 40 años
Abel García Alfageme, español, 27 años
Juan Luis García Arnaiz, español, 17 años
Beatriz García Fernández, española, 27 años
María de las Nieves García García-Moñino, española, 46 años
Enrique García González, dominicano, 28 años
Cristina Aurelia García Martínez, española, 34 años
Carlos Alberto García Presa, español, 24 años
José García Sánchez, español, 45 años
José María García Sánchez, español, 47 años
Javier Garrote Plaza, español, 26 años
Petrica Geneva, rumana, 34 años
Ana Isabel Gil Pérez, española, 29 años
Óscar Gómez Gudiña, español, 24 años
Felix González Gago, español, 52 años
Ángelica González García, española, 19 años
Teresa González Grande, española, 38 años
Elías González Roque, español, 30 años
Juan Miguel Gracia García, español, 53 años
Javier Guerrero Cabrera, español, 25 años
Berta María Gutiérrez García, española, 39 años
Sergio de las Heras Correa, español, 29 años
Pedro Hermida Martín, español, 51 años
Alejandra Iglesias López, española, 28 años
Mohamed Itaiben, marroquí, 27 años
Pablo Izquierdo Asanza, español, 42 años
María Teresa Jaro Narrillos, española, 32 años
Oleksandr Kladkovoy, ucraniano, 56 años
Laura Isabel Laforga Bajón, española, 28 años
María Victoria León Moyano, española, 30 años
María Carmen Lominchar Alonso, española, 34 años
Myriam López Díaz, española, 31 años
María Carmen López Pardo, española, 50 años
María Cristina López Ramos, española, 38 años
José María López-Menchero Moraga, español, 44 años
Miguel de Luna Ocaña, español, 36 años
María Jesús Macías Rodríguez, española, 30 años
Francisco Javier Mancebo Záforas, español, 38 años
Ángel Manzano Pérez, ecuatoriano, 42 años
Vicente Marín Chiva, español, 37 años
Antonio Marín Mora, español, 43 años
Begoña Martín Baeza, española, 25 años
Ana Martín Fernández, española, 43 años
Luis Andrés Martín Pacheco, español, 54 años
María Pilar Martín Rejas, española, 50 años
Alois Martinas, rumano, 27 años
Carmen Mónica Martínez Rodríguez, española, 31 años
Míriam Melguizo Martínez, española, 28 años
Javier Mengíbar Jiménez, español, 43 años
Álvaro de Miguel Jiménez, español, 26 años
Michael Mitchell Rodríguez, cubano, 28 años
Stefan Modol, rumano, 45 años
Segundo Víctor Mopocita Mopocita, ecuatoriano, 37 años
Encarnación Mora Donoso, española, 64 años
María Teresa Mora Valero, española, 37 años
Julita Moral García, española, 53 años
Francisco Moreno Aragonés, español, 56 años
José Ramón Moreno Isarch, español, 37 años
Eugenio Moreno Santiago, español, 56 años
Juan Pablo Moris Crespo, español, 32 años
Juan Muñoz Lara, español, 33 años
Francisco José Narváez de la Rosa, español, 28 años
Mariana Negru, rumana, 40 años
Ismael Nogales Guerrero, español, 31 años
Inés Novellón Martínez, española, 30 años
Miguel Ángel Orgaz Orgaz, español, 34 años
Ángel Pardillos Checa, español, 62 años
Sonia Parrondo Antón, española, 28 años
Juan Francisco Pastor Férez, español, 51 años
Daniel Paz Manjón, español, 20 años
Josefa Pedraza Pino, española, 41 años
Miryam Pedraza Rivero, española, 25 años
Roberto Pellicari Lopezosa, español, 31 años
María del Pilar Pérez Mateo, española, 28 años
Felipe Pinel Alonso, español, 51 años
Martha Scarlett Plasencia Hernandez, dominicana, 27 años
Elena Ples, rumana, 33 años
María Luisa Polo Remartinez, española, 50 años
Ionut Popa, rumano, 23 años
Emilian Popescu, rumano, 44 años
Miguel Ángel Prieto Humanes, español, 37 años
Francisco Antonio Quesada Bueno, español, 44 años
John Jairo Ramírez Bedoya, colombiano, 37 años
Laura Ramos Lozano, hondureña, 37 años
Miguel Reyes Mateos, español, 37 años
Marta del Río Menéndez, española, 40 años
Nuria del Río Menéndez, española, 38 años
Jorge Rodríguez Casanova, español, 22 años
Luis Rodríguez Castell, español, 40 años
María de la Soledad Rodríguez de la Torre, española, 42 años
Ángel Luis Rodríguez Rodríguez, español, 34 años
Francisco Javier Rodríguez Sánchez, español, 52 años
Ambrosio Rogado Escribano, español, 56 años
Cristina Romero Sánchez, española, 34 años
Patricia Rzaca, polaca, 7 meses
Wieslaw Rzaca, polaco, 34 años
Antonio Sabalete Sánchez, español, 36 años
Sergio Sánchez López, español, 17 años
María Isabel Sánchez Mamajón, española, 37 años
Juan Antonio Sánchez Quispe, peruano, 45 años
Balbina Sánchez-Dehesa Francés, española, 47 años
David Santamaría García, español, 23 años
Sergio dos Santos Silva, brasileño, 28 años
Juan Carlos Sanz Morales, español, 33 años
Eduardo Sanz Pérez, español, 31 años
Guillermo Senent Pallarola, español, 23 años
Miguel Antonio Serrano Lastra, español, 28 años
Rafael Serrano López, español, 66 años
Paula Mihaela Sfeatcu, rumana, 27 años
Federico Miguel Sierra Serón, español, 37 años
Domnino Simón González, español, 45 años
María Susana Soler Iniesta, española, 46 años
Carlos Soto Arranz, español, 34 años
Mariya Ivanova Staykova, búlgara, 38 años
Marion Cintia Subervielle, francesa, 30 años
Alexandru Horatiu Suciu, rumano, 18 años
Danuta Teresa Szpila, polaca, 28 años
José Luis Tenesaca Betancourt, ecuatoriano, 17 años
Iris Toribio Pascual, española, 20 años
Neil Torres Mendoza, ecuatoriano, 38 años
Carlos Tortosa García, español, 31 años
María Teresa Tudanca Hernández, española, 49 años
Jesús Utrilla Escribano, español, 44 años
José Miguel Valderrama López, español, 25 años
Saúl Valdez Ruiz, hondureño, 44 años
Mercedes Vega Mingo, española, 45 años
David Vilela Fernández, español, 23 años
Juan Ramón Zamora Gutiérrez, español, 29 años
Yaroslav Zojniuk, ucraniano, 48 años
Csaba Olimpiu Zsigovski, rumana, 26 años