miércoles, 18 de mayo de 2011

Tanto Twitter para esto. Por Daniel Rodríguez Herrera

Tanto rollo dospuntocero, tanta cosa de que con internet no hacían falta medios de masas, y al final lo que quieren los revolucionarios de las redes sociales es salir en la tele, que si no parece que nadie les hace caso.

En la concentración de este martes en Sol se gritaba como consigna "Queremos salir en Telemadrid". Tanto rollo dospuntocero, tanta cosa de que con internet no hacían falta medios de masas, y al final lo que quieren los revolucionarios de las redes sociales es salir en la tele, que si no parece que nadie les hace caso.

Discúlpenme que no se me levante el entusiasmo, pero la primera revuelta de Twitter en España se parece mucho a las manifas antifas de toda la vida, sólo que con un montón de despistados que se han unido creyendo que eso es otra cosa, gracias a lo cual hay más de dos gatos. Ha sido lo mismo de siempre, consignas anticapitalistas y piedras contras las lunas. Sólo que con gente de corbata y vaqueros de moda haciendo bulto.


En Twitter se puede poner #15m todas las veces que se quiera, pero cuando llega el día D y la hora H alguien ha tenido que organizar el cotarro, poner las pancartas, preparar las consignas, ejercer de equipo de seguridad y hasta pedir permisos a la delegación del Gobierno. ¿Creen que eso lo han hecho los internautas que empezaron repitiendo el #nolesvotes como unos posesos y ahora están en la puerta del Sol? No, claro. Lo han hecho quienes tienen la experiencia, capacidad e iniciativa de hacerlo y, gracias a ello, se han hecho con el liderazgo del movimiento.

Así, la organización de todo este sarao ha corrido a cargo de la extrema izquierda de siempre, de los okupas de toda la vida. La voz cantante ha corrido a cargo no del "pueblo" en general, sino de unos personajes muy en concreto. Allí se presentó Willy Toledo, uno de los principales apoyos de la tiranía castrista en España, sin que nadie lo echara a gorrazos, pese a que los organizadores se autodenominan "Democracia real ya", que debe ser el nuevo pseudónimo de las democracias populares de antaño. Antes lo hizo Carlos Taibo, uno de los más conocidos soportes dizqueteóricos de los antiglobalización españoles. El manifiesto es un recorrido por los tópicos de la izquierda más rancia, esa que lo pide todo del Estado y se cree que al mismo tiempo puede haber empleo y prosperidad y que los políticos no se conviertan en una casta.

Las manifestaciones contra la guerra de Irak fueron multitudinarias porque acudió gente de todo el espectro político. A una escala infinitamente menor, algo similar está ocurriendo ahora. Sin embargo, entonces mucha gente se fue descolgando según se dio cuenta de que aquella protesta teóricamente apartidista no era más que una pantalla para promocionar a la izquierda. Quizá el punto de inflexión fue aquel vándalo barcelonés que aprovechó el ambiente para asaltar El Corte Inglés y llevarse un jamón.

Cuando los del Twitter se den cuenta de que alguien quiere llevarse el jamón, abandonarán a la extrema izquierda. Y entonces acabará la #spanishrevolution.


Libertad Digital - Opinión

Movimiento 15-M: Títeres de la izquierda

La izquierda es experta en el agitprop y en valerse electoralmente de la crispación, como bien quedó demostrado con los movimientos, también falsamente espontáneos, del "Nunca mais", el "Hay motivo" o el "No a la guerra".

Basta echar un vistazo a las propuestas de Democracia Real YA –la plataforma ciudadana que promovió las manifestaciones del pasado domingo en más de 60 ciudades de España– para darse cuenta de que, lejos de ser un legítimo, espontáneo y transversal movimiento de protesta contra la falta de alternativas y de soluciones que ofrece nuestra clase política, se trata de un movimiento muy bien organizado por parte de la izquierda para apropiarse del justificado malestar social y proponer políticas aún peores que los problema que ya padecemos.

Más que a un mayor grado de democracia, a lo que parecería que aspiran los miembros de Democracia Real YA es a una adulteración de la misma. No en vano, la democracia no entiende de adjetivos, sean éstos real, orgánica o social. Siempre que se quiere matizar su clarísimo significado original asociándolo a diversos calificativos, sólo cabe descubrir un subyacente deseo por socavarla.


No es de extrañar, por tanto, que partidos como IU o el PSOE hayan querido sacar rédito de esta protesta ciudadana –por ejemplo, vinculándose a través de su página web con el manifiesto de la plataforma–, como si estos partidos no formaran parte de esa clase política que es legítimamente percibida por los ciudadanos como el tercer principal problema de nuestro país, o como si esta plataforma ciudadana de izquierdas no promoviera las ideas que en gran parte son responsables de la crisis que padecemos.

La izquierda es experta en el agitprop y en valerse electoralmente de la crispación, como bien quedó demostrado con los movimientos, también falsamente espontáneos, del "Nunca mais", el "Hay motivo" o el "No a la guerra". Ahora, con casi cinco millones de parados, y ante la nula iniciativa del principal partido de la oposición para liderar el malestar ciudadano, es evidente que esa izquierda quiere ocupar semejante vacío, aunque ello suponga convertir una protesta a favor de la democracia en una destinada a pervertir sus bases y a mejorar las perspectivas electorales del PSOE.


Libertad Digital - Editorial