viernes, 27 de mayo de 2011

Chacón. Asesinato en el hipódromo. Por Emilio Campmany

El único aspirante capaz de derrotar a Rubalcaba en unas primarias es José Bono. Quizá él sea el asesino.

La joven estaba tendida en la hierba, justo en el centro de la pista central del hipódromo. Allí yacía "La Niña de González", inevitablemente sin vida, boca abajo, herida por una única y certera puñalada. La Policía deduce un suicido por la carta que ha dejado la interfecta. "Hoy considero que mi mejor aportación es esta decisión en pro de la unidad de mi partido" se lee en ella. Sin embargo, ha sido un asesinato. Uno de los más difíciles porque el problema no es que no hay sospechoso, es que hay muchos.

Si se abriera una investigación, las primeras pesquisas se dirigirían contra Rubalcaba, el obvio beneficiario de la muerte de la finada. Ahora no hace falta un congreso que ganar porque, aunque haya primarias, será el único candidato.

Pero Rubalcaba quizá no haya sido. No necesitaba mancharse las manos de sangre. Le hubiera bastado forzar la mano de Zapatero e imponer en el Comité Federal la convocatoria de un congreso extraordinario en el que no sólo se le habría elegido candidato, sino que también saldría de él como secretario general.


El crimen podría haberlo cometido Zapatero. Empeñado en seguir siendo presidente de Gobierno hasta marzo, prefiere unas primarias porque no cuestionan su jefatura del partido ni del Gobierno hasta que toquen las elecciones. Algunos creyeron que su empeño se debe a que apoya a Chacón. Pero no. Zapatero quiere primarias y no congreso por disimular la evidencia de que lo echan. Puesto ante la amenaza de un congreso que podría obligarle a dimitir o a convocar elecciones anticipadas, ha preferido eliminar a la joven promesa para que ya no tenga sentido insistir en un congreso y Rubalcaba se conforme con unas primarias a las que ahora sólo se presentará él.

No obstante, antes de descartar a Rubalcaba y acusar al presidente por el asesinato de Carme Chacón, no estaría de más asegurarse de que el culpable no ha sido un tercero. Es posible que quien tenga interés en que Rubalcaba acepte unas primarias y se olvide de lo del congreso sea alguien que quiere presentarse a ellas, que sólo tiene una oportunidad razonable de vencer si no se presenta Chacón, y que sólo dirá que va a estar en la carrera cuando haya sido convocada. El único aspirante capaz de derrotar a Rubalcaba en unas primarias es José Bono. Quizá él sea el asesino.

O puede que Rubalcaba haya obrado por cuenta de otro, alguien que, oculto en la maleza, espera saltar a la yugular de Zapatero en un congreso o tras unas primarias. Tendría que ser un nombre con un prestigio tan abrumador que fuera capaz de intimidar a cualquier competidor. A cualquiera, menos a Chacón, quien parecía estar dispuesta a presentarse en cualquier caso. Por eso yace hoy inerte en la yerba.

En fin, un asesinato, desde luego, pero ¿quién es el asesino?


Libertad Digital - Opinión

Mladic, enemigo íntimo. Por Hermann Tertsch

Dicen que 300.000 votos legitiman una opción criminal. Mladic y Hitler tenían muchos más votos que Bildu.

VAMOS hoy a olvidar por un momento la farsa en tres actos de «los Borgia en la Casa del Pueblo» por mucho que ya tengamos la primera víctima servidita. Resistiendo a la tentación de narrar crónica de las patéticas piruetas del cadáver aún ambulante que es don José Luis, el eterno adolescente y ya presidente de la nada. No deja de haber cierta poesía de justicia histórica en el hecho de que va a dejar su partido hecho unos perfectos zorros. Hubiera sido intolerable que con la capacidad destructiva demostrada en convertir España en una escombrera, quienes han sido sus jaleadores y cómplices en mil tropelías heredaran un partido indemne. Está ya claro que no será así. Déjenme por tanto olvidar por un rato esa triste astracanada y comentarles un hecho feliz que me alegró ayer el día. Que es la detención del general Ratko Mladic en Serbia. Siempre es bueno que detengan a un asesino fugado y más cuando se trata del mayor criminal de guerra en las listas de busca y captura. Pero esta detención va más allá. El hecho de que fuera detenido en Serbia, en una sociedad donde todavía contaba con una vasta red de colaboradores y admiradores, revela los avances en la calidad democrática de Serbia, que con todas sus dificultades da un paso importantísimo hacia su normalización y confirma el compromiso europeísta de sus autoridades, con el presidente Boris Tadic a la cabeza. Sólo hay que recordar a su antecesor, el presidente Vojislav Kostunica, que hizo lo imposible por cultivar el recelo hacia el Tribunal de La Haya y protegió así a todos los fugitivos. Tras la detención de Mladic, quedan por capturar algunos criminales de aquella guerra. Pero ningún miembro del triunvirato del crimen formado por Milosevic, Karadzic y Mladic queda ya impune. Y ese es el principal mensaje que ayudará a la sociedad serbia a cerrar aquella negra página de su historia.

Ahora con todos contentos con su detención convendría recordar algunos hechos del comienzo de la carrera criminal de Mladic. Yo pasé los primeros años de la guerra en el escenario de sus crímenes. Sus atrocidades nos cambiaron a muchos. Él fue nuestro enemigo más íntimo. Recuerdo bien la devoción que le tenían las tropas serbias, desde los reclutas más ingenuos a los paramilitares más feroces. Presencié muchas de sus hazañas. Conté cadáveres destrozados por metralla o mutilados a cuchillo en ciudades y aldeas. Y asistí al drama de las víctimas. Fue en los años previos a la matanza de Srebrenica. Allí Mladic liquidó más de 7.000 hombres, ancianos y adolescentes musulmanes. Hasta entonces, la UE había hecho el permanente ridículo en negociaciones con un Mladic al que elogiaba como interlocutor fiable. También confiaban en Milosevic. Muchas veces comparé aquello con la vergüenza del Tratado de las democracias europeas con Hitler en Múnich en 1938. Se cedía continuamente a las pretensiones del criminal en la esperanza de aplacarlo. Lo único que se conseguía era aumentar su voracidad y su desprecio a nuestra ceguera y cobardía. Quienes denunciamos las matanzas de Mladic fuimos acusados de demonizar a «la nación serbia». No condenábamos a los serbios sino la política criminal que se hacía en su nombre. Lo cierto es que Milosevic y Mladic gozaron del mismo apoyo popular en su aventura genocida que medio siglo antes había tenido Hitler en Alemania. Sólo la fuerza y determinación de EE.UU., una vez más, lograron parar aquello. Después de Srebrenica. Es bueno recordarlo ahora aquí en España cuando algunos dicen que 300.000 votos en una región española legitiman una opción criminal. Mladic, y por supuesto Hitler, tenían muchos más votos que Bildu.

ABC - Opinión

Tiempo convulso: Rubalcaba for president y caso Chacón. Por Antonio Casado

En el minuto y resultado aparece el caso Chacón. La ministra renuncia pública y oficialmente a lo que pública y oficialmente nunca ostentó. Pero era un secreto a voces que, animada de forma más o menos explícita por Zapatero, contaba las horas que faltaban hasta el sábado para anunciar su deseo de medirse con Rubalcaba en las urnas.

La espantada evita el careo político y generacional con su compañero de Gobierno aunque el careo ya se percibía. Y se percibe. Véanse las reacciones del aparato central del partido, más próximo al vicepresidente, donde reina un visible malestar por el papel de víctima adoptado ayer por la ministra. Así, mientras ella dice que renuncia para no poner en riesgo la unidad del PSOE, la autoridad de Zapatero y la estabilidad del Gobierno, los del otro bando atribuyen su decisión a la falta de apoyos para seguir adelante.


Son los despropósitos del tiempo convulso que está viviendo el PSOE. Suma y sigue. La joven dirigente “catalana y española” retira su candidatura a la Moncloa en unas primarias internas y la presenta a la secretaría general del partido en un futuro congreso. En su comparecencia de ayer presentó un esbozo de programa: recuperar identidad socialdemócrata, aplicar valores de igualdad en un contexto de crisis, reafirmar la política frente a los poderes económicos, devolver la dignidad al oficio político, por una España unida y plural, etc. Y sus adversarios, que creen haber visto un cierto narcisismo en su discurso, se preguntan si acaso ella tiene el copyright de esos objetivos.
«La joven dirigente “catalana y española” retira su candidatura a la Moncloa en unas primarias internas y la presenta a la secretaría general del partido en un futuro congreso.»
Así de revueltas bajan las aguas del PSOE. Decíamos ayer (a sus pies, fray Luis) que habría primarias internas siempre que Chacón diese un paso adelante y Rubalcaba no diese un paso atrás. Y ha ocurrido algo absurdo: sin haber dado el paso adelante, Chacón lo dio hacia atrás. Y cuando Rubacaba amagó con dar un paso hacia atrás -los resultados del 22-M y la revuelta de los indignados arruinaron su hoja de ruta-, la espantada de Chacón le dejó sólo en la posición de delantero centro.

Ahora quedamos a la espera de que alguien dé el pasito y quiera disputarle esa posición al vicepresidente del Gobierno al amparo de las elecciones primarias que mañana convocará el Comité Federal. Lo más probable es que no se celebren. Por incomparencia de un segundo candidato socialista a la Moncloa. O un tercero, o un cuarto.

Solo es lo más probable, pero en un PSOE en ebullición nada se puede descartar. Ni un congreso extraordinario, aunque la convocatoria de primarias aleja esa posibilidad que, de todos modos, ya había perdido fuerza en las últimas horas. Patxi López y otros acabaron entendiendo que un congreso exraordinario para sustituir a Zapatero equivale a hacerle el trabajo a Mariano Rajoy con una moción de censura. No ya contra el líder socialista sino contra el presidente del Gobierno, que hubiera tenido que adelantar las elecciones generales, al gusto del PP, antes de verse abocado a gobernar con un partido que acaba de repudiarle. Absurdo.


El Confidencial - Opinión

Casas de tolerancia. Por M. Martín Ferrand

¿Es tolerable que los espacios públicos se conviertan en campamentos para la asamblea y el dislate?

ME gustaría saber quién fue el mago del lenguaje que, en brillante alarde de eufemismo, bautizó como casas de tolerancia a las que lo son de lenocinio. Esa es la magia del idioma, su elasticidad. Una casa de camas, o de citas, como muchos le siguen llamando a esos escondites urbanos, más antiguos que el mismísimo urbanismo, no ennoblece a quien las usa; pero lo de la tolerancia, la palabra máxima de la convivencia, les presta un aspecto respetable. Algo parecido ocurre con la Puerta del Sol de Madrid, la Plaza de Cataluña en Barcelona y demás espacios públicos españoles en los que, por su cuenta y sin riesgo alguno, han decidido acampar los «indignados» que quieren cambiar el mundo sin dedicarle demasiado esfuerzo a tan quimérico proyecto. Un curioso fenómeno que, sin ser gracioso, ha caído en gracia a gentes biempensantes, como Eduardo Punset, que, puesto a buscar antecedentes razonables a la sinrazón del caos ha comparado a los okupas ovetenses de la Plaza de la Escandalera con los esforzados viajeros que hace centenas de siglos inauguraron la ruta de la seda.

El progresismo de salón, como el toreo de la misma especie, cursa sin cornadas y no suele ser peligroso para quien lo luce y practica; pero puede producir daños a terceros, a gentes buenas y escasas de criterio a quienes se les induce a confundir el culo con las témporas. En aras de la libertad y la democracia, ¿es tolerable que los espacios públicos se conviertan en campamentos para la asamblea y el dislate? Se entiende que los jóvenes, y quienes hemos dejado de serlo, nos hayamos instalado en la indignación. Cinco millones de parados, una crisis inabordable, un gobierno inútil y una oposición más prudente que activa son una gran catapulta para el enfado individual y colectivo; pero, ¿el cauce adecuado para su expresión son los campamentos callejeros con olores desagradables, sospechosos y ciertos, y exhibición de zafiedad?

Mal hizo el ministro de Interior, aunque se le haya aplaudido la astucia, cuando no cumplió el mandato de la Junta Electoral Central y amparó el flagrante incumplimiento de la ley por parte de estas tribus indignadas que no coinciden en forma y tiempo con el verdadero cabreo de la mayoría cívica; pero ahora, en evitación de males mayores —que es como se le dice a la indecisión en la práctica administrativa—, el mal se perpetúa. Indefinidamente. Sé que predico contra corriente, que parecen mayoría quienes contemplan el fenómeno del desorden como muestra de salud social; pero, en puridad democrática, la pasividad de Interior es irresponsable. La casa es de putas aunque se le diga de tolerancia.


ABC - Opinión

El timonel. Por Alfonso Ussía

«Barco sin timonel, al fondo con él», dice el refranero. No lo dice el refranero, pero lo podría decir. En el refranero español se pueden encontrar incomensurables tonterías elevadas a sabiduría popular. No es obra tonta, pero si acogedora de sandeces. El libro de los tontos por excelencia es el «Guiness de los récords», que reúne en sus páginas todas las metas majaderas que el hombre se ha propuesto, como crear el bocadillo de mortadela más grande del mundo –cien metros de bocadillo, por ejemplo–, ensalzar al tío que se traga más salchichas en una hora o elevar al rango de héroe al individuo que ingiere más huevos cocidos en quince minutos. «Barco sin timonel, al fondo con él», y vuelvo a mi falso refranero. El PSOE es un gran barco, un trasanlántico. ¡Qué facil el ejemplo manido del «Titanic»! No. El «Titanic» se hundió por las causas que todos sabemos. El inmenso barco del PSOE se ha vuelto tarumba y no tiene timonel. Busca al sustituto, pero dos bandos muy diferentes de tripulantes desean imponer al suyo y con distintos métodos. Y el timonel ha perdido el rumbo hacia el norte, el sur, el este y el oeste. Incluidos los puntos del nordeste, el noroeste, el sureste y el suroeste. Al timonel oficial del PSOE le dicen que ponga rumbo a Cádiz y al cabo de los días entra en chapucera arribada al puerto de Keflavik. Porque el timonel obedece a ciegas al capitán, y el capitán no quiere salir de su cámara para evitar las miradas de sus marineros, que no son de aprecio, precisamente. El timonel, José Blanco, está a un paso de mandar al capitán a freir gárgaras, y no lo hace porque aún le recuerda su conciencia que sin el capitán, jamás habría conseguido el mando del timón. A estribor, esperando el golpe de mano, el segundo oficial Rubalcaba. A babor, la tercera oficial Chacón, siempre asesorada por un señor muy sinuoso con rima consonante, Barroso, que es su marido e íntimo amigo del capitán que no sale del camarote. Y en la popa, cobijado de todos los vientos, y a sabiendas de que el barco se va a empotrar contra la primera isla que encuentre a su paso, el comodoro Bono, el más listo de todos ellos, que aguarda con paciencia el momento en el que el capitán, el timonel, el segundo oficial, la tercera oficial y el planificador poderoso con rima consonante –Barroso– se lancen al agua para compartir su futuro con los pingüinos y los besugos. A los primeros les extrañará su presencia, pero los segundos los recibirán como si fueran de la familia. Un capitán que no manda, un timonel que ha perdido el rumbo, un segundo oficial que no se sale con la suya, una tercera oficial que merece entre los suyos el apodo de «la niña», y un instigador ambicioso con rima consonante –Barroso–, a media milla están de hacer naufragar el inmenso barco socialista. Más de dos millones de marineros se han tirado por la borda. Y entre todos, el único que sonríe y se guarda de chismes, navajazos, zancadillas, rumores y demás delicias, es el comodoro Bono, que ha decidido mantenerse al margen para llegar a ser lo que siempre deseó, el capitán. Puede conseguirlo, pero sería capitanía de barco de partido, que no de nación, porque la segunda, según van las cosas y según fueron el pasado domingo, parece tenerla asegurada un marino gallego tranquilo y barbado, que, tantas veces incomprendido y criticado, ha sabido mandar el otro gran barco de partido con tacto y eficacia. Y así están las cosas. Un barco tranquilo y seguro, otro con vías de agua por todas partes y un solo tripulante sonriente, y los besugos esperando la llegada de sus familiares.

La Razón - Opinión

Un partido a la deriva. Por José María Carrascal

Rubalcaba o Chacón, ¿qué más da? Son criaturas de Zapatero. Han colaborado en su política. ¿Quién va a confiar en ellos?

¿QUÉ fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué celebrar antes, el congreso federal o las primarias? El PSOE está perdiendo el tiempo, las energías y el poco prestigio que le queda en tal acertijo. Sin querer darse cuenta, como los boxeadores sonados, de que se trata de la misma cosa: cómo librarse de Zapatero. En un congreso, le desposeerían de su cargo de secretario general, en unas primarias, elegirían al hombre o mujer que le sustituiría. En cualquiera de los dos casos, quitárselo de encima. ¡Quién iba a decírselo a él, que acaba de firmar lo que puede ser el broche de oro de su labor legislativa: la muerte sin dolor! Aparte del hecho de que Zapatero está ya políticamente muerto.

Pero si el PSOE cree resolver sus problemas con el anuncio de Carme Chacón de no presentarse a las primarias, se equivoca más que de costumbre. Congreso o primarias, Rubalcaba o Chacón, ¿qué más da? Tanto el vicepresidente Primero con la ministra de Defensa son criaturas de Zapatero. Han colaborado en su política suicida, no vieron que nos llevaba al desastre, y si lo vieron, no han tenido la entereza de oponerse o de dimitir. Es más, oigan a la autosacrificada: «Me pongo a disposición del próximo candidato socialista». Nunca se ha hecho una oferta de aceptar el segundo puesto en el ticket tan plúmbeamente. ¿Cómo va a confiar en ellos el pueblo español? ¿Cómo van a representar la renovación que necesita su partido? ¿Cómo van a ejercer el liderato que necesita España? No hay más que verles y oírles para darse cuenta de que son ya tan pasado como su jefe. Mejor dicho: no hace falta verles ni oírles, pues desde el batacazo del domingo, tanto Rubalcaba como Chacón están tan ansiosos de aparecer políticamente correctos que no transmiten nada, como figuras de un museo de cera.


Y ahora, vamos a dejarnos de funambulismos y hablar de la realidad. Vean lo que publicaba ayer el New York Times: «Una suspensión de pagos griega puede desencadenar una reacción en cadena que alcance a otros países mayores, como España, lo que causaría una catástrofe económica global. De ocurrir una quiebra española, ni un solo banco del mundo dejaría de estar afectado. Los bancos norteamericanos tienen invertidos 187.000 millones de dólares en España según los últimos datos. Y lo que advierte la OCDE: España tardará 15 años en recuperar el nivel de empleo anterior a la crisis.

Esto es lo que se dice fuera. Dentro, nos queda todavía el lamentable espectáculo de oír a la progresía: «Yo sostuve siempre que Zapatero se equivocaba», «se veía que iba derecho a estrellarse», «está agotado» y cosas por el estilo. Empiezan ya a decirlo en radios, periódicos y televisiones. Eran los mismos que hasta el domingo nos llamaban antipatriotas a quienes veníamos advirtiéndolo. Aunque no hay que tomárselo a mal: caen chuzos y buscan conservar su puesto bajo el PP. Puede incluso que algunos lo conserven.


ABC - Opinión

Chacón. El final de los mindundis. Por Cristina Losada

Tal vez se trata únicamente de un quítate tú que me pongo yo. Pero sería bonito que fuera una rebelión contra los mindundis, contra aquellos good for nothing que hicieron su propia revuelta con el culiparlante Zapatero como mascarón de proa.

La ministra de la Guerra se ha rendido y no seré yo quien lo lamente. Los políticos profesionales llevan ahora mala fama, pero hay instantes en los que sólo se puede exclamar: ¡ya está bien de aficionados! Así, celebraré cada ocasión en que uno de los imberbes dé un paso atrás y tengo por gran noticia que Chacón se retire de la carrera, o la hayan retirado. Cuando un partido se encuentra con sus cuotas de poder en vías de extinción, arriesgarse a que cojan el volante quienes aún circulan con la L es de una temeridad demente. En una emergencia, el auténtico profesional percibe el peligro, igual que el amateur se percata de la oportunidad que tiene. Sólo aquí y ahora, en la confusión y el marasmo, desde el Gobierno, con la protección y la bendición del todavía secretario general y presidente, podía llegar Chacón a la cima.

¿Y con qué méritos?, preguntarán. El proyecto político que acaba de presentar y de retirar, al mismo tiempo, impresiona por su simpleza, pero carece de importancia. Las bazas de Chacón, como ella se encargó de destacar, eran su condición de mujer y de catalana. Dos señoras virtudes para alcanzar La Moncloa y dos raras cualidades que España, a tenor de sus palabras, estaba preparaba para asumir y premiar. Pero la cuestión, claro, nunca fue si España estaba preparada; la cuestión era si lo estaba Chacón. Y sus compañeros dirigentes no lo creen. Quizá han tenido bastante con la película experimental de Zapatero y no quieren ver una secuela ni en pintura. Tal vez se trata únicamente de un quítate tú que me pongo yo. Pero sería bonito que fuera una rebelión contra los mindundis, contra aquellos good for nothing que hicieron su propia revuelta con el culiparlante Zapatero como mascarón de proa. Y triunfaron.

El mindundi puede ganar, por supuesto. Nadie le discute habilidades, emotividad, empatía y artimañas de apparatchik. Ahí está la carrera del chico de León como prueba. Pero como prueba tanto del éxito como del desastre; desastre para la nación y, a la postre, desastre para el partido. El telón está a punto de caer. La capitulación de "la niña de González", de la petite soeur de Zapatero, aboca a suponer que las primarias se cancelan y con ellas, la presidencia. Un presidente así desautorizado, al que se le despoja incluso de la capacidad de elegir la forma y el plazo de su muerte política, está para recoger sus cosas y marcharse. Sic transit.


Libertad Digital - Opinión

El motín de los pretorianos. Por Ignacio Camacho

Zapatero queda secuestrado por los barones, sin autoridad ni poder, rehén de una conjura de pretorianos.

LA revuelta de los coroneles socialistas ha terminado, por ahora, con el secuestro del poder y la desautorización de Zapatero mediante el sacrificio expiatorio de su presunta favorita, victimada por el líder para salvar provisionalmente su propio pellejo. Los conspiradores se han conformado con la cabeza de Carmen Chacón a cambio de no escenificar en el comité federal la muy shakespereana tragedia del apuñalamiento del César. Siguen sin fiarse de él pero le han dado una salida porque todos saben que el psicodrama en público hubiese destrozado lo que queda de la marca PSOE; si consideran peligroso el espectáculo de las primarias, por lo que tiene de desgaste fratricida, mucho más grave sería el golpe cruento con ejecución sumarísima del tribuno a la vista de la plebe.

Han sido las horas más tensas del partido desde aquel ya lejano congreso en que Felipe dio el portazo haciéndose la víctima. Un paroxismo de reuniones, llamadas y contactos a la desesperada en un delirio de intrigas. Todavía un poco antes de su abatida comparecencia de prensa, Chacón estaba recabando apoyos de dirigentes de una corriente crítica. Sitiado en Moncloa por los conjurados, Zapatero ha fundido varias baterías de su teléfono móvil. Y Rubalcaba, si te mueves te la clava, ha temido hasta el último momento que se la fuesen a clavar a él; despechado por el silencio hermético del presidente, ha apretado tuercas y movido hilos —los últimos, los de Bono— entre amagos de renuncia y protestas de traición. En ese crescendo límite de tirantez y presión se estaba jugando el futuro inmediato del PSOE, tambaleante tras el descalabro electoral: la herencia de un postzapaterismo genuino, líquido y juvenil, o el retorno al prezapaterismo de la vieja guardia. Ha ganado el socialismo con barba pero la solución de compromiso, forzada para mantener apuntalada la apariencia del liderazgo presidencial, deja muchos recelos, muchas heridas y, sobre todo, muchas cuentas pendientes.

El comité federal ya se ha celebrado entre las bambalinas del poder. Lo del sábado será una puesta en escena de la proclamación rubalcabiana, quizá con algún desahogo retórico de los perdedores del pulso. Las nomenclaturas de los partidos le tienen pánico a los ejercicios de democracia interna, en los que casi siempre salen malparadas. Chacón, posible o potencial beneficiaria del descontento de la militancia —«¡¡cosas maravillosas!!»—, se equivocó el domingo al escaquearse de la foto de la derrota y el martes al pedir amparo al presidente cuando éste ya no tiene poder efectivo para protegerla. Pero en este golpe de mano no sólo ha perdido ella; Zapatero queda prisionero de los barones, sin auctoritas ni potestas, y tendrá que agotar, o quizá abreviar, su mandato como indisimulado rehén de un motín de pretorianos.


ABC - Opinión

«Dedazo» en el PSOE

El aparato del PSOE ha presionado desde el 22-M, e incluso antes, para conseguir por todos los medios que el sucesor de Zapatero no saliera de unas genuinas elecciones primarias. Era un secreto a voces que esa presión estaba destinada a que Rubalcaba resultara ungido como candidato único sin necesidad de rivalizar con otro aspirante. Hasta el propio interesado, como informó LA RAZÓN, amagó con retirarse si no se le dejaba el camino expedito. La maquinaria de Ferraz ha sido implacable, y ayer consiguió su objetivo: Carme Chacón anunció por sorpresa su renuncia a concurrir en el proceso de primarias. Pero la retirada de Chacón no ha sido inocua y, si bien acorta el trámite sucesorio, aplaza el debate de fondo en el PSOE y abre una guerra soterrada, tan cruenta como impredecible, por el control del partido. De hecho, la ministra de Defensa disparó ayer varias cargas de profundidad contra el discurso oficial del aparato y de los barones. Sus palabras fueron una suerte de alegato contra la adulteración de la democracia interna y una crítica directa a la presunta madurez de la organización para acometer la transición entre un liderazgo y otro. Al justificar que con su retirada pretendía preservar la unidad del partido, la autoridad del secretario general y la estabilidad del Gobierno, Chacón estaba acusando a sus adversarios de extremar las presiones hasta límites inaceptables. Nada más y nada menos. La ministra acusó a quienes se movilizaron para evitar las primarias previstas en los estatutos –entre ellos, obviamente, Rubalcaba y el resto de barones que le respaldan, aunque no los citó– de «poner en riesgo» esos pilares centrales del PSOE y de cualquier organización política. A partir de ahí, ¿cómo podrá presumir el PSOE de democracia interna si el hecho de que alguien ose presentar su candidatura pone en peligro «la unidad del partido, la autoridad del presidente e incluso la estabilidad del Gobierno»? De la confesión de la ministra se deduce que la libertad no ha sido tal y que el aparato del partido se ha encargado de encauzar y controlar un proceso teledirigido con una única salida. Hasta tal punto ha sido así, que Chacón reconoció que hace 48 horas tenía decidido presentarse a las primarias y que así se lo trasladó a Zapatero en una reunión, en la que se interesó por distintos aspectos logísticos del procedimiento. En todo caso, el «dedazo» más o menos encubierto del aparato para colocar a Rubalcaba como sucesor de Zapatero es un cierre en falso de la profunda crisis del PSOE, y anticipa una guerra intestina entre las diferentes federaciones. El «paso atrás» de Chacón sólo es un capítulo y preludia un impulso para, una vez celebradas las elecciones generales con la previsible victoria de un PP en ascenso imparable, exigir responsabilidades a Rubalcaba y plantar la batalla final con todos sus apoyos. Sea como fuere, el trámite sucesorio en el PSOE se ha abreviado y su culminación será cuestión de horas, tal vez en el mismo comité federal de mañana sábado. Y ya no habrá excusa para que Zapatero no convoque elecciones generales de inmediato. Resuelto el futuro a corto plazo del PSOE, ahora urge que los españoles decidan el suyo.

La Razón - Editorial

Encrucijada socialista

El Comité Federal debe cerrar con urgencia la crisis del PSOE tras la renuncia de Carme Chacón.

La ministra de Defensa, Carme Chacón, renunció ayer a competir en unas primarias para suceder a Zapatero como candidato a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales. Es una renuncia singular, no por el hecho de que la ministra haya decidido tirar la toalla en medio de maniobras y presiones internas, según denunció, sino porque las primarias a las que renuncia no están ni siquiera convocadas. También es singular porque, por las razones que sean, Chacón, que llevaba semanas preparando en secreto su candidatura, anunció su retirada con graves acusaciones sobre un supuesto compló urdido por quienes, con absoluta transparencia, han apostado por la celebración de un congreso.

El Comité Federal del PSOE de mañana tiene que decidir entre convocar a los militantes para elegir a un candidato o anunciar un congreso del que, además del candidato, saldría un secretario general. Desde el momento en que Chacón ha renunciado, el Comité Federal se ve obligado a reflexionar sobre cuál de los dos caminos es el más conveniente para evitar una derrota como la del 22 de mayo.


Los partidarios de Chacón, y por tanto de la convocatoria de elecciones primarias, argumentaban que la celebración de un congreso favorecía a su rival, quien, como ella, tampoco confirmó expresamente sus intenciones en ningún momento. Parecería, en principio, que la renuncia de Chacón abre las puertas a unas primarias con un único aspirante, que sería proclamado por el Comité Federal. A partir de este momento, todo depende, entonces, de si el secretario general, Rodríguez Zapatero, logra imponer sus planes, y si los partidarios de forzar un congreso aceptan sustituir este por otro formato que permita de forma efectiva un debate a fondo que no se limite al nombre del candidato. En caso de que se cierre el proceso este mismo sábado con la proclamación del cabeza de lista para 2012 sin necesidad de votaciones, sería más que conveniente que fuese seguido de un profundo debate sobre el futuro del socialismo en España. Tampoco la celebración de un congreso garantiza de forma automática la resolución de todos los intereses, si bien transmitiría a los ciudadanos el mensaje de que el Partido Socialista ha interiorizado la gravedad de los resultados del 22 de mayo.

Nada garantiza que, en caso de celebrarse un congreso, Pérez Rubalcaba sea el único candidato a la secretaría general. Podrían aparecer otros sobre la base de que lo que está en juego no es quién debe concurrir a unas elecciones que se dan por perdidas, sino quién se hará con la dirección del partido a partir del día siguiente. Pero con un candidato recién elegido, ese debería ser un riesgo menor. Suceda lo que suceda entre hoy y mañana, el objetivo debería ser cerrar esta grave crisis de inmediato, la elección del nuevo aspirante con el pleno respaldo del Comité Federal y centrar todas las energías, en el partido y en el Gobierno, en asegurar las reformas emprendidas hace un año.


El País - Editorial

Lo importante es el PSOE, no España

Si hay algo que está quedando claro tras las luchas intestinas en el seno del Gobierno es que a los principales implicados el porvenir del país les importa más bien poco.

Al anunciar su renuncia a presentarse a las futuras primarias para escoger al candidato del PSOE en las próximas elecciones generales, Chacón ha dicho defender así la unidad y la imagen del PSOE, la autoridad de Zapatero y la estabilidad del Gobierno. Una larga retahíla en la que, como suele suceder con los líderes socialistas, se hace notar una clara ausencia: el bien de España. No es raro en quien se ha preocupado sólo de cuidar su imagen antes que de ocuparse de los problemas de los militares a su cargo.

Resulta curioso que un partido que siempre presume de su democracia interna, que efectivamente es mayor que en otros partidos, evita las primarias en cuanto tiene la oportunidad. Lo intentaron con Tomás Gómez y lo han conseguido con Chacón. Parece que estas elecciones internas siguen ahí no porque crean en ellas, sino porque han hecho tanta propaganda que les resulta muy difícil justificar su eliminación, que es lo que en realidad querrían. Será difícil que Rubalcaba, si como parece es finalmente el candidato único, pueda emplear ese argumento como reclamo electoral.

No hay duda de que Chacón podría haberse colocado en una muy buena posición de salida en el caso, probable pero no seguro, de que el candidato del PSOE, léase Rubalcaba, fracase en las próximas elecciones generales. De ahí que haya querido dar esa apariencia de sacrificarse por el bien del PSOE que otros han puesto en riesgo. Pero la política, a estos niveles, es un juego cruel y para cuando llegue ese momento podría ya haber desaparecido como opción para dirigir los destinos del partido.

Pero si hay algo que está quedando claro tras las luchas intestinas en el seno del Gobierno es que a los principales implicados el porvenir del país les importa más bien poco. Su única preocupación son ellos mismos y, de vez en cuando, el partido sin el cual no serían nadie. Empezando por el mismo Zapatero, que anunció que no se presentaría de nuevo a las elecciones para que el PSOE tuviera mejores resultados, pero nunca se le ha pasado por la cabeza dimitir como presidente para que el país pase a estar gobernado por alguien más capaz de afrontar la crisis.


Libertad Digital - Editorial

Otra pirueta

La renuncia de Chacón es un parche para la reunión de mañana en Ferraz, pero también un catalizador de los enfrentamientos del PSOE.

LA renuncia de la ministra de Defensa, Carme Chacón, a optar a la candidatura socialista para las elecciones generales de 2012 demuestra la falta de sinceridad con la que la dirección del PSOE, empezando por su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, está dirigiendo este proceso de quiebra poselectoral. Las proclamas del presidente del Gobierno sobre la ejemplaridad de la democracia interna del PSOE se convierten en una farsa ante la satisfacción que ha provocado la renuncia de Chacón. Dicen unos socialistas que quieren primarias, pero al mismo tiempo no quieren más de un candidato, degradando así el concepto electoral. También dicen que asumen la derrota, pero no quieren un congreso de renovación, que es lo propio tras una debacle como la sufrida. Esta sucesión de acontecimientos parece encubrir una designación del candidato a dedo tras una parodia de democracia interna, de tal manera que no ponga a Zapatero fuera de la Secretaría General, ni al PSOE fuera del poder, al menos hasta marzo de 2012. El PSOE está dejándose en esta resaca poselectoral el escaso crédito que le quedaba como partido gobernante, revelando una absoluta falta de criterio para saber qué rumbo tomar tras el veredicto de las urnas. El afán por eliminar candidatos y la ansiedad por la pérdida del poder descubren un PSOE carente de fortaleza ideológica y expuesto a la debilidad de estos años de zapaterismo, es decir, de gestión oportunista de la bonanza económica, de agitación radical de la sociedad y de falta de consistencia en los principios. En definitiva, el PSOE paga la factura de haber cambiado sus siglas por las de ZP.

A pesar de su aparente generosidad, la renuncia de Chacón no soluciona el problema socialista. Es un parche para la reunión del Comité Federal de mañana, pero también un catalizador de las contradicciones y los enfrentamientos internos. La encrucijada socialista no era la candidatura de Carme Chacón, sino continuar o no con Rodríguez Zapatero como secretario general. La encrucijada socialista no es simular primarias o abrirse en canal en un congreso extraordinario u ordinario, sino abandonar o no la banalidad ideológica del zapaterismo. En este momento, el PSOE se está comportando como un partido de perdedores que no asumen que lo son, y esa ignorancia la paga España con una inestabilidad mucho mayor que la que podría generar una convocatoria anticipada de elecciones generales. Zapatero le está haciendo al PSOE lo mismo que le ha hecho a España en siete años.


ABC - Editorial