lunes, 6 de junio de 2011

Evita Rubalcaba. Por Fernándo Sánchez Dragó

ENCABEZAMIENTO

Hace tiempo que el peronismo dejó de ser un sustantivo argentino para convertirse en un adjetivo iberoamericano. Dada la asombrosa, casi inhumana capacidad de fascinación verbal de los rioplatenses occidentales, las cuatro generaciones que lleva Argentina bajo la ruinosa bota de los peronistas han alumbrado, paradójicamente, uno de los dos modelos retóricos del subdesarrollo inducido. El otro es el castrismo, que tuvo en otro argentino, Ernesto Guevara, el modelo estético de una dictadura más larga y sanguinaria que ninguna otra. Pero ambos, Cuba y Argentina, son la prueba de que los países más prósperos del mundo pueden convertirse en los más miserables y fallidos si padecen un socialismo pertrechado de demagogia o una demagogia adobada de socialismo.

Desde que Evita se convirtió en musical de Broadway, los aspectos más genuinamente demagógicos del peronismo se sentimentalizaron hasta extremos delirantes y, por ende, universales. La ridícula mixtura de Evita y el Che sobre el escenario -un ídolo pronazi y un ídolo postcomunista- fue más allá del Pacto Hitler-Stalin o Molotov-Von Ribbentrop. Tal vez porque, para llegar vivo al siglo XXI, al socialismo totalitario del siglo XX le sobraron muertos y le faltó cursilería, le sobró un plan de dominación mundial pero le faltó guerracivilismo. Los Castro caerán, pero los peronistas siempre logran que caigan los demás. Por eso, el PSOE erró al tomar como modelo el PRI. El Justicialismo le pega más.

Rubalcaba ha empezado su campaña presidencial en plan Evita con barbas, atacando la «especulación» en el mundo financiero. Tiene bemoles, ver atacando a la Banca al vicepresidente de un Gobierno que ha presumido de tener «el mejor sistema financiero del mundo», que luego ha organizado el rescate bancario más caro de la Historia y que ha eternizado el despilfarro y la corrupción política en las Cajas de Ahorro. Pero si se trata de cortejar a la extrema izquierda, ese discurso que mezcla los Protocolos de los sabios de Sión y el Libro Verde de Gadafi, la lucha obamiana contra la Codicia y la peronista contra la Sinarquía Internacional, podría funcionar. De momento, las encuestas anuncian que el fracaso en el 2000 del PSOE de Almunia, cuando se echó a la izquierda con la IU de Frutos y facilitó la mayoría absoluta de Aznar, se repetiría. Pero si Rubalcaba se afeita y se pone una peluca rubia, a saber. Sería la caraba, Evita Rubalcaba.


e-pésimo (El Mundo) - Opinión

Rajoy. El PP necesita ganar. Por Agapito Maestre

Rajoy, en mi modesta opinión, tendría que decir algo nuevo, más allá de las críticas generales a la falta de credibilidad del PSOE, para alcanzar la mayoría absoluta.

Las encuestas siguen dando una ventaja de 14 puntos al PP con respecto al PSOE. Creo que ratifican lo sucedido el 22-M. Los resultados de este proceso electoral siguen dando lugar a cientos de interpretaciones. La más elemental extrapola los datos de esas elecciones a unas generales y, sin parar mientes en la diferencias entre esos procesos electorales, concluye que el PP ganará al PSOE. Puede ser. Sin embargo, son muchos los estudios demoscópicos y políticos que cuestionan tales conclusiones. La cosa es compleja, porque en política siempre se empieza de cero; algo que le cuesta comprender a Rajoy, porque él sigue diciendo lo mismo que antes del 22-M, aunque la gente pide algo más.

Naturalmente, no seré yo quien cuestione dos grandes lecciones del 22-M: en primer lugar, nadie puede negar que los españoles, incluido el millón y medios de ciudadanos que ha dejado de votar a los socialistas, han querido expulsar a Zapatero del sistema. La segunda gran lección, en mi opinión, ha sido darle la palabra a Rajoy para que nos cuente pormenorizadamente su proyecto. Rajoy, sí, tiene la palabra de aquí a las generales para convencer a millones de votantes de sus propuestas y alternativas, es decir, Rajoy tiene que generar más confianza en su persona y su proyecto, porque nadie le asegura que los 14 puntos de diferencia que le sigue sacando al PSOE puedan traducirse en una mayoría absoluta.


Porque el PP necesita ganar las próximas elecciones generales, su presidente debería dar un salto cualitativo que le llevará a forzar unas elecciones anticipadas y, sobre todo, a dar un nuevo ánimo a sus seguidores. Rajoy, en mi modesta opinión, tendría que decir algo nuevo, más allá de las críticas generales a la falta de credibilidad del PSOE, para alcanzar la mayoría absoluta. No se trata de cambiar el carácter de Rajoy, sino de la necesidad de un nuevo discurso del PP para ilusionar a sus votantes y sumar a los abstencionistas e indecisos. Harían bien cientos de cuadros del partido, cientos de periodistas y otros miles de afiliados, que necesitan que gane el PP, recordárselo a su líder: es menester dar el salto. Decir algo nuevo. El consejo no sólo serviría para mejorar los gobiernos personales de esos actores políticos, sino para dar otro ánimo a millones, casi mayoría, de ciudadanos que contemplan el triunfo del PP como una necesidad para el mantenimiento de este débil tejido democrático.

Digo esto no tanto porque yo desconfíe personalmente de Rajoy, creo que lo haría naturalmente mejor que Zapatero, sino porque el "espíritu colectivo" sobre el liderazgo del PP no ha cambiado demasiado. No es demasiado ilusionante. En fin, puede que gane Rajoy, pero la gente sigue viéndolo con cierta desgana o desanimo, a pesar de que en los últimos días trata de concretar sus propuestas especialmente en el ámbito de la educación y la sanidad pública.


Libertad Digital - Opinión

“Creo saber qué hacer los próximos cuatro años”. Por Roberto Centeno

La frase pronunciada por el nuevo jefe de gobierno “de facto” no tiene desperdicio. Sabe lo que tiene que hacer para salir de la crisis y, además, con más moral que el Alcoyano, piensa ganar las elecciones Es decir, un grado de cinismo y fantasía, que superan lo imaginable. Hombre, D. Alfredo, si sabía lo que había que hacer, ¿por qué no lo puso en práctica en los últimos tres años en los que ha cogobernado España junto a Zapatero? Claro que D. Alfredo piensa que los españoles somos tontos, y que la mentira, la demagogia y la ironía descalificadora es lo que más les va. Además, es que no sabe hacer otra cosa. De economía no tiene ni la menor idea y no quiere más medidas que le perjudiquen electoralmente; la reforma del mercado de trabajo, que aprobarán el viernes, será una chapuza infecta redactada por Méndez y Toxo

Pero, ojo con el personaje, no sólo no es un descerebrado como Zapatero, es además el jefe la Policía, donde 7.000 incondicionales nombrados a dedo le garantizan un grado de control y lealtad absolutas, nada que ver con el pardillo de Acebes, a quien destruyeron 90 toneladas de pruebas del 11-M delante de sus narices y ni se enteró. Pero sobre todo, es jefe de los servicios de inteligencia, sabe todo de todos, y no sólo lo sabe, es que también está dispuesto a utilizarlo sin contemplaciones, y en un país lleno de chorizos, mangantes y ladrones de guante blanco, tanto en la política, como en las empresas o los medios, eso tiene enorme valor. Muchos piensan que ha cometido un error y las encuestas así lo atestiguan con rotundidad, pero el cree poder darles la vuelta.


Rubalcaba es un hombre contradictorio. Para los que no le conocen y para los amigos, es una persona amoral, pero temible, capaz de cualquier cosa para llegar al poder. Para los que le conocen, sobre todo ex compañeros de Gobierno, es un enredador de corto recorrido, incapaz de diseñar una estrategia de futuro coherente, y con mucha menos solidez de la que se le atribuye. Felipe González, cuando era portavoz, ni se le ponía al teléfono. Recuerdan también que o él o sus apadrinados han perdido siempre las elecciones. En todo caso, lo indiscutible es que Rubalcaba, representa la vuelta al pasado, carece de propuesta de futuro alguna, pero tiene un plan diabólico que podría funcionar, basado en dos líneas de acción: la primera, movilizar al electorado socialista que no les votó el 22-M, y hacerse a la vez con el control de la calle aliado con el 15-M; la segunda reeditar el Frente Popular con comunistas, nacionalistas mercenarios, separatistas y filoterroristas, que para eso ha legalizado a esa banda de asesinos.

Para lo primero, piensa ir al enfrentamiento radical contra el PP, y movilizar la calle con el 15-M, cuyos líderes controla, como fuerza de choque contra el sistema, es decir, contra el PP y los banqueros, culpables de todos nuestros males, aplastar a los moderados y repetir el 13 y 14-M a gran escala. En lo segundo, cederá a separatistas y filoterroristas lo que haga falta, aunque destruya España, y con los mercenarios de CiU ya ha pactado que les dará los 1.500 millones que exigen porque sí, y si hay que parar el AVE a Extremadura se para, y que ahora no, pero en cuanto gane las elecciones (sic) les concederá el tributar por un cupo como el País Vasco, un saqueo de España tan brutal, que sería infinitamente mejor desde un punto de vista económico, conceder la independencia a Cataluña y vetar totalmente sus productos y sus empresas. Fiscalmente, las compras a las multinacionales de farmacia y alimentación radicadas en Cataluña no se sostendrían, sería mucho más rentable comprar directamente a las filiales europeas.

“Aznar es el culpable de la crisis con la Ley del Suelo, ¡decídselo a todos!”.

En línea con lo anterior, su primer acto como aspirante el pasado miércoles en Sevilla, ante cientos de militantes, afirmó con toda la mendacidad y el cinismo del mundo, “esta crisis no la ha fabricado el PSOE, nosotros solo nos la hemos comido, lo que vamos a hacer es demostrar que esto viene de Aznar con la Ley del Suelo, eso es lo que le tenéis que explicar a la gente”, y cuando los alcaldes le pedían dinero porque ya no podían pagar a los proveedores y pronto no podrán pagar las nóminas, les decía: “Os pido que aguantéis, ya llegará más dinero, pero quedan dos añitos duros”.

El segundo acto fue el viernes, su primer Consejo de Ministros como Jefe de Gobierno “in pectore”, donde lanzó un insólito ataque a los banqueros, a los que tilda de especuladores que juegan con el dinero de los ciudadanos, y se muestra dispuesto a meter en vereda a estos malvados capitalistas, algo realmente grandioso, ya que España había sido apercibida por Bruselas por ser el único país que no limitaba los escandalosos sueldos de algunos banqueros, ahora se hace y Rubalcaba se arroga el papel de defensor de los ciudadanos, con toda su cara. Y el tercer acto es culpar del crecimiento exponencial de la deuda, a las CCAA y Ayuntamientos del PP. El País explicaba el viernes que el 25 % de la deuda sanitaria es culpa de la Comunidad Valenciana, y ejemplos de despilfarro no le van a faltar.
«Lo indiscutible es que Rubalcaba, representa la vuelta al pasado, carece de propuesta de futuro alguna, pero tiene un plan diabólico que podría funcionar.»
Y entre demagogia y promesas vanas, sin buscar solución de nada, España se encuentra de nuevo en manos de los dioses. Zapatero está prácticamente desaparecido, y cuando aparece como si fuera un zombie, vive en otra dimensión, ha perdido completamente, si es que alguna vez lo tuvo, el sentido de la realidad. “Dicen que mentí negando la crisis, engañando a los españoles, es completamente falso”, “la crisis del pepino se ha gestionado magníficamente”. Rubalcaba está de campaña buscando “amor y cariño”, pues como dijo Blanco, “todo el mundo le quiere”, hasta el Pato Donald ama a Rubalcaba. Y el resto del gobierno se encuentra ocupado a tiempo completo, en tratar de salvarse de la gran purga que se avecina.

Mientras tanto, los ingresos del Estado han caído un 11,9 %, y porcentajes muy superiores los de CCAA y Ayuntamientos donde el pago de las nóminas se hace cada vez más difícil. Pero eso no es nada comparado con lo que van a caer en los próximos meses, cuando las comparaciones se realicen con las enormes subidas de la recaudación por IVA del pasado año, el desplome de ingresos puede acercarse al 20 %. Y luego los gastos, eliminando el efecto de las transferencias por el nuevo modelo de financiación autonómica, que reduce las mismas a la mitad mientras aumenta la participación en los ingresos, han bajado solo un 6 %, y los de CCAA y Ayuntamientos no han parado de subir. La supuesta bajada de los déficit en la mitad de las grandes capitales es un puro camelo, en la mayoría es consecuencia de no reconocimiento de deudas – facturas al cajón- y ocultación del déficit en empresas públicas, consorcios y fundaciones, y en las CCAA donde los gastos reconocidos crecen un 5 % cuando deberían haber bajado un 7 % tal como habían presupuestado.

Recordaba Carlos Sánchez el miércoles que la variable clave de las cuentas publicas, es “la suma del déficit de caja y la variación neta de activos financieros, 32.000 millones de euros”, hoy son ya 36.000 millones, seis veces mas que el déficit en contabilidad nacional con el que Sra. Salgado pretende engañar una vez mas a los españoles, a los mercados y a los agentes económicos. Cuando lo comprometido con Bruselas era de 24.000 millones para todo el año, dicen en Economía sin que les tiemble la voz, que esto es solo por precaución, que han demandado más dinero del necesario para tener un colchón. Si fuera así solo sería una mala gestión de la tesorería, ¿a quién se le ocurre endeudarse para meter el dinero en un cajón?, pero no lo es, es incluso menos de lo necesario, se han transferido 18.000 millones del colchón al BdE que los necesita desesperadamente para evitar la debacle, y no solo eso sino muchísimo más. A lo que se añade el desplome de la balanza de pagos, cuya necesidad de financiación ha subido en el primer trimestre un 14,9 % más, hasta los 16.000 millones de euros.

Mariano propone un plan austeridad y Alfredo ‘se chotea’

D. Mariano llevaba seis meses sin nada importante que decir, pero el miércoles reunió a sus barones y baronesas, y después de una larga reunión con ellos, planteó un documento de siete hojas con recortes de casi todo, un buen comienzo aunque ahora hay que aplicarlo. Durante el almuerzo preguntaría, “¿es verdad que se paga a 600 días en la Sanidad?, ¡si lo sabrá Camps que estuvo todo el tiempo callado como un muerto! Feijóo diría: “Es verdad, se paga a 600 días”, y lo peor, cifraría en 15.000 millones la deuda sanitaria oculta. Ramón Bauzá el nuevo presidente de Baleares que es farmacéutico, explicó que a partir de septiembre ya no se podrá pagar a las farmacias, y ante los periodistas afirmaría que habrá graves dificultades para pagar los sueldos.

Pero Cospedal fue mucho más allá, al afirmar que “Castilla- La Mancha está en quiebra total, no puede pagarse la nómina a los 76.000 funcionarios y adeuda 2.000 millones”, mientras los socialistas no paran de destruir pruebas en los feudos perdidos, escondiendo y quemando papeles, como cuando los aliados entraron en la Alemania nazi en 1945. Y mientras tanto, Rubalcaba, el rey de la gracieta, ridiculiza el plan de austeridad de Rajoy, y afirma con toda su cara que “todas las autonomías cumplirán con el déficit”. Pero hombre, D. Alfredo, cómo puede tener usted tanta cara, se suponía que era más serio, ¿no le dijeron sus mercenarios aliados Mas y Lleida en la cena, que ellos no van a cumplir y que su déficit será al menos el doble del previsto?, y el camarada Griñán ¿no le dijo en Sevilla lo mismo?

Además, vuestro cuate MAFO, que ha cometido todas las tropelías imaginables por vosotros, acaba de afirmar que 9 de 17 autonomías no han cumplido los objetivos de déficit, y que o reducen drásticamente el gasto, eso que pretende Mariano y de lo que usted se chotea, o estamos acabados. Este va a ser el gran campo de batalla en las próximas semanas, afloramiento de deudas ocultas, posibilidad de no poder pagar las nominas en infinidad de lugares y lo más importante, ¿qué van a hacer los mercados cuando tomen conciencia?


Cotizalia - Opinión

Rubalcaba. Más te valoro, menos te voto. Por Emilio Campmany

Zapatero está desatado, y no para de hacer y de decir zapateradas, y Rubalcaba se cree que puede ganar unas elecciones rubalcabeando, que es lo único que sabe hacer.

El efecto Rubalcaba ha durado lo que una comisión en un pleno municipal, un suspiro. El PP está trece puntos por delante del PSOE. Sin embargo, a los socialistas les cabe el orgullo de haber acertado a poner al frente de sus filas al político más valorado. ¿Es realmente un acierto? La experiencia enseña que en España, si eres político y te valoran, no te votan. El electorado español hace con los políticos lo que se hace con los amantes a los que se quiere dejar, decirles que se les quiere mucho y darles puerta

Adolfo Suárez, durante su estancia en el CDS, en tránsito hacia su retiro, lo dijo muy gráficamente: "Queredme menos y votadme más". Y el españolito de a pie no hacía ni caso. Cada vez quería más a Adolfo Suárez y cada vez lo votaba menos. Con Julio Anguita pasaba algo parecido. A Anguita se le valoraba muchísimo, pero el electorado de izquierdas insistía en preferir a Felipe González, al que no querían nada, pero al que seguían votando con mascarilla. Es verdad que los que ganan sus primeras elecciones, al poco de hacerlo, son también muy bien valorados. Pero eso es porque a todos nos gusta sentirnos partícipes del éxito. Y, en cualquier caso, el sarampión pasa pronto y el vencedor pierde enseguida el cariño de los electores, aunque el voto tarda mucho más en desertar.


Así que, lo primero a lo que hay que aspirar en este país mágico, si quieres ganar elecciones, es que los electores no te valoren mucho. Si se entusiasman contigo, es que ni por un momento te quieren ver en el puente de mando. Pasa un poco lo mismo con los del 15-M, que a la gente le encanta sentirse tan indignada como ellos y mostrarle su simpatía, incluso darle su apoyo de boquilla, pero que se presenten a unas elecciones y verán en qué queda tanto amor, no les votarán ni sus madres.

La alta valoración que logra Rubalcaba en las encuestas deriva directamente de su puesto de ministro del Interior. Tener que brear con la ETA o lo que sea hace que, en España, el ministro de la Policía sea siempre muy valorado. Y, sin embargo, no parece Interior el ministerio ideal para saltar a la presidencia del Gobierno. A Corcuera lo valoraban muchísimo y a nadie en el PSOE se le ocurrió jamás hacerle candidato a La Moncloa.

El caso es que todo apunta a que, en 2012, si insisten en agotar la legislatura, los socialistas se van a dar un batacazo de muerte. Zapatero está desatado, y no para de hacer y de decir zapateradas, y Rubalcaba se cree que puede ganar unas elecciones rubalcabeando, que es lo único que sabe hacer. Como lo sigan valorando tanto, se va a dar un trastazo de los que hacen época. Al tiempo.


Libertad Digital - Opinión

El triunfo del corazón. Por José María Carrascal

Frente a la filosofía imperante en España de que las cosas nos vienen regaladas, Nadal nos mostró que hay que ganarlas.

¡VAYA lección de pundonor ha vuelto a darnos Rafael Nadal a los españoles! Tras el «partido del siglo» que Federer y Djokovic libraron el viernes, con el triunfo del primero exhibiendo un tenis como los ángeles, caso de que los ángeles jueguen al tenis, Nadal, aun reconociendo que el suizo es «el mejor jugador de la historia», no se amilanó, le plantó cara y terminó derrotándole contra todo pronóstico y un público abiertamente en contra. Lo hizo a base tesón, de voluntad, de sudor, de no dar ningún punto por perdido y recorriendo esa «milla extra» que según los norteamericanos es la que proporciona las victorias. Cuando ya todos los analistas deportivos daban por perdido su número uno mundial y bastantes incluso le colocaban ya en el tercer puesto del ranking, Rafael Nadal volvió a sus fueros, demostrándonos que en el tenis, como en todo en la vida, lo más importante es el corazón, la entrega, la confianza en uno mismo y la perseverancia inquebrantable.

Ningún discurso de un político, ningún eslogan electoral ni artículo periodístico es tan elocuente como la lección que Nadal dio nos ayer sobre la arcilla roja parisina. El gobernador del Banco de España acaba de advertirnos muy seriamente que el imperativo del día es la frugalidad y la laboriosidad, únicos caminos para salir del agujero en que nos encontramos. Y no sólo por nosotros, como han señalado otras autoridades económicas mundiales, Paul Volcke entre ellas, sino también por Europa, por el euro, ya que España es «la línea roja» que no puede traspasarse, pues, en efecto, no somos Grecia, ni Portugal, ni Irlanda, somos mucho más grandes, y si caemos nosotros, se cae viene abajo todo el tinglado europeo.

Tal vez suena enfático e incluso exagerado, aludir al ejemplo del Nadal en estas circunstancias, pero no lo creo en absoluto. El tenista mallorquín llegó a Roland Garros desahuciado como número uno del mundo y dado como seguro perdedor ante un Djokovic, «que lo ganaba todo», y ante un Federer que había recobrado su forma mágica. Pero Rafael Nadal se dispuso, sin alardes ni falsas expectativas, más bien humildemente, a hacer el recorrido, que resultó un víacrucis para él, pues ya de entrada estuvo a punto de caer ante un gigantón norteamericano en su día de gracia. Tampoco lo tuvo fácil en los siguientes encuentros, que le costó ganar. Pero en cada uno de ellos jugó mejor que en anterior y así, paso a paso, callada y esforzadamente, llegó a la final, y la ganó. Esto es no suerte. Esto es conquistar la suerte. Frente a la filosofía imperante en España durante los últimos años de que las cosas nos vienen regaladas, Rafael Nadal nos mostró que hay que ganarlas. Y que si se quieren de verdad, se ganan. Gracias de nuevo, Rafael.


ABC - Opinión

Rubalcaba, los sondeos, la izquierda y los acampados. Por Antonio Casado

Con la misma muestra (1.000), las mismas fechas del trabajo de campo (1-2 de junio) y el mismo margen de error (+ - 3,1 %) el periódico de tirios coincide con el de troyanos: 13,8 puntos de ventaja del PP sobre el PSOE. La irrupción de Rubalcaba como competidor “in péctore” de Rajoy en la lucha por la Moncloa ha tenido sobre los electores, según los sondeos publicados ayer, el mismo efecto que tuvo la evasión de Zapatero anunciada con diez meses de adelanto: cero.

Mal presagio anida en unos sondeos que ignoran totalmente el cambio de montura en el PSOE. Ni siquiera unas décimas, aunque sólo fuera a cuenta del efecto psicológico en un electorado que, por estar tan hundido, debería reaccionar al alza ante cualquier estímulo. Por endeble que sea el estímulo y por prematuro que sea la medición de su impacto en la opinión pública.

No es precisamente endeble el estímulo: colocar en el lugar de un Zapatero políticamente arrollado por los acontecimientos a un Rubalcaba que encabeza las escalas de valoración ciudadana de líderes y, por supuesto, las preferencias de la militancia socialista. Pero es posible que sea prematuro el cálculo de sus efectos cuando aún no había empezado su gira de aproximación a la desalentada militancia socialista (El trabajo de campo de estos sondeos coincide con el su primer desplazamiento, Andalucía, aún no reflejado en los medios de comunicación).


La militancia como correa de transmisión al no menos desalentado votante del PSOE. Talento, inteligencia, experiencia y capacidad de comunicación le sobran al vicepresidente del Gobierno y candidato socialista a la Moncloa pero se enfrenta a un potente intangible: la percepción generalizada de una irremediable barrida del PP en las próximas elecciones generales. La idea es despertar primero y fidelizar después al millón de votantes socialistas, más o menos, que militan en el pasotismo electoral o en la revuelta de los indignados.
«Talento, inteligencia, experiencia y capacidad de comunicación le sobran al candidato a la Moncloa pero se enfrenta a un potente intangible: la percepción generalizada de una irremediable barrida del PP.»
Para ese viaje no basta la capacidad de comunicación de Rubalcaba. Necesitará echar a las alforjas proyecto, ideas y programa. Con una doble mira. Por un lado, redefinir el socialismo español y actualizar la Socialdemocracia ¿Qué sentido tiene eso cuando ha desaparecido el irreconciliable y clásico enfrentamiento entre capital y trabajo? Y por otro lado, ha de ser generoso en compromisos y respuestas frente a los millones de españoles que comulgan con los acampados en las glorietas de nuestra geografía urbana.

Si Rubalcaba no conecta con ese malestar y sus causas, mal va a funcionar el despertador en la oreja de los militantes socialistas y, por contagio, los once millones de votantes logrados en 2008. Ese malestar denunciado ya hace quince años por Victoria Camps, catedrática de Ética y ex senadora socialista. Camps predicó entonces en el desierto (El malestar de la Vida Pública, 1996) sobre la desmoralización de la ciudadanía y lo que significa ser de izquierdas a estas alturas de la película. Ahora tiene el PSOE la oportunidad de recuperar su pensamiento sin necesidad de recurrir a Stephane Hessel (Indignaos).


El Confidencial - Opinión

Rubalcaba. La importancia de llamarse Alfredo. Por José García Domínguez

Desengañémonos, es lo que demandan las democracias dizque maduras: un Jimmy o un Tony –o un José Luis–, tipos vulgares con cierto aire juvenil y una expresión que no recuerde precisamente a Sócrates.

Alfredo, quiere que le digan Alfredo. En la última página de su magna Teoría General, sostenía Keynes que los hombres prácticos, esos sensatos burgueses que tanto desprecian a los intelectuales y se creen libres de toda influencia externa en sus ideas, suelen ser esclavos de un economista muerto. Aunque, como el propio Keynes, también eso comienza a ser historia. Y es que, ahora, acaso porque nada hay que no sea definitivamente empeorable, los gobernantes han devenido reos de un amo mucho más plebeyo: el asesor de imagen. En general, algún politoxicómano ágrafo extraído de los bajos fondos del mundo de la publicidad. Que no otro ha de ser quien le haya ordenado: "Tú serás Alfredo, y sobre esa piedra edificarás mi estrategia de proximidad emocional con el consumidor".

Por lo demás, igual que los castillos se construyeron para defender al individuo frente al Estado, los apellidos fueron creados con el afán de dignificar a los Alfredos que en el mundo han sido. Gracias a acceder un nombre doble –triple en España por mor de la pureza de sangre–, el siervo de la gleba se acercaba al noble, que disponía de una ristra completa, amén del escudo de armas. Justo lo contrario de cuanto el vulgo contemporáneo más desea: retornar al igualitarismo primigenio de la tribu. De ahí que los estadistas insistan en hacerse pasar por Tony o Jimmy al modo de cualquier gañancete. Como de ahí los incrementos de popularidad que experimentan si se revelan incapaces de manejar los rudimentos de la sintaxis.

Desengañémonos, es lo que demandan las democracias dizque maduras: un Jimmy o un Tony –o un José Luis–, tipos vulgares con cierto aire juvenil y una expresión que no recuerde precisamente a Sócrates. En el fondo, no solo se ansía borrar el menor rastro de grandeza o misterio en el Leviatán, también se aspira a desposeerlo de la más elemental dignidad. Tiempo de eunucos el que nos ha tocado vivir. A fin de cuentas, lo que Ortega creyó rasgo exclusivo de la miseria moral hispana, el resentimiento de la masa, constituye epidemia universal: nadie que levante alguna sospecha de inteligencia superior es tolerado ya. Por eso, Carme podía y Rubalcaba, por muy Alfredo que lo pinten, no.


Libertad Digital - Opinión

Los minutos basura. Por Ignacio Camacho

Encuestas inmóviles, Gobierno latente y economía estancada; los minutos basura del mandato huelen a otoño electoral.

HUELE a otoño electoral. Por más que Ru-balcaba, en flagrante ejercicio de presidente de hecho, se haya metido en prospecciones con los nacionalistas para sondear las posibilidades de agotar la legislatura, los socialistas hablan ya con naturalidad en privado de elecciones en octubre o noviembre. El Gobierno está en estado de vida latente, sin actividad ni pulso. Los presupuestos de 2012 ya no importan porque todo el mundo sabe que Rajoy los modificará si gana con un decreto urgente de congelaciones de gasto, y el deseo de Zapatero no cuenta porque la derrota de mayo y la proclamación del nuevo candidato lo han convertido en figura decorativa. Su poder se ha vuelto nominal en estos minutos-basurade un mandato que acabará, simplemente, cuando lo decida Don Alfredo.

La decisión del co-presidente va a depender, en esencia, de tres factores. Uno, la evolución de la economía y del empleo a la vuelta del verano. Dos, la posibilidad de consumar el llamado «final de ETA», el regalo de despedida con que sueña Zapatero. Y tres, el signo de las encuestas. El primero pinta pesimista. El segundo es una incógnita tan cerrada como todo lo que se esconde en el oscuro mundo del terrorismo. Y el tercero aún tendrá que decantarse; hasta dentro de tres meses no habrá indicios mínimamente estables sobre el impacto del candidato en la opinión pública. Por ahora no se detecta «efecto Rubalcaba» alguno, ni siquiera como novedad efervescente; la ventaja del PP permanece inalterable y con tendencia a agrandar la brecha. El electorado de la izquierda parece preso de una fuerte crisis de desencanto.


El punto clave es el panorama socioeconómico. Para aguantar diez meses el Gobierno necesita emprender más reformas, siquiera cosméticas, que eviten la presión de los mercados financieros. Cualquier avance por ese camino, por ligero que sea, chocará con los intereses electorales del PSOE. La intención dominante es no volver a apretar ninguna tuerca que duela a los ciudadanos, y eso puede ser imposible si la situación financiera europea se vuelve crítica o hipersensible por culpa del fiasco griego. El verano garantiza un alivio del paro tanto como el otoño un nuevo desplome por cese de los contratos temporales. En los niveles intermedios del Gobierno crece la sensación de que el nuevo curso empezará mal, con agobios de dinero público, y hay poca confianza en el crecimiento. Mientras más tiempo, más problemas.

Queda el asunto de ETA. Para Zapatero es la única posibilidad de salir con algo en las manos que no sea un doloroso fracaso, y para Rubalcaba una baza personal importante aunque su efecto electoral resulte bastante limitado. Ambos saben que no pueden esperar a la banda y tendrán que evaluar sus propios tiempos con el reloj en contra. La legislatura, en todo caso, está agotada; ya no habrá movimientos significativos. Si hay que apostar, apuesten por elecciones en otoño. Pero, como diría Rajoy, no se jueguen más de un euro.


ABC - Opinión

Portugal vota el cambio

Las elecciones legislativas de Portugal han sido uno de los últimos episodios de la lenta agonía de los gobiernos socialistas en Europa y, sobre todo, de sus fracasadas políticas contra la crisis. España y Grecia se quedarán como representantes de un socialismo europeo mayoritariamente censurado y reprobado por la ciudadanía. Después del colapso financiero del país heleno, Portugal ha sido el paradigma más cercano a España de las consecuencias de una gestión cimentada en el gasto y el déficit hasta extremos insoportables. Los adelantados comicios de ayer fueron el desenlace ineludible de un deterioro agudo de las finanzas lusas y de la debilidad política de una administración socialista en minoría que no pudo o no supo afrontar los compromisos de ajuste con Bruselas, que debía alejar al país del rescate. Tras el paso por las urnas, nuestros vecinos se enfrentan a uno de sus periodos más críticos, con un alto nivel de exigencia. Los grandes partidos portugueses respaldaron un compromiso con la «troika», formada por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, para desarrollar el programa económico más duro que se recuerda en Portugal como condición indispensable para librar el socorro financiero de 78.000 millones de euros. El plan acordado establece severas medidas de saneamiento financiero, privatizaciones y ajustes del sector público. La más polémica es la reforma laboral, en la que la «troika» exigió reducir las indemnizaciones por rescisión de nuevos contratos indefinidos de 30 días a 10 por año trabajado. Las recetas socialistas son responsables directas de este colapso en las cuentas públicas, que presentan hoy un déficit del 9,1% del PIB y una deuda del 92,4% del PIB. Con una economía en recesión como está previsto para los dos próximos años, el desempleo del 12,4% no mejorará, como tampoco la quiebra de las empresas (1.700 en lo que va de año) o el endeudamiento doméstico, por no hablar de la situación de los dos millones de pobres con que cuenta el país. Lo que se viene encima de la sociedad lusa se traducirá en un ajuste dramático en los ingresos anuales de los hogares. Es un hecho ineludible. La izquierda portuguesa ha pretendido pasar por esta situación como si la responsabilidad fuera ajena, en una estrategia que nos recuerda milimétricamente a la actitud de los socialistas en nuestro país. Para el primer ministro, José Sócrates, después de seis años en el poder, fueron otros los que condujeron a Portugal a la intervención, y en ese discurso ha cimentado buena parte de su campaña electoral. El candidato del principal partido de la oposición de centro-derecha, Pedro Passos Coelho, junto al conservador Paulo Portas, del CDS, está comprometido con el proceso de reformas intensas que los socialistas no fueron capaces de llevar adelante. Tras los comicios, el reto es exigente y urgente. El segundo tramo del rescate del FMI y la UE, que debe llegar en agosto, está condicionado a una serie de medidas que no se podrán demorar. Portugal es un espejo en el que mirarse para entender que la alternancia política en España no debería esperar diez meses más como desean el Gobierno y el PSOE.

La Razón - Editorial

La Primavera Árabe se cobra su tercera cabeza

El peor escenario posible sería que el conflicto se siguiera enconando, se pasara a una guerra civil abierta y se sentaran las bases para la somalización del territorio, esto es, para que Al Qaeda pudiera campar y desarrollarse a sus anchas.

Hasta la fecha, la nota común que caracterizaba la Primavera Árabe en Túnez y Egipto había sido la no violencia, las revueltas pacíficas contra sus autocracias. Ben Alí y Mubarak habían abandonado el poder no porque fueran derrotados militarmente, sino porque las protestas ciudadanas, a las que no pudieron reprimir con el ejército, los doblegaron.

Por el contrario, en el caso de Ali Abdalá Saleh, el presidente yemení, ha sido la violencia de la facción opositora la que ha forzado su marcha. El pasado viernes, un ataque contra la mezquita presidencial dejó varios muertos y diversos heridos, entre ellos el propio Saleh. Tan deteriorado quedó su estado, que la televisión no se atrevió a emitir imágenes suyas tras el atentado, limitándose a lanzar una alocución presidencial en la que incluso su voz resultaba irreconocible. Así, este domingo a Saleh no le quedó más remedio que aceptar la oferta saudí de ser operado en sus centros hospitalarios: la violencia logró en Yemen lo que, hasta el momento, había conseguido la protesta pacífica en Túnez y Egipto.


Se trata, por desgracia, del enésimo episodio de la guerra civil de baja intensidad entre los diversos líderes tribales de Yemen. A diferencia de las vanguardias intelectuales de Túnez y Egipto, aquí nadie está reclamando más democracia, sino que solamente se persigue establecer unos nuevos equilibrios de poder en la región. Mal haríamos, pues, en preferir a unos sobre los otros, pues todos ellos persiguen sus propios intereses a costa de los del resto.

En este sentido, el peor escenario posible sería que, tras la salida de Saleh, el conflicto se siguiera enconando, se pasara a una guerra civil abierta y se sentaran las bases para la somalización del territorio, esto es, para que Al Qaeda pudiera campar y desarrollarse a sus anchas (la presencia de la organización terrorista ya es actualmente muy destacada dentro del inestable territorio yemení).

De momento, el vicepresidente del país, Abderabu Mansur Hadi, siguiendo el plan de pacificación diseñado por Arabia Saudí, parece haber alcanzado una tregua con el principal jefe tribal opositor, Sadeq al Ahmar, pero los enfrentamiento entre ambos bandos están lejos de haber cesado por entero. De momento, el país se encuentra en una situación de impass que puede evolucionar en cualquier dirección.

Será en las próximas semanas, una vez se hayan clarificado las intenciones de Saleh de regresar al Yemen y el desarrollo de la tregua entre Gobierno y Oposición, cuando se decidirá no sólo el futuro del país y de la zona (no cabe descartar que Arabia Saudí, al igual que sucedió con Bahrein, decida al final intervenir militarmente), sino también de la llamada Primavera Árabe, la cual, tras los casos de Libia, Siria, Bahrein y ahora Yemen, parece definitivamente abocada al conflicto militar abierto.


Libertad Digital - Editorial

El PSOE manchego rompe las reglas

En Castilla-La Mancha se están superando todos los límites de la mala fe, hasta tal punto que la política puede dejar paso a los jueces.

LA acusación del Partido Popular de que el Gobierno socialista en funciones de Castilla-La Mancha está destruyendo masivamente documentos existentes en dependencias oficiales se vio reflejada en las inequívocas fotografías que ayer publicó ABC. Esta denuncia coincide con la revelación, también por el PP, de la ruinosa situación económica de la administración castellano-manchega, que acumula mil millones de euros de pagos pendientes a ayuntamientos y decenas de millones en facturas a proveedores. La respuesta del Gobierno socialista en funciones ha sido lanzar una cortina de humo, con la suspensión del primer encuentro previsto para hoy con el PP para iniciar el traspaso de poderes. El presidente castellano-manchego, José María Barreda, va a poner fin a su mandato con una cadena de despropósitos que demuestra algo peor que un mal perder. Demuestra aparentemente lo mucho que tiene que ocultar el PSOE tras décadas de hegemonía absoluta y sin control en Castilla-La Mancha. Si ya había motivos de sobra para auditar las cuentas de esta comunidad, ese trajín con los documentos las multiplica, aparte de extender una sospecha de conducta ilícita que podría ser constitutiva de un delito de infidelidad en la custodia de documentos públicos, previsto por el artículo 413 del Código Penal y castigado con severas penas. Por tanto, no sería necesario que el PP llevara a los tribunales de Justicia su denuncia, recogida por ABC. El Ministerio Fiscal debería actuar de oficio e instar las acciones judiciales necesarias para evitar que continúe ese trasiego de documentos en bolsas de basura y, en todo caso, investigar la posible destrucción de documentos que denuncia el PP tras el 22-M.

Si algo caracteriza la buena fe y la lealtad democrática es la transparencia en los cambios de gobierno, la colaboración de los equipos salientes con el partido ganador. La destrucción de documentos oficiales —no de papeles sin relevancia administrativa o financiera— es un hecho sumamente grave, que pone al Gobierno socialista en funciones de Castilla-La Mancha bajo una sospecha que debe ser despejada conforme a los procedimientos del Estado de Derecho. Era previsible que la salida del poder iba a ser traumática para los socialistas y que no la harían fácil. Pero en Castilla-La Mancha se están superando los límites de la mala fe, hasta tal punto que la política puede que tenga que dejar paso a los jueces.


ABC - Editorial