miércoles, 22 de junio de 2011

Se acabó lo que se daba. Por José María Carrascal

Europa está rota, con los ricos advirtiendo a los pobres que se acabó lo que se daba y los pobres rechazando los sacrificios.

NO es Grecia, ni Portugal, ni España las que están en peligro. Es el euro, la moneda única europea, la novena maravilla del mundo, más cotizado que el dólar. Lo ha puesto en peligro el hecho de que el euro griego no inspira tanta confianza como el euro alemán, pese a valer (todavía) lo mismo. Lo que no es lo mismo es la seguridad de que el país pagará sus deudas.

Es el resultado de haber establecido una moneda única sin tener una política económica común. Algo así como empezar una casa por el tejado. Tenía que haberse empezado dictando normas comunes en impuestos, seguridad social, jubilaciones, competencias, etcétera, y sólo cuando se hubiera alcanzado una cierta homogeneidad, establecer una moneda común. Hacerlo a la inversa era saltar al vacío con bastantes probabilidades de estrellarse. Pero había prisa. Desde Carlomagno, el gran sueño de galos y germanos —tal vez por haberse peleado a menudo— ha sido reconstruir el Imperio Romano, unificar Europa, y tras haberlo intentado tantas veces por separado, creyeron encontrar la ocasión de hacerlo juntos en la Europa destruida por su última contienda. Así surgió el proyecto de la Comunidad Europea, y con ella, el euro. Un proyecto más político que económico, con los fondos de cohesión como igualador de la Europa pobre y la Europa rica. Las prisas, el subordinar la economía a la política, el creer que todo se solucionaba con unos miles de millones sin cambiar las mentes ni las estructuras nos ha llevado al borde del precipicio en que nos hallamos. ¿Cómo no iban los europeos pobres a gastar más de lo que tenían sabiendo que los europeos ricos iban a pagar sus deudas?

La crisis ha sido el detonante de esta quiebra que amenaza a todos. Hoy, Europa está rota por la mitad, con los ricos advirtiendo a los pobres que se acabó lo que se daba y los pobres rechazando los sacrificios que les imponen los ricos. Ambos tienen sus razones, aunque las de los ricos son más fuertes, al tener la sartén por el mango. Pero los pobres pueden usar la fortaleza de los débiles: no pagándoles lo que les deben. Y armando un jaleo de mil demonios. ¿Qué va a pasar con el euro? ¿Se expulsa a Grecia de él si no cumple las condiciones que se le imponen? ¿Se crean dos tipos de euros, uno para los ricos y otro para los pobres? ¿Qué se hace con los euros en circulación? Pregunta sobre pregunta, con respuestas que crean más problemas que resuelven, los indignados gritando: «¡Ya nos han oído!». Y los paganos advirtiendo: «¡Lo tomáis o lo dejáis!». En una colisión, perderán ambos, aunque, como siempre, serán los pobres quienes más pierdan, quedándoles como única satisfacción haber hecho un buen agujero en la cartera de los ricos. Flaco consuelo, con la suya vacía.


ABC - Opinión

Crisis. Verano político y catástrofe económica. Por Agapito Maestre

Sólo hay una solución: producir más, reducir los costes, gastar menos y ahorrar.

Europa está paralizada y sin crédito en los mercados internacionales, y España se va de vacaciones sin que la casta política sea capaz de anunciar lo único que puede salvarnos: un Pacto Nacional entre el PSOE y el PP. Peor aún, quien hace este tipo de propuesta, sin duda alguna, es repudiado por loco o por estar fuera de la realidad. Puede ser, pero lo cierto es que Europa ya no es la solución para España, porque las instituciones europeas han dado un grito sencillo: "Sálvese quien pueda". A eso se dedican, en efecto, los europeos, mientras que en España todo parece que seguirá igual. Al borde del precipicio.

Todo es abismático en nuestro país, excepto el sentido común de algunos españoles que les lleva a buscarse la vida lejos de España. La situación económica es trágica, pero los grandes partidos políticos no se atreven a explicarla a los ciudadanos por miedo a ser rechazados. Es cierto que la estrategia de ajuste fiscal definida por el Gobierno, en el último año y medio, coincide con los criterios de racionalidad indicados por la UE; y también es un alivio saber que las comunidades autónomas que regirá el PP se guiarán por criterios de recortes y austeridad. Pero, en mi opinión, ninguna de esas políticas llegará muy lejos si no se ponen de acuerdo los dos grandes partidos en un plan programa de Actuación Nacional al margen de los intereses partidarios.


El pacto, hoy por hoy, es casi imposible, entre otros motivos por los tirados en la calle del 15-M. Los unos sólo se preocupan de esperar el poder, el PP; y los otros, el PSOE, tienen como máximo objetivo incendiarle el suelo a Rajoy para que apenas pueda tomar una medida decisiva para que este país salga del pozo. La situación para España es crítica, porque tanto la deuda soberana, es decir, la del Reino de España, como la deuda nacional, en general, no sólo es alta –comparada con la de Francia e Italia salimos ganando–, sino que no sabemos cómo podemos pagarla en el futuro inmediato. He ahí el gran problema: ¿Cómo podemos pagar la deuda? Sí, sí, yo no veo ¿cómo puede España hacer frente a una deuda cercana al 140% del PIB, y con una deuda soberana del 61%, con un 20% de desempleados y sin un plan sensato de crecimiento?

Sólo hay una solución: producir más, reducir los costes, gastar menos y ahorrar. O sea se requiere un Gran Plan de Estabilidad del que huyen como de la peste el PSOE y el PP. Explicar ese plan a los ciudadanos, según ellos, les harían perder votos. Vale.


Libertad Digital - Opinión

Un programa para perder. Por Ignacio Camacho

Lo que está preparando Rubalcaba es un programa de oposición para confrontar con el inevitable ajuste del PP.

HUELE a proteccionismo de boquilla. Bajo la batuta de Rubalcaba —Zapatero ya no es más que una sombra en retirada, un interino en el umbral de la prejubilación— el PSOE ofrece indicios de que se dispone a redactar un programa electoral de socialdemocracia clásica, lo que equivale a una confesión de su mentalidad de perdedor. Si los socialistas entreviesen posibilidades de ganar no podrían hacer guiños a los indignadosni esbozar las trazas de un Estado de bienestar convencional que ahora mismo no resulta factible; ellos saben mejor que nadie que la política española sólo puede moverse hoy por hoy en la disyuntiva de ajuste o bancarrota. Pero lo que están preparando es un programa de oposición; un conjunto de propuestas con el que confrontarse al inevitable recorte de gasto que tendrá que abordar el PP. Un brindis al sol que les pueda allegar algunos votos para minimizar la derrota a sabiendas de que no tendrán que cumplir las promesas.

El análisis que Rubalcaba y los suyos han hecho de la derrota de mayo concluye que el castigo electoral se ha debido a las tímidas reformas de la última etapa y no al gasto irresponsable de la primera ni a la flagrante contradicción entre ambas. Por eso pretenden reconducir el discurso hacia el rumbo socialdemócrata, la alianza con los sindicatos, la retórica antiplutocrática y algunas reivindicaciones estatalistas del 15-M. El postzapaterismo va a comenzar enfocado hacia el zapaterismo de primera hora, el que diseñaron artífices como los repescados Caldera o Narbona. Eso era un proyecto de tiempos de prosperidad y empleo, imposible en momentos en que la desconfianza por la crisis griega estrangula la financiación del Estado; si se deciden a retomarlo es porque no se sienten realmente vinculados a la posibilidad de llevarlo a cabo. Pretenden levantar un espejo maximalista para ponerlo delante de la dura realidad que habrá de afrontar Rajoy. Un programa que a ellos mismos les daría pánico tener que desarrollar en el Gobierno.

Sucede que aunque ha perdido todo el poder autonómico y municipal, el PSOE es aún un partido con responsabilidades de Estado. Mientras continúe la legislatura y Zapatero esté, siquiera nominalmente, al frente de la nación tendrá que hacer frente a las necesidades de la gobernanza. No puede presidir un Gobierno antisistema. Por acostumbrado que esté a la esquizofrenia política y por renuente que sea a los ajustes, cada medida que se vea obligado a tomar será una contradicción con el mensaje que está empezando a construir su sucesor. Al presidente quizá le hubiese gustado, como ha sugerido, acampar en la Puerta del Sol para protestar contra sí mismo, pero por ahora no le dejan entrar en las manifestaciones. Lo que acaso esté intentando Rubalcaba es empezar a procurarse un sitio detrás de las pancartas.


ABC - Opinión

Extremadura: indisciplina en IU y rabieta en el PSOE. Por Antonio Casado

Para IU, una cuestión de disciplina interna. Para el PSOE, un ataque de contrariedad. Pero ninguna regla democrática va a ser vulnerada por el hecho de que tres diputados de la Asamblea de Extremadura le hagan el pasillo a José Antonio Monago (PP) y acaben con el largo reinado socialista en esta región. No viene a cuento rasgarse las vestiduras porque después del 22 de mayo ha habido pactos de todos los colores.

Sobran ejemplos con cualquier combinación que se les ocurra a ustedes a la vista del nuevo paisaje político territorial, sobre todo en Ayuntamientos. Incluidos los que, como en Extremadura, implican a partidos ideológicamente tan opuestos como IU y el PP. En Andalucía, sin ir más lejos, donde IU ha permitido 27 alcaldías del PP y el PP ha permitido 10 de IU.


Si tenemos en cuenta que la lista más votada no ha determinado de hecho ni de derecho la elección de alcalde o presidente autonómico; si tenemos en cuenta que tampoco la han determinado las afinidades políticas, ideológicas o programáticas; si tenemos en cuenta que el según, el cómo y el dónde justifican pasos atrás del PP para ceder el paso al PSOE y al revés (en el País Vasco, por ejemplo) y combinaciones similares entre PSOE e IU y al revés, PP e IU y al revés, entre PP y nacionalistas y al revés, entre PSOE y nacionalistas y al revés, etc, etc.., ¿a qué viene la escandalera porque la IU extremeña, a la contra de la IU federal, facilite con su abstención el acceso del PP y el desalojo del PSOE?
«No proceden esos argumentos salidos de las filas socialistas contra la falta de autoridad de Cayo Lara, al que el presidente del Congreso, José Bono, llegó a comparar con Cipriana la de los títeres.»
La razón democrática no desautoriza la abstención decidida por los tres diputados de IU en la Asamblea regional en la próxima sesión de investidura del presidente de la Comunidad, que es “irreversible”, según los dirigentes extremeños, a pesar de lo acordado ayer tarde en Madrid por la Presidencia Federal. Y eso deja el problema reducido al ámbito interno de la organización que lidera Cayo Lara a escala nacional y Pedro Escobar a escala regional.

Así las cosas, nadie desde fuera tiene derecho a poner en duda la naturaleza perfectamente legítima y perfectamente democrática de la decisión tomada por los tres diputados extremeños de IU una vez oída la opinión de las bases (75% a favor de abstenerse) y la de su Consejo Político regional (28 frente a 21, creo recordar). Y desde dentro el asunto queda acotado en el terreno de la disciplina interna, puesto que la decisión contradice el compromiso electoral adquirido por la dirección federal de no facilitar por activa ni por pasiva gobiernos del PP.

El resto del problema se queda en una simple rabieta del PSOE, al perder el último bastión autonómico que le podía quedar después del 22-M. Por sus propios errores, no por lo que haga o deje de hacer IU. Así que no proceden esos argumentos salidos de las filas socialistas contra la falta de autoridad de Cayo Lara, al que el presidente del Congreso, José Bono, llegó a comparar con Cipriana la de los títeres. Tampoco son de recibo las imprudentes amenazas del aún presidente extremeño (en funciones), Fernández Vara, de ignorar a IU en las futuras tareas de oposición. Antes o después tendrá que tragarse lo que ha dicho.


El Confidencial - Opinión

Progres. ¿Hay gilipollas en la izquierda?. Por Pablo Molina

Los progres creen sinceramente que sólo una vasta epidemia de gilipollez congénita hace que existan todavía grupúsculos refractarios a aceptar la verdad revelada de la izquierda.

Los progres creen tener el monopolio de la moral pública, por lo que se consideran a sí mismos los únicos legitimados para juzgar las opiniones y las conductas del resto de los seres vivos. A su vez, los centro-reformistas aceptan la primacía ética de sus rivales y se someten a su juicio con la esperanza de que algún día perdonen su discrepancia ideológica. Ambas actitudes son aprendidas de forma intuitiva desde la primera camiseta astrosa del Che o el primer jersey de marca anudado al cuello respectivamente, de forma que si la izquierda decide que alguien con ideas distintas es gilipollas, el centro-reformismo acepta el veredicto sin rechistar.

En realidad, para los progres todo el que no comparta su basura doctrinal es gilipollas, porque son incapaces de entender que sus ideas son falsas construcciones sociológicas, contrarias al espíritu esencialmente libre del ser humano y causantes por tanto de una repugnancia espontánea en cualquiera que tenga una mínima sensibilidad intelectual para descubrir cómo funcionan las interacciones sociales en los grupos humanos. Convencidos de que sus chorradas conceptuales son el nuevo Decálogo para la humanidad y ajenos a los efectos reales sobre esa misma humanidad cuando tales mandatos se han puesto en práctica, los progres creen sinceramente que sólo una vasta epidemia de gilipollez congénita hace que existan todavía grupúsculos refractarios a aceptar la verdad revelada de la izquierda.


Parecería por tanto que entre las filas de la izquierda no existen gilipollas, pero sin embargo basta una mirada desprejuiciada a los personajes que fungen como líderes de opinión de ese submundo, sus declaraciones y sus conductas públicas, para darse cuenta de que no sólo hay gilipollas en el progresismo, sino que se trata de la categoría más extendida al menos en sus estratos hiperbóreos.

Por fortuna, esta aparente paradoja queda resuelta recurriendo a la autoridad máxima en la materia, El Gran Libro de los Insultos, obra del profesor D. Pancracio Celdrán y Gomariz (La Esfera de los Libros 2008), que en la entrada correspondiente al término que nos ocupa nos explica que el gilipollas, "sujeto con una personalidad mercurial, cambiante e insegura, no es un simple tonto, sino que participa además de la condición espiritual del bocazas que todo lo airea y saca a plaza sin guardar recato en la divulgación de la noticia". El gilipollas, de hecho, "no es malo porque no tiene coeficiente intelectual suficiente, pero es muy inoportuno y por ello peligroso, ya que puede echar cualquier cosa a perder llevado a su falta de juicio y ausencia de criterio para calibrar el alcance de sus acciones y discurso".

Lean de nuevo la definición y decidan ustedes mismos cuál es el político, cineasta, cantante o escritor al que mejor le cuadra. No es de derechas, seguro.


Libertad Digital - Opinión

Perfecta comunión. Por M. Martín Ferrand

El mutis de Blanco es la primera gran ejecución de Rubalcaba en tanto que candidato.

PEROGRULLO, gran acuñador de verdades vacuas, debe de aparecer en alguna rama del árbol genealógico de José Bono, el español más contento de haberse conocido. Raramente pasa una sola fecha sin que el muñidor perpetuo y eventual presidente del Congreso de los Diputados no diga una frase tan obvia que no merezca, por su total ausencia de enjundia, su perpetuación en piedra o en bronce. Es inigualable el personaje. Ahora, rizando su propio rizo, nos dice Bono que José Blanco no estará en la campaña electoral del PSOE, con la que se pretende aupar a la presidencia del Gobierno a quien ya es vicepresidente, «porque no quiere». Alcanzar una perogrullada de tanto asentamiento y fuerza, tan definitiva e incontestable, no puede ser únicamente fruto del pensamiento y el estudio. Algo genético tiene que fundar un discernimiento tan claro y luminoso, tan concreto y rotundo. Sin el ADN a favor nadie es tan preclaro.

Lo que sí se corresponde con la realidad, y así lo anuncia el propio (des)interesado, es que Blanco no coordinará el Comité de Campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba a pesar de que —Bono dixit— entre ambos media una «perfecta comunión». Será Elena Valenciano quien haga sus veces. Cada cual es sabio en su casa, pero cabe interpretar tan singular escape en una doble dirección: a) Zapatero, Blanco y demás próceres del fracasado zapaterismo quieren distanciarse de la nueva situación y probable derrota del candidato socialista o b) es Rubalcaba quien quiere marcar las diferencias y manifestarse —¡como si ello fuera posible!— sin vínculo alguno con el equipo del PSOE que, como efecto secundario de su gigantesco fracaso político, ha dejado hecho unos zorros al socialismo español en su dudosa unidad y en todas sus franquicias, incluida la del País Vasco, en donde a Patxi López le faltaron arrestos y le sobró disciplina para oponerse, pies en pared, a la pirueta democráticamente dañina y partidariamente suicida del reconocimiento de Bildu.

El mutis de Blanco es, en la apariencia que es lo que importa en política, la primera gran ejecución de Rubalcaba en tanto que candidato. Algo significativo por lo que simboliza de desapego a una etapa —el zapaterismo— en la que el todavía vicepresidente y titular de Interior ha sido factótum principal y único en lo que alcanza al último tercio de la faena presidencial del leonés que quiso reescribir la Historia, en gesto de amor por uno de sus abuelos, y terminó escribiendo el presente más negro desde que la Transición nos sacudió las pulgas del totalitarismo funcionarial que, por lo que se ve, sigue incrustado en algunos recovecos de la Administración.


ABC - Opinión

Batasuna se crece

No ha habido que esperar mucho tiempo para que se confirmara lo que LA RAZÓN avanzaba en su portada de ayer: que ETA utilizará los métodos y tácticas de los «indignados» para presionar y excarcelar a sus presos. En efecto, lo sucedido ayer en la localidad francesa de Bayona viene a darnos plenamente la razón. Decenas de batasunos frustraron la detención de una de sus líderes, Aurore Martín, sobre la que pesaba una orden judicial española de busca y captura dictada en octubre de 2010 por delitos de terrorismo. Los hechos no tienen precedentes y son de tal gravedad que, además de poner en entredicho la actuación de la Policía francesa, revelan el grado de envalentonamiento del brazo político de ETA tras la irrupción arrolladora de Bildu en los ayuntamientos vascos. Según las distintas versiones, a media tarde de ayer agentes antiterroristas franceses proceden a arrestar a la prófuga de la Justicia, la cual está acompañada en ese momento por varios periodistas, como si aguardaran a la intervención policial. Al resistirse a la detención, los agentes la inmovilizan y proceden a su traslado, pero lo impide un grupo de personas que, previamente advertido, bloquea la salida del edificio. La Policía francesa, sorprendida y desbordada, desiste de cumplir la orden de detención y deja en libertad a Aurore Martín «para evitar un problema de orden público». La noticia se propaga rápidamente por foros de internet habituales del brazo político etarra y la festejan como un gran éxito de los militantes batasunos. Parece evidente que esta extraña «operación rescate» no fue improvisada y que contó con información interna de los organismos públicos franceses. Desde luego, no es una actuación que la Policía francesa quiera inscribir con letras de oro en su historia y no estaría de más que investigara las causas de su bochornoso fracaso. Pero no es esto lo más relevante. El episodio demuestra que el entramado político de ETA, neutralizado hasta hace pocos meses gracias a la aplicación cabal de la Ley de Partidos y de la Ley Electoral, ha renacido gracias a que seis magistrados del Tribunal Constitucional legalizaron Bildu, y que ha logrado hacerse con el control de un centenar de ayuntamientos, entre ellos el de San Sebastián. Tal inyección de moral ha llevado a la euforia a los militantes batasunos, hasta el punto de que no dudan en enfrentarse a la Policía francesa para impedir el arresto de una de sus dirigentes. Así se explica también que alcaldes proetarras como la de Andoain haya prohibido la entrada a las dependencias municipales de los escoltas que protegen a los concejales del PP y PSE. Y no es extraño tampoco que otros consistorios controlados por Bildu, como el de Ibarra, exhiban abiertamente en el balcón municipal la foto de una terrorista. Están crecidos y dispuestos a imponer su ley, incluso por encima de la autoridad judicial. La nueva estrategia etarra no ha hecho más que empezar. ¿Qué piensa hacer el ministro del Interior para contrarrestarla? Convendría que Rubalcaba hiciera un hueco en su agenda de candidato socialista y explicara cómo hará frente a los nuevos desafíos que batasunos plantean en la calle y en las instituciones.

La Razón - Editorial

Cospedal se estrena

El Gobierno del PP en Castilla-La Mancha, banco de pruebas de sus políticas frente a la crisis.

Si para los socialistas la pérdida de Castilla-La Mancha suponía elevar a la categoría de hecatombe su posible derrota en las elecciones autonómicas, para los populares conquistar esa comunidad autónoma significaba convertir su más que probable victoria electoral en apoteósica. Una vez conquistada esa región, era natural que su Gobierno fuera visto como un escaparate o banco de pruebas de las políticas que desarrollará el Partido Popular frente a la crisis.

Los propios dirigentes del PP han contribuido a alimentar ese mensaje en relación con su gestión en el resto de las comunidades autónomas, caracterizadas de momento por un grado de incoherencia que permite tanto prometer la rebaja de impuestos en un lugar (Castilla-La Mancha), como aumentarlos en otro (Extremadura). También es un escaparate, un ensayo de las políticas del PP para toda España si, como se da por descontado, se alza con la victoria en las próximas elecciones generales. Dolores de Cospedal, secretaria general del partido, esbozó ayer en su investidura como presidenta castellanomanchega algunas de las claves de esa nueva estrategia de austeridad y control del gasto que el PP propone frente a la crisis.


Uno de los primeros compromisos que Cospedal y su Gobierno tienen contraído es aclarar las sospechas lanzadas por su partido justo después de las elecciones sobre la situación de las cuentas públicas en Castilla-La Mancha a partir de suposiciones, rumores o datos inconexos supuestamente proporcionados por funcionarios. Hay que explicar si la comunidad está en quiebra, si existe un enorme déficit oculto, si no se puede pagar la nómina de los funcionarios, si ha habido secuestro y destrucción de documentos oficiales y si las empresas públicas están llenas de amigos del gobierno saliente, como dijeron los populares. Tienen derecho a saberlo los ciudadanos castellanomanchegos, pero también los españoles en general: fueron acusaciones que no ayudaron precisamente a fortalecer la imagen de España ante los mercados.

Entre las medidas de la política de austeridad propuesta por Cospedal es llamativa la supresión de órganos de control de su Gobierno: la institución del Defensor del Pueblo, el Consejo Económico y Social e incluso la Sindicatura de Cuentas. El ahorro es menor, lo que apenas incide en la reducción del presupuesto regional y, sin embargo, la supresión de esos órganos tiene una significación política innegable. La Administración autonómica no debe ser una réplica de la central, pero de lo último que deberían prescindir los Gobiernos, autónomos o no, es de los órganos que los controlan. Más sentido tiene reducir el número de altos cargos -hasta un 60% durante la legislatura-, y habrá que seguir atentamente su implementación. Otras promesas como la rebaja de impuestos o el desarrollo de las infraestructuras tendrán que esperar. La crisis no perdona a nadie.


El País - Editorial

El riesgo de que el 15-M invada el Congreso

Nada terminaría por deteriorar más la ya de por sí desacreditada imagen de España en el exterior que si el Congreso se dedicara a tomar en consideración las disparatadas, ruinosas y contradictorias propuestas de este grupo de "okupas urbanos" del 15-M.

Nada terminaría por deteriorar más la ya de por sí desacreditada imagen que tiene la situación política y económica de España en el exterior que el Congreso de los Diputados se dedicara a tomar en consideración las disparatadas, ruinosas y contradictorias propuestas de este grupo de "okupas urbanos" conocidos por el 15-M, tal como algunos han querido interpretar del hecho de que el Congreso haya acordado este martes instar al Gobierno la tramitación urgente del proyecto de ley de información pública, así como la no menos prevista reforma de la legislación sobre partidos políticos.

Aunque ambas iniciativas legislativas sean coincidentes con las pocas propuestas sensatas que hayan hecho los partidarios del 15-M, lo cierto es que tanto la destinada a impulsar la trasparencia y el control de las instituciones, como la destinada a prohibir las donaciones a partidos políticos son iniciativas muy plausibles y muy anteriores a la irrupción del movimiento del 15-M.


Sin pretender, pues, ponernos la venda antes que la herida, no podemos, sin embargo, dejar de advertir del riesgo cierto de que el parlamento termine por tomar en consideración muchas otras propuestas, bastante más funestas, de estos autodenominados indignados. Y lo decimos porque el propio representante de ERC, Joan Ridao, impulsor de estas iniciativas que el parlamento tenía aparcadas desde abril, ha querido tratar de hacer una lectura en ese sentido al decir que "ahora hace falta más política que nunca, y no hay nada malo en que el parlamento escuche este aldabonazo crítico", en referencia a las manifestaciones del 15-M. Eso, por no hablar de la no menos irresponsable complacencia que el PSOE viene brindando a este movimiento, tan frecuentemente delictivo en sus formas como disparatado y contraproducente en el fondo. Ahí está, como recientes botones de muestra, la conocida pretensión de Tomás Gómez de que el parlamento autonómico madrileño diese interlocución a los miembros de este movimiento o la más reciente reunión que ha mantenido con ellos la dirigente socialista Elena Valenciano.

Si la izquierda, en general, y el PSOE en particular, quieren escuchar "aldabonazos críticos" ya podrían hacerlo con el que los ciudadanos les han propinado en las urnas el pasado 22 de mayo. Que convoquen elecciones generales y que los ciudadanos decidan en las urnas cuál es la política que quieren respaldar. Ya que el Gobierno se resiste a escuchar ese veredicto de las urnas, podría hacer al menos caso de las recomendaciones del FMI o del Banco de España, organismos que, con todos sus defectos, son mucho más dignos de crédito que estos indignados "okupa plazas" que aspiran a ser okupa congresos.

Sería indignante que, mientras el FMI insta a nuestro Gobierno a que apruebe una reforma laboral "valiente", o mientras el Banco de España le reclama que sea estricto con la deuda de las autonomías, nuestro Congreso se dedicara, aunque sólo fuera en apariencia, a estudiar si toma en consideración las propuestas de quienes, en realidad, sólo están indignados con la democracia.


LibertadDigital - Editorial

Todo Rubalcaba

Tanto poder acumulado hace imposible verle como una opción renovada del PSOE y refuerza su encarnación como el rostro del zapaterismo final.

EL paso de los días está confirmando que la situación actual del PSOE es la que habría resultado de un congreso extraordinario. No ha habido primarias, porque ha habido designación por el aparato del partido. Y no ha habido congreso extraordinario, porque al candidato Pérez Rubalcaba no le hacía falta. Sus nombramientos para el equipo electoral —Caldera, Valenciano y Narbona, cada cual con sus connotaciones del PSOE perdedor del 22-M— son sintomáticos del control que Rubalcaba ha tomado en el partido, desplazando o ignorando la existencia de los cargos oficiales que empiezan a ostentar nominalmente Blanco e Iglesias. Este desarrollo de los acontecimientos era previsible, porque la bicefalia no era una opción para Rubalcaba. La continuidad de Zapatero como secretario general del PSOE evitaba un adelanto electoral, al menos un adelanto fuera de la administración de los tiempos que conviene a los socialistas. Zapatero sólo vale políticamente para su partido lo que vale su potestad constitucional de proponer la disolución del Parlamento.

El control sobre el partido es simultáneo al control que ejerce Pérez Rubalcaba sobre el resto del Gobierno, con el objetivo de amarrar con los nacionalistas un fin de legislatura mínimamente holgado y preparar la opción de un hipotético pacto de legislatura con los nacionalismos vasco y catalán por si el PP no pudiera alcanzar la mayoría absoluta en 2012. Esta interlocución directa de Rubalcaba exige también el control de la actividad legislativa en el Parlamento, con unas prioridades orientadas a atender sus necesidad políticas, alternando concesiones a la izquierda —como sucede con la inexplicable ley de igualdad de trato— y a los nacionalismos. Rubalcaba es un candidato peculiar, con un poder político superior al nominal de sus cargos en el Gobierno y en el partido, al mismo tiempo que tiene el mando de los resortes más sensibles del Estado, como son los servicios de información de las Fuerzas de Seguridad del Estado y los de Inteligencia.

Pero tanto poder acumulado tiene consecuencias, la posibilidad de que Rubalcaba pueda ser visto en algún momento como una opción renovada del PSOE se diluye según se refuerza su encarnación como el rostro del zapaterismo final. Y no es algo extraño en la carrera de quien no sabe vivir fuera del aparato del PSOE y que lo representa en su máxima pureza. Cada día parece más claro que el objetivo del candidato es sellar fisuras en su partido, evitar una mayoría absoluta del PP y pactar con los nacionalistas. La oferta de Rubalcaba es volver al cordón anti-PP de 2004.


ABC - Editorial