martes, 5 de julio de 2011

Una ilusión compartida. Tul ilusión para la izquierda. Por Cristina Losada

Creyeron, ilusos, en el todo-es-gratis del presidente, le prestaron su nada-es-gratis respaldo y a la vista del engaño no le piden ni se piden cuentas. Y mira que el tono de su cuartilla propiciaba la confesión y el remordimiento.

De ilusión también se vive fue el título que le endosaron en España a una bonita película navideña del año 1947, en la que un Santa Claus, contratado por unos grandes almacenes, era Santa Claus realmente y con la que Natalie Wood logró, como actriz infantil, su salto a la fama. Una ilusión compartida, en cambio, es el nuevo título de la cargante película que hemos tenido que visionar, sin apenas intermedios para salir al bar a reponerse, durante las dos legislaturas de Zapatero y parte de la del malvado Aznar. Por supuesto, Zapatero es Santa Claus, o lo era hasta que dejó de hacer regalos a siniestra, ¡nunca a diestra!, y se puso a regalarle el oído a los mercados; y Pilar Bardem, lo siento, no es Natalie Wood, sino una de las firmantes del manifiesto de los desilusionados que quieren "crear una ilusión ante lo que se nos avecina". No, no es el título de la serie televisiva: son los términos que empleó la veterana actriz para definir las coordenadas de una reconstrucción de la izquierda.

Las celebridades que combinan con arte envidiable el fulgor del candelabro y el glamour del compromiso, necesitaban una nueva dirección a la que remitir sus fantasías políticas. La precisaban con urgencia después de que Zapatero, tras la enésima llamada, le entreabriera la puerta al cartero de la crisis. Uy, qué desencanto. Nada pudo el bueno de Papa Noel contra los poderes financieros y un sistema avaricioso, soberbio y egoísta, de ahí que aparte del lamento, no asome en esa hojilla lacrimógena y confusa un atisbo de introspección crítica. Creyeron, ilusos, en el todo-es-gratis del presidente, le prestaron su nada-es-gratis respaldo y a la vista del engaño no le piden ni se piden cuentas. Y mira que el tono de su cuartilla propiciaba la confesión y el remordimiento, compuesta como está de ingredientes de homilías mal oídas en la iglesia y de clichés mal leídos de la vulgata marxista. Unas fuentes similares, en fin, a aquellas de las que beben los niños de sus ojos, los "indignados" indignantes, que son esa gran promesa de jaleo en la calle para recibir, cuando toque, a los verdaderos agentes del neoliberalismo.

Me parece bien que la vieja guardia farandulera del presidente quiera reconstruir la izquierda y espero con ilusión las aportaciones de intelectuales como Almodóvar, Ríos, Rivas, Coixet, Grandes, Millás, Sabina y el clásico Ramonet. Una reconstrucción con los materiales que la han hecho naufragar, siempre merece aliento.


Libertad Digital - Opinión

El bienestar del Estado. Por M. Martín Ferrand

Nos hemos instalado en el bienestar de los fragmentos en que se va deconstruyendo el Estado.

José Luis Rodríguez Zapatero, pobrecito, puede y no quiere adelantar las elecciones legislativas y Alfredo Pérez Rubalcaba, llamadle Alfredo, quiere y no puede. Entre los dos integrarían un hombre completito aunque, en la práctica, se anulan mutuamente. Al menos a estos efectos en los que se entrecruzan sus intereses respectivos. El presidente aspira a un mutis solemne, como de triunfador, y el todavía vicepresidente parece tener mucha prisa en estrellarse contra una realidad que él mismo ha contribuido a construir y de la que no conocemos el balance final. De momento, el Ministerio de Trabajo, suma y sigue, acaba de reconocer que, en un año, el número de afiliados a la Seguridad Social, el más preciso de todos los indicadores de empleo, ha descendido en doscientos mil paisanos.

En ese ambiente, los intelectuales próximos al PSOE y todavía fieles al Gobierno, aunque solo sea por razones de cargo, empleo o sinecura, tratan de justificar la situación. Algo que tiene los visos del imposible metafísico, resulta elegante y les amerita para funciones venideras. Saben por experiencia que la derecha, cuando está en el poder, es menos restrictiva que la izquierda y que una oposición subvencionada, como las que nos gastamos por estos pagos, también da para canonjías y bicocas. El rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo —la única que, con la UNED, le queda a Educación—, el ilustre perito en piedras Salvador Ordóñez, ha dicho que la austeridad debe imponerse; pero, ahí está el detalle, «respetando el Estado de Bienestar». Una contradicción síntesis y señal de la confusión socialista al respecto y, también, de los prudentes silencios que, sobre el particular, guarda el PP.

Aparte de que aquí nos hemos instalado, como Nación discutible y discutida, en el bienestar de los fragmentos en que se va deconstruyendo el Estado, sin reparar en los quebrantos que las partes generan en el todo, el Estado de Bienestar no es un sentimiento platónico, sino una consecuencia presupuestaria. El límite de su respeto, de su mantenimiento en las dimensiones vigentes, está antes que nada en su posibilidad económica. Ese bienestar del Estado es, además, un manantial de injusticias cuando confunde la igualdad de derechos y oportunidades con grandes dificultades y diferentes cargas en razón de las ideologías e, incluso, del territorio. De tanto defender lo indefendible, alcanzamos la gran paradoja de que el progreso que nos ha llevado a una mejor situación de la que tuvieron nuestros padres sea, por el abuso en su uso, el cimiento de una peor que la nuestra para nuestros hijos.


ABC - Opinión

La frase del año. Por Alfonso Ussía

Ha superado a todas. «Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo». La reflexión merece la pena y abre las ventanas de la esperanza. El barón de Faubourg de Polignac había contraído nupcias con la más bella mujer de Biarritz, Heléne de Savry. El barón había superado el medio siglo de edad y Heléne no tenía previsto, por el momento, cumplir los veinticinco años. Muy pronto al barón le asomaron protuberancias frontales dignas de una cierta y lógica atención. Durante el verano de 1987, el barón fue corneado por su jardinero, Louis Miremont, el camarero de «Dodin» Jacques Delabre, el veraneante español Daniel Muguerzagorría, el visitante eventual Piero Farsi, su chófer zulú Mangosotu Gabelesi, el crupier del Casino Ange Balotte, el botones del «Hotel Du Palais» Casimire Noulon y el jugador argentino de Polo Ernesto Jurasso. Enterado del último acontecimiento, el barón se lo comentó a sus amigos y compañeros de tertulia: «Sé perfectamente lo que tengo que hacer para que Heléne no me ponga los cuernos». El arrojado cazador de Texas, Andrew Jameson, propietario de algunas decenas de pozos de petróleo, se organizaba todos los años un safari en Kenya. Ningún problema con los elefantes, búfalos, leopardos, facocheros y antílopes varios. Tremendos problemas con los leones. Fue atacado por seis de ellos y salvó la vida milagrosamente en las seis ocasiones. Reunió a sus directivos en la sala de consejos de «Jameson Company» y les brindó la formidable noticia. «Sé lo que hacer para que no me ataquen los leones». Asombrados, sus colaboradores le rogaron una exposición más amplia de su descubrimiento, y Jameson se la proporcionó: «No volveré a cazar en Kenya». Años más tarde, visitando un «Safari Park» en Orlando, Jameson abandonó el coche para fotografiar a un león y éste se lo merendó. «Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo». Inteligente, profunda y oportuna reflexión. Frase redonda. Oración supina. Palabras encadenadas que forman un texto tan breve como merecedor del elogio más sincero. El príncipe Ahmed Abdalah Al Fasiri aborrecía a los dromedarios. En su pequeño principado, los dromedarios abundaban y eran fundamentales para sus habitantes. El príncipe no salía de su palacio porque mirara hacia donde mirara se topaba con decenas de dromedarios sentados, incorporados, en movimiento o en caravana. Pensó dictar una ley exterminadora de dromedarios, pero sus gentes le advirtieron que si mataba a un solo dromedario lo colgaban en la plaza principal. Reunió a sus familiares y les hizo partícipes de su decisión: «Sé lo que tengo que hacer para no volver a ver en mi vida a un dromedario». Abdicó y se instaló en Helsinki. Falleció de un episodio vascular cuando reparó que al lado de su palacio finlandés se inauguraba un puticlub árabe con una razón social insoportable. «Puticlub y Piano Bar el Dromedario». «Sé lo que tenemos que hacer para crear empleo». El autor de la frase es Alfredo Pérez Rubalcaba, ahora transformado en «llamadme Alfredo» o «Alfredo P.». Pérez Rubalcaba ha sido ministro y vicepresidente de los Gobiernos de Zapatero en las dos legislaturas. El saldo es de cinco millones de parados, tres más de los que se encontraron. Me parece un egoísta. Si sabe lo que hay que hacer para crear empleo, ¿por qué no ha hecho lo que tenía que hacer un poquito antes? Como frase queda muy bien. Como noticia, suena a insulto.

La Razón - Opinión

Una ilusión compartida. El Manifiesto. Por José García Domínguez

Nadie se extrañe, pues, de que Sabina y Ramoncín okupen el hueco de Marx y Engels en la formación del imaginario progresista.

Leer Una ilusión compartida, el último manifiesto de los abajofirmantes de guardia, es como comerse un melocotón: al acabar, uno siente la necesidad imperiosa de lavarse las manos para liberarse de ese pringue dulzón y pegajoso que se aferra a los dedos con apenas rozarlo. Y es que, ya puestos a reconstruir la izquierda, al menos, que recuperen a Stalin. A fin de cuentas, con los viejos comunistas podríamos entendernos, pero con ¡Federico Mayor Zaragoza! Mary Poppins dirigiendo el asalto al Palacio de Invierno, ¿se puede caer más bajo por la pendiente del kitsch? Acaso sí. Repárese al respecto en que entre esos ilusionistas desilusionados con el PSOE figura cierto Antonio Gutiérrez, por más señas parlamentario... del PSOE.

Ocurre que el desolado Gutiérrez ha renunciado a la ilusión, pero no al acta de diputado. Eso nunca. Al parecer, el hondo abatimiento doctrinal que abruma al compañero se desvanece cada primero de mes, al serle transferida la soldada a su cuenta bancaria. Terapia ocupacional le dicen los sanitarios a lo suyo. Por lo demás, comienza a resultar algo cargante la afición que le ha entrado a la Cofradía de los Tabiques Nasales Perjudicados por darnos lecciones de moralina. Sin duda, la más grotesca de las consecuencias tras la rotación de las jerarquías entre los ingenieros de almas. Así las cosas, primero, se postergó a los curas en beneficio de los nuevos clérigos, los intelectuales; santones laicos que, a su vez, habrían de acabar desplazados por los roqueros ágrafos y artistillas comprometidos que pastan en el Olimpo mediático.

Nadie se extrañe, pues, de que Sabina y Ramoncín okupen el hueco de Marx y Engels en la formación del imaginario progresista. Que quieren compartir una ilusión, proclaman ahora. Ah, las ilusiones. Nunca el cerebro. Siempre el corazón, que por algo es la víscera que cae más cerca de la cartera. Aunque frente a quien en verdad parecen sublevados es ante la sintaxis. Degústese, si no, la siguiente perla: "La corrupción democrática se ha mostrado como la mejor aliada de la especulación, separando los destinos políticos de la soberanía cívica". ¡Átenme esa mosca por el rabo! Si Sokal, el de Las imposturas, supiera de los airados anacolutos de Manolito Rivas & Cía. Qué best seller nos estamos perdiendo.


Libertad Digital - Opinión

La panacea. Por Ignacio Camacho

Si Rubalcaba tuviese el remedio del paro habría que llevarlo a hombros a Moncloa. El problema es que ya está allí.

ENTRE todo lo mucho que Rubalcaba sabe y maneja quizá no esté todavía el control de su propia campaña electoral. El patinazo de Compostela sobre el paro —«sé como arreglar esto»—muestra que aún no le ha tomado la medida al personaje que quiere construir de sí mismo; está demasiado cerca de Zapatero para postularse como un candidato adanista que viene a reinventar la socialdemocracia tras su fracaso. Ése es su principal problema estratégico: el de aparecer ante los electores distanciado de una política de la que no sólo ha formado parte, sino en la que ha constituido una pieza más que significativa. El zapaterismo ha naufragado con él a bordo, y en el puente de mando.

Su papel en el Gobierno no era el de uno que pasaba por allí. Durante cinco años su influencia en Zapatero ha sido constante y creciente, al punto de convertirse en algo más que su valido. Desde que ascendió al número dos del Gabinete ha actuado como un copresidenteque a menudo suplantaba en el poder a un titular en desplome. Eso lo ha visto todo el mundo y no le va a valer presentarse como una víctima más del autismo presidencial ni desentenderse de la política económica, la compartiese o no. Si discrepaba no se le ha visto un gesto de desagrado o de disentimiento; siempre ha presumido de cohesión y de disciplina. Y aunque abandone sus cargos seguirá atado por una evidencia palmaria que la opinión pública no va a pasar por alto: está en el mismo bando que el presidente, forma parte del mismo partido y no sólo hereda su candidatura sino su legado.

Esa herencia tiene una hipoteca catastrófica, un demoledor peso muerto que son los casi cinco millones de parados. Rubalcaba puede tratar de soslayarlos fabricando excusas difíciles o descargándolos en culpas más o menos ajenas, pero presumir ahora de que tiene recetas para enderezar el desempleo es un sarcasmo hiriente, un regalo que los adversarios no han desperdiciado. Ayer cargaron en tromba por ese inesperado resquicio que el aspirante abrió en su propio flanco. El veterano con fama de infalible ha cometido un desliz de novicio. Se ha puesto la zancadilla a sí mismo; uno de sus argumentos recurrentes contra Rajoy es la acusación de falta de compromiso, de no aportar soluciones. Y de repente proclama, como si acabase de surgir de la nada, que él conoce el modo de salir del abismo y lo guarda en silencio para mejor ocasión. A la oposición le ha faltado tiempo para sugerirle que aplique de inmediato sus remedios de demiurgo o al menos que se los cuente a su jefe, en quien todo el mundo aprecia severas dificultades para corregir el rumbo.

Desde luego, si fuese cierto que este hombre tiene la panacea del empleo habría que llevarlo entre todos a hombros hasta la Moncloa. El problema es que ya está allí, desde hace bastante tiempo y sin que se le haya ocurrido nada.


ABC - Opinión

Aborto libre, año uno

Un año hace hoy que entró en vigor la ley del aborto en virtud de la cual se pasó de una normativa que despenalizaba la interrupción del embarazo en unos casos muy concretos a su legalización sin restricciones durante las 14 primeras semanas. Otra novedad introducida fue que las chicas menores de 16 y 17 años no requerían permiso paterno para abortar. A falta de datos oficiales, ha surgido estos días la polémica en torno al impacto de la ley y, mientras los representantes de las clínicas abortistas aseguran que ha descendido el número de intervenciones, otras asociaciones, como Red Madre, sostienen lo contrario y que se ha disparado el volumen de embarazos no deseados. Sería muy conveniente que el Ministerio de Sanidad, tras recabar la información pertinente de las comunidades autónomas, avanzara datos contrastados y depurados. En este punto, será de gran utilidad saber cómo ha afectado a las estadísticas la disminución de la inmigración y la dispensación sin receta de la píldora del día después. También es imprescindible saber cuántas adolescentes han abortado sin conocimiento de los padres y qué volumen económico se ha generado, tanto a favor de las clínicas privadas como a cuenta de los centros sanitarios públicos. Por otro lado, el primer aniversario de la ley nos recuerda que el Tribunal Constitucional sigue sin resolver el recurso interpuesto por el Partido Popular. Dada la especial naturaleza de esta ley, que afecta directamente a la vida de seres humanos no nacidos, los magistrados del TC tienen la obligación de actuar con celeridad, pues si son capaces de sustanciar en pocas horas una legalización como la de Bildu, que al Tribunal Supremo le llevó mucho más tiempo, bien podrían haber sentenciado en todo un año una ley sobre la que ya existe jurisprudencia en el propio tribunal. De no haberse suprimido el llamado recurso previo, mecanismo que permitía suspender la entrada en vigor de una ley recurrida por afectar a derechos fundamentales, se entendería la pachorra del TC, pero no es el caso, y deberían ser esos tres magistrados que hicieron amago de dimitir hace algunas semanas los primeros interesados en juzgar una ley que afecta a la vida y la muerte de miles de seres humanos. También está sin resolver de modo satisfactorio el alcance de la objección de conciencia, pues mientras las feministas radicales y el Gobierno sostienen que ese derecho está limitado a los médicos y personal sanitario que interviene directamente en la operación abortiva, diversas asociaciones médicas, ONG sanitarias y movimientos pro vida aseguran que es extensible a toda la cadena, desde el médico de atención primaria hasta el cirujano. Hasta ahora, los tribunales han emitido sentencias contradictorias y es de suponer que no habrá una doctrina fijada en tanto el contencioso no llegue al Supremo y el Constitucional resuelva. Por lo demás, que esta ley cumpla un año sólo puede satisfacer a quienes han hecho del aborto un lucrativo negocio y han logrado que un gobierno socialista se lo facilitara eliminando restricciones legales y aumentando el espectro de la clientela potencial.

La Razón - Editorial

Temores de recaída

La lenta reducción del paro revela la dificultad de la economía para consolidar la recuperación.

La evolución del paro confirma plenamente la tesis de que la actividad económica española es todavía insuficiente para sostener una creación sustancial de empleo que vaya mejorando progresivamente el mercado laboral. En junio, el paro registrado bajó en 67.858 personas, una buena noticia si se tiene en cuenta que es el tercer descenso consecutivo del año y un mensaje menos alentador si se compara con las 83.834 personas en que cayó en junio de 2010. El paro contabilizado por el Ministerio de Trabajo ha descendido hasta los 4,1 millones, pero (un motivo más para la inquietud) la afiliación a la Seguridad Social perdió 5.612 afiliados, circunstancia que rompe las esperanzas de que esta magnitud entre en la senda de la recuperación.

En estos momentos, la pregunta pertinente es si la economía española ha entrado en otro periodo corto de estancamiento, que se prolongaría durante los siguientes dos o tres meses, y que podría evitar incluso la probabilidad de una tasa de crecimiento durante 2011 situada entre un 0,7% y un 0,8%. La respuesta no es fácil, pero sí es evidente que por unas causas u otras (ahora se arguye la crisis del pepino para explicar esa posible desaceleración coyuntural) la actividad se mantiene en ritmos bajos. Es posible que estas dificultades de despegue se deban al estado semicomatoso del mercado inmobiliario, que resta demasiado a la estructura sectorial del crecimiento. La construcción no ha ejecutado con la rapidez y profundidad debidas el ajuste de los precios y la primera consecuencia es que el mercado del ladrillo sigue sin expectativas de reanimación.


El análisis del mercado de trabajo durante los últimos meses muestra además una evidencia descorazonadora: la reforma laboral puesta en pie con tantas dificultades políticas y sociales no ha servido para cumplir ninguno de los objetivos propuestos. Por supuesto, no ha generado empleo, aunque esta afirmación debería entenderse más como la aclaración de un malentendido que como una acusación. Los cambios en las leyes laborales no crean puestos de trabajo por sí mismos; contribuyen a crearlos en mejores condiciones y en mayor número cuando las empresas disponen de motivos objetivos (aumento de la demanda) para contratar. El efecto principal de las reformas laborales es reducir la explosión inflacionista que se produce en los momentos en que se dispara el crecimiento de la economía. Ese momento todavía no ha llegado.

La reforma tampoco ha conseguido reducir la dualidad del mercado de trabajo; y esa era su finalidad política declarada. La contratación indefinida bajó casi el 8% en junio y el 4% en el último año, mientras que la contratación temporal progresa adecuadamente (crece el 2,7% en junio y el 1,6% en lo que va de año). El contrato fijo con despido de 33 días por año, pilar de la reforma que entró en vigor en junio de 2010, apenas representa el 15% de los contratos fijos de junio. En resumen, el elevado nivel de paro es consecuencia de la baja actividad económica.


El País - Editorial

Las peores cifras de paro de toda la democracia

Si las elecciones de 2008 las ganaron negando la crisis, las próximas pretenden afrontarlas inventándose una ficticia prosperidad.

Es sabido que el PSOE está tratando de reconstruir su muy damnificada imagen vendiendo como éxito cualquier hecho aparentemente positivo que acaezca en el catastrófico panorama patrio. Llegar a las elecciones con cinco millones de parados, con el país al borde de la intervención y con las instituciones dinamitadas no parece que sea lo más recomendable para las aspiraciones presidenciales de Alfredo P.

Por eso, aparte de prometernos que el PSOE posee la receta mágica para minorar el desempleo, el Gobierno tiene que vendernos que ya estamos inmersos en una imparable recuperación. Si las elecciones de 2008 las ganaron negando la crisis, las próximas pretenden afrontarlas inventándose una ficticia prosperidad.

Y así, nos encontramos con que ayer desde el Ministerio de Trabajo se felicitaban por el hecho de que la reducción del paro en el segundo trimestre de este año haya sido la mayor de toda la serie histórica. El dato es sin duda llamativo y, de manera aislada, bien podría ser el síntoma de que las cosas están yendo a mejor. Sin embargo, colocado en su contexto, el optimismo gubernamental resulta bastante menos justificado.


Para empezar, el segundo trimestre de 2010, el año de los cinco millones de parados, también fue hasta entonces el mejor de la serie. Si, entre abril y junio de 2011, el paro registrado se ha reducido en 210.000 personas, en el mismo período del año anterior lo hizo en más de 180.000. Lo que nos viene a indicar esta tendencia es no que estemos saliendo del hoyo sino, más bien, que la volatilidad de los niveles de empleo durante la crisis es mucho mayor que en otras etapas. De hecho, el resto de cifras que conocimos ayer parecen ir en consonancia con esta interpretación: el paro desestacionalizado de junio subió en 31.000 personas y la afiliación a la Seguridad Social se redujo en 50.000.

En definitiva, por ningún lado se observa ese dinamismo de nuestra economía que quiere vendernos el PSOE. Sin embargo, ello no les detendrá a la hora de intentar engañar a los españoles como ya lo hicieron hace cuatro años... aunque para ello se tengan que agarrar al clavo ardiendo que suponen las peores cifras del paro de toda la democracia.


Libertad Digital - Editorial

Acierto en Pamplona

Donde con más eficacia se logran las adhesiones de los etarras al cese de la violencia es en la cárcel, no en las instituciones.

LA mayoría no nacionalista del Ayuntamiento de Pamplona —formada por UPN, PSOE y PP— decidió ayer no incluir a los concejales de Bildu en algunas de las sociedades municipales de gestión. En otras, su entrada ha sido inevitable porque lo imponían sus estatutos. Allí donde la decisión quedaba en manos del pleno, la unidad democrática ha puesto límites a la presencia de Bildu. Los dirigentes de esta formación han criticado la decisión por antidemocrática y, como era previsible, han invocado su legalidad. Sin embargo, hacen bien los partidos de la mayoría en no secundar la ingenuidad del Tribunal Constitucional con Bildu y no darle más margen que el estrictamente legal. El acuerdo de foralistas, socialistas y populares es un ejemplo para otras instituciones en las que puede ser necesario un consenso democrático, como en la Diputación Foral de Álava, donde la mayoría formada por populares y socialistas puede dar el gobierno del territorio histórico al candidato del PP, dependiendo de la decisión que tomen los dos junteros de IU.

Es conveniente que Bildu compruebe que su legalidad formal no condona su vinculación objetiva con el entramado de Batasuna, es decir, con ETA, por mucho que se insista en las diferencias tácticas entre esa coalición y la organización terrorista. Se trata de diferencias basadas en el puro oportunismo y nada sinceras, cuyo objetivo es agravar la confusión de ciertos demócratas para seguir ganando terreno político para ETA. Confusión que consiguen claramente cuando autoridades del Estado tan destacadas como el presidente del Senado, Javier Rojo, afirma que a Bildu «no le viene mal una vuelta por las Cortes», en referencia a las encuestas que dan a esta coalición integrada en la estrategia de ETA, según Rubalcaba, representación en el Congreso. Aun dando a Rojo el beneficio de la duda y de la buena fe, su análisis es de una puerilidad asombrosa, como si la contemplación del salón de Plenos del Congreso fuera a provocar en Bildu una conversión milagrosa a las virtudes de la democracia. Durante las legislaturas en las que ETA estuvo presente en el Congreso a través de sus testaferros batasunos, ni uno solo de sus dirigentes apostató del terrorismo. Donde con más eficacia se logran las adhesiones de los etarras al cese de la violencia es en la cárcel, no en las instituciones. Por eso es mejor el acuerdo alcanzado en el Ayuntamiento de Pamplona que el bienintencionado y peligroso comentario de Rojo.


ABC - Editorial