viernes, 8 de julio de 2011

Rubalcaba. Todo es posible. Por Agapito Maestre

Del socialismo español en general, y de P. Rubalcaba en particular, puede esperarse cualquier cosa.

Un país donde no puede calcularse razonablemente que puede pasar mañana está al borde del precipicio. Es el caso español. Vivimos entre el ensimismamiento y la alteración. La "normalidad" para el español medio es que nadie sabe qué puede pasar mañana: unos se miran al ombligo, como si sólo fuera posible vivir al margen de la realidad, y otros viven tiranizados, enajenados, alterados, en fin, como animales, ante las arbitrariedades del poder socialista.

Por eso, me resulta curioso que algunos medios de comunicación se extrañen de que P. Rubalcaba utilice ya sin ningún recato a los del 15-M como una fuerza de choque para soliviantar a la sociedad. También me deja atónito que algún periódico nacional se haga de nuevas por los guiños de P. Rubalcaba a quienes creen que la "política" es sólo cuestión de violencia, como si el ministro del Interior no hubiera estado relacionado, de un modo u otro, con todos los casos oscuros de una violencia de Estado jamás legitimada por las instituciones democráticas.


Del socialismo español en general, y de P. Rubalcaba en particular, puede esperarse cualquier cosa. Han demostrado largamente que sus criterios políticos son amplios y diversos, pero el denominador común, en verdad, la sustancia original del partido sigue intacta: es menester siempre tener un pie en las instituciones y defender la ley, naturalmente, si ésta nos beneficia, pero, por otro lado, es necesario mantener agitada a la población con la utilización callejera de la violencia. No obstante, algunos creían que el paso del socialismo por el poder limitaría ese carácter violento que está en el ADN del PSOE. Falso.

El tradicionalismo socialista impide su reciclaje en esta materia. Le cuesta renovarse. A Felipe González, por ejemplo, le costó muchos disgustos plantear que el marxismo y, sobre todo, la lucha revolucionaria tenían que desaparecer de los estatutos del partido. Por lo tanto, es difícil que el PSOE abandone esa tradición violenta, entre otros motivos, porque siempre le ha dado buenos resultados para alcanzar el poder. Baste recordar la toma de la calle por parte socialista entre 2002 y 2004, que concluyó con la llegada de Zapatero a La Moncloa.

Ahora, en esta larga campaña preelectoral, la agitación y la propaganda, generalmente seguida de actos violentos o en el límite de la violencia, serán utilizadas para que el PP no consiga la mayoría absoluta. El problema no es, sin embargo, el PSOE sino como la mayoría de los medios de comunicación miran para otro lado cuando se trata de denunciar esa forma de "hacer política". Es principal responsabilidad de los medios de comunicación, en las democracias de opinión, denunciar esta perversa manera de manchar la política con la violencia.


Libertad Digital - Opinión

Con la banca hemos topado. Por José María Carrascal

Si la estrategia de Rubalcaba es arremeter contra los bancos, va a resultar aún más ignorante que Zapatero. Y más peligroso.

ES su último cartucho, la silver bullet, la bala de plata que debe salvarles: atacar a los bancos, arremeter contra los banqueros, culparles de la triste situación en que nos hallamos, freírles a impuestos. ¿Hay acaso política más progresista que esa? ¿Quién puede dudar ahora de que son de izquierdas?

Lo primero que se le ocurre a uno ante tan pueril maniobra del equipo gubernamental es: ¿pero no había dicho Zapatero que teníamos la mejor banca del mundo? ¿Empiezan a repartirse los papeles, Zapatero a la derecha, Rubalcaba a la izquierda, para recuperar el voto progresista sin asustar a los conservadores? ¿Un nuevo despiste de un gobierno que patina o pura estrategia electoral? Sea lo que fuere, vamos listos. Vamos listos porque aunque los banqueros han pecado mucho y no seré yo quien los defienda, no conviene olvidar que los bancos no les pertenecen, aunque a menudo actúan como si les pertenecieran, en lo que puede estar la causa del tortazo que se han y nos han pegado. Los bancos pertenecen a sus accionistas y, sobre todo, al cuentacorrentista anónimo que tiene depositado su dinero en ellos. Y si se arremete contra ellos, si se pone en duda su solvencia, su honestidad, su reputación, lo que conseguiremos será provocar una estampida hacia sus ventanillas de gente que quiere sacar sus ahorros, con la consiguiente quiebra de los mismos, pues ni siquiera los bancos más solventes del mundo tienen liquidez suficiente para cubrir todos sus depósitos.


Si esta es la estrategia de Rubalcaba para ganar las elecciones, va a resultar aún más ignorante que Zapatero. Y más peligroso, pues está jugando con fuego. Aunque ya nos ha ofrecido alguna muestra de su ligereza en sacar el colt y disparar sin apuntar, como esa del «tengo la solución del paro» y hacer luego un chistecito sobre ello. O no es tan listo como dicen o se pasa de listo. Porque quienes pagan los excesos de ingenio de los gobernantes son los ciudadanos, y estamos en una situación en la que no podemos permitirnos ni un solo error más.

Lo incontrovertible es que están desesperados. Nada les sale bien y sienten el aliento de los mercados en el cogote, lo que explica su nerviosismo. Saben que el tiempo corre, que las posibilidades se les agotan, que la situación no mejora, que las alianzas forjadas con sindicatos, nacionalistas, intelectuales orgánicos —por cierto, para la inteligencia de que presumen, han tardado un montón en descubrir lo mal que lo estaba haciendo el Gobierno— y que se les abren vías de agua por todas partes, como las de la SGAE y RTVE. Aunque lo peor de todo es que la inmensa mayoría no tienen adonde ir. ¿A quién se le habrá ocurrido que la solución es atacar a los bancos? Va a resultar que la única lista de todos ellos y ellas sea Bibiana Aído, buscando piso en Nueva York.


ABC - Opinión

Los medios. ¡Al suelo, que vienen los nuestros! Por Emilio Campmany

Es como si Rajoy lograra hacer dimitir a Emilia Casas de la presidencia del Tribunal Constitucional y el PSOE pusiera provisionalmente a Pascual Sala.

La dimisión del presidente de Televisión Española ha provocado una enorme borrasca que oculta otras tormentas que asolan el universo mediático.

En la izquierda está la guerra bacteriológica que libra, casi desde 2004, el zapaterismo mediático de Barroso y Roures contra la prensa felipista de Cebrián y lo que queda de la familia Polanco. En este conflicto, todo es más claro y evidente. Se sabe quiénes están de un lado y quiénes, de otro. Así como es posible ver, desde el tendido, los navajazos y derrotes que se dan los rivales para solaz del respetable. Sólo este último episodio de la dimisión de Oliart está envuelto en alguna bruma. Parece que a Roures no le ha sentado bien que el ex ministro de la UCD prefiera contratar a su hijo antes que a él y que es la denuncia de este acto de nepotismo lo que ha provocado que el octogenario presidente diga que se va. Pero el caso es que, como PP y PSOE no se van a poner de acuerdo en un sucesor neutral antes de las elecciones, el Consejo de Administración de RTVE podría nombrar a un gestor interino del gusto de Rubalcaba y, por tanto, enemigo de Roures, que garantizaría la adhesión inquebrantable de lo que antes se llamaba "el ente" al candidato socialista. Es como si Rajoy lograra hacer dimitir a Emilia Casas de la presidencia del Tribunal Constitucional y el PSOE pusiera provisionalmente a Pascual Sala.


En la otra orilla del río mediático, las cosas no andan menos revueltas. En Vocento han pasaportado a José Manuel Vargas, después de haber liquidado a Bergareche y a Belarmino García. Y, cuando parecía que por enésima vez se recurriría a alguien de la casa, Iñaki Arechabaleta, salta el rumor de que Vocento podría estar tratando de pescar en Unidad Editorial, propietaria de El Mundo, al midas Antonio Fernández Galiano, que es como si Florentino Pérez le estuviera haciendo una oferta a Pep Guardiola para que sustituyera a Mourihno la próxima temporada. Y todo mientras la flota de la derecha mediática se debate en el mar embravecido de la crisis económica, con fuertes caídas en la contratación publicitaria y exigentes inversiones en las cadenas de televisión digitales recién puestas en marcha.

Hay más, mucho más, pero lo esencial no está en los cotilleos de quién sale y quién ficha por cuál empresa ni en quién debe cuánto. Lo destacable es que se acercan inexorables unas elecciones generales que provocarán casi con seguridad un vuelco político y quien más quien menos trata de acomodarse a la nueva situación. Los que mejor colocados se creen son quienes apostaron por Rajoy. Es probable, pero no es descartable que se equivoquen porque el Poder, cuando lo ostenta la derecha, es reacio a ser obsequioso con los evidentemente suyos. Por eso, conviene a todos volver al consejo de Pío Cabanillas Gallas: ¡al suelo que vienen los nuestros!


Libertad Digital - Opinión

El ministro cojomanteca. Por Hermann Tertsch

Nuestro ministro del Interior travestido en antisistema. Tras el septenio negro, un delirio de traca final.

CUANDO jugábamos a policías y ladrones, los niños pelotas siempre querían ser los «polis». Supongo que porque en las películas son los guapos que se quedan con las chicas. Y porque en los guiones ñoños suelen ganar. Los ladrones, aparte del reproche social y de la mala prensa, tienen las del perder, al menos en el cándido mundo de los niños que aún juegan a esas cosas. Por eso los papeles se solían echar a suertes. Así, a todos nos tocó jugar como policías y como ladrones. Pero lo que ningún niño nunca pretendió fue jugar ambos papeles al mismo tiempo. Pues en esta España mágica que nos ha creado Alicia/Atila, ya ha saltado por los aires la sana lógica de los niños. Muchos pugnan por destacar en ello. Pero el campeón es nuestro inefable candidato Alfredo P. Rubalcaba, que por la mañana es Elliot Ness y por la noche hace arengas en la frontera canadiense para inundar de whisky irlandés el Chicago de la «ley seca». Habrá quien piense que es una ocurrencia suya reciente, agobiado como está por el hecho de que el «efecto Rubalcaba», que tanto prometía, ha revelado ser poco menos que una plaga de langostas para la cosecha de votos. Ya en Irún, en junio del 2006, nos demostró la habilidad de sus subordinados para organizar la captura de unos terroristas mientras ayudaban a éstos a escapar de ellos mismos. Hay que reconocer que comenzó fuerte, porque el caso Faisán es la sublimación misma de esa comunión de papeles. Después nos ha ejercido de «poli malo» con sus advertencias desconfiadas sobre ETA, hasta la impostada defensa de la prohibición de Bildu. De «poli bueno» ya hacía su periódico de campaña, Eguiguren y alguno más, con su defensa cerrada de la transmutación pacifista de los asesinos.

Con el frente norte ya en manos de sus socios, satisfechos de momento, Alfredo P. ha extendido el juego a toda España. Así, cuando se lanzaron a la calla miles de ciudadanos, víctimas del colapso económico y político de estos delirantes años, el vicepresidente y ministro del interior (a partir de ahora el candidato), vio que, como en Irún, le convenía estar en las dos partes. La cosa se complicó porque los indignados más agresivos comenzaron a violar las leyes y los derechos de otros ciudadanos. Y él se negó a cumplir con su deber y su juramento de respetar y hacer respetar las leyes. Se sacó de la manga el chascarrillo ingenioso de que la Policía no está para crear problemas. Cierto. La Policía está para garantizar el cumplimiento de la ley y velar por los derechos de los ciudadanos. Como el ministro. No hicieron ni lo uno ni lo otro. Y, como Mr.P no es tonto, a sabiendas de que, con esa frase, invitaba a quienes violaban la ley a amenazar con un problema mayor para garantizarse la impunidad. Así fue en Sol y en muchas plazas de España. Y se extendió la voz. Ahora, unas decenas de personas decididas a crear un problema pueden impedir el cumplimiento de la ley donde se les antoje. En un desahucio, en una detención y pronto, ¿por qué no?, en un atraco. Ahora, ya desatado en su entusiasmo por ser a un tiempo el guardia de la porra y el Cojo manteca, la ha tomado con los bancos. El responsable de defender la ley dedicado a la agitación de los peores instintos. A su edad, volcado a la demagogia que Fouché, el auténtico, sólo utilizó en su peor y sangrienta juventud. Nuestro ministro del Interior travestido en antisistema. Tras el septenio negro, un delirio de traca final.

ABC - Opinión

«¡Cohóne!». Por Alfonso Ussía

ENCABEZAMIENTO

Doña Naiara Sampedro es la concejal de Igualdad, Migración y Juventud del Ayuntamiento de San Sebastián, futura Capital de la Cultura. Doña Naiara es de Bildu. No parece antipática, y está dispuesta a contentar y facilitar las cosas. El hecho es que doña Naiara escribió en vascuence una carta a distintas asociaciones dependientes de su concejalía, y en algunas sedes la carta no se entendió, lo que dio lugar a que rogaran a la señora concejala que la escribiera en español. Allí dicen «castellano», que según Cela no es otro idioma que el bellísimo español que se habla en Castilla. Entre las asociaciones que han recibido la carta de doña Naiara en castellano figuran «Hegaldi» (Mujeres pro Derechos Humanos), «Aspegui» (Mujeres profesionales y empresarias de Guipúzcoa), o «Katxalin» (Mujeres con cáncer de mama). Y la carta en «castellano» de la concejal de Bildu de la futura Capital Europea de la Cultura, una carta simpática por otra parte, dice así: «Asunto: ¡Animo! Martes, 28 de junio, 2011. Buenos dias! Egun on! Lo siento mucho por no haberme «espresado» en castellano, os pido disculpas. De aquí en adelante si asi lo quereis para cuando me «diriga» a ustedes lo hare en castellano o en «biluengue», como vosotras lo prefirais. Como os decia en la carta anterior, me pongo en contacto con vosotras para «hir» reforzando una relacion de la que espero que sea fructifera y de la misma manera os informo de que estoy «habierta» a cualquier propuesta. El objetivo de esta primera relacion es «hir» reforzando la relacion que «podramos» tener y pediros un pequeño favor. Os cuento:Me gustaria que me mandarais un pequeño informe sobre vuestra asociacion (participantes, objetivos, actividades etc.) y de la misma manera incluyerais la «baloracion» que realizais de la asociacion asi como las necesidades o intereses que tendriais en cuanto a la participacion con el ayuntamiento. No os sera muy dificil realizar este pequeño «valance» ¿verdad? de esta manera, directamente me «llegaraian» vuestras opiniones, informacion o intereses y seria una manera muy dinamica y bonita de comenzar la relacion entre todos nosotros. Espero que en cuanto tengais un ratito recibire vuestra respuesta. «Asi mismo», junto con la direccion electronica os «mande» el telefono. Para cualquier cosa no dudeis en llamar o comunicaros «con migo». Un fuerte saludo. Naiara Sampedro».

El «castellano» de doña Naiara es un idioma sin acentos ni comas. Lo escribe como una ininterrumpida fuente de sabiduría. Está «habierta» a todo, y quiere «hir» reforzando relaciones. De ahí que se ofrezca a saber qué grado de «baloracion» tienen las asociadas de sus asociaciones respectivas, con el fin de realizar un pequeño «valance» de cuanto sucede, para así conseguir una relacion dinámica y bonita. Y «asi mismo» se ofrece, lo que no es habitual, a responder al teléfono si alguna desea hablar urgentemente «con sigo».

Ignoro el nivel de vascuence de doña Naiara, y cuál de los dialectos vascongados domina, aparte del «batúa», que es invento de anteayer. Pero si escribe el guipuzcoano, el vizcaino, el alavés, el roncalés, el bajonavarro, el suletino o el laburtano del mismo modo que el idioma común de su nación, España, habría que recomendarle que durante los fastos de la capitalidad europea de San Sebastián, se quede en casa o vaya a la playa a tomar el sol. No parece mala persona. Es más, tiende a la simpatía y la amabilidad. ¡Pero qué cultura, «cohóne»!, y un fuerte saludo.


La Razón - Opinión

PSOE. El proyecto Alfredo. Por Cristina Losada

Tras la fase infantil izquierdista que protagonizó Zapatero, la etapa senil necesita sus propias señas de identidad.

El sanedrín socialista se apresta a proclamar al candidato Alfredo en la persona del vicepresidente y ministro Pérez Rubalcaba. La cuestión que ocupa a los pitonisos es si tal simbiosis está destinada a perdurar o si, por el contrario, se procederá a la inmediata separación de los siameses. Los partidos son muy suyos y se jactan de manejar los tiempos, lo cual sólo indica hasta qué punto el tiempo los maneja a ellos. ¿Será mejor ahora, será después? Puestos en ese filo, no hace falta la bola de cristal para concluir que cuanto antes se distancie el nuevo Alfredo del viejo Rubalcaba, más se alejará de Zapatero, quien ha pasado de gran seductor a gran contaminante. Dicho de otro modo, el desempeño de Alfredo en las generales exige que mate al padre, aunque resulta que es el hijo y está muerto. El relevo generacional en el PSOE se da a la inversa y como inversión del relato freudiano. En consecuencia, se perfila una gerontocracia tras el feliz reinado de los ya no tan jóvenes mindundis.

De cuál ha de ser la viagra ideológica que preparen los veteranos para la próxima salida al mercado electoral, vamos teniendo noticia. Es ése mercado, no el pérfido mercado, el que guiará sus pasos. Alfredo se ha estrenado así como crítico y adversario de la banca y los banqueros, en clara señal de oposición al Gobierno de Zapatero y Rubalcaba. Todo son conjunciones copulativas, pero en realidad son disyuntivas. Hay cosas que no se pueden hacer al mismo tiempo durante mucho tiempo. El candidato se ha significado como un futuro perseguidor de los tiburones cuando ahora mismo puede darles caza. Ahí tiene, por no ir más lejos, a directivos socialistas de cajas de ahorro en lastimoso estado. Si cree que su gestión fue irresponsable y sus sueldos, desmesurados, por qué no aplicar retroactividad y confiscárselos. Tiene la ocasión de dar ejemplo con el señor Moltó –"¡míreme a los ojos, señor Rubio!"– y el señor Serra, para empezar a hablar y sin ánimo de ser exhaustiva.

Tras la fase infantil izquierdista que protagonizó Zapatero, la etapa senil necesita sus propias señas de identidad. En la época de González convivieron en el PSOE dos modelos, cuyas fuentes doctrinales eran, grosso modo, Willy Brandt y el caudillismo sudamericano que personificaba Omar Torrijos. Se impuso el segundo y quién nos dice que no volverá.


Libertad Digital - Opinión

Programa para mileuristas. Por Ignacio Camacho

Por primera vez en mucho tiempo un partido pretende acudir a las urnas con la promesa de subir los impuestos.

COMO la crisis ha proletarizado a gran parte de la clase media, que es la que paga impuestos en España, el PSOE prepara un programa electoral para seducir a los mileuristas. Los estrategas de la socialdemocracia han detectado en los indignati del 15-M un posible granero electoral sensible al proteccionismo de Estado y a la retórica anticapitalista, y entienden que se les puede seducir con ofertas de mercado político a la medida. Han empezado dándoles caña a los banqueros, que tienen mala reputación en el imaginario popular, y quizá pronto tengamos un discurso impregnado de la demagogia que se puede permitir un partido cuando sabe que no va a tener que cumplir sus promesas. El objetivo no es ganar, sino reducir la escala de la derrota.

Sólo así se entiende que por primera vez en mucho tiempo un partido quiera acudir a las urnas con la propuesta de subir los impuestos. Los socialistas se van a dirigir a quienes creen que no los pagan porque se sienten fuera del mercado laboral, o en sus márgenes. Todo el mundo sabe que los verdaderos ricos escapan al control de Hacienda —por eso sólo menos de siete mil personas han declarado este año que ganan más de seiscientos mil euros— y que el alza fiscal caería sobre las nóminas sin escapatoria, pero a los jóvenes que se eternizan en contratos precarios les puede sonar bien que aumente la presión sobre unos salarios que a ellos les parecen, hoy por hoy, inalcanzables. Rubalcaba se está quitando el traje de ministro con el que se abrazaba a los financieros y les daba dinero con el que reflotar las cajas, y apela a la amnesia social para tronar contra la banca, culpable de querer cobrar los créditos que los hipotecados firmaron cuando creían que la prosperidad y el empleo eran eternos como un círculo virtuoso. Tan cierto es que los bancos ofrecían dinero demasiado fácil como que muchos consumidores cargaban en la hipoteca el coste de los todoterrenos, las vacaciones y los televisores de plasma. Todo el país vivió unos años felices por encima de sus posibilidades. El que tenía que haber regulado ese despendole era el Banco de España, cuyo jefe nombra el Gobierno, pero eso son detalles demasiado complejos para caber en los eslóganes que sustituyen a nuestro debate político. Ahora se hace política de Twitter con la sintaxis del pensamiento débil. Ya lo decía Umbral: frases breves revelan ideas cortas.

Puesto que no aspira a gobernar, salvo que sea al frente de una coalición de perdedores, Pepunto se quiere pintar de rojo con un programa de guiños esquemáticos fronterizos con la dialéctica de acampada. Enfrente tiene a uno que tampoco quiere extenderse en muchas explicaciones porque el previsible triunfo le va a obligar a ponerse antipático y teme chocar antes de tiempo con las éticas indoloras. Así nos espera una campaña de disfraces en la que los candidatos deberían llevar ropa de camuflaje.


ABC - Opinión

Extremadura, día histórico

Extremadura inauguró ayer un cambio político sin precedentes al ser proclamado presidente regional el dirigente del PP José Antonio Monago, el primer candidato que no pertenece al PSOE desde que en España se puso en marcha el Estado de las autonomías. La comunidad extremeña era la única, junto con la andaluza, que no había experimentado la alternancia en el Gobierno, por lo que la jornada de ayer debe saludarse, antes que nada, como un triunfo de la democracia. La esencia de todo sistema de libertades es incompatible con la perpetuación de un partido en el poder, sea del color que sea. Extremadura era una prolongada anomalía que reflejaba un entramado de muy mala calidad democrática, caciquil y aherrojado por una casta ideológica. Es decir, lo que empezó siendo una elección libre e impecable degeneró en un régimen político en el que la oposición estaba condenada a servir de coartada. Por tanto, la designación de Monago tiene el acierto previo de oxigenar una administración autonómica que olía a podrido y de devolver a los extremeños la certeza de que son ciudadanos libres con capacidad de cambiar de criterios políticos y de gobernantes. Le corresponde ahora al nuevo presidente no defraudar a sus paisanos, trabajar duramente por el desarrollo económico de la región y, en la medida de lo posible, demostrar que la opción de gobierno del PP es mucho más eficiente, más fiable y menos costosa que la socialista. Monago en Extremadura y Cospedal en Castilla-La Mancha son hoy no sólo la punta de lanza del PP, sino el escaparate de lo que puede ser un Gobierno de la nación dirigido por el partido de Mariano Rajoy. Y, por añadidura, lo que puede ser Andalucía si en las próximas elecciones Javier Arenas pone fin a tres décadas de régimen socialista. En este punto, es obligado hacer referencia al papel desempeñado por IU en el cambio extremeño. Con su prepotencia habitual, los dirigentes socialistas han recurrido a todo tipo de extorsiones para impedirlo, argumentando que un partido de izquierdas jamás puede favorecer a uno de derechas. Tal planteamiento revela no sólo la pobreza democrática de un socialismo anclado en el frentepopulismo del siglo pasado, sino el desprecio hacia una formación progresista que el PSOE ha usado como simple colgajo ornamental. Hace quince años, cuando IU defendía un proyecto independiente, era la tercera fuerza parlamentaria; hoy, tras rebajarse a escabel al PSOE, está a punto de desaparecer del Congreso. ¿Con qué autoridad moral pueden Cayo Lara y Llamazares desautorizar a IU de Extremadura por abstenerse en la votación que ha encumbrado a Monago? No parece que los enterradores puedan dar lecciones comadronas. Es notorio que la izquierda española padece una crisis irreversible tanto de credibilidad ­–pues sus gobiernos sólo han conducido a la ruina económica– como de formulación ideológica. El movimiento del 15-M es buena muestra de ello. De ahí que la disdencia de la IU extremeña tenga el valor añadido de una rebelión contra una burocracia nacional cuya máxima aspiración es sobrevivir como subalterna del PSOE. Incluso por eso, el cambio extremeño es un ejemplo de dignidad.

La Razón - Editorial

El BCE y los periféricos

La subida de tipos de interés desoye la necesidad de crecimiento en Grecia, Portugal o Irlanda.

Después de la tormenta provocada por la insólita decisión de Moody's de rebajar la deuda lusa al nivel de bono basura, el Banco Central Europeo (BCE) cumplió ayer el programa previsto y subió el tipo de interés del dinero en Europa en un cuarto de punto, hasta el 1,5%. Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, criticó (con razón) el papel procíclico de las agencias de calificación, pero ha de saber que el encarecimiento del coste del dinero tampoco es una medida libre de controversia. Subir dicho coste indica que el BCE atiende prioritariamente a la situación de Francia, Alemania y países afines, allí donde el crecimiento podría causar más inflación. La recuperación de los países periféricos (los intervenidos Grecia, Portugal e Irlanda más España e Italia) importa menos.

Los hechos son que una subida de tipos de interés enfría el crecimiento, que la tasa de inflación en la eurozona está por encima del 2% fijado como objetivo (concretamente en el 2,7% en junio) y que la economía mundial (Europa y España con ella) está entrando en un periodo de ralentización. Es la recaída anunciada y tendrá consecuencias dañinas para la riqueza y el empleo en España. Este no parecía el mejor momento para subir los tipos, por más que los mercados ya lo hubieran descontado.


El cálculo de Trichet es otro. No niega la ralentización de la economía, pero la esgrime como excusa. Puesto que la inflación está disparada (aunque parece muy probable que caiga una vez que se desinflen los precios energéticos), súbase el coste del dinero y sugiérase que no habrá nuevas subidas en los próximos meses puesto que el enfriamiento económico que viene bastará para reducir la inflación. El argumento no carece de ingenio, pero olvida que las economías europeas (todas, no solo Francia, Alemania y su área) tienen que disponer de oportunidades de crecimiento. Si no tienen esas opciones, no podrán resistir a las periódicas convulsiones de los mercados de deuda. Cada punto básico que crece el diferencial drena dinero para la economía real. Si además se encarecen (poco o mucho) los créditos, se añade una carga más a las economías que todavía no están en fase de crecimiento.

Para soslayar esta contradicción, el BCE suele escudarse en su mandato estatutario antiinflacionista y en la suposición de que las economías con menos inflación ofrecen fundamentos más sanos para el crecimiento. Puede ser. Pero ya es hora de que la cruzada contra la inflación no se encomiende solamente a una política monetaria homogénea en una zona económica heterogénea; hay otras formas eficaces de garantizar la transparencia en la formación de precios nacionales.

Trichet podría haberse ahorrado la subida de ayer; es decir, no haberse comprometido al sugerirla con antelación. Al menos reaccionó con presteza ante el caso de Moody's y Portugal. Anunció que aceptará la deuda lusa como colateral, lo cual no deja de ser una reprimenda pública a la agencia. Una decisión adecuada.


El País - Editorial

Desmantelar el régimen extremeño

Monago tendrá que liquidar empresas públicas y adelgazar la administración, eliminando ese "tejido adiposo" que impide a Extremadura progresar. No es casualidad que la comunidad más pobre de España sea la que mayor porcentaje de empleo público tiene.

Una de las peores consecuencias del Estado autonómico ha sido la resurrección de la figura del cacique. Las Comunidades Autónomas han mostrado, en general, mucha menor alternancia, de ahí que fuera más fácil en ellas la formación de redes clientelares y la corrupción. Cuando no se tiene miedo a perder el sillón por muchos desastres que se provoquen, por muchas sinvergonzonadas que se les descubran, el poder ni siquiera disimula su condición y se convierte en una herramienta completamente al servicio de "los nuestros".

De ahí que, de todos los presidentes autonómicos nacidos de las elecciones del 22 de mayo, la elección de María Dolores de Cospedal y José Antonio Monago debiera ser la que más alegrara a todos los demócratas, sean del partido que sean. Su investidura supone una oportunidad de oro para abrir las ventanas y que el aire fresco empiece a ventilar por fin las estancias de los gobiernos de ambas comunidades. La necesidad de cuadrar las cuentas, además, les facilitará la tarea de desmontar las estructuras montadas durante décadas para sostener la hegemonía socialista.


De los dos es Monago, investido con bastante suspense este jueves, quien más difícil lo tiene. Ha necesitado de la abstención de una Izquierda Unida opuesta en lo ideológico pero harta también del Gobierno socialista de la comunidad. Su postura, apoyada por sus bases en la región, ha sido contestada por la dirección nacional con aperturas de expediente. Sí, hablamos de la misma IU que ponía el federalismo de la formación y la consiguiente autonomía de su partido en el País Vasco como excusa para no hacer nada contra la connivencia de Madrazo y sus sucesores con Batasuna y las demás marcas políticas de ETA. Se ve que para Cayo Lara y los suyos es más importante hacer de lacayo del PSOE que enfrentarse al terrorismo nacionalista vasco.

Monago tendrá que liquidar empresas públicas y adelgazar la administración, eliminando ese "tejido adiposo" que impide a Extremadura progresar. No es casualidad que la comunidad más pobre de España sea también la que mayor porcentaje de empleo público tiene. Un exceso que ha demostrado, allí más que en ningún otro sitio, no servir para hacer prosperar la región. El popular tendrá que hacer concesiones a Izquierda Unida, pero tampoco esos tres diputados deben valer más que los 32 con los que cuenta el PP. El programa de gobierno de Monago deberá ser el suyo, por más que acepte reformas como la de la ley electoral. Sólo en ese caso podrá desmontar el régimen extremeño y dar una esperanza de prosperidad a sus ciudadanos.


Libertad Digital - Editorial

Extremadura, nueva era

El cambio en esta Comunidad coloca al PSOE ante la verdadera dimensión de su debacle y la certeza de que su ciclo político está agotado.

LOS socialistas vivieron ayer la consecuencia más significativa de la derrota sufrida en las elecciones del 22-M. El acceso del Partido Popular al gobierno de la Comunidad Autónoma de Extremadura ha colocado al PSOE ante la verdadera dimensión de su debacle y ante la certeza de que su ciclo político está agotado. Los resultados electorales en Castilla-La Mancha y en las ocho capitales de provincia de Andalucía anuncian, a mayor abundamiento, una prolongación en las próximas elecciones generales, lo que supondría dejar al PSOE sin sus reservas naturales de voto fiel. Además, el hecho de que Izquierda Unida de Extremadura no haya apoyado al candidato socialista sienta un precedente que desdramatiza entre la izquierda la llegada del PP al poder. El PSOE no olvidará esta lección, confiado como estaba a que IU se sometiera a la condición de comodín. El gesto de IU en Extremadura contribuye a una normalización de la alternancia, más aún cuando el partido que ya gobierna en esta comunidad es el partido que ha ganado claramente las elecciones.

Aunque resulte una obviedad, los socialistas deberían asumir que el PP gobierna en Extremadura porque su candidato, José Antonio Monago, es el más apoyado por los electores. La desafección de IU es el efecto de décadas de gobierno hegemónico socialista, y no la causa de que el PSOE esté en la oposición. Este mensaje incumbe también al nuevo presidente autonómico, José Antonio Monago, quien ha tenido que equilibrar su discurso para no dar argumentos a la dirección nacional de IU para forzar la voluntad de sus tres parlamentarios extremeños. Ahora bien, el programa ganador es el del PP, no el de IU, y la política de pactos, siempre conveniente cualquiera que sea la fuerza parlamentaria del equipo gobernante, no debería llegar al extremo de distorsionar los planes de cambio.

La forma de gobierno del PP en las comunidades autónomas va a ser un punto de atención fundamental para el debate político. Los populares pueden utilizarla como credencial para el gobierno nacional; los socialistas no dudarán en utilizarla para revolverla contra Mariano Rajoy. Este juego de tácticas será especialmente relevante en Extremadura y en Castilla-La Mancha, por el efecto de contagio que puede producir en Andalucía, convocada a elecciones autonómicas en 2012, si no antes. La experiencia histórica demuestra que a la derecha se le exige mucho más y en mucho menos tiempo que a los gobiernos de izquierda, acostumbrados, hasta ahora, a ser juzgados más por lo que dicen que por lo que hacen.


ABC - Editorial