miércoles, 10 de agosto de 2011

HUESCA - 10 de Agosto - SAN LORENZO

¡¡¡ VIVA SAN LORENZO !!!


Londres y Madrid. Las revueltas callejeras. Por Agapito Maestre

18.000 policías restablecerán el orden público, porque Inglaterra es, a pesar de los pesares, una gran nación.

Las revueltas callejeras de Londres y Madrid sólo se parecen en la violencia. Nadie compare demagógicamente los sucesos de Londres con los de Madrid, o sea, nadie diga que la protesta callejera de Madrid es pacífica y la de Londres violenta. Mentira. Son fenómenos sociales radicalmente distintos, aunque ambos pudieran tener ese punto en común. Tiendo pensar que el primero se solucionará, pero el segundo seguirá enquistado como un cáncer que corroe el sistema español. Mientras que los incidentes de Inglaterra son de orden público, que se resolverán metiendo en vereda a los delincuentes y criminales, por el contrario, la ocupación salvaje del espacio público en España tiene un cariz "político", o mejor dicho, de asesinato político de guante blanco al que nadie le ve solución, o peor, nadie se atreve a pensar cómo podríamos reforzar nuestro sistema de libertades reprimiendo a los salvajes.

El orden público, antes o después, se restablecerá en Inglaterra, pero el restablecimiento del sistema democrático español, o sea que todos los ciudadanos seamos tratados por igual ante la ley y se nos garantice el uso de nuestras libertades, no parece tan sencillo. Por ejemplo, nadie con un poco de decencia intelectual puede dejar ver con perplejidad que a los del 15-M se les permita todo tipo de tropelías, que van desde la ocupación sistemática del espacio público hasta la agresión a los agentes judiciales para que ejecuten un desahucio. ¿Por qué razón hay que dejar a los del 15-M en la Puerta del Sol entorpeciendo la vida ciudadana? ¿Por qué tienen que ocupar un espacio público de información o de lo que sea en la Puerta del Sol?

Son, desde el punto de vista democrático, infinitamente más graves los fenómenos sociales y "políticos" que sistemáticamente atacan el espacio público común y atentan contra la libre circulación de las personas, como son los casos de España, que los problemas de orden público que, cíclica y casi regularmente, suceden en la sociedad británica. Hay, no obstante, alguna novedad en los saqueos a los comercios y asaltos a la propiedad privada en las actuales revueltas callejeras de Inglaterra, por ejemplo, el modo de convocarse y comunicarse entre sí los salvajes; pero, al final, lo decisivo es la respuesta que recibirán esos delincuentes. Hoy como ayer, las autoridades británicas sólo tienen una solución contra el salvajismo violento: el Estado meterá, reitero, en vereda a los salvajes. 18.000 policías restablecerán el orden público, porque Inglaterra es, a pesar de los pesares, una gran nación.

¿Quién es capaz en España de restablecer el orden político que me asegure que yo soy un ciudadano libre e igual ante la ley? ¿Quién me asegura que puedo caminar por Sol, o tomar un metro en Madrid, sin que me agreda un bocazas que se mea en un policía, es decir, en alguien que ejerce el monopolio legítimo de la violencia?


Libertad Digital - Opinión

¿Y si caemos todos?. Por Angela Vallvey

Según la Ley de Pascal (siglo XVII), la presión ejercida por un fluido incompresible y en equilibrio dentro de un recipiente de paredes indeformables se transmite con igual intensidad en todas las direcciones y en todos los puntos del fluido. Esta ley se aplica en Física a un conjunto de recipientes comunicados por su parte inferior que contienen un líquido homogéneo. Es lo que conocemos como «vasos comunicantes». En una economía globalizada, como la nuestra, ese líquido es el dinero, fluido incompresible, fuerte donde los haya, pese a que lo intenten comprimir. Y los vasos comunicantes: los distintos países del globo ligados entre sí por sus relaciones de comercio y circulación de bienes y dinero. La globalización consiste en la interdependencia y comunicación, cada día más estrecha, que esos países «soberanos» de la Tierra mantienen unos con otros. La feroz recesión que padecemos comenzó quizás en Estados Unidos y afectó de inmediato a Europa porque el veneno que emponzoñó la economía norteamericana es el mismo que nosotros tomamos en grandes dosis: dinero barato, casi gratis, sin bienes que lo respalden, y crédito desbocado, un endeudamiento salvaje con el que pretendemos compensar el declive de Occidente, incapaz de competir –en una economía globalizada– con el sistema esclavista de los países emergentes, que han atraído las inversiones y la industria ofreciendo costes de producción que sólo pueden proporcionar los negreros. Tratando de conservar un Estado de Bienestar que ha costado siglos levantar, nos endeudamos por encima de nuestras posibilidades. El problema no es que España o Italia puedan ser rescatados, ni que el BCE (o sea, Alemania) posponga las inyecciones de dinero necesarias para aliviar la deuda de esos periféricos «pesados» y, por tanto, contribuya a que cada día estemos más endeudados pese a que el riesgo de rescate siga siendo el mismo. El problema es que, detrás de España o Italia, iría Francia. Que, mientras Occidente continúe hundiéndose, China, Brasil e India se verán afectados por la creciente pobreza de sus esenciales clientes occidentales (Europa, EE UU…) y, como vasos comunicantes que son, llegará el día en que también la miseria llamará a la puerta de las potencias emergentes. Será el fin de su crecimiento brutal, que ya se está contrayendo. El problema es, creo yo, que desde que cayó el primer país se gestó la enfermedad que nos puede hacer caer a todos, al mundo entero. Así lo vería Blaise Pascal.

La Razón - Opinión

Blackberry, herramienta de destrucción. Por Daniel Rodríguez Herrera

Deberíamos tomarnos con más sensatez el papel de las nuevas tecnologías. Son una herramienta, más o menos útil, pero una herramienta. Quienes han incendiado Londres han sido un grupo de vándalos, no Blackberry Messenger.

El 5 de octubre de 1985, la Policía de Londres detuvo a un joven negro, tras lo cual procedió a registrar su casa. Durante el registro la madre del detenido, Cynhia Jarrett, murió. Al día siguiente comenzaron unos disturbios que se saldaron con el asesinato de un policía, Keith Blakelock, al que una turba intentó decapitar con machetes y cuchillos.

Estos sucesos tuvieron lugar en el barrio de Tottenham, al norte de Londres, que está siendo noticia esta semana por unos disturbios similares. Una semana antes, otro incidente había provocado problemas similares en Brixton, al sur de la ciudad, donde han tenido lugar tumultos aún peores en 1981 y 1995. Ambos son barrios pobres, con mucha inmigración.

Sin embargo, muchos periodistas se han lanzado en plancha para buscar la causa tecnológica detrás de la violencia que está viviendo su capital. Para algunos ha sido Twitter; para los más, Blackberry Messenger. No cabe duda de que este último ha jugado un papel importante en la coordinación de parte de los actos vandálicos de Londres. Pero resulta difícilmente defendible atribuirle un papel central, toda vez que disturbios idénticos han tenido lugar antes de los smartphones e incluso antes de los móviles.

No cabe duda de que las tecnologías de la comunicación facilitan la organización de este tipo de cosas. Pero deberíamos tomarnos con más sensatez el papel de las nuevas tecnologías. Son una herramienta, más o menos útil, pero una herramienta. Quienes han incendiado Londres han sido un grupo de vándalos que debería estar entre rejas, como están reclamando los propios londinenses. Sin Blackberry ni Twitter los criminales hubieran usado otra cosa, como han hecho hasta ahora.

RIM ya tiene bastantes problemas como para que encima le queramos echar encima éste. Sobre todo cuando su única culpa es ofrecer un servicio seguro para sus clientes, cifrado para que nadie más que ellos y quienes ellos decidan puedan acceder a sus mensajes.


Libertad Digital - Opinión

Engañarse y engañarnos. Por José Antonio Vera

No sale uno del asombro ante la manera tan peculiar que tiene la vicepresidenta Elena Salgado de cumplir con el compromiso de reducir el déficit público. Incapaz de generar ingresos por la vía de la creación de empleo, a nuestra responsable de Economía sólo se le ocurre «falsear» el calendario adelantando el pago del impuesto de sociedades a las empresas. De esa manera pretende ingresar 2.500 millones extra en 2011 y así garantizar el cumplimiento del déficit. El problema es que, como ha subrayado Cristóbal Montoro, esa medida no es sino un engaño, pues el mayor ingreso de este año se va a hacer a costa de aminorar el correspondiente a 2012. O sea, hambre para mañana, comprometiendo además las cuentas del Gobierno que salga de las urnas el próximo 20-N, que debe cumplir el objetivo de no superar un déficit del 4,4 por ciento.

No sólo eso. Lo peor es que se hace a costa de la liquidez de las empresas, ya de por sí muy mermada por la situación de la economía y por el hecho catastrófico de que las administraciones públicas no están pagando sus compromisos ni saldando sus deudas. De manera que nos encontramos con el caso de unas sociedades agobiadas por los impuestos, obligadas a adelantar el IVA y ahora también constreñidas a tener que adelantar el de sociedades, sólo porque a doña Elena no le salen las cuentas y no encuentra mejor manera que hacerlo a costa de la iniciativa privada. Se ve que a la vicepresidenta sólo le importa el maquillaje de las cifras para poder decir, una vez que en unos meses deje el Gobierno, que ella cumplió su objetivo. Poco le va si la manera de hacerlo es hipotecando el déficit del próximo año o llevando a la quiebra a unas compañías ya muy azotados por la carga impositiva y unas medidas que, en algunos sectores, les están arruinando. Es el caso, por ejemplo, de la Sanidad. No sólo las autonomías no pagan los medicamentos a las empresas que se los venden, sino que ahora además las castigan obligándoles a tener que desembolsar por anticipado un dinero que en muchos casos no tienen. Tal es la situación, que hay ya multinacionales farmacéuticas que han decidido abandonar su localización en España, pues al hecho grave de no cobrar suman la pesadilla de bregar contra una Administración dividida en 17 taifas, amén de sentirse azotadas por la presión de unas tasas crecientes que les han obligado a hacer recortes de plantilla o directamente a cerrar en algunos sitios.

Total que este es el legado que nos va a dejar Salgado. Cinco millones de parados, más de 1.500 empresas concursadas, una prima de riesgo por encima del 300 por cien y, eso sí, las cuentas bien amañadas con medidas excepcionales como cobrar este año los impuestos del ejercicio venidero. Una manera como otra cualquiera de engañarse a sí misma. En vez de poner en marcha el potencial de la economía española, la vice nos viene con estas trampas de primero de básica. Así cualquiera.


La Razón - Opinión

Crisis. El colapso del intervencionismo cerril. Por Juan Ramón Rallo

Después del fracaso de todo tipo de intervencionismo, los inversores han perdido toda confianza en que nuestros políticos vayan a tomar alguna medida acertada que no se base en el más pauperizador de los populismos cortoplacistas.

Por supuesto a nuestros políticos les sale muy a cuenta endilgarles la responsabilidad de su muy defectuosa gestión a entes externos: "los mercados", "los especuladores", "la desregulación", "la avaricia", "la codicia", "el Tea Party" y ahora, también, las agencias de calificación que, como Standard and Poor’s (S&P), no arriman el hombro. Nunca, claro, a su propia incompetencia, a su incontenible apetito por el gasto, a su sola receta de subir impuestos y monetizar los déficits, a su renuencia a liberalizar los mercados. Carlos Rodríguez Braun lo ha resumido muy acertadamente en una de sus máximas más populares: "El mejor amigo del hombre no es el perro, sino el chivo expiatorio".

Retrospectivamente nos intentarán hacer creer que la marcha de la economía se torció cuando S&P osó rebajar el rating de EEUU o incluso cuando los republicanos más ultraderechistas pusieron en jaque el acuerdo para elevar el techo de deuda. También nos vendieron la moto de que la crisis de 2008 se debió a la torpe decisión de dejar quebrar a Lehman Brothers, cuando en marzo de ese año había caído Bear Stearns (el quinto banco de inversión del país) y una semana antes los dos gigantes hipotecarios semipúblicos de Fannie Mae y Freddie Mac. Vamos, que la economía iba viento en popa a toda vela. Pero no nos dejemos engañar: durante la semana pasada, habiéndose suscrito la elevación del techo de deuda, la bolsa estadounidense ya se desinfló un 8% debido a las crecientes señales de la debilidad económica del país (mínimos de actividad fabril y del volumen de negocios de los servicios y revisión a la baja del crecimiento del PIB) y a la incertidumbre procedente por el cada vez más probable estallido de la Eurozona.


El desastre de este lunes, uno de los peores días del mercado de valores en su historia, no se debe a la degradación de S&P, ¿cómo iba a hacerlo? Los efectos de rebajar el rating sobre la deuda soberana, de momento, han sido beneficiosos para las finanzas del Tesoro: el bono a 10 años de EEUU, lejos de encarecerse, se abarató un 5% (como algunos, por cierto, ya habíamos pronosticado al decir que la deuda de EEUU sigue siendo, de momento y pese a todo, el activo más seguro del mundo y que todo pánico de mercado tendería a traducirse en compras generalizadas de la misma).

Al contrario, los problemas son otros: la monetización masiva de bonos españoles e italianos por parte del BCE no resuelve a medio plazo los problemas de solvencia de Eurozona, los sucesivos Quantitative Easings de Bernanke han sido del todo inútiles para propiciar un crecimiento sostenible de EEUU, y Obama, lejos de estar dispuesto atajar los auténticos problemas de fondo de su economía (los desproporcionados gastos sociales que se incrementarán exponencialmente en el futuro) está jugueteando con agresivas subidas de impuestos que sólo descapitalizarán más a los ahorradores y a las empresas privadas.

Después del fracaso de todo tipo de intervencionismo, los inversores han perdido toda confianza en que nuestros políticos vayan a tomar alguna medida acertada que no se base en el más pauperizador de los populismos cortoplacistas. Para muchos, no obstante, el dirigismo estatista con el que nos han estado aplastando estos tres últimos años se ha quedado corto. Es lo que tienen los fanatismos y las fes ciegas: si el cien milmillonario plan de estímulo de Obama no ha funcionado, es porque no se duplicó su cuantía (Krugman dixit); si las billonarias monetizaciones de deuda de Bernanke no han surtido efectos, es porque no continúa indefinidamente con ellas (Scott Sumner dixit). Se llama disonancia cognitiva y es un trastorno psíquico perfectamente recogido por la Psicología.

Veremos cuál es la próxima barbaridad con la que buscan robarnos la cartera. Pero desde luego, así no se restituye ninguna confianza en el sistema de mercado y en la creación de un marco jurídico estable en el que apetezca invertir y generar riqueza a largo plazo. Sobre todo porque si personas como Obama o Zapatero están gobernando es porque millones de personas los auparon al poder y aun hoy continúan sin darse cuenta de sus muy profundos errores.


Libertad Digital - Opinión

Somalia exige un gesto de renuncia del cine español. Por Federico Quevedo

"Si quieres que las subvenciones del cine español se destinen a paliar el hambre en Somalia, cuelga esto en tu muro". El mensaje circula estos días por Facebook, en respuesta a la campaña que parte de la izquierda ha puesto en marcha en contra de la visita del Papa la semana que viene a España para presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Es cierto que la visita del Papa va a costar dinero a las arcas públicas. También lo es que va a dejar en esas mismas arcas más dinero del que va a salir de ellas, luego lo realmente sensato sería pedirle a las administraciones públicas que destinen lo recaudado a la ayuda contra el hambre en el Cuerno de África.

Hace unos días, lo recogíamos en 'El Confidencial', el Padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz, se quejaba amargamente de la escasez de la ayuda española para combatir la hambruna de Somalia: solo 27 millones de euros. Una mierda, dicho así, sin más, para lo que podría hacer un país como el nuestro.

Por ejemplo, que el subvencionado cine español renuncie a esos más de 110 millones de euros de presupuesto en ayudas públicas previstos para este año y destine ese dinero a ayudar a los miles de niños cuyo destino es morir víctimas del hambre en aquella zona paupérrima del mundo. Ya sé que es demagogia, o no, pero si lo es se trata de la misma demagogia que lleva a esa parte intransigente de la izquierda a vincular el viaje del PP con una supuesta dejadez por parte de la Iglesia respecto de lo que está ocurriendo en el Cuerno de África.


Nada más lejos de la realidad: si hay una organización verdaderamente preocupada por el problema del hambre en Somalia, esa es la Iglesia Católica, y de ahí el lamento del Padre Ángel. Son muchas las organizaciones católicas que se han entregado en cuerpo y alma a ayudar a la población de Somalia, y desde hace mucho tiempo además. De hecho, las primeras ONGs que se instalaron allí tienen mucho que ver con esa faceta solidaria que caracteriza al Cristianismo, y por allí aparecieron los Padres Blancos y otras organizaciones cuyo fin es ayudar a los más pobres y desheredados de la tierra.

La Iglesia está llena de madres Teresa, aunque haya habido una que por encima de todos ha sido luz y guía de otras muchas y muchos hombres y mujeres entregados a la causa de la caridad, pero eso es lo que ha caracterizado siempre al catolicismo porque forma parte de su esencia espiritual la ayuda a los demás y la caridad llevada al extremo del sacrificio personal.
«Si quieren seguir por ese camino de reprender a la Iglesia Católica, entonces harían bien en no fijarse tanto en la paja del ojo ajeno, cuando tienen verdaderas vigas escondidas en los suyos: vigas en forma de subvenciones millonarias, vigas en forma de escandalosas SICAVs a nombre de destacados próceres del progresismo patrio..»
Por supuesto, eso no hace desmerecer el trabajo de otras muchas organizaciones que, sin incluir un fin apostólico en su altruismo, también se entregan hasta límites difíciles en la causa de la ayuda a los más pobres, pero es profundamente injusto señalar a la Iglesia como culpable cuando es la primera interesada en acabar con las injusticias sociales y esa lucha ha formado siempre parte esencial de su enseñanza moral.

Muchos de los que hoy critican el viaje del Papa, en cuya misión evangelizadora siempre hay reservado un espacio importante para ese mensaje, deberían dedicar aunque solo fuera un poco de tiempo a interesarse por la llamada Doctrina Social de la Iglesia y comprobar cómo muchas de las cosas que el catolicismo considera primordiales para poder hablar de justicia social son las mismas que ellos defienden desde un prisma ideológicamente distinto.

Pero si, a pesar de todo, quieren seguir por ese camino de reprender a la Iglesia Católica, entonces harían bien en no fijarse tanto en la paja del ojo ajeno, cuando tienen verdaderas vigas escondidas en los suyos: vigas en forma de subvenciones millonarias, vigas en forma de escandalosas SICAVs a nombre de destacados próceres del progresismo patrio, vigas en forma de cuantiosas posesiones mobiliarias e inmobiliarias que harían enrojecer a los más conspicuos capitalistas... Hay muchos que antes de hablar, tienen mucho que callar.


El Confidencial - Opinión

No piensan. Por Alfonso Ussía

A los llamados indignados de Madrid, aparte del desodorante, les han abandonado las ideas. Tienen el motivo de la indignación a dos palmos de las narices, y no lo han descubierto. Tengo para mí que, de formar parte del zaguanete de presumibles indignados que se mantiene en la Capital de España, mi indignación se centraría en los sindicatos. Acaban de recibir otro centenar de millones de euros de todos los españoles regalados por el Gobierno. Dicen que serán invertidos en la «formación de funcionarios». Uno creía que los funcionarios se formaban en los colegios y las universidades, pero parece que estaba equivocado. En lo que van a gastarse el dinero los sindicatos es en el boicot a la visita del Papa que ha llamado a Madrid a dos millones de jóvenes. Qué casualidad. El aeropuerto y el Metro en huelga justamente en esos días. Los sindicatos no están en absoluto indignados con el Gobierno, que los mantiene, los mima y les dice lo que tienen que hacer para seguir recibiendo dinero. Si los sindicatos se financiaran con las cuotas de sus militantes no tendrían ni para un chupa-chups. Ellos se forran y los indignados no perciben ayudas de ninguna clase. El Papa no tiene la culpa de ello. Además, con independencia del objetivo espiritual y social de la visita a Madrid del Santo Padre, la multitud que le espera llegada de todas las partes del mundo va a dejar mucho dinero en España. Eso no lo admiten ni los sindicatos ni los indignados, cuando habrían de mostrarse felices por ello.

Los indignados tendrían que visitar las sedes de los sindicatos. Ahora no, porque la mayoría de los chulos del sistema están de vacaciones en el Caribe. Los indignados harían bien en intentar conocer adonde han ido a parar los miles de millones de euros que han llovido sobre los sindicatos durante los años zapateriles. Se indignarían con razón. No lo hacen, porque en el fondo, el derroche del dinero de todos en beneficio de unos pocos no les indigna tanto si esos pocos son de su cuerda. Tienen el mismo jefe, Rubalcaba, y ese detalle imprime carácter y sella las libertades. Los indignados se indignan con el Papa y cierran los ojos cuando pasan los jerifaltes gramscianos de Comisiones o de UGT. Pídanles explicaciones a ellos. Y hagan una prueba. Preséntense todos una mañana en la sede de Comisiones o de UGT y pidan que les den de comer con abundancia , simpatía y caridad. No probarán bocado. Hagan lo mismo y acudan a los comedores de Cáritas, administrados por la Iglesia que el Papa representa, y saldrán de sus estancias bien alimentados y con muchas dudas en la cabeza. Sin la labor social que la Iglesia realiza en favor de los sin nada y los enfermos, nuestro sistema quebraría. Pidan cobijo y alojamiento en los sindicatos. Se quedarán en la calle. Hagan lo mismo en cualquier establecimiento regentado por una organización cristiana, y descansarán compartiendo el descanso con los desheredados, los desesperanzados y los abandonados por la vida. No se indignen contra el Papa, que nada les ha hecho. Su protesta contra la visita del Santo Padre nada tiene de espontánea. Es política y responde a unas pautas y órdenes que ellos, los llamados indignados, están dispuestos a cumplir a rajatabla, quizá para conseguir que les caiga parte del maná que sólo se derrama sobre los sindicatos. Odian lo que sirve y aborrecen lo que hace el bien. No tengan cuidado. Ellos son mil y los que estarán en Madrid para recibir al Papa serán dos millones de personas, la mayoría jóvenes. Dos millones de verdaderos pacifistas. No abusarán de su número y podrán contar con su ayuda en el caso de solicitarla. No se indignen con ellos. Háganlo con los que se llevan el dinero para seguir obstruyendo la entrada de España en el siglo XXI. Piensen.

La Razón - Opinión

Lo nuclear y los progresistas. Por Juan Velarde

No es posible el desarrollo económico sin una energía abundante, barata y de buena calidad.

Como señaló Kindleberger, no es posible el desarrollo económico sin una energía abundante, barata y de buena calidad. Además, a partir de los dos sucesivos choques petrolíferos de los setenta, y las conmociones que siguieron –ahora mismo el barril de crudo ronda los 100 dólares y ha incrementado en torno a un 30% la cotización de hace un año–, su carestía se ha propalado en más de un sentido al carbón y al gas natural importados. Por eso a la trilogía de Kindleberger se agrega que la fuente energética ha de tener un fuerte componente nacional. El Libro Verde de la Comunidad Económica Europea advertía del riesgo de sobrepasar el 50% de dependencia externa en energía primaria, y he aquí que España se encuentra ligeramente por encima del 80% en esa dependencia.

Quien viene en nuestro auxilio en todo esto es precisamente la energía nuclear, que ha sido la denostada primero por todo el pensamiento progresista español, y después, de modo bien explícito, por las Administraciones de Felipe González y de Rodríguez Zapatero.


Busquemos ahora unos datos en un libro reciente del Club Español de la Energía (Instituto Español de la Energía): Balance energético de 2010 y perspectivas para 2011 (Biblioteca de la Energía, Madrid, 2011). Tiene datos muy valiosos aunque en él se omite una cifra económica esencial: la baratura de nuestra energía nuclear, pues ésta exige un gran dispendio en la inversión, pero a continuación, incluyendo las amortizaciones, el coste por Kwh pasa a ser reducidísimo.

En su página 33 observamos en el cuadro "Consumo de energía primaria" que, para el periodo 2009-2010, son visibles caídas en el carbón, petróleo y gas natural, pero en cambio aumentos en las energías renovables, un 22’6% y en la nuclear, un 17’1%, gracias a lo cual el saldo total, incluyendo las importaciones menos las exportaciones, ofrece un avance en el consumo de energía primaria del 1’1%.

Todo se corona, de plena actualidad, en la pág. 36, lo que se muestra en este cuadro extraordinariamente significativo, de la producción nacional de energía, en el que el crecimiento de 28’9 millones de Tep en el año 2009 pasa a 33’9 millones de Tep en 2010, lo que "se ha debido al aumento de las energías renovables y (de) la energía nuclear en nuestro mix de energía primaria". Gracias a las renovables y a la nuclear, el autoabastecimiento español, que había disminuido desde algo más del 35% en 1990 a un 23% en 2005, ha pasado a un incremento hasta cerca de 32’5% en 2010. El cuadro final contiene una extrapolación para 2020.

Autoabastecimiento energético español
La gran pregunta final debería ser: ¿vamos a abandonar, a causa de deleznables argumentos científicos el sendero nuclear? La extrapolación que se hace para 2020 puede ser muy útil para la acción política. Siempre surge en torno a la nuclear un riesgo colosal porque, lisa y llanamente, puede hundir, literalmente, nuestra competitividad.


Libertad Digital - Opinión

Londres, a sangre y fuego

Con estupor e indignación asiste la sociedad británica al estallido de violencia, pillajes e incendios que tuvo su origen en Londres el pasado sábado, que se cobró ayer una segunda víctima y que se ha propagado a otras ciudades como Birmingham, Leeds, Liverpool, Bristol, Nottingham o Manchester. La gravedad de los disturbios ha obligado al primer ministro a cancelar sus vacaciones, a convocar de urgencia el gabinete de crisis y a decretar una movilización sin precedentes de las Fuerzas de Seguridad, con un despliegue de más de 16.000 policías. Prácticamente todos los ámbitos sociales se han visto afectados, desde la suspensión de un partido de fútbol de la selección inglesa, hasta la actividad del Parlamento. Nada semejante se recuerda en Londres desde hace 30 años. Y tal vez por eso nadie sabe a ciencia cierta, ni siquiera la Policía, a qué obedece esta llamarada de furia y vandalismo, mezcla de supuesta ira social y delincuencia pura y dura. Tampoco los políticos han sabido explicar hasta ahora lo que está sucediendo y lo único que ha diagnosticado la oposición laborista es que «no son disturbios políticos, sino pillaje». De la misma opinión es David Cameron: «Lo que está ocurriendo es pura y simple criminalidad a la que hay que enfrentarse y derrotar». Sin embargo, tales afirmaciones no explican por qué unos simples delincuentes han podido poner en jaque a toda una ciudad como Londres ni cómo es posible que hayan actuado coordinados a través de mensajería móvil y saltando como una plaga de langostas por diferentes barrios y ciudades. Aunque es prematuro sacar conclusiones y sería ridículo aplicar a los vándalos una presunción de inocencia que ellos mismos se han encargado de desmentir, sí existen ya algunos datos contrastados sobre los que conviene reflexionar. En primer lugar, sorprende la masiva presencia de adolescentes entre los alborotadores. También es muy relevante el protagonismo de nuevas redes sociales cuyo uso escapa al control policial. Otro dato irrebatible es la tardía reacción de los gobiernos municipal y nacional, que fueron incapaces de calibrar, primero, el alcance de los disturbios, y de proteger, después, a la población. En este punto, es digno de subrayar que la mayoría de los afectados son pequeños comerciantes de origen inmigrante, lo que sin duda elimina el supuesto agravio racista o xenófobo que algunos se apresuraron a entrever a raíz de la muerte a manos de la Policía de un delincuente de raza negra. Asistimos, por tanto, a unos sucesos complejos y si bien no es la primera vez que Londres sufre la violenta agitación de sus barrios más marginales (en las décadas de los 80 se registraron hasta media docena de grandes batallas campales), ahora han entrado en juego elementos novedosos que no encajan en los esquemas tópicos. Lo que sí es cierto es que el modelo multiculturalista, del que hacen gala los británicos como el más adecuado para la integración de los inmigrantes, también presenta graves carencias, y lejos de asimilar a las segundas y terceras generaciones, el tejido social se rasga y crea guetos y submundos paralelos que se convierten en ollas a presión.

La Razón - Editorial

Mensaje realista

La Reserva Federal reconoce que la recuperación será lenta y sugiere más estímulos en septiembre.

La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) tenía ayer poco margen para actuar sobre las malas perspectivas de crecimiento económico. El Comité de Mercado Abierto decidió ayer mantener los tipos de interés en el rango objetivo entre el 0 y el 0,25%, y abrió la puerta a reanudar en septiembre una nueva ronda de estímulos monetarios (quantitative easing) con el fin incentivar el crecimiento económico y aumentar el empleo. La baja tasa de crecimiento y la incapacidad de la economía estadounidense para reducir el paro es la razón fundamental que explica el desplome de Wall Street durante la jornada del lunes y el contagio en cadena de las grandes Bolsas europeas. Es importante señalar que estas decisiones, en particular la sugerencia de nuevas facilidades monetarias, cuenta con oposición, minoritaria pero significativa, dentro de la Fed.

El mensaje de la Reserva Federal se distancia de algunos hábitos de la institución. Ben Bernanke, su presidente y buen conocedor de las causas de la Gran Depresión de 1929, sabe que la abundancia de liquidez es el marco necesario (complementado con otras medidas, desde luego) para salir del estancamiento económico. Pero el comunicado de la Fed pone fecha (mediados de 2013) al periodo de tipos "excepcionalmente bajos". Además, el análisis de la institución es muy pesimista. El crecimiento es "más lento de lo esperado", la situación laboral se ha deteriorado y el consumo no reacciona. Bernanke y sus colegas han tomado conciencia de la gravedad de la situación y también del conflicto político en Estados Unidos, que complica la corrección del estancamiento. De ahí esa discreta afirmación de que la Fed estudia las herramientas económicas que debe aplicar.


La economía mundial está cayendo velozmente en la contradicción que solo unos meses antes atenazaba a las economías del euro. Durante 2011 y probablemente durante el año próximo, Estados Unidos y Europa atravesarán por una etapa de bajo crecimiento; puesto que en Washington la extrema derecha republicana (liderada por el Tea Party) ha impuesto un ajuste presupuestario como contrapartida para aprobar un aumento del techo de la deuda y en Europa se aplican varios programas de austeridad y recorte de gasto para estabilizar la solvencia de la deuda, no hay margen de maniobra para estimular el crecimiento económico. El efecto probable de esta contradicción será una prolongación del estancamiento hasta al menos mediados de 2013.

Durante la última semana, las Bolsas han reaccionado con graves pérdidas ante esta desconcertante ola de ajustes presupuestarios. El tenedor de acciones requiere crecimiento y rentabilidad. Si las expectativas de negocio se arruinan, la Bolsa se hunde. La tendencia depresiva de la renta variable no acaba de disiparse, aunque las pérdidas del Ibex se moderaron ayer y varias Bolsas europeas cerraron con leves ganancias. En la fase actual de esta crisis, lo que es bueno para los compradores de deuda resulta tóxico para los accionistas.


El País - Editorial

Barrer un vandalismo injustificable

Ninguna actuación policial de supuesto índole racista, ni la pobreza ni la crisis económica son excusa para esta ola de violencia, una intolerable falta de respeto al Estado de Derecho que debe ser barrida y no justificada.

Miles de londinenses han comenzado a organizarse a través de las redes sociales para hacer frente y protestar, con escobas en la mano, contra los vándalos que en los últimos días han quemado coches y viviendas, destrozado y saqueado innumerables comercios, en los peores actos de violencia callejera que la capital británica ha sufrido en el último cuarto de siglo.

Aunque se haya detenido a más de 500 personas y las autoridades –empezando por el primer ministro– hayan renunciado a sus vacaciones para hacer frente a la situación, los ciudadanos denuncian la escasa contundencia con las que las fuerzas de orden público reprimieron en un primer momento estos injustificables actos de barbarie que se han extendido a otras ciudades y que han dado una imagen de Londres como si de una ciudad devastada por la guerra se tratara.


El tiempo y los tribunales juzgarán la proporcionalidad con la que actuó el agente de policía que el pasado jueves abatió a tiros al joven Mark Duggan, cuya muerte ha sido utilizada por los organizadores de estos actos de violencia como excusa de su barbarie. Pero lo que no es de recibo es que, no sólo los vándalos, sino también numerosos medios de comunicación, incluidos los españoles, se limiten a decir del joven abatido que era negro, mientras silencian que estaba vinculado con el mundo de las drogas y las bandas criminales y que, en el momento de su enfrentamiento con la policía, portaba un arma de fuego.

Si ninguna actuación policial de índole racista excusa la violencia de estos días, tampoco la justifica la pobreza, ni la crisis económica ni una falta de política de integración de los inmigrantes, como también han querido dar a entender esos mismos medios de comunicación. Se trata tan sólo de una intolerable falta de respeto a la propiedad ajena, al imperio de la ley y al Estado de Derecho que debe ser barrida y no justificada.

Esperemos que esa sensación de impunidad sea de una vez erradicada por acciones policiales "más robustas", tal y como han prometido los mandos de Scotland Yard, pues estos falsos "indignados", que no son, en realidad, más que simples delincuentes, deben sentir toda la fuerza de la ley. A la postre, tal y como ha afirmado, aun tardíamente, el primer ministro Cameron, "si estos jóvenes son los suficientemente adultos para cometer delitos, también los son para asumir las consecuencias".


Libertad Digital - Editorial