martes, 13 de septiembre de 2011

¿Malversación de dinero público? Por Carmen Gurruchaga

El escándalo de la deuda dejada por Barreda en Castilla-LaMancha ha crecido en un 10% respecto a las cifras dadas por el PP al llegar al gobierno de esa comunidades. Y es que el Síndico de Cuentas, una persona nada sospechosa de actuar a favor del PP puesto que esta formación política se opuso a su nombramiento, ha estimado la existencia de 2.813 millones de euros no contabilizados y 167.727 facturas sin pagar, lo que supone un auténtico escandalo financiero. Además, es incierta una de las excusas dadas por Barreda, según la cual, la tensión política y económica hizo que en el periodo preelectoral se acumularan facturas de forma excepcional. Pues bien, precisamente en ese periodo se paralizaron los procedimientos de tramitación e implantación contable de los gastos devengados. Aparecen gastos de cuantía significativa como los 381 millones de euros de modificación de crédito, sin financiación prevista y que en su mayor parte han ido a parar a subvenciones concedidas de manera arbitraria y sin la correspondiente reserva de crédito; otra forma de generar más deuda no contabilizada. Y una trampa más grave: el Gobierno Barreda efectuaba un bloqueo selectivo del sistema de control económico-financiero para evitar que aparecieran en la contabilidad de la comunidad numerosos gastos. Con tanta chapuza contable no es extraño que el año pasado fuera la comunidad autónoma más endeudada de España, la que tenía un mayor déficit público y la que para el mes de mayo de este ejercicio había consumido la mayor parte de lo presupuestado y multiplicado por cuatro el déficit autorizado por el Gobierno central.

La Razón – Opinión

Ecos electorales de la tasa Rubalcaba a los más ricos. Por Antonio Casado

Nadie sabe cómo acabará la propuesta de Rubalcaba sobre la reposición del impuesto de patrimonio a las grandes fortunas, reclamada al Gobierno para el Consejo de Ministros del viernes. Pero nadie negará el mérito de haber colocado el asunto en el centro del debate pre-electoral. En los medios políticos e informativos no se habla de otra cosa. Discuten una propuesta de perfiles inciertos y otorgan un plus de visibilidad al aspirante socialista a la Moncloa.

Hasta el propio Mariano Rajoy, nada interesado en confrontar con su rival, al menos de momento, no ha tenido otro remedio que entrar al trapo. Ayer, en la radio, denunció la contradicción en la que incurre el Gobierno socialista si el viernes que viene reactiva el impuesto de patrimonio sólo tres años después de haberlo suprimido.

Aunque el sentido común está de parte de Rajoy a estas alturas de la película al candidato socialista le deja frío que le recuerden, una vez más, los palos de ciego que en su braceo contra la crisis económica ha venido dando el Gobierno socialista del que ha sido ministro y vicepresidente. En esa discusión siempre llevaría las de perder. Así que prefiere soltar sus propias liebres para que otros corran tras ellas.


De todos modos conviene precisar situar la contradicción en un radical cambio de circunstancias. Es verdad que hay contradicción. Pero también hay una profunda crisis económica detectada después de dejar sin efecto el impuesto de patrimonio, por exención del 100% de lo que resultase a pagar (abril de 2008, con efecto retroactivo de 1 de enero de ese año) y antes de ir a unas elecciones generales en noviembre de 2011.

También se podría hablar de contradicción entre las sucesivas subidas anuales de sueldo a los funcionarios según el aumento del IPC y la súbita –y contradictoria- decisión de recortárselo en un 5% de media en mayo de 2010. Y nadie lo hace porque nadie ignora que esos recortes, y otros, venían dictados por una insoportable situación de déficit público (habíamos llegado al 11%).
«¿Quién va a decir no a una tasa a los ricos de solemnidad dizque para crear empleo? Además, tan constitucional es el equilibrio presupuestario como el deber de los ciudadanos de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos “de acuerdo con su capacidad económica”.»
En ese camino estamos aún, reduciendo los gastos y tratando de aumentar los ingresos. Es decir, intentando sacar de donde hay. Por ejemplo, de las grandes fortunas, mediante la reactivación del dichoso impuesto, de cuya supresión de hecho se arrepintió el Gobierno Zapatero dos años después: “Si hubiéramos previsto esta crisis no hubiéramos suprimido el impuesto del patrimonio”, decía la vicepresidenta económica, Elena Salgado, en marzo de 2010.

Lo demás es campaña electoral ¿Quién va a decir no a una tasa a los ricos de solemnidad dizque para crear empleo? Además, tan constitucional es el equilibrio presupuestario (artículo 160) como el deber de los ciudadanos de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos “de acuerdo con su capacidad económica” (artículo 31). En esos términos se presenta la tasa Rubalcaba. Otra cosa es la letra pequeña, de la que de momento sabemos muy poco. Sólo llegan los ecos de esas discusiones técnicas sobre los umbrales de la riqueza, la oportunidad de la medida, ventajas y desventajas, verosimilitud de la relación entre la propuesta y su influencia en la creación de puestos de trabajo, etc. En campaña electoral lo aconsejable es el escepticismo.


El Confidencial – Opinión

Impuesto obsoleto y confiscatorio. Por Gonzalo Alonso

El impuesto de Patrimonio fue creado a finales de los años 70 con carácter transitorio, como instrumento de control y no recaudatorio. Sin embargo, ha estado vigente hasta 2008, año en que, sin eliminar la ley, se bonificó el 100% de su cuota y se suprimió la obligación de declaración. Era un impuesto, como casi todos entonces, que contemplaba tipos muy altos y bases bajas de valoración. El tipo subía al 2,5%, pero se valoraban los inmuebles a unos valores catastrales muy inferiores a la realidad, siempre que no hubiese otro valor comprobado. Un hecho de enorme importancia es que, en aquel momento, la remuneración de los depósitos bancarios llegaba al 18%, por lo que pagar un 2,5% a la recaudación no era grave. Sin embargo, las rentabilidades monetarias y las valoraciones catastrales han cambiado sustancialmente. Las primeras se encuentran en el entorno del 3% y las segundas han sido actualizadas en muchas ciudades del país, con lo que las bases del impuestos han quedado totalmente trasnochadas.

Estamos, además, ante un impuesto doble, puesto que grava la parte de rentas del contribuyente que ya tributaron por IRPF pero que éste prefirió ahorrar en vez de gastar. ¡Bonita forma de potenciar el ahorro! El impuesto fue cedido a las comunidades, quienes establecieron sus propias exenciones e incluso lo eliminaron antes que el Gobierno decidiese hacer lo propio, tras llevarlo en su programa electoral por considerar que era un impuesto obsoleto, injusto y que gravaba fundamentalmente a las clases medias. ¿Por qué ha dejado de serlo? ¿por qué recuperarlo si sólo recaudará 1400 euros?


Se habla de hacer que pague más quien más tiene y se compara con Francia, Italia o EE UU, donde los ricos han «pedido» pagar más impuestos. Esto ya se ha producido en España. Hace unos meses se gravaron con alzas de hasta un 3% los ingresos que superasen, dependiendo de las comunidades, los 60.000 o 100.000 euros. En los citados países la contribución adicional se ha realizado para rentas superiores al medio millón de euros. Los «ricos» de estos países se han declarado dispuestos a pagar un 3% más de sus ingresos, pero en contra de un impuesto al patrimonio. Es lógico: una cosa es pagar un 2 o 3% más por lo que se gana y otra por lo que se tiene, aunque el patrimonio no sea productivo.

Para aclarar el absurdo que supondría reimplantar el impuesto con sus últimas bases y tipos veamos un ejemplo. Imaginemos un profesional cualificado que, tras cuarenta años en puestos de dirección, ha logrado poseer una vivienda en Madrid, que compró por 12 millones de pesetas en los años 70 y una segunda en la sierra que le costó siete. Además, ha reunido un patrimonio de un millón de euros entre depósitos, acciones y planes de pensiones liquidados. Imaginemos que se ha jubilado, con lo que le queda la pensión máxima en vigor de 2.200 euros al mes y espera vivir de ella y de los intereses del capital ahorrado. Supongamos también que dentro de este patrimonio ahorrado de un millón hay 300.000 euros en acciones y una parte en depósitos de 500.000, de la que tiene invertido la mitad en bancos al 3% y la otra mitad en deuda del Estado al 5% en solidaridad con la situación. Sus rendimientos anuales serán de 20.000 euros y pagará un 21% de IRPF, con lo que le quedarán 15.800 euros. La reciente revisión catastral ha elevado el valor de su vivienda madrileña de 200m2 a 500.000 euros y a 300.000 la de la sierra. Si aplicamos las tarifas del impuesto de Patrimonio correspondientes a 2007, el último año de su vigencia, habría de tributar 11.133 euros. El impuesto de patrimonio se llevaría casi todos sus rendimientos de capital, quedándole para vivir casi exclusivamente la pensión y sin siquiera poder compensar la pérdida de valor de sus ahorros a causa de la inflación. ¿Estamos ante ese rico del que se habla?

Tampoco se justifica la reimplantación por decreto ley como «medida de urgencia extraordinaria», ya que no podría aplicarse hasta 2012 y la recaudación se produciría a partir de 2013. La constitucionalidad del decreto ley estaría en entredicho. De otro lado ha sido eliminado en muchas comunidades, como Madrid, que recauda el 40% del impuesto de patrimonio total español. El Estado podría obligarlas a cobrar un mínimo, pero tendría que modificar su ley de financiación, inviable en lo que queda de legislatura. ¿Es razonable que un partido lleve en su programa la supresión de un impuesto, lo ejecute y, en la misma legislatura, lo reintroduzca? ¿No crea desconfianza en los mercados? Rubalcaba plantea el establecimiento de un nuevo impuesto a los ricos. ¿Qué haría si se reintroduce Patrimonio y llegase a gobernar? ¿Volverlo a eliminar para implantar el nuevo?

Sólo cabe contemplar la recuperación de un impuesto obsoleto, injusto y confiscatorio que perjudica fundamentalmente a las clases medias como arma política, un tanto demagógica, del PSOE para introducir un debate absurdo entre ricos y pobres, para poner contra las cuerdas a las comunidades del PP que lo suprimieron frente a un PSOE que hace pagar más a los «ricos».


La Razón – Opinión

EEUU. El ocaso del imperio. Por Ignacio Moncada

No sólo fue trágica la respuesta americana al ataque en términos políticos y morales. También lo fue, por dos razones, en lo económico.

Muchos dicen que la reacción ante a los atentados del 11-S fue ejemplar. Que fue una forma modélica de honrar a una nación, a unos valores, que habían sido víctima de un brutal ataque. Otros dicen que la destrucción del World Trade Center tras el impacto de los dos aviones secuestrados por Al Qaeda fue, sin duda, un suceso histórico, pero que no tendrá excesivas repercusiones en el largo plazo. Que la vida seguirá más o menos igual que hasta entonces. No estoy de acuerdo con estos dos puntos de vista. Creo que el ataque a las Torres Gemelas ocurrido aquel infausto 11 de septiembre de 2001 fue el punto de inflexión de un cambio de valores que está haciendo de Occidente un lugar peor. Creo que los terroristas le han ganado esta partida a las democracias liberales, y por ello se ha iniciado el ocaso del imperio. La lenta caída del imperio de los hombres y las mujeres libres y responsables, en el que son los individuos, y no los colectivos, los dueños de sus propios destinos.

Estados Unidos reaccionó a tan duro golpe en el corazón de Manhattan como un bicho bola, ese insecto que cuando se siente amenazado se enrosca y endurece, cerrando sus fronteras y rechazando todo lo externo. El gobierno americano, probablemente haciendo lo que le exigía la población y puede que sin otra alternativa en el corto plazo, se lanzó a tomar una serie de decisiones que han terminado por provocar un aciago cambio en los tradicionales valores americanos. Comenzó a subordinar la libertad individual, antiguo estandarte moral americano, por una idea de seguridad gestionada por el Estado sobre todas las cosas. Tras el 11-S, el Estado emerge como poderoso leviatán que con infinidad de tentáculos pasa a tomar las riendas de la vida privada estadounidense. Un mes después de los atentados se aprueba la Patriot Act, que reviste de falso patriotismo una de las mayores renuncias de libertad individual en favor de un Estado protector. Esta ley abre infinidad de puertas por las que las agencias gubernamentales empiezan a entrar en la vida privada de los americanos y se les permite violar muchos de sus antes sagrados derechos constitucionales y humanos.

No sólo fue trágica la respuesta americana al ataque en términos políticos y morales. También lo fue, por dos razones, en lo económico. La primera es que entre los gobiernos de Bush y Obama el gasto público se ha disparado hasta cotas desconocidas en la Historia de Estados Unidos. No sólo por la entrada en dos guerras absurdas, carentes de hoja de ruta y de unos objetivos concretos a cumplir, lo que hace de éstas unas guerras que sólo se pueden perder. Estas cifras disparatadas de gasto público son consecuencia de ese cambio de valores que colocan al Estado por encima de los individuos. La segunda razón es que, tras el 11-S, la Casa Blanca y el presidente de la Fed, Alan Greenspan, decidieron que Estados Unidos no podía permitirse entrar en una recesión económica, para lo que bajaron los tipos de interés y comenzaron a inyectar dinero a mansalva para reactivar artificialmente la economía. Este hecho fue alentado por los keynesianos, principalmente por Paul Krugman, quien escribió en The New York Times que era necesario que Greenspan creara una burbuja inmobiliaria para despegar de la crisis. Con esa decisión se cerró en falso la crisis de las puntocom y se generó una gigantesca burbuja que nos ha estallado ahora. Y es que la crisis económica que vivimos diez años después también es una consecuencia del 11-S.

Hoy, esa espesa capa de ceniza que hace diez años cubría las aterrorizadas calles de Nueva York, y que casi podíamos oler desde nuestros televisores, de alguna manera todavía se respira en forma de miedo a los individuos libres. Aún perdura esa polvareda invisible que atemoriza a la población y a su gobierno, y que impide ver con claridad que el camino a la prosperidad moral, política y económica, o sea, humana, no es otro que el camino de la libertad.


Libertad Digital – Opinión

La pasta de sus señorías. Por J. A. Gundín

Entre no mentir y no decir toda la verdad se abre un territorio tan vasto que en él encuentra acomodo la mayoría de los políticos de conciencia tranquila y sueño apacible. Por eso estoy seguro de que sus señorías han sido sinceros en su pública rendición de cuentas y patrimonios. Pero también me malicio, como el resto de los desconfiados, que esas declaraciones son sólo una parte de la verdad. La otra parte habría que buscarla en los bienes de los cónyuges, los hijos, los socios y los amigos. Es probable que algún día la página web del Congreso publique también esas haciendas «colaterales» y entonces nos asombraremos de lo pobres que son los señores diputados en comparación con sus familiares directos, los cuales deben ser mucho más listos y por eso no se han empleado en la política. Y éste es el quid de la cuestión. Lo preocupante no es que haya parlamentarios con el riñón forrado, sino que haya demasiado pocos. La mayoría navega en una mediocridad económica tristona; alguno, incluso, bordea la mendicidad, como es el caso de Tomás Gómez, lo cual crea mucha inquietud, pues, pese a ganar unos sueldos nada despreciables, no se sabe si han llegado a tan deplorable estado porque son unos despilfarradores o unos inútiles. ¿Y quién confiaría sus ahorros y la gestión de su patrimonio a un manirroto o a un inepto? ¿Cómo va a gobernar con eficacia el dinero público quien es incapaz de hacerlo con el suyo propio? Dicho de otro modo, yo sólo me fiaría del parlamentario que se ha ganado la vida holgada y honradamente antes de meterse en política, o del que tiene oficio y títulos que le permitirían vivir sin agobios fuera del Congreso. Resultan sospechosos los que que presumen de austeridad, pero que nunca han hecho otra otra cosa que cobrar del erario público y calentar el sillón. De éstos pululan decenas y decenas por las Cortes. Por lo demás, los contribuyentes debemos decidir qué clase parlamentaria queremos: si una baratita y menestral, a la que sólo se apuntarán quienes buscan en los escaños un refugio a su mediocridad; o una con los estímulos salariales suficientes para atraer a jóvenes competentes, bien formados y con vocación pública. Ya se sabe que con los políticos pasa lo mismo que con los zapatos: que los baratos salen caros y no te llevan a ninguna parte.

La Razón – Opinión

Crisis. Es hora de que Rajoy se mueva. Por Emilio J. González

Ya es el momento de que Rajoy se dé un garbeo por la City y por Wall Street, se reúna allí con los grandes inversores internacionales y les explique con pelos y señales tanto sus planes.

La prima de riesgo vuelve a crecer mientras la bolsa se hunde ante el temor de contagio a España de la situación griega, la Comisión Europea dice que no vamos a cumplir los objetivos de déficit para 2011 y 2012 por culpa de las autonomías, Moody’s, que tampoco es que se entere de mucho, insiste en lo mismo; los organismos internacionales hablan de una nueva desaceleración de la economía mundial que en nuestro país tiene toda la pinta de una nueva recesión que dificulte aún más el ajuste presupuestario... Esta es la situación a que ha dado lugar el presidente del Gobierno con su insistencia en no adelantar las elecciones para que, por sus propios intereses de marketing político, se celebren el 20 de noviembre. Y lo peor todavía puede estar por venir, bien en forma de quiebra de Grecia, bien por la reestructuración de las carteras de los grandes inversores internacionales entre este mes y el próximo. Pero tampoco es cosa ya de lamentarse ni de seguir criticando a un Zapatero que es un verdadero desastre y que, afortunadamente, ya está políticamente amortizado, sino de pensar en cómo se puede evitar que los destrozos que está ocasionando la paralización en que ZP ha sumido al país vayan a más. Y quien debería empezar ya a actuar en este sentido es Rajoy, a quien las encuestas le dan como claro ganador en los próximos comicios; por su propio interés, porque los platos que se rompan ahora los tendrá que pagar él, y por el propio país.

Rajoy puede exhibir los ajustes drásticos que están iniciando las autonomías en las que gobierna el PP. Ahí están los recortes del gasto público en Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Baleares o Madrid y Rajoy debería mostrarlos no sólo como ejemplos de lo que hará su partido cuando llegue al poder a nivel nacional, sino también de lo que está haciendo ya para poner orden en la crisis fiscal de nuestro país. Y lo mismo cabe decir en relación con sus planes para el día en que asuma la presidencia del Gobierno, como esa reforma de la negociación colectiva de que hablan los populares, o como esas otras medidas que tienen en su cartera para empezar a crear empleo. El PP ya está haciendo todo esto como preparación para el día en que vuelva a asumir las riendas del Gobierno de este país y los españoles nos estamos enterando perfectamente de ello a través de los medios de comunicación. Sin embargo, esas noticias parecen no llegar más allá de nuestras fronteras, al menos en lo que a los mercados se refiere. Por ello, creo que ya es el momento de que Rajoy se dé un garbeo por la City y por Wall Street, se reúna allí con los grandes inversores internacionales y les explique con pelos y señales tanto sus planes como lo que ya está haciendo el partido allí donde gobierna. Por supuesto, eso no despejará dudas a muy corto plazo porque, por desgracia, todavía tenemos Zapatero para tres o cuatro meses más, pero, sin duda, ayudará a calmar a quienes tengan su vista puesta en el medio y largo plazo y a empezar a transmitir confianza en que, pese a lo difícil de la situación, el próximo Gobierno de este país tiene las recetas para empezar a enderezar las cosas y está dispuesto a aplicarlas cueste lo que cueste. Ya no es la hora de Zapatero, ya va siendo la de Rajoy.

Libertad Digital – Opinión

Rajoy quiere que el tiempo pase sin que pase nada. Por Antonio Casado

En la primera Legislatura de Zapatero el PP se jugó todas las bazas al terrorismo y en la segunda a la crisis económica. Primero con aquel pretexto y luego con éste el PP hizo una ruidosa política a la contra donde todo valió para desacreditar al PSOE y presentar al presidente del Gobierno como el causante de todas las desgracias. Con razón o sin razón. En invierno y en verano. Cuando venía a cuento y cuando no venía a cuento. La caza contra ZP, repicada en los medios afines, fue el deporte preferido de quienes nunca se llegaron a quitar el luto por la inesperada derrota del 14 de marzo de 2004.

Esa línea de actuación ha permitido a Mariano Rajoy ocupar con mucha ventaja la “pole position” en la carrera electoral hacia la Moncloa. Con un insólito punto y aparte: el pacto de Estado de los dos grandes partidos políticos a mayor gloria del equilibrio presupuestario. Insólito porque no se compadece con la estrategia de tierra quemada que desplegó el PP durante los últimos ocho años y cuyo momento más dramático fue aquel mayo de 2010 en el que Rajoy, con su negativa parlamentaria a respaldar los durísimos recortes decretados por el Gobierno, estuvo a punto de machacar a Zapatero y a su propio país.


La apelación a la política de austeridad, que ahora es avanzadilla del PP en sus feudos autonómicos, no sirvió para apoyar al Gobierno en mayo de 2010 pero acaba de servir para encamarse con el PSOE en una apresurada y discutida reforma de la Constitución. Lo cual ha venido a poner sordina en la campaña electoral y a permitir que Rajoy pueda lucir la capa del hombre de Estado en el último minuto del partido.

En esas circunstancias queda potenciada la natural tendencia de Rajoy a no meterse en líos, perfectamente acompasada y muy conveniente a la estrategia electoral diseñada por sus asesores. Que nadie mueva la barca como la acaba de mover, mecáchis, González Pons. Lo de los tres millones y medio de puestos de trabajo debió sonar en el despacho de Pedro Arriola como traca valenciana en una sinfonía de Malher.

Que el tiempo pase sin que pase nada. Es el lema de Rajoy y su equipo. Sin el menor interés por hacerse el encontradizo con Rubalcaba. Ayer éste le afeaba su pachorra política: “He podido cometer errores pero donde he estado he hecho, y Rajoy ha pasado·”. El líder del PP, como si oyera llover.

El caso es que no acabamos de ver clima de campaña en una pugna que parece darse ya por librada. Se canta la victoria del PP, aunque la adhesión del electorado a Mariano Rajoy vaya a convertirse en una especie de matrimonio sin amor, como escribía la semana pasada la corresponsal en Madrid del periódico polaco “Polityka”, Alexandra Lipczak: “Será un matrimonio sin amor a falta de un pretendiente mejor. La novia calcula que peor que ahora no será. Sin embargo el quid del asunto reside en que ella misma no sabe con quien se casa porque el novio guarda sus secretos por miedo a que la novia escape cuando hayan llegado al altar”.


El Confidencial – Opinión

De Rubalcaba a Madina. Por José Luis Gómez

El mismo periódico que asegura que España ha adoptado medidas in extremis, convencida de que el riesgo de intervención económica es real y cercano, entrevista a fondo al candidato del PSOE, que acusa en El País a la canciller Merkel de no asumir la responsabilidad que le toca en la crisis. Mientras Europa no active una salida común, cada país con problemas seguirá devaluándose, algo que ahora se hace mediante un menor gasto público combinado con recortes sociales y salariales, de los que probablemente no hemos visto aún la peor parte.

Una clave en ese sentido será la reducción de la indexación salarial con el IPC y el aumento del peso de la productividad en la determinación de los sueldos, asunto que parece ocupar más al PP y a la CEOE que a los propios sindicatos.


A Rubalcaba le gustaría que la dirigente alemana jugase de delantero centro y no de defensa central pero la realidad es la que es: Merkel sigue sin asumir que los eurobonos son la única salida ante los mercados y, en definitiva, que ante esta crisis solo cabe una respuesta europea, por muchos deberes que se le impongan a cada país semiarruinado. Será la única forma de evitar que los Estados débiles del euro, entre ellos España, terminen siendo más pobres debido a su nulo o escaso crecimiento y a su grave problema de endeudamiento, básicamente privado. De otra manera, ni se pagarán las deudas ni se creará empleo, por falta de crecimiento.

Rubalcaba dice cosas interesantes en la entrevista pero también se echan de menos explicaciones sobre algunos ejes de la salida de la crisis, como la reforma de las políticas activas de empleo, la apertura a la competencia de sectores fuertemente protegidos y la liberalización del mercado de la energía. Claro que Rubalcaba no solo habla de él -"al final es Rajoy contra mí"- en la amplia entrevista concedida a El País. También lo hace de una persona que puede serlo todo en el PSOE, es decir, "un diputado brillante que tiene una carrera por delante, la que quiera, que es Eduardo Madina". Quizá haya que preguntarle a Madina cuando sea el líder del PSOE.


Periodista Digital – Opinión

Política con corazón. Por Ignacio Villa

El pasado domingo se conmemoraba el décimo aniversario de los tremendos atentados del 11-S contra las Torres Gemelas de Nueva York que cambiaron la historia del siglo XXI, en todos los sentidos. Es más, el tiempo nos ha confirmado que aquel día las cosas dejaron de ser como eran. El cuenta kilómetros se puso a cero.

Estos días todos hemos intercambiado impresiones y opiniones. ¿Tú dónde estabas aquel día? Mi historia es bien sencilla y creo que ilustrativa de lo que sentimos todos hace diez años. Yo me encontraba en Tallín, la preciosa capital de Estonia; entonces me dedicaba a cubrir la información del presidente del Gobierno, que era José María Aznar y que en su recta final de legislatura había entrado en una vorágine de viajes internacionales que nos llevaría por medio mundo. Era mediodía en Europa, y Aznar estaba realizando una gira por los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania. Tallín era el primer parón de aquellos días y nos encontrábamos una treintena larga de periodistas en el lobby del hotel esperando que un autobús de la comitiva oficial nos viniera a buscar para acudir a una rueda de prensa conjunta del presidente Aznar con el primer ministro estonio. Estábamos haciendo tiempo tomando un café cuando alguien nos hizo caer en la cuenta de lo que se estaba viendo en distintos monitores de televisión distribuidos en la entrada del hotel. De pronto, el silencio se hizo inquebrantable. Nadie daba crédito a lo que estábamos viendo, más de uno comentó que aquello era imposible. De inmediato comenzaron a sonar todos los móviles de los allí presentes. Eran llamadas de nuestras redacciones que nos pedían lógicamente reacciones inmediatas del presidente Aznar todos querían saber si el jefe del Ejecutivo había conversado con el presidente Bush. Lo que era una espera apacible, casi rutinaria, se convirtió en una eclosión, en una demanda de información. Desde Moncloa, el mensaje fue claro: el presidente Aznar en la rueda de prensa emitiría un mensaje institucional sobre lo ocurrido. Y así fue. Comparecencia pública de Aznar, transmitido en directo para toda España. Suspensión inmediata de la gira, vuelta a Madrid y gabinete de emergencia. Los periodistas nos quedamos en Tallín con el miedo en el cuerpo. Todos teníamos billete para Riga esa misma noche, segunda etapa del viaje. El espacio aéreo europeo se cerraba por minutos; no sabíamos si podríamos volar. Al final pudimos embarcar por los pelos. Aunque volar el mismo 11 de septiembre después de los atentados de Nueva York imponía. Estaba todo patas arriba, el desconcierto era general. De hecho tardamos dos días en llegar a Madrid, dando vueltas por media Europa.

Diez años después, recordar aquello puede parecer una batallita sin más. Pero desde luego sirve para no olvidarnos de que aquellos atentados paralizaron el mundo en todos sus rincones. Diez años después, ver a Obama y a Bush juntos en el recuerdo reconforta. En política no todo son odios y rencores. También hay corazón.


La Razón – Opinión

Crisis. Vísperas griegas. Por José García Domínguez

El genuino problema no eran las hipotecas subprime, sino un sistema financiero subprime. Un alegre casino global donde el principal banco de Alemania operaba con un apalancamiento de 53 a 1.

"La Historia no se repite, pero rima", escribió alguna vez Mark Twain. Y no andaba lejos de la verdad. De ahí que la crónica de la quiebra anunciada de Grecia ya esté escrita, impresa y archivada en todas las hemerotecas del mundo. Al cabo, Atenas no es más que nuestro Lehman Brothers particular. Por eso, hasta las últimas esquirlas de cuanto ahora ha de acontecer en Europa yacen descritas bajo un montón de polvo en los periódicos de septiembre de 2008. Entonces, Estado Unidos se asomó al abismo. Al punto de que los cálculos menos pesimistas estiman que su hacienda pública tardará no menos de veinte años en recuperarse de lo que aquel otoño descubrió bajo las alfombras doradas.

Y es que el genuino problema no eran las hipotecas subprime, sino un sistema financiero subprime. Un alegre casino global donde, por ejemplo, el principal banco de Alemania operaba con un apalancamiento de 53 a 1. Esto es, de cada 53 euros que enterraba en activos basura de Wall Street o prestaba a los promotores inmobiliarios de algún descampado en el sur de España, solo uno, en realidad, era suyo; los otros 52, a su vez, los había obtenido a crédito. El resto, en fin, también es rima conocida: la histeria errática de unos mercados que reclaman, al tiempo, lo que sea y su contrario. Exigen una perentoria, inexcusable anorexia fiscal a los emisores de deuda soberana. Y cuando se les concede, corren asustados, clamando que los expeditivos recortes del gasto estatal mutilan el crecimiento de las economías en recesión.

Habrá que verlos huir de Portugal en estampida cuando Papandreu instaure el inevitable corralito. Una escena tan previsible como la que le habrá de suceder: la retirada de depósitos en los bancos lusos. Antesala de la no menos previsible declaración de suspensión de pagos. Una plaza, ésa de Lisboa, en la que la banca privada española se juega setenta y cinco mil millones de euros. La vida o la muerte. Y apenas queda tiempo. Cortada la gangrena griega con su salida de la moneda común, los eurobonos serían el último vagón del último tren para la Unión. Aunque nos restaría, claro, otra alternativa: convertirnos en la generación que asistió en vida al final del comunismo... y del capitalismo.


Libertad Digital – Opinión

Pablo Milanés sigue legitimando el totalitarismo comunista cubano. Por Miguel Cancio

El cantante comunista cubano Pablo Milanés de 68 años, en el diario de Miami The Miami Herald-El Nuevo Heraldo, sigue legitimando la tiranía comunista proterrorista cubana, presume de 53 años de militancia revolucionaria comunista cubana, hace un canto a la educación, cultura, hospitales comunistas cubanos y proclama su lealtad al concepto del sistema socialista cubano (palabras textuales).

El cantante comunista Milanés hace lo mismo que, hasta hace unos días, hacía el régimen socialista verde terrorista del tirano socialista Gaddafi, gran aliado del comunismo cubano como el régimen terrorista de Sadam Hussein, el régimen socialista terrorista sirio del Clan Al Assad, el fundamentalismo terrorista iraní de los ayatolas, los grupos terroristas ETA, FARC, Hamas, Hezbollá, los neocomunistas proterroristas, etc.

El cantante comunista Milanés hace lo mismo que hacían los comunistas rumanos, búlgaros, soviéticos, alemanes, etc. Ya se vio como era el Paraíso Socialista de Gaddafi tras 42 años de dictadura socialista verde o los Paraísos Comunistas Rumano, Búlgaro, Soviético e, incluso, el alemán con la virguería de los Trabant, etc., tras las dictaduras comunistas totalitarias de Rumanía, Bulgaria, la URRS, la RDA-Alemania comunista del Este, etc.


El comunista Milanés hizo dichas declaraciones en el diario The Miami Herald-El Nuevo Heraldo y en el marco del concierto que dio en Miami (agosto 2011) y de la gira que esta dando por Estados Unidos y que va mal en entradas.

Conviene recordar que el cantante comunista cubano Pablo Milanés y los también cantantes comunistas cubanos Silvio Rodríguez, Noel Nicola y otros, en la Casa de Américas, en el Grupo de Experimentación Sonora (GES) del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas (ICAIC), etc. y a finales de los años 60, iniciaron en la Cuba comunista la Nova Trova Cubana para, frente a la degeneración burguesa y capitalista del son cubano, de la música cubana de las muy festivas, internacionales y animadas fiestas y noches habaneras y cubanas (lo que ahora es una fuente de promoción, turismo y divisas para Cuba comunista y que el comunismo cubano persiguió con dureza al igual que a las grandes figuras del son, de la música cubana y que tuvieron que verse reconocidas exteriormente, pues, en Cuba comunista fueron perseguidas, ignoradas, marginadas, maltratadas y, algunas de las mas importantes, huyeron de Cuba comunista, alcanzaron gran prestigio internacional, condenaron duramente a la tiranía comunista totalitaria cubana y, por culpa del comunismo cubano, nunca volvieron a su queridísima y llorada Cuba, a la que siempre cantaron y que siempre llevaron en su corazón. Véase la novela magistral Tres Tristes Tigres del gran escritor cubano Guillermo Cabrera Infante ­ uno de los que nunca volvió y que fue muy denigrado por el comunismo cubano y sus agentes, aliados y socios exteriores en España y otros países. Lo que no puede ni debe pasar inadvertido y debe de ser conocido en profundidad y con el mayor rigor y honradez - y otras del mismo autor sobre la gran riqueza del son cubano, de la música cubana) promover y legitimar la llamada Revolución Comunista Cubana, es decir, la tiranía comunista, marxista-leninista totalitaria cubana de los tiranos comunistas sanguinarios los cubanos Fidel y Raúl Castro y el argentino Ernesto Che Guevara.

Mientras que el comunista Milanés daba su concierto en Miami, antes y después, la tiranía comunista cubana, como viene haciendo en 52 años de dictadura comunista totalitaria, maltrataba y detenía a las Damas de Blanco que pedían la libertad de sus familiares-presos políticos y la libertad de todos los presos políticos.

Al mismo tiempo, presos políticos eran maltratados en las mazmorras comunistas cubanas. Otros disidentes cubanos que, como en las revoluciones democráticas de los países árabes, pedían pacíficamente dignidad y democracia para Cuba, de forma impune eran maltratados y atacados como los presos políticos cubanos, las Damas de Blanco, otros oponentes cubanos, sus familiares y amigos que, a lo largo de Cuba y a pesar del implacable terror, represión, control y corrupción del comunismo cubano, vienen luchando por la dignidad, libertad y democracia para Cuba y todos los cubanos.

Los cubanos no pueden viajar por Cuba, entrar y salir libremente. Si pudiesen Cuba se vaciaría. Los cubanos que han abandonado el Paraíso Comunista Cubano, del orden de 2 millones de una población de 11,2 millones de cubanos (Cuba, antes de 1959, de la llegada de los comunistas al poder por las armas, junto a Estados Unidos y Argentina era la nación del mundo que atraía mas emigrantes y 700.000 fueron españoles), no pueden entrar y salir libremente en la Cuba comunista y se ven humillados, chantajeados y esquilmados por el comunismo cubano, pues, si no se someten se ven amenazados con sufrir represalias al igual que sus familiares que residen en Cuba comunista.

SÁDICO TERROR COMUNISTA
Cuba comunista, mediante el sádico terror comunista, impide a miles de familias cubanas reunirse libremente, sin que tengan que sufrir represalias, robos a mano armada a cargo de la burocracia comunista. Por ello, bastantes niños, sus padres y familiares han enfermado y algunos se han suicidado. El Paraíso Comunista Cubano de militantes revolucionarios comunistas castristas-guevaristas como Pablo Milanés y otros como él y peores que él, esta a la cabeza de suicidios en América latina con bastante diferencia del resto de naciones, y figura entre los países del mundo que tienen el mayor porcentaje de suicidios con relación a su población. Los jóvenes de 20 a 40 años ocupan un porcentaje importante en el total de suicidios cubanos. Pero, bueno, el comunista Milanés, como hacían los comunistas rusos, alemanes, rumanos, búlgaros, albaneses, camboyanos, etc., los socialistas libios, sirios, etc., sigue hablando en plan manipulador, contaminador (la peor contaminación es la del alimento espiritual, inmaterial, y que da lugar a las peores contaminaciones, manipulaciones, corrupciones, envilecimientos, demagogias, populismos, oportunismos, extremismos, fundamentalismos, maltratos, torturas, violencias y terrorismos) de lo bien que están la educación, sanidad cultura, etc. comunistas cubanas.

MISERIA COMUNISTA
Cuba comunista, en setiembre 2011, con 9-10 dólares (6,9-7,7 euros) de salario mínimo mensual, tiene uno de los salarios mínimo y medio (el salario cubano medio mensual esta entre 20-30 dólares) mas bajo del mundo y es el 2º salario mínimo mas bajo, y con diferencia, de América Latina y el Caribe, donde solo supera a Haití (salario mínimo mensual 5 dólares) y que es uno de los países mas pobres y corruptos del mundo.

Cuba, antes de 1959, de la llegada de los comunistas al poder por las armas, tenía un sistema socioeconómico, educativo, cultural, mediático, sanitario-asistencial (en cada municipio, etc.), comercial, laboral, de infraestructuras y servicios, etc. entre los mejores de América latina, muy superior al del España e Italia, y que competía internacionalmente con los países mas desarrollados.

En cualquier caso y con relación a Cuba comunista y otras naciones, estados-autonomías-regiones, etc., ninguna economía, educación, salud, asistencia, cultura, etc. es buena si les falta su principal componente: la libertad. Aristóteles: O soy un hombre libre o no soy nada.

Sin libertad, como sucede en la Cuba comunista y otros países, estados-autonomías-regiones; sin libertad no hay critica, justicia, economía, vida con dignidad y lo que hay es esclavitud, represión, dictadura, tiranía, comunismo, neocomunismo, totalitarismo, demagogia, populismo extremista, envidia, odio, venganza, desconfianza, delación de todos contra todos (Stalin: No confío en nadie y ni siquiera en mi), mentira, engaño, apariencias, corrupción, sumisión, miseria, control orwelliano, censura, miedo, impunidad, abuso, chantaje, maltrato, tortura, violencia, terror, linchamiento y muerte, la paz de los cementerios.

El comunista Milanés en The Miami Herald-El Nuevo Heraldo deja claro que mantiene: su conocida lealtad al concepto del sistema socialista en Cuba. Empero, en plan oportunista, al ver que el comunismo cubano no da ni para limpiarse el culo y para sacar tajada con el socialismo cubano y contra el mismo, le hace algunas criticas así gana con todos. Es decir, sus 53 años de militancia comunista cubana han sido un gran fracaso. Cuba comunista es una siniestra, represora, prostituidora y corrupta cárcel de 52 años de tiranía comunista que ha destruido la Perla del Caribe, varias generaciones y que le hace sufrir, maltrata a millones de cubanos (Nota: este artículo forma parte de un trabajo bastante mas amplio titulado: Manipulación, contaminación, corrupción de la cultura por el comunismo: el caso de los cantantes comunistas Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y otros, que se podrá consultar, entre otros medios, en la página web y el blog del que suscribe: miguelcancio.com)


Periodista Digital – Opinión

La vuelta. Por Alfonso Ussía

Martes y trece. Lo peor. De nuevo en Madrid. Me dicen que soy un potentado por veranear más de dos meses. Al revés. Fuera de Madrid se ahorra. El año que viene permaneceré en mis tierras húmedas y verdes tres meses como mínimo. Sucede que Madrid no se resume en su auténtica dimensión de ciudad, de trabajo, de obligaciones y de compromisos. Madrid arremete desde el teléfono móvil a partir del uno de septiembre. Mensajes y recados. «¿Cuándo vuelves? ¿No te da vergüenza seguir veraneando?». Respondo con humildad preclara y sin remordimiento. «Sigo aquí porque estoy ahorrando». La gente no se lo cree. Y menos se lo va a creer cuando alguien se lo dice en un martes y trece, día de malos presagios y peores consecuciones. Calor. Me abraso de calor. Lo malo de Madrid es que más que calor, tiene aspecto de que hace calor, y eso influye. Los días más agobiantes y tórridos de mi vida los padecí en Praga, Viena, Moscú y Budapest. Pero son ciudades sin aspecto de calor, y la apariencia ayuda. En mi norte que acabo de abandonar, dos días de sol, y los naturales, con toda la razón, protestan. He cruzado con harto dolor la frontera que separa el verde del pardo. Tierras de Castilla, maravillosas, bellísimas, austeras, invencibles, pero quemadas. Llegado el invierno, tierras maravillosas, bellísimas, austeras, invencibles y... heladas. De ahí que los castellanos, que esos sí que tienen motivos para establecer diferencias históricas y no lo hacen, sean los mejores representantes de la realidad de España. Lo decía Tarradellas. «Esos castellanos, sí que son inteligentes. Siempre terminan ganando». La dureza de los contrastes. Oído al parche.

He recuperado un Madrid muy parecido al que abandoné cuando el mes de julio nacía. Madrid se enfada por cualquier tontería. En Madrid los peatones que cruzan por un paso de cebra van siempre dispuestos a saltar para salvar su vida. No hay sosiego en la travesía. Y después de dar el salto salvador, están obligados a excusarse ante el conductor del vehículo a motor que ha estado a punto de atropellarlos. En Madrid, y ahora que va a ganar el Partido Popular con más resignación, hay que salir a la calle dispuesto a soportar toda suerte de manifestaciones. Hay sindicalistas liberados que se manifiestan todos los días para demostrar que hacen algo. Todavía no he pasado por la Puerta del Sol, pero mucho me temo que ahí seguirán los de Rubalcaba. No obstante, mi primera visita placentera que cumplo en mi Madrid de nuevo poseído es al gran sauce del Retiro, ahí plantado desde el siglo XVII. A partir de octubre marronea, pero hasta desnudo es el árbol más grandioso que han visto mis ojos. Siempre hay alguien que lo compara con las sequoyas americanas. Como comparar a Cary Grant con Guillermo Toledo. Una pérdida de tiempo y de atención.

En un día he escrito, me han quitado un callo, he ido al dentista, he desayunado con unos señores muy amables que requieren mi colaboración, almorzado con otros de semejantes modales, tomado una copa en el atardecielo y cenado con un grupo de representantes de un digno ayuntamiento que desean que escriba para su boletín un artículo sobre las ovejas churras, que no son las merinas, según me han informado. Un día agotador que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Y se trata del primer día. Amo a Madrid, mi ciudad y mi cuna, con locura. Pero ya estoy deseando echarla de menos.


La Razón – Opinión

11-S. Patriotismo zona cero. Por Cristina Losada

Quien viera los actos del décimo aniversario, habrá apreciado que se hicieron por y para las familias de las víctimas. Su protagonista fue la gente corriente. Y la gran diversidad americana.

En este rincón nuestro, puede causar asombro que dos presidentes tan contrarios como Bush y Obama asistieran juntos a la ceremonia que rindió homenaje en Nueva York a las víctimas del 11-S. No debería. Tras un atentado de dimensiones insospechadas, no sucedió en Norteamérica aquello que Oriana Fallaci, en su pasional alegato, imaginó que ocurriría en un trance similar en Europa: la oposición culparía al Gobierno, el Gobierno culparía a la oposición y la espiral de la confrontación partidista se adueñaría, letal, del espacio público. Pruebas hay en España de que la italiana no hablaba a humo de pajas. Pero en los Estados Unidos las divergencias políticas y su hijastro, el oportunismo, no oscurecieron aquel día los hechos primordiales: miles de personas asesinadas, un ataque a la nación. La nación no lo habría consentido.

Un instante definitorio tuvo lugar el 14 de septiembre entre los escombros de las Torres. Megáfono en mano, Bush improvisó unas palabras ante los extenuados hombres de los servicios de emergencia, que en vano buscaban supervivientes. Su alocución, en su estilo campechano y sin florituras, fue contestada por los trabajadores con un grito simple, "¡USA, USA!", y sintético. Aquella fue solo una de las manifestaciones de patriotismo que emergerían espontáneas. Mal asunto. Tales demostraciones fueron recibidas con inmenso desprecio y fastidio en la izquierda; en la nuestra como en la suya, ambas recorridas por un sentimiento antagonista y hostil hacia su país, ambas prisioneras de dogmas y mitos que destilan el embriagador brebaje de la culpa. En lugar del - para ella- ordinario furor patriótico, la izquierda deseaba que el pueblo americano entonara un colectivo mea culpa. Digámoslo claro. Quería que los americanos reconocieran que los autores del ataque eran ellos mismos.

Quien viera los actos del décimo aniversario, habrá apreciado que se hicieron por y para las familias de las víctimas. Su protagonista fue la gente corriente. Y la gran diversidad americana. Distintas razas, procedencias, religiones, ideologías, estamentos, profesiones, clases. Un reflejo de la nación que al tiempo señala el rasgo distintivo del patriotismo: su carácter inclusivo de lo heterogéneo frente al nacionalismo, que siempre es excluyente. El nacionalista es ese señor que quiere que se vayan los que no son como él o los coacciona para que lo sean: aborrece la diferencia. El patriotismo también significa que los muertos de la nación son de todos y que no mueren en vano. Los aniversarios del 11-S simplemente recuerdan que allí no habita el olvido.


Libertad Digital – Opinión

Crisis griega y déficit español

Los atormentados mercados financieros arrancaron ayer otra semana de infarto ante las señales de alarma que emite Grecia sobre su solvencia. La petición de auxilio lanzada por Atenas para que el FMI y el BCE liberen los 8.000 millones correspondientes al sexto tramo del rescate, so pena de no pagar en octubre las pensiones y los sueldos de los funcionarios, golpeó la cotización de la mayoría de los bancos europeos. Y todo apunta a que nos aguardan días aún más turbulentos. Será importante el informe que los inspectores comunitarios emitan tras la visita de mañana miércoles a Atenas, pues si confirman que el Gobierno de Papandreu está haciendo los deberes y obteniendo resultados, se relajará el clima de crispación, se continuará con el proceso de rescate y se habrá conjurado la quiebra del país, amén de otros riesgos subsiguientes para el euro, como el acoso de los inversores a la deuda española e italiana. Tanto Alemania como Bruselas confiaban ayer en que Grecia superará el trance porque seguirá apretando las clavijas a su desmedido déficit. En este sentido, se ha juzgado muy positiva la tasa inmobiliaria anunciada por el ministro de Economía griego para recaudar unos dos mil millones. Pero no sólo Grecia está en el ojo del huracán. También el déficit de España preocupa a Bruselas y, en especial, el de las comunidades autónomas. Es comprensible que nuestros socios europeos desconfíen de nuestras cuentas públicas porque hay casos muy ilustrativos de cómo se ha enmascarado un déficit astronómico y una deuda galopante. Ayer mismo, la Sindicatura de Cuentas de Castilla-La Mancha reveló que la deuda heredada por Cospedal del anterior Gobierno regional es superior a lo calculado inicialmente porque, y esto es lo más grave, se bloqueó selectivamente el programa de gestión y contabilidad para no registrar gastos sin acomodo presupuestario. Estas ocultaciones y triquiñuelas, que también han aflorado en otras comunidades a raíz de los cambios de gobierno, como es el caso de Cataluña, Baleares o Extremadura, son las que arruinan el crédito de España y merman credibilidad a sus políticas de austeridad. Y, en este caso, no puede acusarse solamente al Gobierno de la nación de no hacer bien las cosas, sino que es responsabilidad compartida con los gobernantes autonómicos. No es de recibo, por ejemplo, que la pasada semana algunos de estos gestores regionales reaccionaran ante el alto déficit de sus comunidades echándole la culpa a Madrid y asegurando que no cumplirían el objetivo fijado si el Estado no les daba más dinero. Como es natural, Bruselas no emite juicios de valor sobre la organización territorial y fiscal de España, simplemente se limita a constatar el hecho de que nuestro país no ofrece todas las garantías sobre la reducción del déficit acordado y que, por tanto, necesitará realizar ajustes adicionales en el gasto. Creer que estas recomendaciones sólo afectan al Gobierno de la nación o que se deben tomar a beneficio de inventario es un grave error. Los inversores y quienes pueden financiar nuestra deuda soberana son los que más atención prestan a los toques de atención de la CE y del BCE por razones obvias: suelen elevar la prima de riesgo.

La Razón – Editorial

Mercados contra el euro

La falta de políticas claras en Alemania favorece el deterioro de las expectativas bancarias.

Si hubiera que tomar al pie de la letra el veredicto de los mercados financieros, la eurozona estaría al borde de la primera suspensión de pagos de uno de sus Estados miembros. Grecia podría ser el primer fracaso tras la sucesión de torpezas políticas que se han cometido en la gestión de la crisis de la deuda pública que se inició hace poco más de un año. Entonces emergieron una serie de anomalías contables y el país mediterráneo empezó a tener dificultades para controlar el déficit público y atender sus deudas. Con independencia del muy cuestionable comportamiento de los Gobiernos griegos desde el acceso de ese país a la Unión Monetaria y de algunos de los pecados originales en la concepción del área monetaria, lo que esta crisis está demostrando es la incapacidad de los Gobiernos, en especial del alemán, para arbitrar una salida a la crisis.

Aunque con desigual grado de determinación y credibilidad, los ajustes y dictados de Berlín están siendo asumidos por los Gobiernos de las economías más afectadas por la crisis de la deuda soberana. Pero las instituciones alemanas no acaban de adoptar una posición clara sobre sus exigencias para apoyar mecanismos de mutualización de la deuda pública en el conjunto de la zona monetaria. No hay otra solución posible. Las compras de bonos por parte del BCE, siendo de todo punto necesarias, son circunstanciales. Es necesario que los inversores en bonos públicos asuman el equivalente a un único Tesoro europeo o, al reclamado por Trichet, Ministerio de Finanzas común. Es hoy difícil de cuestionar que la unificación monetaria tiene su complemento en una integración fiscal, con las exigencias de disciplina que sean necesarias.


Las tensiones en los mercados de estos días, que ayer se tradujeron en una nueva jornada negra para las Bolsas, no solo reflejan esa indecisión alemana, sino también la creciente evidencia de un menor crecimiento económico y la correspondiente erosión en los beneficios empresariales. Los mercados de acciones de toda Europa padecen momentos excepcionalmente adversos, en particular para las empresas de servicios financieros, bancos fundamentalmente. Sufren especialmente los más expuestos a Grecia, como los franceses, pero también el conjunto del sector. La asociación entre crisis de la deuda pública y el deterioro de las expectativas bancarias es suficientemente explícita desde hace meses. Los dos grandes bancos alemanes, por ejemplo, han perdido en el último año más del 50% de su valor, y los españoles, sin apenas deuda griega en sus balances, siguen cotizando muy por debajo de su valor contable, algo relativamente desconocido.

De persistir situaciones como las observadas ayer en los mercados a propósito de los bancos, lejos de ser parte de la solución a la crisis económica actual, estos podrían constituir un problema adicional. Nunca como ahora las habilidades políticas fueron tan inadecuadas a la magnitud de los problemas planteados y a las amenazas sobre el bienestar de los europeos.


El País – Editorial

España, ¿por el camino de Grecia?

La evolución de la crisis griega debería servir de reflexión para los gobernantes españoles. Es verdad que España está aún muy lejos de llegar a esta situación, pero no es menos cierto que casi nadie, hace dieciocho meses, habría previsto que el Gobierno de Atenas se iba a encontrar en estos momentos al borde del precipicio del impago. Por poner un ejemplo, la prima de riesgo hispana está ahora mismo por encima de los 350 puntos, un nivel similar al que presentaba la helena hace poco más de un año.

Si hay algo que pueda salvar a nuestro país de caer en esa dinámica es el compromiso de nuestros políticos en aplicar planes de ajuste realistas y contundentes, que eviten los mismos errores que han llevado a Grecia al límite de su aguante. Y en esto no podemos ser demasiado optimistas.

El jueves de la semana pasada, mientras el huracán heleno iba tomando forma en los mercados europeos, conocíamos que las comunidades autónomas prácticamente habían alcanzado en junio el límite de déficit previsto para todo el ejercicio. Esto hace casi imposible que las regiones vayan a cumplir con el objetivo al que se había comprometido el Gobierno y este incumplimiento puede llevarse por delante las cuentas del conjunto del Estado. En su análisis sobre España, la Comisión Europea ha recalcado la necesidad de controlar el gasto de "los gobiernos regionales". Es todo un aviso para navegantes y que pone la lupa allí donde tantas veces hemos alertado: en los Ejecutivos autonómicos y en su falta de compromiso real para reducir los números rojos que su irresponsabilidad ha generado.

España tiene que demostrar de forma inequívoca que no cometerá los errores de Grecia y lo tiene que hacer desde ya. En esta cuestión no hay prórrogas. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió a reducir el déficit del conjunto de las administraciones públicas hasta el 6% este mismo año. Cumplir con este objetivo es un mínimo que permitiría recuperar algo la credibilidad perdida en nuestras cuentas públicas.

De hecho, un Gobierno verdaderamente responsable ya habría presentado nuevos planes de reducción del gasto y reformas económicas liberalizadoras. Es imposible pedirle eso al actual Ejecutivo, pero al menos hay que exigirle que cumpla y haga cumplir aquello a lo que se comprometió. De su capacidad para hacerlo puede depender que España tenga una oportunidad de seguir su propia ruta o se vea abocada a recorrer el camino que lleva hasta Atenas.


Libertad Digital – Editorial