lunes, 19 de septiembre de 2011

Indignados. O recortes o privatización. Por Juan Ramón Rallo

Digámoslo con claridad: la degradación de los servicios públicos no se debe a los mercados, sino a los Estados; a su inherente incapacidad para usar eficientemente los recursos, para conseguir más con menos.

Los estatistas –es decir, indignados, quinceemes y alborotadores helenos varios– confunden deliberadamente la progresiva degradación de la calidad de los servicios públicos con su privatización. Y lo hacen para estigmatizar aquello que sería muy provechoso social y económicamente: que los llamados servicios sociales, precisamente por ser fundamentales para todos los individuos, tuvieran un carácter privado y compitieran entre sí para prestar las mejores prestaciones posibles a los consumidores. Ya se sabe: las bromas y los despilfarros socialistas nos los podemos permitir en aquello que es accesorio, no en aquello que resulta esencial para una comunidad. Amén de que la sacrosanta "protección de los más débiles" no justifica que toda la sanidad o toda la educación sean públicas, sino, en todo caso, que el Estado ayude subsidiariamente a los más pobres.

Los recortes que están experimentando la educación o la sanidad en toda España –y que van a seguir produciéndose, sobre todo en aquellas comunidades tan irresponsables e imprevisoras como para no acometer desde ya mismo esos recortes, hipotecando todavía más su futuro– no se deben en absoluto a que estos servicios se estén privatizando. Al contrario, se deben a que su proveedor –el sector público– se ha quedado sin un duro y no puede continuar sufragando unos gastos consolidados tan desproporcionados. Digámoslo con claridad: la degradación de los servicios públicos no se debe a los mercados, sino a los Estados; a su inherente incapacidad para usar eficientemente los recursos, para conseguir más con menos.


Cuando un gestor es ineficiente, pasan estas cosas: o los precios que cobra por sus servicios tienden a subir o que la calidad de esos servicios tiende a caer (o ambas cosas a la vez). Si los ciudadanos no fueran consumidores cautivos de ese gestor, los proveedores menos eficientes quebrarían y los más diligentes, aquellos que supieran generar modelos de negocio que ahorraran costes sin mermas en sus servicios, prosperarían. Pero ah, los ciudadanos sólo dejarían de ser consumidores cautivos si privatizáramos los servicios sociales, a saber, si cada cual pudiera escoger qué hacer o qué no hacer con su dinero.

Los estatistas, pues, incurren en una flagrante contradicción (otra de tantas) cuando braman que no quieren ni recortes ni privatizaciones: si no tenemos privatizaciones, tendremos recortes, por el simple motivo de que el productor cuasi monopolístico de servicios sociales, el Estado, se ha quedado sin blanca. Tan ideologizados se encuentran que no cavilan que si los servicios sociales fueran privados, no tendrían que salir a la calle para rebelarse contra los recortes que los políticos efectivamente les imponen: bastarían con que llevaran su dinero a otra parte. La ecuación "ni recortes ni privatizaciones" quiebra precisamente por el lado de la carestía de dinero con el que seguir sufragando la carísima bacanal de un Estado de Bienestar harto despilfarrador.

"Ni recortes ni privatizaciones: suspensión de pagos", parecen gritar nuestros indignados. Los helenos ya lo corean sin tapujos: "esa deuda no la vais a cobrar". Pobrecitos, y entonces, ¿¿quién sufragará esos servicios sociales que no quieren ni recortar ni privatizar? ¿O acaso han visto alguna vez a alguna empresa privada que haya quebrado y no haya desparecido o se haya reestructurado recortando todo lo recortable? Ah, que se trata de que los alemanes nos paguen la juerga sin contrapartida alguna. Sí, encima de amenazarles con que no van a cobrar, les queremos desplumar. Mas piensen sólo una cosa: los indignados alemanes se reúnen frente al Banco Central Europeo para exigir que su país salga del euro y deje de costear los agujeros negros de los periféricos. Tensad la cuerda por aquí que ellos la tensarán por allá, y nos quedaremos directamente sin dinero. El chiringuito estatista ya no aguanta más, así que elijan: o recortes o privatización. Yo lo tengo bastante claro.


Libertad Digital – Opinión

La España desigual. Por Victoria Lafora

La crisis y los recortes han multiplicado las diferencias en las prestaciones sociales y los deberes a los que tienen derecho y obligación por igual todos los españoles. Según la comunidad donde hayas nacido tu escuela pública tendrá menos dinero y menos profesores, o las listas de espera en la sanidad de todos serán asumibles o interminables.

Dependiendo de tu lugar de residencia tendrás, o no, que pagar impuesto de sucesiones al heredar de tus padres. Ahora, si por fin se aclaran entre los propios socialistas, que se desmienten los unos a los otros, y Rajoy y los suyos dicen lo que van a hacer, puede que el impuesto de patrimonio se pague aquí sí, pero allá no.

O sea, depende del puro azar el que te toque vivir como un ciudadano con derechos o como un pringado. Y eso, compartiendo pasaporte, constitución y nacionalidad.

Para ilustrar la teoría baste saber que en Cataluña sigue vigente un impuesto de sucesiones que desapareció en Madrid hace ya tiempo. Así que para heredar, aunque sea un erial, más vale vivir en la capital (esto sin afán de hacer un pareado). Por el contrario, Esperanza Aguirre ha privatizado la sanidad pública madrileña hasta tal punto que las listas de espera se solucionan mandando a los pacientes a operarse a la privada; cosa a la que, indefectiblemente y en pura lógica , se niegan los enfermos.


En Castilla la Mancha, María Dolores de Cospedal no solo ha dejado de pagar a las farmacias sino también a las clínicas que realizaban interrupciones de embarazos amparadas por la ley vigente. Total, las mujeres que quieran abortar tendrán que pagarlo de su bolsillo.

En cuanto a la educación, baste recordar las jornadas de huelga convocadas por enseñantes y sindicatos en Madrid y Galicia contra los recortes de interinos. A contrario sensu, Andalucía, no va a reducir ni un euro su partida para la enseñanza pública, por lo que los niños andaluces parten con ventaja.

Por si algo faltaba para crear más agravios el Gobierno recupera, sin hacer una verdadera reforma fiscal (porque no puede), el impuesto sobre el patrimonio. Comunidades tan endeudadas como Murcia y Valencia ya han dicho que no lo van a aplicar. Las demás callan y hacen cuentas. ¿Quiere eso decir que van a pagar unos si y otros no?

Mientras, Rubalcaba, Blanco y Salgado se contradicen entre sí. El portavoz defiende que el que no cobre el nuevo impuesto se quedará sin la compensación del Estado y el candidato socialista y la vicepresidenta aseguran que la Ley de Financiación Autonómica, que no puede modificarse por un Decreto, garantiza que los "insumisos" cobrarán de todas formas.

Rajoy, como siempre, es un misterio. Masculla que retirara el impuesto "siempre que no genere conflicto" ¿Conflicto con quién, donde, cuando, como?


Periodista Digital – Opinión

Faisán. Con dureza y chulería. Por Agapito Maestre

El ministro del Interior, Antonio Camacho, y antiguo número dos de ese ministerio cuando se produjo el chivatazo, niega con vehemencia y rotundidad que el hecho del chivatazo esté probado. Eso se llama chulería.

El ministro del Interior pone en duda que se produjera el chivatazo a la ETA en el bar Faisán. Resulta muy sintomático de la deriva socialista. Mientras que algunos analistas políticos ven en el caso Faisán el cierre, e incluso la explicación final de las complejas y perversas relaciones entre algunos jueces y el Gobierno socialista, vinculaciones que además podrían conducirnos a la clarificación del mayor atentado político contra nuestra democracia, el 11-M, el ministro del Interior, Antonio Camacho, y antiguo número dos de ese ministerio cuando se produjo el chivatazo, niega con vehemencia y rotundidad que el hecho del chivatazo esté probado. Eso se llama chulería.

Hay una distancia tan abismal entre la posición de los periodistas y, sobre todo, del juez instructor, Pablo Ruz, por un lado, que considera los hechos del Faisán como un caso flagrante de colaboración con banda armada, y la actitud del actual ministro del Interior, por otro lado, que no acepta en modo alguno que esté probado el chivatazo, que uno no puede dejar de eludir la pregunta: ¿o mienten todos los que están investigando el caso Faisán o la posición de Camacho es una huida hacia delante, o sea, un intento de defenderse antes de haber sido juzgado? Más aún, no creo que quepa una pregunta más dramática para la democracia que la siguiente: ¿el caso Faisán podría quedar en nada si lo que dice Camacho es verdad: "La base probatoria del Faisán es lo que dice un presunto miembro de la banda"?

Sea cual sea el resultado del caso Faisán, e independientemente de que el pleno de la Audiencia Nacional el próximo martes le dé la razón a Gómez Bermúdez remitiendo el caso a un juez ordinario, que de este modo le restaría importancia a este terrible asunto sobre la posible colaboración de un gobierno de Zapatero con ETA, parece claro que el actual ministro del Interior ha querido sacar pecho en las declaraciones a El País. Ha cuestionado los hechos, a pesar de que los propios periodistas le han insistido en que "parece que hay pocas dudas sobre que hubo un chivatazo sobre la operación contra el aparato de extorsión de ETA, aunque cuestión distinta es la autoría." Creo que Camacho ha querido sacar músculo político y hacer una exhibición de fuerza; aunque por si acaso, por si alguien se atreve a procesarlo, el PSOE ya le ha reservado un puesto en las listas al Congreso de los Diputados. En fin, en mi opinión, estas declaraciones le hacen más daño que a nadie al propio Camacho.


Libertad Digital – Opinión

La calma no llega. Por Carmen Tomás

La situación económica de la Unión Europea está tan enfangada que las reuniones y más reuniones que se han celebrado o que se anuncia que se van a celebrar no consiguen apagar el pesimismo. Es cierto que la bolsa española ha logrado cerrar una semana en positivo. EL IBEX subió un 6 por ciento, pero muy pocos se atreven a ver en ello un cambio de rumbo. La ayuda a Grecia sigue bloqueada hasta que este país de signos de ir por el camino correcto, aunque pocos descartan que no se liberen con urgencia los 8.000 millones de euros que al menos recibiría en las próximas semanas para hacer frente a los pagos más urgentes de nóminas y pensiones y servicio de la deuda. Pero, no se acaba de ver el plan muy claro. La reunión que los ministros de Economía tuvieron en Varsovia con la presencia del secretario de estado del Tesoro norteamericano no fue muy clarificadora, al margen de que no le hicieran caso sobre el abandono de la política europea de rigidez con el déficit público y la petición expresa de que se ampliara el fondo de rescate. Vamos a ver lo que ocurre en la que mantendrán los líderes europeos con el propio Obama esta semana en Nueva York en la sede de Naciones Unidas con motivo de la reunión de la Asamblea General.

El mundo se interesa por la marcha futura de la eurozona. China quiere comprar deuda, aunque ya tenga un volumen que podría empezar a preocupar. La realidad es muy dolorosa. Por ejemplo, estos días hemos sabido que España es el cuarto país del mundo más endeudado y que las comunidades autónomas han seguido aumentado su deuda que ya se eleva a 133.000 millones de euros. Muy probablemente, España no pueda cumplir con sus compromisos de cerrar el año con un déficit en torno al 6 por ciento del PIB. Y, lo peor, ningún dato conocido hace pensar que al menos en el corto plazo vayamos a generar recursos suficientes para calmar a los deudores. No se ve desde luego con este gobierno que aprueba más medidas laborales que sin embargo anuncia que piensa cambiar si gana las elecciones del 20-N. O que recupera el impuesto sobre el patrimonio en plan electoralista.

Esta semana vamos a conocer las intenciones del PP, su programa electoral. Vamos a ver si logra dar a los ciudadanos algo más de confianza en que con ellos sí las cosas pueden cambiar. En el PSOE ni Felipe González tiene claro que si ganan los socialistas sepan qué hacer. El panorama es un tanto desolador y ya sólo queda esperar a las elecciones y que su resultado permita abordar las reformas que den confianza a los españoles y a los extranjeros de que hay un futuro que no pasa por estar a las órdenes de Merkel y Sarkozy.


Periodista Digital – Opinión

Mi Maleni. Eso es una señora. Por Emilio Campmany

Estas cosas no pasarían si en España los políticos tuvieran una profesión conocida. Como la mayoría no la tiene, hay que pagarles de por vida alguna clase de sueldo por los meses en que les hayamos permitido destrozar el país, cuando no esquilmarlo.

Es costumbre entre nuestros políticos el disfrutar, cuando salen, de un retiro dorado durante al menos unos años. Naturalmente, la bicoca es temporal. Cuando una nueva hornada de políticos recibe la carta de jubilación, los que disfrutan de sus sillas tienen que dejar hueco a los que ahora se retiran. La mayoría se queda ya sin pisar moqueta. Unos pocos afortunados encuentran un segundo acomodo en las empresas privadas, allí donde la cuenta de resultados depende de las relaciones con el Poder. Son los que conservan buenas aldabas. No se valora la inteligencia ni la capacidad, sino tan sólo la facultad de que quienes en cada momento manden se le pongan al teléfono.

Sin embargo, esta selva de puestos y cargos para políticos jubilados, a veces a muy temprana edad, es cada vez más inhóspita. Por un lado, hemos vendido la mayoría de las empresas públicas. Por otro, cada vez hay más ministros a los que agradecer cada vez más breves servicios prestados. Así que, los que tienen la suerte de lograr una buena colocación al retirarse, se ven obligados al muy poco tiempo a tener que dejar el puesto a un nuevo exministro al que hay que dar alguna bicoca.


Es el caso de Magdalena Álvarez, quien en junio de 2010 marchó a un exilio dorado a una de las vicepresidencias del Banco Europeo de Inversiones, una canonjía de veintitantos mil euros al mes libres de impuestos. Ha pasado poco más de un año y resulta que la pobre Magdalena, sin haber tenido apenas tiempo de aprenderse la fórmula del interés compuesto, se ve obligada a dimitir porque a Elena Salgado, que está a punto de llegarle la jubilación forzosa, hay que hacerla presidenta de ese Banco público y estaría mal visto que dos españolas estuvieran a la vez mamando de la misma ubre.

Pero, ¡buena es mi Maleni! La mujer no se arredra ante nada ni ante nadie y ha dicho que nanay de la China y que todavía no ha nacido el guapo que sea capaz de echarla a ella de un sitio en contra de su voluntad y que van de ala si esperan que dimita y que si hay que buscarle acomodo a la Salgado que se lo busquen en otro lar que ella ha puesto en ese Banco sus reales y no está dispuesta a marcharse así como así.

Estas cosas no pasarían si en España los políticos tuvieran una profesión conocida. Como la mayoría no la tiene, hay que pagarles de por vida alguna clase de sueldo por los meses en que les hayamos permitido destrozar el país, cuando no esquilmarlo. Siempre nos cabrá la recompensa de poder admirar tan edificantes espectáculos como éste de dos grandes señoras tirándose del moño por unos miles de euros al mes, por supuesto libres de impuestos. Con un atrezo de mercado de barrio y unas cuantas lechugas y coles volando por los aires, la escena estaría completa.


Libertad Digital – Opinión

Felipe y la socialdemocracia. Por José Luis Gómez

La izquierda ha ganado a la derecha en Dinamarca y ya ha anunciado que aspira a combatir la crisis con inversiones públicas. Nada muy distinto de lo que vienen escribiendo los premios Nobel Krugman y Stiglitz. Algo parecido a lo que pregona Obama. Más o menos lo mismo que siempre hizo la socialdemocracia europea, la genuina, la de Palme, Brandt, Kreisky, González, Soares o Mitterrand.

Pocas horas después de la victoria de Helle Thorning-Schmidt en Dinamarca, que a sus 44 años será la primera mujer al frente del Gobierno de su país, el ex presidente Felipe González proclamó que quiere recuperar el impulso socialdemócrata en España y que le da pena que su partido tenga los brazos caídos. Sus palabras evocan un pasado glorioso pero colocan al PSOE ante una pregunta clave: ¿puede Rubalcaba decir algo tan sencillo como lo que dijo Helle Thorning-Schmidt en Dinamarca, es decir, que va a combatir la crisis y el desempleo con inversiones públicas?

Dinamarca tiene un déficit público que no llega al 5% del producto interior bruto y un paro juvenil del 10%, ratios que aun siendo altos para un país nórdico representan un sueño para España. Claro que España admite más políticas públicas y no al revés, al menos si quiere parecerse a los países avanzados de Europa, pero el problema no es si debe, sino si puede hacerlo. España está en manos de Alemania y Francia, se ha convertido en una "autonomía" de Europa sin que Europa sea un Estado federal, y ya sabemos que en las autonomías se deciden muchas cosas, pero no la política macroeconómica. Para que España vuelva a disfrutar de las políticas socialdemócratas quizá habrá que aguardar a que el SPD gobierne en Alemania, que todo llegará. Las derrotas conservadoras en algunos länder y en Dinamarca anticipan un ciclo contrario al que parece impregnar España.


Periodista Digital – Opinión

En el candelero. Por Carmen Gurruchaga

Los 15 magistrados de la Sala de lo Penal de la Audiencia, presididos por Gómez Bermúdez, decidirán si este tribunal es competente para juzgar el chivatazo del «Faisán», en el que tres altos cargos policiales se hallan imputados por un delito de colaboración con ETA. Obviamente, los acusados y el Ministerio del Interior desean que la Sala dictamine a su favor y que, con el argumento de que no existe delito terrorista, el juez Ruz se vea obligado a inhibirse a favor de un juzgado de Irún en el que la causa dormiría el sueño de los justos. Los magistrados están divididos y, aunque sería un escándalo que venciera la tesis de los magistrados «progresistas», partidarios de no considerar el «chivatazo» delito terrorista, prefieren pasar un mal rato que librar a Interior de semejante estigma. Por otro lado, la sentencia de la Audiencia que condena a Otegi y Usabiaga no debe tener una interpretación diferente a la que hace el presidente del Supremo. Dívar asegura que el sitio del terrorista es la cárcel. Y dice bien, pues cualquier otra consideración de carácter político-oportunista-partidista puede favorecer a los terroristas. Por ejemplo, cuando el lendakari López menciona que el fallo convierte a los condenados en victimas, sólo cabe preguntarle si para que ambos no aparezcan como tales ante sus acólitos prefiere que gocen de impunidad.

La Razón – Opinión

Socialismo y pobreza. Por Carlos Rodríguez Braun

Los socialistas conspiran efectivamente contra la riqueza, en particular contra la riqueza ajena. Pero los líderes del socialismo han sido gentes de buen pasar, en ocasiones millonarios y casi siempre señoritos.

David Alandete ironiza en El País sobre el llamamiento de Warren Buffet para que los ricos como él paguen más impuestos. Apunta que esto "le ha valido que desde Fox News se le haya acusado reiteradamente de socialista. A él, cuya fortuna se estima en 28.200 millones de euros".

Venerable fantasía es esta que postula la incompatibilidad entre socialismo y riqueza, con posibles ecos religiosos: ya se sabe que el socialismo no sólo quiere acabar con la Iglesia, sino sustituirla. Sólo en un sentido esa fantasía es verdad: los socialistas conspiran efectivamente contra la riqueza, en particular contra la riqueza ajena. Pero los líderes del socialismo han sido gentes de buen pasar, en ocasiones millonarios y casi siempre señoritos, desde Marx y Engels hasta Zapatero, pasando por Pol Pot y el Che Guevara, Lenin y Mao, y muchos más. No es la pobreza la condición sine qua non de los socialistas, sino el apego a la coacción. Y este apego es independiente de la cartera.

Ser rico no exime de cometer errores, y Warren Buffet los comete, como cuando dice que subir los impuestos ayuda a reducir el déficit: si esto fuera verdad los déficits habrían desaparecido hace muchos años. Sostiene que los impuestos no acaban con la inversión: "los inversores buscan hacer dinero y los altos impuestos nunca les han asustado", pero él no sabe si les asustan o no: para saberlo los impuestos deberían ser optativos. Y alega que con más impuestos se crea empleo, pero no aclara cuánto se crea con menos.


Libertad Digital – Opinión

El silencio de Chacón y el paso atrás de Bono. Por Charo Zarzalejos

Desde el pasado 2 de Abril, fecha en la que el Presidente anunció que no volvería a ser candidato, los acontecimientos se suceden sin parar en el PSOE. Ahora, después de la reforma express de la Constitución que hizo que empalideciera el rostro del candidato Rubalcaba y de haberse cobrado la "deuda" en forma de impuesto sobre el Patrimonio, se inicia el nada fácil período de elaboración de listas. Nunca es un trance fácil pero se convierte en un via crucis cuando hay más aspirantes que plazas. El primer lance se ha librado en la pacifica Zamora y el PSM de Tomás Gómez se ha tranquilizado al comprobar que Enrique Torres Mora encabezará la lista por Málaga.

Quien se ha retirado de toda liza es José Bono. No quiere ir en lista alguna, pero nada ha dicho de retirarse a sus posesiones. Lo suyo es y será la política. Bono se ha colocado en posición de espera. Cree, como el resto de sus compañeros, que el 20N "tendremos una noche difícil". La cuestión está en saber cuánto de difícil. Si las urnas superan los pésimos presagios no es difícil pensar que Rubalcaba, después de este camino de hielo que está recorriendo, no tire la toalla y acuda al Congreso son pretensiones de llegar a la secretaria general del mismo. De lo contrario, se retira.


Para un supuesto u otro, ahí está Bono probablemente dispuesto a una nueva competición por el cargo que en su momento le arrebató el hoy Presidente por nueve votos. Pero en esta aventura no estaría solo. Esto es al menos lo que se prevé en buena parte del PSOE. Y no estará solo porque Carmen Chacón, que renunció a una candidatura que no había formalizado, tiene tiempo y ganas. Se retiró porque estaba convencida de que si finalmente se hubieran celebrado primarias al Presidente le hubieran masacrado. Pero con Zapatero con un pie en León, Chacón, candidata por Barcelona, ya se ve libre de especiales lealtades . Al igual que hace unos meses, guarda silencio. A nadie ha dicho que aspire a la secretaria general, pero pocos, muy pocos, descartan que lo vaya a intentar y además auguran que si entrara en la liza "ganaría sin dificultad. Va haciendo falta cambio de caras y de actitudes".

Todo esto pertenece al futuro aún por escribir pero no pocos socialistas, agobiados por el presente más inmediato, creen que hay que comenzar en el día después. "Si ganamos_que no vamos a ganar_sobra todo porque nada hay más balsámico que el poder, pero si la derrota que nos auguran se cumplen hay que agarrar el futuro al día siguiente". Intuyen que Chacón y Bono ya se han colocado en él, en el futuro.


Periodista Digital – Opinión

Primaveras árabes. Por José María Marco

Después de unos meses de revueltas árabes, y en particular a raíz del asalto a la embajada de Israel en El Cairo, cunden dos clases de reflexiones. Las de los desengañados por una parte, es decir, aquellos que de buena fe creyeron en una primavera árabe al estilo de los cambios producidos en los antiguos países del Este europeo. Y por otra las de los pesimistas, los que nunca se dejaron engañar y nos avisaron de que todo esto iba a desembocar en una situación aún peor. Los dos puntos de vista son interesantes, claro está, porque muchas veces proceden de personas que conocen bien un asunto del que hasta hace poco creíamos poder desentendernos.

Es posible, sin embargo, intentar establecer un marco de reflexión un poco diferente, que nos lleve a graduar con prudencia nuestra actuación ante este fenómeno. Un primer punto consiste, evidentemente, en dar por irrenunciables los derechos humanos, que son de por sí universales. Occidente –en su acepción actual, es decir, los países en los que rigen democracias liberales– no siempre los ha promovido, al revés. Nuestros aliados en los países musulmanes se han llamado hasta hace escasos meses Mubarak, Gadafi o Assad… Habría que instaurar una política que no vuelva a perder de vista ese principio clave.


También habría que tener en cuenta que las revueltas en los países musulmanes no reflejan, como ocurrió en Europa hace veinte años, el agotamiento de un modelo social y político. Lo que se ha puesto en marcha viene de muy lejos, reivindica y pone en juego toda una cultura o una civilización, y ha abierto un proceso de gran complejidad, que durará decenas de años. Nuestros gobiernos habrán de seguir apoyando la libertad de información, como está haciendo Estados Unidos con internet, la libertad de religión, el respeto a los derechos de las mujeres… En cambio, pedir que se instaure de buenas a primeras una democracia liberal es soñar despierto.

Como es bien sabido, la religión juega en estos movimientos un papel central. Después de décadas de regímenes modernizadores –tan laicos como corruptos, ineficaces y brutales–, nadie debería extrañarse de esto. El derecho a la libertad religiosa es irrenunciable, pero no lo es el modelo de Estado laico. Nosotros mismos tenemos modelos de Estados no laicos en los que existe libertad religiosa. Aunque no sean situaciones comparables, ¿tenemos que negar a los demás lo que nosotros mismos practicamos?

Finalmente, sería conveniente tener en cuenta la inmensa variedad de situaciones que existe en los países musulmanes. El universo islámico está sometido a tensiones difíciles de imaginar para muchos de nosotros, que van desde la crisis –pero no el fin– del terrorismo islamista, hasta las contradicciones entre la vida cotidiana y la moral deducida de los preceptos religiosos, y la colisión entre la sharia y el desarrollo económico. No deberíamos empeñarnos en formular un problema tan serio, uno de los más graves de nuestro tiempo, de tal forma que haga imposible cualquier vía de solución.


La Razón – Opinión

Chacón. Los politiquillos. Por José García Domínguez

A Chacón le ha faltado tiempo ahora para alardear de que su desprecio hacia nuestras leyes y tribunales no es menor que el de Mas o el de la Esquerra.

Tengo observado que con el catalanismo tan fervoroso de la señora Chacón Piqueras viene a ocurrir lo mismo que con el del pobre José Montilla: por mucho que la mujer se esfuerce en sus rendidas soflamas identitarias, la cosa siempre suena igual que un japonés soltándose por bulerías. Así, al modo de lo que sucede con esos exóticos cuadros flamencos de Tokio o de Osaka que, de tarde en tarde, se dejan caer por aquí, la puesta en escena de Chacón resulta impecable. Como fiel a los cánones nacionalistas su interpretación, reproducción fidelísima del original convergente. No obstante, y a pesar del meritorio voluntarismo de la imitadora, algo indefinible, acaso la propia extravagancia del empeño, llama a la ternura del espectador, cuando no a un vago sentimiento de vergüenza ajena. Y es que ya lo dijo el clásico: "Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible".

Gozosamente ajena a esa estridencia digamos plástica, a Chacón le ha faltado tiempo ahora para alardear de que su desprecio hacia nuestras leyes y tribunales no es menor que el de Mas o el de la Esquerra. Una repugnancia por el Estado de derecho que la ministra de Defensa ha querido hacer extensiva a "los politiquillos" que propiciaron la poda del Estatut en el Constitucional. Purga, por cierto, que jamás se hubiera producido de no ser por la genial clarividencia de los grandes estadistas del PSC, empezando por la de la propia Chacón. Y es que, considerando aún insuficiente la cantinela de la "lengua propia", se empecinaron en prescribir el "uso preferente del catalán" dentro del articulado del nuevo texto.

Oportunísima necedad que forzaría a los magistrados a entrar en el fondo del asunto. De ahí, demoledor, el veredicto final. Ése que reza inapelable: "las Administraciones públicas [...] no pueden tener preferencia por ninguna de las dos lenguas". Pues ello rompería el "equilibrio inexcusable entre dos lenguas igualmente oficiales y que, en ningún caso, deben tener un trato privilegiado [...] Solo los particulares pueden preferir una u otra de ambas. Y hacerlo, además, en perfecta igualdad de condiciones, lo que excluye que quienes prefieran el castellano hayan de pedirlo expresamente". Ah, los politiquillos de campanario de aldea y su torpeza providencial. ¿Qué haríamos sin ellos?


Libertad Digital – Opinión

El éxito del cambio

La iniciativa editorial de La Razón para convertirse en foro de debate e impulsar el cambio político en nuestro país se transformó en pocas horas en un éxito. La abrumadora respuesta ciudadana demostró que la campaña de nuestro periódico en la búsqueda de alternativas reales y en el fomento de un nuevo modelo de gestión pública conectó rápidamente con un estado de opinión mayoritario en la sociedad española a favor de dar carpetazo a la etapa socialista y emprender un nuevo rumbo que recupere la confianza y la esperanza en el potencial de nuestro país.

Las redes sociales son un adecuado laboratorio demoscópico para canalizar, pero también para calibrar, ese deseo de la gente por participar en un proyecto colectivo de regeneración nacional y contribuir al debate con sus aportaciones sobre los más diversos aspectos de la vida pública. Ayer, la iniciativa de La Razón del cambio fue lo más comentado en Twitter y se convirtió en «trending topic». Este grado de participación resultó un sondeo concluyente del ánimo de una sociedad dispuesta a comprometerse cuando se le pone encima de la mesa las herramientas adecuadas y los medios necesarios.


Hablar de un clamor por el cambio no es una exageración y no sólo por las encuestas de intención de voto que han recogido una notable mayoría del PP durante los últimos meses. Hay otros elementos que han testado esa voluntad de superación de las dificultades. Y es que al «trending topic» de La Razón se sumó ayer otro dato sintomático. El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, alcanzó los 30.000 seguidores en cuatro días de presencia en Twitter y superó el número del candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que se estrenó en la red social el pasado mes de julio. Ese volumen de adhesiones a quien representa la alternativa en tan breve periodo de tiempo no puede ser valorado como algo anecdótico. Además del número de aportaciones de los lectores, queremos también poner en valor la calidad y el interés de sus planteamientos. El tono de las propuestas en la red social y de las llegadas a nuestro periódico conforman un abanico de asuntos más que interesante y clarificador sobre el alcance de ese proyecto reformista que el país necesita. Estado autonómico, ley electoral, transparencia en la gestión, austeridad, mercado de trabajo, lucha antiterrorista, el futuro de los jóvenes, la Justicia, la lealtad institucional, la universidad, el fracaso escolar, las listas de espera, los autónomos y la clase política, entre otros asuntos, fueron ayer una constante entre las inquietudes de los lectores. Todos ellos y otros muchos describen la magnitud del desafío nacional que el nuevo Gobierno que salga de las urnas y el país tienen por delante para recuperar el terreno perdido en estos ocho años de hegemonía socialista. Toca trabajar y trabajar. El cambio es una necesidad de interés general. La alternativa a ese proyecto de exigencia, rigor e ilusión es lo que ha empujado a España a uno de los momentos más críticos de su historia democrática.

La Razón – Editorial

Demoras peligrosas

La eurozona parece incapaz de resolver la crisis griega y descubre tarde su debilidad bancaria.

Sea por la presencia de Timothy Geithner, el secretario del Tesoro estadounidense, sea porque la evolución de los parámetros económicos y financieros de Europa no invita al optimismo, la reunión de los ministros de Economía europeos en Wroclaw (Polonia) aceptó algunas premisas novedosas (que no originales) sobre la crisis de la deuda y la recesión económica. La primera y más importante, ha consistido en seguir al Fondo Monetario Internacional (FMI) en la idea de que la banca europea necesita un programa intensivo de recapitalización que le permita hacer frente no solo a la pesada carga de las deudas públicas de Grecia, Portugal e Irlanda, sino también cumplir con la obligación de canalizar un flujo de préstamos que mantenga las posibilidades de recuperación en países como Francia, Italia o España.

Aceptar, a estas alturas y después de los continuos fiascos de las pruebas de resistencia, que la banca europea necesita una inyección de capital fresco para cubrir los boquetes abiertos por la crisis (ya crónica) de la deuda parece un retraso inaceptable, incluso para la burocracia europea. Pero el retraso es la norma en esta eurozona azotada por los huracanes financieros. No es precisamente tranquilizador que en medio de una crisis persistente de las deudas nacionales de varios países importantes de la zona euro se convoquen reuniones informales que se limitan a trasladar la resolución de los graves problemas del euro a meses venideros. Los remedios para la situación angustiosa de Grecia, una de las causas de las convulsiones periódicas que sufren los mercados de deuda y las Bolsas, se anunciaron en mayo del año pasado, se ratificaron en julio, se dejaron para concretar en septiembre (con las cotizaciones bursátiles en caída sistemática en todos los parqués europeos y las primas de riesgo en récords) y ahora se vuelven a dejar para octubre. Las estrictas condiciones que impone la ortodoxia alemana hacen temer que las ayudas europeas, imprescindibles para que Atenas supere una crisis literal de supervivencia, se eternizará en un inacabable trámite de supervisiones y burocracia, mientras los hospitales del país empiezan ya a sufrir dificultades de suministro. Esta política de demoras e indecisiones es peligrosa y frustrante.


La presencia de Geithner en Polonia no es un episodio trivial. Geithner ha captado la urgencia de resolver de una vez por todas la quiebra griega (urgencia que no comparten, al parecer, ni Berlín, ni París ni Bruselas) y la necesidad de dotar a Europa de un Tesoro único, un organismo de intervención rápida, por así decirlo, capaz de tomar decisiones en los momentos de mayor presión especulativa. Los numerosos Consejos de Ministros de Finanzas ordinarios, extraordinarios e informales celebrados desde 2008 tendrían que haber servido precisamente para planificar una mayor coordinación fiscal en la eurozona y, al mismo tiempo, articular esa homogeneización presupuestaria con un Tesoro único, de funciones más amplias que el actual Banco Central Europeo (BCE).

Pero el tiempo se ha perdido y se sigue perdiendo. La salvación de la unidad monetaria sigue subordinada a los intereses electorales en Alemania o a las ocurrencias discontinuas de Francia. En Polonia tampoco se han debatido otras evidencias preocupantes. Por ejemplo, dicho sea a propósito de Geithner, el que las políticas de contracción fiscal son necesarias para reducir los déficits desbocados, pero su aplicación drástica no está surtiendo los resultados apetecidos. No convencen a los acreedores, lo cual no deja de ser irónico si se tiene en cuenta que se aplican para tranquilizarlos. ¿Tienen Francia y Alemania un plan para permitir estímulos a la inversión en los países periféricos del área o consideran que solo las políticas de ajuste acabarán con el déficit y la deuda y, al mismo tiempo, impulsarán la recuperación?


El País – Editorial

Rubalcaba y el ejemplo del éxito

El PSOE es el principal responsable de lo lejos que ha llegado el nacionalismo catalán en su lucha por separar esta región del resto de España. Sin duda el PP peca de falta de firmeza, cuando no de complicidad.

La lucha contra la inmersión no tiene nada que ver con la calidad del método para lograr que se hable y escriba un idioma correctamente. Pocos dudan de que es la mejor manera de aprender una lengua. Se trata de libertad, la de poder elegir la lengua materna de la mayoría de los españoles, y de los catalanes, en las escuelas pagadas con nuestros impuestos. En igualdad de condiciones. Y si así la mayoría escoge una escuela monolingüe en catalán –o en castellano– poco habrá que decir, al menos en el terreno político: será el resultado de elecciones individuales de los padres, los únicos legitimados para tomar esa decisión.

De ahí que la defensa de Rubalcaba de la inmersión esté viciada de raíz, como lo están muchos argumentos que lo defienden. Ahora, no se puede negar que poner como escaparate de los éxitos de esta política a Montilla, uno de los personajes con más dificultades de expresión en ambos idiomas que hemos tenido que soportar los españoles, tiene su gracia. Como tantas otras declaraciones de Rubalcaba desde que es candidato del PSOE, incluye su propia refutación.


Pero la verdadera cuestión no es educativa sino política, y de política está hablando el exvicepresidente del Gobierno de España. Cuando Rubalcaba defiende la inmersión y pone como ejemplos de su éxito a Montilla y Chacón lo que está realmente defendiendo es el nacionalismo catalán, exponiendo como frutos de la apuesta del PSOE por el mismo a Montilla, expresidente de la Generalidad, y Chacón, su principal contendiente por el control del partido y candidata a presidir el PSC.

El PSOE es el principal responsable de lo lejos que ha llegado el nacionalismo catalán en su lucha por separar esta región del resto de España. Sin duda el PP peca de falta de firmeza, cuando no de complicidad, como la mostrada por Jorge Fernández Díaz aplaudiendo hace unos días la inmersión, pero los socialistas han apostado por la vía nacionalista sin ningún rubor. Las palabras de Rubalcaba demuestran que no tiene ninguna intención de reformar el PSOE y recuperarlo como partido nacional. Que su principal alternativa sea Chacón no deja muchas esperanzas de que la deriva independentista no haga otra cosa que acelerarse durante los próximos años.


Libertad Digital – Editorial