viernes, 30 de septiembre de 2011

Campaña electoral. Confianza democrática o desconfianza reaccionaria. Por Agapito Maestre

En esta campaña electoral, sí, elegimos entre un demócrata que busca confianza, Rajoy, y un viejo ministro del Interior, Rubalcaba, que llena de desconfianza todo el ámbito público.

La desfachatez del PSOE tiene un carácter reaccionario que, más allá de poner en peligro la mayoría absoluta del PP, deja a la democracia sin su principal fuerza: la capacidad del sistema democrático de generar confianza en una alternativa política. En efecto, llegados al convencimiento de que alguien como Rubalcaba, que ha sido el máximo colaborador de Zapatero para situarnos en la mayor crisis de nuestra historia reciente, sería incapaz de generar confianza, los dirigentes socialistas tratan de presentar a su candidato como el principal organizador de la desconfianza contra el PP.

No caigan en esta trampa los del PP; presten sí mucha atención a todo el juego sucio de Rubalcaba; pero, sobre todo, enfréntenlo permanentemente a todas sus contradicciones y las de sus seguidores en la calle. El PP tendrá que sacar los dientes y hacer pedagogía política. Muestren a los ciudadanos que el PSOE quiere hacer de su debilidad la absoluta erosión de su legitimidad y confianza, una virtud y para ello se presenta, con todo el descaro del mundo, como el principal eje para minar el derecho que tienen los ciudadanos a elegir una opción política que no sea la socialista.


He ahí el telón de fondo de la campaña electoral, que resultará larga, tediosa y llena de peligros para el PP. El PSOE, de acuerdo con su largo historial de movilización, agitación de masas y mentiras programadas, ya ha comenzado con todos los medios a su alcance, que hoy por hoy van desde el control del Gobierno hasta la dirección de los aparatos represivos del Estado, pasando por la administración casi absoluta de todos los órganos ideológicos del Estado, a labrar su primer y único objetivo en estas elecciones, a saber, erosionar la confianza que millones de ciudadanos tienen depositadas en el PP.

La novedad de este proceso electoral, diagnosticado hace meses por cientos de encuestas y otros tantos análisis políticos, es que el PSOE no compite por ganar sino por perder por la mínima, o peor, su lucha no es por crear confianza en un proyecto político, sino por destrozar cualquier alternativa política, incluso al precio de la violencia, a través de un proceso calculado de erosión de la fiabilidad de los electores en el PP. Precisamente, por eso, les ha molestado tanto que Rajoy elija, a pesar de lo que digan los economicistas y listillos de salón, la palabra confianza como motor de su campaña. Sin duda alguna, independientemente del carisma del líder del PP, crear confianza, en la era de la desconfianza, es todo un reto político, democrático; por el contrario, intentar organizar la desconfianza, desde el poder de las instituciones, es un síntoma de la mentalidad totalitaria del antiguo ministro del Interior.

En esta campaña electoral, sí, elegimos entre un demócrata que busca confianza, Rajoy, y un viejo ministro del Interior, Zapatero, que llena de desconfianza todo el ámbito público. Eso es lo que nos jugamos en esta campaña.


Libertad Digital – Opinión

El broker. Por Rafael Torres

Alessio Rastani es un tipo gris al que la BBC le ha cambiado el color por otro más alegre para él. Avido de notoriedad por ser muy gris precisamente, no sólo disfrutó horrores de la breve entrevista que sobre la actual situación económica le hizo la ilustre cadena, sino que la aprovechó para soltar las primeras tres cosas que le vinieron a la cabeza. Las dos primeras eran dos perogrulladas, cosas que sabe todo el mundo, que quien ostenta el poder no son los gobiernos, sino "los mercados", o sea, la usura, y que los especuladores se están forrando con la crisis, y la otra es algo que no es que se sepa, sino que se teme: millones de personas perderán en un año sus ahorros, cual ocurrió en Argentina con "el corralito".

Alessio, que es un chico sin suerte, y que incluso como eventual jugador de Bolsa pierde lo poco que invierte, según se ha podido saber, carece de ahorros ningunos, y supongo que, por esa cosa tan humana del resentimiento y la envidia, quiso fastidiar a quienes sí los tienen con sus palabras, pero lo que ha conseguido no es fastidiarlos, sino aterrorizarlos absolutamente. Y es que la relación entre las cosas que dijo tiene su lógica: lo único que les falta por arramblar a los ricos son los ahorros de la gente. Desplumados los países, ya sólo queda la calderilla, o no tan calderilla en algunos casos, de sus nacionales.

La gente tiene tanto miedo, es tan consciente de hallarse enteramente en manos de una chusma dineraria sin escrúpulos ningunos, que se ha creído a pies juntillas las palabras de Alessio, bien que al principio por confundirle con un "broker" de verdad que sabía muy bien lo que estaba diciendo. Los gobiernos, lógicamente, se han apresurado a tildar de loco al chaval y a decir de él que es un piernas, un pringado o bien un actor de The Yes Men, un grupo teatral algo gamberro especialista en denunciar las lacras del Sistema. Pero es lo que dice Mike Bonanno, un miembro del grupo que, por lo demás, ha desmentido que Alessio sea un actor de la compañía: "A quién le importa si es o no un agente de Bolsa. A lo que deberíamos prestar atención es a los efectos que sus palabras han tenido en nosotros".


Periodista Digital – Opinión

Regreso al pasado. Por Agustín de Grado

Un reciente estudio de alguien tan poco sospechoso de jugar a favor del PP como la socialdemócrata Fundación Alternativas nos deja el siguiente titular: seis millones de españoles «sin ideología» abandonan al Gobierno por su agenda radical. Se trata de la cuarta parte del electorado. El mismo que desde 1979 a 2008 siempre ha votado al partido en el poder, con independencia de su color político o de la coyuntura económica. Votantes que lo han apoyado incluso en momentos en que su derrota se daba por segura. El 20-N será la primera vez que ya no sea así. Los votantes neutrales, según los autores del estudio, han dado la espalda al PSOE por transmitir un marcado perfil ideológico de izquierdas con leyes como las del matrimonio homosexual y la memoria histórica. También por su negociación con ETA o las cesiones ante el nacionalismo catalán. En todos estos temas, los seis millones de votantes desideologizados estaban más próximos a los postulados del centro-derecha que a los de esa izquierda a la que Zapatero, con la complicidad activa de Rubalcaba, pretendía seducir.

Ajeno a la idea de que toda crisis es oportunidad de cambiar cosas que dejaron de funcionar, enmendar políticas erradas y actualizar discursos desfasados, Rubalcaba pretende movilizar a los suyos con «un proyecto político en el que si un socialista de hace 100 años levantara la cabeza se reconociera inmediatamente y exclamara: ¡Éstos son los míos!». Este fin de semana lanza su programa de regreso al pasado. Dispuesto a tropezar en la misma piedra: a más izquierda, menos moderación y, por tanto, menos votos.


La Razón – Opinión

Paz sucia. Patxi vuelve a helar la sangre. Por Guillermo Dupuy

¿Se imaginan al PSOE celebrando la adhesión de ETA y de sus presos al Pacto de Estella durante la tregua del 98? ¿Se imaginan al PP quitándole "credibilidad" o "importancia"? Pues eso es lo que está ocurriendo ahora con la carta y el acuerdo de Guernica.

Patxi López ha tenido la desfachatez de afirmar, entre otros muchos dislates, que "hoy no hay nadie que, en público, reivindique la violencia terrorista. Ya no hay ningún espacio público secuestrado por los violentos". Vamos, como si los proetarras de Bildu, que gobiernan la Diputación General de Guipúzcoa, el Ayuntamiento de San Sebastián y un centenar de municipios del Pais Vasco y Navarra , hubieran dejado en algún momento de enaltecer como "presos políticos" a los criminales de ETA que están en prisión; como si los proetarras de Bildu hubieran pasado a condenar los casi mil asesinatos perpetrados por la banda; como si los de Bildu hubieran exigido la incondicional e irreversible disolución de la organización terrorista a la que sirven de voceros, en lugar de secundar, como desgraciadamente secundan, el chantajista comunicado de alto el fuego de la banda.

Más infame todavía ha sido su referencia al "hecho" de que "incluso los presos y sus familias, a los que ETA siempre ha impuesto, mediante el terror, un silencio clamoroso, han abierto una nueva grieta estos días y se han sumado al denominado "Acuerdo de Gernika".


Vamos, como si ETA no hubiera diseñado ese repugnante acuerdo, que ningún demócrata debería suscribir; como si ETA y sus presos no hubieran celebrado, desde el primer día y en públicos comunicados la firma de ese acuerdo que exige la amnistía de los presos, arremete contra la democracia y el ordenamiento jurídico español y condiciona el "alto el fuego permanente y verificable" de los terroristas a la consecución de los objetivos por los que han venido matando y convocado las anteriores treguas; como si en su infame carta, los presidiarios de ETA, monolíticamente agrupados en el "Colectivo de Presos Políticos Vascos", no hubieran reivindicado por enésima vez su actividad terrorista como la "lucha de Euskal Herria, la lucha a favor del reconocimiento y la soberanía de nuestro pueblo", como si los presos de ETA no hubieran insistido nuevamente en esa misiva en considerarse "cautivos" y en hablarnos del "conflicto que los Estados español y francés han impuesto a Euskalherria".

Pese al tramposo discurso de Patxi López, que no deja de ser el de Rubalcaba y Zapatero, lo cierto es que actualmente estamos mucho peor que lo que estuvimos en anteriores treguas de los terroristas. No sólo los voceros de ETA cuentan con mayor poder público que nunca, sino que ahora, además, el gobierno y el PSOE celebran la adhesión de ETA al Acuerdo de Guernica mientras el PP se limita, estúpida y suicidamente, a quitarle importancia. ¿Se imaginan al PSOE de Almunia celebrando la adhesión de ETA y de sus presos al Pacto de Estella durante la tregua del 98? ¿Se imaginan al PP quitándole "credibilidad" o "importancia"? Pues esto es exactamente lo que está ocurriendo ahora en nuestro país con respecto a la nauseabunda carta en la que los presos, al igual que ya hiciera ETA en su comunicado de enero de este año, celebran la firma del Acuerdo de Guernica.

Parecería que en este país nadie se haya leído ni el repugnante "Acuerdo de Gernika" ni la, aun peor, carta de los "presos políticos vascos". Teniendo en cuenta la estupidez de una parte de la derecha, es muy posible. Pero en el caso de la izquierda, estoy seguro de que manipulan a sabiendas. Luego, claro, dirán que los terroristas les hacen trampas. Pero no. Las trampas las hacen quienes presentan la carta de los presos como si de una carta de arrepentimiento se tratara o como si el Acuerdo de Guernica fuera una especie de calco del "Acuerdo por las Libertades y Contra el Terrorismo".

Así las cosas, ya sabemos qué poco valor debemos conceder a las apelaciones de Patxi López a la memoria de las victimas. Sólo las menta para dejar de lado su igual derecho a la dignidad y a la justicia.


Libertad Digital – Opinión

La profecía de Rastani. Por Julia Navarro

No sé si Alessio Rastani es un "broker", un "trader", un actor, un provocador profesional, un humorista o un sinvergüenza. En cualquier caso, ha dejado dichas unas cuantas frases que nos han puesto los pelos de punta y no porque lo dicho no tenga visos de realidad. Según Rastani el mundo está gobernado por Goldman Saschs. Yo no sé si por Goldman Saschs pero lo que sí es evidente es que en las últimas décadas los políticos parecen subordinados al dictado de los mercados. Es decir, los mercados marcan la pauta de la economía sin que los gobiernos democráticos intervengan a través de legislaciones que sean reglas de juego que permitan la libertad económica y financiera, desde luego, pero poniendo por delante y protegiendo los intereses de los ciudadanos. Y, desgraciadamente, hace mucho, mucho tiempo, que eso no sucede. Nuestros políticos, y me refiero a los democráticos, se dejan gobernar por los mercados.

El tal Rastani también asegura que a los "trader" lo único que les importa es hacer dinero y que cuanta más crisis, y si hay una gran recesión, pues mejor que mejor para hacerlo. Y se queda tan ancho. Pero ha soltado más "píldoras" y seguramente la más agorera es la de que en menos de un año los ahorros de millones de personas se van a desvanecer.


Lo peor es que puede tener razón, porque cada día que pasa parece que vamos a peor. Y vamos a peor porque los gobiernos no se deciden a cabalgar sobre la crisis. Para empezar, la crisis nos llegó de Estados Unidos, pero ahora los norteamericanos con Obama en cabeza nos regañan a los europeos porque dicen que no hacemos las cosas bien. Los europeos creen que la manera de arreglar el "regalito" que nos llegó de Estados Unidos es conteniendo el déficit, aunque al hacerlo provocan inseguridad económica y paro. Claro que Estados Unidos, que hace la política contraria, tampoco tiene una situación económica para echar cohetes.

De manera que hay que volver a la primera afirmación de Rastani: los gobiernos no mandan. Y como ese sí puede ser el "quid" de la cuestión digo yo que ya es hora de que tomen decisiones y metan en cintura a los que han provocado este desastre. Tanto la Unión Europea como los países que la forman, amen de Estados Unidos y los países emergentes, deberían de legislar de manera que los mercados no puedan provocar estos colapsos y sobre todo que nadie, como el tal Rastani, se pueda enriquecer a costa del sufrimiento, la desgracia y la miseria y millones de seres humanos.

Durao Barroso acaba de anunciar que en la UE se están pensando en poner una tasa a las transacciones financiera, algo así como la tasa Tobin, y sólo cabe decir que cuanto antes lo hagan mejor. Pero no es sólo esa medida, son otras muchas las que deben de tomar y la primera de ellas es poner coto a los manejos miserables, y yo diría que criminales, de los especuladores, que se están enriqueciendo a cuenta de la desgracia ajena.

La libertad de mercado es estupenda, pero con reglas de juego claras y eso es lo que falta porque las que teníamos es evidente que ya no sirven. Ya digo que no sé si Alessio Rastani es sólo un provocador, un actor de tercera, un humorista o vaya usted a saber qué, pero lo cierto es que algunas de las cosas que ha dicho se corresponden con la realidad. Ese es el problema.


Periodista Digital – Opinión

Maldita ansiedad. Por Alfonso Merlos

Mal vamos. La hoja de ruta presentada por López, tan sintética como fría y almibarada, flaquea en lo fundamental. El aventajado lendakari aún no ha comprendido que los españoles no merecemos ser conducidos como ganado hacia el final de ETA. Queremos luchar cívicamente y caminar con dignidad hacia la derrota de ETA. Y el decálogo omite, no por casualidad, los conceptos de derrota y victoria, erigidos en democracia en referencias éticas de primer orden.

La noticia de la nueva iniciativa pacificadora de Pachi es que no hay noticia. La misma ausencia de claridad moral que tradicionalmente ha exhibido el PSOE en el combate contra el terror, la misma tibieza en las formulaciones de choque contra el mayor entramado asesino que ha conocido España en el último medio siglo… y la misma ansiedad que ha sacudido la conciencia de la izquierda en la búsqueda de una falsa convivencia en el País Vasco, que por desgracia sólo ha servido para otorgar ventaja a los del hacha y la serpiente. Dado el desafío autonómico de Bildu y el nacional de Sortu, resulta de un cinismo intolerable plantear que el Estado de Derecho le ha quebrado la muñeca al totalitarismo. Y más aberrante todavía abrir una ventana de oportunidad a los matarifes que ahora permanecen entre barrotes y cuyo futuro le quita el sueño día y noche a los socialistas. ¿Qué clase de final es éste? ¿Qué clase de Justicia? ¿Dónde queda el honor y la superioridad de los que han caído por la libertad?

Hace ya unos años, tras la excarcelación de Iñaki de Juana, el askatasuno Olano le dijo al PSOE que la lucha tenía sentido, pero que estuviera tranquilo Zapatero que nadie le iba a pasar la bandera de la victoria por la cara. Años después, con más sufrimiento y más víctimas, ten por seguro Pachi que no vamos a dejar que estos cafres nos pasen la bandera por la cara a los españoles que aún nos mantenemos erguidos. Y somos millones.


La Razón – Opinión

Gasto público. Que empiecen por los contratados laborales. Por Emilio J. González

Antes de congelar el sueldo de los funcionarios, lo que habría que hacer es limpiar la Administración de todos aquellos que han entrado a dedo o han visto transformados sus contratos laborales en otros de funcionarios por razones políticas.

Los socialistas están abandonando el poder dejando tras de sí un panorama de ruina y desolación donde han gobernado, habiéndose gastado todo lo que tenían y lo que no tenían y dejando la Administración Pública llena de sus amigos y correligionarios, todo ello en medio de una crisis fiscal como no ha vivido España otra desde los días previos al Plan de Estabilización de 1959. En consecuencia, se impone un ajuste de caballo en las cuentas públicas tanto de las autonomías como del Estado, porque lo que se puede encontrar allí el PP si gana las elecciones generales del 20-N puede ser una situación similar o peor que la que ha descubierto al llegar al poder en lugares como Castilla-La Mancha o Baleares. ¿Por dónde empezar? El Gobierno francés acaba de indicar el camino a seguir al anunciar el recorte de 30.000 efectivos en la función pública, una medida similar a la que impuso Cameron en el Reino Unido nada más llegar al poder. El PP debería hacer lo mismo aquí en España, antes de plantearse la congelación del sueldo de los funcionarios. ¿Por qué?

Muy sencillo. Recientemente visitó España una delegación del FMI, en parte para conocer la evolución de nuestra crisis de deuda, en parte para elaborar el capítulo correspondiente a España de su informe de otoño. En una reunión con un grupo de empresarios, uno de los miembros de la misión del Fondo señaló que si en nuestro país se redujese el número de efectivos de la Función Pública al nivel de 2004, cuando ZP llegó al poder, el sector público ahorraría una cantidad equivalente al 4% del PIB que es, aproximadamente, entre el 50% y el 70% del recorte en el déficit público que hay que llevar a cabo para equilibrar el presupuesto. La cifra puede parecer desorbitada, pero hay que tener en cuenta que con la desaparición de un puesto de trabajo en la Administración no sólo se ahorra un sueldo sino también todo el gasto corriente asociado a ese empleo, desde un lugar para trabajar hasta electricidad, teléfono o papel, por poner sólo algunos ejemplos. Quizá el ahorro real no sea tan elevado como estima el FMI pero, desde luego, sí sería importante.

Además, hay que tener en cuenta que el crecimiento del número de efectivos de la Administración se ha hecho a golpe de contratados laborales cuyo principal y único mérito es tener carnet del partido de turno o ser amigo o familiar de alguien relacionado con el poder. Lo cual supone no sólo una caída drástica del nivel de profesionalidad de los empleados públicos sino una discriminación ostentosa hacia quienes han ganado limpiamente su plaza preparando una oposición y, por tanto, cualificándose para el puesto que desempeñan o que deberían desempeñar. Por ello, creo que antes de hablar de la congelación del sueldo de los funcionarios, muchos de los cuales apenas llegan o sobrepasan los mil euros mensuales, lo que habría que hacer es limpiar la Administración de todos aquellos que han entrado a dedo o han visto transformados sus contratos laborales en otros de funcionarios sólo por razones políticas. Por ahí es por dónde tiene que empezar el ajuste. Como en Francia y Reino Unido.


Libertad Digital – Opinión

Tormenta perfecta. Por Fermín Bocos

Más allá del sarcasmo, hay días en los que uno comprende el profundo significado de aquel chiste en el que, en tono confidencial, un reportero le dice a otro: "No le digas a mi madre que soy periodista, di que trabajo en un cabaret". He recordado el chiste al conocer la historia de Alessio Rastani, el personaje que haciéndose pasar por un "trader" de la City londinense consiguió que le entrevistaran en la BBC para, entre otras predicciones de cuño apocalíptico, anunciar que antes de un año todos los europeos veríamos como se evaporaban la mitad de nuestros ahorros por culpa de las maniobras especulativas de compañías como Goldman Sachs, empresa que, según su decir, era quien mandaba en el mundo y estaba por encima de los gobiernos de todos los países.

Tal como suena y, sin otro filtro que las tópicas preguntas de la desconcertada periodista que le entrevistaba, las declaraciones de este individuo dieron la vuelta al mundo provocando la inquietud y hasta el conato de pánico que cabe imaginar en las hipersensibles neuronas de los inversionistas y demás actores de bolsa en el globalizado parqué de nuestros días.


El revuelo causado ha sido grande. Después se ha sabido que era un actor que con su impostura pretendía denunciar los abusos del capitalismo de casino en el que parecen haberse instalado algunos inversores. Ha pedido disculpas. Pero el mal ya estaba hecho. Se dirá que la BBC se caracteriza por su buen hacer profesional y la credibilidad de sus informaciones. Es verdad. Pero esta vez se la han colado. Probablemente porque el tal Alessio Rastani (sí es que es ese su nombre) y quienes con él han urdido esta farsa, sabían -Marcel Proust, "dixit"- que los seres humanos acostumbramos a convertir en evidencias nuestras convicciones.

Claro que el ruido ambiente y las turbulencias bursátiles que apareja la crisis pintan un panorama inquietante a fuer de sombrío. Pero de ahí a dar crédito y foco al primer "profeta" encorbatado que llega al plató hay un buen trecho. Trecho en el que, para tranquilidad de los espectadores o de los lectores de periódicos, debe jugar un papel capital la profesionalidad del periodista. Hablo de sentido común, conocimiento, rigor y cautela. Profesionalidad que en el caso que comentamos falló estrepitosamente. Ha sido la tormenta perfecta en la que han naufragado todos los controles de veracidad exigibles a los periodistas y a sus empresas. Para oprobio de los colegas británicos de la BBC, el video circula por la Red y ha recibido millones de consultas. Algunos de ellos van diciendo que han cambiado de oficio y trabajan en un cabaret. Les comprendo.


Periodista Digital – Opinión

Campaña del miedo. Por José Antonio Vera

Ya se ve la estrategia de Rubalcaba. Se trata de trasladar la idea a la gente de que el PP, el partido de la «derecha reaccionaria», va a cargarse el Estado del Bienestar. El pasado jueves empezó una ofensiva para meter miedo y trasladar a la opinión pública la idea de que los populares son lo peor, quieren dinamitar la Sanidad, cerrar las escuelas públicas, dejar de pagar las pensiones y echar a los funcionarios. Cuando uno no tiene nada positivo que vender, ningún proyecto que exhibir, ninguna obra nueva que realizar, nada extraordinario de lo que poderse jactar, no queda otra que articular una estrategia de ataque al adversario. Y el ataque en este caso, como una forma de defensa, va en la dirección de asustar, desatar el miedo, hacer llegar a la gente el mensaje de que el PP sólo quiere hacer más ricos a los ricos y quitar a los pobres lo que tienen. Un argumento que no es nuevo. Ya lo usó González en las elecciones que perdió con Aznar. Entonces se agitó el fantasma de la derecha para que los pensionistas votaran al PSOE, y no dudó el candidato socialista en decir en televisión que Aznar iba a suprimir las pensiones.

La cuestión es que el pueblo español ya es democráticamente adulto y no se cree todo lo que dicen los políticos. Aznar ganó las elecciones y no sólo no quitó ninguna pensión a nadie, sino que además las subió cada año y blindó el sistema para que los españoles tuviéramos garantizada esta prestación. Pero, además, con Aznar se extendieron las ayudas sociales básicas sin tener que llegar a los recortes extremos de Zapatero. Eso fue posible porque la economía se levantó, pasamos de un 23 a un 11 por ciento de paro, se crearon miles de empresas y se cuadraron las cuentas reduciendo el déficit y la deuda. El objetivo era crear empleo, que es lo principal, y como eso se logró pronto, todo lo demás vino seguido, incluido una mejor política social.

Lo contrario de lo que ha ocurrido con los gobiernos socialistas de los que fue vicepresidente Rubalcaba. Como se hundió el empleo, se cayeron las prestaciones y ha habido que realizar los recortes más drásticos de la democracia en pensiones, funcionarios, Sanidad, Educación, vivienda y dependencia.

Por eso abochorna tanto esta campaña del miedo puesta en marcha por Alfredo Pérez Rubalcaba, cuyo objetivo inmediato es crear un ambiente de crispación social para sacar cientos de ciudadanos a la calle contra Rajoy y sus presuntos recortes.

Hace bien el líder del Partido Popular en no caer en la provocación. Y hace bien en no formular promesas que no sabe si podrá cumplir. Porque el político que diga ahora que tras las elecciones no va a realizar recortes es un auténtico irresponsable. Y el que se dedique a prometer subidas de pensiones y salarios, sabiendo como están de vacías las arcas públicas, es sencillamente un creador de falsas ilusiones. Algo a lo que en otra época también se le denominaba «engaño».


La Razón – Opinión

Zapatero. Balance sin balanza. Por Cristina Losada

El “fenómeno Zapatero” revistió los rasgos propios de una burbuja: exceso de confianza, miopía del desastre y, al fondo, esa presión del rebaño que convierte en locos a quienes se resisten a la corriente.

Uno de los problemas menores de esta muerte a plazos de un presidente es la reiteración del obituario. Problemática, desde luego, para el comentarista, que soporta mal ese repetirse, tan inevitable. Todo está dicho. La obra y el personaje, la psicología y la política y, naturalmente, el legado. Pero siempre queda algo por decir. Y no faltan sugerencias. Así, venía que ni pintado un término que arrojaba el candidato socialista contra aquellos que habrán de vérselas con la herencia, que es también la suya. Rubalcaba ha hablado de desguace. Lo hizo en el contexto de un cuento para niños y bien podemos saltarnos la sesión. Vayamos al museo. Si el legado de Zapatero, o sea, la España que deja, fuera un cuadro, yo elegiría un óleo de Turner que muestra al viejo navío El Temerario, velas replegadas, marchando a remolque hacia el desguace en un crepúsculo brumoso. Lo elegiría, en fin, si no tuviéramos empacho de metáforas náuticas.

El ocaso de Zapatero es, quizá, digno de estudio, pero no tanto como su cenit. Respecto a su final, basta consignar que no tiene quien le escriba. Parece que a los presidentes les preocupa qué dirá la historia de ellos. Los hubo que cortejaron a los intelectuales, caso de Kennedy, sabedores de que eran los de esa especie quienes indicarían a la posteridad qué debía de pensar sobre su presidencia. Pero había intelectuales. Zapatero se las arregló con la farándula. Y no da la impresión de que Ana, Víctor y Joaquín vayan a cantarle otra balada. Ni en la despedida. Ni una nana. Hasta la prensa gubernamental, dividida ella, se une en el abandono. La cuestión no es qué dirá la historia, sino si tendrá a bien decir algo. Pero el desenlace ya es materia inerte. Y la pregunta que conviene hacerse es cómo fue posible todo esto. Que es la pregunta sobre las salvaguardias de que dispone un sistema político para impedir su desguace.

Qué temeraria fue España cuando eligió a un perfecto representante de su medianía y de su temeridad, valga la redundancia. Y una temeridad que, en paradoja aparente, nacería del tembleque. Luego, el "fenómeno Zapatero" revistió los rasgos propios de una burbuja: exceso de confianza, miopía del desastre y, al fondo, esa presión del rebaño que convierte en locos a quienes se resisten a la corriente. Puede que España tuviera que pasar por la adolescencia, coqueteos con el suicidio incluidos. Puede. Pero queda por ver si la ha dejado atrás.


Libertad Digital – Opinión

El laboratorio. Por Victoria Lafora

Mientras los candidatos del PSOE y el PP se tiran los pasados y futuros recortes a la cabeza, en estos prolegómenos de la campaña electoral, hay que estar muy atentos a lo que sucede en el día a día en Cataluña.

El ejecutivo de Artur Mas se ha convertido en un laboratorio donde se están experimentando los recortes más severos en áreas sociales de especial importancia para la ciudadanía y que pueden servir de nítido ejemplo de lo que nos espera al resto del país a partir de diciembre.

Hay, además, un argumento que les acerca mucho al Partido Popular, virtual ganador de las elecciones generales según todos los sondeos. La reiterada recriminación, con la que parecen dar por justificado cualquier tijeretazo, sobre la herencia recibida. Como si fueran incapaces de administrar con rigor en tiempos de escasez y de crisis; de racionalizar el gasto, recortando donde menos duela. Optan, sin embargo, por culpar a sus predecesores. ¿Y para eso querían llegar al poder? ¿No habían vendido que cuando su partido recuperara el Gobierno se iban a acabar los problemas?


Hay, no obstante, un punto en concreto que les separa de los populares; el nacionalismo y la defensa acérrima del catalán que hace anteponer el interés de subvencionar el doblaje de películas a la sanidad pública. No es una broma. La Generalitat se ha gastado doce millones de euros en doblajes, subtitulaciones y promoción de festivales de cine en lengua catalana que, por cierto, cada vez pierde más espectadores.

De igual manera, aporta de las arcas públicas cuatrocientos setenta y tres millones de euros a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuales, que cuenta con ocho canales repartidos en siete frecuencias. O se niega a suprimir las múltiples "embajadas" que el tripartito abrió en diferentes países; la última en Perpiñan inaugurada por el propio Artur Mas.

En cambio, no les tiembla la mano a la hora de bajar el sueldo a los médicos y personal sanitario, cerrar quirófanos, urgencias y cargarse el prestigio de una institución como la sanidad pública catalana que era puntera en investigación y buena praxis.

Todo esto demuestra que, a la hora de apretarse el cinturón por la crisis, la ideología de los que tienen que tomar las decisiones es muy importante porque siempre cortarán en función de sus intereses, no del bien público. Así que atentos a los laboratorios.


Periodista Digital – Opinión

Fleur, fleur. Por Alfonso Ussía

El carota sudafricano Brian Currin lleva mucho tiempo viajando de un lado a otro del mundo con la excusa de un supuesto plan de «pacificación» del «problema vasco». Currin lo que quiere es que España perdone, la ETA no sufra derrota alguna, los presos salgan a la calle y todas esas bobadas que propugnan los batasunos. Pero nadie nos ha informado de quienes pagan a Currin y sus ayudantes. Viajan en clase Preferente y se alojan en los mejores hoteles de Bilbao, San Sebastián y Vitoria. Comen y cenan en famosos restaurantes y cuando están aburridos hasta podrían irse de palomitas, que así las llamaba don Santiago Bernabéu. Cuenta Luis Miguel González en un libro que acaba de publicar con el Real Madrid de protagonista, que Bernabéu en una audiencia con Franco le sorprendió con esta proposición: «Mi general, ¿y si nos fuéramos a pasar un rato con un par de pelandruscas?». Franco se puso muy colorado y no respondió. Y Foxá, refiriéndose a su ministro, Alberto Martín Artajo, cristiano profundo y muy clerical, cuando éste abandonó una cena con un grupo de diplomáticos, informó de esta guisa a sus compañeros. «No os preocupéis, es que el ministro, a estas horas, siempre se va de curas». Currin tiene aspecto de guepardo del Krügger, apasionado y ligero, no tanto como Strauss-Kahn, pero mucho me temo que en sus horas de aburrimiento en la soledad de los hoteles –que son todas, porque no hace nada–, le asaltará de cuando en cuando la tentación de culminar algún desahogo. No se trata de una afirmación, y menos aún de una confirmación. Es un juego de intuiciones. En el caso de que tal tentación le sobreviniera, ¿quiénes les pagan a Currin y sus ayudantes la resolución de sus gozos? Vuelos, hoteles, restaurantes y gozos. No creo que sean los bilduetarras los paganinis. Y tengo para mí que a Currin le estamos pagando los españoles para que siga intrigando contra los españoles. Fondos reservados, Ministerio del Interior.

No contentos con los gastos de Currin, la ETA ha contratado –¿puede la ETA contratar?– a seis observadores extranjeros para que verifiquen el alto el fuego de la banda. Son seis formidables desconocidos. El inglés Chris Maccabe, el indio Satish Nambiar, el srilanqués Ram Manikkalingam, el sudafricano Ronnie Kasrils, el escocés Ray Kendall y la atractiva Fleur Ravensbergen, de quien no facilita la ETA sus datos de origen, y puede ser alemana, danesa, sueca, noruega e incluso, francesa, por lo de Fleur. Me parece que estos se lo van a pasar estupendamente bien en España a nuestro cargo. Con especial intensidad, Ram Manikkalingam, que es el jefe de Fleur, y Dios me libre de la sospecha y el chisme, pero ahí puede haber tomate. Y me duele la posibilidad, por cuanto Fleur me ha entrado por los ojos como rayo de luz ardiente y mesurado simultáneamente. ¿Puede ser lo mesurado ardiente y lo ardiente mesurado?, se preguntarán ustedes. Mi respuesta es decepcionante. Lo ignoro. Pero yo he sentido ese ardor y esa mesura cuando he visto la imagen de Fleur. Y claro, los celos matan. Y Manikkalingam me cae fatal. Ay, Fleur, Fleur, que mal me lo está haciendo pasar.

Por lo demás, nada nuevo. Seis gorrones más a costa del contribuyente que sumados a Currin y sus ayudantes empiezan a conformar un grupo preocupante. No por lo que hagan, sino por lo que cobran.


La Razón – Opinión

Ocaso sindical. La huelga de profesores. Por Emilio Campmany

Las elecciones del 20-N podrían ser el principio del fin de nuestras centrales sindicales. Si las huelgas, protestas y mensajes vuelven al electorado contra las centrales y el PSOE, los socialistas se desharán de ellas durante la travesía del desierto.

La Constitución de 1931 proclamaba a España como una "república de trabajadores de toda clase". A los españoles nos gusta presentarnos así, como trabajadores, incluidos los empresarios, quienes siempre que salen en la tele se esfuerzan por convencernos de que "trabajan" más que nadie.

En un país así, no puede extrañar que los sindicatos tengan un prestigio e influencia notables. En Gran Bretaña, Francia o Italia pasó algo parecido. Sin embargo, en el Reino Unido, el prestigio de los sindicatos está por los suelos. No sólo, sino que el laborismo no volvió a pisar las moquetas del poder hasta que Tony Blair decidió divorciarse de las trade unions. En España, las elecciones del 20-N podrían ser el principio del fin de nuestras centrales sindicales. Hay dos elementos en la campaña que apuntan a esta posibilidad, el que no sean capaces de esperar a que el PP se haga con el poder para iniciar las movilizaciones, como en el caso de los profesores de la Comunidad de Madrid, y el que el candidato del PSOE haya apelado a sus mismas coletillas para evitar la debacle. Si las huelgas, protestas y mensajes vuelven al electorado contra las centrales y el PSOE, los socialistas se desharán de los sindicatos durante la travesía del desierto.


La cuestión no es tanto si estas organizaciones son o no capaces de atraer a las huelgas que convoquen a más o menos trabajadores. La cuestión es cómo va a contemplar el electorado la cerril resistencia sindical a los recortes que inevitablemente hay que ir emprendiendo. Tengo la impresión, aunque no la certeza, de que en Madrid la gente no simpatiza con la huelga de profesores. Es posible que todo se deba a que cree equivocadamente que el trabajo en la enseñanza es poco exigente. Pero, podría ser que los electores estén hasta el gorro de que con sus impuestos se financie a unos sindicatos dedicados a colocar como trabajadores interinos en la administración pública a los que ellos eligen entre sus simpatizantes y afiliados. Y todo para que los profesores que son funcionarios, muchos de los cuales en su día fueron interinos favorecidos por los sindicatos y que gracias a eso, y no a una oposición, tienen hoy un sueldo de por vida, no se vean obligados a dar tantas clases como prevé la ley. Y encima resulta que un alumno de la pública le cuesta al contribuyente el doble que otro de la concertada.

Si es verdad que los que votan están empezando a darse cuenta de la clase de intereses que defienden los sindicatos, aplaudirán todo lo que sea privarles de la financiación pública. Eso sería su fin. Y el PSOE renegará de ellos so pena de que quiera pasarse veinte años en la oposición como hicieron los laboristas británicos. ¿Estoy soñando? Es posible, pero cuesta tan poco...


Libertad Digital – Opinión

Del sueño a la pesadilla

La fallida operación de salida a Bolsa de Loterías ha sido el penúltimo episodio de una gestión socialista marcada por la improvisación que ha frustrado el presente del país y ha hipotecado su futuro. La inesperada decisión del Gobierno de suspender la privatización del 30% de la compañía, tan sólo una semana después de haber sido aprobada por el Consejo de Ministros, encaja en lo que ha sido la trayectoria de un Ejecutivo precipitado y equivocado en la mayoría de sus decisiones de calado. La malograda iniciativa no es un asunto menor ni se le puede dar carpetazo con una fugaz comparecencia y una explicación poco verosímil. Los argumentos de que «en este momento la situación de los mercados de capitales es muy distinta a la que existía» al emprender el proceso privatizador y de que «no se dan las condiciones adecuadas para garantizar unos ingresos que reflejen» el valor de la sociedad no convencen, pues hay que insistir no sólo en que el panorama depresivo de los parqués viene de lejos, y que incluso ha mejorado en los últimos días, sino en que el Consejo de Ministros dio luz verde a la operación, y por tanto otorgó su impulso político a la misma, hace tan sólo una semana. Y hace siete días la Bolsa estaba peor que ayer. Por tanto, Salgado debe explicaciones que aporten luz a un asunto opaco y no exento de sospechas para la oposición. El PP defendió que las «prisas» por los procesos de privatización en los estertores de la legislatura no se entienden y «generan dudas y sospechas de toda naturaleza» sobre los beneficiarios. El Ejecutivo tendrá que rendir cuentas por haber lanzado una campaña de publicidad por valor de entre 10 y 14 millones de euros para anunciar una inminente salida a Bolsa que no se producirá, y también tendrá que detallar los estudios financieros y de mercado realizados que sustentaron una apuesta más tarde abortada. La impresión es que el Gobierno tomó primero la decisión y luego analizó su conveniencia, algo habitual en su proceder estos años. Creemos fundamental que se aclare de dónde piensan obtener de 7.000 a 9.000 millones que estimaban recaudar y que, según algunos expertos, eran imprescindibles para cumplir con los objetivos de estabilidad presupuestaria del Gobierno para 2011. Que Economía no haya mostrado interés en clarificar estos detalles no es admisible en un caso con miles de millones en juego. Entre tanto aspecto cuestionable y censurable, el fondo de la operación tampoco resulta convincente. La privatización de Loterías, un negocio que no ha decaído con la crisis y que genera ingresos fijos valorados en 2.700 millones de euros cada año, carece de sentido económico y político, más allá de las urgencias y la asfixia financiera de una Administración agonizante y con compromisos ineludibles en disciplina fiscal. Afrontarla, además, sin el consenso del principal partido de la oposición –y muy probablemente de Gobierno tras el 20-N– abocaba a un escenario de litigio y convertía el proceso en un despropósito. El lema de la campaña publicitaria de la salida a Bolsa era «Si hay algo seguro, es que la gente nunca va a dejar de soñar», pero con este Gobierno, más que sueños serán pesadillas.

La Razón – Editorial

Alemania europea

El apoyo del Bundestag al fondo de rescate de la UE debe seguir con los eurobonos.

Durante el año y medio del episodio más agudo en la crisis de la deuda soberana europea se han multiplicado las dudas sobre el liderazgo europeo, sobre la eficacia de la locomotora franco-alemana y sobre si la canciller Angela Merkel patrocinaba un egoísmo nacionalista partidario de una Europa alemana en vez de la Alemania europea que sus antecesores consagraron generosamente. Pues bien, la votación de ayer en el Bundestag, que arrojó una abrumadora mayoría en favor de validar la ampliación del fondo de rescate europeo para países con grave crisis de su deuda, matiza positivamente todas esas angustias.

En efecto, si bien de forma agónica, la canciller ha demostrado que mantiene bastante disciplina en su coalición democristiana-liberal en favor de los avances europeos, aunque se apunta a estos con reticencias y retrasos; ha situado en la pista de despegue fórmulas planteadas con su pareja de baile francesa; y ha reverdecido la esperanza de que el sueño de una Europa a la exclusiva medida de Alemania no ha sustituido al de una Alemania plenamente encajada en Europa.

Todas esas conclusiones lo son por elevación, pues la decisión concreta era más prosaica, aunque no menos trascendente: se trataba de ver que el país líder de la UE validara el compromiso (multimillonario) de aumentar los instrumentos para evitar el impago de cualquier socio débil de la eurozona, y en segunda derivada, para sortear el colapso de la moneda única.


Con el formidable empuje parlamentario de ayer, las decisiones del Consejo Europeo del 21 de julio han recibido un potente aval. Empieza ahora una nueva fase de la crisis: el forcejeo, de una parte, entre las instituciones y Gobiernos, empeñados en imposibilitar con nuevos instrumentos la quiebra de un Estado miembro, por las consecuencias devastadoras que generaría en Europa y en la economía global; y, de la otra, sectores del mercado, grupos de presión sobre todo anglosajones y amplias capas de profesionales de la economía, que postulan la inevitabilidad del impago de Grecia, al que algunos ven como fuente de toda suerte de efectos milagrosos.

En esta fase debería abrirse camino la vía intermedia: aquella que propugna mantener la estabilidad y evitar la incertidumbre, pero reforzando aún más los instrumentos de protección del euro. Entre ellos, la creación de los eurobonos y de un Tesoro único europeo, vehículos de solidaridad financiero-fiscal que debieran evitar al mismo tiempo el riesgo moral de inducir a la laxitud presupuestaria.

Tras cinco derrotas en seis de las elecciones territoriales celebradas en los últimos meses, la canciller Merkel gozará ahora de un periodo de calma en las urnas, y de afianzamiento interno de su poder, que ojalá le permitan asumir lo evidente: los eurobonos, bien organizados, pueden servir para ampliar y profundizar el mercado de la deuda hasta el punto de afianzar la divisa europea... y también los intereses específicos de Alemania a un nivel insospechado.


El País – Editorial

No. El terrorismo no ha terminado

El PSOE y sus jueces ya han permitido que los batasunos vuelvan a ocupar ayuntamientos, y hasta la Diputación de Guipúzcoa. Parece que ahora estén preparando el terreno para que penetren en el Congreso.

Sin duda, el deseo de que el terrorismo de ETA acabe y no volvamos a sufrir atentados es compartido por la mayor parte de los españoles. Pero, como en tantas otras cosas –el pleno empleo, la existencia de la crisis...–, parece que los socialistas prefieren confundir deseos y realidades. Y como ha sucedido en el ámbito económico, tomar decisiones en función de una realidad que, sencillamente, no existe es la mejor receta para el desastre.

Patxi López ha afirmado que "el terrorismo ha terminado" y, bajo esta premisa, ha propuesto que se acerque al País Vasco a los presos etarras. Más bien parece que, queriendo cambiar la política penitenciaria, esté buscando una excusa poderosa, aunque sea falsa. Porque ETA sigue siendo una banda terrorista en activo; la tregua que ha declarado es una más dentro de su larga historia de utilización de este tipo de parones en su sanguinaria actividad para mejor reorganizarse.

Los socialistas apoyan la idea de que ETA es ahora más débil que nunca y que, por tanto, esta vez será la definitiva. Pero ya nos contaron eso antes, y Zapatero ya nos habló de lo bien que estaríamos... un día antes del atentado de la T-4: que no nos intenten hacer creer que tienen una capacidad especial para predecir qué hará esa banda de asesinos en el futuro inmediato. ETA está debilitada, sí, pero gracias, entre otras cosas, a que nuestros policías y guardias civiles no se la toman con tanta ligereza como el jefe del Gobierno autonómico vasco.

Años y años de terrorismo nos han servido para comprobar que la solución siempre ha sido de orden policial; que con una defensa firme del Estado de Derecho, sin atajos, se podía y se puede acabar con ETA por la única vía aceptable moral y políticamente: derrotándola.

El PSOE y sus jueces ya han permitido que los batasunos vuelvan a ocupar ayuntamientos, y hasta la Diputación de Guipúzcoa. Parece que ahora estén preparando el terreno para que penetren en el Congreso.


Libertad Digital – Editorial